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Sumario Editorial Comentarios Taijiquan

2 sobre

los

clรกsicos

del 3

Los diez principios esenciales del Taijiquan

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Cuentos clรกsicos orientales. Las cinco campanas

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Evoluciรณn del estilo yang al estilo wu

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Recordando a Chang San Feng

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Los sonidos curativos

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Meditaciones para encontrarse con uno mismo

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EDITORIAL Vivimos un momento en el que el desarrollo científico y tecnológico está alcanzando cotas muy altas, acercándose cada vez más a las fronteras de lo metafísico. Según parece, la humanidad es cada día más inteligente, pero lo que está claro es que también cada día hay más problemas y menos felicidad. Cabe preguntarse: ¿cómo puede suceder esto? Tendríamos que responder que lo que solemos entender por inteligencia no es lo mismo que sabiduría. Cuando la sociedad abusa de la inteligencia parcial e ignora la sabiduría holística –la que nos permite integrar armoniosamente todas las partes de nuestra naturaleza–, los miembros que la componen suelen caer en el terrible error de olvidar los beneficios de una vida sencilla y natural. Seducidos por sus deseos, emociones y egos, se convierten en esclavos de todo tipo de exigencias corporales, lujos, poder, concepciones religiosas un tanto desequilibradas y excusas psicológicas de las más diversas y variopintas. Así es como abrimos las puertas al reino de las desgracias y de la confusión. Pero tal y como viene sucediendo a lo largo de la historia, en tiempos complicados y difíciles como estos, suelen aparecer personas de espíritu superior, carismáticas, con una verdadera vocación filosófico-humanística que son capaces de hacer saltar la chispa que despierte las conciencias dormidas de aquellos que han caído en el lodo. ¿Y cómo se consigue esto? A través del esfuerzo que, a la luz de la filosofía, nos enseña cómo liberar el propio ser, cultivando la modestia, la simplicidad y la verdad: llegamos a descubrir que nuestra naturaleza original pura es la naturaleza pura del universo. Solo pueden ser artífices de un verdadero cambio, en el actual momento evolutivo de la humanidad, los filósofos-idealistas que, a través de un trabajo discipular, sean capaces de aquietar su mente, de ignorar todas las divergencias, de lograr una elevada conciencia de las verdades sutiles y de hacer que su virtud sea una con la virtud universal, extendiéndola al mundo sin expectativa de recompensa alguna. José Antonio Vera de la Poza Presidente de Tao Tien

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Es muy aconsejable, para todo aquel que practique este noble y maravilloso arte, no dejar de beber en las fuentes de los que conocemos como clásicos del Taijiquan: es ahí donde seguiremos encontrando todas las claves para una verdadera práctica que hemos de procurar que no se desvirtúe. En esta ocasión vamos a referirnos al primero de ellos por excelencia: el inefable Maestro Chang San-feng, que nació al final de la dinastía Sung (960-1126), conocido también como el Maestro de las Montañas de Wutang y considerado el creador de El boxeo de la cima suprema. Las enseñanzas que figuran a continuación fueron comentadas por Yang Luchan (fundador del estilo que lleva su nombre y que practicamos en nuestra escuela). Dicen así: Tan pronto como uno se mueve, el cuerpo entero debe ser ligero y sensible y con todas sus partes conectadas. Cuando practiquemos las Formas, hagámoslo sin usar la fuerza torpemente y seremos capaces de lograr ligereza y sensibilidad. Las Formas, en su conjunto, deben ser realizadas con un continuo flujo de Qi. El Qi debe ser despertado y el espíritu recogido dentro. Si el Qi no se bloquea, es como el viento del mar que, al soplar, produce ondulaciones y olas. Calmemos la mente y concentremos el espíritu. Esto es lo que significa recoger el espíritu dentro.

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No dejar lagunas, ni dejar protuberancias o huecos, no permitir discontinuidades. Cuando hagamos la Formas, busquemos la integridad perfecta. No debe haber la más mínima desigualdad. Debemos movernos lentamente y sin interrupciones. La raíz está en los pies; la energía sube directamente por las piernas, es controlada por la cintura y expresada en las manos y dedos. Desde los pies y las piernas hasta la cintura, debe haber un continuo flujo de Qi. Entonces se pueden aprovechar las oportunidades y ocupar la posición superior.

Cuando practiquemos el Taijiquan, las partes altas y bajas del cuerpo deben estar coordinadas (coordinación de las seis partes). La energía intrínseca (Qi) sube desde las plantas de los pies a través de las piernas y llega a la cintura. Luego, sube desde la columna vertebral hasta los hombros y se extiende a las manos y a los dedos. El cuerpo entero es un único Qi. Cuando se usa para avanzar o retroceder, la energía intrínseca es infinita. Si se es incapaz de aprovechar las oportunidades y ganar la posición superior, el cuerpo estará disperso y en confusión. Entonces, busca la debilidad en la cintura y en las piernas. Es exactamente lo mismo para arriba y abajo, delante y detrás, izquierda y derecha. Todo esto tiene que ver con la mente y no con lo externo. TAO TIEN 4


La debilidad no está en lo externo sino en la actitud mental. Si la mente no está concentrada, el espíritu no estará concentrado y no se podrán aprovechar las oportunidades y ganar la posición superior. Si hay un arriba, debe haber un abajo; si hay un delante, debe haber un detrás, y si hay una izquierda, debe haber una derecha. Si la intención es de subir, se debe poner atención abajo. Si quieres levantar algo, debes aplicar una energía poderosa. De esta forma, su raíz será segada y su destrucción será rápida e inevitable. Esto significa que cuando estemos luchando con un oponente, primero debemos zarandearlo y hacer que sea como un árbol sin raíz. Cuando su postura no sea estable, ciertamente será derribado. Se debe distinguir claramente lo lleno y lo vacío. Cualquier punto tiene capacidad para lo lleno o lo vacío, y el cuerpo entero tiene este aspecto dual: lleno y vacío.

Cuando peleemos con un adversario, cada postura debe estar llena en la parte delantera y vacía en la parte trasera. A la hora de emitir energía, la pierna delantera soporta el peso del cuerpo y está llena, mientras que la pierna trasera está recta. Distingamos siempre claramente lo lleno y lo vacío y podremos tener naturalmente la habilidad de poder cambiarlo a voluntad. Todas las articulaciones del cuerpo deben estar conectadas sin permitir la más mínima ruptura. Todas las uniones del cuerpo deben ser flexibles y unificadas. El Qi debe fluir sin impedimentos, y en la conciencia no debe haber rupturas. Por último, lo que solemos decir siempre en relación con las enseñanzas de los maestros: reflexionemos, interioricemos y practiquemos. José Antonio Vera de la Poza

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En esta ocasión me gustaría reflexionar sobre los diez principios esenciales del Taijiquan (dictados por Yang Cheng-Fu) y, si es posible, establecer una relación entre estos principios y nuestra vida diaria. Hoy en día el mundo del Taijiquan es muy variado. Existen diferentes estilos o escuelas, cada uno con sus características propias en la ejecución de los movimientos de las formas. También los practicantes buscamos distintos objetivos en la realización de este arte, desde aquellos interesados en el aspecto terapéutico hasta otros que quieren profundizar en su base marcial. Dentro de esta variedad de escuelas y de objetivos, todos compartimos un objetivo común: la preservación de la energía vital o chi a través de la práctica. Todos estos estilos y escuelas comparten también una serie de principios básicos para la práctica correcta de las formas. Estos principios son el armazón y la fórmula para la práctica correcta, de modo que los principios forman parte de la práctica y afectan a la ejecución de las formas. Cada una de estas proposiciones o verdades fundamentales tiene su expresión en la práctica, y cuando somos capaces de representarlas de manera precisa y dinámica por todo el cuerpo, el resultado es la expresión de fuerza y equilibrio que aparece en la forma bien ejecutada. Por tanto, mejorar en el desarrollo de las formas no solo es «saberse los patrones» y su encadenamiento, sino ser capaces de impregnar el movimiento con estos principios. Estos principios se hallan recogidos en un texto clásico del Taijiquan denominado Los diez puntos de Yang Cheng Fu. Estos diez puntos son diez frases TAO TIEN 6


del Maestro Yang Cheng Fu que transmitía de forma oral a sus alumnos, y que fueron recogidas y comentadas en papel por uno de sus mejores discípulos, Chen Wei Ming. De esta forma, pudieron ser conservados y han llegado hasta nuestros días. Yang Cheng Fu (1883-1936) creó realmente el estilo Yang tal como lo conocemos hoy en día, aunque tiene su origen en su abuelo Yang Lu Chan (17991872). Yang Cheng Fu estudió Taijiquan desde la infancia y, tras el fallecimiento de su padre, Yang Jian Hou (1839-1917), fue invitado por la Sociedad para la Investigación de Deportes de Beijing para enseñar artes marciales. A partir de 1928, el estilo se extendió y popularizó debido a que, en esta época, el aspecto terapéutico del Taijiquan empezó a darse a conocer. Adaptó los movimientos para que fueran mucho más suaves, extendidos, armoniosos, sencillos y directos, estableciendo los diez principios esenciales del estilo Yang.

Los diez puntos importantes de Yang Cheng Fu recogidos por Chen Wei Ming son: 1.- Subir el shen a lo alto. También se expresa como hacer que la energía de la parte superior de la cabeza sea ligera y sensible. Este punto significa que debemos «mantener la cabeza como si estuviera suspendida de un hilo». La cabeza, por tanto, debemos mantenerla erguida y sin ladearse, con el cuello recto pero relajado, como si se estuviese colgando de ese hilo invisible. Al practicar las formas, debemos colocar la cabeza de modo que el punto yü-chen, situado en la base del cráneo, sobresalga. Para ello, nos puede ayudar el gesto de recoger

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levemente el mentón. De esta manera, el chi y el espíritu se encontrarán sin esfuerzo alguno en la parte superior de la cabeza. Podemos añadir también en este punto que los músculos de la cara deben estar relajados, y la lengua, tocando el paladar, justo detrás de los incisivos. Debe existir una sensación de suavidad y naturalidad. En nuestro día a día, si fuésemos capaces de pararnos y prestarnos atención, podríamos sentir cómo, a veces, las cervicales se van cargando, existiendo una sensación de rigidez incómoda que puede llegar a producirnos dolor de cabeza. La toma de conciencia de este principio puede ayudarnos a aliviar estos síntomas. 2.- Bajar el pecho y subir la espalda. Este punto significa que el pecho debe estar suavemente relajado, permitiendo que el chi descienda a dan tien. Debemos evitar expandir el pecho. Si lo dilatamos, el chi se acumulará en él y provocará que la parte superior de nuestro cuerpo esté más pesada que la parte inferior, con la consecuente pérdida de enraizamiento. Si se relaja el pecho, entonces la espalda se eleva de forma natural y el chi se adhiere a la columna, proyectando la fuerza desde el eje espinal. También hay que evitar inclinarse, doblando la cintura, por el mismo motivo.

Tai Chi /by llee wu / Flickr.com

La conciencia de hundir el chi en tan tien tiene muchos beneficios. Aparte de proporcionarnos serenidad y enraizamiento, algo fundamental en el ritmo de vida imperante, nos ayuda a fortalecer los órganos internos. Chen Mang Ching nos dice que «con la columna vertebral erguida, los órganos (internos) cuelgan verticalmente uno sobre el otro, apilados y apretados en una masa, hasta tal punto que las membranas exteriores están pegadas entre sí… El tejido conectivo TAO TIEN 8


principal que cuelga directamente hacia abajo no tiene posibilidad de moverse y termina debilitándose. Solo hundir el chi en tan tien puede evitar esto… Cuando el chi se hunde en tan tien, los órganos pueden relajarse y moverse con cada inspiración y espiración». 3.- Aflojar la cintura. Este punto hace referencia a que debemos mantener la cintura relajada en todo momento. La cintura es la parte controladora del torso, y permite que los pies sean fuertes y la postura estable. La cintura conecta la parte inferior y superior de nuestro cuerpo y, si permanece bloqueada, la postura pierde flexibilidad y, por ende, equilibrio y fortaleza. Si nuestra cintura se bloquea y se mantiene rígida, seremos inestables en el movimiento, pues las variaciones e interacciones de lo «aparente» y lo «real» (del lleno y del vacío) se ejecutan desde la cintura. Es la única forma de que el cuerpo esté ligero y sensible, a la vez que los pies están enraizados. Si el movimiento no posee energía, hay que buscar la causa en la cintura.

Ti Chi/by Gigi Scorcia/Flickr.com

En la vida real, aflojar la cintura puede significar adaptabilidad, flexibilidad, acompasar los acontecimientos y circunstancias sin perder nuestras raíces, nuestra estabilidad. Ceder para retomar. A veces nos volvemos compactos, como en «un doble peso», confundiendo fortaleza con rigidez. 4.- Diferenciar entre lo «aparente» y lo «sólido». También se expresa como distinguir «el lleno» y «el vacío». Este principio es el primer elemento fundamental en la práctica del Taijiquan. Si el peso de todo el cuerpo permanece en la pierna derecha, entonces la pierna derecha está llena y la izquierda vacía. Debemos saber diferenciar qué parte de nuestro cuerpo está llena y cuál vacía, y debemos aprender a llenar y vaciar estas partes mientras nos movemos. Para ello, hay que ejercitarse en balancear el peso para vaciar y volver a llenar, y así hacer la transición de un patrón a otro de forma correcta. Si aprendemos a «jugar» con el TAO TIEN 9


lleno y el vacío, se podrá transitar de un patrón a otro de forma suave, ágil y sin esfuerzo. Si no se hace esta distinción, los pasos serán pesados, y las posturas, incómodas e inestables, perdiéndose fácilmente el equilibrio y la armonía en los movimientos. Como nos vuelve a decir Cheng Man Ching, debemos aprovechar cualquier momento para nutrir nuestro chi. Al respirar, pasear o ir en coche, estar con los amigos, asistir a una conferencia, podemos aprovechar este tiempo para cultivarlo. «En el caso de andar, debemos poner la atención en el lleno y vacío de los miembros. El pie que está plantado en el suelo, está lleno, igual que la mano que se mueve hacia atrás, mientras el chi fluye a los dedos». En el próximo número, completaré el comentario de los siguientes principios. Pero, para finalizar, me gustaría enfatizar que, para progresar, debemos poner atención en empapar nuestra práctica con estos principios, pues a través de ellos, cultivamos nuestro chi, objetivo principal del Taijiquan.  Juan Guillén

Érase

una vez una posada llamada «La Estrella de Plata». Su dueño hacía todo cuanto podía por su clientela. Se esforzaba por hacer de su posada un lugar confortable, por atender cordialmente a los clientes y cobrar precios razonables. Sin embargo, el dinero no alcanzaba. TAO TIEN 10


Desesperado, acudió a un sabio. Este, tras escuchar su sincera preocupación, le dijo: –La forma en que puedes revertir esta situación es muy sencilla. Cámbiale el nombre a la posada. –¡Imposible!– dijo el posadero. ¡Se ha llamado «La Estrella de Plata» durante generaciones, y así la conoce todo el país! El sabio continuó diciendo: –A partir de ahora debes llamarla «Las Cinco Campanas». –¿Las cinco campanas? –preguntó sorprendido el dueño–. ¿Qué clase de nombre es ese? El sabio prosiguió con sus instrucciones: –Debes, además, colgar seis campanas en la entrada. –¿Seis campanas? ¡Eso es absurdo! ¿Para qué va a servir? El sabio no dijo nada más. Eran tan pobres y débiles las esperanzas que tenía, que el posadero decidió hacer exactamente lo pedido por el sabio. Y esto fue lo que sucedió… No había ningún viajero que, al pasar por delante de la posada, resistiera la tentación de hacer notar el terrible error que el dueño de la posada había cometido. ¡Llamar a un lugar «Las Cinco Campanas» y colgar seis en la entrada era una garrafal equivocación que no podía pasarse por alto! Una vez que el viajero ingresaba en el lugar, quedaba tan impresionado por la cordialidad, calidez y esmerado servicio, que decidía alojarse en la posada. Y así fue cómo con el tiempo, el dueño consiguió saldar todas sus deudas y ahorrar una pequeña fortuna, recordando siempre que no hay nada que le brinde tanto placer al ego como corregir los errores de los demás.  Recopilado por Fidel Iglesias Quintero

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En líneas generales, el Taijiquan puede traducirse por «boxeo (quan) según el principio del taiji (la integración dinámica de los dos elementos complementarios, el yin y el yang)», y en sus orígenes surgió como un arte marcial interno caracterizado por secuencias de movimientos en los que predomina la relajación, la unión de la conciencia y el movimiento corporal, la flexibilidad, la circularidad, la continuidad y la suavidad. Hoy en día, está muy extendido y se ha popularizado en gran medida por los beneficios en la salud que se atribuyen a su práctica y porque es una disciplina a la que puede acceder un sector muy amplio de población, sea cual sea su condición física, ya que contribuye al desarrollo de la integración cuerpo-mente y al equilibrio personal, sin que por ello se haya abandonado su naturaleza inicial de sistema de combate. A través del tiempo, si examinamos las diferentes escuelas de este arte que existen en la actualidad y las comparamos con la forma antigua creada por la familia Chen y documentada desde el siglo XVII, comprobaremos que todas han ido evolucionando e incorporando un gran número de modificaciones con respecto al estilo original. Sin embargo, aunque los detalles y los matices de los movimientos varían según el estilo, todas las formas y técnicas modificadas resultan necesariamente «auténticas», puesto que se realizan conforme al principio del taiji y de su filosofía taoísta. Por tanto, las modificaciones son lo que han dado lugar a las diferentes escuelas de Taijiquan.

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El origen del estilo Wu se remonta al manchú Wu Quan You (1834-1902), uno de los discípulos más aventajados del famoso maestro Yang Lu Chan (1799-1872). Está claro que el estilo Yang y el estilo Wu, aunque tienen ciertas semejanzas, son dos escuelas diferentes. Wu Quan You estaba muy próximo y apreciaba mucho a Yang Lu Chan. Entonces, ¿por qué razón acabó por fundar su propia escuela en lugar de continuar la de su maestro? Probablemente, si se sintió obligado a modificar lo que Yang Lu Chan le había enseñado, sería porque tenía razones personales para hacerlo conforme a su modo de comprender y de practicar el principio. Según sus edades, Wu Quan You debió incorporar sus modificaciones durante la vida de su maestro. ¿No es esta la auténtica libertad? Aunque al principio los dos estilos eran muy similares, poco a poco empezaron a diferenciarse y a adquirir cada uno sus propias peculiaridades, teniendo el estilo Wu una especial metodología de combate basada en «debilitar las habilidades del contrincante» y derivando hacia una filosofía más cercana al Kung Fu tradicional, pero conservando, sin embargo, las pautas de las formas largas, que siguen siendo muy parecidas al estilo Yang. Un precursor es como un navegante solitario, que debe avanzar según su propio criterio ayudado por la fuerza de su coraje mientras no vea el horizonte. Los que solo avanzan sobre el camino ya trazado, lo hacen gracias a las referencias ya establecidas por otros, mientras que el precursor avanza estableciendo él mismo sus referencias y sus propias reglas. Para los que no tienen esta visión, las dos formas son sencillamente diferentes. Para los que tenemos un sentido profundo de la práctica, el estilo Wu no puede verse desvirtuado con relación al estilo Yang, igual que este, a su vez, no pudo verse desvirtuado con relación al estilo Chen del que procede; es decir, se podría decir que todos representan realmente valores técnicos originales cuya transmisión histórica deriva de los monjes taoístas que practicaban en las montañas de Wudang.

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En la medida en que el principio original se aplique en el cambio, cada forma puede convertirse en un Taiji auténtico. Por tanto, el pensamiento del Taiji continúa vivo y dinámico a través del tiempo. En contraposición a esta afirmación, el espíritu occidental aparece a menudo enclaustrado dentro de un sistema rígido de reglas fijas, y muchas personas practican dando mucha importancia a la forma y al modelo estandarizados, pero muy pocas lo practican interesándose por el principio, que es precisamente el origen de la creación del arte. Aunque Quan You fue el creador del estilo Wu, su mayor difusión, sin embargo, se atribuye a su hijo, Wu Jian Quan (1870-1942), el cual fue instruido desde muy corta edad por su padre, y además practicaba habitualmente con los hijos de Yang Lu Chan: Yang Chienhou y Yang Banhou, puesto que ambas familias mantenían una relación muy estrecha. Este período se contextualiza en la dinastía Qing, y se enmarca temporalmente en uno de los más prolíferos para el Taiji, ya que a través de la fama que fue consiguiendo el maestro Yang Lu Chan mediante su transmisión a miembros de las familias aristocráticas e influyentes del Gobierno, el Taijiquan fue tomando un impulso muy importante en términos de reconocimiento. Después de que el último emperador de China, Pu yi, abdicase, el nombre de Wu Jian Quan, que supervisaba en aquel entonces las tropas imperiales, llegó a los oídos del presidente Li Yuan Hong, y fue nombrado instructor militar y asesor en artes marciales del Undécimo Cuerpo de Guardaespaldas del Presidente. En 1912, en los primeros tiempos de la República de China, se produjo un hecho de enorme importancia: Xu Yusheng, un alumno de la familia Yang, fundó el Instituto de Investigación Deportiva de Pekín e invitó a hacerse cargo de las clases de Taijiquan a Wu Jian Quan, Yang Chengfu, Yang Shaohou y Sun Lutang. Se puede decir que a partir de ese momento se produce una apertura al público común del Taijiquan y empieza a divulgarse públicamente y no solo a círculos restringidos. Asimismo, parece ser que es en esta época cuando todos ellos, excepto Yang Shaohou, mucho más radical en su concepción del arte, adaptan las formas TAO TIEN 14


«rápidas», las únicas existentes hasta el momento, convirtiéndolas en las formas «lentas» que conocemos actualmente, con el objetivo de hacer el Taijiquan accesible a más gente y, al mismo tiempo, potenciar sus efectos beneficiosos sobre la salud y el espíritu, pero sin renunciar al aspecto marcial. Los movimientos se volvieron más pequeños y compactos, lo que al mismo tiempo los hizo más apropiados para la defensa en distancias cortas. El estilo Wu se denominó inicialmente «escuela de la estructura mediana», caracterizándose por el empleo de posturas moderadas y movimientos flexibles y bien coordinados, que siguen una trayectoria circular. También demostró su eficacia en la utilización del empuje de manos usando como aspecto principal la sutileza y la capacidad de neutralizar el ímpetu del adversario. En 1928 Wu Jian Quan se trasladó a Shanghai al ser nombrado miembro del consejo de la Asociación de Artes Marciales de esta ciudad. Posteriormente, en 1935, fundó la Asociación de Taijiquan de Shanghai, dedicada a la conservación y transmisión del estilo Wu, con la ayuda de su hija, Wu Yinghua, y su yerno, Ma Yueliang, los cuales se harían cargo de la dirección tras su muerte en 1942. En la actualidad Ma Hailong, el hermano mayor de Ma Jiangbao, es el director de la Asociación Jianquan. La hija de Wu Jian Quan, Wu Ying Hua (1906–1996) junto con uno de los discípulos más destacados, el maestro Ma Yue Liang (1903–1998), continuaron con el legado de su padre el Taijiquan estilo Wu; siendo el hijo de ambos el gran maestro Ma Jian Bao, quien introdujo este estilo en América y en Europa. En 1986 Ma Jiangbao visitó Alemania en compañía de Ma Yueliang, que había sido invitado a dar un curso en este país y, a la vista del interés existente por el estilo Wu original, decidió instalarse allí para crear una escuela y divulgarlo públicamente. Aunque no es tan afamado como el estilo Yang, el estilo Wu actualmente tiene un gran número de practicantes y cuenta con una sólida difusión en Alemania, Holanda, Gran Bretaña y otros países europeos.  Acisclo Bujalance Priego

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Occidente, tenemos una forma de ver el mundo distinta a como se entendía en las antiguas y milenarias culturas, como la India o mismamente la China tradicional. Por un lado, los occidentales vivimos el conocimiento como si fueran cajas estancas separadas. En líneas generales, salvando algunas excepciones, ciencia, arte, religión y –hoy en día diremos– economía-política rezuman un tufillo de entretener a las masas más que ser fuentes de conocimiento que ayuden a elevar la conciencia de los individuos. La forma de ver el mundo de «las élites» de las antiguas civilizaciones no se diferenciaba, en el fondo, de lo que proponía Platón en La República, expresando una formación filosófica ecléctica que en los individuos reúna la ciencia, el arte, la religión y la sociopolítica. Así tenemos, por ejemplo, mil setecientos años después y en un punto tan alejado como es la China del este, al sabio Zhang Sanfeng, o Chang San-Feng (también conocido como Zhang Junbao o Chang Chun Pao), taoísta legendario nacido alrededor del 1270 de nuestra era, durante la dinastía Song. En su longeva vida conoció las dinastías Yuan y Ming, lo que hace pensar que pudo vivir doscientos años. A Chang San-Feng se le atribuye el mérito de ser el creador del Taijiquan. Hoy queremos fijarnos en TAO TIEN 16


su figura y recordarle por el cariño que nos toca, al ser el Taiji el motor de nuestro boletín y asociación. Es cierto que a lo largo de los siglos el Taijiquan se ha ido adaptado a las distintas épocas y necesidades de los practicantes, pero lleva el fondo marcial y filosófico que el maestro le infundió. A los cinco años fue llevado por sus padres a un monasterio taoísta, aquejado de una enfermedad de la vista, para ser curado por un monje médico de ese lugar. Según estas viejas historias, el médico lo curó, pero el niño se quedó un largo periodo de tiempo en el monasterio (¡siete años!), siendo devuelto a sus padres instruido y sano.

Este hecho se puede tomar con la literalidad de una sanación física y poco más –que es posible–, pero también como una metáfora de que desde muy pequeño fue iniciado en el Gran Tao: llegó ciego y volvió viendo. Pasados unos años completaría sus estudios en un monasterio taoísta, insertándose nuevamente en la vida civil como funcionario mientras vivieron sus padres. El taoísmo no es una religión a la usanza occidental. En un principio fue una finísima metafísica con profundo respeto a la vida, adentrándose el taoísta en enseñanzas que, a través de una mayor consciencia, buscaban la fuente del «Todo», llamado o conocido como Tao. Con el paso del tiempo, el taoísmo fue condensándose en una forma religiosa que seguía una serie de rituales donde se recreaban la armonía con la naturaleza. Asimismo, también formaban parte del taoísmo otras costumbres y rituales TAO TIEN 17


civiles; entre los más importantes estaban los del deber filial, que consistía en servir casi con veneración a los progenitores. Chang San-Feng cumplió con su deber como hijo y, solo después del duelo por el fallecimiento de sus padres, abandonó su vida seglar y se puso en marcha para recorrer China en la búsqueda de un maestro que le enseñara el Tao. Felizmente, después de décadas de viajar, lo encontró y completó el conocimiento esencial de la alquimia interior o inmortalidad. Según unas leyendas, fue en el monte Wutang donde logró el Tao y se convirtió en inmortal. Estas leyendas nos cuentan que llegó al monte Wutang en los primeros años de la dinastía Ming. Allí construyó unas humildes chozas para meditar con sus discípulos. Hoy en día los magníficos edificios en el hermoso entorno natural del monte Wutang figuran en la lista del Patrimonio Mundial de las Naciones Unidas. Su vida estuvo llena de hechos asombrosos, según nos ha llegado a través de las leyendas; por ejemplo: fue dado por muerto una vez, pero volvió a la vida en su funeral en el templo donde yacía. El Chang San-Feng médico conoció plantas y brebajes, pero potenció el Chi Kung como terapia y preventorio de enfermedades. Se hace referencia en esas viejas historias a que conocía el elixir de la vida, lo que se entiende como la alquimia taoísta de la inmortalidad y, a la luz de una de estas leyendas, sabemos también que tuvo la visión que despertó en él los movimientos del Taijiquan. Fue cuando contemplaba una serpiente y una grulla que luchaban por su vida. La grulla china es un animal poderoso, con largo pico y largas alas. Se les conoce enfrentamientos incluso contra tigres en caso de sentirse acosadas. Chang San-Feng contempló los movimientos armoniosos circulares y sin ansiedad de los animales en sus ataques y repliegues, donde ninguno de los dos eran capaces de vencer, comprendiendo así el símbolo del yin y el yang, también llamados Taiji. Hoy tenemos el Taiji marcial y a la vez terapéutico. TAO TIEN 18


La escuela Wutang enfatiza la fuerza interna y promueve la filosofía de «la quietud domina el movimiento» y «la suavidad supera la dureza», que refleja las enseñanzas taoístas de la calma y la armonización con la naturaleza. Esta escuela de artes marciales taoísta compartió el mismo prestigio que la escuela Shaolin, la cual es atribuida al mismísimo Ta mo Bodhidharma. Los primeros datos recogidos de la vida de Chang San-Feng provienen de los registros imperiales de la dinastía Ming, que dicen: «...que Zhang simplemente tiene una leve túnica taoísta independientemente si es un verano o un invierno intenso, y sí, que vivía sin comer a veces en meses. Podía recitar de memoria los clásicos después de leerlos solo una vez, y era un ermitaño taoísta despreocupado y jocoso que tenía un largo alcance (más de 50 kilómetros) en un día».

Después de asentar el monasterio en el monte Wutang, visitó muchos otros templos en China, dejando atrás muchas historias de sus poderes mágicos, que serían trasmitidos por los monjes de boca a oído. La creciente reputación del maestro llegó a oídos del emperador Chengzu (1403-1424 d. C.), de la dinastía Ming, quien envió emisarios para ponerse en contacto con él, pero todos estos esfuerzos fueron en vano. No obstante, con el fin de honrar a Chang San-Feng, fueron construidos una serie de grandes templos por orden del emperador a lo largo de China. Tras unas pocas letras, hemos pretendido dar algunos rasgos del maestro Chang San-Feng para que su figura sea recordada y reconocida cuando practicamos nuestro hermoso arte marcial y, en la medida que podamos, lo homenajeemos poniendo en marcha en nuestras vidas el respeto y la cortesía, de los que el taoísmo, con sus conceptos de amor filial, es señero.  Luquemartín

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la medicina tradicional china, la vibración que producen ciertos sonidos se considera fundamental para depurar y equilibrar los órganos yin. Debido al estrés, una alimentación inadecuada, un esfuerzo desmedido, etc., nuestros órganos se sobrecalientan y la energía correspondiente se estanca, pudiendo llegar a producir molestias, enfermedades e incluso problemas emocionales. Los sonidos curativos realizados en el orden adecuado refrescan cada uno de nuestros órganos yin, beneficiando a la vez a las vísceras yang asociadas, eliminando las emociones negativas y potenciando las positivas relacionadas con cada órgano. La secuencia completa no toma más de 15 o 20 minutos. Para realizarla debemos estar cómodos, relajados, sentados en el borde de una silla, sobre el coxis y con las rodillas separadas a la distancia de las caderas, teniendo en cuenta que, a excepción del sonido del bazo, que podemos realizar recién comidos ya que nos ayudará a una mejor digestión, para el resto deberemos esperar por lo menos dos horas después de la comida. Los sonidos deberán emitirse como si fuera hacia adentro para conseguir la mayor vibración posible. La medicina china sostiene que cada sonido vibra en la misma frecuencia que el órgano correspondiente y que es esa vibración es la que equilibra el órgano. TAO TIEN 20


Cómo y en qué orden practicamos Con los ojos abiertos hasta que hayamos terminado de exhalar, relajados, la columna recta, dirigimos nuestra atención al órgano con el que vamos a trabajar. Entre respiración y respiración visualizamos que ese órgano se baña con una luz del color que le corresponde, que se purifica y se relaja, y que las emociones negativas desaparecen, instalándose las energías positivas que le corresponden. Intentamos sentir el intercambio de energía mientras imaginamos que seguimos emitiendo el sonido correspondiente. Las visualizaciones podemos hacerlas con los ojos cerrados. 1. PULMONES. Inhalar profundamente, y con la lengua detrás de los incisivos y las mandíbulas suavemente cerradas, exhalamos el aire emitiendo el sonido «sssss». Al mismo tiempo, sentimos cómo la pleura se comprime y expulsa el exceso de calor, la tristeza y la aflicción. Visualizamos los pulmones bañados por una luz blanca o plateada, al tiempo que los inunda la virtud de la rectitud. 2. RIÑONES. Inspiramos profundamente y exhalamos emitiendo el sonido «uooo» mientras contraemos el abdomen medio hacia la columna vertebral. Visualizamos cómo la energía estancada y el miedo van saliendo por la membrana que rodea los riñones. Descansamos e inspiramos llevando el aire fresco a los riñones. Los visualizamos bañados por una fresca luz de un azul profundo que los penetra junto con las cualidades de la suavidad y la vigilancia. 3. HÍGADO. Visualizar el hígado. Inhalar profundamente e inclinar ligeramente el torso hacia la izquierda para presionar el hígado. Emitimos el sonido «shhhh» mientras sentimos que por la membrana del hígado se desprende el calor sobrante junto con las emociones de la ira, la cólera y la agresividad. Mientras se respira normalmente se visualiza que una luz verde brillante baña el órgano y, en tanto se refresca, penetra en él la virtud de la amabilidad. 4. CORAZÓN. Tomamos conciencia del corazón, inhalamos profundamente, nos inclinamos ligeramente hacia la derecha para presionar su membrana exterior y exhalamos con el sonido «hauuu» subvocálicamente, al tiempo que visualizamos que el pericardio suelta el calor junto con la arrogancia y la impaciencia. Respiramos normalmente e imaginamos que una luz roja brillante baña el corazón al tiempo que penetran las virtudes del honor, la alegría y la creatividad.

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5. BAZO. Sentir el bazo. Inhalar profundamente y presionar con los dedos la parte baja del esternón, junto al bazo páncreas, a la vez que empujamos con la parte media de la espalda emitiendo el sonido «huuuu» y expeliendo el exceso de calor, la preocupación y la aflicción. Enviar aire al bazo páncreas y al estómago, sintiéndolos frescos mientras visualizamos que una luz amarilla y brillante los baña mientras penetran las cualidades de la justicia, la concentración y la compasión. Recordemos imaginar que seguimos emitiendo el sonido y prestar atención a las sensaciones que experimentemos. 6. EL TRIPLE CALENTADOR. Si queremos quedarnos dormidos, podemos practicar este sonido acostados en la cama. Si solo queremos relajarnos, lo haremos de pie o sentados. Actúa sobre los tres centros de energía, es decir, el nivel superior, que es frío (cerebro, corazón y pulmones); el medio, que es templado (hígado, riñones, estómago y bazo páncreas); y el inferior, que es caliente (intestinos, vejiga y órganos sexuales), equilibrando la temperatura de los tres niveles. Es el único sonido que se realiza íntegramente con los ojos cerrados. Imaginamos que un rodillo o una plancha muy pesados aprietan desde la parte alta del pecho hasta la inferior del abdomen mientras exhalamos emitiendo el sonido «djiiii». Visualizamos que somos como una hoja de papel sin peso, delgados, ligeros y vacíos. Descansar respirando normalmente. NOTAS: Todos los ejercicios se repetirán de 3 a 6 veces. Sin embargo, si sentimos que tenemos algún órgano especialmente afectado, podemos repetirlo de 9 a 36 veces, obviando incluso la secuencia completa y dedicándonos simplemente al órgano dañado. También es interesante destacar que, si mientras realizamos las respiraciones se nos presenta alguna situación o persona que nos provoca las emociones negativas asociadas a cada ejercicio, no debemos desecharla ni ignorarla sino respirarla hasta que desaparezca naturalmente de nuestra mente. En los números 8 y 9 del boletín de TAO TIEN hemos publicado el modo en que puede practicarse la secuencia de sonidos curativos con movimientos del cuerpo, así como un cuadro con cada órgano, color, sabor, estación, elemento y sonido correspondiente. Graciela N. Kruszewski Storch

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¿Te gustaría liberarte de las regiones inferiores de la vida? ¿Te gustaría salvar al mundo de la degradación y de la destrucción al que parece destinado? Apártate entonces de los movimientos superficiales de masas y ve en silencio a trabajar sobre tu propia conciencia de ser. Si quieres despertar a toda la humanidad, despiértate a ti mismo. Si quieres eliminar el sufrimiento del mundo, elimina todo lo que es oscuro en ti mismo. En verdad, el mayor don que tienes que ofrecer es el de tu propia transformación.  Extraído del texto Hua Hu Ching (81 meditaciones taoístas, del maestro Ni Hua Ching) por José Antonio Vera de la Poza

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TAO TIEN ASOCIACIÓN DE ARTES MARCIALES INTERNAS VINCULADA AL INSTITUTO DE AA. MM. FILOSÓFICAS BODHIDHARMA PRÁCTICAS DE TAI CHI CHUAN ESTILO YANG: CENTRO HISPALIA C/DEL ACEITUNO, 5 41003 SEVILLA. TELÉFONO 854 52 43 03 CENTRO CÍVICO "LAS COLUMNAS" C/ PUREZA, 79. SEVILLA TELÉFONO 955 47 15 60 UNIVERSIDAD POPULAR. CASA DE LA CULTURA. ALCALÁ DE GUADAIRA. SEVILLA. TELÉFONO 955 79 63 85 INSTRUCTOR: JOSÉ ANTONIO VERA DE LA POZA josanvera@yahoo.es TELÉFONOS 651 02 86 31 Y 955 31 22 29

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