LA ADARGA PENTAGRÁMICA En un estado nefelibato me encuentro aislado, aherrojado por mi propio padre hace unos meses. Me cuesta hablar, los pies me pesan y este chaleco de lona me aprieta hasta el cuello, por lo que le pido disculpas si no se me expresar bien. Además, ya no puedo diferenciar entre lo benigno y lo calígine, entre lo existente y lo imaginario, entre el día y la sombra, por lo que, tenedme paciencia. Esto es una anatema. Se supone que maté a mi hermano, pero también se supone que estoy loco, ambas cosas no son reales. Me han sedado bastante y acabo de despertar pensando en el cielo, en las rosadas tardes de primavera junto a ellos. ¿Cómo se encontrarán? ¿Me extrañarán? Y he establecido que quiero salir de aquí, solo me debo deshacer de esa maldita adarga en la puerta que no me deja pasar. La adarga es de un pentagrama cárdeno, estoy seguro de que antes de despertar me estaba hablando, también pienso que los gritos de un viejo anciano al otro lado de esta habitación son reales, pero no quiero hablar, no quiero averiguar quien es. ¿Quién es el maldito Cristopher que está llamando? Su voz y forma de hablar tienen una delicuescencia que denota dipsomanía, por lo que no estará para nada feliz cuando lo encuentre, o cuando me encuentre a mí, por que las voces parecieran que están sobre el techo de esta habitación. -
Te estoy escuchando… - denota una voz dentro de mi mente, esa voz también siento que es real, pero se que no lo es, porque no puedo sentenciar de donde proviene, al contrario de lo que digo, la escucho muy cerca
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¿Quién eres? – le respondo también mentalmente
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Tengo miedo… ¿eres un asesino? - una voz de u niño que está a punto de llorar me pregunta con un pequeño esbozo
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¿Tú eres Cristopher verdad?...
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Si, me estoy escondiendo de mi padre