Historias de halloween 4º 2015 16

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Alumnos de 4潞 de Educaci贸n Primaria CEIP San Juan Bosco SAN CARLOS DEL VALLE Octubre de 2015


Hace unos meses, en un misterioso bosque, pasó un suceso sorprendente. Una noche, un muchacho se adentró en el bosque prohibido, donde vivían semejantes criaturas como: lagartos con cola de tigre, ardillas con orejas de dragón y muchos más animales monstruosos.

Todo el mundo tenía demasiado miedo de entrar por si se los zampaban vivos, pero en realidad, esas criaturas eran más amables que un conejo, aunque el lugar donde vivían fuera espantoso y oscuro. El niño Pumuqui entró en el bosque y en su mochila llevaba unos calzoncillos de repuesto por si se cagaba de miedo. Sin embargo, se encontró a la ardilla y en tan solo cuarenta y dos minutos se hicieron amigos.

Mónica Algaba Torres


El día 30 de octubre, en San Carlos del Valle, fueron al colegio Pepita y Nico. Por las calles, andando, oyeron un grito. Creían que era un fantasma. Hacía: -¡ay, ay, ay!-. Se asustaron y se fueron corriendo. Era Alejandro, que le regañaba su madre. Cuando salió Alejandro, se fue con Pepita y Nicolás caminando, y oyeron otro ruido que era: -¡bum!, ¡bum! Cuando se dieron cuenta había un zombi detrás de Pepita, le tiraron tomates y le dieron en la cara. Nicolás se escondió detrás del zombi y le echó ketchup para que se creyera que era sangre.

Se fueron para preparar agua hirviendo en la lumbre. Cuando el zombi se tiró por la chimenea cayó en el agua y se quedó sin los pantalones y sin los calzoncillos. Resultó que era su amigo Fulanito y al final, celebraron una fiesta. Isabel González Ruíz-Peinado


Érase en unos tiempos oscuros, un hombre que se llamaba Pepito y no le gustaba Halloween. Él había sido encantado por una bruja, que fue a verle de nacer y, como era muy feo, lo que hizo fue que a los tres días de haber nacido lo convirtió en un hombre hecho y derecho. Pero Pepito no sabía que a los cinco días de hacerse un hombretón se iba a morir, y así ocurrió. Todos los años al llegar Halloween, el esqueleto salía de la tumba y hacía muchas barbaridades: entró a robar a una casa, cogió un tanga y unos calzones y salió al ataque. Al primero que vio, que iba vestido de murciélago, le puso en la cabeza el tanga. Luego vio a otro que iba disfrazado de esqueleto y se guardó sus calzones en el coxis. Y por fin, encontró a uno que iba vestido de Drácula y se los puso en la cabeza. Otra de las barbaridades que hizo fue ver una caca de caballo y echársela a un niño vestido de perro. El pueblo, que se llamaba Pepeñas, se quedó deshabitado porque les daba miedo de lo que el esqueleto viviente les podía hacer. Pero en el pueblo todavía quedaba un hombre que era muy valiente, que se llamaba Tadeo Jones. Cogió su espada de oro en la mano derecha y su espada de plata en la izquierda. Las había conseguido luchando él contra cien millones de personas. Con las espadas dejó el esqueleto hecho mil rodajas. Tadeo Jones avisó al pueblo y todos quedaron sanos y salvos. Por agradecimiento, le dieron una espada de bronce y desde entonces los ciudadanos de Pepeñas no han vuelto a ver a ningún esqueleto viviente.

Sandra Herreros Fernández de Sevilla


Erase una vez un niño que se llamaba Astérix, tenía un peluche ¡y era un diablo! Astérix le preguntó: -¿Algún día tendrás vida? El diablo contestó: -¡Desde que te vi! Axtérix se fue asustado y le dijo a su tío: -¡Mi diablo está vivo! El tío dijo: -¡Es mentira! Astérix se fue a su habitación y no estaba el diablo. El diablo, triste, se había ido al infierno con los demás diablos y todos lo querían matar por haber hablado con un humano. El diablo se asustó, pero no podía salir del infierno. Entonces huyó pero se le enganchó un hilo en una roca, no se dio cuenta, aunque se deslió y pudo escapar. El niño estuvo llorando hasta que le compraron otro diablo de peluche. Un día apareció el diablo aunque, sin saber cómo, desapareció rápidamente y no se le vio más… ¿te lo encontrarás tú?

Lucía Herreros Vinuesa


Era una tarde de toros, en San Carlos del Valle, en el 2016, a las 17:30 horas. Toreaban tres toreros llamados Julián López “el Juli”, Juan José Padilla y “el Cordobés”. Unos minutos antes, cuando se estaban vistiendo de toreros, unos virus pequeñísimos y monstruosos les mordieron en los pies, pero ellos no se dieron cuenta. Llegaron a la plaza. La banda estaba en el ruedo tocando. Entraron ellos y toda la plaza se quedó con la cara blanca, porque los toreros tenían una pinta muy rara y es que, en realidad, Juan José Padilla era un vampiro sin un ojo que tapaba con un parche, “el Cordobés” era un fantasma con pelo y “el Juli” era un zombie. Llegó la hora de que el primer toro saliera, lo torearía “el Juli”. Salió el toro, Juan José y “el Cordobés” salieron a cansarlo un poco. Juan lo llamó y, sin intención, lo mordió, pero el morlaco no sintió nada. “El Cordobés” lo llamó también, el toro le atravesó la panza y él se cagó de miedo, aunque como era un fantasma no le pasó nada. Por fin salió “el Juli”, lo toreó muy bien con el capote, pero el último pase antes de las banderillas salió mal porque el toro le quitó el brazo y “el Juli” dijo: -¡eh!, ¿qué pasa? Salió Juan José y “el Cordobés” a ponerle banderillas. Juan se las puso, pero también sus dientes, y nada, el toro no sentía nada. “El Cordobés” también intentaba ponérselas pero se le caían, las puso pero muy flojo. La muleta, que la llevaba “el Juli” salió muy bien, pero al toro no lo mataron porque “el Juli” tenía muy poca fuerza para clavar el estoque. El toro salió detrás de ellos y casi los muerca. El toro que toreo Juan José Padilla lo mató, pero con los dientes, porque estuvo toda la corrida mordiendo al toro en vez de torearlo. “El cordobés” no hizo nada porque se le caía todo: el capote, las banderillas, etc. Cuando se dieron cuenta que eran un vampiro, un fantasma y un zombie, se cagó toda la gente de miedo y salieron de la plaza corriendo y gritando como niños.

Jesús López de la Osa Rodero


Un día soleado de Halloween, el maestro de San Carlos del Valle, de la clase de cuarto de primaria, llamado Juanju, les mandó diez ejercicios de Lengua. El maestro llevó una calabaza mágica, aunque él no sabía que era mágica. Los alumnos, en vez de trabajar, charlaban, y el maestro les gritó:

-¡Todo el mundo a trabajar! Y la calabaza le contestó:

-¡no les grites a los niños! El maestro se rio:

-¡ja, ja, ja, ja, ja! La calabaza entonces, por haberse reído de ella, se tiró al maestro, le comió un brazo y las dos piernas. Laura Navas Jiménez


Una vez un zombie, en la fiesta de Halloween, iba a pedir caramelos. Entonces, el hombre de la casa del susto se hizo pis, y el zombi dijo: -¡que asquete!Luego, fue a otra casa, pero la policía le pilló. El zombie Manolo les chupeteó a los agentes y dijo: -¡Saben a fresa!Más tarde, fue al colegio, asustó a los niños y se hicieron todos “caquita” en el suelo. El maestro dijo: -¡aaaaahg, qué asquete!El zombi se tiró un “pedete” y todos se rieron. Los niños por último se hicieron amigos del zombie.

Gabriel Navas Galindo


Hola, soy Andrea y os voy a contar lo que le pasó a mi maestro Juanju el día de Halloween. Estábamos decorando la clase de Halloween, hicimos una ficha y seguimos decorando la clase. Luego llegó la hora de irnos a casa. Mi maestro llegó a su casa y se puso a preparar los caramelos. Llegaron 5 grupos de niños y al 6º, sin que él se diera cuenta, un fantasma entró en su casa. El maestro Juanju se acostó y mientras, el fantasma, se puso a ver la casa. El fantasma, que se llamaba Flopi, vio los playmobil, los cogió uno a uno y los hechizó a todos. Todos los playmobil empezaron a andar y fueron a la habitación de mi maestro. Uno se puso a saltar en su barriga, otros nadando en su pelo y los demás se quedaron merodeando por el frigorífico. Cuando mi maestro se despertó y los vio, dio un salto y salió corriendo de la cama. Su hijo Samuel escuchó los pasos y a su padre gritar, y salió a ver qué pasaba. Se levantó y vio a su padre gritando, su hermana pequeña llorando, su madre intentando consolar a su hermana y los vecinos protestando. Se puso rojo de la vergüenza. Samuel se fue al comedor y vio a Flopi. Le dijo : -Pero bueno, amigo Flopi?.

¿qué

haces

aquí

-Es que quería verte y mientras tu padre le daba caramelos a unos niños yo me colé a ver tu casa, vi tus playmobil, toqué uno y los hechicé a todos. Mientras ellos hablaban, mi maestro estaba en la puerta escuchando e interrumpió diciendo: -¿Desde cuándo os Samuel le contestó:

conocéis?

-Nos conocemos hace 3 años.

Mi maestro empezó a hacerle a Flopi una serie de preguntas. Y así se hicieron amigos. Esto es lo que le pasó a mi maestro en Halloween. Fin 

Andrea Torres Fernández de Sevilla


Hace 5 años había un hombre llamado Juanju. Esta historia comienza cuando muere y lo entierran en el cementerio. Después de llevar enterrado un día, por la noche resucitó. Se convirtió en un zombie, se sintió enfadado y furioso con los que le habían enterrado y decidió ir al pueblo para regañarles. Cuando le vieron aparecer se asustaron y gritaron tan fuerte que todo el pueblo acudió a ver qué pasaba. Al final, le convencieron de que estaba muerto y por eso lo tuvieron que enterrar. Juanju les pidió perdón por asustarles y prometió que nunca más volvería a ser un zombi.

Jaime Torres Jimeno


Había una vez un esqueleto y un fantasma, que vivían juntos en una mansión abandonada. Después de tantos años ya estaban cansados y aburridos de que no pasara nada. Entonces, como iba a llegar la noche de Halloween, prepararon un plan terrorífico para divertirse y asustar a todos los niños. Para ello, contaron con la ayuda de unos padres que estaban muy asustados, pero que decidieron ayudarles. Y… ¡Llegó la noche de Halloween! El esqueleto y el fantasma se disfrazaron de niños, para que nadie los conociera y así consiguieran atraer a muchos otros niños para llevárselos a la mansión, donde les harían pasar mucho miedo. Cuando ya estaban todos los niños en la mansión, empezaron a encenderse y a apagarse las luces, a abrirse y cerrarse las puertas, había sangre por las paredes, etc. Todos los niños gritaban -¡Socorro!, ¡Qué miedo!- Y de repente, salieron los padres disfrazados de fantasmas, que quisieron darles un gran susto y celebrar así la noche de Halloween. Finalmente, tanto se divirtieron, que repitieron todos los años esta historia y así el esqueleto y el fantasma dejaron de aburrirse y fueron felices para siempre.

Gregorio Torres Torres


Érase una vez unos calzoncillos de la muerte que estaban en una tienda, pero nunca los vendían porque se los llevaban, siempre les pasaban cosas muy terribles. Un día, el dueño de la tienda los vendió y como estaba desesperado le dijo al comprador: -¡no se admiten devoluciones, aunque sea usted muy amable señora! La mujer llegó a su casa. Tenía un hijo llamado Grey, se puso los calzoncillos para jugar. De pronto se le apareció un fantasma, un diablo, etc. ¡El niño creía que se estaba volviendo loco!, pero no, eran los calzoncillos que estaban embrujados. Al día siguiente era Halloween. Todos los niños salieron a pedir dulces: ¿truco o trato?-, decían. Cuando llamaron sus amigos con sus madres, Grey se fue con ellos. Se había puesto sus calzoncillos embrujados y se había convertido en diablo, su madre iba de bruja: -¡Ja, ja, ja, qué os convirtáis en sapos asquerosos!- les decía a todos. Los pequeños se asustaban: -claro niños, son mayores, no tienen miedo de nada-, comentaban. Fueron de casa en casa pidiendo y asustando a la gente. A las nueve en punto vieron una casa terrorífica, llamaron a la puerta y de repente salió un fantasma. Se asustaron, pero era Gasper. Pasaron, daba mucho miedo, pero se acostumbraron ¡y se hicieron amigos para siempre! Ahora se juntan para todo, les ha enseñado cosas muy chulas.

Almudena Urtiaga González


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