Destino Final by Giancarlo Ceraudo

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“They were unconscious: we undressed them and, when the captain of the flight gave us the order, we opened the door and threw them out, naked, one by one.”

«Estaban inconscientes: los desnudábamos y, cuando el comandante del vuelo nos daba la orden, abríamos la puerta y los arrojábamos, desnudos uno por uno.»

Adolfo Scilingo, former Argentine naval officer

Adolfo Scilingo, excapitán de corbeta de la Armada Argentina


“They were unconscious: we undressed them and, when the captain of the flight gave us the order, we opened the door and threw them out, naked, one by one.”

«Estaban inconscientes: los desnudábamos y, cuando el comandante del vuelo nos daba la orden, abríamos la puerta y los arrojábamos, desnudos uno por uno.»

Adolfo Scilingo, former Argentine naval officer

Adolfo Scilingo, excapitán de corbeta de la Armada Argentina


[12]

Skyvan PA-51, one of the five planes of the Argentine Naval Prefecture used for death flights during the 1976-1983 military dictatorship. According to the investigation, this aircraft operated the flight on 14 December 1977. Fort Lauderdale, Florida, United States, 2013. Skyvan PA-51, uno de los cinco aviones de la Prefectura Naval Argentina usado para los vuelos de la muerte durante la dictadura militar de 1976 a 1983. SegĂşn las investigaciones realizadas, este aviĂłn habrĂ­a hecho el vuelo del 14 de diciembre de 1977. Fort Lauderdale, Florida, Estados Unidos, 2013.


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Skyvan PA-51, one of the five planes of the Argentine Naval Prefecture used for death flights during the 1976-1983 military dictatorship. According to the investigation, this aircraft operated the flight on 14 December 1977. Fort Lauderdale, Florida, United States, 2013. Skyvan PA-51, uno de los cinco aviones de la Prefectura Naval Argentina usado para los vuelos de la muerte durante la dictadura militar de 1976 a 1983. SegĂşn las investigaciones realizadas, este aviĂłn habrĂ­a hecho el vuelo del 14 de diciembre de 1977. Fort Lauderdale, Florida, Estados Unidos, 2013.


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Skyvan PA-51’s flight log dated 14 December 1977. Today the airplane is still in operation for a cargo company. Thanks to these documents, three of the pilots, Enrique José De Saint Georges, Mario Daniel Arru y Alejandro Domingo D’Agostino, were accused and are awaiting trial. 2011. Registro de vuelo del Skyvan PA-51 del 14 de diciembre de 1977. Gracias a este documento, tres de los pilotos, Enrique José De Saint Georges, Mario Daniel Arru y Alejandro Domingo D’Agostino, fueron acusados y están esperando la sentencia. 2011.


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Skyvan PA-51’s flight log dated 14 December 1977. Today the airplane is still in operation for a cargo company. Thanks to these documents, three of the pilots, Enrique José De Saint Georges, Mario Daniel Arru y Alejandro Domingo D’Agostino, were accused and are awaiting trial. 2011. Registro de vuelo del Skyvan PA-51 del 14 de diciembre de 1977. Gracias a este documento, tres de los pilotos, Enrique José De Saint Georges, Mario Daniel Arru y Alejandro Domingo D’Agostino, fueron acusados y están esperando la sentencia. 2011.


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The arrests and the trials Despite all the evidence in federal judge Sergio Torres’ possession, the arrest warrant against the three pilots was taking a long time. There was a general consensus among those involved in the ESMA case – the lawyers representing relatives and survivors – that the delay could lead to leaks and escapes. The files already contained all the papers, reports and evidence that could keep the suspected pilots, who were still free and working, on the alert. These pilots were leaving and entering the country without any restriction, two of them for workrelated reasons. There was a risk that all the efforts made would come to nothing. Meetings were held with officials from the French embassy, supposedly interested in clarifying the disappearance and death of sisters Duquet and Domon. I went to see them with Continues on page 81

Taty lo llevaba consigo adonde iba. Juicios, actos, marchas y Giancarlo se sentía indisolublemente unido a ella, que había perdido un hijo y pedía justicia. La cara juvenil, el pañuelo blanco, la silueta ágil, su inagotable energía le valió el apodo de “la Madre con Patines”. Precisamente tres integrantes de Madres de Plaza de Mayo, de las que Taty era heredera, Esther Ballestrino de Careaga, Mary Ponce de Bianco y Azucena Villaflor, y las religiosas francesas Léonie Duquet y Alice Domon, que colaboraban con los familiares que buscaban a sus seres queridos desaparecidos, formaban parte del contingente de secuestrados que iba a ser eliminado en ese vuelo de diciembre de 1977. ¿Cómo se llegó a esa conclusión? ¿Cómo se supo quiénes habían sido las pasajeras de ese vuelo en particular? En las playas de General Lavalle, 300 kilómetros al sur de Buenos Aires, las olas depositaron cuerpos en los días siguientes al 14 de diciembre. Recién en el 2005, fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropologia Forense. Eran integrantes de un grupo de madres, familiares y religiosas católicas que se reunía en la iglesia de la Santa Cruz, en las calles Estados Unidos y Urquiza a fines de 1977, para recaudar el dinero que les permitiera pagar una solicitada con un listado de nombres de desaparecidos. Fueron secuestradas por el grupo de tareas de la escuela de Mecánica de la Armada. Habían sido infiltradas por un represor, el teniente Alfredo Astiz, rubio y de cara angelical que se hacía pasar por hermano de un desaparecido. Así, se acercó a Azucena Villaflor y a las otras madres. Las escoltaba cuando se manifestaban los jueves en la Plaza de Mayo. Hubo desconfianza por parte de algunos integrantes del grupo, pero no de Azucena, que incluso en cautiverio preguntaba por él, preocupada por su destino. Esther Ballestrino de Careaga era farmacéutica, militante política exiliada del Paraguay del dictador Stroessner y había trabajado con el actual papa Francisco en un laboratorio. Él la reconoce ahora como amiga y maestra y no es para menos, porque la dimensión moral y el compromiso de Esther eran gigantescos. Su hija, Ana María, de 16 años, embarazada, había sido liberada. Pero después de ponerla a salvo, en Suecia, ella decidió volver al país para luchar hasta lograr que apareciera hasta el último de los desaparecidos, todos los hijos de las Madres. En cuestión de horas, los grupos operativos de la ESMA se llevaron de la iglesia o de sus casas a los señalados por Astiz. En autos sin patente, vestidos de civil, con armas largas. La desaparición de las monjas extranjeras causó un gran escándalo internacional. Por eso, antes de ser eliminadas fueron fotografiadas frente a una bandera falsa de la organización guerrillera Montoneros, y esa foto recorrió el mundo. Léonie y Alice venían de una larga militancia social en la Argentina, en barrios pobres y con campesinos. Los secuestrados de la Santa Cruz, como se los conoció, fueron vistos por otros prisioneros en la ESMA por última vez en la tarde de ese 14 de diciembre de 1977, horas antes de que el Skyvan PA-51 levantara vuelo. Hay elementos que permiten afirmar que fueron arrojados a las aguas del océano Atlántico en plena noche. Por eso, fueron varios de sus cuerpos, hinchados e irreconocibles, los que llegaron a la costa en los días subsiguientes y fueron enterrados como NN en el cementerio local, el de General Lavalle. No hubo otros vuelos sospechosos Sigue en la página 81

ESMA, exit door from the “sotano”, the basement to the parking area where kidnappers organized victims’ arrivals and departures. Buenos Aires, Argentina, 2008. — Inside view of Pozo de Banfield. Banfield, Buenos Aires Province, Argentina, 2015. ESMA (Escuela Mecánica de la Armada), puerta de salida del sótano a la zona de estacionamiento donde los secuestradores organizaban las llegadas y salidas de las víctimas. Buenos Aires, Argentina. 2008. — Vista interior del Pozo de Banfield. Banfield, provincia de Buenos Aires, Argentina, 2015.

They were members of a group of Mothers, families and Catholic nuns who used to gather in the Iglesia de la Santa Cruz (Holy Cross Church), on the corner of Estados Unidos and Urquiza streets, to raise money for a paid announcement in a newspaper with a list of names of the desaparecidos. They were abducted by the ESMA task force. They had been infiltrated by a repressor, Lieutenant Alfredo Astiz, a blond man with an angelic face who pretended to be the brother of a desaparecido. As such, he approached Azucena Villaflor and the other Mothers. He escorted them on their Thursday marches in Plaza de Mayo. Some members of the group distrusted him, but not Azucena, who even in captivity kept asking about him, worried about his fate. Esther Ballestrino de Careaga was a pharmacist, a political activist exiled from Paraguay during Stroessner’s dictatorship, and had worked with the current Pope Francisco in a laboratory. He remembers her now as his friend and teacher, and rightly so, because Esther’s moral values and level of commitment were huge. Her daughter Ana María, 16 years old and pregnant, had been detained and later released. But after taking her to Sweden to ensure her safety, Esther decided to come back home to fight until the last of the desaparecidos, all of the Mothers’ children, had been found. In a matter of hours, the ESMA operating groups took away the people identified by Astiz from the church or from their homes. In cars with no plates, in plain clothes, with shotguns. The disappearance of the foreign nuns caused a major international scandal. So before being put to death, they were photographed in front of a false flag of the “Montoneros” guerrilla organization, and that picture was shown throughout the world. Léonie and Alice had long been social activists in Argentina, working in poor neighborhoods and rural areas. The hostages of the Santa Cruz, as they were called, were last seen by other prisoners in the ESMA on the afternoon of 14 December 1977, hours before the PA-51 Skyvan took off. There are data enabling us to state that they were flung into the Atlantic Ocean in the middle of the night. Thus, some of their bodies were those that were washed up, swollen and unrecognizable, in the following days and buried in unmarked graves in General Lavalle’s local cemetery. There were no other suspect flights on the log sheets of any of the airplanes that Adolfo Scilingo has specified as having been used by the Navy in the days that followed.


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The arrests and the trials Despite all the evidence in federal judge Sergio Torres’ possession, the arrest warrant against the three pilots was taking a long time. There was a general consensus among those involved in the ESMA case – the lawyers representing relatives and survivors – that the delay could lead to leaks and escapes. The files already contained all the papers, reports and evidence that could keep the suspected pilots, who were still free and working, on the alert. These pilots were leaving and entering the country without any restriction, two of them for workrelated reasons. There was a risk that all the efforts made would come to nothing. Meetings were held with officials from the French embassy, supposedly interested in clarifying the disappearance and death of sisters Duquet and Domon. I went to see them with Continues on page 81

Taty lo llevaba consigo adonde iba. Juicios, actos, marchas y Giancarlo se sentía indisolublemente unido a ella, que había perdido un hijo y pedía justicia. La cara juvenil, el pañuelo blanco, la silueta ágil, su inagotable energía le valió el apodo de “la Madre con Patines”. Precisamente tres integrantes de Madres de Plaza de Mayo, de las que Taty era heredera, Esther Ballestrino de Careaga, Mary Ponce de Bianco y Azucena Villaflor, y las religiosas francesas Léonie Duquet y Alice Domon, que colaboraban con los familiares que buscaban a sus seres queridos desaparecidos, formaban parte del contingente de secuestrados que iba a ser eliminado en ese vuelo de diciembre de 1977. ¿Cómo se llegó a esa conclusión? ¿Cómo se supo quiénes habían sido las pasajeras de ese vuelo en particular? En las playas de General Lavalle, 300 kilómetros al sur de Buenos Aires, las olas depositaron cuerpos en los días siguientes al 14 de diciembre. Recién en el 2005, fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropologia Forense. Eran integrantes de un grupo de madres, familiares y religiosas católicas que se reunía en la iglesia de la Santa Cruz, en las calles Estados Unidos y Urquiza a fines de 1977, para recaudar el dinero que les permitiera pagar una solicitada con un listado de nombres de desaparecidos. Fueron secuestradas por el grupo de tareas de la escuela de Mecánica de la Armada. Habían sido infiltradas por un represor, el teniente Alfredo Astiz, rubio y de cara angelical que se hacía pasar por hermano de un desaparecido. Así, se acercó a Azucena Villaflor y a las otras madres. Las escoltaba cuando se manifestaban los jueves en la Plaza de Mayo. Hubo desconfianza por parte de algunos integrantes del grupo, pero no de Azucena, que incluso en cautiverio preguntaba por él, preocupada por su destino. Esther Ballestrino de Careaga era farmacéutica, militante política exiliada del Paraguay del dictador Stroessner y había trabajado con el actual papa Francisco en un laboratorio. Él la reconoce ahora como amiga y maestra y no es para menos, porque la dimensión moral y el compromiso de Esther eran gigantescos. Su hija, Ana María, de 16 años, embarazada, había sido liberada. Pero después de ponerla a salvo, en Suecia, ella decidió volver al país para luchar hasta lograr que apareciera hasta el último de los desaparecidos, todos los hijos de las Madres. En cuestión de horas, los grupos operativos de la ESMA se llevaron de la iglesia o de sus casas a los señalados por Astiz. En autos sin patente, vestidos de civil, con armas largas. La desaparición de las monjas extranjeras causó un gran escándalo internacional. Por eso, antes de ser eliminadas fueron fotografiadas frente a una bandera falsa de la organización guerrillera Montoneros, y esa foto recorrió el mundo. Léonie y Alice venían de una larga militancia social en la Argentina, en barrios pobres y con campesinos. Los secuestrados de la Santa Cruz, como se los conoció, fueron vistos por otros prisioneros en la ESMA por última vez en la tarde de ese 14 de diciembre de 1977, horas antes de que el Skyvan PA-51 levantara vuelo. Hay elementos que permiten afirmar que fueron arrojados a las aguas del océano Atlántico en plena noche. Por eso, fueron varios de sus cuerpos, hinchados e irreconocibles, los que llegaron a la costa en los días subsiguientes y fueron enterrados como NN en el cementerio local, el de General Lavalle. No hubo otros vuelos sospechosos Sigue en la página 81

ESMA, exit door from the “sotano”, the basement to the parking area where kidnappers organized victims’ arrivals and departures. Buenos Aires, Argentina, 2008. — Inside view of Pozo de Banfield. Banfield, Buenos Aires Province, Argentina, 2015. ESMA (Escuela Mecánica de la Armada), puerta de salida del sótano a la zona de estacionamiento donde los secuestradores organizaban las llegadas y salidas de las víctimas. Buenos Aires, Argentina. 2008. — Vista interior del Pozo de Banfield. Banfield, provincia de Buenos Aires, Argentina, 2015.

They were members of a group of Mothers, families and Catholic nuns who used to gather in the Iglesia de la Santa Cruz (Holy Cross Church), on the corner of Estados Unidos and Urquiza streets, to raise money for a paid announcement in a newspaper with a list of names of the desaparecidos. They were abducted by the ESMA task force. They had been infiltrated by a repressor, Lieutenant Alfredo Astiz, a blond man with an angelic face who pretended to be the brother of a desaparecido. As such, he approached Azucena Villaflor and the other Mothers. He escorted them on their Thursday marches in Plaza de Mayo. Some members of the group distrusted him, but not Azucena, who even in captivity kept asking about him, worried about his fate. Esther Ballestrino de Careaga was a pharmacist, a political activist exiled from Paraguay during Stroessner’s dictatorship, and had worked with the current Pope Francisco in a laboratory. He remembers her now as his friend and teacher, and rightly so, because Esther’s moral values and level of commitment were huge. Her daughter Ana María, 16 years old and pregnant, had been detained and later released. But after taking her to Sweden to ensure her safety, Esther decided to come back home to fight until the last of the desaparecidos, all of the Mothers’ children, had been found. In a matter of hours, the ESMA operating groups took away the people identified by Astiz from the church or from their homes. In cars with no plates, in plain clothes, with shotguns. The disappearance of the foreign nuns caused a major international scandal. So before being put to death, they were photographed in front of a false flag of the “Montoneros” guerrilla organization, and that picture was shown throughout the world. Léonie and Alice had long been social activists in Argentina, working in poor neighborhoods and rural areas. The hostages of the Santa Cruz, as they were called, were last seen by other prisoners in the ESMA on the afternoon of 14 December 1977, hours before the PA-51 Skyvan took off. There are data enabling us to state that they were flung into the Atlantic Ocean in the middle of the night. Thus, some of their bodies were those that were washed up, swollen and unrecognizable, in the following days and buried in unmarked graves in General Lavalle’s local cemetery. There were no other suspect flights on the log sheets of any of the airplanes that Adolfo Scilingo has specified as having been used by the Navy in the days that followed.


“…they come to interrogate me and they take my blindfold off. I can then see the cell. It is extremely small. There is a bed occupying almost the whole space. The cell is about two meters high and it is entirely covered by polystyrene-coated hardboard (for insulation purposes). The double door is big, wooden, painted in grey and fastened with a heavy chain. The only ventilation comes from five or six little holes, with a diameter of half a centimeter, placed on the upper part of the door. On the wall, next to the bed, there is a drawing of a swastika.”

“...vienen a interrogarme y me quitan el antifaz. Puedo entonces ver la celda. Es extremadamente pequeña. Hay una cama que ocupa casi todo el espacio. Tiene unos dos metros de alto y está totalmente revestida de telgopor y cubierta con harbor (para aislar). La puerta es grande, de dos hojas, de madera, pintada de gris, sujeta por una gruesa cadena. La única ventilación proviene de unos 5 o 6 agujeritos de medio centímetro de diámetro en la parte superior de la puerta. En la pared, al lado de la cama, hay dibujada una esvástica.”

Miriam Lewin, survivor of Virrey Cevallos and ESMA

Miriam Lewin, sobreviviente de Virrey Cevallos y de la ESMA


“…they come to interrogate me and they take my blindfold off. I can then see the cell. It is extremely small. There is a bed occupying almost the whole space. The cell is about two meters high and it is entirely covered by polystyrene-coated hardboard (for insulation purposes). The double door is big, wooden, painted in grey and fastened with a heavy chain. The only ventilation comes from five or six little holes, with a diameter of half a centimeter, placed on the upper part of the door. On the wall, next to the bed, there is a drawing of a swastika.”

“...vienen a interrogarme y me quitan el antifaz. Puedo entonces ver la celda. Es extremadamente pequeña. Hay una cama que ocupa casi todo el espacio. Tiene unos dos metros de alto y está totalmente revestida de telgopor y cubierta con harbor (para aislar). La puerta es grande, de dos hojas, de madera, pintada de gris, sujeta por una gruesa cadena. La única ventilación proviene de unos 5 o 6 agujeritos de medio centímetro de diámetro en la parte superior de la puerta. En la pared, al lado de la cama, hay dibujada una esvástica.”

Miriam Lewin, survivor of Virrey Cevallos and ESMA

Miriam Lewin, sobreviviente de Virrey Cevallos y de la ESMA


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Miriam Lewin portrayed inside Virrey Cevallos. Buenos Aires, Argentina, 2008. Miriam Lewin retratada dentro Virrey Cevallos. Buenos Aires, Argentina, 2008.


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Miriam Lewin portrayed inside Virrey Cevallos. Buenos Aires, Argentina, 2008. Miriam Lewin retratada dentro Virrey Cevallos. Buenos Aires, Argentina, 2008.


[149]

[148]

The skull of a “desaparecido”. EAAF laboratory, Buenos Aires, Argentina, 2010. — Investigation on human remains. EAAF laboratory, Buenos Aires, Argentina, 2010. Cráneo de un desaparecido con un orificio de bala. Laboratorio EAAF, Buenos Aires, Argentina, 2010. — Investigación sobre restos humanos. Laboratorio EAAF, Buenos Aires, Argentina, 2010.

A bullet found in the remains of a “desaparecido”. EAAF laboratory, Buenos Aires, Argentina, 2010. — Clothes belonging to a “desaparecido” whose remains were found in a mass grave. EAAF laboratory, Buenos Aires, Argentina, 2010. Bala encontrada en los restos de un desaparecido. Laboratorio EAAF, Buenos Aires, Argentina, 2010. — Ropas pertenecientes a un desaparecido cuyos restos fueron encontrados en una fosa común. Laboratorio EAAF, Buenos Aires, Argentina, 2010.


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The skull of a “desaparecido”. EAAF laboratory, Buenos Aires, Argentina, 2010. — Investigation on human remains. EAAF laboratory, Buenos Aires, Argentina, 2010. Cráneo de un desaparecido con un orificio de bala. Laboratorio EAAF, Buenos Aires, Argentina, 2010. — Investigación sobre restos humanos. Laboratorio EAAF, Buenos Aires, Argentina, 2010.

A bullet found in the remains of a “desaparecido”. EAAF laboratory, Buenos Aires, Argentina, 2010. — Clothes belonging to a “desaparecido” whose remains were found in a mass grave. EAAF laboratory, Buenos Aires, Argentina, 2010. Bala encontrada en los restos de un desaparecido. Laboratorio EAAF, Buenos Aires, Argentina, 2010. — Ropas pertenecientes a un desaparecido cuyos restos fueron encontrados en una fosa común. Laboratorio EAAF, Buenos Aires, Argentina, 2010.


[193]

[192]

A family photo of Taty Almeida with her children in 1975, a few months before Alejandro’s kidnapping. Buenos Aires, Argentina, 2011. — Taty Almeida walking in the Park of Memory. Buenos Aires, Argentina, 2007. Una foto de familia de Taty Almeida junto con sus hijos en 1975. Entre ellos, Alejandro, su hijo desaparecido. Buenos Aires, Argentina, 2011. — Taty Almeida caminando en el Parque de la Memoria. Buenos Aires, Argentina, 2007.


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A family photo of Taty Almeida with her children in 1975, a few months before Alejandro’s kidnapping. Buenos Aires, Argentina, 2011. — Taty Almeida walking in the Park of Memory. Buenos Aires, Argentina, 2007. Una foto de familia de Taty Almeida junto con sus hijos en 1975. Entre ellos, Alejandro, su hijo desaparecido. Buenos Aires, Argentina, 2011. — Taty Almeida caminando en el Parque de la Memoria. Buenos Aires, Argentina, 2007.


[224]

Von Wernich, wearing a bullet-proof vest, enters the courtroom before the verdict. The court found him guilty of complicity in seven homicides, 42 kidnappings, and 32 instances of torture and sentenced him to life imprisonment. La Plata, Buenos Aires Province, Argentina, 2007. Von Wernich, con un chaleco antibalas, entra en la sala del tribunal antes del veredicto. Fue encontrado culpable de participar en siete asesinatos, 42 detenciones ilegales y 31 casos de tortura. Fue sentenciado a cadena perpetua. La Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina, 2007.


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Von Wernich, wearing a bullet-proof vest, enters the courtroom before the verdict. The court found him guilty of complicity in seven homicides, 42 kidnappings, and 32 instances of torture and sentenced him to life imprisonment. La Plata, Buenos Aires Province, Argentina, 2007. Von Wernich, con un chaleco antibalas, entra en la sala del tribunal antes del veredicto. Fue encontrado culpable de participar en siete asesinatos, 42 detenciones ilegales y 31 casos de tortura. Fue sentenciado a cadena perpetua. La Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina, 2007.


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