El origen de los símbolos

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JUEVES, DE ENERO ABRIL DE VIERNES,14 1 DE DE2011 1971

JUEVES, 14 DEENERO ABRIL DE 1971 2011 VIERNES, 1 DE

PÚBLICO | 80 AÑOS DE LA II REPÚBLICA

80 AÑOS DE LA II REPÚBLICA | PÚBLICO

El 19 de noviembre de 1933 las españolas pudieron votar por primera vez. EFE

El origen de los símbolos Los símbolos más antiguos del escudo republicano son los que representan a Castilla y León que se remontan al escudo provisional de la I República.

Logros republicanos

CASTILLA

1843

El morado de la bandera tricolor tiene sus antecedentes en la bandera de Los Comuneros de 1821 y la bandera morada bordada por Mariana Pineda en 1931.

LEÓN

ISABEL II

Los símbolos de Castilla y de León se integran bajo la corona real

1869

I REPÚBLICA

Se mantiene el escudo sin la corona de forma provisional

1873

I REPÚBLICA

Se incorporan Aragón, Navarra y Granada

JUANA

SALABERT

R

eivindicar el fundamental y fundacional legado democrático, los innegables logros sociales, la inmensa y generosa ambición modernizadora de la Segunda República Española –atacada en su quinto año de vida breve por quienes, armados por sus correligionarios del Eje pardo, nunca se resignaron a la pérdida de privilegios ancestrales– continúa sulfurando a muchos herederos del reaccionarismo hispánico. Los mismos que, inspirándose, acaso inconscientemente, en el modus operandi parlamentario de la CEDA, usaron hace poco, como antaño, del Estatut de Catalunya para su estrategia de desgaste, insisten en ajustarse exclusiva y excluyentemente a la memoria de la Transición democrática “frente” a la reivindicación de los trascendentales valores republicanos. Fingen olvidar que, hasta la culminación de dicha Transición, España sólo vivió una verdadera experiencia democrática durante sus dos malogradas repúblicas. La primera proclamó el sufragio universal y la abolición de la esclavitud, reimplantada tras su caída en las colonias, y la segunda garantizólaabsolutalaicidaddelEstado(enelsiglo XXI seguimos siendo “aconfesionales”, que no

ESCRITORA

laicos, y el Concordato de facto es entre nosotros de esos “pasados que no terminan de pasar”), y aprobó,antesqueFrancia,elvotofemenino,además de otros derechos fundamentales en el país donde la Inquisición estuvo vigente hasta 1834. No en vano escribió Valle-Inclán al final de ¡Viva mi dueño!, segundo tomo de El ruedo Ibérico, aparecido en 1928: “Y en las ciudades viejas, bajo los porches de la plaza, y en los atrios solaneros de los villorrios, y en el colmado andaluz, y en la tasca madrileña, y en el chigre y en el frontón, entre grises mares y prados verdes, Periquillo Gacetillero abre los días con el anuncio de que viene la Niña”. 1868, claro, pero a la luz de una dictablanda agonizante en que empezaba a vislumbrarse el ilusionado despertar de una Niña, por muy poco tiempo aún “quedándose a dormir por las afueras” de la historia. Y la Niña republicana llegó, papeletas municipales en mano, de “las afueras” del comandado silencio al corazón de las ciudades que anhelaban ser ciudadanas y no súbditas. Una Niña opuesta a esa otra de “orden”, cargada de prejuicios y renuente a estudiar Educación para la Ciudadanía, traída hilarantemente a colación hace unos años por Mariano Rajoy en su debate con el presidente Rodríguez Zapatero, cuyos gobiernos ampliaron los derechos civiles antes de la cri-

sis económica mundial y de esos paliativos de “contrarreforma” social que pueden abocarnos en Europa, como bien avisa el resistente antinazi Stéphane Hessel, a la destrucción del Estado del bienestar. Llegó como una fiesta y se consti tuyó en su artículo primero en “República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de libertad y de justicia. Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo”. República de intelectuales (de “trasnochadores”, escribió Azaña sobre el entusiasmo de los artistas que acudían al Parlamento en apoyo curioso y feliz de los debates de las Cortes Constituyentes hasta la madrugada), que en su artículo 6 de la Constitución del 31 enunciaba bellamente, trágica ironía a tenor del subsiguiente golpe fascista, que “España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional”. Con ansias por ganarle la partida al atraso y las injusticias de siglos, en esas Cortes se legisló con audacia sobre reforma agraria, separación absoluta de poderes, libertad de conciencia, divorcio y secularización de la vida en el país donde el inquisitorial integrismo católico “de casta” retrasó –mediante la instauración aberrante de los conflictos de “linaje” (“la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale”, argüía un muy subversivo don Quijote)– los de “clase”, es decir,

lamodernidadyeladvenimientofuturodelasrevoluciones burguesas. Con su acento puesto en la educación y la cultura (sólo en 1931 se crearon más de 7.000 nuevas escuelas en un país de atroces desigualdades sociales, cuyo analfabetismo rondaba el 38%), la Segunda República se lanzó por letra y boca de sus defensores de la Edad de Plata, oriundos como Fernando de los Ríos y otros, de la Institución Libre de Enseñanza y el Instituto Escuela, que en pleno franquismo trataron de revivir pedagogos y escritores como la recientemente desaparecida Josefina Aldecoa a la urgente tarea de “cam biar las vidas”. La Barraca de Lorca, las Misiones Pedagógicas, el Búho de Max Aub... “Difundir la cultura no es repartir un caudal ilimitado entre los muchos para que nadie lo goce por entero, sino despertar las almas dormidas y acrecentar el número de los capaces de espiritualidad”, afirmó Antonio Machado. A partir del 39, “reinarían” los mediocres Pemán y afines, con su vindicación de una “Hispanidad” mentirosa y sus loas a Franco, Hitler y demás criminales. Ciertamente, a los republicanos les faltaron clases medias ilustradas y progresistas para su proyecto de esencial transformación de la dramática realidad española. “Hay que empezar por cambiarles la cabeza, nutriéndola de otra sa-

La República legisló con audacia sobre separación de poderes, divorcio, etc. Faltaron clases medias ilustradas y progresistas para transformar España

via (...). Se ve a la miseria mantenerse al día royendo lo que el suelo, naturalmente, produce, y cuando eso se acaba, la desolación, la esterilidad”, escribió Azaña en sus diarios. Hoy tenemos clases medias (¿por cuánto tiempo, si triunfa el dictado absolutista de “los mercados”?), pero la cultura y la educación no “progresan adecuadamente” en el país en cuyas aulas casi nunca llega a enseñarse que los mejoresvaloresdelhoy,pactadosaregañadientespor algunos, provienen del breve ayer republicano. No padecemos analfabetismo, pero sí ignorancia y alienación. No hemos sabido o podido siquiera transmitir que lo mejor que tenemos empezó el día en que millares de nuestros abuelos salieronacelebrarqueEspañaeraunaymuchas ilusionesysequeríaasímismadeseosadeavanzar,descubrir,aprender,trabajaryvivirlibreyde otras maneras, alejadas del “vivir desviviéndose” propiciado por feroces oscurantismos. “Larealidaddelahistoriaseintegraenunadialéctica vital de presencias y de ausencias, de valores y de antivalores”, escribió Américo Castro, embajadordenuestraRepúblicaenlayamuriente de Weimar (“esta casa es amiga de los judíos deAlemania”,proclamóenplenoaugenazi).Algunossiguen,yessignificativo,incomodándose ante el legado de valores de “cierta memoria”.

1931

II REPÚBLICA

1931

BANDERA ii REPÚBLICA

27/04/31 Fecha en que se adoptaba oficialmente la tricolor como bandera de la II República FUENTE: LA TRICOLOR. BREVE HISTORIA DE LA BANDERA REPUBLICANA

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