Revista Sancara No.8 Edición Especial "La Muerte" Noviembre 2012

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JARABE PARA EL RESFRIADO CULTURAL

EDICIÓN ESPECIAL:

LA MUERTE

No. 8 Noviembre 2012 Mensual

Jarabe intelectual ≈ Grageas científicas ≈ Genéricos y Similares Remedios literarios ≈ Las píldoras de cada mes ≈ Primeros auxilios


Dedicado a Manuel Aguirre Bolaños

JARABE PARA EL RESFRIADO CULTURAL

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oviembre es un mes que se caracteriza por dejarnos un sabor a caducidad en los labios. Luego de las festividades de Día de Muertos nos percatamos de que el año en curso está ya por concluir. Todo nos parece fugaz y pasajero. Sin embargo, en unas cuantas semanas este pensamiento quedará arrumbado debajo de montones de regalos, villancicos y ponche. Aún permanece en nuestra memoria el sentimiento de brevedad aplicable a todas las circunstancias y bolsillos, objetos y pensamientos, áreas y disciplinas. El fin y la muerte marcan la pauta de distintos caminares, a veces mostrándose abiertamente, otras ocultándose durante algunos momentos; pero a fin de cuentas todos y cada uno de los hombres dirigimos nuestros pasos hacia un término. En esta primera edición especial de la Revista Sancara recolectamos, una a una, distintas visiones de la muerte. Podrás encontrar, estimado lector, las opiniones de: filósofos, biólogos, literatos, médicos, historiadores y muchos otros más. Te invitamos a que reflexiones sobre cada una de ellas y conformes una postura propia, nutrida de los ríos de tinta provenientes de diferentes manos y áreas del conocimiento. ¡Bienvenido seas! Laura Sofía Rivero Cisneros, Cariño.


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Índice. Pag. 3 JARABE INTELECTUAL. Pag. 3 Vida y milagros de los

dichos y frases hechas: No tener vela en el entierro. Pag. 3 De mis dioses y los tuyos:

Yum Kimil . Pag. 4 Tomografía deportiva.

Pag. 34 Una invocación a

Pag. 5 Los santos inocentes y los

los muertos

fieles difuntos.

Pag. 36 REMEDIOS LITERARIOS.

Pag. 10 La muerte en los egip-

Pag. 40 GRAGEAS CIENTÍFICAS.

cios.

Pag. 40 La botica.

Pag. 12 La muerte:

Pag. 44 La comida mexicana ha

maña más mala de la vida. Pag. 19 Barthes y la muerte del

muerto… y su pueblo la quiere seguir a la tumba.

autor.

Pag. 46 Vivir mientras se muere a

Pag. 22 La muerte de las lenguas.

diario.

Pag. 28 Siéntate a mi lado.

Pag. 48 GENÉRICOS Y SIMILARES.

Pag. 31 Médicos de la lengua:

Pag. 48 Diálogos de Latón.

Memorial académico 2012.

Pag. 50 Los innumerables rostros

de la muerte: Entrevista a Óscar de la Borbolla Pag. 54 LAS PÍLDORAS DE CADA MES. Pag. 54 Recomendación de cine. Pag. 54 Frases de organdí. Pag. 54 Mesbook. Pag. 55 Nacidos en octubre. Pag. 55 Cartelera. Pag. 56 PRIMEROS AUXILIOS.


Vida y milagros de los dichos y frases hechas.

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De mis dioses y los tuyos Yum Kimil (Señor de la Muerte)

Por: LUIS FELIPE ESTRADA

CARREÓN Maestría en Lingüística Hispánica en la FFyL de la UNAM.

Por: CARLOS ALVARADO UGALDE Estudiante de Etnología en la ENAH


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Tomografía deportiva

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n julio del 2009, la muerte puso de luto a los escenarios deportivos cuando Julio César Chávez Carrasco o el junior -como varios lo conocen- puso fin a la vida de su contendiente, el peleador, Marco Antonio Nazareth apodado el texano. La escena fue espeluznante. Un aguerrido pugilista golpeaba inmisericorde a su adversario ante las múltiples miradas de quienes presenciaron la pelea desde sus aparatos de televisión. Después de levantar la mano en señal de triunfo al hijo de la leyenda, un padre de familia se inquietaba por la salud de su hijo. Derrame cerebral fue el dictamen médico que extendió el acta de defunción. Desde esa fecha, hasta estos momentos la muerte se ha hecho presente una y otra vez en distintos escenarios deportivos. A todos nos impactó la muerte del futbolista nigeriano, Endurance Idahor quien en marzo del 2010 cayó fulminado en el campo de juego, cuando su equipo iba a realizar un tiro libre. Su muerte sigue siendo un enigma, puesto que la cámara de televisión sólo nos muestra la imagen del deportista desplomado dentro del área del equipo rival. A sus escasos 25 años de edad el delantero estrella de equipo sudanés Al-Merreikh, dejó de existir y el video de su muerte le dio la vuelta al mundo. En los últimos cinco años han muerto 84 futbolistas profesionales, ya sea durante los entrenamientos o bien en la realización del partido en plena cancha. Algunos deportes -de los llamados extremos- tienen un flirteo permanente, por así decirlo, con la inevitable muerte. Parece que allí radica su expectación, tanto para quien lo práctica, como para el que lo observa y goza desde una tribuna o una pantalla de televisión. Sin embargo, cuando le ocurre el fatal accidente al intrépido motociclista, saltador, escalador o demás deportistas, la sensación de desolación y desesperanza invade un ambiente difícilmente descriptible. El Base Jumping es un deporte que consiste en arrojarse en paracaídas desde lo alto de algún edificio. Este deporte está prohibido en varios países, puesto que ponen en riesgo tanto al que lo practica, como a quien lo observa. No obstante que tiene más de 25 años su práctica en el mundo, muchos de sus representantes tienen como destino final la cárcel o la muerte. Al parecer éste es el deporte en el que más vidas se pierden anualmente. Por: JOSÉ ANTONIO RIVERO CALVILLO Estudió en la FES Acatlán, IUCE y UCSJ.


LOS SANTOS INOCENTES Y LOS FIELES DIFUNTOS,

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1 y 2 de noviembre. “

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a muerte, eterna reflexión que de continuo ocupa la creación y la mente de los hombres. Mientras habitamos este espacio, buscamos, deseamos y anhelamos que el final de los días nunca llegue, que se posponga, que no se lleve a los seres que amamos; sin embargo, ni con todo el horizonte de la ciencia el humano ha logrado vencer la batalla frente al destino final e ineludible de la muerte. En nuestro país, la conmemoración por los difuntos, consignada en nuestro calendario litúrgico, se efectúa los días 1 y 2 de noviembre, los cuales, para asombro del mundo, se llenan de festejos, algarabía, colores y tradiciones que realizan una batalla épica contra la fiebre globalizadora del Halloween, celebración anglosajona que, poco a poco, los sátrapas del mercado han introducido a nuestro país. No obstante, la conmemoración por los difuntos, de acuerdo a la tradición mestiza y nacional, ha logrado el reconocimiento internacional, al ser convertida en “Patrimonio intangible de la humanidad” por la UNESCO, es decir, que la Organización de las Naciones


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Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, considera de vital importancia conservar, no sólo el patrimonio material, sino también, las tradiciones y costumbres, usos sociales y folklore que caracterizan a una nación. ¡Y vaya que la tradición mortuoria caracteriza a los mexicanos! Muchos visitantes extranjeros han mirado con particular curiosidad la manera en que los mexicanos celebramos a la muerte, les asombra que demos a nuestros niños calaveritas o huesos de chocolate y azúcar para que entretengan el paladar, y se realicen canciones y versos satíricos en torno al evento, para muchos funesto, de la muerte. Sólo el mexicano lo celebra con tal ánimo festivo y colores. Celebrar la muerte es una tradición que debemos conservar pues constituye un reflejo de nuestro mestizaje y del sincretismo religioso que le da rostro a nuestra cultura y por ende a nuestro país, cuya frágil identidad es preciso nutrir. La preparación y montaje de los “altares de muerto” sin duda, materializa el hecho, de que el mexicano juega y contempla constantemente a la muerte, como bien lo decía Octavio Paz en El laberinto de la Soledad: […] Para el hombre de Nueva York, París o Londres, la muerte es la palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios. El mexicano en cambio la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente. Cierto, en su actitud hay quizá tanto miedo como en la de otros; mas al menos no se esconde ni la esconde; la contempla a la cara con impaciencia, desdén o ironía […]

Nuestros altares son un regalo simbólico y un don hacia todos aquellos que se han adelantado en el camino. A decir del filósofo francés, Jean Baudrillard, lo simbólico extermina el valor y por


tanto la separación de los términos, el intercambio simbólico es un proceso que impone obligaciones simbólicas, es el don, esto es, la obligación simbólica de dar, recibir y devolver. La humanidad, de todos los tiempos, manifiesta la necesidad de dar, recibir y devolver, pero el mexicano en particular, es muy generoso con sus dones. Pese a la difícil situación económica que vive nuestro país, hacemos un gran esfuerzo por ofrendar a nuestros muertos lo mejor de nuestras cosechas: dulces, comida, juguetes, colores, y principalmente nuestro tiempo. La acción de ofrendar, probablemente no rinda un fruto material, sin embargo, conservar nuestros valores y tradiciones es de vital importancia, por lo que es importante enseñar a nuestros hijos que el tiempo pasa y a veces es muy corto, quizá algún día también nos despedirán y ofrendarán… algún día tendrán que despedir a sus seres queridos y enseñarán a sus propios hijos a montar un altar. Esta es la tradición, y con ella logramos que se perpetúe nuestra raza y nuestra nacionalidad tal como se ha venido haciendo desde algunos 500 años.

INSTRUCCIONES PARA MONTAR UN ALTAR Los altares de muerto son de extraordinaria belleza y de gran diversidad. Las tradiciones varían de acuerdo a cada lugar, pueblo o estado. El altar prehispánico incluía los productos de la cosecha, que se levantan en esta estación para preparar el invierno, donde todo muere, así como el copal, agua y los corazones del sacrificio. La tradición con la llegada de los españoles fue cambiando y adoptando algunos elementos de la religión católica, la cual adopta la festividad y a partir de la mezcla de culturas construye una tradición mestiza que varía en cada entidad. Por ejemplo, hay algunos lugares, como la región otomí,

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que construyen su altar en siete niveles, y cada uno representa un peldaño al cielo. En Yucatán, utilizan flores de la región como claveles rojos y blancos, a diferencia de Puebla donde la flor más utilizada es el cempasúchitl. En Guerrero, realizan maquetas representando los tipos de muerte y la manera en que murió la persona a quien dedican el altar, en otros lugares colocan fotografías, inciensos, veladoras, calaveritas y el muy tradicional pan de muerto, que podemos disfrutar desde los primeros días de octubre. Es importante confeccionar los platillos que el difunto disfrutaba en vida y también es importante colocar una flor blanca y juguetes para los difuntos niños; independientemente del gusto de cada familia, existen elementos que no pueden faltar y que a continuación enlistamos para que se animen a poner la ofrenda en sus propios altares. La Revista Sancara les desea una bonita festividad y les recuerda lo importante de vivir nuestras tradiciones. ELEMENTOS PARA

CONFECCIONAR UN ALTAR:

§ Flores, especialmente de cempasúchitl y la flor roja, también llamada “garra de león. Las flores simbolizan el renacimiento. § Veladoras que simbolizan la luz que guía las almas hacia el altar y que les enseña también el camino por donde deberán regresar. § Agua, pues el camino del inframundo es largo y los difuntos tendrán sed al llegar, además de servir como elemento purificador que atrae sólo a los buenos espíritus. § Calaveras, algunas veces con el nombre del difunto, pueden ser de azúcar, chocolate o amaranto. § Comida, mole, chocolate, arroz, sopes, pozole, frijoles, tortillas, todo aquello que el difunto disfrutaba en vida. § Fruta, la típica de la temporada: naranjas, mandarinas, tejocotes,


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cañas, etc. § Papel picado que representa la conexión entre el mundo de los vivos y los muertos. § Sal, elemento purificador que, como el agua, atraerá a los buenos espíritus. § Pan de muerto, elaborado por los artesanos panaderos con las figuras de huesos que recuerdan la tradición prehispánica. § Arco que simboliza la conexión entre el mundo de los vivos y los muertos y el paso por donde ingresarán, sólo por esta noche, nuestros difuntos a disfrutar las dádivas. § Música, en algunos lugares suelen dejar algún instrumento musical que amenice el banquete de los difuntos § Retratos, normalmente se colocan los del difunto a quien le dedicamos nuestro altar. Al final, como decía el poeta Amado Nervo, somos: “arquitectos de nuestro propio destino” Por: MELISSA MARTÍNEZ LEMUS Licenciada en Historia por la FES Acatlán y Maestra en Historiografía por la UAM.


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La muerte en los egipcios

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a muerte siempre tiene un sentido, una tradición y una serie de elementos distintos y significativos en cada cultura. El concepto o visión de muerte es única en cada lugar del mundo y sin duda una de las culturas en que la muerte resulta más interesante por abarcar todo un mundo de rituales, creencias y, en general, elementos increíbles, fue la egipcia. Durante la antigua civilización egipcia se grabaron en el interior de los sarcófagos, en las paredes y techos de las tumbas, inscripciones que suman más de mil fórmulas y que son conocidas como los textos de los sarcófagos, los cuales posteriormente fueron reemplazados por ensalmos copiados en papiros decorados con imágenes a color. Los egipcios llamaban a estos textos Libro para salir al día pero en Occidente se le denomina El libro de los muertos. De los escritos plasmados en El libro de los muertos, el más interesante y controversial es el capítulo 125, que narra el ritual conocido como “El juicio ante Osiris” durante el cual se comparaba el peso del corazón del muerto con el de la pluma de Maat . El muerto se encontraba frente a Osiris y un tribunal, mientras el dios Anubis se encargaba de pesar el corazón en una balanza: si el corazón y la pluma quedan equilibrados, se declaraba “verdadero” al muerto y podía morar entre las estrellas, pero si el muerto no lograba superar el juicio era aniquilado por el “monstruo engullido” que era una bestia entre cocodrilo, león e hipopótamo. Además de la literatura funeraria, otro aspecto que resulta impactante es la momificación. Los antiguos egipcios la llevaban a cabo porque creían necesario preservar el cuerpo del fallecido para asegurar su vida en el más allá.


La momificación como la conocemos actualmente, se realizó hasta la Dinastía IV, en la que se usó el natrón . Este proceso de embalsamiento duraba setenta días; primero se extraían las vísceras del cuerpo para desecarlas y depositarlas dentro de recipientes, después se colocaba cada órgano en vasijas y el corazón se dejaba dentro del cuerpo, el cual era rellenado con natrón seco y se dejaba cuarenta días para la deshidratación. Finalmente se lavaba y se rellenaba con resina y lino para ser vendado y dar fin a este proceso mundialmente conocido hasta nuestros días.

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Por: JESSICA JAZMÍN GARCÍA VÁZQUEZ Estudiante de Lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM FES Acatlán.


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La muerte: maña más mala de la vida

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a muerte: palabra contundente, severa, escalofriante. ¿Qué horrores no evoca en nosotros esta abstracción familiar pero en el fondo desconocida? La muerte: símbolo tolerable de una realidad insoportable, la del fin de nuestra vida, nuestra ineludible condición de finitud. La muerte, hecho irrevocable que nos deja marcados de por vida, cetro invisible que apenas nos roza con su halo de locura y destrucción. Cuántas justificaciones le hemos inventado para hacerla llevadera, cuántas religiones para minimizarla, hacerla inocua, anular su poder y sus efectos. La muerte, nuestra gran obsesión, el miedo mayor, la única verdad en la que creemos a pesar de no haberla experimentado –todavía- en carne propia. El cristianismo, la ideología religiosa predominante en occidente de la cual nos tocó ser herederos, tomó la idea platónica de la inmortalidad del alma y la elevó a principio fundamental, con tal de tranquilizar a sus creyentes de que después de todo, si eran buenos, se salvarían de la muerte. Y esta idea bizarra de la vida después de la vida (¿puede haber negociación más inútil que la de salvar el alma y dejar el cuerpo suponiendo que tales estuvieran separados?) se propagó como un virus en el periodo del helenismo y de ahí se pasó a la ilustración (Descartes, Malebranche, Pascal), y todavía en el siglo XIX, Henri Bergson argumentaba apasionadamente a favor de este extraño planteamiento. Pero hay tratamientos discursivos de la muerte aún más heterodoxos e interesantes que aquellos. Los existencialistas, por ejemplo, asentaban toda su filosofía sobre la precariedad de la vida, la morti-


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ficación que supone el desamparo frente a nuestra finitud y fragilidad humanas. Si tomamos a la muerte como la negación del ser, el miedo a la muerte sería el equivalente a la muerte de dejar de ser, al miedo a la nada. El papá de los existencialistas, Soren Kierkegaard, hablaba de una “angustia de la nada” en su Tratado de la angustia. Volveremos sobre este punto. La muerte, el malo prototípico del cuento, suele jugar también un papel de mesías, de salvadora, del hombre. La visión de la muerte como liberadora del sufrimiento causado por la vida fue una postura sostenida por Nietzche, Schopenhauer y Cioran, un conjunto de filósofos desgraciados que llevaron una vida llena de dificultades y dolores espirituales que cristalizaron en concepciones del mundo un tanto retorcidas. Les mostraré unos cuantos ejemplos: “Exigir la inmortalidad del individuo es querer perpetuar un error hasta el infinito. En el fondo, toda individualidad es un error especial, una equivocación, algo que no debiera existir, y el verdadero objetivo de la vida es librarnos de él. Prueba de ello que la mayoría de los hombres, por no decir todos, están constituidos de tal suerte, que no podrían ser felices en ningún mundo donde suelen verse colocados. Si ese mundo estuviera exento de miseria y de pena, se verían presa del tedio, y en la medida en que pudieran escapar de éste, volverían a caer en las miserias, los tormentos, los sufrimientos. Así, pues, para conducir al hombre a un estado mejor, no bastaría ponerle en un mundo mejor, sino que sería preciso de toda necesidad transformarle totalmente, hacer de modo que no sea lo que es y que llegara a ser lo que no es. Por tanto, necesariamente tiene que dejar de ser lo que es. Esta condición previa la rea-


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liza la muerte, y desde este punto de vista concibiese su necesidad moral.” Dice Schopenhauer en su libro El amor, las mujeres y la muerte, singular combinación de palabras en donde se adivina mucho de su personalidad. Partiendo del argumento de la vida como un error (¿de dios?), Schopenhauer argumenta que la vida del hombre es absurda, pues está llena de tanta miseria y de pena que padecimientos tan profusos y recurrentes no pueden ser accidentales, más bien son necesarios e inherentes a la existencia del ser humano. Sin ellos no puede vivir, se aburriría, se llenaría de tedio. Si a esa desgracia le llaman vida, no puede ser sino un error ridículo del universo. En contraste, Friederich Nietzche, primero gran admirador y después rechazador de la filosofía de Schopenhauer, decía en una tónica semejante que el consuelo que la idea del suicidio le proporcionaba le dispensaba de practicarlo cada que pasaba una mala noche. Interesante énfasis en el mero pensamiento de la muerte, no en el hecho como tal. Comparemos lo anterior con lo que dice el mismo alemán de los bigotes famosos en La Gaia Ciencia: “El pensamiento de la muerte. Siento una melancólica felicidad al vivir en medio de esta maraña de callejuelas, de necesidades, de voces: ¡cuánta fruición, impaciencia y apetito, cuánta vida sedienta y embriaguez de vida sale a la luz en cada instante! Y, sin embargo, ¡qué gran silencio reinará pronto alrededor de todos esos hombre ruidosos, vivos y sedientos de vida! ¡Cada uno de ellos lleva tras de sí su sombra, su oscuro compañero de camino! Es siempre como en el último instante previo a la partida de un barco de emigrantes: tienen más que decirse uno a otros que nunca, el tiempo apremia, el océano y su vacío silencio esperan impacientes detrás de todo ese ruido, tan ávidos, tan seguros de su botín. Y todos, todos piensan que lo que han tenido hasta ese momento no es nada, o es poco, y que el futuro cercano lo es todo: ¡y de ahí esa premura, ese griterío, ese ensordecerse unos a otros y aprovecharse unos de otros ¡Todos quieren ser los primeros en este futuro, ¡y sin embargo la muerte y el silencio de los muertos es, de ese futuro, lo único seguro y lo común a todos¡ ¡Qué raro que esta única seguridad y comunidad no tenga casi poder alguno sobre las personas, y que de


15 nada estén más lejos que de sentirse como la cofradía de la muerte! ¡Me hace feliz ver que los hombres no quieren en modo alguno pensar el pensamiento de la muerte! Me gustaría emprender algo que les hiciese cien veces más digno de ser pensado: el pensamiento de la vida.”

La dialéctica de la vida y la muerte se resuelve en la afirmación de la vida a partir de la muerte. La muerte hace valiosa a la vida, porque les hace a los hombres aprovechar su vida, de ahí la premura y el sentir que tienen muchas cosas que decir. Tomando las dos frases de Nietzche juntas, vemos que tanto pensar como no pensar en la muerte pueden ser salidas positivas, ambas desembocan en la estimación de la vida. La muerte no necesariamente es algo amenazante, sórdido, frío, sino todo lo contrario, la muerte es una patria común. Ése es el caso para Cioran, un inmigrante Rumano que a pesar de que vivió más tiempo en Francia y llegó a escribir perfectamente en francés, nunca dejó de sentirse despatriado tanto de su tierra como de la vida, en la que aparentemente nunca se sintió a gusto. Convivió a tal punto con el sufrimiento y la desilusión que los llegó a interiorizar de una manera muy particular, girando en torno a ellos durante toda su desgraciada vida. En su libro de aforismos Ése maldito yo, menciona cosas tan dispares entre sí como las siguientes: 1)“morir es probar que sabemos defendernos” 2)“la vida segrega antivida, y esta comedia química, en lugar de incitarnos a sonreír, nos consume y trastorna.” 3)“¡Perecer! Esa palabra que amo ante todo y que, curiosamente, no me sugiere nada irreparable.” Por un lado, expresa su amor por la muerte en 3, conjugada con su desprecio, pues decir que ésta no le sugiere nada irreparable es


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tanto como decir que la muerte no le importa, que “no pasa nada.” Por otro lado, agradece a la muerte el que nos dispense de vivir más cosas desagradables en 1, pues es una especie de defensa del cuerpo ante el sufrimiento que gracias a ella, es limitado. Y en 2 expresa una postura intermedia, pues a la par que se ríe de la vida y la tacha de comedia química, se lamenta de ella, admitiendo que consume y trastorna al género humano. Pero si nos olvidamos de los anteriores filósofos y nos preguntamos en serio si realmente podemos pensar en algo peor que la muerte, ¿qué se nos ocurre? Pregunta problemática que nos sume en los pantanos indecidibles de la filosofía. Si regresáramos al planteamiento de nuestro torturado filósofo danés, diríamos que en efecto, que algo peor que la muerte es el estado de desesperación, pues “morir quiere decir que todo ha terminado, pero morir la muerte significa vivir la propia muerte; y vivirla un solo instante, es vivirla eternamente. Quien desespera no puede morir, nunca la desesperación, gusano inmortal, inextinguible fuego, devora la eternidad del yo, que es su propio soporte. Y cuando el peligro crece tanto como la muerte, se hace esperanza; la desesperación es la desesperanza de no poder incluso morir [...] El poder sobrellevar esta enfermedad espiritual, esta desesperación angustiosa ¿será acaso más difícil que el suicidarse, que el querer acabar con todo para acabar con la desesperación? Según Kierkegaard esto no sería posible, ya que el desesperado no es capaz de matarse, su angustia es la angustia de no poder destruir a su yo (aunque se mate), de no poder cambiar de ego por más que se desee. La muerte no soluciona el proble-


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ma, el problema es pues, la vida, la vida que se queja de la vida. Pero no se malentienda esto pensando que es únicamente la existencia desgraciada la que se lamenta de sí misma, pues: “..lo que no se dice de las existencias malogradas es que sólo se pierde aquella a la cual engañan tanto las alegrías como las penas de la vida..” remata Kierkegaard con una lucidez casi mística, pues recordemos que el sufrimiento tiene un valor positivo en la filosofía cristiana. La trascendencia del ser para él está vinculada a la intensidad con la que se viven las penas o las alegrías. Las dos son valiosas, nos llevan a un plano trascendente, el sufrimiento infinito que somos capaces de padecer nos exhibe nuestra propia infinitud, nuestra naturaleza eterna, y por ende, divina. Y vaciado el reloj de arena, el reloj de arena terrestre, y apagados todos los ruidos del siglo, y terminada nuestra agitación forzada y estéril, cuando alrededor tuyo todo sea silencio, como en la eternidad, hombre o mujer, rico o pobre, subalterno o señor, feliz o desventurado –haya llevado tu cabeza el brillo de la corona o, perdido entre los humildes, no hayas tenido más que penas y fatigas de los días; se celebre tu gloria mientras dure el mundo u olvidado, sin nombre, sigas a la muchedumbre innúmera anónimamente; haya superado el esplendor que te envolvió toda descripción humana, o los hombres te hayan herido con su más duros o envilecedores juicios - quienquiera que hayas sido, contigo como con cada uno de tus millones de semejantes, la eternidad sólo se interesará por una cosa: si tu vida fue o no desesperación...Y si tu vida no ha sido más que desesperación, ¡qué importa entonces todo lo demás! Victorias o derrotas, para ti todo está perdido; la eternidad no te ha reconocido como suyo…

De aquí está humana necesidad de la trascendencia, ése último reducto a donde el ser humano se agarra para convencerse de que su vida no fue en vano, de que hay un dios que le va a apartar su lugar en un paraíso, o que al menos va a darse cuenta de sus actos; o in-


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clusive, yéndonos más allá de la solución teológica, que en sus hijos está su persona, que en sus obras está su ser, inmortal e imperecedero. ¿Es ésta la única solución a la muerte? (que por cierto, no es más que una solución intelectual). Es claro que aunque la ignoremos, la muerte seguirá viva hasta que no se le aniquile. Fuera de broma, la muerte como hecho fundamental de la existencia del género humano- a quien supuestamente le pesa más porque es consciente – no se puede soslayar ni anular, pero no por ello debe de preocuparnos hasta el delirio. La aceptación de la muerte y el sufrimiento como condiciones inevitables de la vida es el eje de algunas religiones orientales como el Budismo, en donde esa absurda e inconexa trama que es la historia de todo ser vivo cobra sentido en el Samsara, la gran rueda cósmica en donde todo lo que nace, muere y renace en distintas formas de existencia. Idea parecida a la de la teoría atómica de la materia, que explica no por que los átomos de nuestro cuerpo se disgreguen y se descompongan dejan de integrar las moléculas de otro cuerpo material. Después de todo, acaso sea aquella la verdadera inmortalidad del alma. Por: VIOLETA OROZCO BARRERA Estudiante de Filosofía en la UNAM FES Acatlán.


Barthes y la

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muerte del autor

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i abuelo solía decir que el acto de la lectura significaba entablar una conversación con miles de voces desconocidas. Es cierto que al leer se van imprimiendo en nuestra mente las palabras que alguien dispuso de cierta manera; recorremos con los ojos, renglón a renglón, un entramado de significaciones. Pero ¿quién nos está relatando dichas proyecciones mentales? Abrimos el libro en determinada página e iniciamos una conversación… ¿con quién? La respuesta parece sencilla: hablamos con quien nos escribe. Parece lógico si pensamos, por ejemplo, en una carta. Yo le escribo a mi amiga de Tamaulipas y ella sabe que, por medio de las palabras, habla conmigo. Pero ¿qué pasa si esa misma amiga inicia la lectura de una novela epistolar? Supongamos que recientemente adquirió Querido Diego, te abraza Quiela. Al leer, ¿habla con Quiela, la protagonista, o con Elena Poniatowska, la autora? Es esencial considerar que la literatura no trata, como dice Alfonso Reyes, de sucederes reales o históricos, sino de sucederes imaginarios. El sujeto que escribe, crea una realidad distinta; una realidad literaria. Por lo tanto la configuración de una obra implicará, obligadamente, lo que Roland Barthes llama la muerte del autor. Es decir, la conversación que entablamos al leer literatura no la mantenemos con el sujeto-autor del texto. En El corazón delator, escuchamos una voz que inicia su propio relato: “Yo no estoy loco”. El sujeto de esa primera persona no es Edgar Allan Poe, sino un narrador-personaje a quien conoceremos después como el asesino del anciano con ojo de buitre. En su artículo, Barthes señala que la figura del autor es una creación moderna. Es propio de las culturas primigenias el considerar a


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un individuo como intermediario de la palabra, más no como productor de ésta. Algo similar podría pasar con otras artes: las grandes construcciones de la antigüedad carecen de firma o anotación en la que se haga público un nombre a quien atribuir la obra. Conservamos las pirámides de Egipto, los templos teotihuacanos… pero “sólo” eso. Si bien ya hemos dicho hasta el cansancio que la voz con la que conversamos no es la del autor, faltaría cerrar el hueco que ha quedado abierto: ¿a quién le pertenece esa voz? Al hacerle esta pregunta a mi amigo Juan, él me contestó con toda naturalidad: “No hablamos con Edgar Allan Poe, sino con él loco. El loco es la voz que escuchamos”. Cierto es que, al leer narrativa, frecuentemente nos encontramos con personajes como lo es éste. Pero la literatura se conforma también por otros géneros como el ensayo, el teatro y las derivaciones de la poesía. Debemos tener muy en claro que los personajes no son personas, los narradores tampoco, ni lo es la voz lírica. Todos los elementos literarios son un cúmulo de símbolos que se entretejen para formar la madeja del texto. Al no tener una existencia anímica, real y tangible -como sí la tiene mi amigo Juan-, estos elementos son creados por medio de una infinitud de conceptos, vivencias, actitudes, objetos... El texto es un tejido de citas provenientes de los mil focos de la cultura, dice Barthes. Durante ese enfrentamiento entre nosotros, como lectores, y el texto, suele ocurrir que tomamos la postura de médicos ante un enfermo: lo auscultamos y revisamos desde la cabeza a los pies, y finalizamos la inspección firmando una sentencia en forma de receta. Sin embargo, debemos recordar que el


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texto (más allá de estar enfermo o no, eso no pienso discutirlo) no nos pide una “cura” ni mucho menos una “solución”. Barthes señala atinadamente que en la escritura múltiple todo está por desenredar, pero nada por descifrar. Los textos no nos piden encontrar su sentido real, porque ellos están llenos de diversos sentidos. A la estructura se la puede deshilar en todos sus nudos y todos sus niveles, pero no hay un fondo; el espacio de la escritura ha de recorrerse, no atravesarse. La literatura es un complejo sistema… de problemas. Mi amigo Juan suele desesperarse cuando hablamos de estas cosas. Le miro el rostro delineado por dos cejas anguladas y sé perfectamente que ha comenzado a pensar en lo difícil que resulta mantener una conversación conmigo, pero sobretodo, con unos textos en los cuales no sabe quién le habla desde el fondo de la página. Por: LAURA SOFÍA RIVERO CISNEROS Estudiante de Lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM FES Acatlán.

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RevistaSancara


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La muerte...

de las lenguas.

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n agosto del 2010 el presidente brasileño Lula Da Silva pronunció un discurso con motivo de la postulación para la campaña presidencial de Dilma Rousseff, ahora presidenta de Brasil . El discurso incendiario de Da Silva que, entre otros asuntos versaba sobre los prejuicios generalizados de la educación en su país, demostró la postura política del dirigente suramericano no sólo en cuanto a iniciativas regionales de mercado o relaciones de amistad con países colindantes; el discurso de Lula puso de manifiesto un aspecto quizá pocas veces señalado en las esferas oficiales: la dominación lingüística. Era simple, el mandatario brasileño no sabía hablar inglés y a su contraparte yanqui nadie le exigiría hablar portugués. Que Lula hablase de la necesidad de un presidente de hablar inglés y no portugués, su lengua nativa, trajo a la superficie conceptos como subordinación, colonización, dominio e inequidad. A lo largo de la historia, la dominación lingüística ha trabajado de la mano de los imperios más poderosos. Cuando en 1492 Antonio de Nebrija dedicó su Gramática a la Mui alta y assi esclarecida princesa Doña Isabel, juzgó necesario especificar que: […] siempre la lengua fue compañera del imperio […] La afirmación de Nebrija, confrontada con esta época, la nuestra, no parece tan remota. En las últimas décadas, el constante debate sobre la globalización ha producido puntos de vista diversos y temas de interés para las investigaciones sociales. En el seno de las discusiones se ubican, en primer lugar, las de corte económico-político: políticas de mercado,


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alianzas regionales, áreas comerciales, políticas públicas, legislación etc., en segundo plano está la discusión socio-cultural: estudios culturales, mass media, migraciones etc. La globalización, vista así, resulta indiscutiblemente un modelo de interacción entre los hombres aunque, para efectos de su estudio, esta afirmación parece que no siempre es tomada en cuenta como primordial; en otras palabras, la idea de que la globalización es un sistema económico y como tal debe estudiarse en función de su papel en relación con el mercado, prima sobre la idea de que la globalización es un sistema complejo de interacciones entre individuos y naciones, y que en su proceso de transformación, la cultura, la sociedad y los imaginarios cambian constantemente. Hasta hace algunos años, la discusión sobre globalización, en pro y en contra, iba generalmente fundada en el discurso sobre la economía y el mercado. Algunos empresarios y políticos se inclinan por la idea de que la globalización es la convergencia de la humanidad hacia un futuro solidario mientras que los críticos de este proceso lo consideran como el medio por el que todos seremos homogeneizados . Sin embargo, el proceso de la globalización también ha generado una tendencia de estudio que incide de forma más directa en la cultura y los fenómenos sociales no siempre tenidos en cuenta como “más importantes”. Si entendemos la globalización como un poder que permea, no sólo física sino imaginariamente, amplios sectores sociales, entenderemos que los agentes que forman parte integral de este poder son diversos y jerarquizados. Es decir, que la forma de abordar la temática de la globalización, en primer lugar se ubica en el terreno


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económico y en segundo en el terreno cultural. Sin embargo, existe desde hace varios años una creciente tendencia al análisis sociológico y cultural de las instituciones de la globalización. Hay quien sostiene que el siglo XX fue el escenario de conflictos políticos y económicos mientras que el siglo XXI será el escenario de conflictos mayoritariamente culturales y estos, serán de tipo étnico, religioso o lingüístico . La situación de la globalización actual, requiere del análisis de todos los factores que influyen en su propia dinámica, ya sea económica, antropológica o lingüísticamente; el debate concerniente a está dinámica deberá abordarse desde distintos puntos de vista y no aisladamente. Es el caso de la situación actual de las lenguas. En 1992, luego de una serie de análisis estadísticos, el lingüista estadounidense Michael Krauss hizo una alarmante afirmación sobre la situación de las lenguas en el mundo: Considero que un cálculo plausible es que, de mantenerse el ritmo actual de las cosas, el siglo próximo verá bien la muerte o el crepúsculo del 90% de las lenguas de la humanidad. Si esa afirmación es cierta, debemos considerar la muerte de una lengua cada dos semanas. A la vista de algunas posiciones globalizadoras, la pérdida de una lengua probablemente no constituya un factor que obstaculice los ideales del sistema actual. Sin embargo, el ocaso de una lengua significa más que la pérdida de un sistema morfológico, sintáctico y fonológico; significa, al mismo tiempo, la


terrible pérdida de una forma de ver el mundo, de una realidad diferente, de una historia que nunca se volverá a construir.

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Quizá nadie ilustra mejor lo dicho anteriormente que el australiano David Maalouf: Cuando pienso que mi lengua ya no ha de vivir en los labios de los hombres, me sobreviene un escalofrío más hondo que mi propia muerte, pues en ella se cifran todas las muertes de mi estirpe . La muerte de las lenguas, debiese de constituir uno de los focos de interés más importantes de la sociolingüística, necesitamos saber que es un problema mundial y que están en juego muchos factores no sólo de índole lingüística, sino también económica y política; en otras palabras, la muerte de las lenguas depende en gran parte de los esfuerzos planteados desde la investigación, pero ejecutados por los gobiernos y las instituciones. David Crystal lo plantea de la siguiente manera: El argumento que se oye más comúnmente es el económico: tener tantas lenguas en el mundo es una pérdida de dinero, porque los individuos y las empresas tienen que emplear mucho dinero y energía en traducir e interpretar. Si hubiera una única lengua, prosigue este razonamiento, todos podrían seguir comprando y vendiendo sin preocuparse de estas barreras. Hay un elemento cierto en esto: cuesta un montón de dinero mantener la diversidad de las lenguas del mundo, pero la falacia consiste en pensar que ese dinero se malgasta.

Numerosos investigadores han llamado la atención sobre las len-


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guas en peligro de extinción; todos, o casi todos, coinciden en que es vital la revitalización de las lenguas y que para ello se requiere del esfuerzo conjunto de amplios ámbitos sociales, económicos, políticos y lingüísticos. Calvet utilizó, con gran tino, el término glotofagia para referirse a la oposición entre lengua dominada y lengua dominante; y señala que el colonialismo adquiere diversas formas, entre ellas, en un nivel ideológico pocas veces señalado, se encuentran las relaciones lingüísticas de poder; asimismo, señala que las lenguas son dominadas no estrictamente por razones lingüísticas sino por procesos de opresión ligados al imperialismo de las grandes potencias. Esta situación desigual, en tanto que preferencia de una lengua (dominante) sobre la otra (dominada), es el germen de consecuentes problemas sociales, problemas que invariablemente tienen repercusiones sobre nosotros. Si la tendencia actual en casi todas las áreas sociales es la “multiculturalidad”, es necesario que replanteemos nuestra postura con respecto a conceptos como inclusión, interculturalidad e integración, y que reconsideremos sin ambages las características del modelo “multicultural” en boga. Visto así, los principales cuestionamientos serían: ¿El modelo actual verdaderamente incluye a los pueblos que hablan lenguas originarias? ¿Es del todo cierto que mediante ese modelo de integración las lenguas están siendo respetadas a un mismo nivel? Y finalmente ¿Existe un panorama de enriquecimiento mutuo y de entendimiento entre pueblos y por ende entre lenguas? La respuesta a los anteriores cuestionamientos nos la dará el estudio exhaustivo de las relaciones de poder lingüístico y el análisis de las relaciones entre pueblos dominados y pueblos dominantes.


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Si nos reconocemos en la diferencia y si aprendemos a mirarnos en el espejo del otro, probablemente consigamos llegar a esa utopía “multicultural” tan llevada y traída por nuestros políticos. Es esta, la nuestra, una época para reflexionar en torno a lo que se pierde cuando muere una lengua; se dice que una lengua muere cuando muere el último de sus hablantes, hay quien va más lejos y sugiere que en realidad la lengua muere con el penúltimo de sus hablantes que, incapaz de que alguien le responda, opta por quedarse en silencio. Evitar la muerte de las lenguas, esa realidad que no podemos pasar desapercibida, requiere del esfuerzo de todo interesado en la lingüística; muy probablemente veremos la muerte de más lenguas en los años venideros y quizás las lenguas dominantes sigan devorando a otras que, indefensas, dejarán de ser una duplicación más del mundo. En este terrible panorama, en donde unos se horrorizan ante la idea de aprehender positivamente el mundo ajeno y de corresponder con el nuestro, donde otros se debaten entre los beneficios económicos y la preservación de las lenguas, donde la homogeneización prima sobre la diversidad, debemos enfocar nuestro esfuerzo para salvar, en el amplio sentido de la palabra, las lenguas del mundo. Un desenlace fatal se vislumbra en nuestras lenguas: es el silencio. Ese silencio no es el de las lenguas muertas sino el de nuestra indiferencia, el miedo funesto que nos calla la voz. ¿Seremos capaces de romperlo? Por: DANIEL PÉREZ TORRES Estudiante de la Licenciatura en Enseñanza de Inglés y también de la Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM FES Acatlán.


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Siéntate a mi lado

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s la primera vez que nos ponemos festivos, ahora en honor del Día de Muertos. Y en la poesía encontramos una vasta obra al respecto, ríos de tinta han corrido de las plumas de los poetas acerca de la muerte. Por eso, en esta ocasión he tenido dificultades en elegir el poema, sin embargo, mi abuela solucionó mi conflicto. Me dijo: ¡Ay! Yo que tú escogería ese poema de Acuña. Y ese poema de Acuña quedó. Los invito a iniciar su lectura. Si bien la muerte es un asunto angustiante debido a que nadie ha podido explicarlo, a través de este poema se ofrece una respuesta a lo que pasa con nosotros al morir, “quienquiera que seamos al final”, como escribió Rilke. Ante un cadáver presenta una aguda reflexión acerca de la vida y la muerte desde el punto de vista de la transformación de la materia. La muerte es un lugar que la ciencia no alcanza a vislumbrar ni explicar; es una ley superior, pues la vida se somete a ella; es una región de iguales porque hace desaparecer "la distinción de esclavos y señores"; y también libera del dolor: el cuerpo, “máquina vital”, obtiene un descanso. El nacimiento y la muerte no son los límites de la existencia, ya que ambos se continúan para siempre como en círculo. Somos materia pasajera y mutante. La forma del muerto cambiará y se convertirá en trigo o en mariposa, incluso su cráneo puede ser un florero. Los muertos siguen entre nosotros, los vemos en la vida que surgió a partir de su materia descompuesta, las cosas más bonitas del mundo se nutren y crecen de ella. Sí, la muerte es el fin del camino, extingue el aliento, acaba con las relaciones, con los nombres que se van de la historia sin pena ni gloria; sin embargo, la vida busca modo de aprovecharse y se alimenta de ella con discreción. Estamos afanados en vivir, nuestra forma es materia, así que quizá realmente seamos eternos porque cambiaremos continuamente, no moriremos del todo. Quiero terminar con una invitación a recordar a los poetas muertos a través de la lectura de su obra, de esta manera estarán presentes por siempre. Creo que es adecuado para todos ellos esto que escribió Juan de Dios Peza en el prólogo a las obras de Acuña: “el destino apagó la llama de su vida, pero no logrará extinguir su imperecedera memoria.”


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Por: ADRIANA ROSALES Pร REZ Estudiante de Lengua y Literatura Hispรกnicas en UNAM FES Acatlรกn.

http://revistasancara.wordpress.com/ @RevistaSancara

RevistaSancara


Médicos de la lengua

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MEMORIAL ACADÉMICO 2012

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n la academia como en la medicina, aparecen figuras promisorias y leyendas vivas, consumados maestros y notabilísimos alumnos: inteligentes y generosos, después de todo. Para unos, el libro llega a su fin, mientras que para el resto, apenas comienza su historia. Por medio de esta columna mensual, quien esto escribe ha dedicado sus mejores fuerzas para compartir con todos ustedes, queridos lectores, la importancia de una benemérita institución, la Academia Mexicana de la Lengua, a través de sus integrantes, cuya presencia hace posible que una lengua tan diversa y enriquecedora −como el español hablado en México− se vea desde distintas perspectivas. (A guisa de homenaje en vida, si así se quiere ver.) Sin embargo, esta ingente labor no estaría completa si nos olvidáramos de aquellos académicos que adelantaron su camino, dejando en sus colegas un generoso legado a cuidar, es decir, que su presencia en la Academia suscite más obras y mejores empresas a favor de la cultura en México. En la presente entrega de Médicos de la Lengua, rendimos señero homenaje a aquellos académicos que ya no están con nosotros. (A todos ellos, ¡muchas gracias!) Clementina Díaz y de Ovando (Laredo, Texas, E. U., 1916– México, D. F., 2012): Del 13 de junio de 1985 al 19 de febrero de 2012 fue la octava ocupante de la silla XII y la segunda mujer en ingresar a la Academia, después de María del Carmen Millán, a quien sucedió en la misma. Con Vicente Riva Palacio y la identidad nacional”, su discurso de ingreso, inició una decorosa trayectoria como académica de número, donde su pasión por


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la literatura mexicana del siglo XIX condujo muchas empresas al interior de la corporación. Bien recibida por Miguel León-Portilla al momento de su investidura, Díaz y de Ovando devolvió la generosidad de su respuesta al momento que jóvenes colegas como Gonzalo Celorio y Vicente Quirarte ingresaron en tiempo y forma a la Academia. Para fortuna suya, ella abrió el sendero por donde varias compañeras de género y de trabajo hoy en día transitan en total libertad: Margit Frenk, Margo Glantz, Julieta Fierro, Concepción Company, Elsa Cecilia Frost y Ascensión Hernández Triviño. (Y las que faltan…) Arturo Azuela (México, D. F., 1938−2012) Del 25 de septiembre de 1986 al 8 de junio de 2012, segundo ocupante de la silla XXX, después de Agustín Yáñez. En “Historia y novela: cinco ejemplos”, a la sazón, su discurso de ingreso, Azuela se asumió recipiendario de una herencia literaria plenamente mexicana (hijo y nieto de escritores, a final de cuentas), que tomó por asalto los terrenos de la novela: desde Los de abajo y Al filo del agua hasta La sombra del caudillo y Pedro Páramo. De temple renacentista hasta el final (aparte de narrador, músico y matemático), encontró gran afinidad temática con futuros cofrades como Elías Trabulse y Carlos Prieto, de pluma fácil pero sumamente comprometidos con el conocimiento. Además, digno es subrayar su trabajo al frente del Seminario de Cultura Mexicana, que dirigió hasta el último día de su vida. Miguel Capistrán (Córdoba, Ver., 1939−México, D. F., 2012) Su trayectoria como crítico literario y sesudo investigador en torno al grupo Contemporáneos, además de una impecable labor en pro de las letras mexicanas, donde se cuentan innumerables publicaciones propias y colectivas, fue electo académico de número el 27 de octubre del año pasado y así convertirse en el sexto ocupante de la silla VI, después de Enrique Cárdenas de la Peña –cronista oficial de la Academia− y de Edmundo O’Gorman, por decir algunos nom-


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bres. Al momento de su fallecimiento estaba en los preparativos para la lectura de su discurso de ingreso, a realizarse el pasado martes 9 de octubre, en la sala “Manuel M. Ponce” del Palacio de Bellas Artes. Lamentablemente, la venera y el diploma que entrega la corporación en la ceremonia oficial, le fueron conferidas de forma póstuma en la Capilla Alfonsina. Queda, finalmente, acercarse a las obras de estos académicos hoy ausentes en persona, pero siempre presentes en esencia; además, su legado aún está por escribir las mejores páginas, aquellas donde los investigadores en proceso de formación y los lectores de a pie (como ustedes y un servidor) digan la siguiente palabra, y susciten nuevos debates, donde el conocimiento ganará por derecho propio, por encima de todas las cosas. (Así sea.) Por: ULISES VELÁZQUEZ GIL @Cliobabelis

DESDE LA EDITORIAL

Mayahuel Zárate Guerrero


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Una invocación a los muertos

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éxico es una inmensa fosa de cadáveres. Las estadísticas son insuficientes y dejan en una inmensidad anónima los nombres con sus historias, los llantos, las soledades, el dolor. Las tantas muertes que para los medios son sólo mercancía de la jugosa nota roja, y que para otros son sólo “daños colaterales”, o seguramente para otros, simple cuestiones de negocios. La muerte: una mercancía. También los asesinatos políticos han aumentado y se realizan, generalmente, contra los pueblos indios, y se mantienen en un criminal silencio, un silencio que duele. No puedo hacer mucho, no puedo nombrar a los tantos y tantas. Quizás, sin embargo, pueda invocarlos a través de un nombre, a través de la poesía. Sabemos que el origen de la poesía es ritual, en ella también hallamos invocaciones. En el 2006, con la muerte de Alexis Benhumea le escribí un poema, ya con el tiempo sé que ese poema invoca también, otras muertes, por ejemplo, las de los nahuas asesinados de Santa María Ostula:

FLOR Y MUERTE Soy pobre y no tengo siquiera una flor para tu muerte, sin embargo, compañero, mi palabra será la flor como la de los lagos antiguos y de sus antiguos poetas, palabra que se angustia de tiempo, tristeza, flor y canto, flor y llanto, flor y grito,

flor y muerte que perfora lágrima a muerte contra tu asesino. Es así que hoy sólo tengo la palabra, tu esperanza ardiendo, tu coraje, tu vida, y tu muerte, y es que, compañero, me reconocí en tu muerte porque -¿sabes?fue también la mía.


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También, quizás si nombro a Sali Grace, activista estadounidense asesinada en Oaxaca, en el 2008, a quien conocí, por cierto, cuando participábamos en una brigada de solidaridad con los pobladores de San Isidro Aloapam, y quien recuerdo cómo jugaba con las niñas zapotecas y se dejaba peinar por ellas mientras reían juntas, mientras contaban no sé qué tantas tonadas; quizás si la nombro, con este poema que le escribí, también exprese una porción del dolor de quienes ya no escucharan la voz, la sonrisa, de quienes esperaban nuevamente encontrarse y reencontrarse en otras ocasiones que ya no serán:

ME LLEGARON NOTICIAS DE TU MUERTE Hoy me llegaron noticias de tu muerte y no las creo. Sin embargo el día silencio a silencio se vuelve a mi cara y el aire poco a poco se confunde como un vuelo de pájaros que retoñan de tristeza. Me doy cuenta entonces que es verdad: que tu cabello, revuelto de sierra, es el acantilado en que el vértigo de la muerte desbarranca sus dedos; que tu sonrisa alborozada de luna estalla de ausencia como mil libélulas enloquecidas hacia las sombras casi cielo del ocaso. Me doy cuenta que es verdad: las horas y el día palabra a palabra palidecen, y te descubro sin fin con tus pasos detenidos; con un baile que enmudece; con la plática interrumpida en tus labios; con mi silencio vivo sin el tuyo. Me llegaron noticias, noticias tuyas de tu muerte…


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Lectores (si tengo alguno) de manera distinta a la acostumbrada escribí este texto, con los nombres de dos de mis tantos muertos, y con poemas porque quizás, entre otras cosas, el poema, es una invocación de instantes, una invocación a nuestros muertos, un invocarnos a nosotros mismos. Por: ALEJANDRO MARTÍNEZ LIRA Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas, y profesor de esta licenciatura en la UNAM FES Acatlán.

Remedios literarios. Medicina homeopática.

Calavera de elecciones

Por: JOSÉ ANTONIO RIVERO CALVILLO Estudió en la FES Acatlán, IUCE y UCSJ.


Óbito

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Petit morte

Por: SANTA CASSANDRA

AGUILERA HERNÁNDEZ

Estudiante de Lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM FES Acatlán.

Por: ROBERTO REIS

Estudiante de Lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM FES Acatlán.


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Calavera literaria

Por: PAUL ENRIQUE ESTRADA SANTOS GAONA, LUPUS PARTER Estudiante de lengua y Literatura Hispรกnicas en la UNAM, FES Acatlรกn.


El escape de Chabelo

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Por: LUIS DANIEL PIÑA RAMÍREZ Estudiante de lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM, FES Acatlán.

DESDE LA EDITORIAL

Norma Aguilera


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Grageas científicas. Aglomerados de conocimiento.

La botica:

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ablando en términos sumamente generales, puede afirmarse que las plantas son seres vivos porque nacen, crecen, se alimentan, se reproducen y mueren. Hay gran cantidad de trabajos que abordan los primeros cuatro puntos, pero no es muy común que se hable del último de ellos: la muerte. Es paradójico que existan temas “tabú” relacionados con la muerte, mientras nuestra sociedad celebra con entusiasmo las festividades del primero y dos de noviembre. Los amantes de las plantas evitarán, a toda costa, incidir en el tópico que abordamos en este artículo. A partir de este planteamiento particular nos surge la pregunta: ¿Tendrá esto que ver con las fuertes tendencias al apego que presenta la humanidad en general? En la presente edición no me encargaré de esbozar conjeturas o posibles respuestas, pero los invito a reflexionar concienzudamente, mientras me doy a la tarea de proporcionar un panorama general acerca de algunos factores que causan la muerte de las plantas: »FALTA DE AGUA: todo el mundo sabe que pueden ser letales los periodos de tiempo demasiado prolongados en los que no haya aporte de agua para una planta. De manera sencilla puede decirse que esto se debe a que el agua es aprovechada por la planta para su proceso de obtención de energía (fotosíntesis), aparte de que la uti-


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liza para mantener en equilibrio sus funciones celulares (homeostasis), y también depende de ella para conservar firmes sus estructuras (turgencia). Las raíces son las encargadas de tomar el agua del sustrato, por lo que un exceso de sequedad por mucho tiempo implicará daños en las raíces, provocando mayores daños en la planta (Internet 1). »EXCESO DE AGUA: Es un gran problema que la gente riegue sus plantas de más, pues a pesar de que es básica para la vida de la planta “todo en exceso es malo”. En este caso, demasiada agua y humedad en el sustrato propicia el desarrollo desmesurado de microorganismos como hongos o bacterias que pueden llegar a infectar a las plantas, principalmente a las raíces, que son dañadas rápidamente, sufriendo putrefacción. De esta manera, paradójicamente, la superabundancia de agua provoca la deshidratación de la planta, pues como el párrafo anterior se dijo: las raíces son las encargadas de captar agua para la planta (Audesirk, et al., 2004). »CONCENTRACIÓN ELEVADA DE SALES: Esto sucede cuando se abona en demasía los cultivos o al llevar repentinamente a zonas costeras ejemplares no aclimatados. El daño planteado en este caso es en esencia una deshidratación. Las células tienen cierta cantidad de contenido sólido y agua dentro de ellas, los cuales necesitan estar en una determinada proporción con el contenido sólido y agua del exterior de la célula para poder introducir H2O. Se necesita que dentro de la célula haya más contenido sólido o de sales que en el exterior, para que de esta manera, la tendencia del agua sea pasar de un medio menos concentrado a uno más concentrado en sales, y menos de uno más concentrado en agua a otro menos concentrado en ella. Pero si el sustrato en el que se encuentra la planta tiene una alta concentración de sales, la cual rebasa la de las células vegetales, el


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H2O no podrá penetrar en ellas, ya que la proporción necesaria antes mencionada no se cumple. Al mantenerse estas condiciones por periodos relativamente largos, la planta termina por secarse. Las plantas que viven en zonas donde el agua que reciben es muy salada, están adaptadas a estas condiciones, por lo cual viven sin problemas ahí (Audesirk, et al., 2004). »FALTA DE NUTRIENTES: Cuando a un sistema altamente efectivo no se le proporcionan los elementos que requiere para funcionar óptimamente, por más eficiente que éste sea, tenderá a sucumbir ante la carencia de materia prima. Esto es lo que sucede a las plantas que no reciben un correcto aporte de los nutrientes que necesitan, pues no basta con CO2 y H2O para tenerlas en buenas condiciones. Además necesitan de elementos químicos en ciertas cantidades para poder sintetizar las moléculas que forman su estructura, propiciar su correcto metabolismo, producir sus flores, aromas y frutos; por lo que si se trata de cultivar en un suelo demasiado pobre, los resultados serán generalmente bastante malos (FAO, 2002). »FALTA DE LUZ: La estrella alrededor de la que se traslada la Tierra, en la distancia precisa a la que nos encontramos de ella, con los filtros atmosféricos y electromagnéticos que nos protegen de su excesiva fuerza, es la que ha suministrado de energía a nuestro planeta desde hace millones de años. Gracias a ella y adaptándose a su luz evolucionaron los seres fotosintéticos, que son los productores primarios en cualquier cadena alimenticia. La energía luminosa del Sol es transformada en energía química por las plantas, presentación en la que es transmitida y aprovechada por los consumidores de ellas. Si no hay sol, la vida tampoco existe, por lo que las plantas que no reciben suficiente irradiación no pueden llevar a cabo ni el primer paso de la fotosíntesis, por lo que si esta condición se man-


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tiene, tienden a morir. Tomando en cuenta esta explicación se entiende la razón por la cual en las selvas, donde hay tanta competencia por captar algo de luz solar, existen vegetales que alcanzan alturas descomunales, u otros que escalan a éstos, e incluso sabemos de aquellos que germinan en las alturas sobre otros árboles. Lo que pretenden es recibir la cantidad de luz que necesitan para iniciar su metabolismo (Audesirk, et al., 2004). De manera muy sintética estas son algunas causas principales por las que llega al final la vida de las plantas. Existen otras más, y las expuestas podrían ser tratadas más a fondo, pero los conceptos que necesitan desarrollarse tomarían ediciones completas en ser explicados de manera básica, por lo cual dejo a su voluntad ahondar en el estudio de lo que más les haya interesado. Espero se haya disfrutado este artículo especial, pues en siguientes entregas continuaré con el tema que me atañe: las orquídeas. Por: MANUEL AGUIRRE BOLAÑOS Estudiante de Biología UNAM FES Iztacala.


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La comida mexicana ha muerto ...y su pueblo la quiere seguir a la tumba.

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areciera que la muerte se ha salido de los altares y camina entre nosotros; en periódicos, movimientos políticos y hasta en conversaciones de borrachos nos topamos con los más de 60 mil muertos de la lucha contra el narco. Pero existen muchos más cadáveres a los que pocos se han dignado a ver. Durante los últimos seis años el número de padecimientos por Diabetes Mellitus ha llegado a medio millón. Y este es sólo un grupo de las muchas víctimas de una mala alimentación. Datos como estos dibujan un panorama muy lúgubre para todos los glotones mexicanos. Las razones de esta situación pueden parecer obvias, sin embargo la población parece no comprender la magnitud de la amenaza que, pacientemente, se han creado con el excesivo consumo de coca-cola y Burger King cómodamente recostados en su sillón, mientras disfrutan de la “maravillosa” oferta televisiva del país. Padecimientos como la diabetes, la hipertensión o la insuficiencia renal se encuentran íntimamente ligados a la alimentación, y son enfermedades que afectan gravemente al estilo de vida de una persona. El tratamiento y monitoreo de estas enfermedades representa un alto costo para los servicios de salud y para el paciente, de manera que mientras más crece la barriga más adelgaza la cartera. En la mayoría de los casos el enfermo es atendido hasta que las complicaciones son demasiado graves. Partes amputadas e infartos son algunas de las motivaciones que llevan a alguien a buscar ayuda. El


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pronóstico de estos pacientes (con poco dinero y menos salud) no es muy alentador. Junto con la salud, el talento culinario del mexicano se ha convertido en una especie en peligro de extinción. La alimentación representa un punto esencial para nosotros. La rica variedad gastronómica, base de las primeras civilizaciones, y que ha evolucionado con nuestra truculenta historia, es mundialmente reconocida como un rasgo cultural más característico que cualquier otro arte. Los valores y tradiciones de este pueblo multicolor se reafirman continuamente en torno a la mesa familiar, en la cotidianidad y principalmente en los numerosos festejos imperdonables. Sin embargo durante los últimos años la globalización y el estilo de vida acelerado han modificado la alimentación del mexicano, tanto en el contenido como en la manera en que esta se desarrolla. No sólo las calles de las ciudades están impregnadas con el aroma a comida chatarra, sino que incluso las poblaciones marginales, donde los servicios básicos siguen siendo una fantasía, la inevitable Coca-Cola forma parte de la canasta básica. México está cambiando y cada vez se parece más a su querido vecino del norte. Incluso podríamos superarlo pronto como el país numero uno… en obesidad.

Por: JULIO URIEGA SILVA Estudiante de Nutrición en la Escuela de Dietética y Nutrición ISSTE


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Vivir mientras se muere a diario

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ada vez que se piensa en la muerte, los humanos experimentan una sensación de incertidumbre, de desconfianza y sobre todo, de miedo. Las ideas que han girado en torno a la muerte a lo largo de la historia han cambiado de una manera impresionante, desde la idea de que morir es el más grande honor y la única forma de realmente alcanzar la libertad, hasta esos pensamientos modernos en los que la muerte no solo es mala, sino que debe ser evitada a toda costa. A partir de la idea de que el final de la vida es un lugar al que nadie quiere llegar, se han desarrollado innumerables métodos para prolongar la vida e incontables avances en el área médica. Aquellas personas que hemos decidido dedicar nuestra vida a proteger la salud y preservar la vida humana, necesitamos entender la vida y la muerte de una manera diferente a la que lo hacen todos los individuos. Respirar, sentir dolor, movernos voluntaria e involuntariamente son indicadores de que estamos vivos, sin embargo, como estudiante de medicina, creo firmemente que respirar no significa estar vivo, sino que, los indicadores antes mencionados solo nos dan la oportunidad de tener una vida, de experimentar, de sentir, explorar y conocer cosas que no podemos explicar y que tal vez no deberíamos. De acuerdo a esto, morir no significa simplemente perder la capacidad de respirar o dejar de sentir un pulso arterial, sino que va más allá y puede ser mucho, mucho peor. Existen parámetros para determinar cuando una persona está


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biológicamente muerta, entre ellos, la ausencia de respuesta y recepción a estímulos, ausencia de movimientos respiratorios, pupilas fijas y dilatadas, perdida de reflejos osteotendinosos y electroencefalograma plano. Sin embargo, morir puede ser diferente para todos, porque lo que nos da vida no son las millones de reacciones químicas y potenciales eléctricos que llevamos a cabo sin darnos cuenta, lo que nos da vida es aquello que nos da un propósito y es por esto que en realidad no sabemos cuántas de las personas que respiran están verdaderamente vivas, cuantas tienen un propósito y cuántas murieron hace tiempo y es exactamente este el tipo de muerte que cada médico debería intentar evitar. Este noviembre recordemos que la muerte no es la última parte de la vida, sino la primera, tengamos presente que desde el momento en que nacemos, comenzamos a morir. Justo ahora, mientras lees este texto, date cuenta de que tus células mueren, que millones de ellas ya han muerto y que cada segundo te acerca más a la muerte. Date cuenta de ello y vive, vive sabiendo que mueres, busca un propósito y cuando llegue el noviembre en que te han de recordar, te recordaran no porque estés muerto, sino porque aprovechaste la oportunidad que tu cuerpo te dio de vivir.

Por: JOSÉ EDUARDO TORRES RANGEL Estudiante de la Licenciatura en Médico cirujano en la Facultad Mexicana de Medicina de la Universidad La Salle.


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Genéricos yy Similares Lo mismo pero más barato.

Diálogos de Latón.


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Por: JOSÉ ANTONIO RIVERO CALVILLO Estudió en la FES Acatlán, IUCE y UCSJ.


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Los innumerables rostros de la muerte: Entrevista a Óscar de la Borbolla

Revista Sancara: Desde el punto de vista filosófico, ¿qué es la muerte? Óscar de la Borbolla: Hay una visión siempre respecto de la muerte. Creo que el primero que la menciona es Platón, de manera central y define la muerte en el diálogo el Fedon como “la separación del alma y el cuerpo”. Otro autor para quien la muerte es muy importante, dando un brincote desde el pasado hasta el presente, es Heidegger en El ser y el tiempo. Justamente la característica fundamental del hombre es: “que es un ser para la muerte.” Si no tuviéramos ese plazo de vencimiento no haríamos nada, es nuestra última referencia. Para Heidegger incluso la muerte es la que le da todo el sentido a la vida como el acorde final de una sinfonía. Él menciona esta imagen: “toda la sinfonía musical se prepara para ese gran momento”. RS: ¿Existe una relación entre la literatura y la muerte? OB: Pues están permanentemente mezcladas. Como la literatura de alguna forma se parece a la vida y en la vida aparece sexo, aparece traición, aparecen muertos, aparece todo; a fuerzas está presente hasta en la obras más inocentes el asunto de la muerte y hay unas obras clavadas específicamente en ese tema. Creo que es uno de los temas más interesantes. Lo que hace que una obra adquiera tensión es justamente el conflicto de muerte que se presenta en los personajes. Entonces está todo el tiempo, no se podría prescindir de la muerte como no se puede prescindir del amor sin que la


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atmósfera literaria se note artificial, se vuelva falsa, se vuelva increíble. RS: Al ser la muerte algo inherente al ser humano, ¿es inherente a todas las creaciones humanas? OB: Yo creo que sí; es más, hay un filósofo que es Eduardo Nicol, que dice en La metafísica la expresión que según él es el rasgo más importante de la filosofía el hecho de que expresamos. Dice textualmente: “expresamos, porque sabemos que tenemos que morir”. Todas las cosas que hacemos, las hacemos porque no tenemos tiempo indefinido. Cuando suponemos que tenemos un tiempo indefinido lo dejamos para después, cada acción es porque sabemos que se nos va la vida y si no nos apuramos no lo logramos, entonces, en toda acción humana está consciente la presencia de muerte. RS: ¿Usted cómo se imagina una vida sin la muerte? A mí me gustaría imaginarme una vida sin la muerte porque “sí le entraría a ese domingo eterno” en el que me encantaría por lo menos, como dice Jaime Sabines, “morirme siquiera una semana.” No creo en vidas más allá, ni creo en reencarnaciones, ni creo en nada; creo que la vida, simplemente es esta organización muy complicada del cerebro que permite la autoconciencia. Esto es lo que me da mi identidad y si se rompe esa armonía se desaparece la conciencia, entonces es una inmersión absoluta en la nada, es de veras disolvernos. RS: Hablando de poetas... ¿qué poemas relativos a la muerte le resultan sugerentes? OB: ¡Uy!, la poesía está cargadísima con asuntos de la muerte. Pues mira, está buena parte de la obra de Quevedo, que incluso tiene unos poemas que se llaman Los poemas metafísicos en que la muerte está como centro. está pues nada menos que La muerte de Gorostiza, está La muerte al


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mayor Sabines de Sabines, están Los nocturnos de Villaurrutia, hay infinidad de cosas. Creo que los poemas que a mí más me gustan tienen que ver con el asunto de la muerte: “morir es olvidar ser olvidado, ocultarse un instante estarse quieto, cruzar el aire de una orilla a nado y estar en todas partes en secreto”, ese es un fragmento de un soneto de Sabines, es el tema, no solamente uno, es el tema de la poesía. Yo creo que los poemas amorosos, los poemas autorreferenciales que hablan de la propia poesía... que hacen una poética con el poema son divertidos, son ingeniosos... los poemas épicos… pero los poemas que de veras sacuden son los que tratan la muerte. RS: Y en esa visión ajena que tienen las personas sobre la muerte, ¿ha encontrado alguna diferencia a lo largo del tiempo? OB: La muerte para los religiosos es una especie de puerta de cantina que uno traspone y dice “ya llegue, prémieme o castígueme”, la idea es que se continúe, y para muchos cada vez lo noto con más frecuencia ya no es esta frontera que simplemente separa dos etapas; una que es un valle de lagrimas y la otra que es la de “de veras”. Ya muchos están convenciéndose de que no hay más allá y sí he notado a lo largo de todo este tiempo, ya van como treinta años de profe, que sí... cada vez la presencia de la visión religiosa, que hace que la conciencia de muerte se neutralice, está menos presente en los jóvenes, son generaciones “cada vez más ateas” por llamarlo de alguna manera, mas escépticas. He notado un desplazamiento del Halloween por el Día de muertos. El Halloween se está imponiendo entonces, convive todo; el Niño Dios ha sido reemplazado por Santa Claus y ahora los altares son sustituidos por las calabazas que ni nos vienen ni nos van. Hay algunos lugares en los que se celebra de forma espléndida la muer-


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te y además creo que con una gran sabiduría. Miren, la vida es este asunto que nos ocupa, siempre traemos en la vida algo entre manos, siempre estamos en un afán, en un deseo, persiguiendo algo; siempre estamos ocupados en la vida, y lo que nos provoca la vivencia de muerte es una preocupación, nos vacía de sentido lo que antes parecía obvio, y en esta preocupación... una de dos: o se angustia y se tira uno a la desesperación o le encuentra realmente el sentido a la vida, y creo que quien mejor lo expresó fue este poeta Hoelderlin en un fragmento de su obra que se llama Empédocles, en voz de Sócrates dice: “quien ha pensado lo más profundo, ama lo mas vivido”; ese pensar lo más profundo justamente es el pensamiento de la muerte que rebota hacia la vida, y por eso es que a mí me parece de gran sabiduría el asunto mexicano de los muertos que son: los ausentes presentes, los que ya no están pero que tenemos presentes y el asunto de la muerte que es la presencia ausente porque la muerte siempre está a la mano. Esto que parece un juego de palabras es todo un bonito matiz que da un filosofo que se llama Landsberg que nos dice: “la muerte es la presencia ausente y el muerto es el ausente presente”. Creo que en México lo hemos resuelto muy bien porque en lugar de lanzarnos a la desesperación, pareciera que hemos leído a Hoelderlin y entonces nos lanzamos hacia lo mas vívido y el día de muertos hacemos una gran fiesta, un gran desmadre, lo cual es indicio de una bonita sabiduría. RS: Y ya para finalizar, ¿sintetizaría la muerte en alguna frase? En una frase propia que viene en un monólogo mío que se llama El monólogo de la muerte la muerte dice… “que acaso no se han dado cuenta de que el verdadero dios, soy yo, soy omnipresente, soy omnisapiente, porque sé lo único importante que hay que saber, el momento en el que estar bien con ustedes, solo su vanidad les impide ver lo obvio, no hay ningún sentido más que llegar a mí”.


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Las píldoras de cada mes.

Para evitar implantaciones de ocio en el útero de la conciencia. Recomendación de Cine

Frases de organdí

“La única cosa que me duele de morir, es que no sea de amor” Gabriel García Márquez

Mesbook


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Muertos en noviembre 2° George Bernard Shaw 2° Juan Zorrilla San Martín 3° Henri Matisse 6° Agustín Lara 6° Guillaume Apollinaire 10° Arthur Rimbaud 13° Camille Pissarro 14° Gottfried Leibniz 19° Georg Wilhelm Friedrich Hegel 14° Ramón Menéndez Pidal 15° Johannes Kepler 18°Aquiles Serdán 19°Franz Schubert 20° León Tolstoi 22° Josefina Vicens Tabasco Cartelera

Cartelera

Presentación de la Edición Especial de la Revista Sancara

Cartelera

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Música de Cámara Proyecto 6/11/12 Auditorio del Programa de AREA. Investigación, FES Acatlán, 10:00 am. 10/11/12 Sala Carlos Chávez. 18:00 Exposición: Tamayo Trayectos a 20:00 hrs. Textos poéticos de Sor Hasta el 18/11/12 Museo Tamayo Juana Inés de la Cruz, Fray Juan de la Anunciación y Pedro Manuel de Sala 1, $19 pesos. Gama. Descuentos para estudianEl placer y el orden. tes. Hasta el 20/01/13 MUNAL. Sala Música de cámara. de exposiciones temporales. Domingos entrada libre. 11/11/12 MUNAL. Francisco Ladrón de Guevara, violín. 12:00 Teatro: Lady Hamlet hrs. Duración aproximada 90 minutos. Salón de Recepciones, TaDel 11/10/12 al 2/12/12 Teatro Orientación. Jueves y viernes cuba No. 8, Centro Histórico. 20:00 horas, sábados 19:00 horas / (Metros Bellas Artes y Allende). Entrada libre Domingos 18:00 horas. Localidades: $150.00


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Primeros auxilios.

El resfriado cultural, estimado lector, es un padecimiento cuyos síntomas inconfundibles pueden delatarlo con facilidad. En ocasiones el catarro común se alivia con pequeñas dosis de lectura, pero en otras se agrava tanto hasta convertirse en neumonía o en enfermedades crónicas. El desarrollo de esta patología depende del cuidado que le des a tu salud intelectual. Te agradecemos infinitamente que hayas optado por emplear este delicioso jarabe hecho de investigación, esfuerzo y creatividad. Puede ocurrir también, que tú tengas la cura para el padecimiento de otros pacientes lectores y es por esto que te invitamos a unir tus esfuerzos a los nuestros. Nuestro jarabe no necesita receta médica.

Colabora con nosotros. Si deseas participar en nuestras secciones: Jarabe intelectual y Grageas científicas, comprueba la eficacia de tu medicamento con su respectivo aparato crítico y referencias. Los Remedios literarios son nuestro tratamiento que recibe más propuestas por lo que deberás esperar el dictamen del consejo editorial. Escríbenos a: sancarapublicacion@hotmail.com y manda tu colaboración, pregunta, sugiere o anúnciate.

Fecha límite de recepción de colaboraciones para la publicación de diciembre: 28 de noviembre del 2012. http://revistasancara.wordpress.com/ @RevistaSancara www.facebook.com/RevistaSancara


Dirección y diseño. Laura Sofía Rivero Cisneros “Cariño” Consejo editorial. Jessica Jazmín García Vázquez Mayahuel Zárate Guerrero Norma Aguilera

Colaboradores. Adriana Rosales Pérez Alejandro Martínez Lira Azael Ruiz Contreras Carlos Alvarado Ugalde Daniel Pérez Torres Eduardo Antonio Leyva Meneses Enrique Paul Estrada Santos Gaona Fernando Álvarez Héctor Vargas Salazar (Varsal) Isabel Rivera Santos José Antonio Rivero Calvillo José Eduardo Torres Rangel Julio Uriega Silva Juan de Dios Romero Hernández Luis Daniel Piña Ramírez Luis Felipe Estrada Carreón Manuel Aguirre Bolaños Melissa Martínez Lemus Oscar Manuel Carbajal Nova Santa Cassandra Aguilera Hernández Sergio Mendoza Ulises Velázquez Gil Violeta Orozco Barrera

Agradecimientos. Ana María Cisneros García Claudia Cambronne Karina Rodríguez Nydia Aguirre Bolaños Roberto Berdeja García Taller de Gráfica Popular

@RevistaSancara Facebook: Revista Sancara sancarapublicacion@hotmail.com


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