Inmigración libera a madre

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A8 MUNDO

15 al 21 de Febrero de 2018 | Atlanta | Mundo Hispánico

→ Vivió pesadilla durante tres meses en manos de las autoridades, mientras su agresor gozaba de libertad

Inmigración libera a madre ●

Vilma Aracely Quintanilla nunca se imaginó que los agentes de ICE llegarían por ella.

Samantha Díaz Roberts

De los 97 días que Vilma Aracely Quintanilla estuvo detenida por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Georgia, no hubo una sola noche en la que no esperara con ansías que alguna de las oficiales del Centro de Detención de Irwin abriera la celda y le dijera: “Tú ya te vas. Es tu turno”. “Esperé eso todos y cada uno de los días que estuve ahí”, dijo Quintanilla con los ojos húmedos en una entrevista con MundoHispánico. La mujer, de 36 años y originaria de El Salvador, fue detenida por los agentes de ICE el pasado 8 de septiembre de 2017 en la entrada de su vivienda en Norcross. Una detención que ni ella ni sus abogados alcanzan a entender, pues en aquel entonces Quintanilla tenía una aplicación de Visa U luego de que fuera víctima de violación en dos ocasiones entre 2015 y 2016, según consta en un reporte oficial de la policía del condado de Gwinnett. Sin embargo, el arresto se produjo, Quintanilla fue llevada a Irwin y sus tres hijas, entre las edades de 10 y 21 años, se quedaron sin la supervisión de un familiar. Ahí fue que comenzó uno de sus calvarios. Cuando me detuvieron, me esposaron las manos, por la barriga, por los pies… fue una experiencia bien fea. Se le queda a uno la mente en blanco. Nunca me rehusé a que me arrestaran porque solo quería hacer bien las cosas. Siempre he querido hacer bien las cosas en este país. Ni siquiera sabía por qué me estaban deteniendo”, dijo Quintanilla.

FOTOS: SAMANTHA DÍAZ | MH

Samantha.diaz@mundohispanico.com

Sobreviviente. Vilma Aracely Quintanilla fue detenida por ICE a pesar de tener una Visa U en proceso.

“De hecho, yo llamé porque el grillete a mí me había fallado. Mi oficial de ICE me dijo: ‘Esperemos unas horas y luego si no te funciona ven y yo te lo cambio’. Eso fue martes y yo fui a que me lo cambiaran. Y el viernes ya habían venido a casa a detenerme”, explicó la mujer sobre lo ocurrido durante la semana de su arresto. Y es que la salvadoreña tenía un brazalete electrónico que llevó desde que ingresó al país por la frontera en el 2015, luego de que perdiera a su esposo por la violencia de las pandillas en El Salvador. Desde entonces, la mujer se había estado reportando con Inmigración rutinariamente, de acuerdo con su abogado, Dustin Baxter. Una vez en prisión, las horas se hicieron eternas para Quintanilla. Según relató la madre, los oficiales le indicaron que sus documentos estaban bajo verificación en Washington y que una vez se completara esa verificación le darían una respuesta en enero de 2018. “Le dije a mis hijas: ‘Voy

Cautela. El abogado Dustin Baxter recomendó contar con ayuda legal. a pasar aquí la Navidad’. Fue duro decirles eso porque ellas solo me tienen a mí”, lamentó. De septiembre a diciembre, le tocó enfrentar una nueva realidad. “Adentro (de la prisión) es feo la verdad porque a pesar de que sí tienes cama, en realidad no duermes. No duermes nunca”, agregó la mujer. A ese insomnio se le sumaron viejos recuerdos. “Las imágenes de esa agresión (sexual) que viví venían a mi mente constantemente. En las noches pensaba en lo que esa persona me hizo… Yo qui-

siera que se me borrara eso. Pero creo que nunca se le borra a uno de la mente”, reconoció la salvadoreña. Quintanilla relató que en momentos llegó a sentir que la vida era injusta con ella. “Lo sentí muchas veces. Decía: ¿por qué? Esa persona que a mí me agredió sexualmente, está ahora libre bajo fianza. Y yo decía: ¿cómo puede ser Dios mio? Él anda libre bajo fianza y yo ahí encerrada… pero tenía que aceptarlo porque no había de otra”, respondió la mujer. Sobre su experiencia dentro de la prisión y el trato de los oficiales, la salvadoreña dijo que nunca tuvo problemas mayores. “Donde yo estaba llegaron haber hasta 90 mujeres en el mismo lugar y todas dormían cada una en sus literas. Nomás cuatro baños. Duchas son pocas, donde nos teníamos que bañar todas juntas. Es algo bien duro. Pero yo me mantenía en silencio. No quería incomodar a nadie”, narró la madre. Sin embargo, en medio de esa soledad y de todos sus recuerdos, hubo algo que la salvó. Se trató de un brazalete elaborado con la fibra de bolsas de mercado sobrantes y que las confinadas cosen a escondidas dentro de la prisión para pasar las horas y hacer la estancia más llevadera. “Era la forma en la que manteníamos nuestra mente ocupada. Con los días me di cuenta de que eso me iba a ayudar porque a principio no quería hacerlo. Luego vi que me ayudaba a dormir”, explicó la salvadoreña. Quintanilla aún lo usa hoy. Para ella no representa una

Aprendizaje.

Quintanilla quiere compartir su historia para que otras mujeres no pasen por lo mismo. “Que no se queden calladas”, dijo.

memoria negativa del pasado, sino más bien, parte de un proceso que la ayudó a crecer. “Trato de no recordar el dolor que pasé estando ahí porque eso lo enferma a uno”, contó. Esa ha sido la táctica de Quintanilla para sobrevivir en la última temporada y no perder su esencia, según cuenta. Para evitar el miedo que la invade de vez en cuando y seguir luchando. Yo he tratado de seguir adelante con mi vida porque no puedo estar pensando uno en el pasado. Prefiero enfocarme en mi futuro”, sostuvo. De toda esa experiencia, Quintanilla ha aprendido a ser paciente y ese es justamente uno de los mensajes que tiene para las mujeres o familias que estén pasando por lo mismo. “Todo va a suceder cuando tenga que suceder. No cuando uno quiera. Yo al final me decía: ‘Esto no va a ser eterno, esto es pasajero’, y es bueno pensarlo así”, añadió la mujer, para quien la libertad tiene ahora otro significado. Quintanilla fue liberada el pasado 13 de diciembre de 2017. De acuerdo con su abogado, Inmigración indicó que Quintanilla había sido detenida “por los cambios en las prioridades bajo la presidencia de Trump. Ellos están arrestando a las personas con órdenes de deportación. Vilma tenía una orden antigua, a

Un brazalete la ayudó a sobrevivir dentro de la cárcel.

pesar de que estaba procesando su Visa U”. “Ellos evaluaron su solicitud de Visa U para ver si realmente tenía posibilidad. Cuando recibieron la respuesta diciendo que sí podía aprobarse en un futuro, entonces la soltaron”, explicó el abogado. Según Baxter, desde la presidencia de Trump, tener una Visa U en proceso no necesariamente es garantía de que se evite una deportación. “No toman mucha importancia a una Visa U, a menos que el Servicio diga que sí la va a aprobar en un futuro. Es su modus operandi. Tuvimos un poco de suerte por la cobertura de ustedes y la presión de nosotros, porque hemos tenidos otros casos con Visa U que incluso los han deportado”, detalló el letrado, quien recomendó a la comunidad preparar un plan de acción y buscar un buen abogado para evitar este tipo de situaciones. ■


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