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FyV. Vol. 16 #1, pág. 7: Control y Monitoreo

Control y monitoreo

Algunas personas pueden pensar, equivocadamente, que los controles a la pesca son necesarios solamente cuando reconocemos que una especie ha mermado o si está declarada amenazada o en peligro de extinción por disminuciones de sus poblaciones. Cuando llegamos a este punto de declararlo en peligro de extinción, muchas veces es muy tarde y es más cuesta arriba, costoso e ineficiente, lograr que la especie se recupere y vuelva al punto para volver a pescarla sosteniblemente. El mero cherna (Nassau grouper) es un ejemplo de una especie cuya población mermó al grado de que hace décadas es ilegal matarla a nivel de Puerto Rico e Islas Vírgenes durante todo el año, tanto en aguas estatales como federales. También se ha evidenciado que el carrucho utiliza muchos meses para reproducirse naturalmente y es necesaria la protección en ese tiempo para mantener sus poblaciones en condiciones óptimas. La pesca sostenible funciona cuando evitamos llegar a los extremos que luego serán costosos porque las vedas son cada vez más restrictivas o porque requiere de tecnologías artificiales (acuicultura) de costos millonarios para mantener a las poblaciones viables en su ambiente natural.

Mero Cherna

Un paso esencial para la pesca sostenible es el control y monitoreo constante de la extracción para saber si sobreviven suficientes animales durante las épocas en que son más vulnerables. Esto es necesario en los casos donde sabemos que están migrando a, o concentrados en, un lugar de desove para la reproducción. Limitar la captura durante los tiempos de mayor vulnerabilidad, ayuda a que sobrevivan suficientes para que puedan seguir produciendo los animales del futuro. Esto varía dependiendo de la especie ya que algunos son más lentos en crecimiento y demoran hasta llegar a la madurez sexual y comienzan a procrear. Para evaluar esto se integran los datos de historia de vida y las tendencias de las poblaciones a través del tiempo. Basado en estas evaluaciones es que se determina la extracción pesquera aceptable y se decide siguiendo una ruta planificada (plan de manejo) y se evalúa, preferiblemente en colaboración con los practicantes de la pesca interesados en los procesos de evaluación.

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