SECRETARÍA DE CULTURA FEDERAL ALEJANDRA FRAUSTO GUERRERO Secretaria de Cultura Federal EDGAR SAN JUAN Subsecretario de Desarrollo Cultural NATALIA TOLEDO Subsecretaria de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura ESTHER HERNÁNDEZ TORRES Directora General de Vinculación Cultural
GOBIERNO DEL ESTADO DE MICHOACÁN SILVANO AUREOLES CONEJO Gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano de Michoacán de Ocampo
Maricarmen García Sepúlveda
CLAUDIO MÉNDEZ FERNÁNDEZ Secretario de Cultura ANDREA SILVA CADENA Fotografías:
Directora de Vinculación e Integración Cultural RAMONA POLINO CORONADO Jefe del Departamento de Programas Estatales del SECREA
Magali Gallardo Farías
Maricarmen García Sepúlveda
Esta publicación se realizó con el apoyo de la Secretaría de Cultura Federal y la Secretaría de Cultura de Michoacán a través del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico 2018. Debido al carácter altruista, académico y sin fines luctrativos del programa de cultura al que pertenece, este ejemplar es gratuito y su venta queda prohibida. Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, sin la previa autorización de los titulares de los derechos. Dirección editorial y cuidado de la edición Maricarmen García Sepúlveda Corrección de estilo Roberto Bolaños Godoy Diseño editorial, formación y revisión de finas Maricarmen García Sepúlveda Primera edición, 2019 D.R. © 2019 Maricarmen García Sepúlveda, por el texto D.R. © 2019 Magali Gallardo Farías, por las fotografías D.R. © 2019 Maricarmen García Sepúlveda, por las fotografías ISBN 978-607-9461-46-1 Impreso en México
Maricarmen García Sepúlveda
Para mis padres, Ma. del Carmen y J. Jesús, y mi hermano, Edgar Jesús, por su apoyo absoluto Para mi amado esposo, José Francisco, por su amor incondicional
Para todos los lectores que se aproximan con sensibilidad a un conjunto de páginas; en especial a los más pequeños, quienes nos recuerdan la belleza de esa fascinante etapa de la existencia humana
Un agradecimiento a todas las personas e instituciones que, de una u otra forma, contribuyeron a la elaboración y materialización de este proyecto
¡Bienvenidos! México es nuestro hogar pero también el de muchas y muy interesantes tradiciones y fiestas. Algunas de ellas existen desde la época prehispánica, es decir, mucho antes de que los conquistadores llegaran. Desde entonces y de generación en generación, los padres les han transmitido a sus hijos los saberes, las tradiciones, las costumbres, los quehaceres y las creencias de su pueblo, el folclore de su comunidad. Gracias a ello, esas tradiciones y fiestas hoy están vivas y nos recuerdan lo importante que son para este país privilegiado que, con alegría y orgullo, es el escenario de las maravillosas celebraciones de su gente. Cuentan por ahí que cada año, al inicio de la Semana Santa, se lleva a cabo una de las más grandes celebraciones de cultura tradicional del pueblo purépecha: la fiesta tradicional del Tianguis Artesanal de Domingo de Ramos. Una fiesta a flor de piel que engalana a la ciudad de Uruapan; la cual se encuentra en el estado de Michoacán. Esta festividad purépecha tiene tantas facetas que se transforma en un mundo de fantasía, un espacio dentro del cual la creatividad toma forma y cualquier idea es posible. Es un recorrido por senderos mágicos y sorprendentes, llenos de trozos multicolores de distintos materiales y tamaños; que se forman unos con otros para crear artesanías ya sea geométricas o, en contraste, retorcidas; como la del diablillo travieso vestido de barro cuya diversión es sacarte la lengua o el fiel caballo de madera que se ofrece para ser tu acompañante de jornada.
Es un viaje por sendas desconocidas, por el cual te guía el eco de los sonecitos lejanos pero encantadores que te atraen para hipnotizarte con sus danzantes: estos fascinantes bailarines con rostros de madera se balancean golpeando fuertemente sus pies contra la tarima. Y mientras el viejito más pequeño te sonríe antes de salir corriendo tras el bastón de su compañero, el simpático negrito te silba para llamar tu atención. El viento sopla y trae consigo el aroma de la deliciosa comida purépecha que te dirige a la plaza de la ranita, donde ésta, en un par de saltos, te muestra la variedad de platillos y te invita a saborearlos: hay charales, unos pescados pequeñitos, con sal y limón, deliciosas corundas y dulce pinole. Sin lugar a dudas, vivir esta fiesta es un deleite para todos los sentidos. K’epakua es una palabra antigua de origen purépecha que significa “mostrar y ofrecer lo propio”. Este libro comparte el sentido de ese vocablo que le da nombre y te invita a que, a través de sus páginas, realices un viaje a tierras michoacanas, a las calles uruapenses repletas de colores, formas, sonidos, aromas y sabores tradicionales, a que vivas la alegría de la fiesta del Tianguis Artesanal de Domingo de Ramos donde se canta, se baila y se celebra el amor por lo propio, por lo nuestro, por nuestras raíces. ¡Anda, ve y contágiate de la algarabía de este maravilloso pueblo fandanguero que te invita a disfrutar de toda la belleza de su gente, de su fiesta y de sus tradiciones!
Índice
23 El Domingo de Ramos y su tianguis
Un lugar donde todo florece
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Ríos de personas inundan las calles
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Artesanías y más artesanías
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Al sonecito que me toquen, bailo
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Quiero un charalito
6 El desfile de las aguadoras
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7 89
1 Un lugar donde todo florece MICHOACÁN Vamos ya, buen amigo, a comenzar este viaje. Y como en todo viaje, lo primero que debemos saber es dónde se encuentra ese lugar al que queremos llegar. Te cuento, entonces, que Michoacán de Ocampo es uno de los treintaiún estados de la República Mexicana y se encuentra ubicado al occidente de nuestro país: es vecino de Jalisco y Colima al noroeste, de Guanajuato al norte, de Querétaro al noreste, del Estado de México al este y de Guerrero al sureste. Muchas personas dicen que es una de las entidades con mayor folclore; es decir, una de las más ricas en historia, tradiciones, costumbres, leyendas y artesanías. La palabra Michoacán ha cambiado al paso de los años y encuentra su origen en el vocablo purépecha Michmacuán. Alrededor de su significado existen diferentes creencias, pero las personas que más han estudiado sobre ello nos dicen que los más adecuados son dos: el primero es “lugar de pescadores”, porque la pesca fue una de las principales actividades del antiguo pueblo purépecha; y el segundo, “lugar junto al agua”, porque las primeras poblaciones purépechas habitaron justamente las zonas lacustres, es decir, junto a los lagos. Desde aquel momento, cuando llegaron los primeros habitantes de la región hace miles de años, las hermosas tierras michoacanas han sido admiradas por la exuberancia de su naturaleza y de sus montañas; también por la abundancia de sus lagos de Cuitzeo, Pátzcuaro y Zirahuén, y de sus ríos Lerma y Balsas.
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LOS PURÉPECHAS Tal vez en alguna ocasión has escuchado mencionar a los otomíes, mayas, mazahuas, nahuas o mixtecos. Esos son los nombres de algunos de los grupos indígenas de nuestro país. Existen otros más y todos ocupan diferentes regiones. Los indígenas michoacanos se llaman purépechas; seguramente también los has escuchado con el nombre de tarascos, pero debes saber que el nombre con el que ellos se identifican es el de purépecha y que este vocablo significa“los que caminan juntos”. Los p'urhe, como también se les conoce, son el grupo indígena representativo del estado y habitan la región p'urhe o purépecha que se divide en cuatro zonas: la de la ciénega o tsironda al este; la de la cañada o eraxamani al noroeste; la de de la sierra o juáta en el centro-noroeste al pie del eje volcánico y, por último, la del lago o japonda al noreste en lo que es el lago de Pátzcuaro y sus islas. El pueblo p'urhe ha guardado durante siglos, en un gran baúl de tesoros, muchas de sus tradiciones y cada vez que lo abre se transporta a aquellas ceremonias y rituales ancestrales. URUAPAN En la Sierra Central de Michoacán, en un lugar donde hay muchas flores y árboles, donde el agua sale a borbotones, se encuentra la bella y antigua ciudad de Uruapan. El Paraíso de Michoacán o la Perla del Cupatitzio, como también se le conoce, se encuentra rodeada por varios cerritos: el de la Cruz, el de la Charanda, el de Cheranguerán, el del Jabalí, el de Jicalán, el Chino y el Pelón. Por su ubicación, puede decirse que Uruapan es el ombligo de Michoacán pues está justamente entre sus regiones de la sierra, o tierra fría, y la tierra caliente.
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La historia de la fundación de Uruapan es muy interesante y también muy antigua: hace muchísimo tiempo, cuando existía el Gran Imperio Purépecha, los primeros habitantes llegaron a la región y ahí se establecieron porque se maravillaron de la riqueza natural y de la bondad de su clima; incluso el mismo cazonci, quien era el gobernante supremo del pueblo purépecha, gustaba de ir a bañarse a la cascada de la Tzaráracua. No existe duda de que desde aquel momento el lugar fue bautizado y que su nombre actual, Uruapan, resulta de una palabra purépecha, ¡pero sí de cuál es esa palabra! Existen muy distintas opiniones: algunos dicen que viene de urhúata que es chirimoya; otros afirman que es de urháni que quiere decir jícara, debido a que desde aquellos años los habitantes de la región trabajaban estas lindas artesanías; otros defienden que es de urhuapani, que significa “extenderse o multiplicarse los retoños o cogollos de las plantas”. En fin, como habrás visto, hablar de un lugar con tanta riqueza natural supone también abundancia en la explicación de su significado, así que señalaremos simplemente que en la actualidad ha sido muy aceptado el de “lugar donde todo florece”, porque describe muy bien las bondades naturales que tanto caracterizan a nuestra querida Uruapan. Continuemos ahora con nuestro relato. Esta fue la primera etapa de Uruapan porque cuando los conquistadores llegaron en el siglo XVI, todo cambió: la resistencia del Imperio Purépecha sorprendió a los españoles que intentaron en varias ocasiones someterlo y evangelizarlo. Después de muchas luchas y muchas muertes, el pueblo purépecha cayó derrotado. Entonces Tanganxoan, quien fue el último cazonci y residía en Tzintzuntzan, se refugió en Uruapan tras la llegada de los invasores a sus tierras, pero no pasó mucho tiempo para que los ocupantes lo ejecutaran. Uruapan cayó en manos de los conquistadores y sus habitantes padecieron sus abusos y su crueldad, por lo que entonces, temerosos, decidieron huir y esconderse en la sierra.
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En 1533 llegó desde España fray Juan de San Miguel, un buen hombre que trató con amabilidad a los indígenas y los reunió nuevamente en la región en forma de barrios. Desde entonces se reconoció a fray Juan de San Miguel como el fundador de Uruapan. Incluso existe una fascinante leyenda que cuenta que cuando el diablo vió que en Uruapan todos eran felices y había tal abundancia y tranquilidad, sintió tanta cólera que secó el manantial del cual nace el río Cupatitzio para dejarlos sin agua. Entonces los lugareños buscaron a fray Juan y le contaron lo sucedido. Este se dirigió al ojo de agua y con su fe ahuyentó al demonio quien, al salir corriendo, cayó entre las piedras y dejó la huella de su rodilla en una de ellas. El agua entonces comenzó a salir nuevamente, con más fuerza y abundancia que nunca.
Consejo para los pequeños: si viajas a Uruapan o vives ahí, visita el Parque Nacional “Barranca del Cupatitzio”. Ahí se encuentra el manantial del cual emana el río Cupatitzio y podrás observar la huella que dejó el diablo en una de las piedras al salir huyendo.
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¡A divertirnos! 1.- Han llevado una nueva especie de peces al lago de Pátzcuaro, éstos se reproducen hasta duplicar su número cada año. Si se necesitan 36 meses para que el lago se encuentre repleto de peces, ¿cuánto tiempo habrá que esperar para que la mitad del lago esté completa? a) 3 años b) 2 años c) 1.5 años 2.- Si “rpybgagml” significa “tradición”, ¿qué quiere decir la palabra “bcqdgjcq”? a) Tianguis b) Artesano c) Desfiles
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¡A divertirnos! ¿Cuál es el letrero faltante en la siguiente serie de imágenes?
a)
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b)
c)
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2 El Domingo de Ramos y su tianguis Hablar sobre la fiesta del Tianguis Artesanal de Domingo de Ramos en Uruapan, querido amigo, es hablar sobre la riqueza de las tradiciones purépechas. Ya sea en una artesanía, en una danza, en una pirekua y hasta en una pequeña corunda, se encuentra un pedacito de magia de todo ese universo ancestral al que, si le ponemos atención y escuchamos, nos contará interesantes historias gracias a las cuales podremos remontarnos en el pasado para entender mejor lo que ven nuestros ojos en el presente. Así que antes de comenzar nuestro recorrido por las calles uruapenses, te contaré una breve historia sobre lo que hay detrás de esta gran fiesta purépecha. LA TRADICIÓN DEL TIANGUIS Todo comenzó hace muchísimos años, en tiempos anteriores a la llegada de los españoles. A ese periodo se le conoce como prehispánico y es desde entonces que existen varios de los oficios artesanales del pueblo purépecha. Los artesanos eran a la vez agricultores y tenían una gran importancia dentro de la sociedad prehispánica purépecha, ya que con los materiales que tenían y con su trabajo, producían lo necesario para los habitantes de su comunidad. Como artesanos fabricaban objetos útiles para la vida diaria y también para la guerra, además de los ajuares para los rituales ceremoniales; como agricultores trabajaron la tierra y con sus cultivos alimentaron a su gente: su actividad fue crucial para el desarrollo del pueblo purépecha.
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Gracias a que cada uno de los señoríos o pueblos del Gran Imperio Purépecha tenía distintos productos que ofrecer, el tianguis o mercado se convirtió en el sitio perfecto para el encuentro de los purépechas que venían de distintas partes para ofrecer lo que producían y encontrar lo que necesitaban. Desde aquellos días los artesanos se reunieron en lugares estratégicos donde, a manera de trueque, intercambiaban o cambalacheaban sus productos. Así que, como te darás cuenta, no es casualidad que Uruapan sea el lugar donde los habitantes de la región se reúnen desde hace tantos años para intercambiar sus productos. Como veíamos anteriormente, Uruapan se ubica en la Sierra Central entre la Tierra Fría y la Tierra Caliente y se convierte en algo así como el ombligo de Michoacán; su belleza y su clima también ayudan a que sea el lugar de reunión preferido. Los participantes del antiguo mercado usaban desde entonces la palabra k’epakua para referirse al tianguis donde realizaban la acción de “mostrar y ofrecer lo propio” y aún en la actualidad está presente en la voz de la comunidad artesanal debido a que guarda el sentido más puro de la actividad de los antiguos mercados prehispánicos, en los cuales el interés no era el de conseguir dinero, sino el de intercambiar lo que tenían, simplemente contando o midiendo las cosas para llevar a cabo el trueque, en un acto de hermandad. Cuando los españoles llegaron a la Nueva España, se sorprendieron de las habilidades de nuestros artesanos indígenas y de lo maravilloso de sus creaciones. Lo que sucedió en ese momento en muchos aspectos –incluido el artesanal– fue un mestizaje, es decir, una mezcla de esas dos culturas: la purépecha y la española. Michoacán tuvo la enorme fortuna de contar con el apoyo de una gran persona: don Vasco de Quiroga, o Tata Vasco, como con cariño lo bautizaron los mismos indígenas por la bondad con que los trató y la protección que les brindó quien fuera el primer obispo de Michoacán.
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Hasta antes de su llegada, el pueblo purépecha padeció tantas injusticias como abusos. Desde que llegó, luchó siempre por la igualdad, la justicia y la armonía en las nuevas sociedades para fomentar la fraternidad entre los oriundos de dos culturas que por primera vez se encontraban. Tata Vasco hablaba con los indígenas y también los escuchaba, les enseñaba cosas y le gustaba que a él también le enseñaran; él los tomaba en cuenta y los cuidaba en los hospitales que fundó y ellos también lo cuidaban y siempre estuvieron agradecidos con él. Entonces las artesanías, como muchas otras cosas, también cambiaron, pero lo hicieron para bien porque los artesanos indígenas y Tata Vasco hicieron un muy buen equipo y las mejoraron. Con base en la tradición artesanal y en los materiales que cada pueblo tenía, Vasco de Quiroga impulsó a los artesanos indígenas para que enriquecieran sus técnicas y sus conocimientos con instrumentos y materiales traídos de España y así compartieran sus habilidades y perfeccionaran sus artesanías. Una vez hecho esto, Tata Vasco, quien fue también primer obispo de Michoacán, fomentó en sus pueblos el espíritu de solidaridad y fraternidad que se había perdido tras la época de tristeza y sufrimiento anterior a su llegada y retomó la tradición del antiguo mercado prehispánico. Él los organizaba y les decía cuándo y dónde, y todos los artesanos contentos y agradecidos asistían para participar en el tianguis. Solo había algo que no les gustaba mucho: el uso de la moneda. Imagínate, ellos estaban acostumbrados a intercambiar sus productos y recibir una bonita artesanía, un trozo de tejido o algo que comer, y de repente, así nada más, les dijeron que tenían que dar sus productos a cambio de un pedazo de metal y peor aún… ¡de cobre! Así que, ¿sabes que hacían al principio con ellas? ¡Las arrojaban al lago para desaparecerlas! Entonces los españoles se vieron obligados a hacer nuevas monedas de plata u oro, ya que eran los metales que los purépechas sí reconocían como valiosos.
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EL DOMINGO DE RAMOS Nuestros antepasados purépechas, como otros grupos indígenas, tenían una forma de vida espiritual muy distinta a la que los españoles les inculcaron. Ellos creían en varios dioses, todos relacionados con la naturaleza y cada uno con un poder específico sobre ella. Había así un dios del sol llamado Curicaveri y una diosa del agua de nombre Xaratanga, entre muchos otros más. Cuando los españoles llegaron para cumplir una de sus tareas que era la de evangelizar, es decir, predicar la fe cristiana, hicieron de todo para lograr que esa fuera la única religión del nuevo mundo. Una de las muchas estrategias fue la de hacer que varias de las actividades de los indígenas, como la del tianguis, giraran en torno a la Iglesia y sus celebraciones religiosas. Fue así como los evangelizadores aprovecharon la importancia que el mercado tenía entre los indígenas para reforzar en ellos todas las nuevas creencias. Como verás, tampoco es coincidencia que el tianguis artesanal más grande de América Latina guarde un lazo con dicha tradición y se realice en el escenario de la Semana Santa y la Semana de Pascua, una de las fechas religiosas con mayor importancia para el cristianismo, pues se considera que el Domingo de Ramos es el día que marca su inicio y que hace muchísimos años en ese día, Jesús salió desde muy tempranito hacia Jerusalén. Antes de entrar, les pidió a dos de sus discípulos que fueran a uno de los poblados cercanos para que le llevaran un burrito que ahí estaba atado. Montado en él, recorrió un camino que había sido adornado con palmas y ramos para su llegada, a lo largo del cual la gente lo seguía y lo aclamaba. Desde entonces se ha celebrado este día tan importante y se ha acostumbrado también la elaboración y bendición de las emblemáticas palmas.
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Y hablando de eso, ¿quién no recuerda la Semana Santa? Sin duda te acordarás cuando te diga la palabra “vacaciones”, pues aunque no tiene una fecha exacta porque cada año es variable, todos estamos muy pendientes de cuando llegará para aprovechar esos días en los que ya se puede disfrutar del sol y de los colores que la primavera nos regala. UN CUENTO SOBRE DOS BUENOS AMIGOS Y LOS INICIOS DEL TIANGUIS ARTESANAL DE DOMINGO DE RAMOS EN URUAPAN En el centro histórico de Uruapan se ubica su plaza principal, la cual se encuentra formada por dos plazas que se unen: la de Morelos y la de los Mártires de Uruapan. Es en este lugar donde se coloca el tianguis y donde, durante un par de semanas anteriores a la Semana Santa, se colocan unas grandes carpas blancas para dar sombra a los artesanos que llegarán. El antiguo mercado prehispánico se realizaba al aire libre, es decir, sin carpas ni nada y la única sombra que había era la que daban los árboles. En sus inicios, hace casi sesenta años, este tianguis también era así, totalmente al exterior, pues eran poquititos los artesanos que llegaban, ¡hasta grande les quedaba la plaza! Lo sé, es increíble creer que así haya comenzado el ahora tianguis artesanal más grande de América Latina, ese que cada año atiborra la plaza de manera tal que parece casi imposible meterle una pieza más y donde los artesanos están prácticamente pegados unos con otros. Por eso el cobijo de los árboles ya no es suficiente para el gran número de artesanos. Bien, aunque como habíamos dicho, la tradición del mercadeo en Uruapan es muy, pero muy, antigua y viene desde tiempos prehispánicos, te contaré por qué se considera que su tianguis artesanal está cerca de cumplir sesenta años:
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Hace ya varias décadas, en un día cercano al Domingo de Ramos, iban caminando por una de las calles cercanas a la plaza principal dos muy buenos amigos quienes tenían muchas cosas en común, ya que además de compartir el mismo nombre –uno de ellos se llamaba Arturo Macías Armenta y el otro Arturo Apan García– también compartían su amor y fascinación por el folclore de la cultura purépecha. Durante aquel recorrido se encontraron con un pequeño grupo de artesanos a unos pasos de la plaza principal y se sorprendieron por la calidad de sus pocas pero hermosas artesanías; y también se dieron cuenta de que ya las estaban vendiendo muy baratas, prácticamente regalándolas, porque preferían llevarse aunque fuera unos cuantos pesos y no tener que regresarlas hasta sus pueblitos ya que muchas se les rompían. Esto entristeció a los dos amigos, así que se propusieron hacer lo que fuera necesario para que el próximo año los artesanos estuvieran en la plaza principal y así apoyarlos para que sus artesanías fueran más vistas y apreciadas. Déjame decirte que sí lo hicieron, movieron cielo, mar y tierra, ¿y qué crees? ¡Lo lograron! Para el año siguiente, en esa misma fecha, la del Domingo de Ramos, los artesanos ocuparon la plaza principal. Es por eso que el año de 1960 se considera como el nacimiento del Tianguis Artesanal de Domingo de Ramos en Uruapan, fecha en que también se le bautiza con ese nombre que hasta hoy conserva. A partir de ese momento, ya nada sería igual para este tianguis: los dos amigos, a quienes se les reconoció desde entonces como sus fundadores, trabajaron incansablemente junto con los artesanos y otras buenas personas que se les unieron para lograr que, año con año y poco a poquito, fuera creciendo; así como para que toda la ciudadanía se diera cuenta de la importancia, del valor y de la belleza de ese conjunto de tradiciones. ¿Sabes qué hicieron? Fueron personalmente a buscar a muchos ar-
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tesanos de otros lugares, a danzantes y a músicos, para invitarlos y hacer una fiesta purépecha en toda la extensión de la palabra; contrataron a personas con camiones para pasar por los interesados y trasladarlos a Uruapan; organizaron el primer concurso de artesanías que hasta ahora existe y de su propio bolsillo salió el premio para el primer lugar que fue de ¡quince pesos! Tal vez en este momento quince pesos es muy poco dinero para un premio, pero recuerda que el valor de nuestra moneda ha cambiado con los años y en aquel momento los artesanos se sintieron motivados para participar. Además, debemos tener algo muy presente: lo más importante de todo esto fue que estas personas contagiaron su entusiasmo y su amor por nuestras raíces a otras más. Y bien, para no hacer el cuento más largo, sólo falta decir que ha sido gracias al trabajo y a la participación de todas esas personas –para cuyos nombres no serían suficientes estas páginas– que la semilla de aquel pequeño pero noble tianguis que sembraron, ha florecido. Es así que el Tianguis Artesanal de Domingo de Ramos en Uruapan se convierte en una fiesta donde, de la mano de las demás celebraciones que se han incorporado a la misma, se da muestra de todo el folclore del pueblo purépecha gracias a sus artesanías, danzas, música, gastronomía, desfiles; pero principalmente, de la grandeza de su gente. ¿Estás listo? ¡Vámonos al fandango!
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¡A divertirnos! 1.- Hoy es Domingo de Ramos, ¿qué día será dentro de cuatro días contando desde el día de ayer? a) Miércoles b) Jueves c) Viernes 2.- Un hijo es a un padre lo que una artesanía es a un... a) Cocinero b) Artesano c) Músico
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¡A divertirnos! ¿Cuántas figuras de cuatro ángulos (cuadrados o rectángulos) puedes observar en esta batea?
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3 Ríos de personas inundan las calles En la pequeña y tranquila ciudad de Uruapan, se percibe algo distinto en el viento que sopla sobre los techos de las casas: las tejas se le unen y comienzan a vibrar al unísono, impacientes, como queriendo seguir el eco de un sonecito. El primer cuadro de la ciudad, como si fuese un gran lienzo, se cubre de blanco para recibir a los artesanos que la pintan de color con sus majestuosas artesanías de materiales nobles y diversos. Las calles aledañas aguardan inmóviles bajo el ir y venir de las llantas, soñando con el momento en que sean los pies de los artesanos, de los danzantes, de los músicos, de los pireris y de todos los visitantes los que jubilosos las recorran. En la Huatapera sus eternos huéspedes, las palomas, saben que pronto tendrán compañía y, aunque nadie se da cuenta, la ranita de la fuente de piedra en la plaza que se conoce con ese mismo nombre, respira profundo y humedece sus labios con su gran lengua al recordar el aroma de los manjares que muy pronto las cocineras purépechas llevarán. Está próximo el Domingo de Ramos y con él toda la alegría de la gente que da vida a la tradicional fiesta que se celebra en torno a su tianguis artesanal. Todo el mundo está listo: los artesanos empacan las artesanías que hicieron con tanto esfuerzo para que no les pase nada en el camino y lleguen a salvo a su destino; las cocineras trabajan día y noche para tener listos sus platillos; los músicos afinan sus instrumentos; los danzantes preparan sus máscaras e indumen-
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taria; los lugareños esperan ansiosos y se dicen unos a otros con emoción: “¡ya vienen las ollitas!” y, en muchos otros lugares de la región, del país y del mundo, miles de visitantes se disponen a emprender el viaje al Paraíso de Michoacán. Comienza la cuenta regresiva: poco a poco, los artesanos llegan y colocan sus artesanías y de repente… ¡zas!, la plaza principal está repleta y solo quedan libres los acostumbrados pasillos para poder recorrerla. Pero aún no empieza el tianguis, aun cuando ya estén todos los artesanos instalados, ya que se considera al tradicional desfile de artesanos como el momento de su inauguración, así que hasta entonces suelen mantener sus artesanías cubiertas. La primera actividad en el marco del Tianguis Artesanal de Domingo de Ramos en Uruapan tiene lugar el viernes previo al Domingo de Ramos. Ese día se conoce como el Viernes de Dolores y, como en muchos otros lugares de México, en Uruapan se elabora un Altar de Dolores que se coloca generalmente en la capilla de la Huatapera, donde permanece para que a los asistentes del tianguis les sea posible admirarlo. Así transcurre ese día y es esta tradición un préambulo de la gran celebración que se avecina. Es Sábado de Pasión, es decir, el sábado anterior al Domingo de Ramos. Alborece y el sol, quien es el más fiel espectador del tradicional desfile de artesanos y ya está muy alegre y emocionado, ilumina hasta el último rincón de Uruapan desde su palco. Ahora sí… ¡la fiesta está a la vuelta de la esquina! Y es en serio, literalmente se encuentra a la vuelta de la esquina donde se ubica la parroquia del barrio de Santo Santiago, ya que el punto de reunión es la entrada del Parque Nacional “Barranca del Cupatitzio”, que se encuentra muy cerca.
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Poco a poco todos llegan, los artesanos se organizan por comunidad pues desfilan juntos y traen los carros alegóricos que prepararon y sus artesanías; se escucha cómo los músicos ponen en punto todos sus instrumentos y, por fin, la banda ya está completa. ¡Vaya que son muchos! Los danzantes con sus máscaras ya bien puestas, se ajustan bien los huaraches; una guarecita se acomoda el rebozo y también el de su hijita, pero no se ha dado cuenta de que su travieso sapichu ya tiró su sombrero tejido por andar jugando a las escondidillas mientras empieza el desfile. Los espectadores, que ya conocen el lugar y la hora acordada, se forman unos tras otros sobre las banquetas de las calles tratando de estar lo más delante posible para alcanzar a ver mejor. La hora llegó, son las diez de la mañana y el desfile comienza. Así como el generoso río Cupatitzio, que nace en el manantial Rodilla del Diablo ubicado en el Parque Nacional y toma su cauce para salir a la ciudad y abastecerla con su abundante agua, así sale el desfile tradicional de artesanos desde ese mismo punto y hace su recorrido por toda la calle Emilio Carranza, que baja derechita, hasta la plaza principal donde se encuentra el tianguis que también, con toda su generosidad, nos ofrece un espectáculo maravilloso que vale la pena ver: la banda empieza a tocar y se escucha fuerte, los artesanos comienzan su andar y sostienen en sus manos distintas artesanías, se encienden los motores de los carros alegóricos, los danzantes comienzan a balancearse enérgicamente. Vienen las familias completas: familias de artesanos, familias de músicos, de danzantes. ¡Mira! Ahí vienen unos niños sosteniendo el letrero con el nombre de su comunidad. Detrás vienen otros bailando y agarrados de las manos, las niñas luciendo sus rebozos entre los brazos y los niños con su sombrero de palma.
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Los niños casi siempre van hasta enfrente, bailando y caminando, o bien, de la mano de sus madres o en los brazos de sus padres cuando ya están cansados; pero eso sí, van contentos y sonrientes. Otros más van en los carros alegóricos con algunos familiares o personas de su comunidad. ¡Allá! En el carrito alegórico de Patamban viene un pequeño junto a su padre, quien talla una pala de madera para que la gente observe cómo hace su trabajo y después la lanza al público, una multitud que prácticamente se ha mezclado con quienes desfilan. ¡Imagínate cuánta afluencia hay que desde algunos puntos parece de verdad un río de personas que baña las calles! La banda, en todo su esplendor, toca el muy conocido “Toro pinto” –un baile tradicional de la región purépecha– y los danzantes zapatean más fuerte que nunca. De comunidad en comunidad, el desfile va mostrando todos los quehaceres, todos los talentos de este pueblo purépecha. Desde todas partes se escuchan las expresiones de cariño de la gente que admira toda la riqueza del desfile de los artesanos: algunos gritan “¡Bravo!”; otros más, “Bienvenidos”; y a uno que otro sorprendido se le escucha decir: “Yo nunca había visto eso”. Ahí vienen los artesanos de la comunidad de Arantepacua en su carro alegórico y puedes ver cómo van tejiendo hábilmente las palmas en forma de bonitas canastillas de diferentes tamaños y colores que también arrojan a los asistentes como obsequio.
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¡Asómate! Viene ahora Cocucho, este pueblo alfarero que te muestra en su carro alegórico su tradición familiar de trabajar el barro: viene una niña acompañada de su madre, su abuela y su bisabuela, todas y cada una trabajando una cocucha que corresponde a su tamaño pues la bisabuela tiene la más grande y la pequeña una pieza diminuta que sus manitas pueden manejar. ¡Ah, pero eso no es todo! Viene un carro alegórico que llama mucho la atención de los asistentes, el de Santa Clara del Cobre. En este carro alegórico vienen los artesanos con su fragua. Es muy interesante ver cómo van trabajando ese metal que, como todas las artesanías, requiere de mucho trabajo y esfuerzo. Durante el recorrido te enseñan cómo ponen el trozo de metal en la fragua para ablandarlo y después, con unas enormes pinzas porque está muy caliente, lo toman y lo ponen al centro de unos cinco o seis artesanos, quienes forman un círculo y lo golpean con sus enormes martillos, uno después del otro aunque prácticamente al mismo tiempo para moldear la pieza: ¡Es increíble que no se lastimen entre sí! Ahí vienen las orgullosas maqueadoras uruapenses, bailando y sonriendo mientras sostienen una jícara, una batea, o un guaje. Las acompañan los simpáticos viejitos, los imponentes pero agradables negritos y, por supuesto, no podían faltar los ishingos con su cara de guaje y sus cabellos crespos hechos de ixtle. Los músicos siguen tocando y se escucha hasta muy lejos su son. Esta sí que es una fiesta, pues se percibe una profusión de sonidos, colores y formas verdaderamente cautivantes; pero lo que más enamora es la calidez de su pueblo. A cualquier lugar que voltees, hay un cachito de la riqueza de esta comunidad que contagia a quien se le acerca. Se siente el orgullo y la alegría entre todos los presentes que acuden a recibir a estos talentosos artesanos.
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¡A divertirnos! 1.- ¿Cuál sería el antónimo de “algarabía”? a) Bullicio b) Festividad c) Silencio 2.- A 5 carpinteros les toma 5 horas hacer 5 sillas. ¿Cuántos días necesitarán para hacer 120 sillas si su jornada de trabajo es de 8 horas diarias? a) 10 días b) 15 días c) 20 días
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¡A divertirnos! Se ha llevado un registro de la hora de inicio del desfile de artesanos durante los últimos tres años y los datos han sido los siguientes:
De acuerdo con la experiencia previa, ¿cuál reloj crees que indica la hora de inicio del desfile del próximo año? a)
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4 Artesanías y más artesanías El desfile tradicional de artesanos ya está por terminar, está dando la vuelta a la plaza principal y pasa por enfrente de la Huatapera y de la Casa de la Cultura, donde llega a su fin. Los artesanos de la plaza han descubierto ya completamente sus puestos y todas sus artesanías se exhiben radiantemente: ahora sí, el Tianguis Artesanal de Domingo de Ramos se ha inaugurado y los asistentes se aproximan a los puestos hasta abarrotar el primer cuadro de la ciudad. ¡Vamos a sumergirnos en esta fuente de colores y de formas! La alegría de los sonrientes artesanos te invita a acercarte y te das cuenta de que no se encuentran acomodados al azar. Su ubicación obedece a un orden de acuerdo con la comunidad de donde vienen y la rama artesanal a la que pertenecen: ves entonces que a un lado están todos los alfareros, a unos cuantos pasos los talladores de madera y más allá, a lo lejos, alcanzas a observar un grupo de viejecitas que se encuentran tejiendo junto a los maqueadores. Hay muchísima gente. La multitud colma los estrechos pasillos pero no te detiene, pues la magia de las artesanías michoacanas te envuelve a cada paso que das y te zambulles como un hábil pez. Las formas de las artesanías que ves son tan variadas como los materiales de los que están hechas. Una artesanía es una obra única, es la hija del padre artesano. En ella su creador pone todo su cuidado y esfuerzo hasta convertirla en una pieza de gran belleza, o bien de gran utilidad, pues las artesanías cumplen uno de esos dos
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objetivos: uno es el de fungir como objeto de apreciación y, el otro, el de ser de provecho para algo. Por ejemplo, hay ollas o platos de barro en los cuales podemos cocinar o comer; pero también hay bateas de madera enormes que se colocan como si fueran cuadros para adornar un espacio con la delicadeza de las flores y las aves que tienen plasmadas. Sea cual sea su finalidad, el artesano las trabaja una por una y sus manos transmiten toda su expresividad al trozo del material que sostienen. Entonces, aunque todas las artesanías son hermanas y tienen el mismo padre, no hay ninguna igual a la otra porque no están hechas en moldes. Esto es lo valioso de las artesanías, esa originalidad que las hace especiales. ¡Imagínate cuánto tiempo les lleva a los artesanos hacer las artesanías que ves! En algunas de ellas se llevan semanas, incluso meses, por el trabajo, el talento y la paciencia que requieren. Te detienes un momento y observas al juguetón diablillo que te saca su lengua y te ofrece una sandía, ¿sabes de qué está hecho este simpático amiguito originario de la comunidad de Ocumicho? ¡De barro! A las piezas moldeadas en este material se les llama alfarería. Los artesanos las trabajan totalmente a mano o bien con paradores, unos platos giratorios que les ayudan a modelar más fácilmente algunas piezas. Esta técnica es una de las que ya existían desde tiempos prehistóricos, cuando el hombre dejó de ser nómada, se convirtió en sedentario y tuvo la necesidad de crear objetos que le ayudaran a cazar y a producir alimentos. En Michoacán hay muchos pueblos que trabajan la alfarería y por lo tanto hay una gran variedad de objetos de barro. En la zona lacustre, Santa Fe de la Laguna es reconocida por sus ollitas o chunditas; Tzintzuntzan, que en tiempos prehispánicos fue la capital del Gran Imperio Purépecha, por su alfarería roja pintada de blanco y verde; y también Huáncito y Patámban por sus bonitos cántaros decorados de todos estilos y tamaños. ¡Mira! Ahí está uno con una cabeza de cotorrito en la parte superior y de su pico sale el agua; por allá hay una enorme piña, ¡pero no te la quieras comer!, también es de barro y es característica de San José de Gracia. Y si estás buscando algo para tu mamá, hay unas hermosas vajillas que traen los artesanos de Capula.
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Entre el bullicio del gentío, ves cómo un niño sostiene entre sus manos una flauta para tocar un sonecito. Te le acercas y observas la gran variedad de juguetes de madera: hay violincitos, tamborcitos, trompos, baleros, guitarras, carritos, tantas y tantas cosas. Estos juguetes son originarios de Paracho, un pueblo de la sierra que es famoso, además de por sus juguetes, por otras cosas más que produce en madera, como sus muebles y sus instrumentos musicales de cuerda, que le han valido el reconocimiento como Capital Mundial de la Guitarra. A la técnica del tallado en madera se le llama ebanistería y ha sido muy practicada en la región por la abundancia de bosques que hay en Michoacán. Desde en una pequeña cuchara de esas que hacen en Pamatácuaro hasta en un baúl grandote de Pátzcuaro, puedes ver la bondad de este material. En Uruapan, lugar anfitrión de este tianguis artesanal que nos reúne, se trabaja mucho la madera con una técnica llamada maque. Una vez talladas las jícaras, los guajes, las bateas y las máscaras que se utilizan en las danzas como la de los viejitos o los negritos, los maqueadores las pintan cubriéndolas con tierras de colores y aceites naturales obtenidos de la chía y de un gusano llamado aje, ¿no me crees? ¡Es en serio! Desde tiempos prehispánicos los habitantes de la región practicaban esta técnica y usaban estos materiales para dibujar flores y pajaritos en honor a la riqueza natural que desde siempre ha existido en Uruapan. ¡Vaya que el tianguis es grande! Pero también lo son nuestras ganas de recorrerlo, así que seguimos caminando, aunque más despacito. Inesperadamente, un destello juguetón llega a nuestros ojos y nos conduce hasta él, ¿qué podrá ser? ¡Por supuesto! Es un jarrón de cobre. A la técnica de trabajar el cobre o cualquier otro tipo de metal como son la hojalata, el hierro, el acero, el bronce y la plata se le llama metalistería. De manos de los artesanos que la trabajan obtenemos joyería muy bonita en forma de aretes, pulseras y collares; también platones, floreros y otras curiosas miniaturas. Ese pueblo en la región lacustre que se llama Santa Clara del Cobre evidentemente tiene su nombre por la habilidad con que sus artesanos trabajan ese metal. Durante el tianguis, los artesanos vie-
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nen y traen sus artesanías en cobre de tres colores: amarillo, rosa y café. Todas son de cobre y todas son hermosas, solo que para crearlas se siguen procesos distintos que las tiñen en estas tres tonalidades. La Huatapera se viste con los bonitos tejidos decorados que las artesanas de Erongarícuaro, Janitzio, Cherán, Nahuatzen, Pichátaro, Pátzcuaro, Angahuan, Carapan y Paracho colocan en sus corredores. Ya en otras ocasiones te he mencionado ese lugar, la Huatapera, pero no te he contado que fue la primera construcción colonial de Uruapan y el primer hospital indígena en Latinoamérica, pues cuando fray Juan de San Miguel fundó la ciudad hace aproximadamente quinientos años, pensó también en lo importante que era tener un lugar donde atender a los enfermos además de servir como posada y punto de reunión entre las comunidades vecinas. Es un sitio muy bonito que se encuentra en el centro histórico de Uruapan, por eso durante la fiesta del Tianguis Artesanal de Domingo de Ramos alberga a muchos de los artesanos, especialmente a las mujeres indígenas, quienes la visten con todos sus majestuosos bordados. A lo largo de todos los corredores cuelgan, unos sobre otros, todos sus textiles de manta y algodón: hay huanengos, rebozos, vestidos de todos tamaños, camisas y lienzos que han sido bordados con bonitas flores, con grecas y otras figuras geométricas multicolores. Si te acercas podrás verlas ahí sentadas, madres e hijas juntas, cosiendo pacientemente sus servilletas mientras algunos de sus niños alimentan a las palomas cuyo hogar es este importante y antiguo lugar.
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En la entrada de la Huatapera y de los dos templos que se encuentran junto a la plaza, verás a los talentosos tejedores. Estos artesanos convierten las hojas de palma en ramos de formas tan variadas como su imaginación se los permite y es una tradición que nos remonta hasta la época colonial cuando los indígenas nombraban a un carguero, quien era el encargado de ir a traer las palmas de los cerros de Charapendo en la Tierra Caliente. A su regreso, el jaínde, como también lo llamaban, hacía un alto en Uruapan, que era punto obligado en el camino de vuelta y, una vez que llegaba a su comunidad, le entregaba una palma a cada familia. Actualmente las personas de Arantepacua son los encargados de traer las palmas a Uruapan para que durante el Domingo de Ramos todos los creyentes las lleven a bendecir y después a sus casas donde les brindarán protección. Con otro tipo de palmas secas, como las de carrizo, tule y paja de trigo, los artesanos elaboran distintas artesanías utilitarias. Para las niñas hay unas cestas pequeñas y bolsos de distintos colores; para los niños, sombreros y sopladores. Esta es la técnica de la cestería. Es maravilloso que al ver cada una de las artesanías de este extraordinario pueblo michoacano eres testigo de las tradiciones y los saberes que conservan desde hace cientos de años, de su talento y su creatividad. Cada una lleva un cachito de alma y de identidad.
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¡A divertirnos!
1.- Elige una de las opciones para completar la siguiente serie: Alfarería, ebanistería, metalistería... a) Danzas b) Música c) Cestería 2.- Si hay tres baleros en una mesa y tomas tres, ¿cuántos baleros tienes? a) Ninguno b) Tres
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ÂĄA divertirnos! ÂżPodrĂas sumar 12 flautas juntando tres de estas cajas?
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5 Al sonecito que me toquen, bailo El Tianguis Artesanal de Domingo de Ramos es una fiesta y, como en toda fiesta, la música, el canto y la danza no pueden faltar. Y menos en la de este pueblo purépecha que desde tiempos prehispánicos los incluía en sus festejos rituales. Durante los días que dura el Tianguis Artesanal de Domingo de Ramos, en cualquier rinconcito puedes escuchar la música que nos recuerda que estamos de gala y el fuerte huaracheo de los danzantes sobre las tarimas de madera se esparce por todas las calles aledañas al centro histórico de Uruapan. La pirekua es la muestra más clara del canto purépecha. De hecho, su nombre proviene de otras dos palabras: pireni, que quiere decir “cantar” y kua que significa “canción”. A la pirekua también se le conoce como “sonecito” y es característico de la región p’urhé, en especial de los pueblecitos que se encuentran en la Sierra Purépecha. Lo puede cantar una sola persona, en parejas o en grupos corales que se acompañan con guitarras, orquesta o una banda. A estos individuos que saben hacer música y que saben cantar se les llama pireris. En un principio, los pireris se presentaban solo en ocasiones especiales porque con su canto le contaban a su pueblo lo que sucedía en su comunidad y en las poblaciones aledañas. ¡Imagínate qué agradable era enterarse de lo que pasaba! Los pireris enseñaban a sus hijos de manera oral este arte y se convirtió en una tradición familiar. Hoy las pirekuas nos hablan de las mujercitas y del entorno ecológico de las poblaciones: de sus flores, sus lagos, sus árboles y sus frutos. La pirekua más antigua se llama “Flor de añil” y dos de las más populares, “Josefinita” y “Flor de canela”.
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El hombre purépecha desde siempre ha sido religioso y en sus rituales la magia se hacía presente cuando se colocaban máscaras y danzaban para rendir homenaje a sus deidades y pedirles favores. Las máscaras eran muy importantes porque con ellas los danzantes se transformaban en ese personaje que representaban y creían firmemente que les otorgaban cierto poder. Hoy sigue siendo así: la máscara no se considera solamente un trozo de madera que cubre la cara, sino que se transforma en el verdadero rostro de los danzantes que la portan. Por ahí verás a unos sonrientes y simpáticos viejitos. Al principio, se ve que en verdad se les dificulta mantenerse en pie, ¡cómo les cuesta moverse! Cuando la danza inicia, sus movimientos son lentos al igual que el son de la música. Los viejitos del grupo tienen distintas estaturas y, desde el más alto hasta el más pequeño, salen uno tras otro dando pasos largos y apoyándose en sus bastones para no perder el equilibrio; pero de repente, el huaracheo comienza a acelerarse al ritmo de la música y aunque están encorvados, increíblemente sus rodillas parecen subir por encima de su cabeza. Hacia el final de la danza todos los viejitos se retiran formados, unos tras otros, por estaturas. Agarrados de sus bastones forman una especie de cadena y salen prácticamente corriendo mientras la música, a punto de terminar, suena cada vez más rápido para llegar a su desenlace. ¡Será mejor que el viejito más pequeño, que sigue bailando e interactuando con el público, esté atento, porque los demás viejitos por poco y se van sin él! Esta danza es originaria de un pueblo que se llama Charapan y rinde culto al dios viejo del fuego: Huehuetéotl. Sobre ella te cuento un dato curioso: durante la época colonial los purépe-
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chas usaban esta danza para mostrarla como burla a los españoles ancianos a quienes veían avejentados, canosos y sin dientes, cosa que no les pasaba a los viejitos indígenas. Por eso la máscara de estos viejitos muestra una cara blanca y chapeteada, con muchas arrugas y con una sonrisa simpática de la cual brotan unos cuantos dientes. Para la música que los acompaña se utilizan un violín, dos guitarras, una vihuela y un guitarrón. En tu andar por las calles de Uruapan, no te asustes si ves a unos hombres altos que portan en sus rostros unas máscaras oscuras como la noche con expresiones serias como las de los búhos: son los negritos, quienes en realidad son más amables de lo que parecen. Existen dos clases de negros a los que se les conoce como los finos y los corrientes. Los finos portan un traje negro, corbata, una pañoleta o banda y su máscara; los corrientes, un calzón blanco bordado, una faja colorada, camisa de manga larga con los puños bordados y un chaleco negro, así como botas en las que enrollan cascabeles. Ambos portan en la cara su máscara y sobre su cabeza una zalea de borrego. Las máscaras de ambos son idénticas: es el rostro de un hombre de nariz ancha y aguileña tallada en madera y cubierta de maque negro, con barbilla partida y una boca roja que ríe, chifla o simplemente se mantiene seria. Al momento de la danza, les acompaña la Maringuía, una mujer blanca ataviada con la indumentaria tradicional de la mujer indígena, que sostiene en ambas manos una cinta bordada. Hay una danza característica de Uruapan que presenta a un curioso personaje: el hortelano o ishingo, quien porta una máscara muy particular con una pronunciada nariz que, si se observa con más atención, es nada menos que un representativo huaje de la región, el cual no se encuentra pintado sino al natural y tiene dos perforaciones que le permiten al danzante ver por dónde camina. En la parte superior muestra unos largos cuernos, así como una abundante cabellera con listones. Es muy común verlo apoyándose en su bastón en las festividades del Tianguis Artesanal de Domingo de Ramos.
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¡A divertirnos! 1.- Si la palabra “artesanía” ha sido encriptada en la palabra “ctvgucpkc”, ¿cuál es el significado de “rktgmwc”? a) Corunda b) Pirekua c) Uruapan 2.- ¿Cuál de estas palabras no pertenece al grupo? a) Barro b) Madera c) Metal d) Danzante
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ยกA divertirnos! Encuentra las notas musicales faltantes al final del siguiente pentagrama:
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6 Quiero un charalito Sin duda alguna, existen pocas cosas tan placenteras como la dicha de sentir en tu boca los agradables sabores de las delicias que preparan las mujeres purépechas. De sus manos surgen toda variedad de agasajos. Hay algunos salados pero también los hay dulces, algunos son picositos e incluso otros, como el pinole, hasta divertidos. Durante el fin de semana del Domingo de Ramos algo habitual se presenta en la plaza de la ranita que se encuentra próxima a la plaza principal de Uruapan. Las señoras que comienzan a llegar van colocando sus puestos, traen consigo sus ollas de barro, sus palas de madera, sus manteles, sus metates, comales y servilletas bordadas, la leña para preparar los deliciosos platillos y recibir con ellos a sus fieles y cada vez más numerosos comensales. El sábado, desde muy temprano, ya puedes verlas en el metate preparando la masa para las tortillas y calentando sus guisos. Como es tradición, sus hijas e incluso sus nietas acompañan a las cocineras para ayudarles en la faena que, por demás está decir, es todo menos ligera; pues durante varios días anteriores a la muestra, allá en su pueblo, todas colaboran en la preparación de los alimentos que requieren de mucho tiempo y dedicación.
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La labor se convierte así en un quehacer familiar, en una herencia de arte culinario que se transmite de generación en generación. ¡Ah!, pero eso no es todo: además de que cada comunidad tiene sus platillos característicos, también su sazón es particular y único. Te encuentras así que las cocineras que vienen desde los alrededores del lago de Pátzcuaro traen sus grandes pescados blancos y sus charales; mientras que por allá, a un costado, las que vienen de la sierra ofrecen sus corundas, sus guisos y sus tortillas. Si recorres la plaza, los ricos olores te llevarán de mesa en mesa, probando cuanto encuentres hasta que tu barriga esté tan llena que no puedas probar un bocado más. De toda la diversidad de comida que puedas encontrar, llamará tu atención que el maíz es, por mucho, el ingrediente fundamental. Con el maíz, por ejemplo, se elaboran las famosas corundas, ¿qué nombre tan particular verdad? Resulta que estos pequeños tamalitos de maíz, que bien cabrían en tu mano, se llaman así porque se envuelven en las mismas hojas del maíz con el cual se hacen y en purépecha la palabra kurundurani quiere decir “envolver con las hojas del tallo de maíz los tamales”. ¡Vaya que no hay nombre más adecuado para tan ricos bocadillos! De hecho, para comerlas primero hay que jalar la larga hoja de maíz que las cubre y hacerla dar vueltas y vueltas para descubrirla completamente. Los charales que traen desde el lago de Pátzcuaro son unos pescados pequeñitos que miden como máximo doce centímetros, son delgaditos y tienen unos ojotes. Las cocineras los ponen primero a secar y después los fríen. Como son tan pequeños y delgados quedan crujientes y si les pones limón y sal quedan aún más ricos.
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En una canasta vestida con una servilleta bordada hay unos ricos panecillos de color café que se llaman toqueras. Su nombre viene del purépecha toqueris y están hechas de la harina del elote, son muy dulces y también muy aceptadas por los visitantes que se las llevan de a montón. Por supuesto, el mole no podría faltar, ni tampoco las aguas frescas típicas como la de chía con limón y la de jamaica. Otras de las más buscadas son, claro está, las tortillas de maíz hechas a mano por las cocineras que en ese momento están con su metate preparando la masa de tres colores. Sí, de tres colores. Lo que sucede es que preparan tres tipos de masa con elotes de colores distintos: rojo, blanco y azul. Entonces van colocando en el metate tres montoncitos: uno de cada color. Al aplanar y moldear la masa con sus manos, los colores se unen mas no se mezclan. Uno de los atractivos es ver cómo las hacen, ¡pero más aún lo es comerlas! Si eres paciente y esperas casi hasta el anochecer, te darás cuenta que llegan otras cocineras con sus atoles. Hay de todos: de tamarindo, de leche, de nurite, de changunga, de fresa, el tradicional atole negro e incluso otro al que se le conoce como atole de chaqueta. Ese atole está hecho con maíz negro y además le ponen los “cabellos” del elote: debo decir que desde que lo probé es mi favorito. Hay tanto en esta muestra de gastronomía tradicional purépecha que el espacio de estas páginas se vuelve pequeño. Estas son solo algunas de las delicias que ahí encuentras. En fin, esta sí que es una fiesta, una fiesta de sentidos donde el gusto y el olfato también están presentes y donde el sabor a lo nuestro deja en el paladar la más agradable de las satisfacciones.
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¡A divertirnos! 1.- Una cocinera tradicional ha hecho tamales para la muestra gastronómica y ha necesitado 720 pesos. Por la venta de todos los tamales, al final ha reunido 1,200 pesos y por cada tamal ha obtenido 4 pesos de ganancia, ¿cuántos tamales vendió? a) 50 b) 80 c) 120 2.- A 10 cocineras les lleva 1 minuto envolver 10 corundas. ¿Cuántos minutos les llevará a 100 cocineras envolver 100 corundas? a) 100 minutos b) 10 minutos c) 1 minuto
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¡A divertirnos! ¿Cuántos charales deben ir en el plato vacío?
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7 El desfile de las aguadoras Una de las celebraciones más esperadas, tanto por los visitantes como por los residentes de Uruapan, es el tradicional desfile de las aguadoras. Cada Domingo de Resurrección, que es el domingo de la Semana Santa, mujeres y niñas de todas edades y de todos los barrios de la ciudad se reúnen en el Parque Nacional para llevar un poco del agua cristalina del río Cupatitzio a una de los templos que se encuentran junto a la plaza principal. Esta tradición es tan antigua como las demás tradiciones presentes en la fiesta del tianguis; sin embargo, por un tiempo se perdió hasta que se retomó hace aproximadamente veinte años. Desde las diez de la mañana, poco a poco, las abuelas, las madres y las hijas llegan al lugar acordado; van ataviadas con su vestimenta típica de guarecita ya que llevan sus huarachitos tejidos y su faldón negro, así como también su delantal y su huanengo blancos y bordados con figuras de flores de distintos colores. Por supuesto no pueden faltar sus variados y numerosos collares de bolita en distintos colores: los hay en azul, morado, rosa, verde, rojo, naranja y amarillo. Pero, sin duda alguna, lo que le da un toque especial al atuendo de las aguadoras son su rebozo y su cántaro adornado: el rebozo se lo colocan alrededor de la cintura pasando por el hombro; o bien, colgante sobre sus cabezas como si fuese un velo. Entonces, las aguadoras colocan sobre su cabeza un huancipo que otorga estabilidad y soporte a su cántaro. De acuerdo con la tradición del barrio al que pertenencen, las aguadoras adornan sus cántaros y huancipos con abundantes flores y listones, aunque también hay quienes prefieren colgarles frutas como las uvas, algunas ollitas diminutas y hasta pequeños panes.
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Los huancipos son unas bases circulares con una perforación al centro que, en la vida diaria, se usan para dar soporte a las ollas y, en este caso, a los cántaros de las aguadoras. Los hay de diferentes tamaños y suelen estar hechos de hoja de plátano. Algunas aguadoras suelen enrollar sus bonitos rebozos encima sus cabezas como si fueran huancipos para colocar sobre ellos sus cántaros. Así pues, las aguadoras comienzan su andar siguiendo el mismo recorrido que hacen los artesanos en su desfile para llegar hasta el templo de la Inmaculada Concepción. Durante toda su trayectoria, las danzantes se balancean plácida y graciosamente al son de la música de la banda, que toca fuerte pero les sigue su paso. Las aguadoras sonríen y se mantienen en filas, una tras otra, desde la más bajita hasta la más alta, las niñas siempre al frente y muchas veces tomadas de las manos.Déjame contarte que este desfile es un espectáculo impresionante porque bailar sin dejar caer un cántaro es todo un arte. Es maravilloso ver cómo todas se deslizan de un lado hacia otro con movimientos tan naturales y tan suaves para conservar el equilibrio y mantener su cántaro a salvo sobre su cabeza, ¡hacen que parezca que en verdad es muy fácil! Algunas, sobre todo las más pequeñas, toman con una mano su cántaro y con la otra su faldoncito en una pose muy coqueta; sin embargo las más grandes, que tienen también más experiencia, incluso danzan con ambas manos sobre su faldón, ¡vaya que son hábiles! A lo largo de su recorrido la gente las admira y les aplaude, y entre el público se escuchan frases de aliento y algunos piropos como: “¡Bravo!” o “¡Qué bonitas!” Durante la Semana Santa y la Semana de Pascua, el júbilo y el orgullo del pueblo purépecha llenan cada rincón de El Paraíso de Michoacán en una fiesta que llega hasta lo más profundo del alma de aquellos que participan en ésta y se dan la oportunidad de vivirla, sentirla y gozarla plenamente. Estas líneas son de una orgullosa uruapense que te comparte su admiración por esta celebración y su impresión al participar de ella. Ojalá en alguna ocasión te unas en carne propia a esta fiesta. ¡Nos vemos el próximo año!
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¡A divertirnos! 1.- Si la palabra “viejitos” ha sido encriptada en la combinación numérica 2295109201519, el significado de 1621185165381 es: a) Purépecha b) Tradición c) Alfarería 2.- ¿Cuál de las siguientes artesanías no pertenece a la técnica de la ebanistería? a) Rebozo b) Guitarra c) Máscara d) Balero
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¡A divertirnos! Descubre cuál es la línea faltante en este bordado:
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La autora
Maricarmen García Sepúlveda nació en Uruapan en 1987. Es Maestra en Producción Editorial por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (cuyo programa pertenece al Padrón Nacional de Posgrados de Calidad del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) y Licenciada en Diseño y Comunicación Visual con mención honorífica por la Universidad Don Vasco. Su principal trabajo converge en la producción y el diseño editorial con especial interés en el nicho infantil y juvenil, así como en temas culturales y académicos, puesto que ha participado en proyectos de editoriales independientes y también ha colaborado en publicaciones de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos en coedición con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. En 2011 recibió el Premio Municipal al Mérito Juvenil por el proyecto de tesis de licenciatura correspondiente a un libro conmemorativo por el quincuagésimo aniversario del Tianguis Artesanal de Domingo de Ramos en Uruapan y, en 2016, el Gobierno del Estado de Michoacán le otorgó mención honorífica en la edición estatal del premio antes mencionado por la investigación de tesis de maestría de la cual surge este libro.
se terminó de imprimir en marzo de 2019 en los talleres de Dicograf SA de CV. El tiraje consta de 500 ejemplares más sobrantes para reposición. En su composición se emplearon las fuentes Galahad y Futura.