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Debate taxonómico
from 2016 03 ES
by SoftSecrets
RETROSPECTIVA DEL DEBATE TAXONÓMICO EN TORNO AL CANNABIS
Desde los primeros tratados botánicos del siglo XVII hasta los actuales debates en torno a su clasificación taxonómica, el género Cannabis ha atravesado diversas etapas no exentas de polémica, durante las cuales se le han atribuido numerosos nombres y apellidos diferentes. elcannasseur.com
Vamos a tratar de hacer una pequeña compilación cronológica de la historia botánica y taxonómica del Cannabis, así como una reflexión acerca del conflicto actual entre las distintas corrientes botánicas de su clasificación. Esperamos que, gracias a ello, podamos comprender mejor el porqué de tantos nombres para una única planta.
La taxonomía es la ciencia que estudia la manera de clasificar algo, por tanto, en biología trata de clasificar las diferentes especies de organismos vivos en grupos o taxones diferenciados, jerarquizados y excluyentes de manera que cualquier especie pertenece únicamente a un taxón de cada rango superior (categoría taxonómica). Aunque también existe cierto debate entre las diferentes corrientes de clasificación (la escuela cladista y la evolucionista), esta forma de clasificar nos permite agrupar y diferenciar a las diferentes especies existentes de forma relativamente sencilla.
Lista de diferentes “especies” o nombres por los que ha pasado la planta. Imagen: Marijuana Botany, R. Clarke.
ficos y estudiosos de la materia. Cada uno trata de proponer su criterio, a medida que se revisan viejas clasificaciones o se llevan a cabo nuevos hallazgos.
En el caso del Cannabis, desde los primeros intentos de su clasificación parece que los botánicos no se han puesto de acuerdo. Esto es especialmente cierto en el presente, pues con los últimos avances y los crecientes estudios de su genoma o quimiotipos parece que al fin nos dirigimos poco a poco a un consenso común. En muchos casos, estos hallazgos parecen apoyar las conclusiones que los antropólogos, etnobotánicos o expertos en la evolución de la planta habían teorizado en el pasado.
Una de las primeras descripciones botánicas existentes del género Cannabis en Europa aparece en el Hortus Malabaricus, un extenso tratado de 12 volúmenes que recoge y documenta la flora de la región del Malabar, que comprende el territorio de la actual Kerala, los Ghats Occidentales y la costa de Goa en la India. El tratado fue compilado durante más
Kalenji-Cansjáúa. Bangi. Una ilustración mostrando una planta macho.
Tsyerú-Cansjáúa. Tsjáda-Bangi. En este caso, un ejemplar hembra.
nes en donde también se menciona la palabra de origen hindú bangi (bhang), usada tradicionalmente para referirse a la planta, así como a diversos preparados como el Bhang Lassi (una bebida láctea elaborada con especias y Cannabis).
C. Linneo, padre del sistema moderno de nomenclatura taxonómica, propuso una única especie para denominar a la planta de cáñamo, el Cannabis sativa L. Así bautizó a esta planta tan extendida en Europa debido a su utilidad para la industria textil y la elaboración cuerdas entre otros usos.
El término sativa se emplea en la nomenclatura científica de forma bastante reiterada, es la forma femenina de la palabra sativum, que significa “cultivada” en latín. Así, existen numerosas especies con esta denominación en nuestra vida diaria, como la avena (Avena sativa), el castaño (Castanea sativa) o el arroz (Oryza sativa). Por tanto, podemos asumir que Linneo escogió esta denominación para hacer hincapié en la domesticación y reiterada presencia de la misma en los campos de aquel entonces.
Unas décadas después, el naturalista y explorador francés Pierre Sonnerat se encontraba viajando por Asia. En 1782 publicó dos densos volúmenes que recogían las experiencias de sus viajes realizados entre 1774 y 1781. El primero trataba principalmente su estancia en la India, una cultura que Sonnerat admiraba. El segundo volumen cubría sus viajes a China, el Sudeste Asiático, Madagascar, Mauricio, etc. En algún momento, Pierre Sonnerat envió una muestra de una planta a su colega Jean-Baptiste Lamarck, se trataba de una especie muy similar al Cannabis Sativa que tan bien conocían. Lamarck pudo documentar gracias a ella las diferencias entre ambas especies. Además de su morfología, había incluso un pequeño fragmento que describía los efectos de la planta tras ser consumida. De esta forma tuvieron lugar las primeras referencias escritas en la comunidad científica acerca del contraste que podemos encontrar entre ambas
especies de Cannabis, tanto a nivel morfológico como en cuanto a su bien diferenciada psicoactividad. Esto no es más que un antecedente de lo que estaría por descubrirse: la existencia de dos familias bien diferenciadas en función del uso que el hombre daría a cada planta. Si bien se dice que la planta que pudo estudiar Lamarck procedía de la India, es difícil afirmar esto a ciencia cierta. En parte debido a la vaguedad de la terminología geográfica de la época y también al hecho de que se recoge que la planta crecía en las Indias Orientales (actual sudeste asiático).
Si atendemos a los datos biográficos, encontramos que el naturalista Sonnerat visitó Mauricio, Madagascar y la Isla Reunión entre 1769 y 1770. Posteriormente, entre 1771 y 1772 se embarcó en una expedición a Filipinas y las Molucas (Indonesia). Y finalmente entre 1774 y 1781 viajaría a la India, Malasia y China. Absolutamente en todos esos lugares es posible encontrar Cannabis psicoactivo, por lo que la duda quedará ahí para siempre.
En cualquier caso, Lamarck decidió nombrarla como Cannabis indica Lam., haciendo honor al origen de las muestras, lo publicó finalmen Méthodique Botanique. En su descripción de la nueva especie recogía como ésta era más pequeña que su pariente europeo, con hojas más estrechas y alternas, así como un tallo más firme, además del mencionado potencial psicoactivo (entendemos la psicoactividad como la capacidad de un compuesto químico para afectar temporalmente al sistema nervioso central de los organismos vivos, alterando sus funciones y provocando cambios en el estado anímico, percepción, etc.). Probablemente si la planta recogida por Sonnerat hubiese procedido de otra región diferente, habrían podido bautizar a la nueva especie como Cannabis africanus, Cannabis
Muestras traídas por Sonnerat. Imagen: Museo de Historia Natural de París.
australis o cualquier otra denominación parecida. Lo importante fue que al fin se documentó la existencia de una especie psicoactiva de Cannabis, ya que, hasta el momento era algo inédito.
Durante unos años no hubo cambios significativos en la taxonomía o nomenclatura del Cannabis, hasta que en 1792 el botánico francés Gilibert nombró al Cannabis foetens en su Exercitia Phytologica. En el libro comentaba los diferentes patrones de crecimiento del cáñamo encontrado en Francia con respecto al que analizó en Lituania. Sin embargo, en ningún momento mencionó que se trataba de una especie diferente al C. Sativa que todos conocían, por lo que se quedó en una anécdota y C. foetens se consideró como un nomen nudum (“nombre desnudo”, que es aquel que carece de criterios formales para su uso científico en la taxonomía).
Una historia similar fue la ocurrida cuando Sievers encontró mención del Cannabis errática en una lista de plantas hallada en un viaje a Siberia, pero nunca se encontró descripción de la misma ni tuvo trascendencia.
Medio siglo tras la publicación del Cannabis sativa por Linneo, Stokes describió al Cannabis macrosper-
ma en 1812 en su publicación A botanical materia medica. Si bien Stokes describía el concepto, no se citaba espécimen alguno ni origen concreto. Manifestaba que esta C. macrosperma difería de lo que consideraba C. sativa en sus semillas alargadas, dando a entender que se trataba de una nueva especie de C. indica.
En 1849 el binomio Cannabis chinensis aparecía en un catálogo de semillas del jardín botánico de Montpellier en Francia. Se trataba de otro nomen nudum dado probablemente a una forma de cáñamo doméstico originario de China.
Finalmente, en 1908, Houghton y Hamilton dan a conocer el nombre Cannabis americana. Su origen tuvo lugar durante el apogeo de los medicamentos basados en Cannabis como tinturas o jarabes de finales del siglo XIX. Dada la gran demanda de Cannabis de alta calidad para elaborar fármacos y ante las dificultades para importar con regularidad desde la India, las compañías farmacéuticas Eli Lilly & Co, junto a Parke-Davis & Co, se asociaron para desarrollar sus propias variedades mejoradas, con las que elaborar todo tipo de productos. Este fue el nacimiento del Cannabis americana, tal vez una muestra del patriotismo del momento. Dice el folclore que esos experimentos han dado lugar a algunas de las variedades de gran calidad de hoy en día.
Imágenes de extractos y fármacos de Cannabis americana.
El conflicto taxonómico del siglo XX:
A finales del siglo XIX se propusieron algunas nuevas especies o subespecies a partir de las observaciones de plantas procedentes de China y la vieja, fueron nombradas como Cannabis chinensis (Delile y Crevost 1917) respectivamente. A pesar de ello, los taxonomistas y botánicos creyeron que estas especies eran difíciles de caracterizar y no tuvieron demasiados simpatizantes.
Por esta razón, la idea de una única especie continuaba vigente a principios del siglo XX. Esto fue cierto hasta la llegada de los investigadores y botánicos rusos, principales defensores de la teoría del género Cannabis como especie politípica.
En 1924 el botánico ruso Janichevsky encontró que la variedad rusa ruderal (del latin rudelis que significa escombro, por crecer profusamente en zonas alteradas por el hombre o de acumulación de deshechos), debía ser bien una variedad de Cannabis Sativa L naturalizada (escapada o asilvestrada de los campos de cáñamo) o bien una nueva especie que proponía, el Cannabis Ruderalis.
En 1929, otro botánico ruso llamado Nikolai Vavilov organizó varias expediciones para obtener muestras de plantas. En una de ellas, clasificó las variedades silvestres o naturalizadas encontradas en Afganistán como la subespecie Cannabis Indica Lam. var. Kafiristánica Vav. Así como aquellas halladas en Europa como Cannabis Sativa L. var. spontanea Vav.
Otros rusos como Bukinich (1929) y Komarov (1936) también se postularon a favor de estas teorías. Más tarde, en 1940, Serebriakova y Sizov propusieron otra clasificación compleja con nuevas subespecies dentro de los taxones: Cannabis Sativa. Cannabis sativa L. ssp. culta Serebr. (plantas cultivadas). Cannabis sativa L. ssp. spontanea (plantas naturalizadas o asilvestradas). Cannabis Indica.
A su vez, dividieron las subespecies de Cannabis Sativa en otras trece nuevas variedades, incluyendo cuatro grupos diferenciados dentro de la subespecie culta. Esta excesiva división de la especie Sativa tampoco tuvo demasiados adeptos por su complejidad. Zhukovsky (1964) seguía apoyando las teorías politípicas. Estas fueron aceptadas incluso por los taxonomistas británicos que se encontraban editando Flora Europaea en esos momentos (Tutin et al. 1964). Ya entrada la década de los 70, Rusia dejó de ser un punto caliente en la clasificación taxonómica del Cannabis. Un grupo de abogados iniciaron un nuevo debate en los Estados Unidos y Canadá, al cuestionar que sus clientes no cultivaban C. Sativa. De esta forma, abogados de ambos bandos contrataron expertos botánicos para proporcionar un poco de luz al asunto. Uno de los expertos testificando en contra era el doctor Ernest Small, mientras que el conocido etnobotánico de Harvard Richard E. Schultes testificó en su defensa. Esto dio lugar a un candente debate en el sector botánico.
Schultes y otros profesores llevaron a cabo estudios taxonómicos sobre el cannabis en esta década, concluyendo que existían diferencias morfológicas claras que permitían diferenciar y clasificar el género en tres especies distintas: C. Sativa: comprende plantas altas, ramificadas y con hojas relativamente finas. C. Indica: plantas menores, de estructura cónicas y hojas anchas relativamente más anchas. C. Ruderalis: plantas de menor tamaño, con poca o nula ramificación, crecen de manera silvestre en Asia Central.
Esta interpretación es la más común y fue ampliamente abrazada por la comunidad cannábica, cultivadores y aficionados, hasta el punto en que hoy en día sigue vigente. Es la clásica distinción entre variedades psicoactivas de hoja fina (“Sativas”) y de hoja ancha (“Índicas”). Igualmente, términos asociados con maduración tardía y efecto estimulante frente a maduración relativamente rápida y efecto más sedante.
En 1976 el botánico canadiense Ernest Small y el taxonomista americano Arthur Cronquist publicaron una revisión taxonómica, donde mantenían el concepto de la especie única, incorporando dos subespecies claras que habrían surgido a causa de la selección humana: C. sativa L ssp. sativa y C. sativa L ssp. indica Lam.
Su hipótesis era que ambos grupos habían evolucionado gracias a la selección artificial: mientras que una subespecie era cultivada y seleccionada principalmente para el uso de su fibra y sus semillas/ aceites, la otra evolucionó ligada a sus cualidades y al uso de su psicoactividad.
También afirmaban que existían otras variedades ferales o naturalizadas (variedades domésticas escapadas y adaptadas al medio, perdiendo así los rasgos de domesticación que las caracterizan y volviéndose silvestres) de ambas subespecies. Ambas, con una concentración de compuestos psicoactivos casi nula.
Dentro de dichas subespecies, describieron también dos nuevas variedades que procedían de poblaciones naturalizadas o escapadas de las anteriores: C. sativa L ssp. sativa. C. sativa L ssp. sativa var. spontanea (escapadas de plantaciones de cáñamo). C. sativa L ssp. Indica Lam. C. sativa L ssp. indica var. kafiristanica Vav. (escapada de plantaciones de marihuana). Esta clasificación se basó en varios factores como infertilidad, uniformidad cromosómica, quimiotipos y numerosos análisis de características fenotípicas.
El botánico y explorador ruso Nikolai Vavilov. R. Schultes en una de sus expediciones a Afganistán. Imagen: N. Schultes.
Nuevas tendencias y líneas de investigación:
ma y los quimiotipos del Cannabis, para aplicarlos a la clasificación taxonómica del mismo. Con los primeros estudios de marcadores genéticos de la planta, algunos investigadores como Etienne P. de Meijer describen el alto grado de polimorfismo genético dentro de las poblaciones de la misma. Esto sugiere un gran potencial para la selección, incluso en variedades estables como las del cáñamo.
Karl Hilling, uno de los graduados que trabajaba en el laboratorio del conocido investigador de Cannabis Paul G. Mahlberg, llevó a cabo una investigación de la variación genética, morfoló geográfico conocido. El estudio incluía tanto poblaciones de Cannabis psicoactivo, como de cáñamo (tanto de uso industrial como alimentario) y también poblaciones silvestres de diferentes partes del mundo.
En 2004 Hillig y Mahlberg publicaron un análisis de estas variaciones de su colección de germoplasma. Mediante cromatografía de gases, determinaron las concentraciones de cannabinoides y las frecuencias de alelos del gen que controla la producción de CBD y THC en las plantas estudiadas.
Gracias a sus hallazgos, concluyeron que los patrones de variaciones quimiotípicas apoyaban la existencia de dos especies diferenciadas: C. Indica y C. Sativa, aunque no encontraron marcadores genéticos ni datos representativos que pudiesen apoyar la idea de C. Ruderalis como una tercera especie.
Los autores clasificaron así las especies de Cannabis: Cannabis Sativa: englobaría las poblaciones de landraces de fibra, semillas y también aquellas silvestres o escapadas de cultivos domésticos de cáñamo procedentes de Europa, Asia Central y Asia Menor. Cannabis Indica: incluiría las poblaciones de Cannabis psicoactivo tanto de hojas estrechas como anchas seleccionadas por el hombre por su alta concentración en principios activos, junto a las poblaciones de cáñamo asiáticas y también las poblaciones silvestres o escapadas (naturalizadas) del Himalaya. Cannabis Indica ssp indica: las plantas de alto poder psicoactivo encontradas en el subcontinente indio, del Sur. Cannabis Indica ssp. afghanica: aquellas plantas destinadas a la elaboración de hachís, procedentes del Hindu Kush que Schultes estudió en Afganistán, pensando que se trataba de C. Indica. Cannabis Indica ssp. chinesis: aquellas plantas de cáñamo cultivadas para fibra o semillas en Asia oriental. Cannabis Indica ssp. kafiristanica: poblaciones que crecen espontáneamente, silvestres. Podría tratarse del ancestro de C. Indica ssp. indica. En otro documento de la serie, se recogía una interesante variación de terpenos ocurrida en los aceites esenciales del Cannabis de varias plantas psicoactivas de hojas anchas de las muestras, incluyendo guaiol y algunos isómeros de eudesmol, que los diferenciaba de los otros taxones estudiados.
El viejo debate indica vs sativa y la morfología foliar del Cannabis:
Gracias a todas estas investigaciones, podemos afirmar que la verdadera especiación del Cannabis psicoactivo procede del cisma que tiene lugar entre sus dos familias fundamentales: las plantas destinadas la producción de resina y aquellas destinadas a la producción exclusiva de flores de “sinsemilla” (hachís frente a ganja).
Esto es lo que nos hará diferenciar claramente los genotipos tradicionales del Hindu Kush y laderas de los Himalayas (regiones subtropicales con veranos cortos y estaciones marcadas), de todas aquellas subespecies, genotipos o landraces de hoja fina y patrones de crecimiento diferentes que se han ido finalmente América del Sur (regiones tropicales con poca o nula variación estacional).
Esta diferenciación en cuanto al uso final de la planta favoreció también una selección artificial determinante, llevada a cabo por los cultivadores y campesinos tradicionales de cada región, originando las diferentes landraces de la planta. Asimismo, el entorno en el que crecían ha tenido un impacto igual de grande en la adaptación natural de la planta a sus condiciones climáticas y sobretodo del fotoperiodo (marcado por la latitud). Algunos cambios son visibles en la diferencia entre la morfología de las hojas, estructura de las inflorescencias y también tiempos de crecimiento o maduración de las diferentes plantas.
El empleo de la morfología foliar como sistema de clasificación taxonómico no es tan ambiguo o extraño como podría parecer. De hecho, en botánica, una de las claves identificativas más extendidas es el estudio de la morfología de las hojas de las plantas menores o árboles.
Sin embargo, el problema es que hoy en día hacer esto con el Cannabis sería poco viable. En primer lugar, por su ilegalidad en la mayor parte del mundo. En segundo lugar, debido a que ya prácticamente no se encuentran poblaciones de landraces tradiciona-
Comparativa entre hojas de las especies Acer L sp.
Comparando estructura y hojas de una BLD con una NLD.
les en forma pura (sin hibridar ni contaminar con otras modernas) con las que poder hacer un estudio de documentación exhaustivo.
Lamentablemente, la gran mayoría se encuentran extintas como para llevar a cabo un estudio botánico riguroso, que nos permitiese clasificar de manera efectiva los distintos taxones tanto de especies o razas puras como de cultivares híbridos tradicionales. Sencillamente no existe suficiente variedad de especímenes como para elaborar un muestreo que tuviese el peso esperado.
El descontrol en el mundo del cultivo del Cannabis es tal que hoy en día sería inviable incluso poder estudiar los primeros híbridos anteriores a los años 90 para compararlos y clasificarlos. Han desaparecido debido a la hibridación. De hecho, la mayoría de variedades de Cannabis modernas son fruto de esa hibridación de los primeros cultivares nativos importados de sus países de origen, o de su re-hibridación posterior con otros híbridos estables y arraigados como Skunk#1, Northern Lights o más recientemente otros como Sour Diesel, Bubba Kush, etc.
Aun así, incluso el ojo profano podría llegar a diferenciar fácilmente el aspecto de una planta con carga genética Kush de otra con mayor carga genética tropical. La selección humana ha provocado cambios significativos en su aspecto.
Uno de los principales defensores de las nuevas teorías de especiación, así como de los hallazgos de Hillig y Mahlberg es el reconocido experto en Cannabis Robert C. Clarke, de la International Hemp Association.
Clarke, junto a M. Merlin fue el principal impulsor de un nuevo sistema de clasificación en siglas basado en las investigaciones de Hillig, y la observación morfología de las hojas del Cannabis. En su título más reciente nos muestra esta nueva clasificación, que está siendo adoptada por la mayoría de expertos en la planta a nivel mundial, debido a su lógica y compatibilidad con otros sistemas de clasificación. A pesar de esto, una gran parte de la comunidad se resiste a actualizarse y revisar su terminología obsoleta.
Las subespecies o biotipos que se encuentran están vigentes según este nuevo sistema son: Cannabis Indica ssp. indica: NLD – Narrow Leaf Drug (tipo psicoactivo de hoja fina): inicialmente propia del Sur de Asia, hacia Sudeste Asiático y Medio Este. De ahí se extendió por todo el Sudeste Asiático, Europa (segunda mitad del s. XX), etc. Cannabis Indica ssp. kafiristanica: NLDA – Narrow Leaf Drug Ancestor (ancestro del tipo psicoactivo de hoja fina): es el posible ancestro o plantas asilvestradas del tipo narcótico de hoja fina, presente en la zona que se extiende a los pies de los Himalayas, desde Kashmir hasta Myanmar, a lo largo de toda la Cordillera del Pamir, donde el Sur de Asia se encuentra con Asia Central. Desde donde ha pasado hacia la India y el Sudeste Asiático inicialmente y evolucionado a lo que conocemos como NLD. Cannabis Indica ssp. afghanica: BLD – Broad Leaf Drug (tipo psicoactivo de hoja ancha): inicialmente de Afganistán y Pakistán Cannabis Indica ssp. chinensis: (BLH – Broad Leaf Hemp (cáñamo de hoja ancha): originario de Asia Oriental y usado para fibra, alimento -semillas, aceite- y en menor medida uso medicinal o psicoactivo. Presente en la actualidad en China, Korea, Japón y Sudeste Asiático (Myanmar, Norte de Tailandia y Norte de Vietnam). Evolucionó de un ancestro ya extinto en el Este de Asia. Cannabis Sativa ssp. sativa NLH – Narrow Leaf Hemp (cáñamo de hoja fina): originario en Asia Central y principalmente encontrado en Europa y Norteamérica en la actualidad.
Se considera también la existencia de una posible especie primigenia común a todo el género Cannabis que aún existe al norte de Asia central de forma feral o silvestre, el Cannabis Ruderalis. Creemos que un hecho muy intere sante es que este nuevo sistema de clasificación se encuentra respaldado o contrasta con las viejas teorías antropológicas o etnobotánicas acerca de la evolución y dispersión del Cannabis a lo largo de la historia. Asimismo, coincide con la división tradicional entre plantas Kush para la extracción de hachís y plantas tropicales para ganja, de la que ya habíamos hablado anteriormente.
Indica vs Sativa, la importancia de modificar y normalizar la terminología popular:
Tradicionalmente se ha empleado esta terminología en la literatura y el saber popular. Aun hoy en día los bancos de semillas, revistas, publicaciones del sector, cultivadores, aficionados, asociaciones, dispensarios y otros siguen empleando esta dicotomía indica/ sativa como si fuese la panacea de la clasificación entre diferentes plantas de Cannabis, cuando lo cierto es que esta información no aporta absolutamente ningún dato válido. Dado que todas las plantas de Cannabis psicoactivo pertenecen a la especie indica (o subespecie, según corriente de pensamiento), debemos usar otros sistemas de clasificación para discernir en sus efectos psicoactivos o su interés terapéutico. Debemos tratar de modificar y actualizar nuestro vocabulario, pues lo contrario da lugar a perpetuar este mito o concepto equivocado. Hoy en día disponemos de herramientas e instrumental analítico suficientes como para poder estudiar las diferencias bioquímicas o de quimiotipos entre las plantas. El doctor Ethan Russo respondía ante la pregunta de los diferentes efectos en relación con la diferenciación Indica / Sativa que esta dicotomía se basaba en un concepto o idea fútil, carente de sentido o incluso peligroso, que contribuye a que tanto pacientes como consumidores obtengan una idea equivocada de lo que han de esperar de una sustancia psicoactiva como el Cannabis.
Para poder clasificar esto objetivamente, es necesario analizar las características bioquímicas de cada planta individual y relacionarlo después con los efectos objetivos de cada perfil concreto o quimiotipos, tras observarlos en pacientes o usuarios.
En todo caso, la diferencia objetiva que podemos encontrar entre una planta de tipo NLD y otra BLD es algo real y totalmente observable. Y además del contraste morfológico, tiene mucho que ver con sus características bioquímicas. Salta a la vista que no tiene los mismos efectos un cultivar afgano que uno mexicano o del sudeste asiático. Del mismo modo, no todos los compuestos tienen el mismo interés para los científicos, médicos, pacientes o consumidores en general.
Algunos se preguntarán entonces acerca de la verdadera diferencia entre ambos grupos de plantas, dejando a un lado el debate taxonómico. La respuesta, evidentemente, pasa por estudiar sus diferentes quimiotipos y proporciones de cannabinoides, terpenos y otras sustancias. Esta diferenciación sigue siendo útil y necesaria para la comunidad en torno a la planta y es la única que tiene validez total.
El problema es que la terminología Indica/sativa, así como el uso de esos porcentajes tan carentes de sentido, es que su uso está muy extendido a nivel cultural para diferenciar tipos de plantas. Lo cierto es que ni aun en el hipotético caso de ser correcto, sería posible calcular esos porcentajes con exactitud. Especialmente si tenemos en cuenta el panorama de polihíbridos actuales, de linajes más que cuestionables y generalmente intrazables. La única manera de seguir usando el mecanismo de los porcentajes para obtener intuitivamente información sobre la carga genética de las especies en los híbridos, sería modificarlo y actualizarlo usando la dicotomía indica/afganica en su lugar: Sativas: serían en realidad plantas de la subespecie Cannabis indica ssp Indica. Indicas: serían en realidad plantas la subespecie Cannabis indica ssp Afghanica. Así, pasaríamos a hablar, por ejemplo, de híbridos 70% Indica/30% Afganica en su lugar. Aunque como hemos dicho, el cálculo exacto de esos porcentajes del linaje no tiene ningún fundamento, por no ser viable en la mayoría de casos.
Es un hecho probado que, en muchos casos, ni siquiera los propios productores de semillas tienen la menor idea o interés acerca de esta importantísima información que es el linaje preciso de un híbrido. Esto es así cuando no se trata directamente de una información que se oculta de forma deliberada. El linaje lo es todo en este caso, pues de él siempre dependen directamente el genotipo y los quimiotipos que las pantas van a mostrar, así como el potencial de encontrar en ellas lo que se espera. Por tanto, se trata de una información que todos deberían exigir a los productores.
Llevará un tiempo que el uso de la terminología correcta se normalice en todo el sector y las cosas cambien. Tal vez con la regularización o el auge de las aplicaciones médicas del Cannabis y sus derivados se resuelva el rompecabezas bioquímico de la planta, pudiendo surgir así nuevos métodos o vocabulario para diferenciar entre los distintos quimiotipos o incluso los perfiles diferentes que podríamos encontrar dentro de cada quimiotipo particular.
Personalmente creo que, con el tiempo y las investigaciones adecuadas, acabaremos sustituyendo los términos Indica / Sativa por un vocabulario más preciso y adecuado que describa objetivamente los distintos efectos del Cannabis, tanto a nivel terapéutico como lúdico.
[Nota del editor: puedes encontrar más información sobre la nueva terminología propuesta para sustituir a Indica y Sativa en la entrevista a Robert Clarke sobre su obra “Cannabis: evolution and Ethnobotany”, publicada en Soft Secrets número 2 del 2014. Desde entonces conocemos esta nueva terminología, más exacta, pero también más difícil de implementar, al confundir al público por llamar Índica a lo que consideran Sativa, por eso hemos decidido no emplearla de momento.]