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Desarrollo de una metodología en un océano de imágenes. ¿ Para qué una fotografía más?
2. Desarrollo de una metodología en un océano de imágenes. ¿ Para qué una fotografía más?
Hoy soy usuario de varias redes sociales, como Facebook, Flickr y Behance, donde minuto a minuto se están subiendo imágenes de toda clase, familiares, personales, de mascotas, de comida, etc. Hay una sobresaturación que impide la lectura de muchas imágenes buenas que se pierden en este mar de fotos. No estoy de acuerdo en estar fotografiando, soy partidario de una economía visual, de usar imágenes de otros para realizar mis proyectos, tomándolas como bocetos o como parte final de nuevas imágenes. En la actualidad, la sobresaturación de imágenes provoca un alejamiento de lo que se está mostrando. Digo esto porque al entrar y navegar por las redes sociales, donde se alojan esas cantidades inimaginables de imágenes, entro en un estado de aburrimiento, como si ya las hubiese visto todas, como si ninguna me tocara, a tal punto que ninguna me comunica algo. Es un bombardeo continuo al que ya estoy preparado, un bombardeo que afronto a diario. Aunque sea sencillo el hecho de mostrar las imágenes que hacemos, (por eso uso las redes que dije anteriormente), esto no implica que las imágenes sean vistas, entendidas y que puedan comunicar, siendo este ultimo mi objetivo. Una Foto “bella” la puede hacer quien sea, sin importar el dispositivo, ya sea con una cámara de teléfono móvil o una cámara de gran formato, sin tener conocimientos académicos sobre fotografía, sin haber entrado alguna vez a un laboratorio, etc.
Sin embargo me pregunto: ¿para qué otra foto más en ese mar casi interminable de fotos que tenemos a diario? ¿Por qué no pensar en la creación de nuevas imágenes con otras ya existentes? Insisto: La economía de la imagen fotográfica. Joan Fontcuberta dice que “hay una gran cantidad de basura en internet, en los medios sociales”, sin embargo Pedro Meyer en una entrevista reciente cree que no necesariamente sea así: “pues los gatitos y los perros sí son importantes para alguien, lo mismo que las fotos de fiestas, y eso tiene que ver con cómo se entiende el uso de la fotografía. Hoy todos son fotógrafos, todas las generaciones, millones de personas que comparten imágenes y noticias con un núcleo reducido de gente, todas autorreferenciales, selfies, de sus hijos, mascotas, comidas, viajes... Pero todo lo que publican le interesa a su círculo de amigos y parientes.” Ahí buscamos aceptación, aprobación y respuestas rápidas a las imágenes fotográficas que hacemos y luego subimos. Pero entonces se podría decir que el fin es alimentar nuestro ego. “En esta era de analfabetismo visual, enseñaremos que así como con el abecedario unes las letras para formar palabras y después palabras para formar oraciones, de la misma manera se puede hacer con secuencias fotográficas para contar una historia.” Pedro Meyer. Hoy abundan las imágenes sueltas, de momentos banales, vacíos, donde se ha vuelto mas un acto protocolario de
estar fotografiando que el hecho de prestar importancia de que por qué se esta fotografiando en determinada situación. Según la opinión de Meyer, encuentro varias ideas que rescatar: 1. La importancia de la imagen fotográfica para un grupo objetivo concreto; 2. Todos somos fotógrafos, al parecer por el hecho de estar mostrando fotos que hacemos de cualquier momento. Hablare de la idea de que todos somos fotógrafos. Es un reduccionismo, porque se da directa relación entre el poseer una tecnología y el hecho de saber hacer algo con ella. A propósito, no solo hablo del hecho técnico – pongo unos términos como diafragma, iso y velocidad recurrentes en este tema – sino por el cómo se piensan esas fotos (si es que se piensan). Es algo similar a una persona que tiene la Suite de Adobe como Photoshop, illustrator e indesign y se le llame diseñador gráfico. Se esta haciendo la relación entre manejo de dispositivo y un resultado visual. Entonces, tratándose de las fotos que vemos a diario en redes sociales, no todas las imágenes fotográficas comunican, solo evidencian. Le añado a este gran problema, como si fuera poco, la velocidad en la que en la actualidad nos llega la información. Nos aturden con tanta información a la cual no estamos dispuestos a entender, a analizar. Para comunicar se debe pensar qué se va a comunicar, dónde se comunicara y a quien se comunicara. La imagen fotográfica es versátil, sirve como apoyo - por ejemplo a textos - , como evidencia, como medio de expresión o como elemento fundamental en la comunicación. Pienso enfáticamente que la imagen no habla sola - idea que se repite constantemente por fotógrafos y fotógrafas que he podido conocer – además que esta se puede usar como promotor de cambio social, de generador de dudas, de inquietudes, de constructor social.
La imagen fotográfica también la veo como objeto, como superficie, en pocas palabras en su formalidad. Gradaciones, tonalidades, colores, sombras, todo esto como interpretación de algo que aconteció, como fragmento de tiempo que se comprime al pasar de tres dimensiones a solo dos, y que de igual manera sigue teniendo esa latencia para poder comunicar determinada idea que el o ella quisieron que supiéramos. SEGUNDO PROYECTO Viendo retrospectivamente este proyecto que concebí en la especialización de fotografía en 2011-12, entiendo de una manera distinta la idea de imagen fotográfica. Este proyecto empieza quebrando las ideas que tenia de imagen fotográfica, de boceto, ya que desde las primeras clases que tuve en la academia, se buscaba una imagen inmaculada, perfecta, enfocada, sin grano visible, sin ruido, bien compuesta, entre muchas otras cualidades. Sin embargo la idea de boceto, partiendo desde restarle importancia al dispositivo con el que se realiza, me retaba a poder trabajar con lo que tenga a la mano, sin restringirme a dispositivos de lujo. Simplemente se hace el boceto como elemento para la construcción de un proyecto, se analiza y desde allí se empiezan a tomar elementos importantes para las imágenes posteriores.
Las imágenes que se ven esta segunda parte del portafolio, proponen una construcción por parte del espectador, entendiendo este como ente fundamental en los proyectos que he realizado y que espero seguir realizando. En cuanto a la imagen fotográfica como protagonista, proponga una lectura que genere cambios de perspectiva, creación de nuevos espacios e inmersión como palabra clave.
OMISIÓN
Modus Operandi: Las primeras aproximaciones para encontrar el lenguaje visual que expresara angustia e inseguridad al recorrer la noche bogotana, fueron en primer lugar con un celular, dando como resultado imágenes difusas, sin mucho detalle, remitiendo a la calidad de las cámaras de seguridad. El hallazgo mas importante en este primer paso fue indagar la altura del horizonte que sería una constante para el proyecto, así mismo surgía la pregunta de ¿qué tan fuerte seria mostrar personas – o lo que de ellas se entendiera- en las fotografías? Luego de esta primera toma, y con la indagación que estaba realizando acerca del horizonte, encontré varias cámaras de seguridad en línea en diferentes partes del mundo, e hice unas fotografías de los lugares que me parecía que tenían elementos adecuados para la escena que estaba buscando, calles poco iluminadas, y poca cantidad de gente. Estas imágenes lo que me indicaban era que se veían muy tranquilas – algo que no estaba buscando – y se notaba que no eran locales.
Salí al potrero frente a mi casa, espacio extenso donde en el medio se puede ver la huella de las aguas negras que antes pasaban por allí, ahora canalizadas y pavimentadas, ademas se ha convertido en un refugio para diversidad de individuos, el consumo de drogas es la actividad mas relevante y no es muy seguro transitar en horas de la noche, al ver continuamente inconvenientes entre policía y las personas que lo convirtieron en guarida. Realicé unas panorámicas donde sintiera esa sensación de inseguridad, del no saber que o mejor, quien esta a unos cuantos metros, no obstante y contradictoriamente, las imágenes resultantes fueron bellos paisajes nocturnos, paisajes que hablaban de un espacio silencioso, abierto. Seguí recorriendo el barrio donde vivo, pensando en mi angustia y cómo plasmarla con luz. Intentaba preguntarme por qué las calles destapadas se acoplaban perfectamente al lenguaje de las imágenes y encontré que entendiendo su mecánica, al estar tan
deterioradas el flujo vehicular es poco o nulo, ya que al intentar atravesarlas y no perjudicar el auto, se tiende a bajar la velocidad, y se pensaría entonces que en estos momentos podría ocurrir una agresión, por parte de un otro que sabe como leer la calle, por consiguiente los transeúntes que recorren distancias particulares por ejemplo para llegar al transporte urbano, evitarían aquellas calles por las que ni el flujo vehicular y tampoco el peatonal es normal, y se entendería que el peligro que se corre al caminarlas es mas alto que en el común de las vías. Otros aspectos como el horizonte bajo para que la inmersión por parte del espectador encajara con la altura de su mirada al posicionar las fotos en una altura que sobrepasa un metro y medio; y por ultimo la búsqueda de un enfoque particular que guiara la lectura hacia ciertos espacios en la imagen, que no definiera todo lo que en la fotografía está, sino que diera opción para ser interpretada partiendo de la vivencia del espectador. ¿ Y por qué no pensar en esa construcción de inseguridad saliendose de Mi para preguntarme si hay una construcción social, y
así mismo unos lugares comunes de omisión (prescindidos) en la ciudad de Bogotá en horas de la noche? La anterior pregunta fue la que encamino el proyecto y surgió en un viaje que hice a Medellin. Estaba hospedado en el noveno piso de un hotel en el centro de la ciudad, con una vista privilegiada, donde se podían apreciar actos delictivos en la madrugada y así mismo como los transeúntes evitaban porciones de las calles, para no vivir algún agravio. Las tomas realizadas en esta salida reafirmaron términos como el horizonte de la imagen ya que proponían al espectador como alguien que no vive la calle, un voyerista, que la excluye pero refugiado en su habitación, y esa no era la intención, ya que la inmersión que tenia como objetivo, se perdía si se mostraba picado el punto de vista otorgado. Y luego, decidí realizar una serie corta de encuestas por diferentes medios – vía mail y personalmente – para ver si en un grupo determinado de individuos, los lugares a los que le temen o que en su cotidianidad omiten en el andar nocturno bogotano, eran comunes para círculos de personas que tuviesen algo compartido.
En principio fueron aproximadamente cien encuestados, de las cuales tome sesenta y una (61) ya que compart铆an el mismo lugar de estudio que era la Universidad Nacional de Colombia. El segundo filtro fue descartar por falta de informaci贸n, ya sea porque hay gente tan valiente que no le teme a nada, porque los lugares excluidos no son espec铆ficos y simplemente llenaban ese espacio con el nombre de una localidad (fontib贸n, Suba, etc). Ya con esto resultaron 61 personas, 42 hombres y 19 mujeres entre 18-26 y 18-28 respectivamente.
RAZONES DE OMISIÓN No existen espacios comunes excluidos por la comunidad en general, cada individuo teme dependiendo de como se ha construido su peligrosidad, con qué noticias se ha dejado permear, qué anécdotas le parecen verídicas y en mayor medida de qué incidentes ha vivido; y aunque hay sitios en común con mas carga social que otros, no se puede generalizar y focalizar “Un espacio del Miedo”. Está construcción visual que realice propone puntos comunes como calles totalmente vacías, zonas industriales, destapadas, destruidas, que terminan encerrando a quien se esta viendo en ella, propone una inmersión, un transitar que pretende poner en un plano de dos dimensiones, las sensaciones vividas en el lugar real. Las características de estas calles resultaron de todo el trabajo de investigación donde para el espectador, los espacios desolados, que se encuentran en esa atmósfera cruda y amarilla de
lo que es la calle bogotana nocturna, sugería la presencia de un otro con la ausencia visual de individuos. Aunque son lugares concretos de las calles de Bogotá, la vivencia del espectador es la que reanima un recuerdo y seguido esto propone una interpretación y una narrativa acerca de la imagen que está viendo. Alicia Lindon decía “los actos de violencia suelen ser fugaces y el miedo puede tener mayor duración que los actos mismos, el espacio redobla la duración de la violencia/miedo”, acorde a esta idea, con las fotografías, el revivir un instante que quizás haya sucedido o idealmente pueda ocurrir gracias a todo ese imaginario de inseguridad apropiado día tras día, propone un patrón de representación visual aludiendo a un imaginario colectivo, donde elementos como el deterioro del pavimento, calles extensas, zonas industriales, iluminadas pobremente, construyen el espacio ideal para protagonizar el papel de victima, o por lo menos
adentrarse en un papel angustioso de quien recorre la calle en tan abrumadora soledad. Es notorio que no existe para la comunidad encuestada de la UN, un lugar al que todos le teman, cada quien prescinde de acuerdo a su construcciĂłn de peligrosidad, y es sumamente interesante como para el paseante nocturno contemporĂĄneo, la geografĂa omitida aunque posea elementos comunes, no sea especifica, es totalmente cambiante y acoplable al espacio recorrido.
RAZO-
Nuevas Geografías.
BOCETACIÓN.
“Los seres humanos no solamente replicamos genes sino que transmitimos “unidades de información”. En el fondo, todo lo que se transmite de persona a persona puede considerarse una serie de memes. Esto incluye las palabras de nuestro vocabulario, las historias que conocemos, las habilidades que hemos aprendido de los demás y los juegos que nos gusta practicar. “ Cornet Prat, Joan. Inseguridad ciudadana: la psicología del miedo.
“Todo aquel que en cualquier momento puede ser asesinado porque se quiere cobrar un rescate, porque sus zapatos son de marca, porque el asaltante – que hizo una apuesta con los amigos- se le soltó el tiro…Es todo aquel que sale a la calle y tiene miedo, porque todo está podrido y descontrolado, porque no hay control porque nadie cree en nada” Rotker, Susana (2000). Ciudadanías del miedo. Nueva Sociedad. Caracas. pp. 7-22.
GEOGRAFÍAS DEL MIEDO
Entre más rojo, más personas le temen
El mapa que desplegaras a continuacion es el resultado de una investigacion hecha junto con estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá, a quienes se les hacian varias preguntas a cerca de a qué lugares temia en Bogotá. Los espacios que estan de rojo superponen los miedos de varias personas. Entre mas rojo mas personas le temen. Es por eso que las encuestas evidencian que aunque hay espacios comunes para cierto numero de habitantes, no hay una locación excluida por la comunidad en general, depende básicamente de la información mediática y el relato o anécdota (saber primario del que las cifras se basan muchas veces para fundamentarse).
Instrucciones: 1. Para mayor inmersion y entendimiento en el proyecto Geografías del miedo, debes escanear este codigo y dejar que suene la cancion. 2. El mapa se debe desplegar con sumo cuidado, es alli donde se visualizan las zonas mas temidas por los participantes del proyecto.
3. El mapa está compuesto de 6 partes, con 3 dobleces: el primero debes abrirlo hacia arriba, luego simplemente hacia la derecha.