historia del colegio san calixto (gabriel codina)

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SAN CALIXTO 130 AÑOS AL SERVICIO DE BOLIVIA GABRIEL CODINA S.J. INTRODUCCION En el archivo del Colegio San Calixto se conserva un cuadernillo con tapas de pergamino escrito a pluma con tinta violeta casi borrada por el tiempo. Allí una mano desconocida escribió para la historia, con letra diminuta de copista medieval, lo que ocurrió hace más de 130 años, el 31 de julio de 1882. El 31 se celebró la fiesta de San Ignacio en San Francisco con una misa solemne y sermón, fiesta que hizo a su costa el R.P. Fray Francisco Martínez, nuestro buen amigo. El Obispo no pontificó por falta de etiqueta. Se convidaron a la misa algunos amigos y todo estuvo bien. Y lo que ocurrió el día siguiente: Primero de agosto a eso de las 9 se dijo la misa del Espíritu Santo y enseguida sin más ruido se inauguró el Colegio. Asistieron 13 niños a clases el primer día que después se fueron aumentando. Así de simple fueron los comienzos del Colegio San Calixto. Sin más ruido. Lejos estaban de imaginar el Obispo Calixto Clavijo, verdadero fundador del Colegio, y los ocho jesuitas que lo iniciaron, que aquel modesto Colegio iba a celebrar más de 130 años, algo más ruidoso de cómo se inició. San Calixto como exponente de los últimos 130 años de la Compañía de Jesús en Bolivia, ha aportado y ha significado algo en la historia de Bolivia.

LA FUNDACION DEL COLEGIO La llegada de los jesuitas a La Paz, un 9 de octubre de 1881, no estuvo directamente relacionada con la fundación del Colegio. Los jesuitas venían del Perú forzados por la ocupación chilena de Lima. Un prócer paceño, Don Pedro Sáenz, les había invitado a llegar a Bolivia, pero los documentos dejan claro que no tenían un objetivo definido. Eran buenos y celosos misioneros que fueron muy bien recibidos por la ciudad; removieron La Paz con su predicación en San Francisco, visita a hospitales y cárceles, y ministerios sagrados de todo género. Los paceños querían un Colegio donde sus hijos pudieran recibir educación cristiana, y la fama de la educación de los jesuitas no les era desconocida. Pero la idea no acababa de fraguar. A punto estaban ya los Padres de abandonar la ciudad cuando el Obispo Calixto Clavijo hizo posible su fundación. Es un deber de gratitud reconocer hoy la generosidad y munificencia de Don Calixto Clavijo que puso su fortuna al servicio de numerosas obras de caridad y que brindó a los jesuitas toda la ayuda posible. 1


La situación de la educación en Bolivia por aquellos días no podía ser peor. El gobierno arruinado por la guerra del Pacífico no podía hacer frente a las necesidades educativas. El año 1873 había sido de liquidación escolar. Se habían arrendado al mejor postor los locales de los Colegios secundarios más afamados: el Junín de Sucre, el Ayacucho de La Paz, el Pichincha de Potosí, el Bolívar de Oruro, el Sucre de Cochabamba. La llegada de los jesuitas con su prestigio de educadores era la oportunidad del momento. El Obispo Clavijo no perdió tiempo. En abril de 1882, compra la casa Santa Cruz en la esquina de la calle Teatro e Indaburo. Esta propiedad perteneció originalmente a unos españoles realistas que tuvieron que huir a la Península a raíz de la victoria de Ayacucho: José Fco. Garitano Zabala y Pedro Zumaeta Zabala. Sus bienes puestos en remate fueron adquiridos por el Mariscal Andrés de Santa Cruz por 15700 pesos, valor que le fue condonado por el Mariscal Sucre en premio de sus servicios. El Obispo Clavijo adquirió en 30000 pesos la casona de la heredera de Santa Cruz, la Mariscala Francisca Cernadas y la transfirió a Don Pedro Sáenz, el gran amigo de los jesuitas. Todo esto se refleja en los archivos de título de propiedad del Colegio San Calixto. Hecho curioso que durante muchos años los jesuitas no figuraban legalmente como propietarios del inmueble sino como apoderados de dos reverendos ingleses: Arthur George Knight y James Reddington, residentes en Londres. La razón: sin duda los jesuitas, escarmentados por tantas expulsiones y confiscaciones, optaron por poner sus bienes a nombres de terceros. ¡Quién hubiera creído que San Calixto fuera propiedad británica!

LOS ATAQUES A LOS JESUITAS DE SAN CALIXTO Este solo hecho es en sí revelador. No todo el Mundo veía bien a los jesuitas y al nuevo Colegio. Si buena parte de la sociedad paceña apreciaba a los jesuitas, otros no los estimaban tanto. Desde el comienzo, los recién llegados fueron duramente atacados y perseguidos, sobre todo por la masonería y los corrientes anticlericales. Se explica así el estilo batallador y aguerrido que marcará a los primeros jesuitas y al Colegio. La educación de San Calixto desde sus inicios tiene un tinte apologético y peleador innegable. Hay que trasladarse a la época para poder entenderlo. En efecto. Por esos azares de la historia han venido a parar precisamente a manos de los jesuitas las cartas antijesuíticas cruzadas entre la Logia Paceña “Obreros del Porvenir” No. 16 de la Jurisdicción de la Muy Respetable Gran Logia del Perú (Calle Sucre No. 49) y sus homólogos de Lima. A continuación la transcripción una carta de nuestros Obreros a los del Perú. “Realizada la expulsión de los jesuitas del Perú, hecho que parece inevitable, indudablemente afluirán con aire de triunfo a ésta República para constituirla en el teatro de sus iniquidades que ya empiezan a sentirse” [cita a continuación el juicio iniciado por el Obispo Bosque contra el masón Zoilo Flores, achacándolo a instigaciones a los jesuitas y añade:] “Farsa ridícula concebida por un prelado instrumento dócil de inspiraciones de los Loyola. Y cumple nuestro deber, como masones, dar comienzo a los trabajos necesarios para liberar al país de plaga tan funesta”. La misma carta habla del “extrañamiento de dominadores tan pervertidos como corruptores”, y añade: “Es preciso que nos apretemos al combate, a la lucha, con entereza y patriotismo, porque entre masones y jesuitas no puede haber sino guerra sin cuartel”. Los firmantes, de apellidos muy conocidos en La Paz, acaban pidiendo a los Venerables Hermanos del Perú que les envíen los principales artículos publicados en la prensa peruana en contra de los jesuitas para publicarlos en Bolivia. 2


Con tan buenos auspicios estaba comenzando el Colegio San Calixto… Desde antes mismo de abrir el Colegio, los Reverendos Padres tuvieron que habérselas con la prensa adversa. “El Comercio” del 18 de julio de 1882, días después de haberse autorizado la apertura del Colegio, entre avisos de modas parisinas de “Madame Dessaux” y cigarros de “La Habanera”, dedicaba a los jesuitas un jugoso artículo titulado “Amarguísimo desengaño”, acusándoles de tiranizar el pueblo y especular con la educación. Los jesuitas no se quedaron cortos y respondieron bajo el pseudónimo de “Teófilo” con una carta fechada precisamente el 31 de julio de 1882. Los ataques siguieron sin cesar incluso en tiempo de los Gobiernos conservadores. En 1886 el P. Gabino Astráin, predicador de cuaresma en la Catedral, es amenazado por los católico-liberales, irritados por la exposición tajante que el Padre hacía de la Encíclica de León XIII “Immortale Dei” en contra del liberalismo. Incluso se llega a presentar una demanda al Gobierno pidiendo se prohíba a los jesuitas predicar. No faltaron valientes defensores de los jesuitas, en las tribunas del Congreso y en la prensa. Pero la polémica es casi constante. Al año siguiente, nuevos ataques, esta vez en contra del plan de estudio propio de los jesuitas. El nuevo Ministerio de Instrucción Pública, a pesar de ser ateo, según dice la crónica, al final se convence de las bondades del plan, y lo ratifica aprobándolo públicamente. Pocos años más tarde en 1892 nuevos ataques al predicador cuaresmal jesuita acusado de apoyar ocultamente la causa de los conservadores.

LA IMPOSICION DEL METODO CONCENTRICO Pero la animosidad en contra de los jesuitas llega a su culmen con el advenimiento de los liberales en 1899. Son los años más duros para el Colegio San Calixto todavía reciente en su fundación. El 6 de febrero de 1900 dieron las Cámaras una ley de enseñanza que abolía los estudios clásicos e imponía un plan de estudios cíclico poniendo a los centros libres un sin número de trabas. Son años de batalla campal en que el púlpito y la tribuna se enfrentan acremente. Se exige a los jesuitas un examen de competencia para poder enseñar. Se quiere imponer el llamado “método concéntrico”. En 1903 hay un áspero cruce de oficios entre el Rector de la Universidad y el P. Gaspar Tovía, Rector del Colegio, al comunicar éste la supresión de la famosa distribución de premios del Colegio, en señal de protesta por las blasfemias contra la Religión y las injurias a la Compañía. El asunto es llevado a la Cámara de Diputados y es el propio Ministro de Instrucción Pública quien sale al paso de las acusaciones y defiende a San Calixto por la buena preparación de sus estudiantes y su excelente educación. Los ataques y enfrentamientos arrecian al avanzar el siglo. Al comenzar el curso de 1910, de nuevo el Rector de la Universidad la emprende con el método de los jesuitas tildándolo de retrógrado. Varios profesores de Colegios Nacionales hacen una campaña para atraer alumnado de San Calixto y llevarlo a sus establecimientos. El periódico “El Tiempo” en un artículo viperino se ensaña contra los jesuitas. Se niega el subsidio que hasta entonces el Gobierno había dado a los jesuitas. Los Padres con amargura observan cómo el “American Institute”, protestante, reciben la ayuda que a ellos se les retira y todavía cuatro veces más. Las familias tienen miedo de mandar a sus hijos al San Calixto. El Colegio pierde 200 alumnos que se retiran al comenzar el año escolar. Corre la voz de que “en el Colegio de los jesuitas no se hace más que rezar”. Son años difíciles que ponen en peligro la misma existencia del Colegio. Ante la impiedad y el anticlericalismo, los católicos cierran filas. Son los años en que se lucha por la escuela confesional o la escuela 3


laica. La primera oscurantista y medieval, y la otra científica y progresista. Ese año 1910 se cruzan bofetadas públicamente entre Abel Iturralde y José Carrasco de “El Diario” ambos representantes nacionales por un artículo insultante de éste periódico contra el primero. José Santos Machicado, adalid de la instrucción católica, publica “La Defensa”. El Vicario Capitular de La Paz, José Bavia, lanza un Auto prohibiendo bajo pena de pecado reservado la suscripción y lectura del diario “El Tiempo” y conminando la monición de excomunión por un artículo herético titulado “Así hablaba zaparrastroso” (23-11-1910). Los jesuitas no estuvieron ausentes de éstas polémicas. El batallador P. Gaspar Tovía parte lanza en ristre contra liberales, masones, defensores de la escuela laica y ateos, con una agresividad que solo en aquel contexto puede hoy entenderse. Los jesuitas hacen causa común con el Arzobispo de Sucre, Don Miguel de los Santos Taborga, con el Obispo de Cochabamba, Don Jacinto Anaya, que publica una fulminante pastoral sobre “La Escuela Laica” (con mención expresa de Georges Rouma y su misión pedagógica) y con Don Mariano Baptista, amigo y protector incondicional de los jesuitas y defensor de la escuela confesional. El P. Francisco de la Cruz, al frente de los caballeros del Sagrado Corazón y de los Artesanos de San José, funda el 25 de abril de 1911 el periódico católico “La Verdad” que dirigirá Abel Iturralde. Por fin los católicos tuvieron un periódico donde hacerse oír. Basta hojear cualquiera de los periódicos de esa época para poder darse cuenta del ambiente de guerra santa y virulencia a que se llegó. Eran los tiempos en que David Sánchez Bustamante había llamado a Rouma para organizar la educación boliviana. Los principales laicos y la coeducación implantada en la Normal de Sucre eran ásperamente combatidos por los católicos. En Sucre, ciudad arzobispal, se amenaza de excomunión a las señoritas que acudan a estudiar a la Normal mientras grupos de exaltados recorren la ciudad al grito de “Viva Dios abajo Rouma”; suponemos que para regocijo tanto de Dios como de Rouma. No es aventurado suponer que los jesuitas tenían algo que ver con esta campaña.

SIGLO DE LAS LUCES LLENO DE SOMBRAS Siglo de las luces, lleno de sombras. Progreso material al lado de ignorancia y fanatismo. En San Calixto – signo de los tiempos- se instala la luz eléctrica (1912) luego de 11 años a la luz del acetileno y se arreglan los techos de la fachada que amenazan ruina. Ese año el P. Claudio Rouchon se ahoga en una excursión a la isla de Pariti y los indios no permiten que el cuerpo sea llevado a la ciudad. Allí debe ser enterrado como ofrenda al lago. Los campesinos siguen en la miseria mientras los pedagogos y Franz Tamayo elucubran. Los jesuitas de San Calixto no se encierran en la ciudad. El buen P. Bontz recorre el altiplano catequizando en aymara. Los PP. Capitán y Luque hacen otro tanto en las minas de Coro-Coro. Mientras en el Colegio sigue descendiendo el número de alumnos. El propio Ministro de Instrucción en 1913 no se recata en decir a los padres de familia que saquen a sus hijos de San Calixto y los pongan en Colegios Nacionales o en el Americano y así sacarán mejores notas. Al bando de los liberales, se añade ahora el de los protestantes y los jesuitas se convierten en sus más acérrimos opositores. No han llegado aún los tiempos del ecumenismo. Un suceso tragicómico sucedido por ese tiempo da idea de lo caldeados que andaban los ánimos. Una compañía teatral representa en el Teatro Municipal una comedia anti-jesuítica de tono menor “Hormigas Rojas”. El lleno es completo. Los amigos de San Calixto avisan a los Padres que estén preparados para cualquier cosa. Pero los Padres se van a dormir confiando en Dios. A las 11 de la noche, casualmente, el mecanismo del reloj de la torre se descompone y empiezan a sonar campanadas sin fin. La gente amiga, creyendo que ya se había producido el asalto del Colegio, acude presurosa. El mismo Presidente Eliodoro Villazón escucha las campanadas y pensando lo mismo envía una fracción de caballería para proteger el Colegio. A la salida del 4


teatro, las turbas enardecidas que iban a lanzarse contra San Calixto se retiran mascullando imprecaciones entre el ruido de los cascos de caballos y las campanas alborotadas. Llega un momento en que parece que cualquier agitación política ha de tener detrás de la sombra de un jesuita. En 1917, nuevo asunto de campanadas. El Prefecto pide explicaciones al P. Capitán de por qué se tocaron las campanas de San Calixto un día de revuelta en la plaza con un saldo de 11 muertos y 42 heridos, el mes de diciembre de 1917. Las autoridades no podían creer que estuvieran tocando a la novena de la Inmaculada, como explicó el Padre. Fue preciso que el Padre fuera a felicitar las Navidades del Presidente Gutiérrez Guerra y le explicara la coincidencia para que le creyeran. Al año siguiente, un accidente fortuito en el Colegio en que un interno recibe un golpe jugando en la pila del patio y muere poco después del corazón es elevado al Congreso. En 1920 nueva acusación de intromisión de los jesuitas en el golpe republicano. Sistemáticamente, en adelante los jesuitas aparecerán como fautores de golpes y revoluciones y perpetuos opositores. La estampa legendaria del jesuita conspirador y subversivo ha llegado así hasta nuestros días. Igual ocurre en 1921 cuando un Rector nuevo en el Colegio restringe la clausura y el acceso al internado cosa que se interpretaba como pretexto para el ocultamiento de armas en San Calixto. La historia se repite.

APEDREAMIENTO DEL COLEGIO La subida de los republicanos en 1920, marca un respiro para los tan zarandeados jesuitas y para el Colegio San Calixto. Los católicos acosados en tiempo del liberalismo toman ahora la iniciativa. Las relaciones de la época empiezan a describir situaciones muy parecidas a las actuales: huelgas estudiantiles, maestros que no son pagados, adelanto de la vacación invernal por epidemias políticas, vacaciones indefinidas, estado de sitio en la ciudad, lanceros apostados en las esquinas del Colegio, estudiantes dispersados por la fuerza, y hasta revoluciones (sobre todo la de 1930) con muertos y heridos. El primer apedreamiento del Colegio, que a lo largo de su historia se repetirá incontables veces, parece ser que ocurrió en 1924. Esa vez, los estudiantes que se agolparon a la puerta con sus piedras a punto, no habían previsto un hecho insólito: la presencia del corpulento Hno. Aguirre, quien salió a la puerta gritando: “El que pase la puerta, lo pasará mal”. Y añade la historia con aire de triunfo: “Y nadie se atrevió a pasar”.

RATIO STUDIORUM Si es cierto que el ambiente es uno de los factores que más influye en la educación, fácil es suponer cómo todos estos acontecimientos marcaron la vida de San Calixto y el estilo de formación que se impartía en el Colegio. Los primeros profesores jesuitas de 1882, eran más bien misioneros puestos a educar. Su programa de estudios era la famosa Ratio Studiorum o Plan de Estudios de los jesuitas con las típicas clases de ínfima gramática, media, suprema, retórica y filosofía, que incluía un contenido de ciencias y letras, clásicas y modernas; sin duda lo mejor que se practicaba en la época. Formación seria y profunda, casi seminarista, al estilo de la mejor formación europea de aquellos tiempos. Salpicada de las consabidas prácticas de piedad, misas, confesiones, comuniones, novenas, etc. Con las filas, salones de estudio, concertaciones, feriados de los jueves por la tarde, actos públicos y premios, vigentes en todos los Colegios de jesuitas del Mundo. Pero “a la paceña”: con el prurito de superación que imponían los adversarios y detractores, con la exigencia que pedían los tiempos difíciles que se vivían, al tono del clarín de guerra unas veces, al trote o galope otras; nunca en retirada. Aquel ambiente era por demás propicio para formar valientes sin miedo a la vida. Tal vez es una de las características de San Calixto gracias al espíritu de nuestros mayores y a las contradicciones que ha sufrido en su historia; que 5


marcan inclusive a sus actuales alumnos y ex alumnos. Quizá la figura de un Abel Iturralde podría presentarse como exponente del tipo de personalidad que salía de San Calixto.

LA CALIDAD DE LA EDUCACION CIENTIFICA DE SAN CALIXTO A medida que avanza el tiempo y ante las contradicciones crecientes, los jesuitas se esmeran en dejar sin argumentos a sus enemigos impartiendo una educación que asombra por su calidad científica y literaria. Hasta sus peores enemigos tienen que reconocer que la educación de San Calixto es en verdad excelente como en ningún otro Colegio tal vez. Belisario Díaz Romero había escrito un panfleto “Ecclesia vs. Scientiam” (Iglesia frente a Ciencia) que era como una síntesis de las acusaciones de oscurantismo y a-cientificismo que se hacían a la escuela confesional. Los jesuitas lo desmintieron con los hechos y demostraron que Ciencia y Fe no se oponen al impostar al máximo la Religión sobre la Ciencia. Hijo de su tiempo, San Calixto fue una muestra viva de éste espíritu de excelencia y superación, de síntesis de Fe y Cultura, de Ciencia y Religión, de Letras y Virtud.

EL OBSERVATORIO Y RADIO FIDES Es innegable el aporte de los jesuitas a la cultura, a la ciencia y a la educación, no sólo en lo escolar sino a nivel nacional. Hoy este aporte será reconocido una vez más por el Estado. Basta citar nombres como Ricardo Manzanedo, iniciador del Observatorio San Calixto. Francisco Cerro, profesor de la Academia Militar y autor de una colección de libros de Matemáticas, terminada ya en 1909 que es de lo poco de categoría científica que se publicó en Bolivia en aquella época. Juan Cordero, profesor del Colegio Nacional de Ayacucho, del Colegio Militar y de innumerables Colegios y Liceos de La Paz. Figura única es la del P. Pedro Descotes, tan sabio como modesto, fundador del Observatorio de Sismología, de Radio Fides y personalidad que ha honrado tanto al Colegio como a Bolivia. El Hno. Eulalio Morales, arquitecto de la Iglesia del Colegio y de innumerables edificios de La Paz. El P. Julio Murillo, geógrafo eminente. Antonio Ma. Sampere, creador del Museo de Historia Natural, con sus colecciones únicas en el Mundo. Los libros de cuentas del Colegio detallan el esfuerzo por equipar a San Calixto y al Observatorio del mejor material científico de la época, adquirido en Paris y en los EE.UU. Los gabinetes de Física y Química eran considerados como los mejores de la República. No podemos abarcar en pocas líneas una historia científica de más de 130 años. Limitémonos a un solo hecho en el pasado. En 1922 al adoptarse universalmente el sistema de husos horarios el Gobierno consulta al Observatorio San Calixto sobre las consecuencias de regirse al nuevo patrón. El P. Descotes responde que a Bolivia le corresponde el 4TO huso por encontrarse en el meridiano 60 y que debe adelantarse en 30 minutos la hora oficial. El 15 de noviembre a medio día los relojes se adelantan media hora. En el Colegio se dispone que la comunidad ese día duerma media hora más… Años después, el Presidente Bautista Saavedra envió al P. Descotes como representante de Bolivia al Congreso de Sismología de Madrid. Belisario Díaz Romero se equivocó con San Calixto y su pretendido enfrentamiento entre Iglesia y Ciencia. En el Colegio de los jesuitas se enseñaba algo más que a rezar…

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LA CALIDAD DE LA EDUCACION CRISTIANA DE SAN CALIXTO No sólo en la Ciencia San Calixto ha hecho un aporte significativo al país. También en la educación cristiana y en la educación de la fe del pueblo, la labor de ésta institución ha sido realmente decisiva. Un prospecto de fin de siglo definía así el objetivo del Colegio: “El fin de éste Colegio es proporcionar a sus alumnos una esmerada y cristiana educación para que sólidamente instruidos puedan después optar a cualquier carrera de la vida social”. Y así ha sido. Y sigue siendo, según creemos y esperamos. Desde el comienzo, la doctrina cristiana y la catequesis fue preocupación dominante de los jesuitas, con sus alumnos y con el pueblo. La influencia de la predicación de los jesuitas en la fe y en la vida cristiana de esta ciudad es indiscutible. Se conserva la lista en detalle de número de predicaciones, confesiones, comuniones, retiros, visitas a cárceles y hospitales, que anualmente hacían los Padres. La envergadura de su apostolado hoy nos espanta. Citemos sólo las asociaciones que florecieron al calor de la Iglesia del Colegio, alguna de ellas con más de mil socios: el Apostolado de la Oración, la Congregación de la Comunión Reparadora, 2 Congregaciones de Obreros de San José (réplica a los Obreros del Porvenir Masónicos), la Congregación de San Luis y San Estanislao, la Adoración Nocturna, las Hijas de María, los Caballeros del Centro Católico, la Juventud Católica… La acción de los jesuitas se extendía al Altiplano, al Lago, a los Yungas y a las minas. El P. Juan Antonio García publica una gramática aymara. El P. Augusto Bontz traduce el catecismo Ripalda al aymara con cantos. Los Padres se ocupan del cumplimiento pascual de los regimientos de La Paz, de ejercicios a sirvientas y gente humilde, de constantes visitas a cárceles y hospitales. No podemos juzgar con categorías del presente aquel pasado. Pero hay que reconocer que aquellos hombres, imbuidos de un celo apostólico admirable, evangelizaron a éste pueblo y cambiaron el rostro de la ciudad de La Paz. Hoy tal vez la fe se vive en otra dimensión, más metida en el Mundo y más comprometida con el hombre. En búsqueda de la construcción de una sociedad justa y fraterna, que sea anticipo del Reino, con más énfasis en la ortopraxis que en la ortodoxia. Pero no por eso somos mejores que nuestros padres…

JESUITAS DE SAN CALIXTO PRESENTES EN LA REALIDAD NACIONAL Hay otra faceta que no puede faltar en esta exposición: la presencia de los jesuitas de San Calixto en la realidad nacional. Mucho de los aspectos ya relatados son suficientemente elocuentes sobre este punto. Pero destaquemos algunos más. Ya en 1887, el Gobierno de Pacheco pide ayuda a los jesuitas de San Calixto para pacificar a los indios insurrectos del Beni. Parten en expedición el P. Gumersindo Gómez Arteche, Gabino Astráin y Ricardo Manzanedo. Fresca aún la memoria de los antiguos jesuitas que civilizaron la tierra de Moxos, los indígenas reciben a los PP. con muestras de afecto inusitadas a pesar de haber transcurrido más de un siglo de la expulsión de la Compañía. Los Padres pacifican a los indios y tres jesuitas consiguen más que tres batallones al decir de un testimonio de la época. Los jesuitas, por su parte, no dejan de advertir al Gobierno que no habría insurrecciones si no hubiera explotación de los indios por los blancos o carayanas. En 1903 otros Padres de San Calixto los que parten como capellanes a la Campaña del Acre a las órdenes del Gral. José Manuel Pando. El Colegio latió al pulso mismo de Bolivia y de la ciudad de La Paz. La epidemia de viruela de 1886 de la que murió el estudiante jesuita nicaragüense Abraham Bermúdez; la de 1909; la del 19 que diezmó a la población, 7


la exantemática del 33. El Colegio se cerraba en esas ocasiones y los Padres salían a atender a los enfermos contagiándose a veces ellos mismos y muriendo algunos de ellos. Los vaivenes de la política repercutieron siempre en la caja de resonancia que era San Calixto como se ha visto anteriormente. Pero fue sobre todo la contienda del Chaco la que marcó más compromiso del Colegio con la Patria. Un grupo numeroso de conscriptos del Colegio parte a la guerra. Un jesuita boliviano, el P. Daniel Ruiz, parte también como capellán. Muchos no volverían. Entre ellos el Héroe My. de aviación Rafael Pabón. En el Colegio las conversaciones diarias, las cartas, los actos públicos y concertaciones giran en torno a un solo tema: el Chaco. Desde 1933 hasta 1935, el Colegio cede sus locales para el funcionamiento del “Hospital No. 2 San Calixto” atendido por el personal médico civil y militar y por las religiosas Siervas de María y Cruzadas Pontificias. Al fin, un 11 de junio, repican las campanas del Colegio por el anuncio de la paz que se firma al día siguiente. Por entonces el Colegio estrena su flamante y famoso nuevo uniforme. En los años 30 a 40 una oleada de hispanismo invade el Colegio, sin duda por el elevado número de jesuitas españoles en esa época, que vibran con los acontecimientos de la Península y con la guerra civil, idealizados y sublimados desde la lejanía. En 1938 la Oficina de Investigaciones llama la atención al Rector Lapuerta por haber ondeado el 12 de octubre la bandera española al lado de la boliviana en la fachada del Colegio. El mismo año funerales en la Iglesia del Colegio por el fundador de la Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, con jóvenes vestidos de falangistas al lado del catafalco. El 2 de abril del año siguiente, Te Deum en la catedral por la victoria de Franco. Los alumnos de esos años cantaban el “Cara al Sol” casi como una prolongación del “Fundador sois Ignacio y General”. La capilla privada se refacciona con apoyo de la Colonia española que coloca allí su escudo simétricamente al boliviano. Fueron otros tiempos.

ALGUNAS POSICIONES POLITICAS DE LOS JESUITAS DE SAN CALIXTO Desde la atalaya de los 130 años, podemos aventurarnos a sacar algunas conclusiones sobre las posiciones, llamemos “políticas” de los jesuitas y del Colegio desde su fundación hasta los años 1940. La historia posterior es demasiado cercana: las convulsiones de la segunda guerra mundial, las profundas transformaciones acaecidas en Bolivia a partir del 52, los cambios de mentalidad a nivel mundial (en lo religioso, familiar, social), el nuevo estilo de Iglesia y de la Compañía de Jesús nacido al calor del Concilio, hicieron que estos últimos años no tengan punto de comparación con los anteriores. Los jesuitas que llegaron a Bolivia a fin de siglo, pertenecían a una Compañía de Jesús restaurada bajo el signo del conservadurismo, que marcaba a la Iglesia de aquel entonces. Iglesia a la defensiva, no la Iglesia metida en el mundo del Vaticano II. Eran los tiempos del Vaticano I y de la definición de la infalibilidad pontificia. Los tiempos de la cuestión romana en que había católicos dispuestos a dar la vida por el poder temporal del Papa y los Estados Pontificios. La iglesia de fin de siglo se replegaba en el dogmatismo, frente a una sociedad, no plural como la de hoy, sino fuertemente polarizada. El laicismo y el galicanismo, en qué Estado y consciencia individual se desmarcaban de la Iglesia. Y el catolicismo combativo empeñado en reconstruir el modelo de la sociedad cristiana barrido por la Revolución Francesa. Este es el aire que respiraban la sociedad y los jesuitas de fin del siglo pasado y comienzos de éste. No es de extrañar el estilo de zuavos pontificios que caracteriza a los primeros jesuitas. Celosos defensores del dogma y la moral, verticales a plomada, con una apologética implacable. La defensa de la fe y de las buenas costumbres era el motor de su vida. Se conservan los informes en que refieren con satisfacción el número de libros prohibidos quemados, los masones convertidos… 8


Políticamente simpatizaban con los conservadores. Los Presidentes Campero, Pacheco, Arce y sobre todo Mariano Baptista, fueron grandes amigos, promotores y defensores de los jesuitas. Los Congresos conservadores votaron subvenciones en favor de San Calixto y de la construcción del templo, que los liberales se apresuraron a suprimir. La clase social de los primeros alumnos pertenecía en general a la buena sociedad paceña, bien pensante y acomodada, magistrados, senadores, diputados, políticos, terratenientes, comerciantes. Es un hecho que los jesuitas se llevaron bien con ellos, lo cual no significa que cedieran un ápice en cuestiones de moral o buenas costumbres. También tenían becados, que constituía una forma de amortizar las subvenciones del Estado y en algunas épocas, escuelas gratuitas para cholos. Con los liberales, los jesuitas atraviesan los peores años de su historia, y el Colegio se tambalea. Pero no se dan por vencidos. Con los republicanos, los jesuitas levantan cabeza de nuevo. En los sucesivos gabinetes, empiezan ya a aparecer nombres de ex alumnos de San Calixto a veces en forma dominante, como en el gobierno de Tejada Sorzano. En el Congreso, numerosos ex alumnos de San Calixto a lo largo de la historia de Bolivia marcan la política del país. No todos actuarán ni pensarán como sus maestros. Ni menos hay que creer que sigan sus consignas. Pero no cabe dudad que la amistad de los Padres y el recuerdo de los años de Colegio se convierte en un nuevo modo de influencia. En los años 20 y 30, amparados por una mayor libertad religiosa, los jesuitas extienden su actividad de propagación de la fe, en la línea restauracionista de Pío X1 que sueña con la recuperación de la sociedad civil para la Iglesia y la recristianización de la política. En los actos públicos del Colegio, aparece como frontispicio el lema de Pío XI: “Instaurare omnia in Christo”. Los jesuitas mueven autoridades y las ganan a su causa en momentos clave aunque no pueden con la ley del divorcio. En 1925 con ocasión del Centenario de la República, el Ministerio de Instrucción Pública y el Rector de la Universidad les autorizan dar ejercicios espirituales a colegios fiscales y nacionales, y hasta al Colegio Militar. Se consagran los niños de las escuelas al Corazón de Jesús. Se realiza un Congreso Eucarístico Nacional por todo lo alto, que se repetirá en 1939. Y se consagra la República al Corazón de Jesús, el 6 de agosto, en Sucre, ante el escándalo y el griterío de los anticlericales. “La Bandera Roja”, órgano socialista, la emprende contra los PP. Capitán y Bonadona (1926), abanderados de las consagraciones al Corazón de Jesús y de las manifestaciones y asambleas católicas contra Plutarco Calles y la persecución religiosa en México. En 1928, el Gobierno decreta inesperadamente feriado por el 1RO de mayo. “San Calixto” despide rápidamente a los alumnos, no avisados, mientras los obreros, a la salida del Teatro Municipal, gritan “¡abajo los frailes!”. En las fiestas julias, entronización del Corazón de Jesús en la Municipalidad y airada protesta de la Federación de Estudiantes en La Paz. En el Diario del Colegio se conserva el interesante comentario del redactor, a una manifestación que se llevó a cabo en La Merced contra la persecución religiosa de México: “Los izquierdistas dieron algunos gritos y nada más, Triunfo completo”. Es fácil adivinar de qué lado están los jesuitas y sus alumnos en la polarización que se vivía por entonces y de qué lado los obreros y estudiantes. Las derechas de entonces tuvieron siempre en los jesuitas sus mejores aliados. Y viceversa. Nos hemos detenido deliberadamente en la frontera de los años 1940: algunos de los actores de esta historia todavía están en vida. De entonces a ésta parte, las cosas han cambiado y ha soplado el viento fresco y nuevo de un Vaticano II y el aire joven de Medellín y Puebla.

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SER MÁS PARA SERVIR MEJOR Todo este estilo ha marcado a los hombres que han pasado por las aulas de San Calixto. Hoy a pesar del cambio de los tiempos y de aires, no hay traición a ese estilo que es un aire de familia heredado y que es un orgullo conservarlo y transmitir. La libertad frente al miedo, el temple, el espíritu aguerrido y agresivo, el no contentarse con la medianía, el tener convicciones profundas y saber defenderlas, el creer en algo y en Alguien, el no ser del montón, el no pactar con la mediocridad gris y sucia, el “alma pura que nunca he de doblegar”. El “señalarse” como decía San Ignacio, el ser más para servir mejor. En gran parte, puede haber contribuido a modelar este espíritu el método jesuita de emulación (Roma y Cartago, promulgaciones de dignidades, cuadro de honor). Arma de doble filo que dio frutos en su momento. Puede haber contribuido quizá la contradicción que aguza el ingenio y hace sacar recursos del fondo de la personalidad. Puede también haber contribuido el espíritu deportivo con que los calixtinos han enfrentado no sólo las competiciones sino la vida (cómo no recordar a un Don Roberto Soto). Pero para nosotros jesuitas, es Jesucristo, es el señalarse en su servicio, como dicen los Ejercicios de San Ignacio, es el Más, la mayor gloria de Dios, el motor de nuestra vida, y el que queremos que sea motor y sentido de la vida de nuestros alumnos. En esto, no hay fronteras de tiempo entre aquellos Padres de 1882 y los de 1982: nos sentimos los mismos y coincidimos. Así fueron ellos, así somos nosotros. No, San Calixto no ha cambiado en 130 años. O, sí, mejor, San Calixto ha cambiado cada día a lo largo de su historia y cambiará para ser siempre el mismo. Así fue San Calixto. Así es San Calixto. La excelencia, el espíritu de superación, el ser más para servir mejor a Bolivia y a los bolivianos, esto es lo que ha enseñado San Calixto en sus 130 años de vida. Hoy recogemos el fruto de los sudores de nuestros mayores. Otros recogerán el nuestro. No todo es gloria ni triunfo en estos 130 años de vida. Hay mucha pena y mucho dolor, muchos errores y muchos fracasos. Y hasta sangre y lágrimas. Pero hay también un gran amor a Bolivia, y un gran servicio a éste pueblo. Hay que decirlo bien alto: San Calixto y la Compañía de Jesús son parte de la Historia de Bolivia. Han hecho y hacen historia. Y se cumplen más de 4 siglos desde que los jesuitas empezaron a hacer historia y a servir a éste pueblo, en su primera llegada, el año 1582. Gracias al Señor por lo que se ha dignado hacer por medio de sus siervos, a mayor Gloria de Dios. Juntos caminaremos 130 años más.

LA PRIMERA GRADUACION CO-EDUCATIVA Desde 1981, luego de casi 100 años continuos de generaciones de alumnos varones, San Calixto abre sus puertas a un nuevo tipo de generación: niñas y niños distribuidos en 3 cursos paralelos: A, B y C. El Colegio estaba organizado para operar sólo con dos paralelos: A y B; pero en virtud de la gran demanda y expectativa por el ingreso de niñas y niños, es que las Madres de familia lograron la apertura de un tercer paralelo C. Durante estos últimos años de educación co-educativa, las alumnas mujeres de San Calixto, fueron quienes más se ganaron el honor de ser las abanderadas de promoción, por su moralidad y aplicación en el estudio. La Primera Promoción Co-educativa “Generación de Cambio Renovación del Futuro” 1992 es una de las generaciones más conectadas, unidas y perseverantes. Prueba de ello es la edición de un libro publicado por 10


sus 20 años como antiguos(as) alumnos(as) de San Calixto, con anécdotas e historias escritas por sus integrantes.

FUENTES Codina: San Calixto: 100 Años al Servicio de Bolivia (1982). Gabriel Codina S.J. Archivo Colegio San Calixto, La Paz. pp. 1-13. Efemérides: Apuntes casi en Forma de Efemérides para la Historia de la Casa o lo que Mejor Pareciere (18811889). Archivo Col. San Calixto, La Paz (mss.). CPH: Collegii Pacensis Historia (1881-1938). Archivo Colegio San Calixto, La Paz (mss.). CPLA: Collegii Pacensis Litterae Annuae (1907-1913, 1913-1935). Archivo Colegio San Calixto, La Paz (mss.). Diario CSC: Diario del Colegio San Calixto (1907-1913, 1913-1935). Archivo Colegio San Calixto, La Paz (mss.). Mateos: Jesuitas Españoles en Bolivia (1881-1940). Francisco Mateo S.J. En: “Noticias de la Provincia Tarraconense”. Barcelona, Enero 1951, pp.5-27. Anuario CSC: Anuario Colegio San Calixto (1991). Archivo Colegio San Calixto, La Paz (mss.).

POR: ING. GUSTAVO SARAVIA, M. SC. (PROMO 1992) AGRADECIMIENTOS: ADRIANA GUTIERREZ (PROMO 2015)

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