SAN MARTÍN Libertador de América de Ricardo Elorza Villamayor

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Introducción Presentar un trabajo sobre el Libertador de América, aunque solamente trate de sus documentos -cartas, partes de batalla, circulares o informes-, implica una gran responsabilidad. Dado las circunstancias nada favorables con que el nuevo siglo viene postergando, y en circunstancias ignorando la inmensa obra y sacrificios realizados por San Martín en la Guerra de la Independencia de América del Sur, nos complace hacer frente al desafío, aportando algunos elementos que demuestran la grandeza espiritual, moral e intelectual de quien, junto con el General Manuel Belgrano, representan las glorias más sublimes de nuestra Patria Grande. Transcribo fragmentos del libro “De Manuel Belgrano al Papa Francisco”, Capítulo 4, que denominé José de San Martín. EL ENCUENTRO DE DOS LÍDERES: SAN MARTÍN Y BELGRANO Relación entre el Libertador y el Fundador En este capítulo mostramos, a través de su correspondencia epistolar y otros escritos, el pensamiento y la acción de José Francisco de San Martín, nacido en la antigua misión jesuita de Los Santos Reyes Magos de Yapeyú. Así podemos ver la profunda relación entre el líder y fundador del Movimiento Revolucionario, General Manuel Belgrano, y el militar de temple y condiciones excepcionales en la conducción de la guerra. Esa complementación se va a extender desde 1813 hasta la muerte de Belgrano, ocurrida en 1820, momento en que San Martín, ya a punto de partir a Lima desde Valparaíso, quedará con el peso y la responsabilidad de continuar y completar el camino iniciado por aquél. Veamos cómo Belgrano, en el trayecto de Potosí hacia Vilcapugio, convencido de una pronta victoria contestó una carta de San Martín en la que el Libertador le hacía llegar conceptos de táctica militar: “¡Ay! Amigo mío, ¿y qué concepto se ha formado usted de mí? Por casualidad, o mejor diré, porque Dios ha querido, me hallo de general sin saber en qué esfera estoy: no ha sido esta mi carrera, y ahora tengo que estudiar para medio desempeñarme, y cada día veo más y más las dificultades de cumplir con esta terrible obligación... Creo a Guibert el maestro único de la táctica, y sin embargo, convengo con Ud. en cuanto a la caballería, respecto a la espada y lanza…Me pri2


vo del segundo cuaderno, de que Ud. me habla: la abeja que pica en buenas flores proporciona una rica miel; ojala que nuestros paisanos se dedicasen a otro tanto y nos diesen un producto tan excelente como el que me prometo del trabajo de Ud., pues el principio que vi en el correo anterior, relativo a la caballería, me llenó”. Belgrano nos muestra aquí su humildad, ya que no toma en cuenta para si los triunfos de Las Piedras, Tucumán y Salta, logrados por su capacidad militar y resolución. Tampoco menciona a San Martín, que la necesidad de afianzar a las poblaciones del alto Perú y divulgar los principios de la Revolución, lo había llevado a desprenderse de sus mejores oficiales: como el coronel Ignacio Warnes a quien envió a Santa Cruz de la Sierra; Antonio Álvarez de Arenales, a Cochabamba; Ortiz de Ocampo a La Paz; Francisco Pérez de Uriondo, a Tarija; y el caso de del coronel Manuel Dorrego, a quien relevó por actos de indisciplina, como antes lo hizo con Martín Miguel de Güemes por similares circunstancias. Esas bajas debilitaron a su Estado Mayor notablemente; sumado a los problemas de altura, ya que la mitad de su tropa provenía de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, que se encuentran a nivel del mar, mientras Vilcapugio y Ayohuma, superan los 3.500 metros de altura. A poco de arribar a Humahuaca, donde instaló el Cuartel General de su diezmado Ejército, Belgrano fue informado que se acercaban auxilios conducidos por el Coronel San Martín. Esa noticia fortaleció notablemente el espíritu del General. Belgrano había solicitado el envío de San Martín, estando en Tucumán, casi dos años antes, pero su presencia fue retaceada en aquellos momentos fundamentales. Transcribimos dos cartas que Belgrano le envió a San Martín desde allí. CARTAS DE BELGRANO A SAN MARTÍN Epistolario Belgraniano CXXIII Pág. 243 Belgrano a San Martín comentándole la derrota de Ayohuma y expresando su deseo de servir a la Patria “aunque sea en la clase de soldado”, mucho lamenta que el gobierno negara su pedido de incorporar a San Martín al Ejército Auxiliar, diciéndole que “algún día sentirán esta negativa”. Humahuaca, 8 de diciembre de 1813. 3


“No siempre puede uno lo que quiere, ni con las mejores medidas se alcanza lo que se desea: he sido completamente batido en las Pampas de Ayohuma cuando más creía conseguir la victoria; pero hay constancia y fortaleza para sobrellevar los contrastes y nada me arredrará para servir, aunque sea en la clase de soldado, por la libertad e independencia de la Patria. Mucho me alegrará que venga el refuerzo ofrecido, que ponen algunos en duda con las nuevas noticias de España; si no fuéramos Españoles debió haber estado conmigo antes de la acción de Salta; pero debe verificarse el proverbio: después del amo, etc. lo que es lo mismo, socorro de España. Si Yo permaneciese con el mando, no dude V. que atenderé al Capitán y demás tropa de su cuerpo que viniese: lo pedí a V. desde Tucumán, no quisieron enviármelo, algún día sentirán esta negativa; en las revoluciones y en las que no lo son, el miedo sólo sirve para perderlo todo. He celebrado que venga el Coronel Alvear y más ahora que V. me confirma las noticias que tengo de sus buenas cualidades; mucha falta me han hecho los buenos Jefes de División porque el General no puede estar en todas partes. Uno de ellos faltó a una orden mía y he ahí el origen de la pérdida de la .última acción, que vuelvo a decir, ha sido terrible, y nos ha puesto en circunstancias muy críticas. Somos todos militares nuevos, con los resabios de la facultad Española y todo se encuentra, menos la aplicación y contracción para saberse desempeñar; puede que estos golpes nos hagan abrir los ojos, y viendo los peligros más de cerca, tratemos de otros esfuerzos que son dados a los hombres que pueden y deben llamarse tales. Es verdad que estoy con mil atenciones, porque tengo que volver a empezar mis trabajos; pero esto no me impide para contestar a V. y decirle que soy su Ml. Belgrano Humahuaca, 8 de diciembre de 1813. Al Sr. Dn. José de San Martín, Coronel de Granaderos de a Caballo Buenos Aires Fuente: Archivo de San Martín, Documento N. 128

CARTA DE BELGRANO A SAN MARTÍN 4


Humahuaca, 17 de diciembre de 1813. Mi amigo: No se decir lo bastante cuanto me alegro de la disposición de Gobierno para que venga de Jefe del auxilio con que se trata de rehacer este desgraciado Ejército: ojalá que haga otra cosa más que le pido, para que mi gusto sea mayor, ¡si puede serlo! Vuele V., si es posible; la Patria necesita que se hagan esfuerzos singulares, y no dudo que V. los ejecute según mis deseos para que yo pueda respirar con alguna confianza, y salir de los graves cuidados que me agitan incesantemente. Crea V. que no tendré satisfacción mayor que el día que logre tener la satisfacción de estrecharlo entre mis brazos, y hacerle ver lo que aprecio el mérito y la honradez de los buenos patriotas como V. de quien soy, sinceramente Ml. Belgrano Humahuaca, 17 de Diciembre de 1813. S.D. José de San Martín. Donde se halle. Fuente: Archivo de San Martín, Documento N. 130 Epistolario Belgraniano CXXV, pág. 246.

EL PLAN DE LA INDEPENDENCIA CONTINENTAL La correspondencia entre San Martín y Belgrano nos indica el grado de amistad y compañerismo que siempre caracterizó la relación. Así también, existen otras cartas que han escrito ambos a distintas personalidades, haciendo referencias del otro. Una de ellas, que considero clarifica lo que muchas palabras al respecto han oscurecido, es la siguiente: CARTA DE SAN MARTÍN AL DIRECTOR SUPREMO GERVASIO POSADAS 13 de Febrero de 1814 Excelentísimo Señor “Anoche he recibido la suprema orden de Vuestra Excelencia de 5 del corriente para que haga entender inmediatamente al Brigadier Don Manuel Belgrano que sin pérdida de instante se ponga en camino para la ciudad de Córdoba, dejando el mando accidental de su regimiento en el oficial más antiguo, a quien corresponda, para ordenanza, y que cuando haya llegado a su destino de cuenta a esa Supre-

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macía para impartirle las órdenes convenientes al mejor servicio del ejército. Sin embargo del respeto con que miro todas las órdenes superiores y de mi habitual disposición a procurar el más exacto cumplimiento, debo hacer presente a Vuestra Excelencia, oficio que por ahora no puede tener efecto por hallarse este Brigadier enfermo al parecer de terciana, y que poniéndose en camino las lluvias y más que todo los calores seguramente le agravarían la enfermedad y pondrían en mayor riesgo su vida: pueda de que es necesaria aún su permanencia en ésta para hacerme una formal entrega del Archivo de la Secretaría que no la ha verificado hasta el día por haberse enfermado de igual accidente los oficiales de ella con quienes ha de formar el inventario, a fin de que lo realice cuanto antes le paso con esta fecha el corres pondiente Oficio. Con motivo pues de esta demora indispensable, he creído de mí deber informar a Vuestra Excelencia que de ninguna manera es conveniente la separación de otro Brigadier de este Ejército, en primer lugar porque no encuentro un Oficial de bastante suficiencia y actividad que le subsigue accidentalmente en el mando de su Regimiento, que debe organizarse bajo un pie respetable y con la celeridad posible antes que adelante sus movimientos el enemigo que se halla ya reforzado en Salta; ni quien me ayude a desempeñar las diferentes atenciones que me rodean con el orden que deseo, e instruir la oficialidad, que además de ser ignorante y presuntuosa se niega a todo lo que es aprender, y es necesario estar constantemente sobre ella para que se instruyan al menos de que es indispensable absolutamente que sepan. Después de esto yo me hallo en unos países cuyas gentes, costumbres y relaciones me son absolutamente desconocidas, y cuya situación topográfica la ignoro, y siendo estos conocimientos de absoluta necesidad para hacer la guerra, sólo este individuo puede suplir su falta, instruyéndome y dándome las noticias necesarias de que carezco, como lo ha dicho hasta aquí, para arreglar mis disposiciones; pues de todos los demás oficiales de graduación que hay en el Ejército no encuentro otro de quien hacer mi confianza, ya porque carecen de aquel juicio y determinación que son necesarios en tales cargos, y ya porque no han tenido los motivos que él para tomar unos conocimientos tan extensos e individuales como los que posee. 6


Últimamente Vuestra Excelencia esté firmemente persuadido que su buena opinión entre los principales vecinos emigrados del interior y habitantes de este Pueblo es grande; que a pesar de los contrastes que han sufrido nuestras armas a sus órdenes, lo consideraban como un hombre útil y necesario en el Ejército, porque saben su contracción y empeño, y conocen sus talentos y su conducta irreprensible, están convencidos prácticamente que el mejor General nada vale si no tiene conocimiento del país en donde se hace la guerra, y considerando la falta que debe hacerme, su separación del Ejército le causará un disgusto y desaliento muy notable que será de funestas consecuencias para los progresos de nuestras armas. No son estos unos temores vagos, sino temores de que ya hay alguna experiencia, pues sólo el recelo de que a la separación del mando del Ejército se seguiría la orden para que bajase a esa Capital, ha tenido y tiene en suspensión y como amortiguados los espíritus de los emigrados de más séquito, e influya en el interior de muchos vecinos de esta Ciudad, que desfallecerán del todo si llegan a verlo realizado. Así espero que Vuestra Excelencia pesando todas estas consideraciones y otras que no podrán ocultarse a su Superior penetración, que para lo mismo omita exponerlas, se dignará, en obsequio de la salvación del Estado, conservar en este Ejército a otro Brigadier, o resolver lo que fuere su Supremo agrado. Dios guíe a Vuestra Excelencia muchos años. José de San Martín Tucumán, 13 de Febrero de 1814. Excelentísimo Señor Fuente: Archivo General de la Nación. Documentos Escritos. Sala X. 3-10-7.

EL NUEVO PLAN CONTINENTAL La carta precedente nos demuestra por un lado, el afecto y estima de San Martín a Belgrano, pero además, la actitud firme de San Martín se prolongó 2 meses más, proyectando los pasos estratégicos en la continuidad del Plan Continental Revolucionario. Es inverosímil sostener que San Martín hubiese planificado lo desconocido, ya que jamás estuvo en la región altoperuana. Sin embargo, la historia oficial viene divulgando hasta el hartazgo un supuesto 7


Plan Continental, imaginado como proveniente de Europa. Además, El Libertador, en esa carta lo dice sin rodeos. El Plan Continental fue concebido con la misma Revolución. Ambos héroes lo reelaboraron en función de las nuevas realidades, contando con la experiencia, ascendencia popular y sabiduría de Belgrano que se multiplicó con la capacidad de San Martín, permitiendo definir el nuevo Plan. Luego de la salida de Belgrano en abril, y el abandono del Ejército Auxiliar por parte de San Martín en junio, aduciendo problemas de salud, éste, se radicó temporalmente en Saldán, provincia de Córdoba, en la finca que le facilitó el General Juan Bautista Bustos. Ambos Líderes habían decidido llevar a cabo la Expedición Libertadora por el Pacífico, liberando Chile como paso intermedio. Aquí debemos coincidir con Mitre, nobleza obliga, que lo define así: “Páginas como ésta son las que hacen la gloria de la humanidad. Hay en ella grandeza de alma de parte de uno y otro, y al mismo tiempo espontánea sencillez en la abnegación y en la generosidad recíproca”. Existieron otras cartas de igual o similar tenor enviadas al gobierno, pero se procedió no obstante, al relevo de Belgrano, lo que justifica el abandono de ese destino por parte de San Martín para cumplir con el plan acordado. Belgrano, luego de retirarse de Tucumán para dirigirse a la Capital, estuvo varios días en la Provincia de sus abuelos, desde la que envió a San Martín importantes recomendaciones: CARTAS DE BELGRANO A SAN MARTÍN Epistolario Belgraniano, María Teresa Piragino. CXLIII, Pág. 273 El Brigadier General Don Manuel Belgrano, a pocos días de ser relevado de la jefatura del Regimientos de Patricios y a tres meses de pasar el mando del Ejército Auxiliar del Perú al Coronel Don José de San Martín, le escribe a éste desde Loreto, Santiago del Estero –provincia natal de su familia materna– el 6 de Abril de 1814.

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“Mi amigo: Hablo a V. como tal, y según mis deseos de su acierto; no sé quien ha venido aquí, con la noticia de las reglas reservadas con que deben gobernarse los Cuerpos, inculcando con la del duelo, me lo han preguntado varios vecinos, asombrados, y a todos he contestado que ignoro, y aún disuadiéndoles. Son muy respetables las preocupaciones de los Pueblos, y mucho más aquellas que se apoyan, por poco que sea, en cosa que huele a Religión; creo muy bien que V. tendrá esto presente, y que arbitrará el medio de que no cunda esa disposición, y particularmente de que no llegue a noticia de los Pueblos del Inte—rior. La guerra, allí, no sólo la ha de hacer V. con las armas, sino con la opinión, afianzándose siempre ésta en las virtudes morales, cristianas y religiosas, pues los enemigos nos la han hecho llamándonos herejes, y sólo por este medio han atraído las gentes bárbaras a las armas, manifestándoles que atacábamos la Religión. Acaso se reirá alguno de éste mi pensamiento, pero no deje llevarse por opiniones exóticas, ni de hombres que no conocen el País que pisan; además, por este medio conseguir. V. tener al Ejército bien subordinado, pues él, al fin se compone de hombres educados en la Religión Católica que profesamos, y sus máximas no pueden ser más a propósito para el orden. Estoy cierto de que los Pueblos del Perú no tienen una sola virtud, y que la Religión la reducen a exterioridades todas las clases, hablo en lo general, pues son tan celosos de éstas que no cabe más, y aseguro a V. que se vería en muchos trabajos si notasen lo más mínimo en el Ejército de su mando, que se opusiese a ella, y a las excomuniones de los Papas. He dicho a V. lo bastante; quisiera hablar más, pero temo quitar a V. su precioso tiempo, y mis males tampoco me dejan; añadir únicamente, que conserve la Bandera que le deje, que la enarbole cuando todo el Ejército se forme; que no deje de implorar a Nuestra Señora de Mercedes, nombrándola siempre nuestra Generala, y no olvide los escapularios a la tropa; deje V. que se rían, los efectos le resarcirán a V. de la risa de los mentecatos que sólo ven las cosas por cima. (sic) Acuérdese V. que es un General Cristiano, Apostólico Romano; cele V. de que en nada, ni aún en las conversaciones más triviales, se falte el respeto de cuanto diga a nuestra Santa Religión; tenga presente a los Generales del Pueblo de Israel, sino a los de los Gentiles, y al 9


gran Julio C.sar que jamás dejó de invocar a los Dioses inmortales, y por sus victorias en Roma, se decretaban rogativas: se lo dice su verdadero y fiel amigo. Ml. Belgrano Santiago del Estero, 6 de Abril de 1814 Sr. Dn. José de San Martín. Tucumán” Fuente: Archivo de San Martín, Documento N. 163.

En otra carta del 26-4-1814, Belgrano le recomienda a San Martín rezar todas las tardes con la tropa y oficialidad, tradición que San Martín inició en Mendoza al hacerse cargo del gobierno y el armado del Ejército de los Andes. En cuanto a la exhortación que le hace respecto de Nuestra Señora de Mercedes, mientras esté en Tucumán, El Libertador lo cumple, al igual que el uso de los escapularios de la tropa. Al hacerse cargo de la formación del Ejército de los Andes, nombró Generala a Nuestra Señora del Carmen, por ser la imagen de la Madre de Jesús más venerada en Mendoza, asiento de su cargo de Gobernador, aunque podríamos suponer, como lo hacemos en otra parte del presente, que el tercer nombre de su esposa Remedios de Escalada es precisamente Carmen y relatamos aquí la importancia que Remeditos tuvo en la organización y apoyo de la Patricias a recabar fondos para el Ejército, organizar a las mujeres para la confección de Banderas y uniformes; y por supuesto, la valoración entre los vecinos de esa ciudad. Otro detalle o sutileza al respecto, bautiza a su única hija: Mercedes, sin que existan antecedentes familiares con ese nombre. Belgrano, que desde Enero no cruza correspondencia con el director supremo Gervasio Posadas, a quien en la última carta había desafiado duramente, respondiendo a agravios que el agente inglés, tío de Alvear, profirió al héroe, no regresó a Buenos Aires por largo tiempo, atento al apoyo que necesitaba San Martín en la ciudadela de Tucumán. Alternó su estada en Santiago del Estero, entre la capital provincial y el pueblo de Loreto, residencia de sus abuelos. Desde allí escribía a su compañero: CARTA DE BELGRANO A SAN MARTÍN Epistolario Belgraniano, pág. 280, CXLVI “Loreto, 22 de Mayo de 1814 Mi amigo: 10


Siento mucho que los males continúen, quisiera poder contribuir a los alivios de Ud., pero en la parte que puedo encargo a mis parientes que tengo en ésa, que hagan cuanto les sea dable en su obsequio; por lo pronto el Dr. Dn. Pedro Uriarte, Cura de este Pueblo, saludará a Ud. en mi nombre, y se le ofrecerá, no menos que Dn. Pedro Carol, a quien escribo ejecute lo mismo; Ud. dígales lo que quiera, seguro de que le servirán como a mí mismo. Con arreglo a orden del Gobierno, marcho a Buenos Aires; saldré mañana de aquí; valgo nada, mas cuando yo fuera capaz de ser útil a Ud., pondré en ejecución, si Ud. quiere creer que soy su amigo y en consecuencia, gustare ocuparme: tengo positivos deseos de manifestar a Ud., la voluntad con que me digo su Ml. Belgrano Loreto, 22 de Mayo de 1814. Sr. Dn. José de San Martín” Fuente: Archivo de San Martín, Documento N. 176

CARLOS MARÍA DE ALVEAR Entrega a Inglaterra Al partir Belgrano y Rivadavia a Europa designados representantes con el objeto de conocer la situación política en medio de las luchas intestinas internacionales, Carlos Alvear, fue designado por su tío, Gervasio Posadas, nuevo Director Supremo en su propio reemplazo. Ya previamente convertido en enemigo desembozado de San Martín, a sólo 15 días de asumir, y sin consultar a los revolucionarios inmersos en plena Guerra por la Independencia de América del Sur, envió a Río de Janeiro al secretario de la Asamblea Constituyente, Manuel José García, con el supuesto objetivo de impedir que una proyectada expedición española recibiera el apoyo de la corte portuguesa; García llevó dos cartas con el mismo contenido: una para el embajador inglés en Río de Janeiro, Lord Strangford, y otra para el ministro de relaciones exteriores británico Castlereagh. Ocultadas por la historia oficial, y prácticamente desconocidas por muchos historiadores –al menos no suelen mostrarlas a los alumnos o estudiantes de los distintos niveles, incluso universitarios-, aquí

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realizo la transcripción, en la certeza que sorprenderá a quien la lea por primera vez: CARTA DE ALVEAR AL GOBIERNO INGLÉS Bs. Ays. Enero 25 de 1815 “Cinco años de repetidas experiencias han hecho ver de un modo indudable a todos los hombres de juicio y opinión, que este país no está en edad ni estado de gobernarse por sí mismo, y que necesita una mano exterior que lo dirija y contenga en la esfera del orden antes que se precipite en los horrores de la anarquía. Pero también ha hecho conocer el tiempo la imposibilidad de que vuelva a la antigua dominación, porque el odio a los Españoles, que ha excitado su orgullo y opresión desde el tiempo de la conquista, ha subido de punto con los sucesos y desengaños de su fiereza durante la revolución. La sola idea de composición con los Españoles los exalta hasta el fanatismo, y todos juran en público y en secreto morir antes que sujetarse a la Metrópoli. En estas circunstancias solamente la generosa Nación Británica puede poner un remedio eficaz a tantos males, acogiendo en sus brazos estas Provincias que obedecerán su Gobierno, y recibirán sus leyes con el mayor placer, porque conocen que es el único medio de evitar la destrucción del país, a que están dispuestos antes que volver a la antigua servidumbre, y esperan de la sabiduría de esa nación una existencia pacífica y dichosa. Yo no dudo asegurar, V.E., sobre mi palabra de honor, que éste es el voto y objeto de las esperanzas de todos los hombres sensatos, que son los que forman la opinión real de los Pueblos; y si alguna idea puede lisonjearme en el mando que obtengo, no es otra cosa que la de poder concurrir con la autoridad y el poder a la realización de esta medida toda vez que se acepte para la Gran Bretaña. Sin entrar en los arcanos de la Política del Gabinete Inglés, yo he llegado a persuadirme que el proyecto no ofrece grandes embarazos en la ejecución. Estas provincias desean pertenecer a Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. Ellas se abandonan sin condición alguna a la generosidad y buena fe del pueblo inglés y yo estoy resuelto a sostener tan justa solicitud para librarlas de los males que las afligen. Es necesario se aprovechen los momentos; que vengan tropas que impongan a los genios díscolos y un jefe plenamente autorizado para que empiece a dar al 12


país las formas que sean de su beneplácito, del rey y de la Nación a cuyos efectos espero que V.E. me dará sus avisos con la reserva y prontitud que conviene para preparar oportunamente la ejecución. Inglaterra no puede abandonar a su suerte a los habitantes del Río de la Plata en el acto mismo que se arrojan en sus brazos generosos. Yo deseo que V.E. se digne escuchar mi enviado, Dn. Manuel García, acordar con él lo que V.E. juzgue conducente y manifestarme sus sentimientos, en la inteligencia que estoy dispuesto a dar todas las pruebas de sinceridad de esta comunicación, y tomar de consuno las medidas que sean necesarias para realizar el proyecto, si en el concepto de V.E., puede encontrar acogida feliz en el ánimo del Rey y la Nación. Dios Guíe a V.E. Ms. As. Bs. Ays. Enero 25 de 1815. Carlos de Alvear. ENEMIGOS INTERIORES Estos fueron los graves tropiezos de la Revolución que los Líderes Nacionales debieron soportar y superar con frecuencia; aunque en muchos casos vieron trabados o impedidos sus planes por otras tantas traiciones “de los enemigos interiores y exteriores”, como proclamó Belgrano en Rosario el 27 de Febrero de 1812 al crear la Bandera Nacional. CARTA DE SAN MARTÍN A GODOY CRUZ, Mendoza, 12 de Marzo de 1816. Mi amigo muy apreciable: Su comunicación del 24 del pasado llegó a mis manos y fue tanto más satisfactoria, cuanto que me anuncia la reunión próxima de congreso, de él esperamos las mejoras que nos son necesarias, y si éste no lo hace, podemos resolvernos a hacer la guerra de gaucho. Se me acaba de avisar que el correo de ésta sale a las doce, cuando creía no lo hacía hasta mañana, así es que se lo escribo a usted. En el caso de nombrar a quien deba reemplazar a Rondeau, yo me decido por Belgrano, éste es el más metódico de los que conozco en nuestra América, lleno de integridad y talento natural; no tendrá los conocimientos de Moreau o Bonaparte en punto a milicia, pero créame usted que es lo mejor que tenemos en América del Sur.

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El correo entrante tendrá más tiempo de escribirle su amigo que lo ama de corazón. José de San Martín Como vemos, en esa carta San Martín destaca las cualidades personales y militares de Manuel Belgrano. Antes, pone en duda la aptitud y actitudes del Congreso, y revela su intención de hacer la guerra de guerrillas. SAN MARTÍN A BELGRANO Santiago de Chile, 20 de Agosto de 1817. “Mi hermano y amigo amado: Tengo a la vista sus apreciables del 10 y 26 del pasado. Me dice usted está con deseos de saber mis planes ulteriores, para poder arreglar los suyos con anticipación; en dos palabras se los diré a usted, pero bajo el supuesto que me tiene que dar usted su opinión con la franqueza que le caracteriza, para que de este modo me quede tiempo de variarlos. Nada puede emprenderse con esta fuerza, sin tener una marítima que nos asegure: al efecto están en los Estados Unidos dos comisionados, los que han llevado doscientos mil pesos en dinero y letras abiertas para la compra de cuatro fragatas de treinta cañones para arriba. A más, se han celebrado otras dos contratas, de las que esperamos seis fragatas más de igual porte. Dominado el Pacífico, hacer salir la expedición de seis mil hombres y desembarcar en Lima; mi objeto es atacar el foco de sus recursos, y si la capital cae, el resto tendrá igual suerte. Yo espero que en todo marzo venidero estemos prontos. Repito que espero el parecer de usted. Muy bien me parece el diario militar. Este ejército se suscribe a cien ejemplares; ellos esparcirán las luces de que tanto necesitan nuestros oficiales. Remito a usted el estado de la fuerza de los ejércitos unidos; para fines de este mes deben llegar mil quinientos reclutas más. Hágame el favor de pagar a don Bernabé. Aráoz los meses de asignación que ha entregado a la madre del mayor Álvarez, cuya cantidad me dirá usted a la persona que debo entregarla en Buenos Aires, o si nuestro Pinto lo quiere hacer, yo entregaré en ésta a su padre la cantidad que él dé. 14


Sigo mortificado con mis achaques, pero no hay otro arbitrio que trabajar hasta que demos fin a nuestra grande obra. Guido me encarga un celemín de afectos para usted; hágalo en mi nombre a Cruz, Pinto y demás hermanos. Por momentos estoy esperando los resultados de Talcahuano. Adiós mi amigo; lo será de usted eternamente su José de San Martín P.D.: Mañana llegan a ésta Moldes, Padilla e Isaza; yo los cuidaré en términos que no pueden hacer mal. EL ENCUENTRO SAN MARTÍN - BOLIVAR Relatos de contemporáneos recopilados por José Luis Busaniche

La entrevista de Guayaquil Mientras San Martín consolidaba su situación en Lima con la ocupación de la fortaleza del Callao, el general Sucre, lugarteniente de Bolívar –desembarcado con tropas en Guayaquil- atacó al general español Aymerich, dueño de Quito, y sufrió una seria derrota en Huachi. Sucre pidió auxilios militares a San Martín que se los franqueó generosamente. Más de mil seiscientos soldados y jefes, muchos argentinos (Busaniche llama así a los bonaerenses R.E.V.), entre ellos un escuadrón de granaderos a caballo al mando de Lavalle, marcharon en esa expedición bajo las órdenes del coronel Santa Cruz. Con este auxilio, alcanzó Sucre las victorias de Río Bamba y Pichincha que le dieron –sobre todo esta última batalla– el dominio de Quito. (24 de mayo de 1822). Poco tiempo después, Bolívar, triunfante en Bomboná, entró también victorioso en Quito. Completaba así Bolívar la independencia de Venezuela y Nueva Granada… Guayaquil declaró su independencia dos años antes con ayuda de San Martín… (que lo consideraba parte del Perú R.E.V.) Bolívar no desconoció la ayuda prestada por San Martín a Sucre. En un decreto suyo, dejó establecido: “El gobierno de Colombia, se reconoce deudor a la división del Perú de una gran parte de la batalla de Pichincha”. Y escribió a San Martín: “El ejército de Colombia, está pronto a marchar adonde quiera que sus hermanos lo llamen y muy particularmente a la patria de nuestros vecinos del Sur, a quienes por tantos títulos debemos preferir como los primeros amigos y hermanos de armas”.

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COMENTARIO DEL CORONEL RUFINO GUIDO “Desde la llegada de San Martín a Guayaquil, se veía una inmensa masa de pueblo agrupada al frente de la casa en que se hospedó, la que aclamaba sin cesar al Libertador del Perú…”. MARÍA DE LOS REMEDIOS DE ESCALADA Esposa, Compañera y Amiga del Libertador A pesar de que Remedios era una joven de 14 años, tras un muy corto noviazgo, contrajo matrimonio con San Martín el 12 de septiembre de 1812 en la Iglesia de la Merced. Suele afirmarse con muy poco sentido de la ubicación y del tiempo, los supuestos cortos períodos en que los esposos convivieron: seguramente nunca hicieron cuentas ni miraron el almanaque, ya que de haberlo hecho no cometerían semejantes disparates. Hasta Noviembre de 1813, conviven el año y dos meses que median desde el casamiento, y sólo deben separarse las 2 semanas que lo llevan a combatir en el glorioso San Lorenzo, -como ocurre en muchísimos casos por razones de la profesión-, o como lo fue también por las misiones del futuro Libertador de América. Posteriormente, cuando San Martín debe acudir al actual noroeste argentino, -entonces corazón de la Guerra de América del Sur-, donde llega en Enero de 1814 al poco poblado sur de Salta, postas de Algarrobo y de Yatasto, para encontrase con su amigo y compañero Manuel Belgrano, residiendo en Tucumán hasta junio en que pasa brevemente a Saldán, en la provincia de Córdoba. De inmediato juntos van a residir en Mendoza donde a los dos años, 24 de Agosto de 1816, nace Merceditas; recordemos que ambos residen allí siendo San Martín Gobernador Intendente de Cuyo. La Infanta Mercedes de San Martín y Escalada, es homenajeada llevando su nombre una de las calles céntricas de la ciudad de Mendoza, -entonces capital de Cuyo, hoy de la provincia de Mendoza-. BELGRANO ORGANIZA LA CUSTODIA DE REMEDIOS DE ESCALADA DE SAN MARTÍN Y MERCEDITAS. Por razones de salud, Remedios, regresó a Buenos Aires, el 16 de marzo de 1819 para ser asistida en la casa de sus padres.

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Para la seguridad de su traslado, el general Manuel Belgrano, que por su condición de Capitán General y General en Jefe del Ejército Auxiliar del Perú, residía en el Cuartel General en San Miguel de Tucumán, dispuso su custodia desde Mendoza hasta Rosario, dado que la distancia de unos 1.000 kilómetros se hacía entonces a través de caminos de alta peligrosidad. San Martín había regresado de Mendoza a Chile, donde continuaba la preparación del Ejército Unido de Chile y las Provincias Unidas de América del Sur, que por el Pacífico preveía el ataque del centro enemigo instalado en Lima que se demoró hasta el 20 de Agosto de 1820, ante la falta de recursos suficientes, a pesar del enorme respaldo de su gran amigo y Director Supremo de Chile, General Bernardo O’Higgins. Ya muy enferma, la esposa de San Martín, pasó sus últimos días en una quinta del actual barrio de Parque Patricios, donde falleció el 3 de agosto de 1823. Para gran pesar del Libertador, no llegó a despedirla ya que Rivadavia había planeado el asesinato de San Martín, quien fue prevenido poco antes de iniciar su viaje desde Mendoza a Buenos Aires. Hacia fines de Diciembre de ese mismo año pudo llegar a Buenos Aires, donde encargó la construcción de un mausoleo en el cementerio de La Recoleta. Hoy se puede leer en una placa que hizo esculpir, la siguiente leyenda: “Aquí descansa Remedios Escalada, Esposa y amiga del general San Martín”.

Aquí transcribimos una excelente investigación realizada por Luis Roberto Altamira, de su obra:

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“San Martín. Sus relaciones con Bernardino Rivadavia” Impresiones Pellegrini 1950. Museo Histórico Nacional. Su correspondencia.

“…San Martín permaneció en Mendoza, retirado en su chacra; Rivadavia, apoyado por el gobernador de Buenos Aires lo hostilizó de todas formas. Primero le puso un mucamo como espía de sus movimientos y luego hasta le violaba su correspondencia privada. El propio San Martín se lo confiesa a O’Higgins en carta del 2 de octubre de 1827: “...Mi separación voluntaria del Perú parecía me ponía al cubierto de toda sospecha de ambicionar nada sobre las desunidas Provincias del Plata. Confinado en mi hacienda de Mendoza, y sin más relaciones que algunos vecinos que venían a visitarme, nada de esto bastó para tranquilizar la desconfiada administración de Buenos Aires; ella me cercó de espías; mi correspondencia era abierta con grosería...”. Por su parte, el 16 de agosto de 1828, el mismo Bernardo O’Higgins lo confirmaba en carta a San Martín: “...ejerzan enhorabuena su rabia inquisitorial en nuestra comunicaciones privadas que ellos no encontrarán otra materia más que la misma firmeza y honradez que no han podido contradecir de nuestra vida pública. Hasta la evidencia se podría asegurar que las ocho o diez cartas que veo por su apreciable del 29 de septiembre del año pasado se han escamoteado como las que he escrito a Ud. paran en poder del hombre más criminal que ha producido el pueblo argentino. Un enemigo tan feroz de los patriotas como Don Bernardino Rivadavia estaba preparado por arcanos más oscuros que el carbón para humillarlos y para degradación que su desastrosa administración ha dejado a un pueblo generoso, que fue la admiración y baliza de las repúblicas de América Sudeste. Hombre despreciable que no sólo ha ejercido su envidia y encono contra Ud. no queda satisfecha su rabia, y acudiendo a la guerra de zapa, quiso minarme en el retiro de este desierto, donde por huir de ingratos busco mi subsistencia y la de mi familia con el sudor de mi frente...”.

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SAN MARTÍN A CHILAVERT. Ataques y Calumnias También a Chilavert le refiere San Martín sobre los ataques y calumnias que recibía por parte de la prensa rivadaviana. 1 de enero de 1825 “...A mi regreso de Perú establecí mi cuartel general en mi chacra de Mendoza, y para hacer más inexpugnable mi posición, corté toda comunicación (excepto con mi familia), y me proponía en mi atrincheramiento dedicarme a los encantos de una vida agricultora y a la educación de mi hija, pero ¡vanas esperanzas! En medio de esos planes lisonjeros, he aquí que el espantoso “Centinela” (periódico rivadaviano) principia a hostilizarme; sus carnívoras falanges se destacan y bloquean mi pacífico retiro. Entonces fue cuando se me manifestó una verdad que no había previsto, a saber: que yo había figurado demasiado en la revolución para que se me dejara vivir tranquilamente”. Fuente: Comisión Nacional del Centenario. Documentación del archivo San Martín. Tomo I

SAN MARTÍN IMPEDIDO DE IR JUNTO A SU FAMILIA San Martín decide trasladarse a Buenos Aires a darle el último adiós a su esposa, que agonizante reclamaba su asistencia, pero debió postergar su viaje ante la certeza de un complot para interceptarlo, tomarlo prisionero o asesinarlo. CARTA DE ESTANISLAO LÓPEZ A SAN MARTÍN En medio de estos impedimentos, el 3 de agosto falleció Remedios de Escalada. El Gobernador de la Provincia de Santa Fe, Estanislao López, le escribe a San Martín: “Sé de una manera positiva por mis agentes en Buenos Aires que a la llegada de V.E. a aquella capital será mandado juzgar por el gobierno en un consejo de guerra de oficiales generales por haber desobedecido sus órdenes en 1817 y 1820, realizando en cambio las gloriosas campañas de Chile y Perú. Para evitar este escándalo inaudito y en manifestación de mi gratitud y del pueblo que presido, por haberse negado V.E. tan patrióticamente en 1820 a concurrir a derramar sangre de hermanos con los cuerpos del Ejército de los Andes que se hallaban en la provincia de Cuyo, siento el honor de

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asegurar a V.E. que a su solo aviso estaré en la provincia en masa a esperar a V.E. en El desmochado para llevarlo en triunfo hasta la plaza de la Victoria”. San Martín, no obstante el ofrecimiento de Estanislao López, decide regresar solo. Llega en una diligencia que desvía del camino corriente, arribando a Buenos Aires el 4 de diciembre de 1823. CARTAS DE SAN MARTÍN A TOMÁS GUIDO La reincorporación de la Banda Oriental a las Provincias Unidas, decide a Brasil -aliado de Inglaterra-, declarar la Guerra el 10 de diciembre de 1825. “...cuando se declaró la guerra no me pareció regular ofrecer mis servicios por temor de exponerme a un nuevo insulto...por otra parte, yo estoy seguro que si diese este paso se creería sospechoso, tanto más, cuanto el empeño que se ha puesto en hacer creer que el General San Martín no ha tenido otro objeto en su viaje a Europa que el de intrigar a fin de establecer monarquías en América. Los miserables que han hecho circular tan indignas imposturas (Rivadavia y sus agentes), no conocen que los sentimientos que francamente he manifestado sobre el particular, nada tienen que ver con los respetos que se deben a la mayoridad de la Nación por la cual me sacrificaría gustoso...”. 27 de abril de 1828: “¿Ignora Ud. por ventura que en el 23, cuando por ceder a las instancias de mi mujer de venir a Buenos Aires a darle el último adiós, resolví en mayo venir a Buenos Aires, se apostaron en el camino para prenderme como a un facineroso, lo que no realizaron por el piadoso aviso que se me dio por un individuo de la misma administración…?”. 13 de febrero de 1827 “Veo por la de Ud. se habían hecho por ese gobierno de Buenos Aires proposiciones de paz bajo la base de la independencia de la Banda Oriental...no nos hagamos ilusiones, la independencia de la Banda Oriental, es en mi opinión quimérica, sin más razón, porque carece de bases para serlo: su aproximación al Brasil, y porque sus mismos desórdenes le harán buscar un apoyo, y que esté en el orden, sea en el 20


más fuerte, y en este caso se presentarán dificultades inmensas para la organización de esa República Argentina, ya débil por las ricas y pobladas provincias que se le han separado, como por la ubicación que la condena a ver obstruido el día menos pensado el único canal de su propiedad, por el bloqueo del río”. Fuente: Piccinali, Héctor Juan. “San Martín y Rosas”. Editorial Colección Estrella Federal. Buenos Aires. 1988. (JS. p. 40).

El tratado de paz firmado por García en Brasil, bajo instrucciones de Rivadavia, produjo la repulsa del pueblo que obligó a éste, renunciar a la presidencia. Recordemos que el agente Manuel José García enviado por Rivadavia en 1825, es el mismo que Alvear envió en 1815 con la carta de entrega de las Provincia Unidas al imperio inglés. CARTA DE SAN MARTÍN A O´HIGGINS 20 de octubre de 1827 “Me dice Ud. no haber recibido más carta mías; se han extraviado, o mejor dicho se han escamoteado ocho o diez cartas mías que le tengo escritas desde mi salida de América; esto no me sorprende, pues me consta que en todo el tiempo de la administración de Rivadavia mi correspondencia ha sufrido una revista inquisitorial, la más completa. Yo he mirado esta conducta con el desprecio que merecen sus autores....ya habrá sabido la renuncia de Rivadavia. Su administración ha sido desastrosa y sólo ha contribuido a dividir los ánimos. Yo he rechazado tanto sus groseras imposturas como su innoble persona. Con un hombre como este al frente de la administración no creí necesario ofrecer mis servicios en la actual guerra con el Brasil por el convencimiento en que estaba, de que hubieran sido despreciados”. Fuente: Idem

Tras la renuncia de Rivadavia, Dorrego asume el gobierno, pero presionado por la banca inglesa firma el tratado definitivo por el cual la Provincia Oriental se constituyó en República con la doble garantía de Argentina y Brasil. San Martín, enterado de la caída de Rivadavia, decide regresar al país; pero al hacer escala en Río de Janeiro conoce el derrocamiento del coronel Dorrego provocado por el alzamiento

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de Lavalle. Al arribar a Montevideo, San Martín es informado del fusilamiento del Gobernador Dorrego, por lo que decide permanecer a bordo del barco. CARTA DE JOSÉ MARÍA PAZ A JUAN LAVALLE 9 de febrero de 1829 El General Paz, Ministro de Guerra nombrado por Lavalle le escribe: “…Mi querido Lavalle...otro incidente tengo que contar a Ud. Este es la llegada de San Martín...el 7 le escribió a Díaz Vélez... hasta la fecha no ha desembarcado y por el tenor y espíritu de su carta es de esperar que no lo hará. Sin embargo, calcule Ud. las consecuencias de una aparición tan repentina. Es probable que la oposición desahuciada, desesperada por la falta de un conductor que la guíe se fije en este hombre y le haga propuestas seductoras, ellas nada valdrán si quiere como dice, no pertenecer a ningún partido...pero si esto no sucede nos costará más trabajo el cumplimiento de las obras que hemos empezado…” San Martín, por su parte, recibe a bordo las visitas de sus amigos: Tomás Guido, Manuel de Olazábal y Álvarez Condarco, y se retira a Montevideo desde donde escribe varias cartas, esperando por dos meses un buque para regresar a Europa. CARTA DE SAN MARTÍN A GUIDO 6 de abril de 1829 Mí querido amigo: “…Las agitaciones de diez y nueve años de ensayos en busca de una libertad que no ha existido...hacen clamar a lo general de los hombres por un gobierno vigoroso, igualmente conveniente para que el país pueda existir es de necesidad absoluta que uno de los dos partidos desaparezca...al efecto se trata de buscar un salvador que reuniendo el prestigio de la victoria, el concepto de las demás provincias, y más que nada un brazo vigoroso que salve a la Patria de los males que la amenazan... …Mi amigo veamos claro, las situación en nuestro país es tal que el hombre que la mande no le queda otra alternativa que el apoyarse sobre la facción o renunciar al mando”.

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PROPUESTA DE LAVALLE Y RESPUESTA DE SAN MARTÍN Al llegar al puerto de Montevideo, San Martín recibe una comitiva que trae una propuesta de Lavalle con una carta de éste, fechada el 4 de Abril de ese año. CARTA DE SAN MARTÍN A LAVALLE Montevideo, abril 14 de 1829. “…Los señores Trole y Juan A. Nelly me han entregado la de Ud. del 4 del corriente; ellos le dirán cuál ha sido el resultado de nuestra conferencia; por mi parte siento decir a Ud. que los medios que me han propuesto no me parece tendrán las consecuencias que Ud. se propone para terminar los males que la afligen a nuestra patria desgraciada...una sola víctima que pueda economizar a su país le servirá de un consuelo inalterable...” No conocemos la propuesta de Lavalle, pero si la explicación que San Martín hace por carta a su amigo Bernardo O´Higgins, con la copia de su respuesta. CARTA DE SAN MARTÍN A O’HIGGINS 19 de abril de 1829 “...su objeto era que yo me encargase del mando del ejército y provincia de Buenos Aires y transase con las demás provincias a fin de garantir por mi parte y el de los demás gobernadores a los autores del 1ro de diciembre...por otra parte los autores del movimiento del 1ro de diciembre son Rivadavia y sus satélites, y a Ud. le consta los inmensos males que estos hombres han hecho no sólo a este país sino al resto de América con su infernal conducta. Si mi alma fuese tan despreciable como las suyas, yo aprovecharía esta ocasión para vengarme de las persecuciones que mi honor ha sufrido de estos hombres; pero es necesario señalarles la diferencia que hay de un hombre de bien, a un malvado...Digo a Ud. en la mía del 5 que para el próximo paquete de mayo me marcharía a Europa, pero lo certificaré en el que sale a fines de éste. Adiós otra vez, por siempre su invariable San Martín”. Sobre la correspondencia de San Martín en el Río de la Plata, transcribimos un último párrafo, porque entiendo define su relación con

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aquellos que autodenominados “unitarios”, en realidad han sido agentes que sirvieron al desmembramiento de la Patria Grande y a las potencias beneficiadas con la desunión de las Provincias Unidas. CARTA DE SAN MARTÍN A TOMÁS DE IRIARTE “Sería un loco si me mezclase con estos calaveras. Entre ellos hay alguno, y Lavalle es uno de ellos, a quien no he fusilado de lástima cuando estaban a mis órdenes en Chile y en Perú...son muchachos sin juicio, hombres desalmados...” CARTA DE SAN MARTÍN A PEDRO PLENZUEOS 25 de agosto de 1844 Relacionado con el enfrentamiento de San Martín con Rivadavia, veamos años después como trasmitía su opinión al amigo Pedro Plenzueos, sobre el denominado por la historia oficial: “primer presidente”, frase hecha pero falsa como tantas otras que tergiversan la realidad, que es la única verdad: “Si yo viese a su afortunada patria dar oídos a los visionarios y precipitar sus reformas, confieso a Ud. me alarmaría por su futura suerte; tenga Ud. presente la que se siguió en Buenos Aires por el célebre Rivadavia que empleó sólo la madera para hacer andamios para componer la fachada de lo que llaman Catedral, 60 mil duros, que se gastaron ingentes sumas para contratar ingenieros en Francia y comprar útiles para la construcción de un pozo artesiano al lado de un río y en medio de un cementerio público, y todo ello se hacía cuando no había un muelle para embarcar y por el contrario se deshizo y destruyó el que había de piedra y que había costado 600 fuertes en tiempo de los españoles, que el ejército estaba sin paga y en tal miseria que pedían limosna los soldados públicamente. En fin, que estableció el papel moneda que ha sido la ruina del crédito de aquella República Argentina. Sería de no acabar si se enumeraran las locuras de aquel visionario y la administración de un gran número de mis compatriotas, creyendo improvisar en Buenos Aires la civilización europea con sólo los decretos que diariamente llenaba lo que se llama el Archivo Oficial. Yo espero que Chile seguirá la marcha sólida que ha emprendido y que sus reformas las hará con pasos de tortuga”. VICENTE LÓPEZ y JOSÉ DE SAN MART.N 24


Revolución y Contrarrevolución Juan José Busaniche, reveló en 1950, una carta hasta entonces inédita, donde podemos apreciar la amistad del autor de la letra de la Marcha Patriótica, actual Himno Nacional Argentino, Vicente López y Planes con José de San Martín, luego de intentar retornar del exilio forzado. En esa carta, fechada en Buenos Aires el 4 de Enero de 1830, López y Planes, realizó un análisis sobre la traición encaramada tras la Revolución de 1810: LO QUE OCULTA LA HISTORIA OFICIAL Aquí debemos insistir en una serie de hechos que trata de soslayar la historia oficial, ocultando especialmente el primero de ellos, ocurrido el 8 de Octubre de 1812. Conocido el triunfo de Belgrano en Tucumán, Nicolás Rodríguez Peña promueve y logra la destitución del secretario de gobierno Bernardino Rivadavia y también del resto de los miembros de aquel triunviro gobernante. Para concretar esa maniobra, Rodríguez Peña acudió al entonces Teniente Coronel San Martín y su reciente cuerpo de Granaderos a Caballo. En Diciembre de 1814, el Director Supremo Gervasio Posadas, tío de Alvear, designó a Rivadavia en misión diplomática a Brasil e Inglaterra. En 1821, con el apoyo de Inglaterra, aprovechando la muerte de Belgrano y la ausencia de San Martín que se encontraba en Lima al frente del Ejército Libertador, Rivadavia volvió al poder de la mano del gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez, en calidad de secretario de Gobierno. El 8 de febrero de 1826, a través de una maniobra fraudulenta, asumió como presidente de las Provincias Unidas, en función de una falsa constitución unitaria que convirtió en capital del país a todo el territorio de la Provincia de Buenos Aires. CARTA DE VICENTE LÓPEZ Y PLANES A SAN MARTÍN 4 de Enero de 1830 “se dio a los godos el derecho de votar; ellos y extranjeros sin patriotismo, subieron a destinos y ejercieron comisiones lucrativas y de influencia, manejando nada menos que la bolsa del país en instituciones creadas al propósito y dando los medios de hacer fortuna o negándolos, según la adhesión u oposición”. 25


Y esto se lo relata justamente a San Martín, que había sufrido los mayores escarnios por parte de Rivadavia. “Muchas veces me he puesto a meditar en las causas del incremento y animosidad que han tomado nuestras eternas discordias y voy a poner a usted mi juicio francamente y en cuatro palabras. Yo no veo en todo este fenómeno más que revolución y contrarrevolución. La revolución ha dominado exclusivamente desde el año 10 hasta mediados del 21; la contrarrevolución ha dominado disfrazadamente desde mediados del 21 hasta mediados del 27; y habiendo sido entonces separada del timón, hizo su reacción vengativa para recobrarlo el 1ro de diciembre de 1828. La revolución consagró el principio: patriotismo sobre todo; la contrarrevolución, sin atreverse a excluir este principio, de hecho lo miró con mal ojo y dijo sólo: habilidad y riqueza”. SAN MARTÍN a VICENTE LÓPEZ Y PLANES 12 de Mayo de 1830. Carta de respuesta: “Son justísimas las observaciones que usted me hace en la suya y convengo con usted que el incremento que han tomado las discordias en Buenos Aires tiene su base en la revolución y contrarrevolución”. CARTA DE SAN MARTÍN A GUIDO Un mes antes, San Martín escribía a su amigo, el general Tomás Guido, siendo éste Ministro del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Brigadier General Juan Manuel de Rosas. Bruselas, 6 de abril de 1830 “...Noto con placer que la marcha del gobierno es firme... En mi opinión el Gobierno en las circunstancias difíciles en que se ha encontrado, debe si la ocasión se presenta, ser inexorable con el individuo que trate de alterar el orden, pues si no se hace respetar por una justicia firme e imparcial, se lo merendarán como si fuera una empanada, y lo peor del caso es que el país volverá a envolverse en nuevos males...Aunque no sea fácil juzgar a la distancia, me atrevo a extender mi juicio apoyándome solamente en la experiencia de nuestra revolución y en la moral que se caracteriza a nuestro bajo pueblo,

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para opinar que jamás se ha hallado en la provincia una situación más ventajosa para hacer su prosperidad que la presente. Me explicaré en pocas palabras. Todos los movimientos acaecidos en Buenos Aires desde el principio de la revolución han sido hechos contando con que esa dilatada campaña seguiría la impulsión que le daba la capital, como ha sucedido hasta la revolución, digo que el gobernador y sus ministros no tienen perdón; no crea Ud. por esto que soy de emplear medios violentos para mantener el orden, no mi amigo, estoy distante de dar tal consejo, lo que deseo es el gobierno siguiendo una línea de justicia severa haga respetar las leyes de un modo inexorable; sin más que esto yo estoy seguro que el orden se mantendrá. Yo no conozco al señor Rosas pero según tengo entendido tiene un carácter firme y buenos deseos; esto basta, pues la falta de experiencia en el mando la adquirirá (que no es mala escuela la de mandar ese pueblo) bajo la dirección de sus ministros”. CARTA DE SAN MARTÍN A TOMÁS GUIDO Año 1831 “El foco de las revoluciones, no sólo en Buenos Aires sino en las provincias, ha salido de esa capital; en ellas se encuentra la crema de la anarquía de los hombres inquietos y viciosos, de los que no viven más que de los trastornos porque no teniendo nada que perder todo lo esperan ganar en el desorden: porque el lujo excesivo multiplicando las necesidades, se procuran satisfacer sin reparar en los medios; ahí es donde un gran número no quiere vivir sino a costa del estado, y no trabajar, etc. etc. Estos medios de desorden que encierra la capital deben desaparecer en lo sucesivo. Que sepan los díscolos y aun los cívicos y las demás fuerzas armadas de la ciudad, que un par de regimientos de milicias de campaña, impidan la entrada de ganado por días, y yo estoy bien seguro que el pueblo mismo será el más interesado en evitar todo trastorno, so pena de no comer, y esto es muy normal. A esto se me dirá que el que tiene más ascendiente en la campaña será el verdadero jefe de estado; y en este caso no existirá el orden legal. Sin duda señor Don Tomás, esta es mi opinión, por el principio bien simple que el título de un gobierno no está asignado a más o menos 27


liberalidad de sus principios, pero si a la influencia que tiene en el bienestar de los que obedecen... Ya es tiempo de dejarnos de teorías, que 24 años de experiencia no han producido más que calamidades. Los hombres no viven de ilusiones, sino de hechos: ¿qué me importa que se me repita hasta la saciedad que vivo en un país de libertad si por el contrario se me oprime?... ¡Libertad! désela usted a un niño de tres años para que se entretenga por vía de diversión con un estuche de navajas de afeitar, y usted me contará los resultados. ¡Libertad! Para que un hombre de honor se vea atacado por una prensa silenciosa, sin que haya leyes que lo protejan y si existen se hagan ilusorias. ¡Libertad! Para que si me dedico a cualquier género de la industria, venga una revolución que me destruya el trabajo de muchos años y la esperanza de dejar un par de bocados a mis hijos. ¡Libertad! Para que se me cargue de contribuciones a fin de pagar los inmensos gastos originados porque a cuatro ambiciosos se les antoja por vía de la especulación, hacer una revolución y quedar impunes. ¡Libertad! ¡Libertad!...Maldita sea la libertad, ni será el hijo de mi madre el que vaya a gozar de los beneficios que ella proporciona, hasta que no vea establecido un gobierno que los demagogos llamen tirano y me proteja contra los bienes que me brinda la actual libertad. Tal vez usted dirá que esta carta está escrita por un humor bien soldadesco. Usted tendrá razón, pero convenga usted que a los 53 años no puede uno admitir de buena fe el que le quieran dar gato por liebre. No hay una sola vez que escriba sobre nuestro país, que no sufra una irritación. Dejemos este asunto y concluyo que el hombre que establezca el orden de nuestra patria, sea cuales sean los medios para que para ello emplee, es el solo que mereciera el noble título de su libertador”. Fuente: Sierra, Vicente: Historia Argentina

CARTA DE SAN MARTÍN A TOMÁS GUIDO 1ro de noviembre de 1831

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Enterado San Martín del Pacto Federal, del 4 de enero de 1831, escribe nuevamente a Guido el: “...y bien señor Don Tomás ¿Ha llegado o no la oportunidad? Afortunadamente para el hijo de mi madre, que ha habido almas caritativas que me han puesto al corriente de los acontecimientos. Por ellos puede calcularse que la guerra fratricida que tanto ha deshonrado y destruido a esas desgraciadas provincias es concluida...”. JUAN MANUEL DE ROSAS NO ACEPTA UN NUEVO MANDATO

Al completar su período de gobierno, la legislatura le ofrece a Rosas el gobierno por tres veces consecutivas, lo que rechaza en otras tantas oportunidades. Es que Rosas, ya había organizado una campaña al desierto que él considera impostergable. Ante esa negativa, la Legislatura designa al General Juan Ramón Balcarce, recrudeciendo nuevamente la anarquía. Los “lomos negros”, -unitarios devenidos a federales- se enfrentan con los auténticos federales, denominados “apostólicos”. Son los Federales adeptos a Rosas. CARTA DE SAN MARTÍN A TOMÁS GUIDO Veamos la opinión del General San Martín por su carta a su amigo, el general Tomás Guido: “El general Balcarce me ha merecido y merece la opinión de hombre de bien y con buenas intenciones pero sin talentos administrativos...y al mismo tiempo muy fácil de dejarse dirigir... su administración tuviese un feliz resultado si como me lo persuadí se rodeaba de hombres próvidos y talentosos. Pero ¡cuál sería mi sorpresa cuando supe que la flor y la nata de la chocarrera pillería, de la más sublime inmoralidad y de la venalidad la más degradante, es decir el ínclito y nunca bien ponderado Enrique Martínez había sido nombrado a uno de los Ministerios...pero aún me acompañaba la esperanza de que los otros dos Ministros (para mi desconocidos) pondrían un dique a las intrigas y excesos de su colega y manifestarían a Balcarce la incompatibilidad de la presencia de un hombre como Martínez; pero esas esperanzas desaparecieron completamente al ver que estos ministros fueron reemplazados por los doctores Tagle y Ugarteche; con esa trinidad no me quedó otra cosa que entonar el oficio agonizante por nuestra desdichada Patria...” 29


Fuente: Vicente Sierra: “Historia Argentina”. Editorial Científica Argentina. Buenos Aires, 1984

SAN MARTÍN Y LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA CARTA DE SAN MARTÍN A TOMÁS GUIDO 26 de Octubre de 1836 “… Veo con placer la marcha que sigue nuestra Patria: desengañémonos, nuestros países no pueden (a lo menos por muchos años) regirse de otro modo que por gobiernos vigorosos, más claro, despóticos…” No hay otro arbitrio para salvar un Estado que tiene (como el Perú) muchos Doctores… que un gobierno absoluto”. CARTA DE SAN MARTÍN A ROSAS “Excelentísimo Sr. Capitán General D. Juan Manuel de Rosas. Grand Bourg, cerca de París, 5 de agosto de 1838 Muy señor mío y respetable general: Separado voluntariamente de todo mando público el año 1823 y retirado en mi chacra de Mendoza, siguiendo por inclinación una vida retirada, creía que este sistema y más que todo, mi vida pública en el espacio de diez años, me pondrían a cubierto con mis compatriotas de toda idea de ambición a ninguna especie de mando; me equivoqué en mi cálculo –a dos meses de mi llegada a Mendoza, el gobierno que, en aquella época, mandaba en Buenos Aires, no sólo me formó un bloqueo de espías, entre ellos uno de mis sirvientes, sino que me hizo una guerra poco noble en los papeles públicos de su devoción, tratando al mismo tiempo de hacerme sospechoso a los demás gobiernos de las provincias; por otra parte, los de la oposición, hombres a quienes en general no conocía ni aún de vista, hacían circular la absurda idea que mi regreso del Perú no tenía otro objeto que el de derribar a la administración de Buenos Aires, y para corroborar esta idea mostraban (con una imprudencia poco común) cartas que ellos suponían les escribía. Lo que dejo expuesto me hizo conocer que mi posición era falsa y que, por desgracia mía, yo había figurado demasiado en la guerra de la independencia, para esperar gozar en mi patria, por entonces, la 30


tranquilidad que tanto apetecía. En estas circunstancia, resolví venir a Europa, esperando que mi país ofreciese garantía de orden para regresar a él; la época la creí oportuna en el año 29: a mi llegada a Buenos Aires me encontré con la guerra civil; preferí un nuevo ostracismo a tomar ninguna parte de sus disensiones, pero siempre con la esperanza de morir en su seno. Desde aquella época, seis años de males no interrumpidos han deteriorado mi constitución, pero no mi moral ni los deseos de ser útil a nuestra patria; me explicaré: He visto por los papeles públicos de ésta, el bloqueo que el gobierno francés ha establecido contra nuestro país; ignoro los resultados de esta medida; si son los de la guerra, yo sé lo que mi deber me impone como americano; pero en mis circunstancias y la de que no se fuese a creer que me supongo un hombre necesario, hace, por un exceso de delicadeza que usted sabrá valorar, me pondré en marcha para servir a la patria honradamente, en cualquier clase que se me destine. Concluida la guerra, me retiraré a un rincón –esto es si mi país me ofrece seguridad y orden; de lo contrario, regresaré a Europa con el sentimiento de no poder dejar mis huesos en la patria que me vio nacer. He aquí General, el objeto de esta carta. En cualquier de los dos casos –es decir, que mis servicios sean o no aceptados–, yo tendré siempre una completa satisfacción en que usted me crea sinceramente su apasionado servidor y compatriota, que besa su mano”. José de San Martín CARTA DE SAN MARTÍN A ROSAS “Gran Bourg, 7 leguas de París 10 de junio de 1839. Exmo. Sr. Capitán General D. Juan Manuel de Rosas. Respetable general y señor: Es con verdadera satisfacción que he recibido su apreciable del 24 de enero del corriente año; ella me hace más honor de lo que mis servicios merecen; de todos modos, la aprobación de estos por los hombres de bien es la recompensa más satisfactoria que uno puede recibir. Los impresos que usted ha tenido la bondad de remitirme, me han puesto al corriente de las causas que han dado margen a nuestra desavenencia con el gobierno francés: confieso a usted, apreciable general, que es menester no tener el menor sentimiento de justicia, para mirar con indiferencia un tal abuso del poder; por otra parte, la conducta de los agentes de este gobierno, 31


tanto en este país como en la Banda Oriental, no puede calificarse sino dándosele el nombre de verdaderos revolucionarios; ella no pertenece a un gobierno fuerte y civilizado; pero es que ni en la Cámara de los Pares, ni en la de los Representantes no ha habido un sólo individuo que haya exigido del ministerio la correspondencia que ha mediado con nuestro gobierno, para proceder de un modo tan violento como injusto: esta conducta puede atribuirse a un orgullo nacional, cuando puede ejercerse impunemente contra un estado débil o a la falta de experiencia en el gobierno representativo y a la ligereza proverbial de esta nación; pero lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación española; una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer. Me dice en su apreciable, que mis servicios pueden ser de utilidad a nuestra Patria en Europa; yo estoy pronto a rendírselos con la mayor satisfacción; pero, y faltaría a la confianza con la que usted me honra, si no le manifestase, que destinado a las armas desde mis primeros años, ni mi educación, ilustración, ni talentos no son propios para desempeñar una comisión de cuyo éxito puede depender la felicidad de nuestro país; si un sincero deseo del acierto y una buena voluntad fuesen suficientes para corresponder a la tal confianza, usted puede contar con ambas cosas con toda seguridad, pero estos deseos son nulos sino los acompañan otras cualidades. Deseo a usted acierto en todo y una salud cumplida, igualmente el que me crea sinceramente su afecto servidor y compatriota. José de San Martín”. Fuente: Ricardo Font Ezcurra “San Martín y Rosas”. Ed. Juan Manuel de Rosas, Buenos Aires-1965, pág. Cap.I pág.25.

CARTA DE SAN MARTÍN A ROSAS 2 de Noviembre de 1948 “…He tenido una verdadera satisfacción al saber el levantamiento del injusto bloqueo con que nos hostilizaban las dos primeras naciones de Europa; esta satisfacción es tanto más completa cuanto el honor del país no ha tenido nada que sufrir, y por el contrario presenta a todos los nuevos estados Americanos un modelo que seguir y más cuando éste está apoyado en la justicia…”. 32


CARTA DE SAN MARTÍN A ROSAS 6 de Mayo de 1850 “… como argentino me llena de verdadero orgullo, el ver la prosperidad, la paz interior, el orden y el honor restablecidos en nuestra querida patria; y todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles en que pocos estados se habrán hallado. Por tantos bienes realizados, yo felicito a Ud. sinceramente como igualmente a toda la Confederación Argentina”.

BREVE RESEÑA FAMILIAR DEL LIBERTADOR REMEDIOS DE ESCALADA DE SAN MARTÍN “Esa mujer me ha mirado para toda la vida” La esposa de José de San Martín: María de los Remedios Carmen Rafaela Feliciano Escalada de la Quintana, de familia económicamente considerable y sólido prestigio, adhirió de inmediato a la Revolución de 1810. Creo interesante destacar su tercer nombre, porque nos inclina a inferir que esto pudo influir en San Martín para declarar la imagen de Nuestra Señora del Carmen como protectora del Ejército de los Andes. Su familia estaba vinculada a la lucha patriótica y fue uno de los primeros contactos que José de San Martín hizo a su llegada a Buenos Aires.

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Cuando el entonces teniente coronel comenzó a organizar el Regimiento de Granaderos a Caballo, Remedios redactó una nota al gobierno –firmada por muchas damas de la sociedad–, en la que se comprometían a contribuir con pequeñas sumas sacadas de sus presupuestos hogareños, con el fin de comprar armas para el nuevo Regimiento. Don Antonio Escalada, su padre, se encargó de recibir los donativos. Así fue que en una tertulia realizada en su casa, Remedios y José de San Martín se conocieron. San Martín en carta a su fiel amigo Mariano Necochea, le dice: “Esa mujer me ha mirado para toda la vida”. El 12 de Setiembre de ese mismo año 1812, Remedios de Escalada y San Martín se unen en matrimonio en la Catedral de Buenos Aires. Cuando San Martín marcha al frente de sus Granaderos a Caballo a San Lorenzo, Remedios reside en casa de sus padres. Luego de 2 años, los esposos van a vivir a la ciudad de Mendoza, capital de Cuyo, Provincia de la que es designado gobernador el futuro Libertador. Allí, Remedios participaba activamente de las actividades políticas y sociales respaldando a su marido. En esa situación, fundó la Liga Patriótica de Mujeres que colaboró con el Ejército de los Andes en distintas tareas. REMEDIOS Y LA BANDERA DEL EJÉRCITO DE LOS ANDES Es más conocido que Remedios organizó a un grupo de mujeres mendocinas y de esposas del resto de los oficiales, que donaron gran parte de sus joyas con la finalidad de colaborar con el Ejército de los Andes. No contaba San Martín con la Bandera Nacional que le entregó Belgrano en Tucumán (ver carta del 6 de Abril de 1814), porque debió dejarla allí cuando se retiró de Jefe a mediados de 1814. San Martín pidió a Remedios y sus amigas en oportunidad de compartir la celebración de la Navidad -del 24 al 25 de Diciembre de 1816-, confeccionaran una Bandera con el compromiso de entregarla terminada el 5 de Enero de 1817, día en que fue presentada ante las tropas y el pueblo la referida Bandera. BANDERA NACIONAL DE LA LIBERTAD CIVIL Similitud con la Bandera de Los Andes 34


Si se observa detenidamente la Bandera Nacional de la Libertad Civil mandada a confeccionar y pintar por el General Belgrano, veremos la gran similitud con la confeccionada por las Patricias que lideraba Remedios, esposa del General San Martín. Las fotografías siguientes corresponden: la primera en ocasión de una de las visitas al Salón de la Banderas de la Casa de Gobierno de la Provincia de Jujuy, y la segunda a una réplica exacta realizada por la artista plástica Patricia Correa a nuestro pedido.

Salón de las Banderas Casa de Gobierno Provincia de Jujuy

Foto de la réplica de la Bandera Nacional de la Libertad Civil

TENIENTE CORONEL JUAN MANUEL CABOT La Bandera del Teniente Coronel Cabot Ocurre otro tanto con la Bandera que utilizó Juan Manuel Cabot, a cargo de la columna que en 1817 cruzó Los Andes desde San Juan. En 1816, Cabot, de 22 años de edad, era oficial del Ejército Auxiliar del Perú, a las órdenes de Belgrano, y éste lo seleccionó entre sus hombres destacados en Tucumán, de los que envió 200 a San Martín 35


en Mendoza. San Martín lo ascendió al grado de teniente coronel, bajo el mando del coronel Juan Gregorio de Las Heras. A fines de 1816, San Martín envió a Cabot a San Juan, al mando de un regimiento, siendo su segundo el teniente coronel Francisco Zelada; de allí partió por el Paso de Guana, tomando en Chile la provincia de Coquimbo y su capital: La Serena, como consecuencia de su triunfo en la Batalla de Salala, del 12 de Febrero de 1817, el mismo día que San Martín, con el grueso del Ejército de los Andes, vencía a los realistas en la Batalla de Chacabuco.

MÁXIMAS DE SAN MARTÍN A SU HIJA Transcribimos las máximas que fueron escritas por San Martín en el año 1825, cuando Merceditas tenía 9 años de edad y ya estaban ambos radicados en Europa. 1. Humanizar el carácter y hacerlo sensible aún con los insectos que nos perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: “Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos”. 2. Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira. 3. Inspirarla a una gran confianza y amistad pero uniendo el respeto. 4. Estimular en Mercedes la caridad con los pobres. 5. Respeto sobre la propiedad ajena. 6. Acostumbrarla a guardar un secreto. 7. Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones. 8. Dulzura con los criados, pobres y viejos. 9. Que hable poco y lo preciso. 10. Acostumbrarla a estar formal en la mesa. 11. Amor al aseo y desprecio al lujo. 12. Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad.

DESEO Y PREMONICIÓN DEL LIBERTADOR Carta De San Martín A González Balcarce 36


“Antes del nacimiento de mi Mercedes, mis votos eran porque fuese varón; contrariado en mis deseos, mis esperanzas se dirigieron a que algún día se uniese a un americano, hombre de bien, si posible, el que fuese hijo de un militar que hubiese rendido servicios señalados a la independencia de nuestra patria. Dios ha escuchado mis votos, no sólo encontrando reunidas estas cualidades en su virtuoso hijo don Mariano, sino también coincidir en serlo de un amigo y compañero de armas”. Cuando el Libertador y su hija enferman de cólera en la epidemia que azotó a gran parte de Europa en 1830, el joven médico Mariano Balcarce, hijo del General Antonio González Balcarce -vencedor en la Batalla de Suipacha, del 7 de Noviembre de 1810-, atendió a ambos. A partir de entonces, nació una relación que en 1832, se concretó con el casamiento de Mariano con Mercedes.

Residencia del General San Martín en Grand Bourg, Francia

LAS NIETAS DE SAN MARTÍN Contaba el General acerca de su familia: “dos nietecitas cuyas gracias no dejan de contribuir a hacerme más llevaderos mis viejos días…”

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Su nieta, Josefina Balcarce, única sobreviviente y heredera de la familia en 1899, donó al Museo Histórico Nacional de Argentina todos los muebles de la habitación del General, y otros objetos guardados desde 1850 “en el mismo orden en que los tenía su ilustre abuelo”, según explicó, para lo cual realizó un croquis ilustrativo. “Aunque es verdad que todos mis anhelos no han tenido otro objeto que el bien de mi hija amada, debo confesar que la honrada conducta de ésta y el constante cariño y esmero que siempre me ha manifestado han recompensado con usura todos mis esmeros, haciendo mi vejez feliz”. (San Martín, 1844). LOS 8 CRUCES DE LA CORDILLERA DE LOS ANDES Los viajes realizados por el General José Francisco de San Martín cruzando la Cordillera de los Andes fueron ocho. Primer cruce El primero, comenzó el 17 de enero de 1817, y fue consecuencia de la planificación y ejecución del denominado “Plan Continental”, cuyo objetivo era dar libertad a los pueblos de Chile, Perú y Ecuador. Las diferentes columnas fueron saliendo en distintos días. San Martín partió desde El Plumerillo el 24 de Enero de 1817. Segundo cruce Llevada a cabo la Batalla de Chacabuco, donde el Ejército Patriota derrotó a los realistas, el General San Martín vuelve a Mendoza atravesando por segunda vez el macizo andino en fecha 15 de marzo de 1817. Tercer cruce Durante su estadía en Mendoza, anoticiado de que en el sur de Chile los realistas se estaban reagrupando para recuperar el territorio perdido como consecuencia de la batalla Chacabuco, decide volver a Santiago, para lo cual tiene que emprender un nuevo cruce de las Altas Cumbres, el que tuvo lugar los primeros días de abril de 1817. Se aprecia entonces, que en el lapso de 60 días, San Martín cruzó la Cordillera tres veces. Cuarto cruce

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En mayo de 1818, habiendo derrotado en forma contundente al ejército realista en la Batalla de Maipú, -5 de abril de 1818- y con el objeto de dar continuidad a su “Plan continental”, es decir, luego de haber libertado Chile, llegar por el océano Pacífico hasta Lima y liberar dicho pueblo del poder realista, es que emprendió el regreso a Mendoza y de ahí a Buenos Aires, en busca de apoyo económico para iniciar dicha travesía marítima. Quinto cruce A su vuelta de Buenos Aires, con la promesa de que se conseguiría el dinero solicitado, emprende un nuevo cruce a Chile en Julio de 1818. En febrero de 1819 se le comunica que distintas Provincias que componen lo que en ese entonces se denominaba: Provincias Unidas del Río de la Plata, se hab.an sublevado al poder central de Buenos Aires, entre ellas Santa Fe y Entre Ríos, como así también que en San Luis se habían amotinado distintas Divisiones que integraban el Ejercito de los Andes. Sexto cruce Es por ello que en Marzo de ese año 1819, decide nuevamente cruzar la Cordillera para instalarse en Mendoza. Allí tuvo que optar entre pelear contra sus hermanos de las provincias mesopotámicas, cosa que nunca hizo, o sofocar la rebelión de parte de su Ejército, trasladándose para ello hasta San Luis. Luego de calmar los ánimos de los rebeldes en San Luis, decide emprender un nuevo cruce, sin que su salud, que se encontraba debilitada, le impida realizar el mismo. Séptimo cruce Así, en Enero de 1820, comenzó su penúltima travesía por las cumbres andinas, esta vez acostado en una litera -especie de camilla-, llevado en andas por seis prácticos. Octavo cruce Realizada la campaña al Perú, y luego de su encuentro con Bolívar, decide regresar a Buenos Aires, realizando su último cruce, arribando a Mendoza el 3 de Febrero de 1823, coincidiendo con el décimo aniversario del Combate de San Lorenzo. 39


Fuente: Página oficial de la Asociación Cultural Sanmartiniana “Cuna de la Bandera”. NOMBRAMIENTOS DE ARGENTINA Y CHILE AL LIBERTADOR

Ministro Plenipotenciario Para desmentir a quienes se dedican a divulgar, a sabiendas o por desconocimiento de la verdad, que San Martín murió pobre y olvidado, o en medio de la indiferencia, damos algunos datos concretos: En 1839, el Jefe de la Confederación Argentina, Juan Manuel de Rosas, nombra a San Martín Ministro Plenipotenciario en Francia, cargo que el Libertador declinó a favor de su propio yerno, el Dr. Mariano Balcarce, esposo de Merceditas. En 1840, el presidente de Chile lo invitó a regresar al país: “donde tendrá un retiro honorable en el seno de sus amigos que no dejan de ser bastantes”. El General declinó el ofrecimiento. En el mismo año 1840, una ley del Congreso de Chile dispuso: “El General don José de San Martín se considerará por toda su vida como en servicio activo en el Ejército y se le abonará el sueldo íntegro correspondiente a su clase, aún cuando resida fuera del territorio de la República”. Año 1840 en Argentina. Rosas dijo en su mensaje anual: “El general José de San Martín, de un renombre inmarcesible en la historia americana, merece altamente la más distinguida estimación del gobierno de la República y de la América”. SAN MARTÍN HEREDERO Y ALBACEA DE AGUADO Para más datos, recordemos que San Martín fue albacea de su amigo Alejandro Aguado, uno de los banqueros más ricos de Europa, quien además le dispensó una importante parte de su herencia. Ya en 1834, San Martín había adquirido en Grand Bourg una inmensa casona con la ayuda económica del mismo Alejandro Aguado, quien siendo vecino del lugar le sugirió y colaboró para realizar dicha compra. 40


La finca tenía cerca de una hectárea, donde el Libertador cultivó una huerta y plantó árboles frutales. Al año siguiente, y nuevamente con la ayuda de Aguado, adquirió una residencia en París. Tengamos en cuenta que allí vivía con su hija y su yerno, Mariano Balcarce, cuando éste en 1839 fue nombrado Ministro Plenipotenciario por el gobierno argentino presidido por Juan Manuel de Rosas como ya dijimos. En 1848, trasladó su residencia a Boulogne-sur-Mer, donde falleció el 17 de Agosto de 1850. TESTAMENTO DE JOSÉ DE SAN MARTÍN París, 23 de enero de 1844 “En el nombre de Dios todo Poderoso a quien conozco como Hacedor del Universo: Digo yo José de San Martín, Generalísimo de la República del Perú, y Fundador de su libertad, Capitán General de la de Chile, y Brigadier General de la Confederación Argentina, que visto el mal estado de mi salud, declaro por el presente Testamento lo siguiente: 1.- Dejo por mi absoluta Heredera de mis bienes, habidos y por haber a mi única Hija Mercedes de San Martín actualmente casada con Mariano Balcarce. 2.- Es mi expresa voluntad el que mi Hija suministre a mi Hermana María Elena, una Pensión de Mil francos anuales, y a su fallecimiento, se continúe pagando a su hija Petronila, una de 250 hasta su muerte, sin que para asegurar este don que hago a mi hermana y Sobrina, sea necesaria otra Hipoteca que la confianza que me asiste de que mi hija y sus herederos cumplirán religiosamente ésta mi voluntad. 3. - El Sable que me ha acompañado en toda la Guerra de la Independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción, que como Argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los Extranjeros que tratan de Humillarla.

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4. - Prohíbo el que se me haga ningún género de Funeral, y desde el lugar en que falleciere se me conducirá directamente, al Cementerio sin ningún acompañamiento, pero si desearía, el que mi Corazón fuese depositado en el de Buenos Ayres. 5. -Declaro no deber ni haber jamás debido nada, a nadie. 6. -Aunque es verdad que todos mis Anhelos no han tenido otro objeto que el bien de mi Hija amada, debo confesar, que la honrada conducta de ésta, y el constante cariño y esmero que siempre me ha manifestado, han recompensado con Usura, todos mis esmeros haciendo mi vejez feliz. Yo le ruego continúe con el mismo cuidado y contracción la educación de sus Hijas (a las que abrazo con todo mi Corazón) si es que a su vez quiere tener la misma feliz suerte que yo he tenido; igual encargo hago a su Esposo, cuya honradez, y hombría de bien no ha desmentido la opinión que había formado de él, lo que me garantiza continuará haciendo la felicidad de mi Hija y Nietas. 7. - Todo otro Testamento o Disposición anterior al Presente queda Nulo y sin ningún valor. Hecho en París, a Veinte y tres de Enero del año de mil ochocientos cuarenta y cuatro, y escrito todo el de mi puño y letra. José de San Martín Artículo Adicional: Es mi voluntad el que el Estandarte que el Bravo Español Dn. Francisco Pizarro tremoló en la Conquista de Perú sea devuelto a esta República (a pesar de ser propiedad mía) siempre que sus Gobiernos hayan realizado las Recompensas y honores con que me honró su primer Congreso. José de San Martín IRONÍAS DE LA HISTORIA En la transcripción del Testamento Sanmartiniano, las letras negritas son de mi intención. Sirven para demostrar en forma evidente la mentira oficiosa/oficial, en el sentido que el Libertador de América era ateo y tantas falacias más que debemos soportar.

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Se trata de un permanente y malicioso avance de la contracultura, que dedica mucho tiempo y dinero para desprestigiar a nuestro Héroe Continental y humillar al Pueblo Argentino. Obviamente conocido tras su muerte el 17 de Agosto de 1850, el Testamento es informado por su yerno, Ministro Plenipotenciario de Argentina en Europa, a uno de sus destinatarios, que como puede apreciarse en el artículo tercero, es el Jefe de la Confederación Argentina y Gobernador de Buenos Aires, el Brigadier General Juan Manuel de Rosas. Nótese que es el único heredero político, a quien, además, lega San Martín lo más preciado de su condición de Libertador de la América del Sur, como él mismo lo indica: El Sable. A pesar de ello, y a la ponderación que San Martín hace explícitamente sobre Rosas en sus cartas y en el texto del mismo testamento, éste es derrocado por la alianza inglesa – brasilera – uruguaya, tras la proclama insurreccional que realiza Urquiza en acuerdo con Inglaterra y Brasil el 1 de mayo de 1851, habiendo transcurrido sólo 9 meses de conocido el testamento de San Martín, y de ser designado Urquiza por Rosas, días antes, General en Jefe del Ejército Argentino en Operaciones en la guerra declarada contra el Imperio del Brasil. Otras dos ironías Primera: El 2 de febrero de 1852, estaba todo dispuesto para el ataque de la triple alianza contra el Ejército de la Confederación Argentina. Extrañamente, las tropas invasoras iniciaron los combates el 3, justamente el día del glorioso Combate de San Lorenzo. Segunda ironía: para celebrar la “victoria” del 3 de Febrero en Caseros, el ejército imperial brasilero demoró su desfile en la Plaza de la Victoria -actualmente Plaza de Mayo-, hasta el 20 de Febrero, el mismo día en que 25 años antes las fuerzas Patriotas lo derrotaron en Ituzaingó en 1827.

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SAN MARTÍN INTENDENTE GOBERNADOR DE CUYO Circular dirigida por el Gobernador Intendente de la Provincia de Cuyo, Coronel Mayor D. José de San Martín, a los preceptores de las Escuelas Públicas. Campamento del Plumerillo, 17 de octubre de 1815 La educación formó el espíritu de los hombres. La naturaleza misma, el genio, la índole, ceden a la acción fuerte de este admirable resorte de la sociedad. A ello han debido siempre las naciones las varias alternativas de su política. La libertad de los pueblos libres es aún despreciada por los siervos, porque no la conocen. Nosotros palpamos con dolor esta verdad. La Independencia Americana habría sido obra de momentos si la educación española no hubiera enervado en la mayor parte nuestro 44


genio. Pero aún hay tiempo. Los pobladores del nuevo mundo son susceptibles de las mejores luces. El destino de Preceptor de las primeras letras que Ud. ocupa, le obliga íntimamente a suministrar estas ideas a sus alumnos. Recuerde V. que esos tiernos renuevos dirigidos por manos maestras formarán algún día una nación culta, libre y gloriosa. El Gobierno le imprime el mayor esmero y vigilancia en inspirarles el patriotismo y virtudes cívicas, haciéndoles entender en lo posible que ya no pertenecen al suelo de una colonia miserable, sino a un Pueblo libre y virtuoso. A cuyo fin y para excitar este espíritu en los niños, como en el común de las gentes, cumplirá V. exactamente desde la semana actual la superior orden relativa a que todos los jueves se presenten las escuelas en la Plaza Mayor a entonar la Canción Nacional. 17 de octubre de 1815. José de San Martin [Original, Archivo Histórico de Mendoza, Publicado en la Revista "San Martín", Año III, número 9, pág. 40, Buenos Aires, diciembre de 1937.]

Para mostrar al General San Martín en su faceta cultural, he preferido transcribir en estos apuntes documentos que a la vez de avalar este aspecto, siempre están relacionados con su altura revolucionaria profunda, es decir, su crítica a la educación deficiente que proviene de la época colonial, al disponer un cargo público ejecutivo, como es el de Gobernador Intendente de la provincia de Cuyo, de inmediato se ocupa en sostener a los maestros (preceptores) procurando incentivar en forma personal y directa, el esmero de la labor educativa y el espíritu patriótico. LA BIBLIOTECA PERSONAL DE SAN MARTÍN Conceptos del Capitán de Fragata Teodoro Caillet-Böis Debido al incendio en la Biblioteca Nacional de Lima, ocurrido en 1943, el Instituto Nacional Sanmartiniano realizó un documento referido a los libros donados por el General San Martín a dicha institución, en oportunidad de crearla, siendo Protector del Perú, para la formación de la misma, en 1821, “en los cuales el prócer estampó su firma autógrafa y su "ex-libris". Si se tiene en cuenta, además, que entre las donadas se encontraban obras de derecho, de historia, de administración, de agricultura, de literatura, de arte, de matemáticas,

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de teatro, relatos de viajes, etc., etc., y que la mayor parte estaban impresas en francés, es razonable pensar que la cultura de San Martin era superior a la que podría suponerse. Por otra parte, sus ideas en materia de gobierno de los pueblos, prueban que poseía una mente cultivada y conceptos que no se improvisan. De ahí sus reiteradas manifestaciones francamente favorables a la instrucción de los pueblos y su acción decidida en pro de la creación de escuelas y bibliotecas; y su afirmación: "la ilustración y fomento de las letras es la llave maestra que abre las puertas de la abundancia y hace felices a los pueblos."; y su conocida contribución personal para la creación de bibliotecas que concurrieron a tales fines. Las páginas de este folleto hablan con elocuencia, al respecto. LA COLECCIÓN DONADA POR SAN MARTÍN El tema me permite ahora hablar del ilustre fundador de la Biblioteca de Lima, pues la donación que hizo de los propios libros nos facilita un estudio de su personalidad del punto de vista intelectual, y aún moral. Por de pronto merece destacarse la importancia de la donación, de unos 800 volúmenes y cantidad de cartas náuticas, que, según Otero, arrastró consigo a través de todas sus andanzas militares, de España a Buenos Aires, luego a Mendoza y posteriormente a Valparaíso, y por fin a Lima. ¿Con las facilidades librescas de hoy, qué militar viaja con semejante biblioteca? Y nosotros agregamos: que persona lo hace sea cual fuere su profesión o actividad, pública o privada. LA GENEROSIDAD DE SAN MARTÍN Debe señalarse la generosidad de la donación. Si San Martín había reunido tal suma de libros, valiosos como lo veréis, cabe imaginar el apego que sentiría por ellos. La donación fue un sacrificio positivo y constituye un magnífico ejemplo. Al inaugurar la biblioteca dijo que "ella era destinada a la ilustración general, más poderosa que los ejércitos para sostener la independencia". Cinco años antes, a raíz de Chacabuco, el Cabildo chileno le había obsequiado diez mil pesos para gastos en su travesía hasta Buenos Aires; San Martín los aceptó pero sólo para disponer que los destinara a fundar una biblioteca nacional, "pues -dijo- la ilustración y fomento de las letras es la llave de la abundancia y hace felices a los pueblos"

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LIBROS MILITARES Las obras de carácter militar componen parte importante de la donación, con unos 63 volúmenes, y entre ellos figuran especialmente muchas en castellano. Pues San Martín fue ante todo, perfecto militar, encarnación de todas las virtudes esenciales al soldado. Entre esas obras merecen citarse una Enciclopedia de artes militares, en nueve tomos, una de Reflexiones militares y políticas en doce tomos, y otra con el curioso título de Fortificaciones perpendiculares en cinco tomos. Diez obras se refieren exclusivamente a su arma, la caballería. Después de ella parecería que le interesaban la artillería, que cuenta cinco libros, y la ingeniería y fortificación, con unos diez. La táctica y el arte de la guerra en general suman seis volúmenes y la infantería solamente dos. Un libro de anécdotas militares tiene cuatro tomos. Otro, en castellano, lleva el título de Reglamento y servicio interior de los Cuerpos de Los Andes y de Chile. LIBROS DE HISTORIA La Historia es el tema que abarca mayor sitio en la colección, con no menos de 250 volúmenes. Una de Inglaterra comprende diez y seis volúmenes, una del Universo, ocho, una de Filosofía y política, diez, una Eclesiástica nada menos que veintiocho, una de Guerras entre Alemania e Inglaterra, nueve, las Obras de Federico II, nueve, el Diccionario histórico de Moreri, cinco. Las restantes obras de ese rubro versan sobre toda clase de países y tiempos, pero especialmente sobre la época contemporánea. Casi nada de historia antigua, salvo una Historia Romana con doce volúmenes, una de Emperadores romanos y los libros generales. En cambio dos volúmenes sobre Historia de Carlos V, nueve sobre el Reino de Luis XIV, uno sobre Luis XV, tres sobre Richelieu. Las obras de Federico II en nueve tomos, Historia del Conde de Sajonia tres volúmenes. Numerosos volúmenes sobre historia de Polonia, Suecia, Alemania, Turquía, India. La Revolución Francesa y las Guerras napoleónicas ocupan muchos volúmenes; Memorias del jacobinismo (cinco tomos); Revolución francesa (dos); otra Revolución de Francia en cuatro tomos y en portugués. El Proceso de Luis XVI en nueve tomos. El Directorio de Fran-

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cia (cuatro). Congreso de Viena (dos). La última campaña de Bonaparte. Guerra francesa en España. Memorias secretas de Duclos, Vida del mariscal Ney. Historia de Eugenio de Saboya (cinco), Historia de la Isla de Santo Domingo (dos), etcétera. e Indias registramos: cuatro volúmenes de Comentarios sobre la guerra con España (en castellano)… DONACIÓN PÓSTUMA DE LIBROS DE SAN MARTIN Para terminar, diré que la donación de libros a Lima no fue la única esa clase que hizo San Martín. Nuestra propia Biblioteca Nacional realizó recientemente el hallazgo de una vieja carta de Mariano Florencio Balcarce, haciéndole donación póstuma, por voluntad del ilustre suegro, de un centenar de libros. Los libros estaban en efecto en la Biblioteca, tan arrumbados como la carta. Esta donación equivale en volumen a una quinta parte de la donada a la Biblioteca de Lima y presenta el mismo carácter en cuanto a la índole de los libros: enciclopedias, viaje, historia, artes y oficios: incluye un excelente mapa de Sudamérica, de gran tamaño en seis secciones que no conocíamos, del año 1810 con correcciones hasta 1817; notamos que en la sección relativa a nuestro país figura en la Patagonia-como único dato en su interior- el gran lago Colhué Huapí, conectado erróneamente al río Deseado en vez del Chubut. Creíamos que el primero en indicar este lago había sido el viajero inglés Musters, en 1869, pero estábamos equivocados. Esta donación de San Martín a Buenos Aires, que durante cuarenta años renegó de él, como de Cristo los apóstoles, revela a nobleza que raya en lo sublime. A pesar de la enorme ingratitud, San Martin siempre quiso profundamente y admiró a Buenos Aires, donde formara el infortunado hogar y que era cuna de su gloria, "la ciudad más digna de América -la expresión es de él- por sus inmortales sacrificios". A ella legó el gran corazón, y no a la ínsula cuyana, de suave recuerdo, a Chile por tanto que le ayudó en la expedición al Perú, ni a Lima, cúspide de su gloria. Entreveía el porvenir de la patria y sabía que los hijos de contemporáneos le harán justicia, y que sus restos descansarían algún en el mausoleo de Carrier Belleuse, en el recogimiento imponente de nuestra catedral.

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LA INSTRUCCIÓN DE SAN MARTÍN Esta enumeración nos indica que San Martín, contrariamente a lo que supusieron los historiadores, excepto Pacífico Otero, poseía amplia instrucción, aunque de hechura propia. Había leído enormemente, y poca cosa instruye más que los viajes de exploración famosos y los libros de historia. Su erudición era probablemente más extensa en superficie que en profundidad. Fuera de la profesión militar le interesaban, más que las especulaciones teóricas, todas las artes prácticas y aplicadas. Aquel militar hecho a la europea, que había corrido mundo, hablaba francés e inglés…nos encontramos con el perfecto equilibrio de cualidades: militar, pero no autoritario; notablemente instruido, pero sin pedantismo; un tanto escéptico pero respetuoso de la religión, cuyo culto alentó en los pueblos y en el ejército… (Nota: en este sentido vale recordar las recomendaciones de Manuel Belgrano a San Martín en carta del 6 de Abril de 1814. R. Elorza) Hasta aquí los conceptos de Caillet-Böis. De mi parte, creo oportuno destacar que de los libros pertenecientes al Libertador, donados a las distintas Biblioteca de Buenos Aires, Mendoza, Chile y Perú, surge claramente la supremacía de los correspondientes a la Historia, que pongo en mayúsculas porque entiendo que se trata de escritos con criterio investigativo y por lo tanto documentado, y no con el estilo que conocemos en Argentina en la que se consideran libros de historia a escritos basados en comentarios o simplemente con los denominados “narrativa sudamericana”, los que, lamentablemente, carecen de veracidad, ya que no se documentan en una carta, decreto, ley o parte de combates o batallas, dando paso así a la inventiva de la corriente que lo escribe, edita y difunde.

SAN MARTÍN PROTECTOR DEL PERÚ

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Decretos del Superior Gobierno Protectoral del Perú El 13 de Octubre de 1821, es decir a solo 3 meses de su ingreso triunfal en Lima, el General San Martín comienza su ininterrumpida y ejemplar labor cultural y educativa en el Perú. En búsqueda de la prosperidad establece la libertad de imprenta y la creación de la Junta Conservadora de la misma, con el fin de garantizar, a la par de la Libertad de Imprenta, el respeto a la religión del Estado, Católica Apostólica Romana, y la moral y tranquilidad pública, o a quienes incurriesen en el crimen de sedición o traición, según las definiciones del Estatuto Provisorio. Del mismo modo a los autores que difamen a personas, en cuyo caso deberán probarlo ante la justicia. También esa Junta evaluará otros aspectos que puedan afectar a personas injuriadas. El 2 de Abril de 1822, como protección del Patrimonio Cultural Peruano, se prohíbe la extracción de piedras minerales y todo material arqueológico de las Huacas (cuevas), ordenando a la vez preservar dichas reliquias. El día 3 de Abril fue publicado en la Gaceta del Gobierno de Lima Independiente. Antes, el 23 de Febrero de 1822, establece Escuelas Gratuitas de primeras letras en los Conventos de Religiosos. Expresa: El gobierno… se ocupa del plan general de reforma en todos los establecimientos literarios…esperando que con los auxilios de la justicia, del patriotismo y de la fortuna, en el curso de este año memorable reformas que hagan honor al genio de sus hijos, osados adelantamientos que antes se habrían creído quiméricos, en fin, abusos extirpados que parecía un deber el conservarlos, porque tal era la fuerza de la costumbre, y tal la criminal indolencia de los que antes presidian a la suerte de estos pueblos, más bien como inhumanos sacrificadores, que como encargados del ejercicio de la autoridad. Mientras se forma un instituto nacional, mientras se establecen las escuelas centrales, mientras se adopta y generaliza el sistema de la enseñanza recíproca, que ha hecho conocer el venerable nombre de Lancaster en la culta Europa y en los más apartados puntos de ella, cuidarán subsidiariamente de promoverlas escuelas gratuitas de primeras letras que establece el siguiente decreto, todos aquellos a quienes toca cumplirlo. EL SUPREMO DELEGADO 50


He acordado y decreto: 1- En todos los Conventos de regulares existentes en el territorio del estado, se formará una escuela gratuita de primeras letras, y los prelados respectivos, nombrarán el número de preceptores que corresponda al establecimiento que se haga en ellos. 2- Los prelados informarán a la mayor brevedad a los presidentes de los departamentos, para que éstos lo hagan al ministerio de estado, el número fijo de niños que admita la escuela que se forme en cada convento, según su capacidad y en proporción a los religiosos útiles que tenga. 3- Cuidarán los prelados de elegir por preceptores, a los religiosos más dignos de esta confianza, por su ilustrada moral y por su filantropía: éstos se relevarán cada año, a menos que voluntariamente quieran continuar en la enseñanza. 4- Serán recompensados según su celo y buenos servicios, previos los informes de sus prelados, y del fiscal departamental del distrito a que número de preceptores que corresponda. 5- En cuanto al método de la enseñanza, seguirán por ahora el más sencillo, mientras se pone en planta el sistema Lancasteriano, que será el único que se siga después en todo el estado. 6- El presente decreto se pondrá en ejecución desde el primero de Marzo inmediato en esta capital, y en los demás departamentos quince días después, que los presidentes lo hagan saber a quienes corresponde, como especialmente encargados de su cumplimiento, del mismo modo que lo son los fiscales departamentales. Insértese en la gaceta oficial. Dado en el palacio del supremo gobierno en Lima el 28 de febrero de 1822. Firmado: Torre Tagle, -Por orden de S. E.- B. Monteagudo. Gaceta del Gobierno de Lima Independiente del 23 de febrero de 1822, tomo 11,12-1 d N Decreto del Superior Gobierno Protectoral Delegado del Perú, por el cual se dispone la creación de una escuela Normal de maestros, la reforma de los métodos de la enseñanza primaria y los estudios previos para el establecimiento de una Escuela Normal de Niñas. Lima, 6 de julio de 1822.

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“Sin educación no hay sociedad: los hombres que carecen de ella, pueden muy bien vivir reunidos, pero sin conocer la extensión de los deberes y derechos que los ligan, en cuya reciprocidad consiste su bienestar. La perfección de aquella obra es lenta por su naturaleza: ella depende del tiempo, de la perseverancia, del sistema de gobierno, y de otras circunstancias físicas y morales, que es preciso se cambien, para que la educación de un pueblo sirva de apoyo a las instituciones que se le den. Entre los votos del gobierno, ninguno ha sido más ardiente y eficaz desde que se instaló, que el de reformar la educación pública, única garantía invariable del destino a que somos llamados. En las pausas que ha hecho el estruendo de las armas, éste ha sido el objeto de que se ha ocupado, y él ha encontrado en la actividad, el secreto de doblar la duración de los días, sin que el sol se detenga en su carrera. En varios decretos se ha anunciado, que la introducción del sistema de Lancaster en las escuelas públicas, era uno de los planes que se meditaban: aún no es posible calcular la revolución que va a causar en el mundo, el método de la enseñanza mutua, cuando acabe de generalizarse en todos los pueblos civilizados: el imperio de la ignorancia acabará del todo, o al menos quedará reducido a unos límites, que no vuelva jamás a traspasar. Es llegado el momento de poner aquí en planta aquel establecimiento: él es digno del mes de Julio, en el cual registrará la posteridad un gran número de épocas memorables, y nos hará la justicia de confesar, que hemos querido hacerlo célebre por actos que aplaude la filosofía, y que nacen del principio más noble de todas las acciones humanas, que es el amor a la gloria, fundada en el bien y prosperidad de los pueblos”. Firmado: San Martin. Por orden de S. E. Francisco Valdivieso. Gaceta del Gobierno de Lima Independiente. Gaceta Extraordinaria del 16 de setiembre de 1822, tomo III, pág. 4. Decreto del Superior Gobierno Protectoral del Perú, por el que se establece la Biblioteca Nacional de Lima. Lima, 28 de agosto de 1821. Convencido sin duda el Gobierno Español de que la ignorancia es la columna más firme del despotismo, puso las más fuertes trabas a la

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ilustración del Americano, manteniendo su pensamiento encadenado para impedir que adquiriese el conocimiento de su dignidad. Semejante sistema era muy adecuado a su política; pero los gobiernos libres, que se han erigido sobre las ruinas de la tiranía, deben adoptar otro enteramente distinto, dejando seguir a los hombres y a los pueblos su natural impulso hacia la perfectibilidad. Facilitarles todos los medios de acrecentar el caudal de sus luces, fomentar su civilización por medio de establecimientos útiles, es el deber de toda administración ilustrada. Las almas reciben entonces nuevo temple, toma vuelo el ingenio, nacen las ciencias, disípense las preocupaciones que cual una densa atmósfera impiden a la luz penetrar, propáganse los principios conservadores de los derechos públicos y privados, triunfan las leyes y la tolerancia, y empuña el cetro la filosofía, principio de toda libertad, consoladora de todos los males, y origen de todas las acciones nobles. José de San Martín La obra del Libertador de América puede comprenderse en su verdadera dimensión conociendo la letra de sus decretos, sancionados en calidad de Protector del Perú. Como demostrara en la Gobernación de Mendoza, la Educación y la Cultura que desde siempre estuvieron en sus principios, fueron los pilares de sus Gobiernos, como principales armas a favor de la Felicidad del Pueblo y la Grandeza de la Patria Grande Sudamericana. Ricardo Elorza Villamayor. Sierra de los Padres Jesuitas, Partido de General Pueyrredón, Provincia de Buenos Aires, 12 de Octubre de 2019.-

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