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Control Ec
from 2013 01 ES
by SoftSecrets
REGAR CON ALTOS VALORES DE ELECTROCONDUCTIVIDAD DESHIDRATA LAS PLANTAS; DESCUBRE PORQUÉ Los secretos de la electroconductividad
Unos de los aspectos a tener en cuenta para el correcto crecimiento del cannabis, así como de cualquier otra planta, es la electroconductividad. Los cultivadores en sistemas hidropónicos y aeropónicos ya saben que se perderán sus cosechas si no se tiene en cuenta este factor y aquellos que plantan en tierra le dan mayor o menor importancia en función de la zona geográfica en la que vivan. En este artículo se explicará, de la forma más visual posible, este concepto y cómo influye en las plantas para evitar muertes masivas en nuestros cultivos o disminuciones drásticas en la producción.. Mr. Sandman
Para entender correctamente este fenómeno hay que separar dos conceptos clave, la electroconductividad (EC) y la ósmosis. La primera será una forma aproximada de medir la segunda, siendo la ósmosis el verdadero factor que influye en las plantas y, por lo tanto, lo que habrá que controlar. Cuando hablamos de estos dos términos nos estamos refiriendo a la concentración de partículas que hay disueltas en el agua, lo que determina su comportamiento a la hora de entrar o salir de las raíces de las plantas.
La electroconductividad es la capacidad que tiene un material para conducir o
transportar la electricidad. Lo primero que hay que saber es que el agua no conduce la electricidad, es por esto que cuando medimos la EC del agua destilada nos da cero. La EC del agua se debe las sales de los abonos. La razón por la cual los cultivadores tienen más o menos problemas con la EC es la concentración inicial de sales del agua corriente, ya que cuanta más dureza tenga el agua más sales tendrá disueltas y, si le sumamos los abonos, obtendremos al final un agua de riego con mucha EC, es decir, con muchas sales disueltas, y esto es lo que afectará a nuestras plantas.
Si os estáis preguntando cómo puede ser que una sal haga que la electricidad pueda pasar a través de ella y hacer que el líquido donde se encuentre transmita la corriente, os diré que es debido a que las sales minerales, al disolverse en el
agua, se descomponen en partículas con cargas positivas y/o negativas (iones) que permitirán dos cosas: asociarse a las moléculas de agua e indirectamente hacer circular una corriente eléctrica. Para resumir, diremos que cuando medimos la EC estamos midiendo la mayor o menor capacidad de un líquido a transmitir una corriente eléctrica, pero el objetivo de medirla es saber, de forma indirecta, la concentración de sales que hay en nuestra agua de riego.
Antes de seguir adelante hay que resaltar dos cosas importantes. La primera es que con un medidor de EC no podemos saber qué sales hay disueltas en el agua, por lo que tener unos niveles correctos de EC no es una garantía de buenas cosechas; podemos tener agua con sal y dar una EC óptima. La segunda consideración es que hay factores que influyen en la electroconductividad, como la temperatura, que variará los datos de EC sin que cambien las concentraciones de abono en el agua. Actualmente los mejores medidores de EC son aquellos que tienen en cuenta este factor y lo corrigen para dar valores más certeros de la concentración real de sales disueltas en el agua.
Para un cultivador de cannabis, el motivo de conocer la cantidad de sales disueltas en el agua de riego no es saber si estamos abonando correctamente (recordad que la EC nos dirá las sales totales que hay, no qué tipos tenemos), la medida de la EC se debe a un concepto denominado ósmosis.
La ósmosis se define, a grandes rasgos, como el comportamiento que tendrá una sal disuelta en el agua frente a una barrera semipermeable, es decir, una barrera que será capaz de permitir el paso del agua pero no de dicha sal. Aquí es cuando empezamos a complicar las cosas. Las células de los seres vivos (y por supuesto, de las plantas), están rodeadas por una membrana que las aisla del medio externo, conocida como membrana plasmática. Esta barrera permite la circulación, en ambos sentidos, de las moléculas pequeñas e impide el paso de moléculas más grandes, es decir, se comporta como una barrera semipermeable.
Pero ¿qué ocurre cuando tenemos dos líquidos con diferente concentración
separados por esta barrera? Aunque parezca increíble, estos dos líquidos tenderán a equilibrarse, y la forma de lograrlo será haciendo circular el agua del lugar menos concentrado al más concentrado, de modo que las dos disoluciones acaben con la misma concentración. Cuando regamos nuestras plantas tendremos, por un lado, esta agua con una concentración, y por el otro, tendremos el interior de las células de las raíces, las cuales tendrán otra disolución con una concentración diferente de sales; por último, y separando ambos líquidos, la barrera o membrana semipermeable de las células. En función de las concentraciones a ambos lados de la barrera, el agua circulará en un sentido u otro, es decir, dependiendo de la concentración del agua de riego, el agua podrá entrar o salir de nuestras plantas.
En resumen, si el agua de riego tiene una concentración menor que la que hay en el interior de las células, el agua tenderá a entrar en nuestras plantas, pero si la concentración es mayor, lo que ocurre es que será el agua que hay en las células la que salga hacia fuera, ocurriendo un fenómeno curioso que es deshidratarse en presencia de agua. Es lo mismo que sucede cuando bebemos agua del mar: cuanta más bebemos, más agua perdemos. De hecho, el principal gasto
energético de un pez de agua salada es mantener el agua en su interior, ya que están en constante deshidratación. Lo contrario ocurre en los peces de agua dulce: como el agua de los ríos tiene una concentración menor que la de su interior, el agua tiende a entrar en ellos, por lo que poseen mecanismos que evitan que se hinchen sus células y exploten literalmente por acumulación de agua. Cuando medimos la EC, lo que medimos es la concentración del agua para tener una idea de si el agua de riego está entrando en las plantas o no.
Explicación práctica
Las consecuencias que se derivan del fenómeno de la ósmosis son muy importantes, y repercuten directamente en la
salud de las plantas. Cuando la EC es muy baja, las células se hinchan por la gran entrada de agua, distorsionando su correcto funcionamiento al verse aplastados todos sus componentes. Este fenómeno es más crucial en células ani-
La ósmosis provocará la circulación del agua, a través de la membrana semipermeable (1), de la solución menos concentrada (A) a la más concentrada (B). Al final ambas tendrán la misma concentración (C). Diferencias en el volumen de las células con concentraciones muy altas (A), con una concentración normal (B) y con bajas concentraciones (C).
Disposición de los cloroplastos en células deshidratadas (A), células en condiciones normales (B) y en células muy hidratadas (C).
males (que pueden llegar a estallar) pero en células vegetales se puede controlar puesto que poseen otra barrera que funciona como un armazón rígido (la pared celular) e impedirá su explosión. Cuanta
más agua entre, mayor presión tendrá el interior de las células (es lo que se conoce en biología como turgencia celular). Por esta razón, las plantas pueden soportar aguas de riego con concentraciones muy pequeñas, aunque eso no quiere decir que no les afecte. Esta es la razón de que no me guste limpiar las raíces con
agua destilada, pues es preferible realizar los lavados con una EC entre 0,4 y 0,6 mS/cm para ir limpiando las sales poco a poco sin alterar la planta.
El caso contrario sería regar con valores muy altos de EC. Esto supone que las plantas no puedan incorporar el agua de riego, y además irán perdiendo el agua
que tienen en su interior. Las células se irán deshinchando (fenómeno conocido como plasmólisis) y terminarán muriendo. Si se riega de esta forma durante un tiempo, las plantas se irán marchitando progresivamente y habremos perdido nuestra cosecha. Para ver este proceso, se han tomado diferentes organismos vegetales y se han expuesto a condiciones extremas de EC (en el cannabis se observa peor, aunque ocurre de la misma forma). En
la primera fotografía tomada con un microscopio se puede ver el contorno de las células y cómo se hinchan o se deshinchan en función de la concentración. En la segunda se aprecian los cloroplastos; aquí podemos ver la alteración que sufren todos los componentes de las células, ya que con alta
EC la célula se deforma totalmente por la deshidratación que sufre, y con bajas concentraciones entra tanta agua que todo queda aplastado por su presencia. En la última se ve el agua en sí junto con pigmentos vegetales que le dan color rosáceo. Con muchas sales en el agua de riego el agua sale de la célula y solo quedan los pigmentos, aumentan-
do su coloración; con baja EC toda la célula parece rosa tenue por la entrada masiva de agua y no deja espacio al resto de sus componentes. ción de abonos pero, al ocurrir siempre, las plantas lo utilizan en su beneficio para otros procesos. Gracias a la ósmosis las plantas transportan agua a los diferentes lugares donde sea necesaria, por el sencillo método de aumentar la concentración de sales en el lugar donde quieran depositarla. También será el responsable de la firmeza/caída de las hojas o de su movimiento a lo largo de las horas de luz y oscuridad.
Diferencias en el contenido de agua de las células al exponerlas a altas concentraciones (A), con condiciones normales (B) o con baja concentración (C).
Conclusiones
enemos que saber que si medimos la EC es para ver la concentración total de sales disueltas en el agua, y no si la dosis de abono es la correcta. Con estos valores de concentración podremos hacernos una idea de si el agua con la que regamos las plantas está entrando o no en ellas. Pero las sales disueltas en el agua son muy importantes, no debemos cometer el error de usar agua destilada y añadir abono hasta obtener los valores de EC requeridos, ya que, de
hacerlo así, sobreabonaremos las plantas y morirán por exceso de abono. Es la misma razón por la que nosotros no podemos beber agua destilada: necesitamos también los microelementos que transporta el agua sin destilar. Si se tiene un purificador de agua, deberemos añadir sales de calcio y magnesio hasta valores de EC comprendidos
entre 0,4 y 0,6, y después añadir el abono hasta los valores recomendados para cada estadio de la planta. Si no se tiene un purificador de este tipo, habrá que medir la EC del agua del grifo; si su valor es menor de 0,4 haremos lo mismo que en el caso anterior, pero si los valores son superiores a 0,6 tendremos que rebajarlos con agua destilada. Una vez que la EC del agua esté entre estos parámetros, empezaremos a añadir el abono.
Un hecho que puede marear al cultivador es que se recomiendan diferentes niveles de EC en función del estado de crecimiento de la planta. Esto es porque, a medida que crece, irá acumulando sales en su interior, permitiendo que podamos regar con más sales cada vez sin deshidratarla. Cuando las plantas germinan o cuando tenemos esquejes recién enraizados tendremos que abonar con cuidado, empezando con una EC de 0,7 y pudiendo subir poco a poco cada semana hasta un máximo de 1,2. Durante el periodo de floración podremos ir aumentando estos valores hasta alcanzar un máximo de 1,8 a falta de dos semanas para cosechar (estos datos son generales, la experiencia nos dirá la cantidad máxima que pueden asimilar nuestras variedades).
Este aumento progresivo nos permite ir añadiendo cada vez más abono para que la producción de la planta sea máxima, pero al hacerlo introducimos
tantas sales que se irán depositando en las raíces e impedirán que sigan aceptando más abono. También puede afectar al sabor de los cogollos por la cantidad de sustancias químicas que tendrá la planta en su interior. Por esta razón, cuando faltan dos semanas para la cosecha tendremos que lavar las raíces, lo que significa dejar de abonar y regar con valores muy bajos de EC (0,4-0,6) que hagan que el agua entre en las células y se eliminen las sales que contengan. Personalmente lo considero un paso crucial en mis cultivos. No me gusta ese regusto químico que tienen algunos cogollos con malos lavados al final; su contenido en THC es el mismo pero el sabor, tan importante para muchos consumidores, se ve alterado.
Ahora ya os podéis hacer una idea de lo que supone la EC y la ósmosis en el cultivo vegetal, así como de su importancia para conseguir una gran producción y de calidad.
Cuando la EC es la correcta durante todo el ciclo, las plantas tienen un aspecto y una producción prácticamente idénticas.
Cogollo en su semana de máximo abonado. EC = 1,7 mS/cm.