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Visitamos la base secreta de Dinafem donde se produce la aclamada Critical Auto. ››
from 2013 02 LA
by SoftSecrets
Critical 2.0
LA NUEVA VERSIÓN DE LAS AUTOMÁTICAS
Por primera vez y en rigurosa exclusiva, Soft Secrets pudo visitar la base secreta de Dinafem en España, donde se produce la aclamada Critical Auto. Tuvimos que conducir varias horas entre las montañas e incluso cruzar una frontera, todo es poco para garantizar la seguridad del enclave. J. Searcher
Las instalaciones
Al llegar al lugar donde se encuentra Dinafem, nada hace suponer su uso hasta que una puerta falsa nos lleva a un espacio oculto: allí encontramos varias habitaciones dedicadas a la cría y selección de la Critical 2.0, también armarios destinados a la germinación y primer crecimiento. Si algo distingue a este sistema es su funcionalidad, las plantas reciben todo lo que necesitan pero sin la atención al detalle de los cultivos más modestos. El sistema elegido para el cultivo es sustrato de coco, al que se riega con fertilizante hidropónico en dos partes.
La instalación está calculada para macetas cuadradas grandes y la solución es sencilla; rellenar el fondo de las macetas de sustrato de coco, dejando libre el resto del espacio. Los fertilizantes se mezclan con el agua en unos grandes tanques, donde también se almacenan, y desde donde se bombean hacia líneas de gotero que pasan por encima de las macetas soltando nutrientes según lo programado. Grandes extractores equipados con filtro de carbono sacan el aire de la habitación, además de varios ventiladores de pie y de pared para remover el aire en el interior. Todo el sistema está conectado a una UCI o Unidad de Cultivo Inteligente, una caja programadora que mantiene los parámetros marcados en la temperatura, humedad o riego. Un sistema simple y efectivo.
Cuestión de estadística
Sólo con generosas dosis de persistencia se puede llevar a buen puerto este trabajo, el proceso es largo y se descartan miles de
ejemplares en varias fases. Para crear autoflorecientes de buena calidad la estadística muestra sólo un camino; trabajar con cantidades grandes de ejemplares, de forma que aumenten las posibilidades de encontrar unos pocos individuos excepcionales que se emplean como base genética. De la primera generación se germinan sobre mil ejemplares, de los que se elimina un tercio en las primeras semanas de vida quitando todas las que muestren cualquier signo de malformación o debilidad. Durante el crecimiento y la primera parte de la floración se continúa con la eliminación de plantas, descartando ante cualquier problema, si aparecen retrasadas o claramente no se corresponden con el fenotipo buscado. De las 500 plantas que quedan se elimina la mitad al realizar el sexado, con lo que pasan estas primeras eliminatorias unas 250 hem-
bras. Otro motivo para el descarte inmediato es presentar rasgos de hermafroditismo o intersexualidad, ya que se pretende eliminarlos de la piscina genética. Así, generación a generación, la persistencia y la capacidad de seleccionar los ejemplares adecuados dan su fruto con la estabilización de los rasgos buscados.
Ocho generaciones de crianza
El proyecto empezó en los albores de las variedades automáticas, con el cruce de Roadrunner (primera autofloreciente de Dinafem) y el famoso clon elite Critical Bilbo. De este primer cruce las plantas no salen autoflorecientes más que en un pequeño porcentaje, entonces se vuelven a cruzar entre ellas para obtener la segunda generación que suelen polinizar de forma abierta, y hacen una comparación buscando las mejores hembras. En este momento ya suelen aparecer más autoflorecientes. De aquí seleccionan las mejores como fuentes de semilla para la tercera generación. En la
selección de la tercera generación se tiene un especial cuidado para elegir los rasgos que se quieren destacar, en este punto ya el 75% de las plantas son autoflorecientes. En la cuarta generación obtienen un 99% y se eligen las mejores que se revierten para polinizar a las demás, de ahí sale el primer lote de semillas de Critical Auto 1.0 que aparece en el mercado.
Sin duda la llegada de esta variedad fue un gran momento para el equipo Dinafem, pero no se durmieron en los laureles, sino que comenzaron todo el proceso de nuevo. En este caso el primer cruce fue la Critical
1.0 con el clon elite de Critical Bilbo, aparece la quinta generación que otra vez casi no presenta rasgos autoflorecientes. Se seleccionan y cruzan hasta llegar a la sexta generación, donde la autofloración se incorpora en un 25% de los ejemplares. La séptima generación ya presenta un 75% y de aquí salen las plantas de la octava generación con 99% de ejemplares autoflorecientes. Desde aquí se elabora el primer lote de semillas de Critical 2.0.
Conclusiones
Según nos asegura con orgullo uno de los criadores, “al principio estas plantas eran puro orégano, no tenía tentación alguna de fumarme lo que salía, la Critical 1.0 en cambio, ofrecía ejemplares mucho mejores y ahora hemos llegado al punto en que veo crecer los cogollos y ya me están dando ganas de hacer un porro con ellos, son flores gruesas y muy resinadas, con mucho aspecto de la Critical original”.
Efectivamente hay que destacar el gran parecido que han conseguido con la Critical original tanto en la fisonomía como en el paladar, con cogollos muy gruesos que doblan las ramas, follaje escaso y parecido al de una sativa, con hojas de foliolos alargados y estrechos. Las flores son gruesas y muy resinadas, dotadas de un sabor dulce que ya se presenta al oler las plantas. El efecto es fuerte y bastante físico, pero en cierta manera equilibrada, de forma que relaja pero no te deja anulado.
Aunque el aspecto mantiene un notable parecido con el fenotipo original de Critical Bilbo, la auténtica sorpresa llegó con el cultivo, cosecha y cata de la primera hornada de Critical 2.0, ya que estas plantas presentaron un sabor increíble, muy dulce y con toques terrosos. Otra característica que hereda es la capacidad del sabor para cubrir todo el paladar y persistir largos minutos, con sensación de boca ligeramente pegajosa, como si se hubiera chupado un caramelo. Por primera vez una variedad autofloreciente puede reclamar el honor de ofrecer un paladar claramente de Critical, ya presente en el olor, pero que se aprecia con plenitud en un sabor exquisito que nada tiene que ver con el paladar de las primeras autoflorecientes. Los que quieran disfrutar de este trabajo de mejora lo tienen fácil, basta comprar un paquete de Critical 2.0 y comprobar el gran nivel alcanzado.
LA MARIHUANA Y SUS EFECTOS El eterno retorno
Esas viejas sensaciones que son siempre nuevas. Felipe Ramírez
Todo comienza a dar vueltas, lentamente. Los sonidos se hacen claros y lo hacen por separado, los oídos como una consola de canales diferenciados donde es posible escucharlos a voluntad. Limpiamente. Cristalinamente. La piel se hace sensible y cada poro se transforma en un área específica de recepción y conexión con el universo. Los sentidos, más agudos, comienzan a producir lentamente una transformación hacia un estado más abierto, tal vez más salvaje, de nuestros cuerpos y su relación con el mundo. Olemos mejor, escuchamos mejor.
¿Pensamos mejor? Difícil decirlo con seguridad. La asociación de ideas cambia el orden al que estamos acostumbrados en la sobriedad y muchas veces vemos las cosas de otra forma, de otro modo. Como si estuviéramos en otro tiempo. O en otro país.
Lloramos de la risa. Con la risa. Una risa descontrolada e incontrolable. Bajo los efectos de un payaso hipnotizador, los párpados pesan aunque no tenemos sueño. Y si lo tenemos es un sueño extraño, diferente. La boca se seca y el agua nunca supo mejor. De pronto, el hambre: nos queremos comer el mundo. Y cuando lo conseguimos, todo sabe más intenso. Saboreamos mejor y cada bocado es un manjar. Cada olor un recuerdo. Nos
vemos al espejo y la risa vuelve, vemos nuestros ojos rojos y a través de ellos contemplamos un mundo distinto.
Y pasa. Todo pasa. El cuerpo se siente pesado y no hay nada mejor que una buena siesta. Larga y reparadora. Para despertarse y volver a comenzar.
Los clásicos
Probablemente no sea necesario decirlo en este espacio, pero todo lo anterior son algunas de las clásicas sensaciones que se experimentan tras la ingesta de tetrahidrocannabinol (THC), una molécula a base de oxígeno, hidrógeno y carbono que resulta ser el principal componente psicoactivo de la planta que nos reúne, la marihuana. Los metabolitos del THC son de tipo lipófilo, es decir, solubles en grasa. Esto significa que después de ser metabolizado en los pulmones y/o hígado, el THC
es capaz de moverse con rapidez hacia los tejidos ricos en grasa del cuerpo. Como esto incluye al cerebro, el resul-
tado es un rápido efecto psicológico caracterizado por un aumento de las capacidades sensoriales y ensoñaciones levemente alucinógenas.
Entre las reacciones químicas inmediatas por parte del cuerpo se encuentra un aumento en el consumo de oxígeno del cerebro y la consumición de glucosa a mayor velocidad. Esto provoca dos efectos físicos en el corto plazo: una leve sensación de mareo, a causa de la mayor oxigenación, y el conocido bajón de hambre –preferentemente pero no de forma exclusiva- por cosas dulces. A causa de esto, las arterias se expanden en el globo ocular, produciendo el famoso efecto colorado. Es justamente esta propiedad la razón porque la
marihuana es usada en el tratamiento para las personas con glaucoma, ya que disminuye la molesta presión del globo ocular contra su cavidad.
Por otra parte, la molesta sequedad de la boca se produce porque las glándulas submandibulares, responsables de casi toda la saliva que producimos, también contiene receptores de cannabinoides, inhibiendo la producción de saliva.
Hay personas que, al consumirla, se marean e incluso vomitan. Pero esto no es una reacción química del cuerpo sino que psicológica, fuertemente relacionada con la hipocondría. Sucede que algunas personas, ante los cambios en la percepción que se tienen de la realidad, reaccionan asustadas. Y en estos casos a veces el cuerpo puede activar mecanismos de defensa que tratan de expulsar lo ingerido, y ahí la razón del vómito.
Aunque muchos vademécums poco confiables indican a las variaciones del ritmo cardíaco como un efecto del consumo de cannabis en el sentido químico –de relación causa/efecto del THC con el cuerpo humano-, los casos de taquicardia están más relacionados con los efectos psicológicos de su consumo. Esto porque, al contrario de lo que opina la vulgata médica anti cannabis, la oxigenación de la sangre tiende a desacelerar el ritmo de los latidos del corazón, y no a aumentarlos. Entonces, si se produce taquicardia es por una reacción psicológica ante el consumo y no específicamente del cuerpo.
La duración de los efectos es variable. Según indica el sabio Antonio Escohotado en la posología del cannabis de la Historia General de las Drogas, “comienza a los pocos minutos de fumar, y alcanza su cenit como a la media hora, desvaneciéndose normalmente entre una y dos horas después. Sucesivas administraciones pueden mantenerla mucho más, aunque será cada vez menos clara y más parecida a un amodorramiento. Tras varias horas de fumar, lo normal es sentir sueño y dormir profundamente, rara vez con sueños”.
Según el español, la marihuana produce, dependiendo de la persona, una especie de “polaridad básica” en el efecto subjetivo que produce. “Por una parte están las risas estentóreas, la potenciación del lado jovial y cómico de las cosas, la efusión sentimental inmediata, el gusto por desembarazarse lúdicamente de inhibiciones culturales y personales. Por otra, hay un elemento de aprensión y oscura zozobra, una tendencia a ir al fondo -rara vez risueño- de la realidad, que nos ofrece de modo nítido todo cuanto pudimos o debimos hacer y no hemos hecho, la dimensión de incumplimiento inherente a nuestras vidas”.
Esta “depresión lúcida”, dice uno de los grandes defensores de la liberación de la planta a nivel global, puede ser de gran ayuda para aquellas personas a quienes les cuesta analizarse introspectivamente. Si bien un mal viaje puede ser desagradable, enfrentar los propios demonios de cuando en cuando puede ser mucho más recomendable que evitarlos y encontrarse con todos juntos de una sola vez. Si esto sucede el resultado más probable es una mucho más complicada depresión.
¿Sobredosis?
No existen casos documentados de sobredosis de marihuana. Un consumo excesivo de una sola vez lo que provoca es una baja de presión y sueño que lleva al consumidor a dormir. Según relata Escohotado en su libro más célebre, “a mediados del siglo XIX se llegaron a inyectar hasta 57 gramos de extracto de líquido de cáñamo en la yugular de un perro que pesaba 12 kilos”, con el objetivo de encontrar la dosis letal de la marihuana. Y si bien el perro se desmayó como un muerto, tal como Lázaro se recuperó tras una larga siesta.