Reflexiones Sara Ofelia Villarroel Coloma
Taller Pedag贸gico VIII Integraci贸n Disciplinaria
Reflexión: Centros de práctica
Las prácticas pedagógicas que desarrollan los estudiantes en formación, permiten descubrir una serie de aspectos que quizás nunca se revelarían si estas prácticas no se llevaran a cabo, por ejemplo, tomar conciencia de que la labor que se desarrolla es realmente una vocación, desarrollar valores como la admiración, solidaridad, respeto, compañerismo, entre otros, y éstos valores, inculcarlos en los niños por medio de la enseñanza y del ejemplo. En los centros se aprende de los docentes mentores, pero por sobre toda, las prácticas pedagógicas dan la posibilidad de mejorar nuestro desempeño como futuros docentes e ir perfeccionando las falencias que nos dificultan el avance, permitiéndonos tener la oportunidad de ser capaces de reconocer nuestras debilidades, pudiendo convertirlas en fortalezas a medida que vamos trabajando en ellas, cada vez que se nos presenta una nueva experiencia. La práctica, entonces, constituye una de las principales fuentes en las que podemos aplicar lo aprendido, e irnos puliendo en indeterminados aspectos, los cuales nos permiten y ayudan a formarnos como docentes íntegros. En muchas ocasiones, los centros de práctica a los que estudiantes de pedagogía asisten se asimilan a ruletas de azar, puesto que, nadie sabe con quién se puede encontrar, con qué niños o niñas, y tampoco se sabe, cómo son los mentores que allí nos esperan; en ocasiones, dispuestos a ayudarnos en nuestra formación, guiándonos en el proceso, o de lo contrario, también, es posible encontrarse con docentes un tanto egoístas y reacios a esa “invasión” que llegan a hacer los estudiantes en práctica, incapaces de considerar a sus ayudantes como un aporte que apoyen la formación de los estudiantes que se encuentran formando, cerrando las puertas a quienes buscan aprender. Considerando esto, puedo señalar que me siento beneficiada por esta ruleta, puesto que la docente mentora que se nos designó, se muestra amable y dispuesta recibir nuestra ayuda.
Como docente en formación, debo ser consciente que la educación tiene la responsabilidad de atender a todos sus educandos por igual, y nunca dejar de atender a los niños y niñas que presentan distintos factores como: cultura, nivel socioeconómico, entre otros aspectos que en el aula marcan las diferencias pues nos encontramos con un mundo totalmente diverso, el cual debemos aceptar y adaptarnos.
Reflexión: La multiprofesión
Boix (2007) “nuestra emocionalidad marca nuestro interés por las cosas, por las personas y por la vida. Hace que un hijo(a) tenga ganas de estudiar o que una maestra tenga ganas de asistir activa y dinámicamente a un claustro o bien que una persona tenga ganas de ir a su casa o al trabajo (…) El clima emocional de un ámbito de convivencia no sólo nos influye emocionalmente, sino que comporta que tengamos más o menos ganas de estar en contacto con este ámbito” (p. 22). El docente, por lo tanto, debe estar ahí, para ellos, para los estudiantes, para enseñarles y guiarlos, pero también, para escucharlos, regalarles una o varias sonrisas, para ser profesor, mamá, consejera, doctora, amiga, entre otras muchas profesiones, dejando claro entonces que los profesores cumplen más que una función, que desarrollan una de las profesiones a la que se puede denominar la “multiprofesión” de las profesiones, quien tiene vocación de profesor puede hacer y desenvolverse en esta profesión también, podrá ser todas las profesiones, porque en su formación se le enseñó acerca de las diversas fuentes del currículo con las se iría encontrando día a día, las cuales simplemente están recordándonos que dentro de la sala tenemos a personas, que definitivamente presentarán características individuales, que a su vez, estarán garantizando la riqueza de la diversidad. Es importante establecer que dependiendo de la cualidad de las emociones que en determinados lugares vivamos nos presentaremos alegres, tristes, atentos, entre otras, lo cual, también interviene en las “ganas” que tengamos de quedarnos allí por más o menos tiempo, y eso es quizás lo que me ocurre cuando asisto al colegio Innovarte, en el curso me siento a gusto, los niños y niñas son agradables, preocupados y amables. Es importante señalar que “una persona siempre muestra su emocionalidad, incluso aquella que no quiere mostrarla. La vida es presencia y la presencia siempre se muestra, se manifiesta. Una flor siempre se está mostrando, esté marchita o bien florecida, siempre se está mostrando tal y como está, tal y como es. Un ser vivo siempre se está mostrando. La persona, además de ser un ser vivo, es un ser vivo emocional, y siempre se muestra como tal (p. 57). Boix (2007) “el ser humano es un ser emocional. Nuestras emociones, biológicamente hablando, son el motor de nuestro funcionamiento. No podemos vivir sin ellas, forman parte de nuestra condición humana. Debemos trabajar para conocer nuestras propias emociones, esa es la puerta de entrada a la gestión de las emociones. Al mismo tiempo, es posible señalar que todos(as) estamos totalmente inmersos en una danza emocional que a menudo no dirigimos ni somos conscientes de ella” (p. 58).
Reflexión: Conocimientos previos
Un profesor tiene la misión de conocer a sus estudiantes, para poder diseñar desde una base sólida las metas a alcanzar posteriormente, esto quiere decir, que para diseñar la enseñanza es necesario conocer el punto de partida. Es por ello, que durante estas semanas me he preocupado en conocer las características e intereses que presentan los estudiantes del 3º año básico A, curso compuesto por 42 estudiantes al que me corresponde acudir durante el segundo semestre del 2012. Me he preocupado por buscar información acerca de cuáles son las particularidades que los niños y niñas de entre 8 y 9 años presentan, tanto en el desarrollo
físico,
social,
tomando
en
cuenta
además,
las
características
psicopedagógicas. He buscado y recopilado la información necesaria para conocer a los estudiantes, de igual forma pero de manera oral, he consultado directamente con los estudiantes y la docente mentora para conocer y tener más información que pueda ser útil, también realicé observaciones que me han permitido detectar el comportamiento de ellos, tanto fuera como dentro del aula. En lo que respecta a conocimientos previos César Coll dice al respecto que pueden ser el resultado de experiencias educativas anteriores (escolares o no) o de aprendizajes espontáneos, éstos pueden estar más o menos ajustados a las exigencias de las nuevas situaciones de aprendizajes y ser más o menos correctos. Es por ello que durante las próximas clases pretendo llevar a cabo evaluaciones diagnósticas de los sectores de Matemática, Ciencias Naturales y Lenguaje y Comunicación para identificar sus conocimientos previos y desde allí comenzar a planificar el diseño de la enseñanza que se llevará a cabo en el Proyecto de Aula.
Sé que es importante estar al tanto de los conocimientos previos, intereses y experiencias de estudiantes para poder desarrollar clases más eficaces, puesto que, al considerarlos se debe tratar de integrarlos y relacionarlos al momento de efectuar la clase, porque teniendo en cuenta a Álvarez y otros (1999), se puede decir que como paso previo al proceso de enseñanza aprendizaje, de efectuar la clase, el profesor debe ser capaz de conocer el estado inicial del estudiante para identificar en su estructura cognitiva conceptos previos, información relacionada aunque sea rudimentaria. Es claro que los conocimientos previos favorecen un aprendizaje más significativo, ya que a partir de lo que sepan o conozcan, se puede comenzar a trabajar con la nueva información, estableciendo conexiones y relaciones. Por lo mismo, como estoy consciente de la importancia de éstos, en el aprendizaje, se hace necesario considerarlos antes de la planificación y durante el desarrollo de las clases. En este sentido, me gustaría decir que antes de planificar realicé una evaluación para detectar conocimientos y así conocer el dominio que poseían respecto de varios temas que serían abordados en el desarrollo del Proyecto de Aula, y la verdad es que algunos de los resultados no fueron muy alentadores.
Reflexión: Un profesor, todos los días aprende acerca de algo con lo que podrá diseñar mañana Cada vez que uno asiste al centro de práctica aprende cosas nuevas, ve, vive y además puede ser protagonista de situaciones nunca antes experimentadas, y esta vez observé una situación distinta, una que me ayuda a estar más familiarizada con mis estudiantes, y reflexiono acerca de lo importante que es conocer a las personas que con nosotros pasan la mayor parte del tiempo durante la semana, Lara (2005) señala que “es evidente que las aulas se caracterizan por contener un grupo heterogéneo de niños. Entre sí difieren en capacidades personales, ritmos de trabajo, motivaciones, estilos de aprendizaje, intereses, personalidad, adaptación social, historia familiar, carácter, sensibilidad, entre otras diferencias” (p. 78). Por esto, conocer a los estudiantes implica desarrollar estrategias que beneficien este proceso para alcanzar resultados, detectar éstas características que hacen las diferencias entre ellos, conocer las características de cada no es una circunstancia de menor importancia dentro del aula, porque ésta corresponde al primer paso para poder diseñar la enseñanza, la cual siempre deberá estar adaptada a las necesidades de quienes queremos enseñar, esto quiere decir que el profesor debe considerar las características de sus estudiantes al momento de planificar, considerando lo que plantea Diez (2006) “respetar la diversidad a partir de los puntos fuertes detectados en los niños y proporcionar actividades apropiadas a la diversidad, singularidad e intereses” (p. 83) sin lugar a dudas, en la sala existe una variedad de estudiantes a los cuales enseñar. Por ello, es conveniente que el maestro diseñe las actividades en función del aprendizaje de todos, lo cual indica que siempre se debe tener presente a los más aventajados y así de igual manera a aquellos que poseen dificultades en el aprendizaje, y para poder saber quiénes son esos niños, nosotros como estudiantes en formación de Pedagogía Básica, debemos tomar en cuenta lo que señala la Faceta A de los Estándares de Formación Inicial Docente, como primer paso para posteriormente diseñar la enseñanza en función de las características que
nuestros estudiantes posean y creo que si he intentado cumplir con esta exigencia desarrollando el diálogo, ya sea con las docentes a cargo y principalmente con los estudiantes. Personalmente he desarrollado más que nada, como señalaba anteriormente, el diálogo con mis estudiantes, considero que la constante interacción me ha permitido introducirme en sus realidades, también, a través de la observación logro detectar, lo que ellos sienten en determinadas situaciones y la cultura que cada uno posee, ya que se manifiesta en su forma de ser, comportamiento, entre otras. Pero también, “el diálogo como señalan Catalán y Egaña (2004) es el principal articulador de la formación de valores, y los profesores que llegan a realizar otra actividades, incluso usando otros recursos, siempre terminan apoyándose en éste como herramienta de mediación y comunicación (p. 45), es por esto, que el diálogo, nos sirve no tan solo para conocer a nuestro estudiantes, sino que para el desarrollo de valores, y a su vez, es la herramienta vital con la que el ser humano puede establecer una comunicación con las demás personas.
Reflexión: Cuando te encuentres con la diversidad salúdala e invítala a pasar
El docente debe trabajar dentro de la sala la valoración de la diversidad, como uno de los elementos que enriquece el desarrollo personal y social, a través de unas actitud de aceptación, respeto y valoración de las diferencias (Alcudia. et al, 2000), puesto que si los estudiantes no ven al guía de la sala llevando a cabo estas actitudes ellos no comprenderían por qué deben realizarlos, o simplemente quizás no los reconozcan por ende, no los desarrollarán y solo se desenvolverían de manera “natural”, sin preocuparse de caer en la discriminación, la falta de respeto o intolerancia con el compañero; aunque también, esto debe trabajarse en los hogares de los estudiantes desde que son muy pequeños, desarrollando una socialización primaria que sea consistente, puesto que desde ahí proviene la enseñanza básica de valores, y los docentes a parte de enseñar otros, deben trabajar en estos día a día, ya sea con actividades o actitudes que presente ante situaciones especificas, que en el fondo no deje de lado lo que el currículo Nacional, también exige de manera transversal. Debemos ser como aquel docente preocupado de que sus estudiantes desarrollen valores como el respeto, la tolerancia, la amistad, la empatía, la aceptación a lo diferente, entre otras, o sea, que trabaje constante y transversalmente en el desarrollo integral de la persona que está formando, y no solo en el ámbito conceptual, como en algunos casos dentro de la sociedad Chilena podemos evidenciar, cuando vemos a docentes que solo se preocupan de enseñar el contenido porque necesitan resultados pero se olvidan de éste otro aspecto que requiere con la misma importancia ser desarrollado en la formación de personas. Es por esto, que en el ambiente de la sala de clases, es necesario que nosotros, docentes en práctica y docentes, seamos capaces de relacionarnos con nos niños como individuos, demostrándoles respeto y cariño, puesto que ellos necesitan sentir que se les quiere y acepta por lo que son a pesar de sus errores (Arancibia, 1997).
Personalmente, me he preocupado de distintas maneras de hacerles ver a mis estudiantes que aun después de haber cometido errores ellos pueden mejorar, sino lo vuelven hacer debido a que eso no es lo correcto, pero siempre intento hacerlo de manera respetuosa y con afecto, de manera que al explicarles sus errores no se sientan humillados, puesto que de esta forma quizás no comprendan cual es la finalidad de la conversación y solo lo tomen como un reproche o acusación. Al aceptar la diversidad, el docente puede practicar la motivación, la cual según Llanes (2001) corresponde a aquella valoración que el docente provoca, desde afuera (atracción, estímulo), acentuando la finalidad del bien, o desde dentro (el inconsciente, un recuerdo, un valor), impulsado desde dentro al sujeto, pero a fin de cuentas, surge el realce que el educador pone sobre un bien. Es por esto que luego de que el ser humano sabe cuáles son las actitudes que pueden ayudar a llevar a cabo un cambio de actitud en la otra persona intenta realizarlo, en este caso, para que esa persona sepa que es capaz de realizar lo que él se proponga, y al momento de intentar desarrollar esto en el camino va logrando ganarse su confianza, su cariño y su respeto. Igualmente, el docente, es la persona que no puede dejar de desarrollar la empatía, ser capaz de entender que la motivación, la preocupación por el estudiante va a generar en éste un cambio positivo, en vez de estar siempre reconociendo solo sus errores, puesto que, a lo único que llevará será a que el estudiante solo se siga “hundiendo” y no pueda mejorar, porque no sabrá que él si puede cambiar y más si nadie se lo hace saber; es por esto, que una de las características esenciales de los profesores efectivos es que presentan una preocupación constante por sus estudiantes, y toma una responsabilidad personal con respecto al aprendizaje de sus estudiantes (Arancibia, 1997).
Reflexión: Integración en el aula, aprendizajes para mañana y no solo para el periodo de Matemática
La realización de Proyectos de Aula en los centros educativos potencian un aprendizaje que puede llegar a ser más integrado y significativo para los estudiantes que la manera convencional en la que se realizan hoy en día las clases, por el hecho que a los niños les llama mucho más la atención realizar actividades que están relacionas todas entre sí, que realizar una clase, luego la otra y así sucesivamente, esto, porque al momento de aprender están haciendo cosas que les gustan, la mayoría de las veces se trabaja en equipo, lo que fomenta la socialización entre los estudiantes Comprender de otra perspectiva las actividades, la cual, se les hace más fácil, a diferencia del modo “por separado”, lo que sucede en los sectores de aprendizaje cada vez que uno entra en un centro educativo que no implementa proyectos de aula. Entonces, los proyectos de aula dejan afuera y de alguna u otra forma cierran las puertas a lo que comúnmente se realiza dentro del aula, separar los contenidos, aprender Matemática en el periodo de Matemática, luego ir a la clase Ciencias Naturales en la hora siguiente, en la cual solo aprenderemos Ciencias Naturales y todo lo que el profesor escriba en la pizarra debe ser escrito por los estudiantes en el cuaderno verde, no en el rojo, porque ese es el de Matemática Lo anterior conlleva a que se deje de lado el modo holístico de aprender, en el que todo está interrelacionado y tiene un sentido, no solo para ellos dentro de la sala de clases, sino que puedan descubrirlo fuera de ésta, Salgado (2008) me respalda estableciendo que los métodos y estrategias de la enseñanza, deben ofrecer a los estudiantes la posibilidad de construir el conocimiento y de practicarlo en un contexto de uso lo más realista posible, considerando esto, los niños y niñas logran primero, relacionar todo lo de un contexto en diferentes sectores, segundo, aprenden lo que a ellos les interesa, lo que no quiere decir que uno deje de guiarse con los contenidos que el Ministerio de Educación propone y exige que cada niño deba aprender en cada
curso, dependiendo en el que se encuentre, pero son experiencias que las pueden relacionar fácilmente en el contexto en el que ellos viven, se desenvuelven día a día y que a la vez les sirva para la vida. Que el docente con el tiempo adquiera confianza por parte de sus estudiantes proporcionándole la posibilidad de acercarse a ellos de manera fácil para detectar la realidad en la que estos están progresando en su proceso de enseñanza aprendizaje, para superar cualquier situación hay que trabajar en conjunto siempre, comprometerse con los estudiantes comprenderse entre sí, Day (2007) menciona que “solo haciendo cosas juntas, las personas crean las condiciones para desarrollar significados, valores y objetivos compartidos”. Creo que de esta forma se pueden llegar a logran objetivos propuestos, y si bien, en algunos aspectos no logramos un resultado optimo, pienso que prepararnos mejor para la próxima vez, y considerar todos nuestros errores y fallas cometidas, nos proporcionan una futura mejora, que nos beneficia a nosotros como futuros docentes y a los estudiantes.
Reflexión: Evaluación: proceso continuo e inherente al proceso de enseñanza aprendizaje
Como docentes debemos considerar la evaluación, como uno de los puntos de partida, mediante la cual, se puede dar respuesta a muchas preguntas que están a la espera para poder realizar un pertinente accionar, el cual este acorde a las necesidades que los estudiantes de un determinado establecimiento poseen. Tomando las palabras de Sanmartí (2007), “evaluar es una condición necesaria para mejorar la enseñanza. La evaluación debe proporcionar información que permita juzgar la calidad del currículo aplicado, con la finalidad de mejorar la práctica docente y la teoría que la sustenta” (p. 18). Por lo anteriormente establecido, es necesario reconocer que “la evaluación no sólo mide los resultados, sino que condiciona qué se enseña y cómo, y muy especialmente qué aprenden los estudiantes y cómo lo hacen” (Sanmartí, 2007, p. 9), porque de qué sirve realizar evaluaciones si no se es capaz de utilizar aquella información recopilada para comprender qué es lo que está haciendo bien, además de reflexionar para identificar los errores que se están cometiendo y aspectos que se están dejando de lado, puesto, no permiten el adecuado desarrollo del proceso de enseñanza aprendizaje. Simultáneamente a lo anterior, es importante tener en cuenta que el reto de un establecimiento es descubrir los modos que puedan generar sentido y responsabilidad en cada uno de los miembros de la comunidad educativa, ya sea en relación a las acciones que deban realizar de manera conjunta con el centro o aquellas individuales, sin dejar de reflexionar las consecuencias que estas generarán. El éxito de una metodología de enseñanza y de los resultados obtenidos por los estudiantes, fundamenta no tanto en la manera cómo se dan a conocer los nuevos conocimientos, sino la evaluación, entendida como conjunto de actividades que posibilitan identificar errores, comprender sus causas y tomar decisiones para superarlas (Perrenout, 1993 en Sanmartí, 2007, p. 9). Y es evidente que el
reconocimiento del error solo se logra con un proceso de reflexión continua, en la que se evidencia un compromiso por parte del docente, puesto que se preocupa por levantar acciones que mejoren sus errores. Sanmartí (2007) establece la actividad de evaluación como un proceso que se caracteriza por recoger y analizar determinada información, para posteriormente realizar la emisión de un juicio sobre esto y finalmente la toma de decisiones, ya sean de carácter social o pedagógico. Además, es importante tener en cuenta que “la evaluación es un proceso continuo, dinámico e inherente al proceso de enseñanzaaprendizaje. Desde esta perspectiva, se puede establecer que existe una estrecha relación entre el acto de evaluar y el acto de aprender” (Rioseco y Ziliani, 1998, p. 52). Debido a lo anterior, es que la evaluación debe estar presente desde el comienzo de las actividades de aprendizaje hasta su término, esto quiere decir, que los educadores deben tener presente la evaluación como un antes, durante, y después de todo proceso de aprendizaje; puesto que, la evaluación será un medio para los educadores, no un fin, puesto que permiten mejorar gradualmente el aprendizaje de los estudiantes gracias a que orienta el proceso de enseñanza (Rioseco y Ziliani, 1998). La evaluación corresponde a una forma de orientación, puesto que, como establece Santos (1996), “proporciona una información que puede ser el punto de partida para la toma de decisiones y la reorientación del aprendizaje” (p. 178), mediante la cual se pueden corregir los errores, modificar las actividades, acelerar el ritmo, entre otras. La importancia de la evaluación es que se focaliza en regular y optimizar, por todos los medios posibles, el aprendizaje y la enseñanza. Eisner (1985) en Santos (1996) la define como “un proceso que, en parte, nos ayuda a determinar si lo que hacemos en las escuelas está contribuyendo a conseguir los fines valiosos o si es antitético a estos fines. Que hay diferentes versiones de lo valioso es indudablemente verdad. Es uno de los factores que hace a la educación más compleja que la medicina” (p. 23). Así pues, la evaluación corresponde a una actividad o proceso sistemático de
identificación, recogida o tratamiento de datos sobre elementos o hechos educativos, cuyo primer objetivo es valorarlos y sobre dicha valoración, tomar decisiones (García, 1989). Es posible un sustancial enriquecimiento de la evaluación escolar mediante la creación y utilización de instrumentos más acordes con los logros de la psicología del aprendizaje durante las dos últimas décadas (Bernard, 2000). Consecuentemente, el docente que pretende llevar a cabo una evaluación, antes de ello, debe estar consciente de cuál es la función que cumple esta actividad, identificar sus benefactores y reconocer al servicio de quién se encuentra. Lo fundamental, no es hacer evaluación, ni siquiera hacerla bien. Lo principal es conocer el papel que desempeña, la función que cumple, saber quién se beneficia de ella y en definitiva, al servicio de quién esta. Del mismo modo, es imprescindible reconocer que “todo proceso evaluador debe finalizar con la emisión de un informe que recoja la valoración de los datos más relevantes obtenidos durante el proceso y que refleje, igualmente, los resultados alcanzados” (Casanova, 1995, p. 175). En consecuencia, será la evaluación, “un instrumento que sirve al profesor para ajustar su actuación en el proceso de enseñanza y aprendizaje, orientándolo, reforzando los contenidos insuficientemente adquirido por los alumnos y realizando la adaptación curricular necesaria” (Santos, 1996; p. 174). Desde este punto, se comprende que la evaluación actúa como un proceso verificador o comprobador de los conocimientos construidos por los estudiantes. Consecuentemente es que se evalúa para comprender y transformar la práctica del docente y no como un instrumento que sanciona y otorga poder a quien lo ejerce, como en algunas ocasiones se sigue evidenciado en centros educativos.
Reflexión: La mejor arma para el profesor: la reflexión
Los profesores deben demostrar el profesionalismo docente, el cual tiene como fin, que a través del tiempo, éste mejore su enseñanza, y logre planificar sus clases en forma adecuada, es por esto, que se debe desarrollar la reflexión constantemente en el profesor, siendo capaz de evaluarse y descubrir hasta qué punto se lograron los objetivos planteados en cada clase, y qué tanto ayudaron en este proceso las estrategias utilizadas, la respuesta de los estudiantes; tomando en cuenta aspectos como estos nos permitirán a nosotros como futuros docentes explicarnos por qué y cómo debemos volver a reorganizar la enseñanza en el futuro. Todo esto, con el fin de lograr que todos los estudiantes, conforme su diversidad, logren aprender construyendo sus aprendizajes individual y conjuntamente y a su vez desarrollen sus potencialidades (MINEDUC, 2000). Tomando en cuenta en acápite anterior, quienes desarrollan o pretenden desarrollar la pedagogía profesionalmente en el presente o en un futuro, deben aprender y apropiarse de la propia reflexión crítica, puesto que, el profesional reflexivo, como señala Schön en Reynaga (1996), es aquel que reconoce la riqueza que encierran las prácticas, pero a la vez, asume que dicha reflexión implica que el proceso de aprender se extiende más allá del periodo legalmente sancionado y/o legitimado, es un proceso que se lleva a cabo antes y después de la acción, donde el docente mantiene un diálogo reflexivo con las situaciones en las que desarrolla su actividad, y debe resolver problemas específicos. Ésta se desarrolla en y sobre nuestros actos, y si no somos capaces de ver cuáles son nuestras falencias, la mejora no podrá conseguirse, pero también influye, él que uno quiera cambiar sus debilidades por otras actitudes positivas, el hecho de que uno sea capaz de reconocer aquellos errores cometidos en marcha.
Conjuntamente a lo anterior, el docente debe tomar en cuenta aquellas críticas constructivas que personas que observan el proceso del docente en formación realiza, y es aquí también, cuando el docente “debe estar dispuesto a desarrollar numerosos métodos” (Garrett, 1970, p. 101), esto significa que el docente primario debe buscar soluciones para mejorar su desempeño dentro del aula, incursionando y aplicando nuevas estrategias para poder lograr motivar, enseñar hábitos, disciplina, valores, entre otros, pero también específicamente para mejorar él, buscando los métodos para su propio perfeccionamiento, porque quizás los problemas que se le presentan dentro del aula son de él. Es importante además, que el docente de enseñanza básica, desarrolle el interés por trabajar con niños pequeños, intentando siempre buscar los caminos para cambiar algunos procedimientos, con el fin de que la enseñanza sea más atractiva para los pequeños (Garrett John, 1970), personalmente estoy dispuesta a enseñar en todos los sectores de aprendizaje y a responder a exigencias de sus intereses y motivaciones. Considerando el conocimiento que el docente posee acerca de sus estudiantes se hace vital que se planifique cómo conducir su clase hacia el verdadero aprendizaje, y lo podrá hacer si hace un uso eficiente y adecuado de la las actividades y materiales que llevara a cabo durante su clase (Garrett, 1970), el hecho de diseñar y ejecutar clases debe conllevar siempre a la realización de una evaluación que se realiza luego de haber ejecutado la enseñanza, pasos importantes para realizar una evaluación, aquella que se convierte en nuestra mejor arma para que nos guíe hacia el camino de la mejora, de los avances, de quizás alcanzar un mejor aprendizaje por parte de los estudiantes, una mejor realización para los profesionales, pero también, una mejora que influirá en el posterior desarrollo de la sociedad, porque el docente es uno de los principales influyente dentro de lo que es la evolución, el cambio, entre otras, dentro de un núcleo social, los docentes son quienes reciben a los estudiantes para poder enseñarles, construir conjuntamente aprendizajes, interviene en aquella formación que es precaria, o que está ausente, interviene, modifica y conlleva a mejorar los niveles de calidad humana. Un docente con vocación por lo menos busca y tiene como
principal objetivo: elevar los niveles de calidad humana en las personas, el docente se preocupa de enseñar valores, normas de comportamiento, de higiene, entre otras muchas, y todo esto lo logran porque éstos profesionales requieren conocer una amplia gama de saberes para poder a llegar a formar, deben saber de psicología, sociología, epistemología, antropología, biología, entre otras.