Alumnos de 4潞 de Educaci贸n Primaria
CEIP San Juan Bosco SAN CARLOS DEL VALLE Noviembre de 2015
Las historias que a continuación presentamos han sido realizadas por los alumnos de 4º de Educación Primaria, en grupos de dos o de tres.
La intención ha sido conseguir que mejorasen su capacidad para distinguir entre sustantivos y adjetivos, enfatizando la utilización de estos últimos para conseguir unos textos más bonitos desde el punto de vista literario.
Con un poquito de ayuda, han conseguido introducir una gran cantidad de adjetivos, comprobando ellos mismos la gran diferencia que presentan los textos cuando los utilizamos.
Creemos que el trabajo ha resultado por tanto muy positivo.
TUTOR: Juan Julián Garrido López-Pastor
El 21 de Septiembre del 2009, a Sara, una niña muy alegre, se le cayó un diente de leche. Silenciosamente y andando de cuidadosas puntillas, para que el bonito ratoncito Pérez no se asustara, se fue a dormir. A medianoche, el ratoncito Pérez, por arte de magia, apareció en su blanda almohada. Después, sigilosamente cogió el diente blanquito. Luego, decidió quedarse a dormir unos minutos antes de irse. Pero de repente, le entró un profundo sueño y se quedó dormido como un tronco. Por la mañana, Sara se despertó y descubrió al ratoncito Pérez. Unos cortos segundos después, del gran susto que se llevó se puso a gritar: -¡aaaaaah!-. Al rato, cuando se le pasó el terrible susto, cogió una inmensa confianza y los dos se hicieron amigos muy felices. Al final, se hicieron tan súper amigos que Sara decidió que se quedara a vivir con ella. ¡Qué pareja tan bonita hacían! Fin
Almudena Urtiaga González y Andrea Torres Fernández de Sevilla
Una noche, fría y oscura, se fue la luz y nos asustamos. ¡ayyyyyyyyyyy que miedo! De tal modo que gritamos tanto que los frágiles cristales se rompieron en mil pequeños pedacitos como la arena de la playa y los pedacitos en cosas minúsculas. Después, estaba cortando un filete fino con el cuchillo jamonero y se me fue la débil mano ¡ssssssss! le clavé el cuchillo afilado a mi pobre hermano, ahora sí que gritábamos, estaba todo lleno de sangre roja, parecía una película de miedo. A las cuatro de la mañana, a todos nos daba asquete y llamamos a todo el gran vecindario para que lo curaran, unos no querían venir y otros lo intentaron, a uno le dejó sordo del grito que pegó. Por la mañana, volvió la reluciente luz y fuimos al pequeño hospital, mi hermano cariñoso estaba diciendo horribles tonterías todo el rato porque con la dura anestesia se quedó tonto. Por la tarde, le pincharon en su culo gordo para sacarle sangre y después lo operaron porque la mano débil se movía al tuntún, como los tentáculos de una medusa. Por último, lo curaron y lo escayolaron y su madre guapa le tenía que hacer la tarea difícil y darle de comer, sus compañeros listos le dijeron que era un bebé llorón. Sandra Herreros Fernández de Sevilla, Lucía Herreros Vinuesa y Gregorio Torres Torres
El increíble curso pasado, fuimos al maravilloso Corral de Comedias de Almagro, una maravillosa excursión. Íbamos todo el gran colegio excepto infantil. Al llegar, nos sentamos en el segundo piso y desde allí veíamos súper bien ¡guau! Parecía que estábamos en la Edad Moderna. Después, empezó la sorprendente actuación. Era una obra divertidísima sobre una mujer guapa que salía arrastrándose como un pequeño gusano y un hombre feísimo vestido de tenebroso diablo. Más tarde, salió un hombre calvo recién duchado. Iba desnudo, con una toalla naranja liada a su alrededor. De repente, ¡zas! se le cayó la toalla y se quedó ¡con el culo al aire!, tan blanquito como el de un bebé. Todo el mundo se empezó a reír a grandes carcajadas ¡ja, ja, ja, ja, ja!. Lo pasamos en grande. Por último, regresamos en autobús a nuestro querido pueblo, muy contentos porque el entretenido teatro nos había encantado.
Isabel González Ruiz-Peinado, Jaime Torres Jimeno y Gabriel Navas Galindo.
Una soleada tarde de invierno, fuimos a una tienda maravillosa donde compramos una alegre mascota que era un pequeño hámster llamado tará, tará, tachán,… ¡baby! Al momento, salimos de la llamativa tienda y el hámster iba muy contento. Un rato después, llegamos a nuestra linda casa y lo soltamos por el suelo brillante. A las 3 de la tarde, le dimos de comer y beber y jugamos a la pelota con él. Por último, le echamos a la siesta tranquila, no quería dormirse pero le dijimos: -¡o por las buenas o por las malas!- y se durmió al instante: ¡zzzzz! Llamaron ruidosamente a la puerta de madera: -¡toc, toc! Laura y Mónica contestamos: -¿quién es?-. Eran nuestras guapas madres pero no les abrimos porque no nos contestaron y encima el hámster se despertó. Al paso, lo bañamos pero gruñía porque no le gustaba el agua calentita, decía: -¡IIIIIIIIIIIII!- Nosotras le sujetábamos y lo manteníamos, lo sacamos del agua, lo secamos e intentamos dormirlo pacientemente otra vez, pero no se durmió, así que se puso a saltar como un canguro saltarín ¡y nos quedamos boquiabiertas!
Mónica Algaba Torres y Laura Navas Jiménez