¿Es geografía lo que se enseña en nuestras escuelas? Carlos A. Carrillo (1997), en Cero en conducta, año XII, núm.45, agosto, México. En muchas de nuestras escuelas se cree y se dice que se enseña geografía; pero nada más se cree y se dice, porque no se enseña en realidad. Y me apoyo, para afirmarlo, en los resultados de los exámenes. Señáleme usted los cabos de la América, le dicen al niño. Y el niño empieza, paseando la varita sobre el mapa: el Farewell, el Carlos, el Cod, el Catoche, etcétera. Indíqueme usted las islas de la Europa, prosigue el sinodal. Y el niño, varita en mano, empieza nueva letanía: las Spitzberg, la Nueva Zembla, las islas británicas, etcétera. Ahora, al mapa de México, dice por tercera vez el sinodal; ¿cuáles son los estados y sus capitales? Y entonces empieza otro tercer catálogo, lista o letanía, como quiera el lector, nada más que esta vez por duplicado: Sonora, capital Ures; Chihuahua, capital Chihuahua; Coahuila, capital Saltillo; Nuevo León, capital Monterrey; Tamaulipas, capital Ciudad Victoria; Veracruz, capital Veracruz; Tabasco, capital San Juan Bautista, y todo lo que sigue; y cuya lectura le ahorro al lector porque ya se le estará quemando la paciencia, como a mí se me quema, cuando tengo la dicha de concurrir a esos sabrosísimos exámenes. ¡Esta es la geografía que sabe el niño! Es preciso decirlo, eso se parece tanto a la geografía, como el esqueleto de una ardilla, a la ardilla viva, traviesa y juguetona. La geografía es la descripción de la tierra, no la nomenclatura árida de los retazos en que la han dividido los hombres para gobernarla; no la lista de nombres de todos los cabos, montañas, islas, ríos, penínsulas y golfos que forman las tierras y los mares. Para que lo oigáis de labios, autorizados, y no de los míos, copiaré las palabras de César Cantú: "muy lejos de no ser: más que un catálogo de países y un registro de números, la geografía se eleva hasta el nivel de las ciencias más insignes”. La geografía, lo repito, es la descripción de los países; y si a uno de esos niños que son pequeños prodigios de memoria en la ciencia geográfica, y se han ganado un primer premio por los progresos hechos en ella, le preguntáis cómo es la Inglaterra, por ejemplo; sí allí se ven extensos campos cubiertos de. Plantíos de caña de azúcar; si hay mucho talar o mucho frío; si hay indios como en nuestros pueblos; si sus trajes y alimentos son los mismos que nosotros usamos; si les preguntáis por sus vegetales, por sus animales, por su agricultura, por su industria, por su comercio, por sus instituciones, por sus monumentos, por su vida social, ya veréis cómo no os responde u os responde solemnes desatinos. Luego no sabe geografía, por más que lo crea, y lo crean sus maestros, y lo crea el mundo entero: no conoce los países, no puede describirlos; y cabalmente este conocimiento es lo que constituye la ciencia geográfica. Afirmo, sin vacilar, que un arriero que viene del interior del país, guiando su recua de mulas, sin saber ni leer, ni escribir, ni haber asistido a ninguna escuela; o un soldado que con el fusil al hombro, y sin instrucción ninguna, lo ha recorrido en todas direcciones, sabe más, conocidamente más, que esos niños que han obtenido en geografía los primeros lugares, las primeras calificaciones y los primeros premios, y que están muy orondos con su ciencia. 1