CUERPO EN VENTA sobre el poder del dinero
Cuerpo en venta o efecto varicela SOLEDAD SÁNCHEZ GOLDAR Written by un alter ego posible
Cuerpo en venta, o efecto varicela un acto simbólico en el cual Soledad Sánchez Goldar propone vender partes de su cuerpo para ser marcadas con el pequeño círculo rojo que utilizan las galerías para marcar que una pieza fue vendida.
Performance Soledad Sánchez Goldar es una artista, gestora cultural y docente que aborda el arte de acción desde esos tres espacios de acción. La performance art es su práctica artística, laboratorio de creación y de investigación. En el año 2009 presentó Cuerpo en Venta o efecto varicela en ArteBA. ¿Qué te movió a presentar esta obra en ArteBA? En el año 2009 la Galería Animal, dirigida por Tomás Andreu me propuso participar de su stand.
En esa época yo trabajaba como asistente del artista guatemalteco Luis González Palma y la Galería Animal era su galería en Chile, Tomás me propuso que participara con una performance. En ese momento partí de dos interrogantes personales que surgieron en ese momento: ¿Qué presentar en una feria de arte, yo que hago performance, y que una feria se piensa como espacio de venta de objetos artísticos? ¿Qué me pasa a mí con esta invitación, y mi trabajo sobre memoria y dictadura, que está tan ligado a lo familiar y ese contexto de venta de obras?
esta pieza habla del poder que proporciona el poseer dinero en nuestra sociedad actual, de la esclavitud que genera la necesidad de dinero, del valor simbólico que se obtiene al comprar una pieza de arte, la firma de un artista.
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¿Y qué resolviste? En principio que no iría a lavar los pies de mi abuela en la feria ArteBA como sí hice en Espacio Centro en Córdoba unos años antes, tampoco haría una performance que se traduzca en entretenimiento en un stand de una feria de arte, ya que la performance para mi, es un espacio de sanación y de libertad, no quería banalizar mi propia historia convirtiéndola en entertainment, no estaba interesada, tampoco, en ponerla al escrutinio del mercado del arte.
Pero tenía esa invitación del capitalismo del arte, participar de un stand en ArteBA, con perfomance, un stand con alto capital simbólico y económico, que era de una galería de Chile, la Galería Animal, y compartiría el stand con Luis González Palma, Alferdo Jaar y Nicola Constantino.
La artista utiliza su cuerpo en forma simbólica para hablar del mercado del arte, de coleccionismo, de dinero y de poder. Me resultó desafiante entrar a ese espacio con la intención de vender una performance, yo sin ser una artista reconocida, y hacerlo con una obra que realizara preguntas sobre el dinero, el poder, el cuerpo, el coleccionismo, etc. No era nuevo que la performance pudiera adquirirse, a través de registros fotográficos, de video y a través del acontecimiento mismo. Artistas como Marina Abramovic o la guatemalteca Regina José Galindo vivían hace tiempo de ese tipo de ventas. Pero en el contexto argentino, sobre todo en lo referido a mi recorrido periférico, no era la norma, más bien era algo lejano.
En el “reparto de lo sensible” ellos eran artistas con un capital simbólico acumulado traducido en un capital económico en el precio de sus obras dentro del mercado del arte, productores con gran circulación y buenos empresarios de sí. En mi caso, yo era una artista de 30 y tantos, que no vendía obra, ni tampoco tenía esa intención, mi trabajo circulaba dentro de espacios periféricos del arte, más centrados en un ombligo de la performance latinoamericana, sin voz ni voto dentro del mercado del arte, sus bienales legitimadoras, coleccionistas y Museos. Me interesó esa situación, como meterme por una grieta a un lugar al que no tenía pensado entrar y en el caso que sí quisiera, las posibilidades de lograrlo eran muy bajas.
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Durante la feria se vendieron dos tatuajes. Cada uno de ellos a 1000 dólares. Una de las compradoras fue Graciela De Oliveira del proyecto Demolición/Construcción
Cuerpo en venta o efecto varicela planteaba varios interrogantes. ¿Cuáles fueron? Sí, había algunas preguntas que planteaba en voz alta, las puse en mi blog y en una tarjeta que repartí durante la feria, le pagué a la página Ramona para que realizara la difusión del proyecto en su mailing, esa fue una clara estrategia de difusión, llegar a la mayor cantidad de personas del campo del arte, más allá de las fronteras que mi propia circulación me presentaba. Algunas de esas preguntas hoy me las sigo realizando. Me sigo preguntando sobre la motivación de entrar al circuito del mercado del arte, a mis 45 años, y en mi caso, es más por una necesidad económica que de otro tipo de valor. arte.
¿Quién puede o decide adquirir una pieza que no puede llevarse a su casa, que no puede re-vender? Page 3
para poder seguir dedicándome a mi obra, que me lleva tiempo y dinero de producción tengo que vender, entonces cierto tipo de piezas que son más objetuales, o algunos registros de performances los vendo y pasan a formar parte de un otro relato posible que es el de una colección específica, ya sea pública o privada, que da cuenta de diferentes momentos e ideas sobre el arte que tiene una persona particular o una institución. En el caso de Cuerpo en venta o efecto varicela, lo que se compraba era un acontecimiento, la pieza por lo cual se pagaba no podía habitar la colección del comprador, no había objetualidad. Al no haber objeto tampoco había inversión posible a largo plazo, ya que los compradores no recibieron nada a cambio, ni registros, ni certificados, por su dinero solo me tatué un círculo rojo, que no es poco.
A través de su dinero, estas personas ejercieron un poder directo sobre mi cuerpo, marcaron para siempre mi piel. Muchas personas leyeron esta acción como un acto prostituyente de mi parte, a mi me interesaba hacer evidente que en esos intercambios de dinero hay un poder ejercido sobre el cuerpo de los demás, ya sea en la prostitución, la trata de personas, el trabajo esclavo, en todos esos casos quién tiene el dinero dispone del cuerpo de los demás, de su tiempo, etc. Sin embargo en Cuerpo en venta o efecto varicela hay algo que excede las relaciones de poder. En esta pieza hay una poética que sostiene un signo vital y político. En este intercambio entre los compradores y yo se entabló una relación en la que ellos no podían tener control total de lo que compraron, como en otros transacciones económicas en el sistema del arte, en las cuales hay un dominio de ese objeto comprado, en esta obra no, la obra acaba en el acto y su efimeritud y se converva el rastro en mi propio cuerpo que funciona como un archivo.
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