DAR A LA MANERA DE DIOS ...CON FE
"No seas mezquino, sino generoso, y así el Señor tu Dios bendecirá todos tus trabajos y todo lo que emprendas.”
Deuteronomio 15:10 (NVI)
DAR A LA MANERA DE DIOS ...CON FE Dar en la manera en que Dios desea y espera que lo hagamos es y será siempre un acto de fe y confianza en Él. Es entender que en la mente de Dios las cosas no operan de acuerdo con lo que muchas veces nos parece lógico y práctico. En Deuteronomio 15, nos encontramos con las ordenanzas a llevarse a cabo en el año del jubileo. Dios da al pueblo de Israel instrucciones claras y específicas en cuanto al trato de los pobres en necesidad, los esclavos o cualquiera otra persona que, por una u otra razón, debían algo. En el caso de los que se habían hecho esclavos, debían trabajar seis años y luego en el séptimo año, los israelitas tendrían la obligación de no solo dejarlos libres, sino de no dejarlos ir con las manos vacías. En el caso de los que adeudaban algo, la deuda debía ser cancelada en su totalidad. ¿Cuál sería el resultado de la obediencia? Dios prometía derramar bendiciones más que abundantes sobre su pueblo.
Amados, les invito a creerle a Dios y a ejercitar su fe dando con gozo de toda la bendición que Dios les ha dado, de sus talentos y de sus bienes y recursos.
Actuemos en obediencia para así experimentar la dulce presencia de Dios y sus bendiciones, tanto para su vida personal como para su casa.
Mayor Eric Rodríguez Secretario Territorial del Departamento de Mission Engagement
Dar a la manera de Dios | Mayordomía 2021
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DEVOCIONAL "NO SEAS MEZQUINO, SINO GENEROSO, Y ASÍ EL SEÑOR TU DIOS BENDECIRÁ TODOS TUS TRABAJOS Y TODO LO QUE EMPRENDAS .” DEUTERONOMIO 15:10 (NVI) Veo una tendencia en nuestro país que es lógica pero preocupante. Cuando pensamos en enviarle una donación a una organización sin fines de lucro, la examinamos profundamente. ¿Cuánto gana el director ejecutivo? ¿Cuánto gastan en publicidad y publicaciones? ¿Vemos pruebas reales de que las personas se están beneficiando? ¿Cuánto tiempo de existencia tienen? ¿Cuáles son sus antecedentes? ¿Es una organización ecológica que deja una huella de carbono pequeña? ¿Es un empleador que brinda igualdad de oportunidades? ¿Comparten algún mensaje que podría ser preocupante? Como dije, estas preguntas son lógicas y la mayoría hemos visto por lo menos un grupo que no está haciendo lo que dicen hacer. Eso nos ha hecho muy cínicos. Pero, ¿damos aún sin cuestionamientos? Mateo 10:8 dice: “Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente”. Hasta con las personas en la calle pensamos: “¿Irá a usar esto para comprar drogas?”, “Puedo ver que tiene un celular muy lindo”. Algunos dadores más determinados podrían hasta entrar a un restaurante para comprarles un sándwich. Hice algo similar una vez con el deseo de compartir el mensaje que dice: “Dios te ama”; pero, en realidad, sentí decirle: “No confío en ti, pero te compraré este pedazo de pizza de queso y una gaseosa Sprite”. Deuteronomio 15:10 dice: “No seas mezquino, sino generoso, y así el Señor tu Dios bendecirá todos tus trabajos y todo lo que emprendas”. Se refiere a ayudar a nuestro hermano pobre, como lo dice el versículo 7: “Cuando en alguna de las ciudades de la tierra que el Señor tu Dios te da veas a un hermano hebreo pobre, no endurezcas tu corazón ni le cierres tu mano”. Dios quería asegurarse de que los israelitas se cuidarían los unos a los otros. Nuestro tema este trimestre es “Dar a la manera de Dios… con fe”. ¿Cómo hacemos eso? Quizás dando libremente y dejando que Dios se encargue de lo demás. Es posible que nunca veamos el resultado en la tierra, ¿les parece bien eso? Cierto día leí un pasaje varias veces que me animó y me renovó: Lucas 8:1-3. Este capítulo comienza justo después del de la mujer que lava los pies de Jesús con sus lágrimas y los seca con su cabello. Jesús usó esa situación para enseñarnos que aquellos a los que se les ha perdonado mucho, aman mucho. Por favor, mantengan eso presente mientras leen lo siguiente: “Después de esto, Jesús estuvo recorriendo los pueblos y las aldeas, proclamando las buenas nuevas del reino de Dios. Lo acompañaban los doce, y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, a la que llamaban Magdalena, y de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cuza, el administrador de Herodes; Susana y muchas más que los ayudaban con sus propios recursos”. Recibieron gratis por eso dieron gratuitamente… por fe y por amor.
Mayora Tracy Hughes, Cuartel Territorial
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Artículo principal
LA OFRENDA DE LA VIUDA
El artículo principal de este trimestre procede de la Biblia. Se conoce como “La ofrenda de la viuda” y se encuentra en Marcos 12:41-44: “41Jesús se sentó frente al lugar donde se depositaban las ofrendas, y estuvo observando cómo la gente echaba sus monedas en las alcancías del templo. Muchos ricos echaban grandes cantidades. 42Pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor. 43Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás. 44Estos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento”. A medida que se desarrolla la historia, la Biblia no nos cuenta mucho sobre la viuda y sus circunstancias. Solo nos dice que era una viuda que tenía dos monedas de cobre de muy poco valor y que las echó en las alcancías del templo. El versículo no nos cuenta cómo quedó viuda. No nos dice si tenía hijos. Tampoco nos informa si su cuidado era responsabilidad de su cuñado o si tenía cuñado. Las preguntas, entonces, empiezan a surgir. ¿Quién se encargaba de cuidarla? ¿Dónde consiguió las monedas? ¿Fueron parte de alguna liquidación que recibió de los bienes de su esposo? Ella no habría recibido una herencia pues esta se designaba para el varón primogénito. La costumbre tampoco indicaba que una liquidación de bienes fuera posible, si es que existían bienes. Quizás sí tenía hijos y esta fue la provisión que le dieron para cuidarla y cubrir sus gastos de mantenimiento. Aparte de la incertidumbre de no saber cómo quedó viuda y quién la cuidaba, surgen otras preguntas. ¿Dónde vivía? ¿Cómo era su vivienda? ¿Era fría u oscura por dentro? ¿Tenía suficiente aceite para su lámpara? ¿Tenía vecinos que se preocupaban por ella? Lo que sí sabemos es que era muy pobre. No tenía mucho dinero; tenía justo lo suficiente para sobrevivir. El dinero lo podía usar para comprar trigo y hacer pan o para comprar aceite para su lámpara. La Biblia nos cuenta que al depositar todo lo que tenía en la alcancía, su ofrenda valió más que la de los que podían dar más. Ella la dio sin pensar de dónde vendría su próxima comida. La dio sin pensar si habría luz en su vivienda. Fue una ofrenda sacrificial, una ofrenda de obediencia, una ofrenda de amor… ¡una ofrenda de fe! Ciertamente, podría haber estado preocupada por todos los asuntos prácticos de la vida. Sin embargo, su ofrenda fue señal de una luz que existía en su alma, una alma nutrida por la presencia del Espíritu Santo, ¡una alma llena de fe! Jesús dice en Mateo 17:20: “Les aseguro que, si tuvieran fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladaría. Para ustedes nada sería imposible”. Esta viuda tenía este tipo de fe, la que movía las montañas de preocupación por el mañana, tenía la plena confianza de que sus necesidades serían suplidas. Ella dio a la manera de Dios… ¡con FE! Espero que hagamos lo mismo.
Mayor Elmer Deming, Cuartel Territorial
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El desafío DAR A LA MANERA DE DIOS 1 Crónicas 29:14-16 dice: “14Pero ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte estas ofrendas voluntarias? En verdad, tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido. 15Ante ti, somos extranjeros y peregrinos, como lo fueron nuestros antepasados. Nuestros días sobre la tierra son solo una sombra sin esperanza. 16Señor y Dios nuestro, de ti procede todo cuanto hemos conseguido para construir un templo a tu santo nombre. ¡Todo es tuyo!” Uno de los desafíos de dar con fe es recordar que aun cuando le ofrecemos a Dios nuestro tiempo, nuestras habilidades y nuestro tesoro —específicamente nuestro tesoro— lo que le ofrecemos no es nuestro, ¡ya es de Él! Noten como el rey David, durante unos de los momentos más altos y santos de su reinado sobre la tierra, dijo lo siguiente:
“En verdad, tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido” y de nuevo, “¡Todo es tuyo!” A medida que comenzamos a entender este concepto, ¿podemos ver lo mucho que esto nos puede liberar? Uno de los obstáculos más grandes para dar, como nos indica la Biblia, es sentir que lo que le estamos dando al Señor es NUESTRO. Usamos la palabra MÍO antes de escribir nuestro cheque, sin darnos cuenta de que esa es una idea errónea; ¡todo le pertenece al Señor y nosotros simplemente le estamos devolviendo una porción de lo que ya es verdaderamente suyo!
Quizás podamos aceptar el desafío y reflexionar sobre estos versículos, y otros como estos, y preguntarnos: ¿A quién le pertenece lo que tengo? Lo que considero como mío, ¿es realmente mío? ¿Cómo me impactaría admitir que todo viene de Dios y que le pertenece a Dios? ¿Qué pasos puedo dar hoy para reflejar esta verdad? ¿Qué cambios debo hacer basándome en ello?
Mayor Phil Wittenberg, Cuartel Territorial
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