FASCÍCULO 7 GOBIERNO DE LA CIUDAD DE SANTA FE SECRETARÍA DE CULTURA
Jesuitas en Santa Fe 400 años de historia
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Indice 3 Editorial 4 400 años de historia (1610-2010) Jesuitas en la Santa Fe colonial La expulsión de la Orden en 1767 Restablecimiento de la Compañía y reapertura del Colegio en 1862 6 Núcleo fundacional: la Plaza y los edificios históricos de la ciudad La plaza colonial La historia nacional en los nombres de la plaza La plaza urbana de principios del siglo XX La plaza moderna 9 El edificio del Colegio de la Inmaculada Concepción Primera etapa: desde sus orígenes Segunda etapa: desde la reapertura 11 Los patios del Colegio 13 Breves notas sobre el legado artístico 16 Línea histórica 18 Aportes en la construcción del conocimiento Academia de Literatura “Santa Teresa de Jesús” Academias de Ciencias El observatorio astronómico 21 Actividades para realizar antes, durante y después de visitar el Museo del Colegio Inmaculada 22 Diario de viaje: un Adelantado baja desde Paraguay 22 Convivencia y tensiones en un mismo territorio 23 Postales de la Plaza 24 Las Reducciones del Gran Chaco 25 Años de ausencia: nuevos protagonistas 25 Telescopio, pipetas y cajones: prácticas educativas 26 Patrimonio Cultural 27 El Juego de los Senderos 31 Referencias bibliográficas
Editorial Transcribimos las palabras del Ing. Mario Barletta, intendente de Santa Fe, con motivo del Acto en conmemoración de los 400 años de presencia jesuítica en Santa Fe: Numerosos son los actos programados en ocasión del bicentenario de la revolución de mayo. Sin lugar a dudas, aquella gesta constituyó uno de los hechos libertarios más importantes de la historia de nuestro país. Pero a la luz de la conmemoración de los 400 años de presencia jesuítica en Santa Fe, el bicentenario se resignifica al recordar que en el interior de nuestro país, mucho tiempo antes, ya había territorios organizados con capacidad de liderazgo, con un proyecto integrador de grandes aspiraciones colectivas, en el que la educación, la ciencia y la fe eran las principales herramientas para la vida en comunidad. A la distancia nos emociona imaginar estos parajes, alejados de las principales rutas de la época, y saber que podían pasar años antes de poder concretar un proyecto pero que no por eso lo olvidaban. Tal es el caso de las dos décadas transcurridas entre la donación realizada por el cabildo de Santa Fe para que la Orden pudiera instalarse en 1590, y su establecimiento definitivo en 1610. Aquella fundación está asociada a los nombres de Juan de Sigordia y Francisco del Valle, quienes con la colaboración de los vecinos lograron fundar la primera escuela organizada del país. Dicen que al mismísimo gobernador Hernandarias se lo podía ver empujando una carretilla para ayudar en la construcción del Colegio. Estos lazos sellaron para siempre el vínculo y la importancia de la Compañía de Jesús en Santa Fe. Su rol protagónico refiere fundamentalmente a la educación, la ciencia y la cultura, políticas de Estado para el Gobierno de la ciudad de Santa Fe. Ligados a la educación formal que tuvo en la Ratio Studiorum de 1599 uno de sus primeros libros de pedagogía, los jesuitas fueron pioneros en materia de alfabetización científica. Hoy el Museo del Colegio alberga el instrumental utilizado en los Gabinetes de Ciencias. Mucho antes de que la ciudad de Santa Fe contara con luz eléctrica, ya se realizaban en el Colegio experiencias en el campo de la física eléctrica. También tienen una importancia singular sus aportes
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en los campos de la Meteorología y la Astronomía, en directa relación con la creación del Servicio Meteorológico Nacional y la tarea del Centro de Observadores del Espacio de la Ciudad de Santa Fe. En estas tierras nació, allá por 1679, Buenaventura Suárez, jesuita y primer astrónomo americano que con sus estudios a partir de cartas e instrumentos que él mismo construía despertó el interés de sus colegas europeos. Su trabajo solidario para ayudar a humildes y enfermos, junto a su sólida formación científica y su pasión por el conocimiento, son algunos de los motivos por los cuales propusimos su nombre para denominar la Plaza adjunta a la parroquia, en Barrio El Pozo que aceptaron los vecinos y fuera aprobado por el Honorable Consejo Municipal. En el área de las Ciencias Naturales se destacan las investigaciones sobre flora, fauna y minerales de la región que aportaron significativamente a incrementar las colecciones del Museo Provincial Florentino Ameghino. Párrafo especial merecen los estudios del Padre Mariano Castex sobre especies de río que, en la década de 1960 aún no habían sido descriptas y clasificadas. El interés por la escritura hizo que ya en 1867 fundasen la Academia Santa Teresa de Jesús. Nombres emblemáticos redactaron en los patios del Colegio sus primeros borradores: Ramón Lassaga, Wenceslao Escalante y Juan Zorrilla de San Martín, el inolvidable poeta uruguayo. Más tarde: Alfonso Durán, Horacio Caillet Bois y Manuel Gálvez. En materia de educación superior, con la creación de la cátedra de Jurisprudencia en 1868 se da inicio a la educación universitaria en Santa Fe. De aquella mítica cátedra fue alumno José Gálvez quien siendo Gobernador, en 1889, fundó la Universidad Provincial de Santa Fe, hoy Universidad Nacional del Litoral. Profundamente innovador en la transición a la sociedad del conocimiento el Colegio también fue el primero en el país en incluir la cátedra de informática y en profundizar en la lógica del pensamiento binario. Su historia y cada uno de estos testimonios tienen en el Museo de la Inmaculada Concepción, espacio cogestinado con la Municipalidad de Santa Fe, un ámbito propicio para la investigación y la enseñanza. Un Museo que se extiende a los patios y a cada rincón de
este edificio histórico y que nos habla de la importancia que la capital santafesina tuvo en el surgimiento de la Nación. El Colegio forma parte del “Camino de la Constitución”, recorrido museístico cuyo objetivo es la reconstrucción de la trama histórica que define a nuestra ciudad como “Cuna de la Constitución”. En tiempos difíciles para la Orden, este histórico edificio albergó a diputados de la Convención Constituyente de 1853 que dieron lo mejor de sí para que los argentinos tengamos nuestra Carta Magna y, también, para que las puertas de este emblemático Colegio volvieran a abrirse a la educación, a la ciencia y a la cultura. En esta celebración la ciudad de Santa Fe agradece el trabajo sostenido de la Orden Jesuítica y renueva su compromiso en pos de un proyecto de ciudad compartido que encontró en la ciudad uno de sus aportes más importantes para el crecimiento de la Nación. Ing. Mario Barletta
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400 años de historia 1610-2010
Jesuitas en la Santa Fe colonial Cuando el país conmemora el bicentenario, 400 años transcurren desde el establecimiento de la Compañía de Jesús(1) en Santa Fe. La congregación desarrolla en este importante lapso de tiempo una rica tradición educativa en el ámbito local, con un proyecto que incide en la construcción social del espacio santafesino. El 15 de noviembre de 1573, Juan de Garay funda -en la actual Cayastá- la ciudad de Santa Fe y ésta se constituye en paso obligado del cruce de rutas fluviales y terrestres de la línea comercial Paraguay-Tucumán-Perú. Los beneficios comerciales de la ubicación geográfica de la naciente ciudad son acompañados por otras acciones llevadas a cabo, entre las que merece destacarse la importancia otorgada a la educación: el maestro Pedro de Vega, acompañado por frailes franciscanos, intenta -no sin dificultades- alfabetizar a los lugareños. Varios años después comienzan a pasar por el caserío, sacerdotes y hermanos de la Compañía de Jesús. La permanencia de los primeros jesuitas que arriban es breve pero suficiente: entregan sus saberes, sus haceres y creencias que calan hondo en la mente y el corazón de los habitantes y son ellos los que piden a las autoridades civiles que intercedan para que se instalen en Santa Fe. Los cabildantes hacen propio el pedido y solicitan su presencia. En 1610 llegan -para quedarse- Francisco del Valle S.J. y el Hno. Juan de Sigordia para cumplir la misión acordada con el gobierno de la ciudad: enseñar a leer y a escribir sistemática y sostenidamente a todos los habitantes, sin distinción alguna. Las autoridades civiles cumplen su palabra: donan terrenos, materiales y ofrecen mano de obra para la construcción de casa e iglesia. Los jesuitas cumplen con la suya: el Hno. Sigordia comienza a enseñar y el sacerdote F. del Valle se convierte en el rector del Colegio que acaba de nacer y constituirse, por
lo mismo, en el primero y hoy más antiguo del país. Desde entonces -y hasta el presente- han pasado 400 años... Innumerables documentos dan testimonio de los haceres de los jesuitas para sostener esta misión: comprar tierras para explotaciones agrícolas o ganaderas y con las rentas favorecer la fundación de nuevas reducciones, poblaciones, edificaciones. Otros tantos revelan el apoyo incondicional que tuvieron de las autoridades civiles. Corresponde destacar que estos esfuerzos mancomunados tienen sus cuotas de adversidad -la resistencia de charrúas, chaqueños y pampas a la presencia de españoles en el territorio y las dificultades que provocan las crecientes del río- que deciden a los cabildantes a dejar Cayastá y trasladarse, desde 1650 y hasta 1660, a la ciudad actual. La Compañía de Jesús colabora activamente en dicho traslado y ya en el nuevo sitio, la iglesia y el Colegio ocupan el mismo lugar en la traza urbana que otrora tuvieron en Santa Fe la Vieja. En el nuevo asentamiento se fortalece el Oficio de Misiones, entidad que centraliza, distribuye y comercializa al interior del espacio cultural jesuítico y funciona dentro del Colegio. Más de 300 son los rubros que se envían a las misiones de guaraníes, al tiempo que Santa Fe recibe grandes remesas de yerba mate que la convierten en un centro distribuidor para todo el Virreinato peruano. El Oficio aumenta su actividad con la institución de las reducciones, a mediados del siglo XVIII. Con el apoyo del Gobernador F.J. Echagüe se posibilita aquello que destaca Luis M. Calvo (1993: 101): La incorporación del aborigen al sistema de reducciones bajo la administración de los jesuitas, generó un nuevo tipo de poblados en el espacio territorial santafesino, con características propias y diferencias tanto de los modelos urbanos hispanoamericanos como de los de las misiones de guaraníes en el Paraguay. Sin duda, las modali-
dades espaciales que se concretaron en San Javier, San Jerónimo del Rey y San Pedro, hubieron de estar fuertemente condicionadas por las pautas culturales de los grupos aborígenes reducidos (mocovíes y abipones), que los misioneros modificaron gradualmente, estableciendo hábitos de afincamiento permanente y de explotación agropecuaria y producción artesanal para el sostenimiento de la población.
La expulsión de la Orden en 1767 El accionar de la Orden en las colonias y el liderazgo en las misiones con un amplio respaldo inicial -por su triple condición de pertenencia a la Iglesia Católica, agente de la Corona española e integrante respetada de la vecindad- causa tensiones políticas: la actividad de los jesuitas parece importunar a la Monarquía, que pretende la mayor concentración posible de poder dentro de sus fronteras. Esto explica la expulsión de los jesuitas de los territorios del rey Carlos III (el 16 de julio de 1767, los jesuitas de Santa Fe son conducidos a Buenos Aires, sus bienes confiscados para administración de una Junta de Temporalidades y transferidos, años más tarde, para uso y gestión de la congregación de Mercedarios, que existe en Santa Fe hasta 1848). La Compañía permanece ausente durante un siglo; período de gestación del Estado Nacional y durante el cual Santa Fe desempeña un papel de relevancia, por su rica tradición educativa y cultural. La enseñanza sostenida en todos los niveles hasta 1810 declina en modo vertiginoso luego de la Revolución de Mayo. Las guerras de independencia y las interprovinciales después provocan una desaceleración económica y un retroceso en materia educativa, con la forzosa clausura de la mayoría de los colegios en el territorio. El tema vuelve a ser prioritario hacia
1853, cuando Santa Fe recibe a los representantes de las provincias que sancionan la Constitución: (...) los constituyentes de 1853, algunos de los cuales moraron en las viejas celdas del colegio Inmaculada, y pudieron ver de cerca lo que debió ser aquel plantel educativo con anterioridad a 1767, tenían el propósito firme de establecer centros de educación, ya que eran de opinión que la falta de ella era la causa de todos los males acaecidos entre 1810 y 1852.” (Furlong T. II, 1962: 10)
Restablecimiento de la Compañía y reapertura del Colegio en 1862 El 9 de noviembre de 1862 reabre sus puertas el Colegio de la Inmaculada Concepción(2). A partir del contrato celebrado entre el Superior Provincial de la Compañía y el Gobernador de Santa Fe, inicia una nueva etapa para el Colegio jesuita de fuerte hincapié en la formación humanística y en el estudio y desarrollo de las ciencias. Pronto, la tarea en las aulas da lugar a la creación de otros espacios de aprendizaje (laboratorio, observatorio y academias). Al poco tiempo de reiniciar la actividad, se vislumbra la necesidad de gestar instancias de estudios de nivel superior. Dicha necesidad se propone a las autoridades provinciales y en 1868 la Legislatura provincial aprueba el proyecto que convierte al Colegio en sede de las Facultades Mayores, cimiento de la Facultad de Jurisprudencia. Uno de los alumnos de aquella cátedra, José Gálvez, siendo Gobernador de Santa Fe en 1889, funda la Universidad Provincial, hoy Universidad Nacional del Litoral. A partir de este breve recorrido, es posible considerar que los aportes realizados por la comunidad jesuita, desde las diversas disciplinas del conocimiento, producen un impacto cultural y social de gran relevancia para la ciudad.
Referencias (1) La Compañía de Jesús, desde su fundación en 1540 en el contexto de los agitados debates que ocasiona la Reforma protestante, despliega una intensa carrera evangelizadora y, con el mismo ímpetu, un accionar riguroso en la formación escolar y superior no sólo en Europa, sino en Asia y América. La obra evangelizadora y la educativa se consolidan como los dos ejes fundamentales de la Orden, claves de su desarrollo en los territorios donde se asienta. (2)La reapertura del Colegio se concreta un año antes de la fundación del primer Colegio Nacional, en Buenos Aires. En materia educativa, otras medidas son la nacionalización del histórico Colegio Monserrat de Córdoba (1854) y la creación del Colegio Concepción del Uruguay de Entre Ríos (1850).
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Núcleo fundacional:
La Plaza y los edificios históricos de la ciudad Los espacios públicos son –desde tiempos inmemoriales- lugares de pertenencia y patrimonio de todos. Las plazas son, entre otros, sitios emblemáticos del ejercicio de ciudadanía. por Dirección de Patrimonio (MCSF)
La plaza colonial Podría decirse que la Plaza 25 de Mayo -o Plaza Mayor, como se la conociera- constituye el origen de la ciudad de Santa Fe. En tiempos de la fundación -en Cayastáera un predio descampado, falto de vegetación, con el río San Javier a un lado. En ese terreno arenoso Juan de Garay plantó un poste bajo, que enarboló como el Rollo, para formalizar el establecimiento de la ciudad. La traza santafesina se organizó a partir de una cuadrícula formada por once manzanas de Norte a Sur y seis de Este a Oeste, con la plaza a una cuadra del río. Este espacio público fue un sitio simbólico fundamental e idealmente necesario para pensar la ciudad: en sus laterales se ubicó el Cabildo –institución del gobierno, el orden y la justicia-, la Iglesia Matriz (Catedral) y, posteriormente, templo y colegio de la Compañía de Jesús. La plaza era entonces un predio abierto, con piso de tierra, sin diferenciación entre calles y veredas; el lugar de tránsito de carretas y caballos, escenario de intenso uso en actividades recreativas, políticas, religiosas y comerciales, donde se realizaban todo tipo de transacciones. El Cabildo también le daría su uso: las decisiones políticas, legislativas y judiciales se realizaban en derredor de la Plaza Mayor, y éste sería el primer sitio para su difusión, de ahí que solía considerarse el ámbito más informado de la ciudad. El nuevo emplazamiento mantuvo la idéntica cuadrícula a la que se agregó una fila de manzanas hacia el este, para proteger a la plaza del río y se conservó la identidad de la plaza como centro de las actividades urbanas.
La historia nacional en los nombres de la plaza La plaza tuvo varios nombres y un mismo destino. En 1816 se la denominó Plaza de la Independencia, en 1853, Plaza del Congreso y desde 1887 Plaza 25 de Mayo. La primera intervención urbana consistió en una serie de postes que, la rodeaban y protegían de los destrozos provocados por los animales sueltos y por los carros que la atravesaban. Algunos paraísos fueron su inicial forestación. La realización del Congreso de 1853 en los salones del nuevo edificio del Cabildo local, transformó a Santa Fe en Cuna de la Constitución Nacional y motivó los
Reconstrucción hipotética de Santa Fe la Vieja. Luis María Calvo, 1999. Plaza, Cabildo, Colegio y templo de los jesuitas, el edificio más antiguo del área fundacional. Reconstrucción histórica. Gouache de Leonie Matthis.
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primeros cambios importantes en la estética espacial de la plaza: la plantación de árboles que aportaron color, aromas y sombra, desagües y agua corriente -con la posibilidad de regar, sembrar y mantener una vegetación frondosa-; y se instaló un equipamiento de farolas y bancos. Las calles circundantes se empedraron con adoquines; se conformaron sectores diferenciados con el crecimiento de los primeros árboles: naranjos y paraísos, ceibos, timbúes, aromos y palmeras, todos típicos de la región, junto a las imponentes magnolias. De este modo, se conformaron límites de los senderos peatonales que dividían la plaza en forma de cruz. Ordenada y racional, según los modelos europeos, la plaza dejó de ser un lugar abierto para caballos y carretas y espacio activo para la vida ciudadana. Poco a poco, la actividad comercial de la plaza, que primaba entre las otras, fue cediendo lugar a la función recreativa, la contemplación y el paseo, combinada con las actividades institucionales.
La Plaza en 1860. 1era. fotografía de la Plaza de mayo tomada por Don Pedro Tappa atrás Iglesia Matriz. La Plaza y el histórico Cabildo local con la torre añadida en 1877 (Antes de 1905).
La plaza urbana de principios del siglo XX Entrado el siglo XX, la arquitectura asumió un rol protagónico en esa etapa de la ciudad que se abría promisoria a partir de la construcción del Nuevo Puerto de Ultramar: El cambio se materializó en la imagen de los principales edificios institucionales que se levantaron a partir del Centenario. En 1911 se iniciaron, con pocos meses de diferencia, los trabajos para la construcción de la Casa de Gobierno y de la Legislatura de la Provincia (…) En torno a la Plaza de Mayo, el nuevo edificio del Colegio Jesuítico, construido a partir de 1915 y el Palacio de Tribunales Provinciales iniciado en 1926 con proyecto del arquitecto Juan Durand, materializaron la nueva escala monumental que asumió la plaza fundacional. (El Litoral, 1998: 22, 23) Santa Fe fue testigo en esos años de numerosas construcciones y demoliciones: el viejo Colegio de la Inmaculada Concepción fue demolido para erigirse en su lugar un nuevo edificio de características neorrománicas e imponente escala. También se demolió el Cabildo, con su característica torre, para construir la actual Casa
de Gobierno. Concluida en 1911, generó el límite sur de la plaza con sus tres altos niveles rematados en mansarda típica de la arquitectura del norte europeo. Por último, se demolió todo el lado oeste, para dar lugar al Palacio de Justicia. Sólo quedó intacta la cuadra norte, con la Catedral y las casas de familias tradicionales que mantuvieron sus edificaciones por muchos años más. Con el impulso de estas transformaciones la ciudad comenzó a incorporar el verde urbano como una imagen amable de sus espacios públicos, siendo la Plaza de Mayo fiel representante de ese pensamiento. Transformada en una plaza verde, la estética y el disfrute característicos de la Belle Epoque eran los protagonistas. Se eliminaron las funciones que, para la lógica de la época, podían deslucir la plaza -como el comercio- para dar lugar al estímulo de los sentidos: la incorporación de colores y texturas en su vegetación, de sonidos, a partir de la construcción de una caja armónica y de aromas, con el cuidado de las flores. En el espacio predominó el orden de la arquitectura urbana expresado en canteros, bancos, farolas, esculturas y fuentes que
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sectorizaban las calles del contorno, semejando a pequeños bulevares, con lo que cambió definitivamente el aspecto y funcionalidad del sitio. Se incorporaron glorietas, cobijo de actividad social, de romances y diálogos. Un incipiente turismo tomó a la plaza como punto estratégico para atraer visitas a la ciudad, como lo demuestra las numerosas postales existentes.
La plaza moderna Entre 1937 y 1941, Santa Fe tuvo su auge de modernidad que generó una gran transformación de los espacios públicos. La plaza no escapó a esa corriente: se extrajo la caja armónica, se diseñaron nuevas isletas y canteros, se renovaron los jardines, se diseñaron y materializaron las veredas en los senderos peatonales y se reemplazaron naranjos agrios, palmeras y olmos por especies exóticas. La renovación fue meramente estética, y las funciones se mantuvieron hasta el regreso de la democracia a nuestro país. De la mano de la democracia surgió una posibilidad de expresión diferente y, con ella, la plaza adquirió una nueva función: centro de reunión de los manifestantes que desean exponer sus reclamos ante la Casa Gubernamental. A fin de facilitar el tránsito peatonal, en 1986 se colocó un nuevo solado en la calle 3 de Febrero, que niveló la vereda con la plaza. Se incorporaron también cuatro fuentes de agua en las esquinas y nuevos canteros. A fines de la década del ´90, la última remodelación consistió en añadir revestimientos de granito sierra chica en los bordes de los canteros y veredas perimetrales con losetas graníticas. En síntesis la plaza ha sido y es el lugar de: - Justicia, que en la primera Santa Fe se ejecutaba en torno al Rollo de fundación y se impartía desde el Cabildo, y hoy tiene sede en el Palacio de Justicia. - Gobierno, que dependía de la Alcaldía del Cabildo, dio lugar al Gobierno Provincial, siendo hoy la Casa Gris su sede más importante. - Culto, no sólo por la permanencia de los mismos templos, sino por los actos litúrgicos que aún se realizan en el espacio público.
- Actividades comerciales, que si bien perdieron espacio en el interior de la plaza, se han extendido por la calle San Martín hacia el norte, acompañando el crecimiento de la ciudad. La plaza llega a integrarse al sector comercial como punto de partida de esta vía. - Encuentros sociales, diversificados en días y horarios: espacio de reunión y tránsito de alumnos, padres y vecinos que entran o salen del colegio, de las iglesias, de Casa de Gobierno o Tribunales por sus trámites. La plaza es lugar de diálogo, juegos y sede de actividades culturales que la convierten en un sitio adecuado para sentir pertenencia a la ciudad. - Manifestaciones de expresión cívica y turismo, como prácticas culturales novedosas, por constituir la plaza el centro cívico por excelencia y origen de una de las ciudades más antiguas del país.
Gentileza Archivo diario El Litoral.
Postales de la Plaza: en 1909, con caja armónica, kioscos chinescos, estatuaria y el refinamiento de su jardín; en 1910 con vista de la “Jirafa”: Jefatura de policía; en 1919 con vista de la Casa de Gobierno. Vista de la plaza y la nueva fachada del Colegio de la Inmaculada Concepción, levantado a principios de s. XX. Vista actual de la plaza.
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El edificio del Colegio de la Inmaculada Concepción por Ing. Jorge Alberto Terpin
Primera etapa: desde sus orígenes En agosto de 1610, cuando Santa Fe aún se encontraba en su asentamiento fundacional, se presentó el Padre Francisco del Valle ante el Cabildo reunido, para concretar la instalación de la Orden en la ciudad. Inmediatamente se abocaron a la construcción de la iglesia y residencia para el desarrollo de sus ministerios y de las tareas educativas. Decidido el traslado de la ciudad, inician las obras en el nuevo emplazamiento del pago de la Vera Cruz con tal empeño que en 1658, Manquiano S.J. escribía: “al presente estamos poblados en la nueva ciudad” (Furlong, T.II 1962: 190). Lamentablemente las construcciones del complejo
jesuítico ubicadas en Cayastá, han desaparecido por la acción erosiva del río San Javier. Las obras de mejoras en la iglesia, las ampliaciones del Colegio y Oficio de las Misiones, continuaron incesantemente en virtud del constante crecimiento de las tareas de la Orden, hasta la expulsión de los jesuitas en 1767. Así se conforma “el conjunto arquitectónico de mayor complejidad en la historia santafesina del período hispánico” (Calvo, 1993: 368). Alejados los jesuitas del Colegio y clausuradas sus puertas grandes fueron las vicisitudes del abandonado edificio hasta su regreso en 1862. Innumerables bienes fueron malvendidos y desatendido el mantenimiento del complejo edilicio. El edificio fue utilizado para diversos fines: en 1779 y durante nueve años, una parte es ocupada por la administración y dependencias de la Renta General de Tabacos; posteriormente, el Cabildo se instala en el Colegio con su cárcel y las demás oficinas gubernamentales. A principios de 1793, y por un año, se asienta la leprosería del Lazareto en una sección del Colegio.
Jorge Alberto Terpin es Ingeniero Agrónomo. Museólogo. Magíster en Conservación, Preservación y Restauración de Monumentos y Sitios. Licenciado en Museología. Ex Director de Cultura de la Municipalidad de Santa Fe. Miembro de ICOM. Docente de la Licenciatura en Artes Visuales. FADU-UNL. Autor de numerosas publicaciones referentes a la presencia jesuítica en la región.
Segunda etapa: desde la reapertura Reabierto el Colegio los jesuitas se instalan en el edificio de la época colonial “...de sólo planta baja, con techo a dos aguas y con amplios aleros a cada lado.” (Furlong, T.II 1962: 62). El estado de las construcciones era deplorable por ausencia de tareas de mantenimiento. Al momento de la expulsión, la Orden poseía un lote de dos manzanas conformado por una cuadra frente a la Plaza y -caso único en Santa Fe-, dos de fondo que daban sobre el río. De la propiedad original, ya fragmentada por la apertura de la Calle Nueva (actual 25 de mayo) y sucesivas ventas, sólo les correspondió la mitad norte de la manzana sobre la plaza, ya que la parte sur, excepto un pequeño lote, se encontraba en manos de particulares. En los meses que precedieron a la reapertura, se realizaron algunas reparaciones en la fachada y al año siguiente, se trabajó sobre el ala contigua a la iglesia, es decir en lo “...más antiguo que ahora existe, o sea el dormitorio sobre la calle López, y que arranca del ángulo mismo que forma el crucero de la iglesia, y debajo de este dormito-
Reconstrucción de la Iglesia y Colegio al momento de la expulsión de la Orden. Iglesia y Colegio en 1874. En primer plano el antiguo cementerio, luego el crucero y al fondo el edificio del museo.
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rio, cuya extensión debió ser de unos treinta o más metros, se formó una sala de estudios...”. (Furlong, T.II 1962: 131) En estos ámbitos, últimos vestigios del primitivo Colegio, se inauguró en 1982 el Museo declarado Monumento Histórico Nacional en el año 2000(1). Las obras de ampliación continuaron en las últimas décadas del siglo XIX. En 1865 se construyen aulas con dormitorios, se realiza el corrimiento de la puerta principal al centro de la fachada sobre la plaza y se levanta un primer piso sobre el existente. Así se conformaba el típico paisaje urbano en el que “...los últimos rayos de sol a través de los abatidos penachos de las palmeras de la plaza, iluminaban la doble fila de celosías pintadas de verde en el frente enjalbegado del viejo Colegio...” (Furlong, T.II 1962: 458) Durante el primer gobierno de Simón de Iriondo (1871-1874), se construyeron los denominados “altos de Iriondo”, edificación que paralela a la iglesia, cerraba el lado sur del Patio de los Naranjos, y donde según las crónicas, en su por entonces única planta, se alojaron Constituyentes en 1853. A estas tareas de adecuación edilicia a las necesidades del Colegio se sumó la paulatina compra de los lotes de la manzana que se encontraban en manos de particulares. El incremento del alumnado fue incesante y fueron insuficientes las obras que se venían realizando en el viejo Colegio, imponiéndose el criterio de una solución definitiva: la construcción de un nuevo edificio diseñado para tal fin. El 15 de noviembre de 1908 se coloca la piedra fundamental del edificio proyectado por el ex alumno Juan de la Cruz Puig y comienza la demolición del antiguo Colegio. Para los trabajos de carpintería y herrería se montó un taller “...todo movido por electricidad, y dirigido, colocado y algunos aparatos ideados y fabricados por el Hno. Coadjutor Juan Fabre...” (Blanco, 1952: 59). Fabre también fue responsable de las pinturas con motivos egipcios del Observatorio y de los emblemáticos leones que se encuentran en el remate de las columnas salomónicas adosadas al portal de granito que concentra la riqueza ornamental de la fachada. (1) La inauguración del Museo fue el resultado de un convenio entre la Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe y la Compañía de Jesús.
Exponente de la arquitectura del período liberal con sus tres plantas, estructura de muros portantes y loza plana de bovedilla, consolida uno de los costados de la Plaza en el corazón de la zona fundacional y se transforma en un referente edilicio de la ciudad. Entre 1945 y 1947 se construye el Auditorium, actual Sala Garay, “…tomando parte del patio de los naranjos y el patio gótico de los padres... [y] la piqueta demoledora derribó la histórica sala de los Constituyentes...” (Blanco, 1952: 101) con lo que desaparecen los “altos de Iriondo”, valioso exponente de la arquitectura colonial. Al cerrar el Internado del Colegio en la década del ’70, gran parte del edificio queda ocioso y la estructura -en algunos puntos de madera y adobe- condicionaba su aprovechamiento a la vez que generaba altos costos de mantenimiento. Esto motivó la decisión de demoler la mitad de la manzana. En este enorme lote, que durante años fue un parque, se construye el Jardín de Infantes inaugurado en 1990 y en 1992 se inician las obras de la Escuela Primaria de tres plantas y subsuelo, tareas que incluyen la puesta en valor del túnel que corre por debajo de calle 25 de mayo. Este testimonio arquitectónico de enorme valor, trasciende los ámbitos de lo educativo, cultural, espiritual o afectivo, transformándose en un patrimonio común a todos, conformando en su conjunto de materialidad y mensaje, un legado inestimable. (Terpin, 2001)
Iglesia y Colegio a principios del siglo XX. La portería se ha llevado al centro de la fachada y se han agregado altos. Nuevo edificio del Colegio en construcción. Ángulo Suroeste. 1912. Los emblemáticos leones alados ornamentan el remate de columnas salomónicas en la fachada del nuevo edificio del Colegio.
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Los patios del Colegio por Emma Cano de Candioti Los patios del Colegio tienen una impronta particular que los identifica y diferencia: tienen historia, nombre y diseños distintos. Numerosas publicaciones hablan de ellos, poetas y artistas plásticos los han homenajeado y existe un abundante registro fotográfico que los muestran ya vacíos, ya poblados, esplendorosos o mustios. Sin embargo, escasas son las puestas en palabras o en imágenes de la ‘intrahistoria’ de cada patio: los aconteceres cotidianos y sus protagonistas, lo que siempre sucede y sucede sólo allí (más allá de las diferencias de época), año tras año, promoción tras promoción y que los hace espacios únicos e inolvidables. Algunos hechos de cada intrahistoria se esbozan en las líneas siguientes.
El Patio de los Naranjos Por origen e historia, es el corazón del Colegio. El que recibe, investido de sobriedad y señorío a todos los que llegan. Nació y perdura como patio escolar: espacio de libertades efímeras y necesarias (como lo son los recreos o las horas libres), de encuentros, desencuentros, reconciliaciones... Lo pueblan, casi en exclusividad, los alumnos del Secundario. En él comienza cada jornada: ingreso, izamiento, oración compartida... Luego el patio se vacía lentamente: nadie tiene apuro para ingresar a las aulas. Los ciento veinte minutos que faltan para el recreo son siempre interminables pero suena el timbre y el patio... tiembla. Risas, corridas, gritos. Algún que otro exabrupto, alguna gresca, algún llanto, un preceptor que interviene. El pedido de una fotocopia, el sándwich apurado o la factura, el chupetín bolita, la gaseosa compartida y las preguntas -con boca llena- por lo que preguntó un profesor en la prueba. Un ‘fulbito’ con una pelotita de papel y las ganas inmensas de que ese recreo no termine nunca. Para el segundo sólo faltan ochenta minutos y cuando se cumplen, vuelve a suceder lo mismo que en el primero. Siempre, excepto cuando llueve torrencialmente. Patio del regreso y del reencuentro, reúne a los egresados que vuelven a él para deshilvanar la historia que se abre siempre -inevitablemente- con un ¿te acordás de...? ¿se acuerdan cuando...? y retumban, entrecruzadas con alguna lágrima, interminables carcajadas
de distintas y distantes -y todas semejantes- promociones. El patio con sus naranjos custodiando el centenario lapacho, confirma su identidad libertaria y la sigue ofreciendo en renovados recreos.
El Patio del Sagrado Corazón (o De los Escudos) Fue el ‘patio-jardín’ de la Comunidad Jesuítica y hasta hace treinta años atrás sólo sus miembros accedían a él. Cuando las distintas dependencias donde éstos moraban se comenzaron a utilizar como aulas, este patio recoleto y silencioso, comenzó a poblarse de voces y de miradas. Por su origen y función, su diseño y sus plantas, este patio no se puebla de alumnos. A este patio se lo mira -y admira- desde las galerías: la imagen convocante de Jesús sobre la fuente, la fiel enredadera, el cuidado jardín, todas las flores, limitan -detienen- el paso e impide las pisadas. Alguna que otra vez, los niños pequeños y sus maestras, observan los peces de la fuente o a la sombra del árbol de magnolias, escuchan algún cuento. A veces, los alumnos mayores lanzan flechas de papel generalmente hechas con hojas que contienen evaluaciones no aprobadas... Más que un juego, las flechas vuelan para conjurar una mala nota, o para pedir que no se repita. Muchos quieren creer, cuando alguna llega hasta la enredadera, que Jesús le cumplirá su pedido. Los jardineros creen -o desean- todo lo contrario...
Vista del Histórico Patio de los Naranjos.
12 | JESUITAS EN SANTA FE • FASCÍCULO 7
Patio Hno. Juan de Sigordia (o Patio Redondo)
El Patio de los Carruajes
Es un patio joven. Nació con la construcción de la escuela primaria hace veintiún años. Hasta el 2009 se lo denominó, por su forma, ‘Patio Redondo’. Desde noviembre lleva el nombre del primer maestro jesuita que llegó a Santa Fe la vieja en 1609 para enseñar a leer y a escribir a mocovíes, mestizos y españoles para ayudarlos a acceder a la cultura letrada de la época. A este patio lo pueblan sólo los alumnos de la escuela primaria. Pleno de voces infantiles y atravesado por las ruedas de las mochilas, siempre parece a punto de estallar en los recreos: su amplia superficie cubierta es, a un tiempo, pista de patinadores sin patines, o de corredores de breves carreras en círculo, o espacio para acrobacias múltiples. Controlando -o evitando- el estallido, los docentes siempre están en el patio y, pese a sus esfuerzos -atajar a uno, sostener o frenar a otro, advertir a todos- con frecuencia dejan el patio durante el recreo para pedir que las autoridades llamen al servicio médico de emergencias... Cuando los que crecieron a la luz y a la sombra de este patio y ya ocupan los otros patios, ante cada proyección, film, power point que muestra ‘el redondo’, aplauden a rabiar y gritan ¡¡¡‘EL RODOOOONDO’!!! El redondo -Patio Juan de Sigordia- forma parte de la infancia. Mejor, de la memoria de la infancia.
Este patio se encuentra en el lugar al que, antaño, llegaban los carros y descargaban la mercadería que traían del mercado o de las quintas para los que vivían en el Colegio (religiosos y alumnos pupilos). Cuando dejó de existir el pupilado, dejaron de llegar los carros y el lugar fue herrería, carpintería, asador, cochera, depósito.
Está ubicado en el centro del Colegio, a la izquierda de la puerta de acceso al Jardín de Infantes, protegido por altas paredes y las columnas de una vieja galería. Entre los árboles que le dan nombre, siempre hay niños pequeños que, sin problemas de horarios ni de recreos pautados (envidiable privilegio!) juegan. Unos intentan embocar una pelota en un aro colgado a un metro y medio del suelo. Otros se deslizan por el tobogán de plástico amarillo. Otros corren. Las baldosas grises están siempre tapizadas de juguetes que pasan de mano en mano. A veces, el juego consiste en prestar y quitar, en simultáneo. Por momentos todos quieren tener el que tiene otro como si no hubiese más juguetes disponibles. Risas, llantos, caprichos. Las maestras disuaden, contraofertan, proponen. No siempre tienen éxito... Varias veces al año, por las noches, el patio es ocupado por todos los adultos que trabajan en el Colegio que se reúnen en él para celebraciones o festejos... El patio se llena de mesas, de música, de saludos, de charlas cruzadas en voz alta, de brindis y de infaltables guitarreadas. En estas ocasiones, el patio parece ensancharse para que quepan todos. Deja de ser por unas horas el patio del Jardín y se asemeja a un ‘patio de casa’. Mejor dicho, se convierte en el patio de la casa: de esa casa de ‘tutelares muros’ que docentes y no docentes la sienten como propia, la comparten y disfrutan.
El Patio del Museo
Es un patio pequeño y recién remozado. Puerta de ingreso y paso obligado para ingresar a la escalera que llevan al museo. Patio que cifra la historia del Colegio y su consonancia con la identidad de la austera y señorial ciudad de Santa Fe: puertas de rejas, baldosas de barro, muros de piedra de un metro de ancho, columnas de hierro y el aljibe en el centro. Silencioso y sereno, es un patio en permanente espera. Sorprende a los visitantes con su sencillez y los convoca a agudizar la mirada y a ‘palparlo’: todos observan las puertas de rejas, las tocan (cuesta creer tanta artesanía y tanto arte a la vista y a la mano). Todos se asombran al ver el ancho de las paredes de piedra y todos se acercan al aljibe. A veces, algunos niños preguntan qué es un aljibe. Oída la respuesta, preguntan si tiene agua y luego, sin prisa, suben las escaleras para recorrer el museo. El patio silencioso y sereno, reinicia su espera.
Emma Cano de Candioti Profesora de Lengua y literatura del Colegio Inmaculada Concepción.
Vista actual del Patio del Museo.
Gentileza Archivo diario El Litoral.
El Patio de los cerezos
En el año 2008, luego de un largo reciclado, se constituyó en un espacio para realizar eventos culturales. La denominación -Patio de los Carruajes- rememora la original y vital función del viejo patio y, a la vez, la actualiza: el lugar está ahora dispuesto a recibir otros alimentos, tan necesarios como los primeros porque es bien sabido que “no sólo de pan vive el hombre”.
FASCÍCULO 7 • JESUITAS EN SANTA FE | 13
Breves notas sobre el legado artístico Imágenes en la Colonia La vida artística en los pueblos de la colonia se desarrolla en torno a comunidades socialmente centradas en la práctica religiosa, cuya demanda de imágenes se orienta a cubrir necesidades devocionales y litúrgicas. Las imágenes más antiguas del territorio habitan en los espacios destinados al culto: en la fachada de los templos y en el retablo, como elemento privilegiado del interior. Este mueble, destinado a la contemplación, reúne posibilidades estéticas y didácticas: a través de sus esculturas y lienzos pintados es posible transmitir jerarquías, conceptos y valores. Sin embargo, los fieles se apropian de las imágenes, creando un vínculo emocional de intimidad cotidiana: ellas salen del templo en procesión hacia la plaza y las calles, visitan las casas de los vecinos y son vestidas y preparadas para las fiestas. El circuito perceptivo, que en el interior de la iglesia tejía una trama significante entre arquitectura, retablos, púlpitos, sillerías, cuadros, tallas, música, se proyectaba hacia afuera, en un doble movimiento que sacraliza el espacio urbano e incorporaba lo sagrado a la vida. Jáuregui y Penhos (1999: 50) En América, las imágenes presentan características singulares a causa del encuentro cultural de los modelos de la imaginería hispánica y del arte precolombino. Las formas dinámicas e ilusionistas del barroco español incorporan elementos de América, tanto en recurrentes motivos de la flora y la fauna, como en cierta tendencia a lo geométrico y lo simple. Esta combinación da lugar a la concepción del llamado arte barroco americano. El encuentro entre el antiguo arte indígena con el culto católico produce la pintura cuzqueña con sus vírgenes vestidas de cholas, la escultura en Ecuador, la arquitectura en México, Perú o Guatemala, donde el barroco español se transfigura por la mano y la imaginación nativas produciendo así un arte americano que brota del grandioso conflicto y diálogo histórico del recíproco descubrimiento. (Picón Salas, en Abelardo Ramos 1968:132) En la región Litoral, la escultura aparece avanzado el siglo XVII. - Las esculturas preferidas son las de bulto o talla completa en madera policromada y a veces estofada, técnica que consiste en aplicar una fina película de yeso para ser pintada luego con caracteres veristas y expresivos. - También se encuentran obras con estructura de ma-
guey sobre la que se trabajan volúmenes con pasta y tela encolada, técnica precolombina de gran difusión por la economía y rapidez de ejecución. -Las imágenes de vestir, tipología frecuente de origen español, presenta un armazón simple de madera cubierto por vestidos bordados, sobre el cual van montadas las piezas talladas y estofadas de manos y rostro.
Fachada de la Iglesia de la Compañía de Jesús en Arequipa. Capiteles y ornamentación en piedra de las Ruinas Jesuíticas de San Ignacio, Misiones.
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1. Retablo de la Iglesia de la Compañía de Jesús en Concepción. 2. Cristo atado a la columna. Escultura policromada de tamaño natural ubicada en la Iglesia de los Milagros. 3. Lateral de altar jesuita en madera tallada y policromada, atribuído a la Reducción de San Javier. 4. El Milagro de Santa Fe. Juan Cingolani (1919). 5. Desposorios de la Virgen. Autor desconocido (siglo XVII). 6, 7 y 8. Láminas pertenecientes a las memorias del jesuita Florián Paucke, tras su paso por las misiones americanas. 9. San Juan Nepomuceno. Talla de madera policromada, del siglo XVII, proveniente de las misiones jesuíticas. (3, 5 y 9. Piezas de la Colección del Museo Histórico Provincial de Santa Fe).
FASCÍCULO 7 • JESUITAS EN SANTA FE | 15
Entre las obras que se conservan en la ciudad de Santa Fe es posible distinguir de acuerdo con su origen: - esculturas provenientes del Virreinato del Perú, a través de la fluida red comercial que nace en Cuzco y Potosí como focos de irradiación cultural; - esculturas de procedencia extranjera (sobre todo española, pero también italiana, flamenca y francesa) y - esculturas de alguna de las 30 reducciones jesuíticas que aparecen lentamente, como piezas autóctonas, a partir del magisterio artístico de los misioneros.
Talleres en las reducciones Los pueblos de las misiones jesuíticas se autoabastecen y es por esta razón que se instalan talleres de artes y oficios. Los jesuitas, se dedican a la producción y formación en disciplinas manuales, al punto que los talleres llegan a funcionar casi por completo con mano de obra indígena. La heterogénea nacionalidad de los misioneros y sus particulares inclinaciones, dan nuevo impulso a otras artes como la hilandería, la cerámica, la platería y la forja. El jesuita Florián Paucke (1719-1789) se destaca entre quienes realizan esta labor en territorio santafesino. Una serie de ilustraciones acuareladas integran sus memorias que se conservan en Austria y se publican en la obra titulada Hacia allá y para acá. Una estada entre los indios mocovíes 1749-1767. Este conjunto forma un completo registro visual de la época y permite reconstruir el sistema organizativo y productivo de las reducciones jesuíticas en la provincia. Bajo su dirección, San Javier se convierte en un centro de singular prosperidad. Se enfatiza el rol de la música y el valor de la artesanía manual de sus talleres. En Documentos de Arte Argentino (Caillet-Bois, 1945: 15) se afirma: Se sabe que de los grandes talleres de pintura, escultura, herrería y telar que existían en la famosa Reducción de San Javier, salieron notables obras de arte realizadas por los indios mocovíes bajo la dirección de los jesuitas. (…) Las iglesias, conventos y capillas que se instalaban en la provincia, y fuera de ella, exigían para su decoración y culto, imágenes… y enseres religiosos, muchos de los cuales se fabricaban en aquellos talleres. Llegó a crearse así un arte regional propio: el arte mocoví. La producción de los talleres pronto alcanza niveles de calidad y cantidad que permiten responder a la demanda de las ciudades. Entre las piezas del legado jesuita santafesino, se distinguen: el San Miguel Arcángel y el San Juan Nepomuceno -ambos conservados en el Museo Histórico Provincial-, el Cristo atado a la columna y el Cristo
de la paciencia, los confesionarios de cedro labrado y el púlpito de la Iglesia de los Milagros. Con respecto al patrimonio pictórico, se destacan dos obras: el Descendimiento del Señor y la Virgen de los Milagros que representa el núcleo simbólico del patrimonio jesuítico local.
El lienzo milagroso El famoso lienzo, pintado en 1634 por el Hno. Luis Berger en Cayastá, representa a María, coronada de estrellas con manto azul y una aureola de rayos en torno al rostro y a ambos lados del cuerpo. La imagen de la Virgen -de reconocido estilo flamenco- se apoya sobre la luna y asciende a través de una nube de querubines. A los dos años de concluida la obra, se registra el milagro: de ella comienzan a manar hilos de agua “de la cintura para abajo”, ante el asombro de numerosos testigos que asientan devota constancia en el Acta Civil del 9 de mayo de 1636. La imagen suscita admiración por su carácter milagroso y despierta el fervor de la devoción mariana que se extiende por generaciones. El suceso fue representado por el artista santafesino Juan Cingolani en la obra El Milagro de Santa Fe pintado para el templo de los jesuitas en 1919 y cuyo boceto se exhibe en el Museo del Colegio. El acta y las reliquias, a las que se atribuyen poderes sanadores, también se conservan en la iglesia como referentes materiales del patrimonio en torno al cual se funda el símbolo de la obra evangelizadora del período colonial rioplatense. A 300 años del milagro, se entroniza el cuadro en el centro del altar mayor con un monumental marco de bronce cincelado. Los festejos trascienden el interior del templo para proyectarse al exterior: la Plaza Mayor, las calles laterales y alrededores, son el espacio continuo por el que circula la imagen, al repique de campanas, y la congregación de fieles en procesión. El 9 de mayo de 1936 la ciudad, desde muy temprano, se viste de gala: se adornan las fachadas de los edificios, se izan banderas y se congregan los celebrantes en la Plaza 25 de Mayo, escenario de la Coronación de la imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción más conocida como Virgen del Sudor Milagroso. De todas direcciones afluían a ella (…) gentes de la Capital, peregrinos de la Provincia, y de las provincias de Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos; los colegios uniformados y con banderitas nacionales y pontificias; los marinos y soldados en traje de gala, los alumnos del Colegio uniformados de gimnastas y a la par de todos éstos, los altos mandatarios civiles y militares. (Furlong, 1963 T. IV: 65)
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1610. Establecimiento de la Compañía de Jesús en Santa Fe, 23 años luego del paso de jesuitas brasileros camino hacia Tucumán. Instalación de residencia y templo en los solares donados por parte del Cabildo local para la edificación de casa y convento. 1610. Establecimiento de la primera escuela primaria organizada en la región. 1614. Establecimiento de la Estancia de San Antonio, a orillas del río Salado. 1615/16. Comienzo de la enseñanza secundaria bajo el nombre Colegio del Nombre de Jesús. 1636. Milagro de la Virgen. 1665. Establecimiento de la Estancia de Santo Tomé. 1670. Terminación de la nueva Iglesia luego de la mudanza de la ciudad. 1693/1767. Funcionamiento de La Chacarita en gran parte de lo que actualmente corresponde al barrio Candioti Sud. Funcionamiento de la Procuraduría del Oficio de Misiones, cooperativa que centraliza, distribuye y comercializa al interior del espacio cultural jesuítico.
1719. Establecimiento de la Estancia de San Miguel. 1743. Establecimiento de la reducción de San Javier. 1744. Publicación en Europa de la obra del Padre Buenaventura Suárez, Lunario de un siglo, compuesta entre 1706 y 1739 durante su trabajo en las misiones de la región. 1748. Establecimiento de la reducción de San Jerónimo del Rey. 1765. Establecimiento de la reducción de San Pedro. 1771. Reapertura de la Iglesia luego de la expulsión, a pedido de los vecinos de Santa Fe. 1774. Instalación de aulas de Primeras Letras, dependientes del Cabildo local, en dos salas del Colegio. 1779. Instalación de la Administración de la Factoría de Tabaco y dependencias en una parte del Colegio, arrendada a la Junta de Temporalidades. 1793. Instalación del Hospital en un sector del segundo patio del Colegio, por disposición del Cabildo. 1793. Cesión del Colegio y la Iglesia a la Orden de La Merced, que continúa con la Escuela de Primeras Letras y Gramática. La Iglesia será renominada Iglesia de La Merced y el Colegio se transforma en Convento de San Agustín. 1794. En las antiguas dependencias de la Procuraduría del Oficio de Misiones se instala el Cabildo de Santa Fe con su archivo y calabozo. Se mantiene aquí hasta la segunda década del siglo XIX. 1797. Publicación de la Carta Crítica del Padre Francisco J. Iturri, donde discute la Historia del Nuevo Mundo de Juan Bautista Muñoz.
Línea Histórica
4 siglos de presencia jesuítica en Santa Fe PROCESOS SINCRÓNICOS REGIONALES Y MUNDIALES 1540. Fundación de la Compañía de Jesús. 1573. Fundación de Santa Fe La Vieja. 1599. Adopción de la Ratio Studiorum como intrumento pedagógico. 1651. Traslado de la ciudad de Santa Fe a su actual emplazamieto.
CONFORMACIÓN DE UN ESPACIO CULTURAL JESUÍTICO
1767. Por la Real Pragmática del rey de España Carlos III se expulsa a la Orden Jesuítica del territorio americano. 1776. Creación del Virreinato del Río de la Plata.
INTERREGNO (DURANTE
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1848. Extinguida la Orden de los mercedarios en Santa Fe, el convento queda en poder del gobierno de la Provincia, quien lo cede al delegado eclesiástico. 1862. Contrato entre el Gobierno de la Prov. de Santa Fe y la Compañía de Jesús donde se estipula la creación de un establecimiento de enseñanza privada y secundaria subsidiado en parte por el Estado Provincial. 1862. Reapertura del Colegio con alumnos de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes. 1863. Creación de la primera Banda de música del Colegio. 1867. Fundación de la Academia de Literatura Santa Teresa de Jesús. 1868. Ley Provincial que inaugura las Aulas Mayores en el Colegio. 1870. El Colegio de la Concepción Inmaculada cambia su nombre por Colegio de la Inmaculada Concepción. 1871. Ley Provincial que establece la Facultad de Jurisprudencia (carrera de 4 años) y crea la Academia de Práctica Forense. 1875. Decreto del Poder Ejecutivo Nacional que reconoce la validez nacional de los estudios universitarios realizados en el Colegio. Este mismo año el Colegio pierde su autonomía y es obligado a cesar la enseñanza de grado universitario. 1883. Ingreso de material científico para el Observatorio Meteorológico. 1885/89. Cierre temporario del Colegio aduciéndose falta de personal docente. 1889. Creación de la Universidad Provincial de Santa Fe, cuyo primer rector es el ex gobernador de Santa Fe, José Gálvez. 1891. Decreto nacional que obliga a adecuar el Plan de Estudios del Colegio al Plan de Estudios de los Colegios Nacionales. Creación del Centro de Estudiantes Unidos, dirigido por Clementino Paredes, en resistencia al Decreto. 1892. El título de Bachiller expedido por el Colegio consigue validez nacional. 1898. Creación del Gabinete de Ciencias Naturales, a cargo del Padre Carmelo Barone.
1900. Creación del Escudo del Colegio. 1903. El Observatorio Meteorológico del Colegio se integra a la red meteorológica nacional. 1908. Colocación la piedra fundamental del nuevo edificio del Colegio. 1917. Conferencia del Padre Salaberry donde se pone en discusión las teorías de la obra Filogenia de Florentino Ameghino. 1919. Instalación del Observatorio en su actual emplazamiento. 1923. Creación de la Academia de Taxidermia. 1925/55. Edición de la revista La Inmaculada. Sus redactores realizan intercambios con instituciones internacionales de investigación científica. 1935. Comienza la catequización de Alto Verde. 1936. Coronación de la Virgen, a 300 años de acontecido el milagro. 1937. Inauguración de la biblioteca de Ex alumnos. 1939. Inauguración del Museo de Ciencias Naturales Padre Carmelo Barone. 1940. El taxidermista Antonio Berst, profesor del Colegio, edita sus primeros trabajos de divulgación zoológica. 1945. Creación de las Academias de Química y Lenguas Vivas. 1946. Inauguración del Centro de Extensión Cultural, dedicado al estudio del arte. 1954. Los alumnos deben rendir exámenes finales en el Colegio Nacional Simón de Iriondo para conseguir la acreditación oficial. 1955. Se introduce la práctica de esgrima en los salones del Ateneo. 1956. Creación de la Universidad Católica de Santa Fe, cuya primera sede funcionó en instalaciones del Colegio. 1956. La Sala Garay comienza a usarse para exhibición de cine comercial. 1961/64. El Dr. Mariano Castex, profesor del Colegio, realiza el grueso de sus estudios sobre raya fluvial. 1970. Sistematización de datos es la primera cátedra de informática en la Argentina. 1982. Apertura del Museo del Colegio. 1989. Reapertura de la escuela primaria.
1860. El Presidente de la Confederación Argentina Santiago Derqui, se dirige al General de la Compañía de Jesús y al Papa Pío IX solicitándole religiosos que se encarguen de la educación en la región. 1869. Decreto del Poder Ejecutivo Provincial creando las cátedras de Derecho Civil, Canónico y Natural.
LA EXPULSIÓN)
1902. El Presidente Roca visita el Colegio. 1938. Visita del Presidente Justo.
INTEGRACIÓN AL NUEVO ESTADO ARGENTINO
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Aportes en la construcción del conocimiento “La Compañía florecería en los mundos de las letras, las artes, la música y las ciencias, teorizando sobre la danza, las enfermedades y las leyes de la electricidad y de la óptica. Los jesuitas recogerían los desafíos de Copérnico, Descartes y Newton y treinta y cinco cráteres de la superficie lunar llegarían a llevar nombres de científicos jesuitas.” (Wright, 2005: 19)
Academia de Literatura Santa Teresa de Jesús por Julio Luis Gómez En 1867 -a sólo cinco años después de la reapertura del Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe- es fundada la Academia Literaria Santa Teresa de Jesús del Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe. Su objetivo es “Promover y favorecer el estudio de la literatura clásica entre la juventud, que se distinga por el amor a las bellas letras; ampliar y perfeccionar, por medio de la discusión, los conocimientos literarios adquiridos en las escuelas; ejercitar en una escuela superior los preceptos del arte, y deslindar con exactitud y solidez, los racionales fundamentos de la crítica y del buen gusto”. Al hacérselo se la inscribía, entonces, -como el Padre Furlong lo destaca en su Historia del Colegio de la Inmaculada- en el ámbito generado por la constante aplicación y desarrollo de la Ratio Studiorum al atender a ese “humanismo”, a ese “pensamiento lógico y claro” y a esa “expresión concisa y apropiada” que unidas a la “visión cristiana del mundo” aspiran a ser el aporte de un bachillerato jesuita. Así lo observa el Padre Totera al epilogar “Cuentos Originales” de 1965, publicación originada en la Academia, alentada por el entonces maestrillo Jorge Bergoglio y prologada por Jorge Luis Borges. Nacía así una obra, un empeño, al que veremos, con los días y los años venideros, cumplirse en una suerte de doble modo: el de las letras específicamente dichas y el de la proyección en otros ámbitos, valiendo recordar aquí el de la política, el de la justicia, el de la vida militar, el de la investigación histórica, entre otros. Casi como una hija de aquella Academia de Literatura -nacida y cobijada desde y por su seno- será creada la Academia de Oratoria, escuela de esa elocuencia, cuya posesión es, en el decir del Primer Director de la Academia de Literatura, “tan necesaria en los países regidos por instituciones democráticas”. De ahí y en más -y ya en lo específicamente literario que apuntábamos- serán los altos nombres de Juan Zorrilla de San Martín -el uruguayo de su poema nacional: el “Tabaré”, cuya imagen hecha busto acompañaba las mañanas en el izamiento de la bandera -, de Manuel Gálvez y de Hugo Wast -fecundando en su novelística las enseñanzas del oficio recibidas en la Academia-, de José Cibils -cuya poética supo mirar y reconocer desde una Fe agradecida la laboriosa presencia en él del Cole-
gio y su Academia-, de Horacio Caillet Bois -cuyos imperecederos sonetos, grabados en la piedra de las paredes del Colegio, allí entre el Templo y el Patio, sueñan inmortalizarlo mostrando a sus discípulos el eterno camino de la vuelta-, de Alfonso Durán -de cristiano humanismo y patriótico sentido- e inolvidable autor del Himno del Colegio, de Victorino De Carolis -que desde la velada alusión al Colegio de sus iniciales días evocará sus “seculares” muros para encontrar allí, y en ellos, la verdadera paz que libra de las siempre ilusorias ataduras-, de Julio Migno que, como acertadamente sus hijas nos lo indican en el Prólogo de su completa obra- amalgamó la fundadora presencia del nativo canto con esa impronta de aquella cultura clásica a la que los padres de la Academia referían. Y ya más cercanamente -felizmente vivos y en camino- valga recordar aquí, en siempre ampliable nómina, a César Actis Brú, Jorge Milia, José Cibils, Julio César de la Torre, Alfredo Di Bernardo -actual coordinador de la Academia-, Alexis Louvet, en quienes esa luz originaria -aún transfigurada por la mudanza que los años hayan ido aconsejando como en toda obra humana- seguramente alumbra para decirnos de la aguda visión de quienes, con mirada de futuro, y oteando en esperanza, abrieron, en históricamente lejanos pero espiritualmente presentes días, la huella de una traza a seguir y hacer por quienes impulsados por aquél afán primero y, como Zorrilla de San Martín lo confesara, habrán de ser y serán siempre “académicos”.
Julio Luis Gómez Miembro de la Academia Literaria Santa Teresa de Jesús 1964-1966.
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Academias de Ciencias La instauración pública de la Academia de Literatura alentó, años más tarde, a la fundación de la Academia de Taxidermia -en 1923- y a la de Química -en 1945- con el propósito de “estimular el estudio y la vocación científica entre los alumnos más aventajados”. Según señala la crónica hacia 1951 además de la Academia de Literatura funcionaban regularmente otras cinco: las Academias de Química, Idiomas, Música, Pintura y Taxidermia. La colección del museo demuestra el desarrollo progresivo de una formación científica experimental, en sintonía con la vigencia de los principios positivistas del siglo XX. Las numerosas piezas didácticas, instrumentos de laboratorio y aparatos de medición, comprados por catálogos europeos señalan una fuerte apuesta a la enseñanza teórico y práctica de las Ciencias naturales, la físico-química, así como de la astronomía, con larga tradición entre los jesuitas santafesinos. La biblioteca, las inéditas experiencias de laboratorio, la conformación del Gabinete y Museo de Ciencias Naturales y la instalación del observatorio meteorológico son testimonios de la activa y prolífica tarea de investigación que se desarrollaba en el colegio y que durante 30 años se difundió en la revista “La inmaculada”, valioso aporte para la divulgación de las Ciencias. Academia en la actualidad por Mariana Muñoz de Toro
Continuando con esta tradición hoy el Colegio ofrece a los alumnos de 1° y 2° año la Academia de Ciencias Naturales, donde tienen la posibilidad de profundizar sus conocimientos de Biología, Química y Física en forma integrada y familiarizarse con el manejo del material de laboratorio. En el marco de este espacio surge el proyecto “Revi-
viendo nuestro pasado Científico y Tecnológico” a partir de la inquietud de recuperar los elementos, máquinas y equipos antiguos del laboratorio, que se utilizaban para realizar distintas experiencias educativas con los alumnos y también aquellos instrumentos tecnológicos empleados desde antaño. Muchos de estos elementos se utilizaban para fines pedagógicos específicos pero, con el correr de los años, al variar las necesidades, los materiales, los procesos y el conocimiento de quienes los diseñaban, cayeron en desuso. El contexto de las celebraciones del jubileo por los 400 años del colegio, propicia la oportunidad para investigar la historia de estos elementos para descubrir su utilidad e importancia en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Mariana Muñoz de Toro Docente del Colegio, a cargo de la Academia de Ciencias Naturales
Generador de corriente estática (ca. 1890). Museo del Colegio de la Inmaculada Concepción.
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El observatorio astronómico y meteorológico por Ángel Meynet El Observatorio del Colegio se construye en 1918-19, en el punto más alto del edificio con singular estética en la decoración mural. Sin embargo, las actividades de observaciones y mediciones, tanto en lo referente a lo astronómico como en lo meteorológico, inician a fines del siglo XIX. Hacia el año 1903 el Gobierno Nacional incorporó este observatorio a la Red Meteorológica Argentina y en 1950 se integró al Servicio Meteorológico Nacional. Desde la torre de la Iglesia se emitía a las 21 hs. el “top” de la hora oficial para todo el litoral argentino. En exhibición se pueden apreciar documentos e instrumental de distintos períodos de la vida del observatorio astronómico: el primer telescopio, simuladores de órbitas del sistema solar y un globo estelar de yeso, que data de 1876, donde se visualizan las constelaciones del cielo. Asimismo, se exponen objetos del observatorio meteorológico: higrómetros (medidores de humedad), termómetros de máximas y mínimas, junto a diversos sensores y barómetros, medidores de la presión atmosférica y un receptor de la hora oficial. En vitrinas ubicadas en el recinto también se exponen planillas de registro con anotaciones que, desde 1950 y durante largos y pacientes años, asentaron los cambios climáticos y fenómenos meteorológicos especiales en nuestra ciudad (rocío, granizo, tormentas, etc.). Restauración y puesta a punto del telescopio Durante unos cuarenta años el Padre Juan Veras fue el alma del observatorio astronómico. A su fallecimiento el telescopio pasó mucho tiempo sin que se le prestara una correcta atención. En cierta ocasión, hace ya muchos años, pedí permiso y pasé por el recinto. El telescopio estaba allí como esperando la presencia de algún “mirador de estrellas”. Cuando regresé con el encargo de restaurarlo, la primera impresión me indicó que el telescopio y su sistema óptico estaban en perfectas condiciones al igual que su montaje de tipo universal o acimutal. El día 16 de junio de 2009 comencé con la tarea de verificar -parte por parte- el estado general del telescopio. Concurría cada semana, por lo común los viernes, al reciento que bauticé con el apelativo de “Santuario”. Felizmente los sistemas ópticos fueron guardados en una caja fuerte a resguardo de polvo, roturas y rayas. En el mes de septiembre de 2009, reunidas las autoridades, profesores, maestros y alumnos, realizamos observaciones de la luna y algunos planetas con el viejo telescopio, desde la terraza del Colegio. Características del telescopio Fabricado en Francia en el año 1876 es un instrumento del tipo refractor, formado por una lente como ob-
jetivo principal. Constituido por una lente plano-cóncava y otra biconvexa, adosadas ambas por los cantos, de cristales Flint y Crow respectivamente a los fines de eliminar la aberración cromática (desagradable irisación de colores rojizo y violáceo que se forma en torno de los astros cuando se los observa por medio de lentes simples). Dicha lente-objetivo se inserta en el extremo superior del tubo mientras, en el otro extremo, se coloca el ocular, pequeña lente también acromática donde se apoya el ojo del observador. Cerca del ocular está el buscador, un pequeño tubo de mira telescópica que se utiliza para encontrar el astro. Cabe señalar que la distancia focal del objetivo es de 135 mm., el largo total del tubo alcanza 155 mm., con una lente-objetivo de 90 mm. de diámetro. Así armado, este tubo de bronce está adherido a otro tubo de acero vertical que forma parte del montaje del telescopio. Este tipo de montura se denomina universal o acimutal porque permite mover el instrumento en acimut (360°) y en altura (de 0 a 90°), pudiendo abarcar toda la esfera celeste. El conjunto descansa sobre un trípode de madera en tres apoyos en triángulo. Los movimientos se efectúan de forma manual por medio de cremalleras. Simuladores de órbitas planetarias y lunar A comienzos de 2009 me dediqué a reparar los simuladores de órbitas planetarias que funcionan de forma manual haciendo girar los planetas alrededor del sol por medio de una sencilla manivela. En el simulador, las órbitas del sistema solar -desde los planetas Mercurio hasta Saturno- pueden rotar a 360° por medio de engranajes y un sistema de sinfines. Este instrumento que data de 1876 es muy didáctico por sus movimientos lentos logrados a través del sistema de relojería manual. Mide 0,76 m. de diámetro por 1 m. de altura con mecanismo de bronce. Del mismo modo, ha sido puesto en funciones el simulador de las órbitas de la Tierra y la Luna fabricado en bronce, en 1915.
Ángel F. Meynet es presidente del CODE (Centro Observadores del Espacio) y miembro fundador, en 1962. Entre mediados de 2008 y principios de 2009 realiza tareas de restauración del Observatorio Astronómico del Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe.
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Actividades Antes, durante y después de visitar el
Museo del Colegio Inmaculada La reapertura del Museo se enmarca en las celebraciones por los 400 años de presencia jesuítica en Santa Fe. En el mismo acto queda inaugurada “Senderos entre la ciencia y la fe: una arqueología del conocimiento en Santa Fe”, una muestra patrimonial que propone un recorrido didáctico a través de la historia y el desarrollo de la Compañía de Jesús en la ciudad y se erige en torno a objetos y testimonios de su obra evangelizadora y educativa. Principalmente, se exhiben elementos de los gabinetes de Física, Química y Astronomía.
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1. Diario de viaje: Un Adelantado baja desde el Paraguay “Después del equinoccio de otoño de 1573, el Adelantado don Juan de Garay, zarpaba del puerto de la Asunción al frente de ochenta mancebos indígenas y seis españoles, fuertes y aguerridos, que ya habían conocido con él los arañazos, las pestes y los cínifes con que se defendían de los invasores las selvas invioladas. Unos meses antes, el 23 de noviembre de 1572, el Teniente de Gobernador Martín Suárez de Toledo, había dictado un bando en Asunción haciendo saber a españoles y naturales que debían inscribirse ante el escribano ‘si querían ir a poblar las tierras del sur o de abajo’. (…) Después de muchas penurias y 81 días de navegación entraron, por fin, en el arroyo de los quiloazas, tribu bravía que con los chanas, los mocovíes, los colastinés y los abipones se disputaban la posesión de estas tierras del Gran Chaco. Siguieron andando por esa culebra de agua que se movía delante de sus ojos con el misterio y el silencio de la traición. El 6 de julio de 1573 el Adelantado Juan de Garay avistó en la costa un barranco que le pareció sitio a propósito para sus proyectos, y allí mismo atracó sus embarcaciones. Con un golpe de gente, se internó en los montes de talas y espinillos hasta el punto denominado Cayastá, asiento de los indios calchines y abipones. Y aquí, el 15 de noviembre del mismo año de 1573, fundó el fuerte y reducto de Santa Fe en nombre de los reyes de España… La nueva ciudad sufrió todas las asechanzas, peligros y altibajos de una fundación temeraria y heroica en el corazón de la selva. Era el sueño fantástico de una nueva ruta por tierras inhospitalarias y desconocidas para enlazar la conquista del Paraguay con la conquista del Perú.” (Caillet-Bois, 1945: 11).
- Retomar el texto seleccionado de Horacio Caillet-Bois, miembro de la Academia de literatura del Colegio, para iniciar un diálogo con los alumnos acerca de la travesía que significó la fundación de Santa Fe. Reconocer los propósitos, los protagonistas y los obstáculos que hacían de esta empresa una “fundación temeraria y heroica”. - A partir del fragmento imaginar: cuáles eran las condiciones de navegación, cuál era el temperamento de los hombres que se inscribieron para emprender el viaje, qué peligros y dificultades podían asechar a los viajeros, cómo era el clima y la vegetación en estas tierras de rutas desconocidas. - Sugerimos elaborar un relato visual y narrativo a modo de diario de viaje en el cual registren el camino emprendido, los sentimientos íntimos y los acontecimientos que transcurren en un día durante la expedición llamada a “abrir puertas a la tierra”. Para iniciar el relato pueden proponer algunas frases en común y recurrir al humor, como alternativa para alejar los miedos.
2. Convivencia y tensiones en un mismo territorio - En la Santa Fe colonial hispánica, tanto en su primero como en su segundo asentamiento, tuvieron lugar diferentes miradas en torno al mismo territorio: la mirada del conquistador, del criollo, del misionero, del nativo. Relevar información que permita reconstruir cada una de estas miradas y componer un cuadro de creencias, valores y comportamientos de cada uno de los protagonistas de este mismo entorno geográfico. - Recuperar del texto “400 años de historia” algunas formas de ocupación del espacio promovidas desde el Cabildo de Santa Fe y generadas por las actividades de la Compañía en los ámbitos urbano y rural. Reconocer componentes arquitectónicos y territoriales que desde sus funciones específicas se integraron en la compleja red de relaciones cuyo centro se encontraba frente a la Plaza Mayor y sus extremos en los puntos más alejados de la frontera.
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- Sugerimos leer el texto “Núcleo fundacional: la Plaza y los edificios históricos de la ciudad” -incluido en este fascículo-. A partir del mismo, relevar las actividades propias de este espacio público, durante las 3 etapas principales: Plaza de la colonial, de la conformación del Estado Nacional y de la modernidad. - A partir de la lectura de imágenes, proponemos reconocer las modificaciones materiales de la plaza y de los edificios del entorno. Para realizar esta actividad sugerimos analizar: una pintura que recrea el período colonial (pag.6) y tres postales. Asimismo, es posible recuperar otras fotografías del fascículo pa-
Plaza 25 de Mayo (s. XIX) SAN MARTÍN
SAN JERÓNIMO
3 DE FEBRERO
GRAL. LÓPEZ
A principios del siglo XX se produce una transformación importante en su escala. Los vecinos de aquella época son testigos de sucesivas demoliciones y construcciones en los edificios ubicados en sus laterales. - Proponemos elaborar una infografía comparativa de la plaza en el siglo XIX y la plaza en el XX para dar cuenta de estos cambios edilicios que expresan la voluntad de tener una plaza cada vez más contenida. Para ello les facilitamos un esquema de la planta y algunas pautas para poder construirla: Ej. Dibujar o pegar la imagen de las fachadas de los principales edificios que se encontraban en torno a la plaza en ambos momentos, hacer visibles y legibles las permanencias y las modificaciones, proponer un punteado que mencione los nombres de los edificios en cada período o sus variantes. Es posible incluir fotografías o postales que permitan comparar las fachadas, tal como se propone en el ejemplo. Para realizar la actividad, sugerimos mostrar a los alumnos algunos ejemplos de infografías que puedan encontrar en medios de prensa gráfica. También sugerimos recuperar las imágenes reproducidas en este fascículo o en otros medios.
Plaza 25 de Mayo (s. XX)
3 DE FEBRERO SAN JERÓNIMO
La Plaza 25 de Mayo es uno de los sitios más emblemáticos de la historia local. Considerada el origen mismo o el corazón de la trama urbana, adquiere protagonismo por su valor simbólico y funcional. En torno a la plaza estaban -y aún están- las sedes de las instituciones civiles y religiosas más relevantes. Allí convergen relaciones de poderes, saberes y prácticas culturales que se mantienen y modifican a lo largo de estos cuatro siglos. Las circunstancias de la ciudad y el entorno de la plaza cambiaron notablemente y, pese a las tantas ausencias materiales a causa de las demoliciones -como el caso del edificio del Cabildo-, hoy es un referente fundamental para explicar nuestra historia local y nacional.
ra organizar conjuntos que respondan al mismo contexto histórico. En función de las ausencias y presencias del patrimonio material inmueble (arquitectura) y natural (vegetación), distinguir a qué períodos pertenecen. Considerar otros referentes contextuales como vehículos, vestimenta, objetos y prácticas culturales representadas.
SAN MARTÍN
3. Postales de la Plaza
GRAL. LÓPEZ
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4. Reducciones del Gran Chaco La tierra denominada el Gran Chaco abarcaba un área mayor a la actual provincia de Chaco. La extensión de este universo considerado como impenetrable iniciaba al norte de la actual provincia de Santa Fe. - Indagar acerca de los distintos pueblos que habitaron originariamente el suelo del Chaco teniendo en cuenta que se consideran dentro de un mismo sistema al que es posible llamar grupo étnico: “Esta denominación designa a una comunidad que se auto-perpetúa biológicamente, comparte valores fundamentales que se traducen en formas culturales, integra un campo de comunicación e interacción, tiene miembros que se identifican a sí mismos y son identificados por otros, y que son de una categoría distinguible de otras categorías del mismo orden” (Suárez, 2004: 70). Para denominar al grupo étnico de los pueblos chaqueños se han adoptado diferentes designaciones colectivas: Guaycurúes, Tobas y “chaqueños típicos”. La organización productiva de los pueblos chaqueños se construye en torno a la cacería y a la recolección, especialmente, de miel y algarroba. Recuperar otros elementos de su cosmovisión. - Proponemos abordar la temática de la fundación de reducciones que organizaron los jesuitas en la zona del Gran Chaco, a pocos años de su expulsión. Relevar cuáles fueron las tres reducciones jesuitas bajo jurisdicción santafesina, qué comunidades conformaban cada una de ellas y qué ciudades o sitios se ubican hoy en su lugar de emplazamientos. Ubicar en un mapa estas reducciones, en relación con los demás pueblos de misiones organizados por los jesuitas en el vasto territorio del actual Paraguay y en regiones que actualmente pertenecen a Argentina, Brasil, Bolivia y Uruguay. - Con el objetivo de profundizar en el conocimiento de las mismas, seleccionamos una serie de láminas de las memorias del misionero Florián Paucke, quien tuvo a su cargo la Reducción de San Javier. Identificar aquellos elementos que permitan precisar algunos aspectos del sistema organizativo y productivo de las reducciones.
- La iconografía de Paucke comprende de 104 láminas que registran con ojos minuciosos todo lo que observó en estas tierras. De ahí la importancia botánica, zoológica y etnográfica de la obra, ya que pinta no sólo las diferentes especies de la flora y fauna, sino también ritos, trajes, instrumentos de labranza, elementos de equitación, armas de la época, formas de construcción, prácticas productivas y recreativas. - Proponer hipótesis acerca de las intenciones y motivaciones que animaron la realización de esa minuciosa y exhaustiva tarea de descripción visual del entorno. Según ciertos enfoques, la ingenua factura otorga un extraño encanto al propósito científico que las anima y las asocia con los libros herbarios y enciclopedias de la época. - La producción artística de los talleres instalados en las reducciones puede apreciarse al recorrer las tallas en madera de confesionarios, muebles y esculturas de busto de la Iglesia de los Milagros y de la colección donada por la Compañía al Museo Histórico Provincial. A partir de la lectura del texto Legado artístico recuperar las tipologías más frecuentes de esculturas. Reconocer a qué tipo pertenece las imagen que seleccionamos e hipotetizar acerca de los elementos culturales de europeos y nativos que se encuentran en la pieza. San Miguel Arcángel. Talla de madera policromada, del siglo XVII, proveniente de las misiones jesuíticas. (Museo Histórico Provincial de Santa Fe)
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6. Telescopio, pipetas y cajones: prácticas educativas al regreso de la Compañía
5. Años de ausencia: nuevos protagonistas El humilde Cabildo de Santa Fe fue el gran protagonista local y recinto de trascendencia nacional, luego de la expulsión de la Orden. El primer lugar donde funcionó, desde el traslado de la ciudad, era una modesta edificación que se deterioró con el paso del tiempo. Al desalojarse el Colegio de los jesuitas, el Cabildo funcionó en varias oportunidades en sus aulas y salones. El nuevo edificio recién estuvo concluido en la década del 1820 y en 1877 se le añadió la torre tan característica que lo distingue. En 1905 a causa de temidos derrumbes, se ordenó la demolición de la torre y a poco tiempo, se decidió demoler toda la estructura para dar lugar a la construcción de un nuevo edificio como sede del gobierno. - Relevar información de distintas fuentes acerca de las funciones del Cabildo en la ciudad colonial hispánica, luego de la declaración de independencia y al lograrse la autonomía santafesina. Señalar algunos de los acontecimientos de relevancia nacional que tuvieron por escenario el Cabildo de Santa Fe. - Entre quienes se dedican al estudio y revalorización del pasado colonial en Santa Fe, surge la figura de Ramón Lassaga, quien escribe sus primeros poemas en la Academia de Literatura de los jesuitas. En uno de sus artículos elogia al cabildo como representante de “la voluntad popular”, e “institución que contribuyó eficazmente a inocular en los habitantes el espíritu de vida municipal”. Recuperar algún texto, crónica o documento histórico que mencione el rol del Cabildo santafesino. Para realizar esta actividad sugerimos una visita al Archivo Histórico de la Provincia.
El Colegio inicia su segunda etapa con un fuerte impulso en las humanidades y en la enseñanza de las Ciencias. Proponemos distinguir la lógica de tres espacios destacados y desarrollar consignas para transformarlos con la lógica del juego y la metáfora. - El gabinete: su lógica es la de clasificar, ordenar, deconstruir. Invita a idear clasificaciones descabelladas para inventar otras lógicas de ordenamiento. Desmontar cajones, estantes compartimentos, y recuperar la idea de las cajas entomológicas como objetos de exhibición. - El laboratorio: su lógica es la de experimentar con fórmulas en la alteración de sustancias y energías. Propone un movimiento hacia lo más cercano y pequeño. Invita a combinar, transformar y transmutar. - El observatorio: su lógica es la de medir, percibir, calcular, predecir. Propone un movimiento hacia lo que está más alejado, con escalas inmensas en función de cuerpos celestes. Invita a imaginar otros mundos y diseñar nuevas arquitecturas cósmicas. Los antecedentes de los jesuitas en relación con los estudios de astronomía se remontan a los primeros años de la Orden y la ciudad de Santa Fe recuerda el nombre de un destacado jesuita santafesino que es considerado el primer astrónomo americano: Buenaventura Suárez. Escribe el “Lunario de un siglo” y realiza sus propios telescopios con cristales de cuarzo recibiendo la colaboración de los nativos de la reducción de Don Cosme. - Proponemos leer algunos testimonios reales y recreados de alumnos que asistieron al Colegio e iniciar un diálogo en torno a las prácticas educativas que se retoman. En relación con las prácticas actuales, identificar variantes y permanencias a lo largo del tiempo. Testimonios - Fermín (1916) El Profesor Juan Mühn nos alienta a que utilicemos los nuevos instrumentos procedentes de Europa. Dice que “…la bomba de mercurio de Gaede para hacer el vacío, existente en este gabinete, es la que se ha usado en la fábrica de las primeras lámparas eléctricas en la Argentina.” Si bien me gusta la física, mi pasión es la astronomía… Puedo estar horas contemplando entretenido los trabajos que se realizan para la instalación del Observatorio del Colegio.
Cabildo de Santa Fe, 1880-1890.
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Grupo de alumnos, en la galería del Colegio.
- Ramón (1927) En el Gabinete de Ciencias Naturales, “La sección cuerpos plásticos contiene el hombre desarmable, el cerebro en cinco cortes muy grandes… animales vertebrados e invertebrados, órganos de las plantas de gran tamaño, flores desarmables de las distintas familias”. - José (1936) El Profesor nos cuenta que “el equipo óptico para la polarización de la luz se prestó a la Universidad del Litoral, para que su Rector, el Dr. Gollán, pudiera hacer sus experimentos…” - Antonio (1965) “Con el padre Enrique Novillo, profesor de Química y Director de la Academia, realizábamos numerosas experiencias. Recuerdo particularmente una, en la que utilizamos la Cámara Wilson, con la que pudimos observar fascinados los rayos cósmicos. (…) Esperábamos ansiosos las reuniones de la Academia, que se llevaban a cabo los días miércoles después de cenar, en los completos gabinetes que estaban ubicados en la planta baja del Colegio y que daban a calle 25 de Mayo”. Otros compañeros en la Academia de Taxidermia trabajaban con el Profesor Castex en el estudio de rayas de agua dulce.
7. Patrimonio Cultural El concepto de patrimonio cultural y sus diferentes aspectos subyace en los textos del fascículo y en las actividades sugeridas. A lo largo del recorrido, proponemos transparentar algunas nociones sobre los diversos tipos de patrimonio: material -mueble e inmueble-, intangible, natural, arqueológico, etc. y reconocer las variantes. En este sentido, cabe señalar que si bien el fascículo se ocupa del destacado patrimonio material que ha legado la Compañía, la propuesta busca acentuar la memoria intangible que conllevan estos bienes. Memoria de 400 años que nos permite atender a experiencias con la enseñanza de un transitar en sociedad, memoria de cómo aprendieron, de cómo se equivocaron o acertaron en sus decisiones quienes nos precedieron. Estos conocimientos conforman el patrimonio intangible, el que no se puede tocar, pero que es base fundamental para el crecimiento colectivo. Como hemos visto, el colegio está habitado por memorias de muchas generaciones. Todos tenemos historias en relación con la escuela: atesoramos el cua-
derno de primer grado, recordamos alguna figurita que no conseguíamos en los recreos, guardamos alguna anécdota que nos hace sonreír… - Sugerimos entrevistar a padres y abuelos sobre las propias experiencias en la escuela. Elaborar una serie de preguntas sobre las prácticas educativas y otros recuerdos que quisiéramos compartir con ellos. A modo de ejemplo, sugerimos preguntar: Cuáles eran sus materias preferidas y por qué, cuáles eran los juegos habituales en los recreos, qué deportes o ejercicios practicaban en la hora de gimnasia… - Proponemos diseñar una postal de nuestra escuela. Es posible seleccionar una foto de la fachada o de algún otro espacio significativo como los patios. Entregar la postal a diferentes alumnos de otros cursos con la consigna de intervenirla con frases, dibujos, palabras sueltas, o imágenes recortadas a la manera de collage u otras técnicas que manifiesten algún aspecto de la relación que tienen con ella. Reunir las postales intervenidas y proponer un debate que recupere las diferentes memorias que activa un mismo edificio. Incluir en el debate la diferencia entre patrimonio tangible e intangible. - Hemos abordado el concepto de Patrimonio Cultural y sus diferentes aspectos en torno al ámbito de la Plaza 25 de Mayo y del Colegio Inmaculada, planteamos trasladar estas nociones a otros ámbitos. Hacia el final de este recorrido proponemos elaborar un ensayo que aborde la temática del patrimonio cultural más cercano: el del propio barrio y, en particular el que se teje en torno al ámbito de la propia escuela. Dejamos abierta la posibilidad de considerar diferentes lenguajes para la presentación de las conclusiones: literario, plástico, fotográfico, etc.
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El Juego de los senderos El recorrido propuesto traza un cruce de significados que nos permite reconstruir la historia de la ciudad. Desde la Plaza fundacional al interior del colegio más antiguo del país, es una invitación a sentir aromas de naranjo y a recrear prácticas culturales y educativas en un espacio público que entrelaza memorias de instituciones, vecinos y alumnos de varias generaciones. Finalizada la visita proponemos reunir al grupo en torno a un gran tablero elíptico con la rueda de los cuatro siglos o 40 casilleros. “El juego de los senderos” se propone como una instancia de aprendizaje que invita a transitar por los caminos de las ciencias, las artes, la fe y la Nación. Cuatro senderos que parten desde la fundación de Santa Fe y se entrelazan en un universo heterogéneo de libros, colores, planetas, postales, cartas, dibujos, talleres, fases lunares y jaguares. Un juego para jugar en grupos y avanzar (sin adelante ni atrás) hacia los desafíos o preguntas con estrellas. Un juego que cuenta con un dado inventado de ocho caras: seis números, más una máquina del tiempo que transporta a cualquier región del tablero y un “libro del conocimiento” que contiene todas las respuestas y puede ser leído sólo a través de una lupa especial.
En el tablero pueden distinguirse tres colores correspondientes a la primera etapa de la presencia jesuítica en Santa Fe (1610-1767), a la etapa de ausencia (17671862) y a la segunda etapa del colegio (1862-2010). Los desafiamos con una serie de preguntas que pueden encontrar en la hoja de interrogantes. En ella, se incluyen consignas de distinto carácter: historia general, específicas y de enriquecimiento. Recomendamos incluir pistas u opciones de acuerdo al nivel del grupo, así como sugerir a los alumnos que pueden orientarse y buscar ayuda en la línea de tiempo que se encuentra en la sala del museo o en las páginas del fascículo. Consideramos de gran importancia que se genere un clima de aprendizaje para evitar caer en la idea de que se trata de una simple competencia.
Desarrollo del dado para armar. Pintar las cararas que contienen números con tres colores diferentes.
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Reglamento
Consignas de inicio:
Para poder comenzar a jugar cada grupo deberá responder a las consignas de inicio. Si la respuesta es correcta, puede ir al casillero N°1 o tirar el dado para transitar uno de los 4 senderos. Cada grupo tira el dado a su turno y mueve la ficha el número de casilleros que indica el mismo. Si el jugador aterriza en una casilla numerada, tiene acceso a las consignas y a la posibilidad de obtener las “estrellas”. El avance de los participantes puede ser facilitado u obstaculizado según aterricen en estas casillas y en base a sus respuestas. Si el grupo no responde a la consigna, los demás (según el orden de turnos) tienen la opción de responder y alcanzar las “estrellas”. Si aterriza en otra de las casillas especiales (con imágenes), el jugador puede recibir la instrucción de perder un turno, o moverse hacia un número determinado de espacios. Cabe aclarar que la movilidad no tiene una dirección específica, es posible recorrer el tablero por la rueda del tiempo en sentido cronológico o inverso e ingresar a los senderos.
1. Fundada en 1540 por San Ignacio de Loyola, la Compañía desplegó su accionar en Europa, Asia y América. ¿Cuáles son las letras que caracterizan la sigla de la Compañía de Jesús? 2. ¿Cuáles fueron los dos ejes principales sobre los que se basó el accionar de la Orden en América? 3. Santa Fe, se funda en un lugar estratégico en el eje comercial que incluiría a Paraguay, Buenos Aires, Santiago del Estero, Córdoba, Tucumán y Alto Perú”. ¿En qué año se funda y quién fue su fundador? 4. ¿Sobre qué río se funda la ciudad de Santa Fe y dónde fue su primer emplazamiento?
Objetivo Recorrer todo el circuito para adquirir el mayor número de “estrellas” diversas (sincretismo).
Interrogantes Referencias Consignas de historia general Consignas de enriquecimiento Consignas específicas
Casilleros especiales: • Centenarios: Casillero comodín (traslada al lugar deseado) • Jaguar: Los corre un jaguar. Avanza 5 casilleros en cualquier dirección. • Expulsión: Si recuerdan cuanto tiempo se ausenta la Orden a partir de la expulsión que decreta el Rey de España en 1767, avanzan a la siguiente consigna de la rueda. (Cerca de un siglo 1787 - 1862). • Invasiones: Un voto de confianza para los vecinos que buscan la Independencia. Salta a 1810. Los casilleros especiales se multiplican en el Museo del Colegio y proponen consignas para recitar, dibujar con pluma de ganso, inventar fórmulas a la manera de científicos y revisar los cajones de los jesuitas más destacados.
Consignas de la Rueda del tiempo: 5. Con ayuda del entonces Gobernador Hernandarias los jesuitas se asientan en la ciudad. ¿En qué año se instalan? ¿Qué lugar ocupaba el primer templo de la Compañía de Jesús en la Vieja Santa Fe? 6. Las estancias jesuitas han cumplido una importante función económica para el sostenimiento de la Orden. Mencionar cuál era la principal actividad de las mismas? 7. En 1651 comenzó el traslado de la ciudad de Santa Fe a su actual emplazamiento. ¿Cuáles fueron las razones del traslado? ¿Qué lugar ocupó el edificio de la Iglesia jesuita en la nueva planta? 8. El Oficio de Misiones era una entidad dedicada a la actividad comercial de la Compañía que funcionaba en el Colegio de Santa Fe. Mencionar algún producto que comercializaba. 9. Muchos jesuitas que transitaron por las aulas del Colegio de Santa Fe han realizado valiosos aportes en el campo de la educación, la ciencia y la cultura. Mencionar el nombre de alguno de ellos y señalar en qué materia se destacaron. 10. Los jesuitas organizaron tres reducciones bajo jurisdicción santafesina. Mencionar el nombre de alguna reducción y señalar cuáles eran las comunidades de nativos que se sumaron en este sistema? 11. La ciudad de Santa Fe se viste de fiesta para recibir a los constituyentes de 1853. ¿En qué edificio se realiza el Congreso Constituyente que logra la sanción de la Constitución Nacional? 12. Con el regreso de la Compañía se inició una nueva etapa para los jesuitas. ¿En qué año se realizó la reapertura del colegio? 13. El colegio pronto llegó a impartir la enseñanza a nivel superior. ¿Cuál fue la primera cátedra que da lugar posteriormente a la creación de la Universidad en Santa Fe? 14. Un nuevo espacio para la investigación se inaugura en lo alto del colegio. Los frisos pintados en sus muros conservan un homenaje a los egipcios, estudiosos de los fenómenos celestes. ¿A qué lugar nos referimos?
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15. Ejemplares de geociencias, minerales, rocas, fósiles botánicos y zoológicos, entre otros elementos integran el legado de los Gabinetes de Ciencias Naturales creados por la Compañía de Jesús. ¿Dónde se encuentra hoy el patrimonio de estos Gabinetes? 16. En el colegio se practicaron muchos y variados deportes y se originaron dos clubes de la ciudad. Mencionar algunos deportes que se practicaban y nombrar alguno de los clubes que nacieron en el Colegio.
Consignas para Senderos: Sendero de la Fe 17. El cuadro de Nuestra Señora de los Milagros fue realizado en la vieja Santa Fe, por el jesuita Luis Berger, en 1634. ¿Dónde se encuentra el lienzo? ¿Cuál es el milagro que se le atribuye? Sendero de las Artes 18. Un jesuita destacado reunió sus memorias que se editaron en la obra titulada Hacia allá, para acá, conservada hoy en Austria. En ella pueden descubrirse crónicas, escritos y dibujos que testimonian una rica experiencia o “estada entre los indios mocovíes” entre 1749 y 1767. ¿Cuál fue su nombre? ¿Podrían describir alguno de sus dibujos? 19. Bajo dirección artística de Paucke, la Reducción de San Javier se convirtió en un centro de singular prosperidad. ¿En qué disciplinas se destacaron? Sendero del Estado Nacional 20. Durante la expulsión de los jesuitas del territorio, suceden relevantes hitos en la conformación del Estado Nacional. ¿Cuáles son esos acontecimientos que marcaron el inicio del Estado Nacional? 21. El Museo del Colegio forma parte del llamado Camino de la Constitución. Un lugar particular del edificio recibió a los constituyentes de 1953. ¿Cuál es ese lugar y de qué modo sirvió el ámbito? Sendero de las Ciencias 22. Lo llamaban el “Padre matemático” porque además de su trabajo como misionero, sentía gran pasión por el estudio de la astronomía y los cálculos. Se lo conoce como el primer astrónomo americano. Fabricó sus propios telescopios con materiales de la zona, por ejemplo piedras de cuarzo talladas como lentes. ¿Quién es este reconocido astrónomo nacido en Santa Fe? 23. En la segunda etapa del Colegio (luego del regreso de la Orden) se impulsó la enseñanza de las Ciencias Naturales, la físico-química y la astronomía. El Museo del Colegio conserva gran cantidad de aparatos que se utilizaron en las prácticas educativas. Mencionen alguno de los instrumentos o aparatos que se exhiben. 24. Desde 1880 el observatorio inició un registro sistemático que constituye una valiosa fuente de información, únicos en su tipo en el país. ¿Qué tipo de registros llevó adelante?
Respuestas 1. Las siglas de la Compañía de Jesús son: J.H.S. o I.H.S. 2. Desde su llegada a América, la Compañía de Jesús basó su accionar en dos ejes fundamentales: la Evangelización y la Educación o difusión de las ciencias en las que fueron pioneros. 3. Santa Fe se funda en 1573 y su fundador fue el Adelantado Don Juan de Garay. 4. Santa Fe se funda sobre el río Quiloazas (San Javier), en el sitio donde hoy está Cayastá. 5. Se instala en 1610. El templo se edifica en los solares donados por el Cabildo, frente a la Plaza Mayor. 6. La principal actividad de las estancias era la ganadería. 7. Las razones del traslado son el avance del río, el anegamiento de rutas y los ataques de nativos. La iglesia mantuvo el mismo emplazamiento, como todos los edificios civiles y religiosos. 8. El Oficio comercializaba tabaco y yerba mate, entre otros tantos productos. 9. Entre ellos se destacan: Buenaventura Suárez (Astronomía) y Francisco Javier Iturri (Historia) 10. Las Reducciones son: San Javier, San Jerónimo del Rey y San Pedro. Los grupos reducidos son de abipones y mocovíes. 11. El edificio del Cabildo de Santa Fe que es demolido a inicios del siglo XX. 12. La reapertura se realizó en 1862. 13. En el colegio se dicta la primera cátedra a nivel superior de la Provincia: Facultad de jurisprudencia, a partir de la cual tuvo origen la antigua Universidad de Santa Fe, a su vez devenida en la actual UNL. 14. Al observatorio astronómico y meteorológico. 15. El legado de los Gabinetes se encuentra en el Museo Provincial de Ciencias Naturales Florentino Ameghino. 16. Se practicaba tiro, arquería, esgrima, atletismo. Los clubes son CRAI y Ateneo. 17. El cuadro se encuentra en la Iglesia de los Milagros. El milagro refiere a la exudación de la imagen de la Virgen y a las curaciones ocurridas con las reliquias. 18. El jesuita Florián Paucke. Dibujó la flora y fauna local, los saberes y prácticas culturales de misioneros y de nativos. 19. La Reducción de San Javier se destacó en la música y los talleres desarrollaron una producción importante de esculturas y otras tallas, entre otras artes. 20. La Revolución de Mayo (25 de mayo de 1810), la Declaración de Independencia (16 de julio de 1816) y la Sanción de la Constitución en Santa Fe (1ro. de Mayo de 1853). 21. Antiguas celdas que daban al Patio de los Naranjos. Lugar de alojamiento de muchos de los constituyentes. 22. El jesuita Buenaventura Suarez. 23. Aparatos para experimentos al vacío, barómetros, termómetros, etc. 24. Registros meteorológicos: asientan las variaciones de temperatura, humedad, presión, precipitaciones y velocidad/dirección de vientos.
FASCÍCULO 7 • JESUITAS EN SANTA FE | 31
Referencias Bibliográficas AA.VV. (1993) Inventario. 200 obras del patrimonio arquitectónico santafesino. Santa Fe: FADU-UNL. AA.VV. (2001) La herencia jesuítica en Santa Fe. Santa Fe: Diario El Litoral. AA.VV. (1998) Memorias de papel sensible. Reseña fotográfica de la Ciudad de Santa Fe. Santa Fe: Diario El Litoral. ABELARDO RAMOS, Jorge (1968) Historia de la Nación Latinoamericana. Buenos Aires: Ediciones Peña Lillo. ACOSTA, María Martina. Coord. (2009) Guía de Santa Fe. Santa Fe: Gobierno de la Ciudad de Santa Fe y FADU-UNL. CAILLET-BOIS, Horacio (1945) “Las ciudades de Santa Fe y Corrientes” (Cuaderno XVII). En Documentos de arte argentino. Buenos Aires: Academia Nacional de Bellas Artes. CALVO, Luis María (1993) La Compañía de Jesús en Santa Fe. Santa Fe: Ediciones Culturales santafesinas. Subsecretaría de Cultura - Fundación Arcien. FURLONG, Guillermo (1962) S.J. Historia del Colegio de la Inmaculada de la Ciudad de Santa Fe y de sus irradiaciones culturales, espirituales y sociales. Tomos I a VI. Buenos Aires: Edición de la sociedad de Ex alumnos. FURLONG, Guillermo S. J. (1942) Los jesuitas. Su origen - su espíritu - su obra. Buenos Aires: Luis Gotelli. HILLAR PUXEDDU, Leo W. (2004) “Los estudios universitarios”. En Los que hicieron Santa Fe. Santa Fe: Diario El Litoral. JAUREGUI, Andrea y PENHOS, Marta (1999) “Las imágenes en la Argentina colonial. Entre la devoción y el arte.” En Nueva Historia Argentina. Arte, sociedad y política (Vol. 1) Burucúa, José Emilio (Dir.) Buenos Aires: Editorial Sudamericana. LOPEZ ROSAS, José Rafael (1997) “Arte Religioso retrospectivo en Santa Fe.” En Santa Fe, aquel rostro. Santa Fe: Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe. SAHDA, Domingo (1994: 269) “Plástica”. En Enciclopedia Prov. de Santa Fe, tomo II. Santa Fe:… SECHENONOE, Héctor (1982) “Imaginería”. En Historia General del Arte en la Argentina (Tomo I). Buenos Aires: Academia Nacional de Bellas Artes. SUÁREZ, Teresa y ARECES, Nidia Comp. (2004) Estudios históricos regionales en el espacio rioplatense. De la colonia a mediados del siglo XIX. Santa Fe: Ediciones UNL. TERPIN, Jorge A. (2001) “Cambios edilicios en el Colegio” Nro. 8. En La Herencia Jesuítica en Santa Fe. Santa Fe: Diario El Litoral. TERPIN, Jorge A. (2007) “Museo del Colegio de la Inmaculada Concepción” Nro. 19. En Patrimonio Cultural de la Provincia de Santa Fe. Santa Fe: El Litoral. TERPIN, Jorge A. (...) “Las ciencias en los gabinetes de los jesuitas” Nro. 40. En Santa Fe, rastros y memorias. Santa Fe: Diario El Litoral. WRIGHT, Jonathan (2004) Los jesuitas. Una historia de los “soldados de Dios”. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2005. ZAPATA GOLLAN, Agustín (1973) Las Estancias (Las Estancias del Salado). Santa Fe: Ministerio de Educación y Cultura.
Intendente
Ing. Mario D. Barletta Secretario de Cultura
Secretario de Desarrollo Social
Subsecretaria de Diversidad y Proyección Cultural
Subsecretaria de Educación
Prof. Mg. Damián Rodríguez Kees Prof. Mg. Isabel Molinas
Arq. Alejandro Boscarol
Prof. Rossana Ingaramo
Subsecretaría de Programación e Industrias Culturales
Arq. Patricia Pieragostini Coordinadora Ejecutiva del Programa de Circuitos Culturales Educativos
Lic. María Florencia Platino
Proyecto Aula-Ciudad / Fascículo N° 7. “Jesuitas en Santa Fe: 400 años de historia” Textos Emma Cano de Candioti Julio Gómez Ángel F. Meynet Jorge Alberto Terpin Dirección de Patrimonio (MCSF) Diseño de Comunicación Visual Bruno Scarafía / Franco Scarafía para todoslosfuegos.com.ar Ilustraciones Rocío García Diseño de juego e ilustraciones de la línea de tiempo Álvaro Dorigo / Noelia Mellit Fotografía Archivo Fotográfico Diario El Litoral Archivo General de la Provincia Archivo del Colegio de la Inmaculada Concepción Archivo del Museo de la Ciudad Archivo Museo Histórico Provincial Archivo del Museo Etnográfico Franco Scarafía
Museo del Colegio de la Inmaculada Concepción Sergio Imvinkelried, Alejandra Toniollo, Claudio Astier, Egle Merlo. Agradecimientos Colegio de la Inmaculada Concepción: Señor Rector Leonardo Nardín S.J., y personal directivo, docente y administrativo de la institución. Ex Rector Alejandro Gaufin S.J., R. Legal Javier Albisu S.J., R.H.G.A. Ing. Guillermo José De Palma, Bernardino Romero, Emma Cano de Candioti, Mariana Muñoz de Toro, Marcela Días, Carolina Prati. Dirección de Patrimonio (MCSF): Mirta Blazkow, María Beatríz Vera Candioti y Carolina Rotman. Museo de la Ciudad: Teresita Cataudella y Lucas García. Museo Histórico Provincial: Alicia Talsky
Informes: Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad San Martín 2076. S3000FRT Santa Fe. Argentina Tel (0342) 4571886 Colegio de la Inmaculada Concepción San Martín 1540. S3000FRT Santa Fe. Argentina Tel (0342) 459 5411 - www.colegioinmaculadasf.com.ar Museo del Colegio de la Inmaculada Concepción General López 2545. S3000FRT Santa Fe. Argentina Tel (0342) 457 1885/1886 proyeccioncultural@santafeciudad.gov.ar www.santafeciudad.gov.ar
Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe, Jesuitas en Santa Fe: 400 años de historia. / compilado por María Florencia Platino. - 1a ed. - Santa Fe: Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe, 2010. 32 p. : il. ; 20x27 cm. - (Aula-Ciudad; 7)
ISBN 978-987-25787-0-1 1. Historia Regional. 2. Jesuitas. I. Platino, María Florencia, comp. CDD 270.098 2