11 minute read

Historias de los pesticidas

Los pesticidas de síntesis más habituales

Los pesticidas de síntesis siempre han sido la bestia negra de los cultivadores pero, la verdad, es que en los growshops se venden en grandes cantidades, lo que indica, sin lugar a dudas, que muchos los usan. Aunque siempre es mejor el cultivo ecológico, al menos con un correcto conocimiento de los productos más habituales, el cultivador puede usarlos en ciertas ocasiones de manera segura. José T. Gállego

El siguiente listado de pesticidas (insecticidas y fungicidas) reúne los productos generalmente más empleados por los cultivadores de cannabis. Lógicamente, siendo un cultivo ilegal, no hay pesticidas autorizados para el cannabis; este listado contiene los que frecuentemente se encuentran en las estanterías de los growshops y en los catálogos de las principales empresas mayoristas que distribuyen a growshops. Tras el principio activo y entre paréntesis se incluyen los nombres comerciales de los productos comerciales más habituales. El factor más importante para que el uso de un pesticida no comporte riesgos es respetar los plazos de seguridad entre el momento de la aplicación y la cosecha, de forma que dé tiempo a que el pesticida se degrade completamente. Al no haber pesticidas autorizados para

cannabis, no hay forma de saber el plazo de seguridad adecuado. La mayoría de las hortalizas tienen plazos de seguridad muy cortos, en gran medida porque se suelen lavar y/o pelar antes de su consumo, algo que no sucede con el cannabis. Lo ideal sería fijarse en el cultivo que requiera un mayor plazo de seguridad y aplicarlo al cannabis para no correr riesgos o, al menos tomar en cuenta el plazo de seguridad indicado para tabaco, lúpulo o vid, por este orden. El tabaco es el ideal puesto que se fuma como la marihuana y se seca sin lavarse; si no encontramos plazo de seguridad para tabaco podemos fijarnos en el lúpulo ya que pertenece a la misma familia que el cannabis y se puede esperar que el pesticida se comporte de la igual manera que en este. En última opción nos podemos fijar en el plazo de seguridad indicado para la vid de vinificación ya que se emplea sin lavarse, al igual que el cannabis.

Hay que tener en cuenta que los plazos de seguridad indicados en las etiquetas están pensados para la agricultura convencional, al aire libre o en invernadero, pero no para el cultivo en interior, con

luces artificiales. Las condiciones de un armario de cultivo difieren notablemente del exterior, no llueve, no hay viento ni apenas luz ultravioleta y la intensidad de la luz es mucho menor. En esta situación la degradación de los pesticidas podría ser más lenta que en exterior, por lo que los cultivadores de interior deberían intentar alargar los plazos de seguridad entre la aplicación del pesticida y la cosecha.

En mi opinión, estos insecticidas no se deben usar jamás durante la floración del cannabis, ya que si quedan restos en los cogollos en el momento de la cosecha, acabarán en los pulmones del consumidor, con consecuencias imprevisibles. No creo que nadie se sorprenda al saber que hay cultivadores comerciales que incumplen esta norma y anteponen el beneficio económico a la salud del consumidor; es mucho más sorprendente averiguar que hay cultivadores que siembran para el autoconsumo que también emplean estos pesticidas en floración. Todos los pesticidas son venenos, la mayoría ataca al sistema nervioso, muchos son cancerígenos y se desconoce su efecto por vía pulmonar. Con las precauciones adecuadas, son productos que se pueden emplear como último recurso en plantas madres, cuando otros métodos menos tóxicos se muestren incapaces de eliminar una plaga. Tampoco es el peor pecado aplicarlos sobre plantas jóvenes, en crecimiento, que no se van a cosechar hasta meses después siempre que no se haga por sistema, ni de forma repetida, sino sólo ocasionalmente, cuando las armas ecológicas fallen.

Si, pese a todo, el cultivador decide emplearlos debería leer con atención las etiquetas de los productos y aplicarlos

respetando escrupulosamente todas las medidas y plazos de seguridad. Muchos de estos productos resultan tóxicos y un mal uso o una aplicación incorrecta pueden causar intoxicaciones graves.

Los insecticidas pueden ser naturales (cuando se extraen de la naturaleza, de plantas o animales) o sintéticos (si los fabrica el ser humano), orgánicos (cuando contienen carbono) o inorgánicos (si no lo contienen, como sucede con el azufre). La mayoría de los insecticidas modernos son moléculas orgánicas sintéticas. En este caso, la palabra orgánico no tiene nada que ver con la agricultura ecológica, simplemente hace referencia a la estructura química de los compuestos. Las principales familias de insecticidas sintéticos son

Insecticidas organoclorados. El más conocido de estos compuestos es el DDT que fue el primero de su clase y uno de los productos químicos más importantes descubiertos en el siglo XX. Han resultado ser muy tóxicos y se han ido

“El factor más importante para que el uso de un pesticida no comporte riesgos es respetar los plazos de seguridad”

Los pesticidas no se ven ni se huelen pero, especialmente en la marihuana comercial, muchas veces están ahí.

El oídio es una plaga complicada de manejar con fungicidas ecológicos, lo que lleva a muchos cultivadores a tratarla con productos sistémicos que pueden permanecer en la planta tras la cosecha.

Cuando se fumigan plantas jóvenes, en crecimiento, los residuos tóxicos tienen meses antes de la cosecha para descomponerse.

prohibiendo en la mayoría de los países desarrollados, ya que son muy persistentes, semivolátiles y se acumulan en los tejidos vivos y en la cadena trófica.

Insecticidas organofosforados. Son compuestos que se empezaron a investigar durante la II Guerra Mundial como armas químicas porque atacan el sistema nervioso, provocando parálisis, convulsiones y asfixia. Pertenecen a la segunda generación de pesticidas, algo menos peligrosos que los de la primera generación. Ejemplos: malatión, clorpirifós. Insecticidas carbamatos. Son algo menos tóxicos que los organofosforados ya que actúan inhibiendo la acción de la enzima colinesterasa, pero de modo reversible. Ejemplos: metomilo, , aldicarb, tiodicarb, metiocarb, aldoxicarb.

Insecticidas neonicotinoides. Son compuestos similares a la nicotina desarrollados a partir de 1980 como alternativas mucho menos tóxicas a los carbamatos y organofosfatos. Son poco tóxicos para los mamíferos aunque algunos productos de degradación sí han mostrado toxicidad, especialmente para las abejas. Ejemplos: imidacloprid, clotianidina, tiametoxam, acetamiprid.

Insecticidas piretroides. La inestabilidad del piretro natural en presencia de luz solar y su costo hace que no se suela usar con fines agrícolas. En las últimas décadas se han ido desarrollando muchos compuestos sintéticos similares a las piretrinas, pero que son estables en presencia del sol y resultan efectivos contra un amplio espectro de plagas agrícolas. Ejemplos: permetrina, cipermetrina, ciflutrina, deltametrina.

15 pesticidas sintéticos:

Abamectina (Abasi, Avid, Bermectine, Axoris, acaricida Compo

): insecticida acaricida de amplio espectro, actúa por contacto e ingestión, es el producto de la fermentación en laboratorio de una bacteria del suelo, Streptomyces avermitilis. Es un producto muy tóxico. El fabricante recomienda usar un amplio equipo de seguridad (gafas, mascarilla, ropa que cubra todo el cuerpo y la cabeza) y no entrar en el cultivo hasta ¡doce horas después de la aplicación! Es un claro ejemplo de insecticida peligroso que con más frecuencia de la debida se usa sin las debidas precauciones. En realidad, nunca debería aplicarse sobre plantas en floración. Plazo de seguridad de 3 a 28 días según cultivo.

Acetamiprid (Epik): contra mosca blanca y pulgón es un insecticida neonicotinoide sistémico. Oficialmente se considera moderadamente tóxico aunque cada vez más voces acusan a los insecticidas neonicotinoides de ser responsables del fenómeno de “colapso de las colmenas” de abejas. Plazo de seguridad de 3 a 14 días según cultivo (14 para tabaco). No entrar al área tratada hasta al menos 24 horas después de la aplicación. Utilizar equipo de protección específico (guantes de protección química, gafas y mascarilla, mono de protección).

Bupirimato (Nimrod Quattro): fungicida antioídio sistémico perteneciente al grupo de las pirimidinas, autorizado en el cultivo de tabaco. Plazo de seguridad de 1 a 15 días según cultivo (15 para el tabaco).

Ciflutrina (Solfac Automatic Forte, Baytroid, Blocus): piretroide sintético, plazo de seguridad de 3 a 45 días según cultivo. Tóxico para aves, peces y abejas.

Cimoxanilo (Xanilo, Cimoxprom,

Curzate): fungicida contra mildiu. A menudo se combina con otros productos como mancozeb, folpet o fosetil para incrementar su efectividad. Plazo de seguridad 3 a 21 días según cultivo y formulación (15 días para vid).

Cipermetrina (Citron, Cyperplan,

Sherpa, Cythrin): Insecticida acaricida que pertenece al grupo químico de los piretroides sintéticos con acción de contacto e ingestión y no sistémico. No se puede aplicar en horas de calor y no es compatible con materiales alcalinos. Es tóxico por ingestión, inhalación y contacto por la piel y ojos para los mamíferos y un posible carcinógeno. Es tóxico para peces y abejas. Plazo de seguridad entre 3 y 21 días según planta (14-21 días en lúpulo según formulaciones). Se emplea principalmente contra pulgón, orugas y mosca blanca. Es nocivo y peligroso para el medioambiente y muy peligroso para peces y abejas.

Clorpirifós (Clorifos 48, Dursban):

insecticida polivalente, organofosforado. El clorpirifos es moderadamente tóxico y la exposición crónica se ha relacionado con efectos neurológicos, trastornos del desarrollo y trastornos autoinmunes y, aunque su uso se ha ido restringiendo progresivamente, sigue siendo un insecticida de uso común en ganadería, agricultura y también en productos para el control de las cucarachas de uso doméstico y collares antipulgas y garrapatas en mascotas. Dow Chemical Company, su fabricante, ha sido procesado y multado en varias ocasiones por ocultar los riesgos para la salud del clorpirifós y por sobornar a funcionarios para poder seguir comercializando el producto. Es muy tóxico para los peces, anfibios y abejas. Plazo de seguridad de 7 a 21 días (21 para vid).

Algunos cultivadores fumigan las plantas con un insecticida potente antes de pasarlas a floración, para asegurarse de que están libres de plagas.

Deltametrina (Decis, Ritmus,

Confidor Energy): es un piretroide insecticida y acaricida por contacto que se comercializa desde 1978. Es uno de los insecticidas de amplio espectro más utilizados en el mundo. Es muy tóxico para la vida acuática y las abejas, pese a que es bastante seguro para los mamíferos, siempre que se use en las concentraciones recomendadas y con los métodos de seguridad indicados, no hay que olvidar que es una neurotoxina que afecta al sistema nervioso. Hay que emplear ropa protectora, gafas y mascarilla y lavarlas tras el uso. No entrar a los cultivos hasta que el producto esté seco o, mejor aún, hasta 24 horas después de la pulverización. Se usa contra pulgones, trips, escarabajos, cucarachas, pulgas, garrapatas, hormigas. Plazo de seguridad de 3 a 60 días según cultivo (7 días en lúpulo y tabaco).

Dimetoato (Perfekthion, Rubitox,

Dimidon): es un insecticida y acaricida organosforforado que actúa por contacto. No es demasiado persistente y en el suelo tarda entre 4 y 15 días en degradarse, menos en condiciones de lluvia. Mediana peligrosidad para aves y mamíferos, alta toxicidad para peces. Plazo de seguridad de 12 a 60 días según cultivo. No está autorizado para lúpulo, tabaco ni para hortícolas, salvo repollo.

Fenpiroximato (Flash, Award, Mitacid

plus): acaricida por contacto e ingestión. Plazo de seguridad de 3 a 14 días, según cultivo (14 días para vid, no está autorizado para tabaco o lúpulo). Muy tóxico para los peces, poco para aves y mamíferos. Es nocivo por inhalación, irrita los ojos y hay posibilidad de sensibilización en contacto con la piel. Es muy tóxico para los organismos acuáticos.

Imidacloprid (Dacoprid, Confidor,

Admire): Insecticida neonicotinoide sistémico. Uno de los insecticidas más empleados actualmente. Probable carcinógeno y producto muy peligroso que no debería usarse casi nunca, mucho menos en plantas en floración, ya que la vida media del imidacloprid en el suelo es de ¡uno a tres años! Se usa contra pulgón, mosca blanca, cochinillas y trips. Por su acción sistémica se puede aplicar en pulverización o mezclado con el agua de riego. Su toxicidad para las abejas es máxima, de hecho se relaciona con el colapso de las colonias de abejas, por lo que algunos países como Francia o Alemania están empezando a restringir su uso. Plazo de seguridad de 3 a 30 días (15 en tabaco).

Mancozeb (Beltasur Plus, Milraz,

Micene, Manefor, Mancotan): fungicida de amplio espectro, se emplea contra numerosos hongos como roya, mildiu, alternaria, moteado… Plazo de seguridad de 3 a 28 días según cultivo (28 días para tabaco).

Miclobutanil: (Eagle 20, Systhane,

Fulminal, Fungiben, Miclonil) es un fungicida preventivo y curativo con acción sistémica que se emplea para controlar numerosos hongos, entre ellos el oídio. Plazo de seguridad de 3 a 28 días (15 días en lúpulo y vid).

Tetraconazol: (Domark Evo, Emerald,

Eminent) Pertenece al grupo químico de los triazoles. Fungicida sistémico, protector, curativo y erradicante. Se absorbe por raíces, tallos y hojas. Se utiliza para el control del oídio. Toxicidad media. El plazo de seguridad ronda está entre 1 y 30 días según el cultivo (14 días para vid).

Triadimenol, (Bayfidan, Merit,

Shavit, Trial) fungicida sistémico de la familia de los triazoles. Se emplea contra oídio principalmente. Plazo de seguridad de 3 a 30 días según cultivo (30 días para lúpulo). No demasiado tóxico y compatible con las abejas.

This article is from: