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Comparte tus dones de hospitalidad RITA FERRONE
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os fieles que participan en Vive la Eucaristía durante la Cuaresma tendrán una mayor expectativa de la homilía cuando asistan a la misa dominical. Muchas personas de la parroquia reflexionarán más profundamente sobre la Eucaristía cuando lean los volantes para boletines. Los adultos y jóvenes que participan en los grupos se centrarán cada semana en un tema relacionado con la Eucaristía y rezarán con un pasaje de las lecturas del siguiente domingo tomadas del Leccionario usando el método de la lectio divina. Las familias se reúnen una vez por semana para aprender sobre la Eucaristía y sus signos y símbolos centrales y hablar de la lectura del Evangelio para el domingo siguiente. Algunos se prepararán para la Eucaristía del domingo leyendo Del Éxodo a la Pascua. Mi caminar diario durante la Cuaresma. Tal vez incluso aquellos que van a la iglesia solo de vez en cuando o como visitantes, tendrán la sensación de que algo maravilloso está ocurriendo en su parroquia –todo centrado en la Eucaristía. Ustedes son parte de ese “algo maravilloso”. Como ministros de la hospitalidad ustedes pueden cubrir, y de hecho superar, estas expectativas cuando rindan su servicio con renovada alegría, amabilidad y cuidado. Les ofrecemos estas viñetas y reflexiones para ayudarlos.
EL ASUNTO DE LA HOSPITALIDAD Un día una amiga pasaba por la ciudad. Nos pusimos de acuerdo para ir a misa y luego a un almuerzo de domingo. Ella llegó a la iglesia cargando una voluminosa bolsa de lona, porque seguía de viaje después de nuestra visita. Una de las saludadoras, al ver el peso que cargaba mi amiga se le acercó muy callada y le dijo: “¿Necesitas un lugar para eso?”. Mi amiga asintió con la cabeza y le sonrió agradecida. La saludadora colocó la bolsa en un lugar seguro y se la devolvió cuando la misa terminó. Se dio cuenta de una necesidad... y, sin mucho alarde, hizo lo que era hospitalario. Entramos en la iglesia sintiéndonos bienvenidas, y literalmente, sin cargas. Saludadores, acomodadores (ujieres) y voluntarios de la hospitalidad: no importa el nombre del ministerio de la hospitalidad en su parroquia, son algo esencial. Cuando la gente llega a la iglesia, por primera o millonésima vez, cómo se siente recibida en la puerta sigue siendo importante. La acogida no tiene por qué ser efusiva, pero necesita de alguna manera trasmitir el mensaje: ¡Nos alegra que estés aquí! PREGUNTA DE REFLEXIÓN: Cuando llego a la iglesia, ¿qué me hace sentir bienvenido? n
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La gente viene a la iglesia con su vida a cuestas. Es muy raro que lleven equipaje a la iglesia. Pero la mayoría de nosotros llevamos una carga de algún tipo –el peso de un dolor, tristeza o preocupación. Cuando nos reunimos para la celebración del domingo, sin embargo, vamos a encontrarnos con nuestro amoroso Dios. En un sentido muy real, llegamos a la iglesia para dejar nuestras cargas allí y volver a descubrir la fuente de nuestra alegría y esperanza. La sonrisa y el buen trato del saludador o acomodador es la primera señal que la gente ve que le dice estoy entrando a la casa de mi Padre, donde siempre habrá un lugar para mí; estoy llegando a casa, donde puedo dejar mis cargas.
DE PRINCIPIO A FIN, CUIDANDO A LOS DEMÁS En la puerta occidental de la catedral de Reims, en Francia, se encuentra la famosa estatua de un ángel sonriente. Hay también otras elegantes estatuas de María e Isabel, José, el esposo de María, y muchas más. Como si fuera una línea de recepción, talladas en piedra, saludan a los fieles que llegan a la iglesia. La primera vez que vi estas hermosas obras de arte, me quedé boquiabierta. “Así es como debe ser el cielo”, pensé, “con los ángeles y los santos dándonos la bienvenida cuando entremos a la presencia de Dios”. Mi segundo pensamiento fue: parece ser una buena idea tener gente sonriendo a la puerta – como siempre lo hacemos.
Los ministros de la hospitalidad son parte del capital humano de una iglesia. Ladrillos y cemento nos hablan de la prosperidad material; la predicación y la oración nos revelan el espíritu de un lugar, pero la calidez de la bienvenida y la atención a la necesidad humana –desde el primer paso que demos en lo que es propiedad de la
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iglesia– nos dice cuánto esta comunidad de cristianos valora a cada persona. Cuando los saludadores y acomodadores desempeñan su ministerio bien, las cosas cambian. El ministerio de saludadores y acomodadores no se limita a la puerta. Es probable que lleven a cabo un número de tareas prácticas como parte de ser un saludador o un acomodador. Puede que distribuyas los misalitos o boletines, ayudes a la gente a encontrar asientos, organices la procesión con las ofrendas, recojas la colecta, ayudes en el orden de la procesión para la comunión y ayudes a aquellos que necesitan asistencia especial. Puedes servir refrescos o dirigir el tráfico. Puedes mostrar el camino a los baños. De principio a fin, estás cuidando a los demás.
TAREAS Y REGALOS Prueba este ejercicio ahora. Haz una lista de las cosas que haces en el ministerio de la hospitalidad en la iglesia.
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Por debajo de estas tareas y actividades por lo general hay algo más básico, una característica tuya que le da forma a todo lo que haces. Esto se conoce como un don. Cada uno de nosotros tiene dones. Y nuestros dones son diferentes. Tenemos que reconocer nuestros dones y su singularidad. A algunos de nosotros nos gusta la organización. Algunos somos buenos para dirigir a los demás. Algunos estamos orientados a los detalles y nos gusta mantener las cosas bien ordenadas. Algunos somos “personas con don de gente”, a quienes nos gusta estar con la gente y nos sentimos vigorizados por el contacto humano. Estos y otros diversos dones ayudan que el ministerio de la hospitalidad sea exitoso. Cuando nuestros dones se ponen al servicio de la edificación del Cuerpo de Cristo, se convierten en una bendición para toda la comunidad de fe. Harold había sido un acomodador en la iglesia de Saint Mary’s durante cuarenta y cinco años, cuando él y su esposa decidieron mudarse a la Florida después de su jubilación. A la hora social
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equipo es parte de ser un saludador o acomodador. El ministerio de la hospitalidad es uno de los más variados en la liturgia, y requiere coordinación y humildad. Saludadores y acomodadores trabajan unidos para lograr sus metas. Saludadores y acomodadores están también llamados a dar la bienvenida y acoger a los nuevos voluntarios. Cualquier ministerio que se convierte en “un club cerrado” no solo deja de ser el modelo cristiano de la hospitalidad, sino que también corre el riesgo de disminuir en tamaño. Saludadores y acomodadores pueden ser proactivos invitando a nuevas personas a unirse a ellos. También pueden ayudar a los novicios a “aprender lo básico” para que ellos también puedan alegremente dar sus dones a la edificación del Cuerpo de Cristo. en su último domingo antes de la gran mudanza, el Padre Tom le dio las gracias por su servicio a Saint Mary’s –un don que él les había dado desde antes de que el Padre Tom se convirtiera en párroco, e incluso ¡antes de que muchos de los fieles hubieran nacido! “Harold siempre ha estado ahí para nosotros, tan fielmente, todos los domingos, llueva, truene o relampaguee”, dijo. “Cuando pienso en él, pienso en la palabra ‘constante’”. A veces conocemos nuestros dones cuando reflexionamos sobre nuestra experiencia. ¿Qué es lo más profundamente satisfactorio para mí en el ministerio que desempeño? A veces otras personas nos ayudan a reconocer nuestros dones. ¿Qué es lo que otros elogian o afirman de mí? Piensa en esto. n
n PREGUNTA DE REFLEXIÓN: ¿Está nuestro grupo sinceramente abierto a gente nueva?
Finalmente, es importante recordar que ningún ministerio crea la hospitalidad solo o en un vacío. Al servir como saludador o acomodador, estás contribuyendo a una atmósfera de bienvenida que marca una comunidad sana y fuerte en la fe. ¡Recen por todas las personas que hacen que su parroquia sea un lugar acogedor y cálido!
PREGUNTA DE REFLEXIÓN: ¿Cuál es mi don?
EDIFICAR EL CUERPO DE CRISTO Reconocer nuestros dones y los dones de los demás es importante para el trabajo en equipo, y el trabajo en
RECOMENDACIONES PARA LECTURAS James A. Comiskey. Ministerio de la hospitalidad, segunda edición. Collegeville, MN: Liturgical Press, 2007. Paul Turner y Karie Ferrell. Manual para ministros de la hospitalidad. Chicago: Liturgy Training Publications, 2009.
AUTORA n Rita Ferrone es una galardonada escritora y conferencista en las áreas de liturgia, catequesis y la renovación de la Iglesia Católica. Vive en Mount Vernon, Nueva York. Copyright © 2011 de Paulist Evangelization Ministries. Se concede permiso para reproducir este artículo con fines educativos relacionados con Vive la Eucaristía. Publicado por Paulist Evangelization Ministries, 3031 Fourth Street, NE, Washington, DC 20017, www.pemdc.org FOTOS: RO BERT H A RD I N G PI C TU RE LI BR A RY / SU PER STO CK , PÁGI N A 2; W.P. W IT TM A N LI M ITED, PÁGI N A 3.