Boletín Seamos Como N° 5 Monseñor Romero

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N ú m e r o

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San Romero Mártir de las Américas

SEAMOS COMO agosto 2017 Año 1 Número 5

Gobierno del Distrito Capital.

Secretaría de Identidad Caraqueña.

Fundación para La Identidad.

Caraqueña Esquina Principal.

Teatro Principal. Piso 3. Parroquia.

Catedral. Caracas 1010. revistaidentidadcaraquena@gmail.com

@IdentidadCcs @prensacapital Texto: Fernando Berroteran Álvaro Arismendi Referencias Bibliográficas Arquidiócesis de San Salvador (2003).

Informe de la Oficina de Canonización de San Romero.

Salvador Sánchez Cerén (2009) Con sueños se escribe la vida. Salvador.

Fondo Editorial Ocean Sur, México Handal Schafik (2006) Una guerra para construir la paz. Fondo Editorial Ocean Sur, Editorial Morazán El Salvador.

Fondo editorial Equipo Maíz (2000) Romero. El Salvador Informe de la Comisión de la Verdad (1993) De la locura a la esperanza, Editorial 2 Arcoíris, El Salvador.

“Yo estaba ciego. Estaba con los ricos. Me había olvidado que el evangelio nos pide estar al lado de los pobres” estas fueron las palabras de Monseñor Romero concedidas al periodista español Juan Arias en entrevista realizada el 1 de febrero de 1979 en la ciudad mexicana de Puebla, allí se reprocha el haber permanecido por largo tiempo del lado de los ricos, de los poderosos de los opresores, viviendo y disfrutando desde la comodidad de un palacio, hasta que asesinan vilmente a su amigo el sacerdote Rutilio Grande el 12 de marzo de 1977, acontecimiento que marcó un antes y un después en su vida pastoral. En sus palabras desde ese momento se puso “Al lado de los pobres, de los que más sufren y de los perseguidos por defenderles, me encontré viviendo el evangelio”. En adelante encontraremos a un Romero comprometido con la causa de los pobres y así lo dejará por sentado en todo su predicar: “Dios es el Dios de Jesucristo.

El dios de los cristianos no tiene que ser otro, es el Dios de Jesucristo, el del que se identificó con los pobres, el del que dio su vida por los demás, el Dios que mandó a su Hijo Jesucristo a tomar una preferencia sin ambigüedades por los pobres. Sin despreciar a los otros, los llamó a todos al campo de los pobres para poderse hacer iguales a él. Nadie está condenado en vida; solo aquel que rechaza el llamamiento del Cristo pobre y humilde y prefiera más las idolatrías de su riqueza y de su poder” (Homilía 27-05-1979).

Su ruptura con la iglesia al servicio de los poderosos fue total e irreconciliable, la cual podemos constatar cuando afirma que: “Ahora la Iglesia no se apoya en ningún poder, en ningún dinero. Hoy la Iglesia es pobre. Hoy la Iglesia sabe que los poderosos la rechazan, pero que la aman los que sienten en Dios su confianza… Esta es la Iglesia que yo quiero. Una Iglesia que no cuente con los privilegios y las valías de las cosas de la tierra. Una Iglesia cada vez más desligada de las cosas terrenas, humanas, para poderlas juzgar con mayor libertad desde su perspectiva del evangelio, desde su pobreza” (Homilía 28-08-1977).

San Romero Mártir de la Américas Monseñor Romero y su opción por los pobres SEAMOS COMO agosto 2017 / Año 1 / Número 5

San Romero

Mártir de las Américas PRIMEROS PASOS

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scar Romero, nace el 15 de agosto de 1917, en ciudad Barrios, departamento de San Miguel, El Salvador, zona de tierras fértiles, productora de café, maíz y caña de azúcar.

Hijo de Santos Romero, de profesión telegrafista y Guadalupe Galdámez, administradora de correos, siendo el segundo de ocho hermanos. Transcurre su infancia en su ciudad natal, ayudando a sus padres en la distribución del correo, llevando las cartas y mensajes a los vecinos de la localidad, de puerta en puerta. Auspiciado por su padre aprende el oficio de carpintero y comienza a ejercerlo, pero pronto descubre que no era esa su vocación.

En 1929 a la edad de doce años ingresa al Seminario Menor de San Miguel, donde es educado por los padres claretianos, para ser enviado luego al Seminario San José de la Montaña en San Salvador, dirigido por Los Jesuitas. Mientras Oscar se dedica a su formación sacerdotal, el país se estremece ante la rebelión de los indios y campesinos de 1932, el gobierno responde con una feroz represión, contándose más de 20.000 muertos entre obreros, indígenas y campesinos.

VOTO SACRAMENTAL

El año de 1937, es seleccionado para ir a Roma, para terminar sus estudios sacerdotales en el Colegio Pío Latinoamericano y la Universidad 3

Quiero aprovechar más bien para repetir el llamamiento que tantas veces he hecho a mi querido pueblo a que aprenda a leer periódico, a oír radio, a ver televisión, no todo lo que se ve en los medios de comunicación social es verdad que tener una conciencia crítica para no ser juguete de quienes manosean con tanta falta de respeto la opinión pública

Monseñor Romero

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Gregoriana, concluye su formación como sacerdote en 1941, sin embargo debido a su edad, le toca esperar cumplir los 25 años que exige la iglesia para ser ordenado como tal, lo que ocurre el 04 de abril de 1942, le toca vivir en Roma, los horrores de la segunda guerra mundial, el retorno a El Salvador representa una odisea, pues al venir en barco desde Italia, un país aliado de la Alemania Nazi, es hecho prisionero de guerra en Cuba, junto a toda la tripulación y pasajeros del mismo, pudiendo recuperar su libertad, un mes después, cuando unos misioneros que realizaban labores en los campos de concentración, lo identifican como sacerdote y gestionan su liberación, arribando a Ciudad Barrios, en agosto de 1942.

Por sus posiciones conservadoras, goza de la protección del Nuncio Apostólico, por lo que asume la secretaría de la Conferencia Episcopal de El Salvador y de la Conferencia Episcopal de Centroamérica, el 21 de abril de 1970, es nombrado Obispo Auxiliar de San Salvador, por el Papa Pablo VI, el 15 de octubre de 1974 es nombrado Obispo de la Diócesis de Santiago de María y en febrero de 1977, es designado Arzobispo de San Salvador por el mismo Papa, lo que valió las protestas de sacerdotes y laicos, que defendían la “Opción Preferencial por Los Pobres” adoptada por la Iglesia Católica, desde la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Medellín, Colombia (1968), que lo identificaban con los sectores ultraconservadores de la Iglesia, al servicio de las clases gobernantes en el país y que pretendían deteSEAMOS COMO agosto 2017 / Año 1 / Número 5

“Una Iglesia que no se une a los pobres, no es verdadera Iglesia de Jesús” Monseñor Romero 17/02/1980

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ner la organización cada vez mayor de los sectores más deprimidos de El Salvador, atacando la labor pastoral de los sacerdotes y laicos comprometidos, identificados con su pueblo y que ganaban cada vez mayor terreno.

Con su designación, las elites económicas y gubernamentales del país, manifestaban que su nombramiento era el mejor, pues lo consideraban un hombre moderado y conciliador, ya que su trayectoria les mostraba a un obispo bueno y generoso, pero frio para dar una opinión pública sobre la situación del país.

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EL PUEBLO SALVADOREÑO

En El Salvador, gobernaba desde 1962, el Partido de Conciliación Nacional, apoyado por los militares. Estos, mantenían una represión brutal, contra toda la población del país y sectores de las Iglesias (Católicos o Evangélicos) a quienes el gobierno, acusaba de tener relación con “los comunistas” de las guerrillas en formación en sectores diversos del país, especialmente en Chalatenango y Cabañas.

Poco antes de la asunción de Oscar Arnulfo Romero como Arzobispo, son arrestados y expulsados del país, los saSEAMOS COMO agosto 2017 / Año 1 / Número 5

cerdotes Bernard Survill (norteamericano), Willibord Denaux (belga), Mario Bernal (colombiano), Benigno Fernández (español) y Juan Ramón Vega (nicaragüense).

En este marco asume Romero, sus funciones como Arzobispo el 3 de febrero de 1977, sin embargo el 12 de marzo, a solo 20 días de comenzar sus funciones, es asesinado en una carretera cercana a la ciudad de Aguilares, junto a dos campesinos, el padre Rutilio Grande, amigo muy cercano de Oscar Romero, quien llevaba cuatro años en esa parroquia, desarrollando una intensa actividad en pro de los derechos humanos y la organización de Comunidades Cristianas de Base.

La noticia de la muerte de Grande, conmovió profundamente a Romero, quien escribe al presidente Molina, para exigir una investigación profunda sobre el hecho que señalaban como responsables directos a elementos del ejército.

Más al percatarse que está siendo evadido por el gobernante a quien consideraba su “amigo”, decide no asistir más a las reuniones del alto gobierno y ordenó la suspensión de las homilías del domingo siguiente, convocando a una misa única en las escalinatas de la Catedral de San Salvador, el día 20 de marzo y con ella, comienza la transformación en la práctica de Oscar Arnulfo Romero.

A partir de ese momento, cambia radicalmente el mensaje de sus homilías, en las que recurre permanentemente a los textos del Concilio Vaticano II, de la Conferencia Episcopal de Medellín y de la Conferencia Episcopal de Puebla, asume la defensa de SEAMOS COMO agosto 2017 / Año 1 / Número 5

“El que esté en conflictos con el pueblo, estará en conflictos conmigo” Monseñor Romero 20/08/1978

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“No es voluntad de Dios, que unos tengan todo y otros no tengan nada” Monseñor Romero 10/09/1978 8

los campesinos, trabajadores y el pueblo en general, denuncia la represión, ejecutada por ultraderechista Alianza de Renovación Nacional (ARENA) dirigida por el mayor Roberto D´aubuissón. Estas homilías dominicales de Monseñor, se convirtieron en una cita obligatoria en todo el país. El 12 de marzo de 1977, Romero recibe otra trágica noticia, el padre Alfonso Navarro, fue asesinado de una forma violenta.

En agosto de 1978 publica una carta pastoral, en la que defiende el derecho a la organización por parte del pueblo y la defensa de sus derechos. Esta carta hace que comience a ser acusado de ser un “Padre comunista” y el propio papa Juan Pablo II le pide que “modere sus mensajes” pero este hombre ya ha tomado su opción de vida, en los dos años siguientes, continuará Monseñor Romero, su prédica a favor de los derechos humanos, por lo que recibió innumerables amenazas, más su conciencia le indicaba el camino a seguir para marcar su destino, lo que se reforzó con mayores y trágicas noticias como los asesinatos del padre Ernesto Barrera, el 28 de noviembre de 1978, del padre Octavio Ortiz junto a cuatro catequistas el 20 de enero de 1979, del padre Rafael Palacios el 4 de julio de 1979 y el 4 de agosto de 1979 del padre Napoleón Martínez, a lo que se suma una larga lista de cristianos comprometidos, catequistas y celebradores de la palabra. Estos crímenes no amilanan la acción de Monseñor Romero, lejos de callar intensificó su acción por la defensa de la vida y contra la represión y la violencia.

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LA MANO PELUA DE LA CIA Y EL SILENCIO CÓMPLICE DEL VATICANO

En 1980 la extrema derecha a través de 13 familias mandaba en El Salvador, quienes con la anuencia de Washington y ayuda de la CIA buscaron a toda costa atajar a sangre y fuego los postulados de la Teología de la liberación asesinando religiosos, a tal punto de que un reporte desclasificado que la delegación de la CIA en El Salvador envió en mayo de 1985 a su central en Washington. Se revela la identidad del presunto autor del atentado mortal de Monseñor Romero.

La CIA también movió sus hilos para que desde el Vaticano se tendiera un manto de silencio para ocultar las atrocidades cometidas contra los religiosos que levantaban la voz en contra del sufrimiento del pueblo Salvadoreño, por tal razón cuando Romero quiso hacerle frente a la persecución a la que estaban sometidos los sacerdotes en su país y viajó a Roma, a entrevistarse con el recién nombrado Papa Juan Pablo II, este trato de eludirlo a toda costa.

Monseñor Llegó con cita confirmada al despacho papal pero no fue recibido.

Los ayudantes del pontífice se las arreglaron para que la reunión no se diera.

“Ya debes saber que el correo italiano es un desastre” fue la frase que le dieron como excusa. Le cerraron todas las puertas en su cara.

Sin resignarse a regresar a su país sin haber hablado con Juan Pablo II, monseñor Romero hizo la tarea como cualquier feligrés que viaja a Roma a conocer SEAMOS COMO agosto 2017 / Año 1 / Número 5

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“Un Obispo morirá pero la Iglesia de Dios, que es pueblo, no perecerá jamás” Monseñor Romero 6/3/1980 10

al Papa Juan Pablo II: madrugó el domingo para estar en primera fila en la plaza de San Pedro a la espera del saludo. Cuando le llegó el momento de darle la mano simplemente le dijo: “Soy el arzobispo de San Salvador y necesito hablar con usted”. Sin otra salida, el Papa Juan Pablo II, le concedió la audiencia para el día siguiente.

Monseñor Romero colocó sobre la mesa del despacho una caja con los documentos e informes que revelaban los abusos, las calumnias, la campaña de difamación que el gobierno del general Romero Mera había emprendido contra la iglesia salvadoreña.

Impaciente, casi despreciativo el Papa Juan Pablo II le responde: – ¡Ya les he dicho que no vengan cargados con tantos papeles! Aquí no tenemos tiempo para estar leyendo tanta cosa.

Sorprendido, con las lágrimas en los ojos, el obispo de San Salvador abrió el sobre que guardaba la SEAMOS COMO agosto 2017 / Año 1 / Número 5

foto del rostro del sacerdote Octavio Ortiz destruido. Le contó la historia del origen campesino del cura, la tarde en que lo ordenó, el día en el que fue apresado por el gobierno sólo porque le estaba enseñando a los muchachos de un barrio humilde de San Salvador el evangelio. “Lo mataron con crueldad y hasta dijeron que era guerrillero…” Viendo la foto de refilón, Karol Wojty le preguntó “¿Y acaso no lo era?”.

A principios de marzo de 1980, se frustra un atentado en su contra al descubrirse en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, cargas de 72 cartuchos de dinamita, que habrían acabado con su vida y la de muchos de los fieles asistentes al lugar.

El 23 de marzo de 1980, Monseñor Romero, realiza un fuerte llamado a parar la represión gubernamental, fue quizás su sentencia de muerte, al día siguiente durante el oficio de una misa en la capilla del hospital de la Divina Providencia, de San Salvador, recibió un disparo en el corazón, en el momento en que se disponía a realizar la sagrada consagración. De su muerte es responsable, Roberto D´aubuissón y sus escuadrones de la muerte en complicidad con el batallón de élite Atlacalt.

Con la desaparición física de Monseñor Romero, acabaron con el pastor amigo de los creyentes de El Salvador, pero dieron nacimiento a San Romero Mártir de América, deseo que se consumó al ser beatificado como Mártir de la Iglesia Católica el día 23 de mayo de 2015 por el papa Francisco.

Habría de ser Monseñor Romero, ejemplo o guía para los obispos venezolanos, en la clara visión de servir al pueblo poSEAMOS COMO agosto 2017 / Año 1 / Número 5

“No podemos callar en un mundo tan corrompido, tan injusto”

Monseñor Romero 8/7/1979

bre a los humildes y no a quienes imponen la explotación del campesinado y la clase obrera en general. Quedará para siempre en nuestro recuerdo la memoria de San Romero Mártir de América. Su sentencia “Me pueden matar, pero la voz de la justicia jamás la podrán callar” sigue retumbando en nuestros corazones, cada vez que escuchamos en la voz de Rubén Blades “El padre Antonio y su monaguillo Andrés” pero sobre todo al saber que los caminos para que la justica luchada por el sufrido pueblo salvadoreño y latinoamericano, aún debe recorrer por tortuosos y largos caminos que por momentos parecen alejarse de su concreción. Pero sea como sea al final nos queda el aliento de saber que Monseñor Romero tenía razón cuando afirmó que: “La palabra queda y ese es el gran consuelo del que predica.

Mi voz desaparecerá pero mi palabra, que es Cristo quedará en los corazones que la hayan querido recoger” (1978).

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