3 minute read

CULTIVAR AVENA PUEDE ABSORBER CASI DOS

Toneladas De Co2 Por Hect Rea

Realizar cultivos de cobertura -como la avena- entre los ciclos de cultivos productivos puede absorber anualmente casi 2 toneladas de dióxido de carbono de la atmósfera por hectárea, la mitad de lo que genera un argentino por año, además de aportar nutrientes a la tierra y reducir el uso de agroquímicos, según un estudio de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) y del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

Advertisement

El cambio climático tiene impactos negativos en los ecosistemas naturales, en los productivos y en las ciudades de todo el mundo y el agro argentino aporta un cuarto de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) del país.

Por esa razón, el estudio de doctorado del investigador y docente de la Facultad de Agronomía de la UBA, Sebastián Vangeli -publicado en la revista científica Frontiers in Soil Science- otorga un aporte novedoso para la mitigación de los gases de efecto invernadero y el fortalecimiento de los suelos para el almacenamiento del agua y el aporte de nutrientes.

“Trabajamos para mitigar la emisión de gases de efecto invernadero con dos estrategias principales; una, son los cultivos de cobertura, como la avena y la vicia, que se siembran entre cosechas, no generan un producto final, pero dan otros beneficios”, señaló Vangeli en diálogo con Télam-Confiar.

El estudio, que estuvo bajo la dirección de la investigadora del INTA, Gabriela Posse, y la co-dirección de Carlos Di Bella, docente de la FAUBA, comparó sistemas de cultivos sólo de maíz y la soja, que se siembran en primavera- verano y sus suelos suelen quedar descubiertos en la época invernal, con los que se les incorporaron cultivos de cobertura entre maíz y soja.

Por esa razón, el estudio de doctorado del investigador y docente de la Facultad de Agronomía de la UBA, Sebastián Vangeli -publicado en la re -

Medio Ambiente

vista científica Frontiers in Soil Science- otorga un aporte novedoso para la mitigación de los gases de efecto invernadero y el fortalecimiento de los suelos para el almacenamiento del agua y el aporte de nutrientes.

“Trabajamos para mitigar la emisión de gases de efecto invernadero con dos estrategias principales; una, son los cultivos de cobertura, como la avena y la vicia, que se siembran entre cosechas, no generan un producto final, pero dan otros beneficios”, señaló Vangeli en diálogo con Télam-Confiar.

El estudio, que estuvo bajo la dirección de la investigadora del INTA, Gabriela Posse, y la co-dirección de Carlos Di Bella, docente de la FAUBA, comparó sistemas de cultivos sólo de maíz y la soja, que se siembran en primavera- verano y sus suelos suelen quedar descubiertos en la época invernal, con los que se les incorporaron cultivos de cobertura entre maíz y soja.

El óxido nitroso es el tercer GEI en importancia emitido por el sector agroforestal y el 95% proviene de la agricultura, consignó un artículo de la agencia de divulgación científica de la Facultad de Agronomía de la UBA, Sobre la Tierra.

En particular, el óxido nitroso se genera por procesos biológicos que ocurren en el suelo. “La emisión es mayor mientras más nitrógeno hay en el suelo. Cuando fertilizamos, la incrementamos”, indicó Vangeli.

“En mi estudio, apliqué fertilizantes alternativos que retrasan o frenan procesos biológicos del suelo y favorecen que el nitrógeno vaya directo a la planta. En un cultivo de maíz, estos fertilizantes redujeron las pérdidas de nitrógeno entre 35 y 49% en comparación con la urea, el fertilizante más usado”, agregó.

Aunque los resultados de su estudio muestran una reducción leve de las emisiones de óxido nitroso, trabajos realizados en Australia, Europa y Estados Unidos “hablan de una disminución de entre 31 y 44%”, por lo que el investigador consideró que se debe “seguir investigando esta línea”.

El óxido nitroso es el tercer GEI en importancia emitido por el sector agroforestal y el 95% proviene de la agricultura, consignó un artículo de la agencia de divulgación científica de la Facultad de Agronomía de la UBA, Sobre la Tierra.

En particular, el óxido nitroso se genera por procesos biológicos que ocurren en el suelo. “La emisión es mayor mientras más nitrógeno hay en el suelo. Cuando fertilizamos, la incrementamos”, indicó Vangeli.

“En mi estudio, apliqué fertilizantes alternativos que retrasan o frenan procesos biológicos del suelo y favorecen que el nitrógeno vaya directo a la planta. En un cultivo de maíz, estos fertilizantes redujeron las pérdidas de nitrógeno entre 35 y 49% en comparación con la urea, el fertilizante más usado”, agregó.

Aunque los resultados de su estudio muestran una reducción leve de las emisiones de óxido nitroso, trabajos realizados en Australia, Europa y Estados Unidos “hablan de una disminución de entre 31 y 44%”, por lo que el investigador consideró que se debe “seguir investigando esta línea”.

Fuente: Télam digital

This article is from: