Manejo de la hematuria intratable en cistitis posterior a radioterapia. Reporte de dos casos y revisión de la literatura
Artículo de reflexión
urol.colomb. Vol XXII, No. 3: pp. 53-60, 2013
Marcela Helena López González1, Dilma Alexandra Cruz Arévalo2, Juan Carlos Valero Pulido3 MD, residente de urología, Universidad Nacional de Colombia, solecitoal@yahoo.com1 MD, uróloga, Universidad Nacional de Colombia; coordinadora del Servicio de Urología Hospital Universitario Mayor; instructora asociada, Universidad del Rosario, alexandra.cruz@mederi.com.co2 MD, urólogo, Universidad Nacional de Colombia; instructor asociado, Universidad del Rosario, juancarlosvalero@yahoo.com3
Diseño del estudio: revisión sistemática de la literatura Nivel de evidencia: II El autor declara que no tiene conflicto de interés
Resumen
Palabras clave: hematuria, cistitis, braquiterapia, radioterapia, compuestos de alumbre, administración intravesical. Recibido: 26 de septiembre de 2012 Aceptado: 05 de noviembre de 2013
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Revista Urología Colombiana
Introducción: la radiación es una terapia efectiva en el tratamiento de algunos tumores malignos, pero sus efectos adversos habitualmente son serios; uno de ellos, la hematuria persistente, ocurre entre los tres meses y los diez años posradiación pélvica. Nuestro objetivo es hacer una revisión del estado del arte sobre las conductas respecto a la hematuria intratable por cistitis actínica con la presentación de dos casos. Materiales y métodos: Caso 1: mujer de 75 años, con antecedente de cáncer de cérvix, manejada con histerectomía, radioterapia más braquiterapia hace 6 años, que presenta hematuria intratable en febrero de 2012. Ecografía renal normal, cistografía miccional sin reflujo. Manejada con evacuación de coágulos por cistoscopia, cistoirrigación con glicina y alumbre sin mejoría, se decide embolización de arterias hipogástricas sin control. Caso 2: mujer de 75 años, con antecedente de cáncer de cérvix manejado con radio y braquiterapia, presenta hematuria con compromiso hemodinámico. Ecografía renal normal, se realiza cistoscopia para evacuación de coágulos más cistoirrigación con alumbre, con adecuado control de la hematuria. Discusión: en la cistitis actínica hay disminución en la capacidad de replicación celular del urotelio y la fase crónica conduce a hipovascularidad, hipocelularidad e hipoxia tisular que favorece el sangrado. El estudio de estos pacientes incluye cistoscopia-biopsia, citologías urinarias, cistografía miccional, ecografía y urocultivos. El manejo para la hematuria persistente de intensidad leve es la hidratación, diuresis forzada, analgesia e irrigación con fluidos. En la presentación moderada se realiza cistoscopia con evacuación de coágulos y fulguración, cistoirrigacion de soluciones de alumbre y nitrato de plata, ácido hialurónico, prostaglandinas, extracto placentario, coagulación intravesical con láser o con gas argón. Para casos más severos el uso de oxígeno hiperbárico, la instilación intravesical de formalina, el balón de Helmstein, la embolización de vasos hipogástricos y al final derivaciones urinarias o cistectomía. En casos seleccionados se puede usar terapia sistémica: estrógenos, pentosán polisulfato, WF10, ácido aminocapriónico, orgoteína, pentoxifilina y factor VIIa recombinante. Conclusiones: cuando la presentación de la cistitis actínica es hemorragia intratable, las posibilidades de tratamiento son limitadas y los desenlaces son dramáticos. La desventaja es que ningún manejo ofrece un nivel de evidencia que garantice una probabilidad adecuada de éxito, ni un posible algoritmo de tratamiento.