Obra de la Sociedad de San Pablo
7º Domingo del Tiempo Ordinario
AÑO 72 N° 07 / SEMANARIO DE INSTRUCCIÓN RELIGIOSA / Ciclo C / 20 de febrero 2022 / ISSN 1405-6453
G ru p o E d itoria l S a n P a b lo p on e su c on fia n za e n D ios n u estro señ or, esta m os seg u ros q u e él n os a c om pa ñ a rá h oy y siem pre, y q u erem os q u e tú ta m bién sien ta s su presen c ia y te sien ta s acom pañado por él y por nosotros, por eso, h em os prepa ra d o pa ra ti esta versión espec ia l d e n u estro sem a n a rio "E l D om in g o", pa ra d ec irte q u e esta m os siem pre c erc a d e ti y n os u n im os en ora c ión , rog a n d o a n u estro S eñ or J esu c risto por tod a la h u m a n id a d p a ra q u e su fe se a c re c ie n te y p od a m os, e n e stos tie m p os d ifíc ile s, d a r te stim on io d e e sp e ra n za y solid a rid a d .
-Al Servicio de la Verdad en la Caridad¡P roh ib id a s u re p rod u c c ión tota l o p a rc ia l!
REFLEXIÓN INICIAL “Amen a sus enemigos” Las bienaventuranzas presentan los valores del cielo. En sí mismas, demandan un cambio de mentalidad, incluso de corazón; en definitiva, exigen un cambio radical en nuestros modos de vida. Sin embargo, en el Evangelio de Lucas esta radicalidad es mucho más exigente. Después de proclamar las bienaventuranzas, Jesús le dijo también a sus discípulos: “A los que me escuchan les digo: amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldigan, rueguen por los que los difamen”. ¿Cómo puede ser esto posible? El escándalo debió haberse manifestado en los rostros de sus oyentes. ¡Dios no puede pedir tal cosa! Al enemigo no se le ama; al que odia no se le devuelve el bien; al que maldice no se le bendice; no se ruega por el que difama. ¡No hay lógica en lo que acaba de decir Jesús! Más que un nuevo mandamiento, las palabras de Jesús condenaban a los seguidores y a los discípulos a una vida de malos tratos. ¡El camino de Dios no puede ser un camino de espinas y abrojos! Pero Jesús, en la narración del evangelista, no da marcha atrás, continúa: “Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, dale, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames”. Ser seguidor de Jesús implica más que la aceptación de una doctrina nueva, es una vida con otros valores. Pero un modo de vida concreto. Jesús no quería a sus discípulos de cualquier manera, su forma de vivir debía ser testimonio. Las palabras de Jesús, aquellas que daban confianza y seguridad en un principio, ahora provocan incertidumbre, asombro y miedo. En el marco de este discurso, Jesús sintetiza todo lo que ha dicho en una oración: “Trata a los hombres como quieras que ellos te traten”. Los valores del Evangelio no son una imposición para los seguidores, sino una elección de vida. P. Reyes Muñoz Tónix, SchP
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CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA
VII Domingo del Tiempo Ordinario Monición
La vida de todo bautizado no es un lecho de rosas, sino un camino de maduración en la fe. Dios nos invita a hacer de nuestra vida un germen de bien en el mundo, pues somos llamados a transformar el entorno con nuestro testimonio, a sembrar encuentro y no división. Bienvenidos a esta celebración.
Ritos iniciales Antífona de entrada
Confío, Señor, en tu misericordia. Se alegra mi corazón con tu auxilio; cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
Acto penitencial
Sacerdote: Nuestro Padre Dios nos acoge con ternura cada vez que lo invocamos porque somos sus hijos predilectos. Pidamos su misericordia (Silencio). Sacerdote: Por las veces en que no hemos amado a nuestros hermanos. Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad. Sacerdote: Por las veces en que no hemos obedecido las correcciones de nuestros padres. Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad. Sacerdote: Por las veces en que no aceptamos la ayuda de nuestros amigos. Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad. Sacerdote: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.
Gloria
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo; Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
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Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso, que la constante meditación de tus misterios nos impulse a decir y hacer siempre lo que sea de tu agrado. Por nuestro Señor Jesucristo...
Liturgia de la palabra Monición
La primera lectura nos presenta el momento en el cual David muestra un corazón compasivo ante el rey Saúl que lo perseguía. Aquel lo perdona porque sabía que era el ungido del Señor. Escuchemos.
Primera lectura Del primer libro de Samuel (1Sam 26, 2. 7-9. 12-13. 22-23) En aquellos días, Saúl se puso en camino con tres mil soldados israelitas, bajó al desierto de Zif en persecución de David y acampó en Jakilá. David y Abisay fueron de noche al campamento enemigo y encontraron a Saúl durmiendo entre los carros; su lanza estaba clavada en tierra, junto a su cabecera, y en torno a él dormían Abner y su ejército. Abisay dijo entonces a David: “Dios te está poniendo al enemigo al alcance de tu mano. Deja que lo clave ahora en tierra con un solo golpe de su misma lanza. No hará falta repetirlo”. Pero David replicó: “No lo mates. ¿Quién puede atentar contra el ungido del Señor y quedar sin pecado?”. Entonces cogió David la lanza y el jarro de agua de la cabecera de Saúl y se marchó con Abisay. Nadie los vio, nadie se enteró y nadie despertó; todos siguieron durmiendo, porque el Señor les había enviado un sueño profundo. David cruzó de nuevo el valle y se detuvo en lo alto del monte, a gran distancia del campamento de Saúl. Desde ahí gritó: “Rey Saúl, aquí está tu lanza, manda a alguno de tus criados a recogerla. El Señor le dará a cada uno según su justicia y su lealtad, pues él te puso hoy en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor”. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial (Sal 102) R. El Señor es compasivo y misericordioso. L. Bendice al Señor, alma mía,/ que todo mi ser bendiga su santo nombre./ Bendice al Señor, alma mía,/ y no te olvides de sus beneficios./R. L. El Señor perdona tus pecados/ y cura tus enfermedades;/ él rescata tu vida del sepulcro/ y te colma de amor y de ternura./ R. L. El Señor es compasivo y misericordioso,/ lento para enojarse y generoso para perdonar./ No nos trata como merecen nuestras culpas,/ ni nos paga según nuestros pecados./R. L. Como dista el oriente del ocaso,/ así aleja de nosotros nuestros delitos;/ como un padre es compasivo con sus hijos,/ así es compasivo el Señor con quien lo ama./R.
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Monición
San Pablo nos presenta a Adán como al hombre procedente de la tierra y a Cristo como al hombre celestial. El hombre terreno está llamado a transformarse en hombre celestial. Escuchemos. Segunda lectura De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1Cor 15, 45-49) Hermanos: La Escritura dice que el primer hombre, Adán, fue un ser que tuvo vida; el último Adán es espíritu que da la vida. Sin embargo, no existe primero lo vivificado por el Espíritu, sino lo puramente humano; lo vivificado por el Espíritu viene después. El primer hombre, hecho de tierra, es terreno; el segundo viene del cielo. Como fue el hombre terreno, así son los hombres terrenos; como es el hombre celestial, así serán los celestiales.Y del mismo modo que fuimos semejantes al hombre terreno, seremos también semejantes al hombre celestial. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio (Jn 13, 34) Aleluya, aleluya.
El evangelio de hoy tiene muchas novedades: invita a amar a los enemigos, amar sin exclusiones. Jesús nos pide que tratemos a los demás como quisiéramos ser tratados por ellos. Aleluya, aleluya.
Monición
Las bienaventuranzas subrayan la oposición que existe entre la vida cristiana y la vida del mundo. No olvidemos que la riqueza, el estar saciados, el disfrutar del mundo y el ser apreciados por todos son bienes que no dan felicidad. Escuchemos.
Evangelio Del santo Evangelio según san Lucas (Lc 6, 27-38) Gloria a Ti, Señor. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes los maldicen y oren por quienes los difaman. Al que te golpee en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la túnica. Al que te pida, dale; y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes; porque si aman sólo a los que los aman, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores aman a quienes los aman. Si hacen el bien sólo a los que les hacen el bien, ¿qué tiene de extraordinario? Lo mismo hacen los pecadores. Si prestan solamente cuando esperan cobrar, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores prestan
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a otros pecadores, con la intención de cobrárselo después. Ustedes, en cambio, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar recompensa. Así tendrán un gran premio y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno hasta con los malos y los ingratos. Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos”. Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Profesión de fe
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo [en las palabras que siguen, hasta “se hizo hombre”, todos se inclinan], y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
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Oración universal Sacerdote: Con un corazón sincero, con profunda humildad y confianza, elevemos oraciones a nuestro Padre, a fin de que nos conceda lo que le pedimos y a una sola voz digamos: Escúchanos, Señor. 1. Otorga, Señor, a tu santa Iglesia todo lo que necesita para llevar por buenos caminos su misión, para que trabaje siempre con mayor fuerza por la fraternidad y amistad social. Roguemos al Señor. 2. Escucha, Padre, la oración que tus hijos te presentan en favor de los hermanos que gobiernan los pueblos, para que se conviertan y trabajen por el bien común. Roguemos al Señor. 3. Oremos por los que hacen el mal a quienes trabajan por la construcción del Reino y la justicia, para que abandonen sus egoísmos y se sumen a las filas de los que trabajan por la paz. Roguemos al Señor. 4. Por la fidelidad al Evangelio de quienes hoy nos hemos reunido para celebrar el triunfo del Señor, para que seamos verdaderos testimonios de una vida de servicio y entrega. Roguemos al Señor. Intenciones de la Iglesia local. Sacerdote: Dios nuestro, tú eres el bien más precioso de nuestras vidas, atiende aquello que te pedimos y danos las gracias que necesitamos para amar y perdonar a nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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Liturgia eucaristica Sacerdote: Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios Padre todopoderoso. Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
Oración sobre las ofrendas
Al celebrar con la debida reverencia tus misterios, te rogamos, Señor, que los dones ofrecidos en honor de tu gloria nos sirvan para la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Antífona de la comunión (Sal 9, 2-3)
Proclamaré todas tus maravillas; me alegraré y exultaré contigo y entonaré salmos a tu nombre, Dios Altísimo.
Comunión Espiritual Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
Oración después de la comunión Concédenos, Dios todopoderoso, que alcancemos aquel fruto celestial, cuyo adelanto acabamos de recibir mediante estos sacramentos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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CATEQUESIS SOBRE LA EUCARISTIA -En la Eucaristía, Dios se encuentra con nuestra fragilidadNos recuerda el Papa que la Eucaristía es lugar de misericordia: “El Señor nos sorprende mostrándonos que Él nos ama también en nuestras debilidades. Jesucristo es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero (1Jn 2, 2). Este don —el Señor que nos perdona siempre— es una verdadera consolación, es un don que se nos ha dado a través de la Eucaristía (…). El Señor encuentra nuestra fragilidad para llevarnos de nuevo a nuestra primera llamada: esa de ser imagen y semejanza de Dios. Éste es el ambiente de la Eucaristía, esto es la oración”. (Audiencia del Papa Francisco, 15 de noviembre de 2017 / Adaptación: Padre Emmanuel)
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CALENDARIO LITÚRGICO
20 FEBRERO VII Domingo del Tiempo Ordinario
1Lectura
1Sam 26, 2. 7-9. 12-13. 22-23
21 FEBRERO S. Pedro Damián
1Lectura Sant 3, 13-18
22 FEBRERO Cátedra de san Pedro, apóstol
1Lectura 1Pe 5, 1-4
Salmo 18
Salmo
Evangelio
Evangelio Mc 9, 14-29
Evangelio
23 FEBRERO
24 FEBRERO
25 FEBRERO
S. Policarpo
S. Evecio
Salmo 102
2 Lectura
1Cor 15, 45-49 Lc 6, 27-38
22
Mt 16, 13-19
Bto. Sebastián de Aparicio
1Lectura Sant 5, 9-12
1Lectura Sant 4, 13-17
1Lectura Sant 5, 1-6
Salmo 48
Salmo 48
Salmo 102
Evangelio Mc 9, 38-40
Evangelio Mc 9, 41-50
Evangelio Mc 10, 1-12
26 FEBRERO S. Alejandro
1Lectura Sant 5, 13-20 Salmo 140 Evangelio Mc 10, 13-16
3a Semana del Salterio
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