Entrevistas SEDEC 100

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Entrevistas

Instituto Superior de Catequética Sección Diocesana de Evangelización y Catequésis Arquidiócesis de Guadalajara




Primera edición 2014. © miguel(así,sinapellidos) 2014. © Instituto Superior de Catequética 2014. Guadadalajara, Jalisco, México Entrevistador, edición y diseño editorial miguel(así,sinapellidos) Transcripción y formato Mario Grana Hecho en México Todos los derechos reservados. La aquí escrito corresponde a lo expresado por los entrevistado y en ello refleja su propio discurso y disposición. No compete al editor nada de lo aquí manifestado. Se prohíbe la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio físico, fotomecánico, electrónico o cualquier otro, sin el permiso por escrito del editor.


Índice

Colaboradores María de Jesús Ramírevz Meléndrez José Inés Flores de la Cruz Antonio Godina Tejeda José Luis Chávez Botello María Elena Ocegueda Juárez Sotero Torres González Antonio Gutiérrez Montaño María Olga Garibay García Enrique Morales Plascencia Javier González Ramírez Carlos Álzaga Díaz Filiberto Arias Franco Ana María Rizo Hernández Evangelina Ocampo Rivera José del Carmen Navarro Navarro Blanca Luz Tenorio Vázquez Eulalia Luna Quintana Rosa Arvízu Montes Benjamín Castillo Plascencia María de Jesús Orozco Lozano María Guadalupre Aceves Navarro Guadalupe María quezada Cadena Irma de los Dolores Padilla Becerra María Luis Evelia Aguilar Alonso Juana Rizo Saavedra María Guadalupe Torres Villalpando Adán Juárez Rojas Hermilio Cárdenas González

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Testigos Ana Rosa Cervantes Munguía Claudia Margarita Lugo Rojas Yolanda Preciado Cueto

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De las entrevistas

Para cumplir con diversos objetivos de una investigación histórica el realizador se tiene que valer de diferentes herramientas para llegar a plasmar hechos concretos y sustanciales, momentos que se muestran en documentos, material visual y otros, tal es el caso de lo aquí contenido, la historia oral. Para tal investigación se ha consultado material documental al por mayor y no fue de menos importancia la indagación con aquellas personas que en su momento formaron parte, de manera directa o indirecta, de lo que hoy es la Sección Diocesana de Evangelización y Catequesis (SEDEC) a los cien años de su nacimiento como colectividad religiosa. Más de treinta entrevistas con más de veinte horas de grabación de diferentes personajes entre colaboradores y testigos son la evidencia de actos de fe, de labores constantes, de trabajo en equipo, de distancias, de hermandad y solidaridad, de elaboración de materiales, de animación territorial, de cooperación y colaboración, que al día de hoy son base de la estructura de lo que actualmente se gesta en el trabajo de la catequesis dentro de la Arquidiócesis de Guadalajara. El trabajo aquí expuesto son las palabras de muchos participantes, quienes de manera libre y bajo su consentimiento, emitieron para un servidor lo que la memoria y el alcance del recuerdo les permitieron. La disposición, la colaboración y el tiempo fueron razones que me favorecieron para obtener el material aquí reunido, agradezco con gran ímpetu su esfuerzo. Es necesario dejar en claro que fueron otras las circunstancias las que suscitaron la imposibilidad de realizar otras entrevistas tales como la distancia, las actividades lejanas, la variación de los tiempos, la falta de datos precisos sobre algunas personas, el desinterés de otras tantas, la indisposición de los medios, las enfermedades o tan simple como la propia muerte. Pese a lo anterior, la información que se recuperó de forma directa y de voz de cada una de las personas entrevistadas, ha sido de gran utilidad para construir, a partir de la historia oral, parte de la memoria histórica de estos cien años de actividad evangelizadora. 7


Las entrevistas se formularon bajo un pequeño esquema de preguntas abiertas con el fin de entablar la posibilidad de respuestas diversas, esto permitió que los entrevistados compartieran más de situaciones personales y colaborativas, en las que, sin duda alguna, mostraron la esencia de la labor desempeñada por cada uno dentro del SEDEC o en sus respectivas etapas como Oficio Catequístico o Secretariado de Evangelización y Catequesis. De las entrevistas existen varias en las que se depositó demasiada información y son parte importante de este acontecimiento histórico a celebrar, preciso, no todas las entrevistas se valen de un gran extensión pero sí de información necesaria, que por igual, son relevantes pese al tiempo o las situaciones en que fueron hechas, ninguna ha sido desvalorizada. Algunas de éstas contaron con el tiempo necesario y siguieron el ritmo que los entrevistados otorgaron a la misma. Se procuró destacar la información de mayor relevancia en relación con la estancia de los entrevistados ya sea directa o indirectamente con el SEDEC, por lo que podrá existir información extra que permite contextualizar la situaciones de la evangelización y la catequesis en diferentes épocas y entornos, tan variadas todos ellos. Cabe mencionar que existen algunos contratiempos con respecto a la realización de las entrevistas, por ejemplo: los errores del habla, gesticulaciones, muletillas, volumen y deformaciones lingüísticas que cada uno desarrolla como propia imagen de sí mismo debido a los contextos en los que nos relacionamos; la falta de memoria, que algunos entrevistados ya sufren; y la inevitable vejez, que soporta todo lo anterior, y en su mayoría, el tiempo ha dejado secuelas que impiden que las personas puedan colaborar de manera inmediata con la investigación. Estas tres causas y otras más no mencionadas figuran en distintos aspectos de lo aquí transcrito, por mencionar: las fechas, los años, los nombres de personas, de lugares, de obras, de proyectos, de instituciones y de otros tantos, son tan sólo la muestra de la inexactitud de la realidad. Sin embargo, a pesar de que no son datos precisos en algunos casos otorgan una imagen directa de la época gracias a su comparación con otros testimonios, bajo ese margen es posible comprender las situaciones que se configuraron en muchas situaciones. Por otro lado, cada una de las entrevistas se realizó lo más cercano a una perspectiva de realidad sin producir ni planear. Fueron hechas sin editar la información y el aspecto original del momento, esto con la finalidad de manifestar un trabajo cercano a la posible verdad que buscó en su momento la investigación de esta memoria histórica. El orden que las entrevistas tienen en esta compilación no corresponde a la cronología histórica que marcan los cien años del SEDEC. El orden otorgado aquí corresponde a las fechas en que se realizaron dichas entrevistas, desde noviembre de 2013 a julio de 2014. En cada una de ellas se muestra el dato preciso del día, la hora y el lugar en que se realizaron. Después de una constante seguimiento de todos los aquí entrevistados, se ha dejado en línea, en un canal propio de Youtube, todas las videograbaciones correspondientes a lo aquí escrito. 8


A su vez, se realizó la transcripción de cada una de las entrevistas y también, fueron revisadas en varias ocasiones para precisar la información, es decir, la verificación de datos que no eran precios. Dichas revisiones se realizaron debido a que las diferencias en las voces, el tono variable y los problemas de dicción impidieron escuchar con precisión información necesaria. Ante todo lo acontecido esto es una óptima evidencia de lo que fue una de las partes de la investigación para la memoria histórica de los cien años del SEDEC. Agradezco a todos los participantes su disposición y apertura para la realización de esta parte de la investigación, pese que en principio parecía un tanto difícil, ahora es una realidad. De igual manera reconozco el noble esfuerzo de cada palabra compartida y del tiempo obsequiado a esta exaustiva labor que es parte de una evidencia colectiva. A todos gracias por sus palabras, por los momentos compartidos, por los desayunos, las tardes, la complicidad amiga y sobre todo, por otorgar la confianza necesaria a este desconocido servidor. Sea usted lector el que vislumbre la información de lo aquí plasmado y contemple las diversas voces que formaron parte de lo que a sus cien años sigue en la ardua labor de catequizar. miguel(así,sinapellidos) Guadalajara, Jalisco, México, octubre 15, 2014.

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Colaboradores



María de Jesús Ramírez Meléndrez Noviembre 20, 2013, 14:44 horas. SEDEC, Guadalajara, Jalisco.

Buenas tardes, ¿cuál es tu nombre? María de Jesús Ramírez Meléndez Muy bien. Según tengo entendido, ¿llegaste más o menos por el [año] 88? No, por el 88 no, llegué como en el 90… como en el 91. ¿Cómo fue que llegaste al SEDEC? Al SEDEC, bueno, el P. Hermilio me invitó. Primeramente me invitó a la Jornada nacional en Querétaro que fue en 1990. Y me decía que… después de esa experiencia que tuve que fue la Jornada a nivel nacional, me invitó aquí a colaborar en SEDEC. De esa manera fue como me integré aquí en el SEDEC. ¿Recuerdas más o menos para qué fecha? En el 90… en el 91, en 1991. ¿En algún mes en específico? En algún mes en específico, fue como en… septiembre, octubre, del 91. ¿Y qué llegaste a hacer en esa primera instancia? Cuando yo llego al SEDEC estaba constituido... lo coordinaba el padre Hermilio y estaba el señor Benjamín, obispo ahorita de Celaya, el padre Toño Gutiérrez Montaño; de las hermanitas estaba la hermana Lupita Quezada, Guadalupe Quezada, la hermana Eulalia Quintana… “Nena”, José Inés y… la hermana Irma Padilla, catequista de Jesús Crucificado. Yo me integro en ese tiempo y cuando me integro, se trabajaba por prioridades. Las prioridades eran formación, animación y elaboración de materiales. Para esto, de esas prioridades, nos integrábamos en prioridades, recuerdo que yo estaba en la de formación, animación y elaboración de materiales, o sea, nos integrábamos. El equipito de los que te acabo de mencionar éramos los que lo hacíamos todo, pero para esas fechas pues no... era una oficina, nada más, pequeña, la que se juntaba que es hoy la sala de juntas. Nada más sesionábamos cada ocho días a reuniones. El trabajo era asistir a una de las reuniones provinciales, ir sacando los subsidios más necesarios, por ejemplo, los ejercicios de cuaresma que en ese tiempo se 13


trabajaban los de adultos en colaboración con la (...) de pastoral y no, no, no se ofrecieron muchos subsidios en ese tiempo. La formación, pues sí, era más el Curso de verano, cursitos que pedían muy esporádicos en algunos decanatos… pues en sí eso era... la animación, que era las reuniones cada mes aquí a nivel diocesano con los coordinadores de parroquía… pues eso era la vida del SEDEC, nada que ver con lo que ahora es, porque ahora estamos por departamentos. Me dices que cada ocho días sesionaban... [Asiente] Los martes. ¿Qué tiempo duraban esas sesiones y qué es lo que se veía en estas sesiones, recuerdas? En esas reuniones iniciábamos como a las diez de la mañana y andamos terminando como a la una de la tarde, una y media dependiendo, y en sí pues es curioso porque nos reuníamos cada ocho días y hacíamos menos y ahora nos reunimos cada mes y hacemos más. En ese tiempo era nada más... pues era nada más... revisar el caminarr, ir previendo lo que se iba a hacer, pero éramos todos juntos y como te digo, eramos un grupito de unos diez… doce… eso era lo que hacíamos. ¿Y de esas sesiones qué proyectos resultaron? Pues de allí, de esas sesiones... pues en sí, en sí, en sí… era la pura Escuela de verano en sí. La Escuela de verano que funcionaba cada año, la de formación de catequistas, era eso, que yo recuerde algo más…. pues nada más era así como para... para lo que te decía, los ejercicios de cuaresma que era lo que se pedía, que se colaboraba, o algunos subsidios que se ofrecían, por ejemplo, que se iba a celebrar algo aquí nivel diocesano entonces se pedían algunos subsidios y era lo que se hacía pero, así como de rigor, de rigor, así un trabajo que fuera como el... exigiendo, elaborándose para que saliera pues no, como ahorita, no. Y a nivel comunitario, ¿qué trabajos se realizaron? A nivel comunitario lo que hacíamos era... así, así como trabajo, pues era la formación, era lo único, la formación… que a veces... recuerdo que a mí me tocaba ir hasta Poncitlán, a Ocotlán. Me tocó ir a dar clases de formación, pero eran unas escuelitas que se tenían, pero no establecidas como las de ahorita... que ahorita ya son escuelas decanales establecidas, eran así, formación que se pedía desde aquí del SEDEC e íba uno y apoyaba. ¿Y desde qué momento comenzaste con esta labor? Pues empecé desde el 91. Aunque para mí era más difícil porque yo, como venía de Amatitán, venía prácticamente a las reuniones los martes y me iba. Y cuando era venir a las reuniones provinciales, entonces sí me venía, porque era toda una semana… que no eran provinciales en ese tiempo, eran regionales. Era la región pastoral de Occidente en ese tiempo. Provincial fue hasta últimos años después. Me iba a las reuniones regionales, venía a las reuniones los martes y cuando se requería apoyo era cuando venía y me quedaba, pero cuando no, pues nomás era venir a las reuniones y ya… desde Amatitán. De aquella etapa, no digamos 91, digamos los años siguientes, ¿cuál fue tu trabajo, tu caminar?, ¿hacia qué te fuiste enfocando? 14


Me enfoqué más a la elaboración de materiales. Allí en la elaboración de materiales duré... ya cuando se constituyó como departamentos, me quedé en el departamento hasta como hace tres años... hace cuatro años que me pidieron el servicio aquí en el departamento de Animación, en la coordinación, pero casi siempre estuve en la elaboración de materiales. Y en esta parte de elaboración de materiales, ¿qué fue lo que desarrollabas? Allí era, por ejemplo, los ejercicios de los niños, la cuaresma cuando salían. Elaborábamos también… estuve elaborando todo un material subsidial para las láminas, unas láminas que iban a salir para la compañía del proceso. El mismo itinerario de la infancia y preadolescencia, me tocó coordinar la segunda etapa de Jesús vive entre nosotros. En ese tiempo sí era venir y trabajarle por semana, como venía desde Amatitán, pero esto ya te estoy hablando del 2006 para acá. En el 2006 fue el trabajo así como fuerte, el de los textos de la infancia y la preadolescencia que nos metimos pues... me metí de lleno, y en ese tiempo era cuando yo coordinaba esa etapa de Jesús vive entre nosotros. ¿Qué años duró esta etapa? Pues empezamos en el 2006 y en ese año salieron los subsidios porque el señor Cardenal nos... quería poco tiempo... empezamos en enero a trabajar con los temas y para mayo terminamos lo que fue mi primer... mi etapa de Jesús vive porque, pues bueno, estaba la primer etapa de Descubre a papá Dios, estaba la tercera etapa de Conozco y vivo mi fe, pero a mí me tocó nada más coordinar esta etapa y esa etapa nosotros la entregamos en mayo, de enero a mayo. Estamos hablando de una etapa ya madura tuya... Sí, de ahora que está el padre Toño. Y en la elaboración de materiales cuando recién llegas, que vienes de Amatitán, que ya te estás enfocando a algo, ¿cómo era la creación, era el análisis, digamos, la construcción de estos materiales?, ¿me podrías contar algo de ello de lo que recuerdes? Recuerdo que poquito antes de que entrara el padre Toño, cuando estaba el padre. Adán Juárez (hoy laico), recuerdo que una de las construcciones, que así como que fue el “boom” y que empezamos, fue con los ejercicios de niños... que estos subsidios los empezamos a… no a elaborar, sino que pedimos permiso a la Diócesis de San Juan de los Lagos, que si nos daba permiso de fotocopiarlos... y recuerdo que ese fue el primer trabajo que hicimos, lo fotocopiamos, lo ofrecimos engrapado, lo pusimos en una hojita nada más de color y a partir de allí vimos, o sea que, se vendieron muchisísimo. Se elaboró, o sea, como dar una respuesta pues a algo que era una necesidad que estaba ahí, que no estaba cubierta. A partir de ese primer año, que fue como la experiencia y que vimos que dio un buen resultado porque era algo necesario, a partir de allí se empezaron a elaborar los ejercicios ya propiamente para niños… que hasta la fecha es algo que ya lo están pidiendo y lo están esperando, porque anteriormente no había ejercicios para niños, era para adultos, y yo, cuando estaba de coordinadora en mi parroquia, veía que era un subsidio muy necesario pero que no se nos ofrecía, y recuer15


do que a partir de esa vez, pues… que estaba ya el material, hicimos como más la propuesta, decir (...), “¿por qué no les pedimos a las hermanas de acá de San Juan que si nos dan permiso de ofrecerlo?”, y ellas nos dieron ese permiso. Ya viendo que en ese año fue como de veras una necesidad que se cubrió, el siguiente año fue cuando se empezaron a trabajar. Se redactaron propiamente de aquí, desde el departamento de Materiales y ellas lo empezaron a ofrecer. Entonces empezaron a surgir todos estos materiales, pues ya ahorita no se dan abasto por el trabajo que se requiere. ¿Quiénes comenzaron con esa redacción de materiales?, ¿quiénes influyeron?, ¿cómo influiste? Estaba… era Esaú, que era el que se encargaba de hacer los diseños así, medio caseritos, Esaú... estaba la hermana Olga Garibay, estaba Nena, que era la que coordinaba el departamento y estaba yo. Éramos los cuatro. ¿Tú que hacías allí? A mí me tocaba hacer las actividades. Yo buscaba las actividades o los temas, es más, dentro de estos materiales me tocó elaborar las catequesis para el día del Catecismo, porque el día del Catecismo ofrecía una temática de cinco temas, porque se le llamaba la semana... “Una semana para el día del Catecismo”, y se ofrecían cinco temas... un subsidio con cinco temas, y me tocaba también elaborar, como estábamos en el departamento nos repartíamos los temas, y me tocaba también elaborar algunos temas para el día del Catecismo. Entonces, dentro de todo lo que has hecho, elaboración de materiales ha sido tu fuerte... Con eso inicie, aunque ya ahorita te puedo decir que mi fuerte es con los catequistas, la animación. A un principio cuando me sacan de materiales pues como que “¡híjole! ­—¿no?— me voy a ir de materiales...”, pero ya cuando llego a animación veo pues que mi vida, mi contacto está con los catequistas, con ellos, en la animación territorial, los decanatos, las vicarías. Muy bien. Antes de continuar con esto, es muy importante la elaboración de materiales que este pequeño grupo empieza ya a generar, ¿cuál es tu experiencia en la generación de estos materiales?, ¿cómo viste el funcionamiento de los materiales, digamos, sí, tuvo respuesta, cuál fue la respuesta o las respuestas? Te puedo hablar desde los dos polos: desde el SEDEC y desde el decanato. Porque recuerdo que en ese tiempo estaba en el decanato y asistía a reuniones del mismo. Recuerdo que siempre, siempre, los sacerdotes decían, “es que nos piden que llevemos los materiales del SEDEC, pero va uno al SEDEC, busca y no encuentra...”. Recuerdo que en ese tiempo los tirajes eran mínimos a comparación de ahora, todo el alcance que tiene y todo lo que se cubre... ¡no, no, no! ¡nada que ver! haz de cuenta que era... yo creo que el uno por ciento de lo que se elaboraba en esos tiempos. Ahora veo que sí ha dado una gran respuesta a las necesidades, y si ahora de veras el material no se adquiere es porque no se quiere, pero en ese tiempo se quería y no se tenía. Entonces hablándote desde allá, desde el decanato, lo que yo escuchaba de los sacerdotes, lo que yo veía... veía un SEDEC que no 16


daba respuesta a unas necesidades en cuestión de subsidios. Ahora como te digo, no estoy allá porque ya estoy de lleno aquí, pero uno mismo ve que el material está y que lo vienen a buscar y “no, pues no, no hay...”, entonces, eso es lo que te puedo compartir. Conoces los dos polos... desde tu polo, desde el decanato, ¿cómo veías que estabas funcionando con tus actividades, lo que tú habías creado, cómo lo veías? Lo veía, o sea, de tal manera con una satisfacción por un lado porque era lo que tú creaste... pero por otro lado, ya para la hora de llevarlo a la práctica, no era una satisfacción del todo porque siempre en las parroquias a veces no es fácil que se den estos espacios porque luego, luego, “no, pues es que, depende uno del párroco”, y el párroco no te da opción a que hicieras una semana de la catequesis. Entonces yo... una de las maneras... como coordinadora que estaba en ese tiempo allá en mi parroquia aprovechaba el subsidio: hacíamos reuniones mensuales con los padres de familia y en esas reuniones iba tomando un tema de lo que se había hecho para la semana de la catequesis, así lo hacía para aprovechar los materiales del subsidio... eso es como... como se aprovecharon. ¿Hasta esos momentos me estás hablando de 1998, 99? Te estoy hablando como del 96, 97. ¿Y después qué vendrá? Ya generaste, elaboraste materiales, ya los aplicaste, ya viste que a veces si funcionan, no funcionan... Pues de que funcionan, sí funcionan, porque me tocó aplicarlos, me tocó iniciar un proceso en mi parroquia y de verdad que… ¿Generarlo? Sí, lo que se genera desde acá me tocó hacer como generar y aplicar... porque lo que generaba aquí también me tocaba aplicarlo allá y vi que de veras sí fue un gran logro, con un itinerario de esta magnitud que abarcaba desde los cuatro años hasta los trece años... fue algo muy positivo, muy enriquecedor... la comunidad se involucró, se comprometió. Entonces, gracias a Dios, tuve esa oportunidad de generarlo y también de ir aplicándolo desde la parroquia. Muy bien. Y después, para ese tiempo en que tú ya aplicabas y ya hacías, ¿dónde estaba ubicada la institución? En Jarauta (calle). ¿Aquí a espaldas (de la actual ubicación)? En Jarauta, sí, allí estuvo. Porque aquí nos venimos nosotros como hasta el 2006… en el 2006 nos venimos… de ahí para atrás pues es todo, o sea, desde Jarauta allí estuvimos. Jarauta... ¿qué número? Es 517, estamos en la misma ubicación de aquí, Federación e Industria (calles), nada más, más abajo. ¿Y después de ahí qué vendrá para el SEDEC, qué vendrá contigo? Después... pues todo un cambio. Cuando nos veníamos para acá, nomás estuve un año en Materiales y me pidieron el servicio en Animación. 17


¿Eso fue para el dos mil...? Fue para el dos mil... como el 2007. ¿Entonces, digamos que en Materiales duraste desde el 91? Sí, desde que llegué. Materiales, Formación, Animación, las que eran prioridades y estábamos, hacíamos todos todo. Nos integrábamos y podías estar hasta en dos. Ahí colaborábamos de esa manera, y ya, hasta con el padre Adán, cuando estuvo Adán fue cuando se constituyeron los departamentos. Después llega el padre Toño y ya… siguen con los mismos departamentos. Y en esos departamentos que crea el padre Adán, ¿tú en cuál te desenvuelves? Todavía me quedé en Materiales. ¿Pero también hacías Formación? Materiales… Formación lo hacía cuando nos pedían el Curso de verano solamente. Me involucraba en la Escuela de verano en julio y era como hacía, pero así de estar directamente con Formación, no. Yo estuve en Materiales. Muy bien. Precisemos en esa etapa que tuviste de Materiales, ¿evolucionó... los materiales, la creación, su gestación, su aplicación? Sí, mucho. ¿Cómo? En primer lugar, en cuestión de contenidos que fueron, o sea, más sistematizados, fueron más profundos. En cuestión de diseño evolucionó muchisísimo. A mí no me tocó ya trabajar con estos diseñadores (los actuales), más que nada a mí me tocó cuando estaba Esaú, con ellos fue con los que me tocó… Prácticamente desde cuando sale lo de los textos de infancia y preadolescencia en 2006, estos mismos diseñadores han estado trabajando pero no aquí establecidos, sino desde sus oficinas. Se le pedía al diseñador que el trabajo lo diseñara todo... ellos lo hacían desde allá, después se los trajeron para acá. Sí fue mucho el avance en cuestión de distribución, fue un gran avance, o sea, sí hubo mucho, mucho cambio, mucha mejora y fue un crecimiento. ¿Cómo sucede este crecimiento? Este crecimiento yo lo veo a partir de con el padre Toño. Cuando él llega trae una visión como “de innovar”. Trae una visión como “queriendo acabar el mundo” y lo logró porque, yo recuerdo al anterior, a Adán, el que estaba anterior a él, muy “poquitero” en cuestión de los materiales y cuando el padre llega, ¡no, no, no!... se lanzó de veras, o sea, se lanzó a lo grande pues, sin miedo, como aventarse y eso fue bueno, porque eso fue como lo que te decía anteriormente, dar una respuesta a una necesidad que ya estaba y que no se les cubría, que vinieran a buscar los materiales y que hubiera, por un lado. Por otro fue lo de la renovación de los materiales, porque anteriormente nada más el SEDEC vendía el libro del catequista, no vendía el del alumno, entonces, a partir de cuando viene el padre, de cuando el padre llega, es que se hace esta renovación del itinerario, se elaboran ya desde aquí los cuadernos de actividades para los niños. Entonces fue una respuesta con una necesidad doble, no sólo el del facilitador, “el texto guía”, sino también el del alumno y la familia. Esto fue ayudando al cre18


cimiento y por otro lado, fue creciendo en todo lo demás: empezar a abarcar más escuelas en cuestión de la formación, en cuestión de la animación también, llegar más al territorio... pues ha sido así, como algo muy en crecimiento que se vio con la llegada del padre Toño. Después de este crecimiento, después de haber dejado materiales, de haber como quien dice, dado la vuelta a lo que es, tanto la perspectiva de creación y de aplicación... llegas a un punto totalmente diferente... ¿cuál es este punto? Pues, que ya no iba a tener el contacto con los materiales, porque ya mi servicio lo estaban pidiendo acá en Animación, en el departamento de Animación, y me pedían que coordinara un departamento y no me fue así como de muy del todo desconocido, porque cuando estábamos por prioridades pues le hacíamos también a todo. Tenía el conocimiento de animación, de formación, no propiamente como el de departamento pero como prioridad, y cuando se da este cambio, pues bueno… al menos empecé a entrar en el contacto con los catequistas, porque quieras que no, yo recuerdo que anteriormente Nena era la que estaba aquí de tiempo completo... —porque yo no estaba de tiempo completo, yo estuve de tiempo completo hasta el 2006— y veía como los catequistas la reconocían a ella, le hablaban y todo... y me sentía mal porque yo no estaba de tiempo completo. Cuando asisto ya de tiempo completo y después se da el cambio en animación empiezo a tener más contacto con los catequistas y recobro esa parte que no tenía del contacto con ellos, y que ahora... ya me ubican porque va uno llevando el acompañamiento con ellos en las reuniones que tenemos, aquí, en el diocesano. Eso fue como… como esa parte... ¿Tocar, estar cerca? [Asiente con la cabeza] ¿Qué es esta parte, este cambio para ti, este contacto con el catequista? Este cambio para mí fue… qué te diré, fue como... a uno en un principio se le hace como una resistencia pero después... ahora... ¡híjole!... el estar con los catequistas, el darte cuenta tú de sus realidades, las distancias y que a veces, uno inclusive, a veces uno cree que por el hecho de estar aquí en Guadalajara todos te ubican, te conocen, (...), todos saben lo que tú estás haciendo a nivel diocesano... y nada... porque en realidad es que a veces parroquias de aquí mismo, de la misma urbe, ni siquiera saben que es el SEDEC. Sin embargo, nosotros tenemos la experiencia que a partir de mayo de este año (2014) empezamos a acompañar al decanato de Temastián. Fuimos a San Martín de Bolaños que es una una comunidad a cinco horas casi desde aquí, de Guadalajara, pero ese contacto nos ha ayudado porque nos vamos dando cuenta de verdad sobre la necesidad que tienen ellos, allá. Y por otro lado, estar en el contacto, el ver a los catequistas —ellos se reúnen cada dos meses, cada bimestre—, y el ver que las distancias están no muy cerca porque unos llegan... duran dos horas para llegar al lugar de la reunión y dices tú, “cómo puede ser posible que en un lugar por acá tan apartado de la Diócesis se reunan más de cien catequistas...”, y que a veces aquí, en decanatos que están muy bien ubicados en transportes, no haya esa 19


respuesta. Allí mis respetos, porque también en este acompañamiento que hemos venido dando desde esa fecha —llevamos como cuatro reuniones que hemos tenido con ellos, que nos hemos estado reuniendo—, los sacerdotes están presentes en toda la reunión. Es muy diferente un trabajo de oficina a allá, a un trabajo de territorio, porque en el territorio te das cuenta de las necesidades, te das cuenta de todo lo que el catequista está viviendo, de lo que carece, de lo que le hace falta, ya sea de formación, de sus mismas herramientas: cómo utilizar esas herramientas didácticas para llevar sus sesiones de catequesis, o sea, es algo que de veras... a mí me ha llenado más que ni los materiales en tan poco tiempo que tengo aquí, me ha llenado más que ni la elaboración de los materiales. Ya me has contado suficiente de ello, mas, cuando llegas a esa postura, conoces... ¿cómo empiezas a desempeñar esa actividad de animación, ese departamento, cómo lo comienzas a coordinar? Cuando yo llego ya había allí una programación que son programaciones de cajón, por ejemplo: los eventos diocesanos —que esos eventos diocesanos son de cajón—, la convivencia navideña, y luego, el retiro de cuaresma, las prejornadas, —que esas prejornadas se dan a tres niveles: parroquia, decanato, vicaría—, eso ya está de cajón. Los asesores, los sacerdotes asesores de la catequesis —que son un sacerdote por decanato—, ya también era una actividad que estaba programada, pero yo llego y tenemos que empezar a darle impulso, como a potenciarlo, porque recuerdo que cuando estaba en materiales y quienes estaban encargados de animación, “no pues que hay reunión de asesores”, venían pocos sacerdotes. Entonces cuando llego empezamos a repartirnos las vicarías, entre los mismos miembros nos organizamos —los mismos miembros de los departamentos— y cada miembro se encarga de hablar a sus asesores de sus vicarías. Esto ha ido en aumento y ha ido un poco más en conocimiento de los sacerdotes asesores del decanato, pues el trabajo que se hace se realiza en el SEDEC. Aparte de que ya hay un programa ya fijo que se trabaja también con ellos, no, nomás es, “bueno, van a venir y qué les vamos a dar”, no, ya hay algo. Eso pienso que también ha ayudado, inclusive, de hecho en estos dos últimos años que se ha trabajado con ellos, de las mismas reuniones que han salido durante el año, aterrizan un subsidio, por ejemplo el año pasado... fue hace dos años... fue la organización de la catequesis. Este año fueron los agentes de la catequesis y aterrizó en un subsidio que se les entrega a ellos, a los mismos asesores. Lo que hicimos fue organizarnos tanto por vicarías, y organizarnos de tal manera que se pudiera cubrir el trabajo, aunque a veces, también, ya para el territorio no es fácil, porque así de tiempo completo somos dos, entonces somos los que más nos descentralizamos en la forania. Y tu participación a nivel foráneo, digo, ya estar en el hecho del departamento de Animación es algo muy intenso porque implica, una por más de contacto, el hecho de estas distancias, ¿cómo las llevas tú? Entro primero en relación con los sacerdotes por teléfono. Recuerdo que cuando le hablé al padre Adelelmo, estaba en ese tiempo de decano, acá en Temastián, y él me decía, “no”, dijo, “no, no vienen, así dicen todos, nomás dicen pero no 20


vienen...”, “no padre, sí, sí voy a ir...”, y él me proponía que fuera un sábado, pero en sábado yo tenía un compromiso, “padre, ese sábado no puedo pero le prometo que el domingo sí voy, le prometo que ahí estoy...” y sí, me fui a las cinco de la mañana desde Huentitán, mi hermano me llevó, uno de mis hermanos. Llegamos Norma y yo, desde las cinco a las doce del día llegamos allá, cuando llegamos nosotros él no estaba y en eso, al ratito de que llegamos llegó él de un rancho, se baja de la camioneta y nos ve, se queda sorprendido, así como “¡híjole!, de veras vinieron...”. A partir de ahí nosotros hemos procurado estar acompañando, ya nos pidió que estuviéramos en la siguiente reunión que fue a los dos meses —porque es cada bimestre— y a partir de allí hemos estado. Ahora él ya no está ahí, ya lo cambiaron al decanato del Teúl, pero quiere seguir manteniéndose en contacto, allí en el mismo decanato, igual como se hizo acá en Temastián. Lo que ayuda mucho cuando nosotros queremos entrar a apoyar es el contacto con ellos, el contacto y la presencia, eso es la respuesta que te va a dar una acogida para que tú puedas entrar a darles a ellos el apoyo. Y como te digo, a veces no lo creen, inclusive ha habido catequistas que me han dicho, “no pues que le dijimos a nuestro señor cura que van a venir del SEDEC...”, y los párrocos dicen, “¿el SEDEC va a venir?”, “sí señor cura, van a venir...”, como que se les hace imposible que uno vaya, y ya cuando vamos y estamos allí, que vean que en realidad sí es cierto que uno cumple, que no se queda nomás en meras palabras, esa es una manera de ir ganándonos la confianza de parte de ellos... y que ellos te vayan abriendo las puertas para que tú puedas entrar. ¿Muy grande esta actividad? Sí, porque, ¿te imaginas?, son quince vicarías y cada vicaría tiene tres decanatos al menos, hay otras que tienen cuatro, hay dos que tienen cinco decanatos, entonces son muy extensas... ponle a cada decanato sus parroquias, mínimo diez parroquias por decanato… son como 585 parroquías. ¿Estamos hablando, más o menos, de un número aproximado de cuántos fieles a este momento? En el censo que se hizo en el 2006 —que de hecho este año es uno de los objetivos que tenemos, renovar el censo—, salieron 29 732... pero muchas parroquias quedaron sin ser censadas y les hemos estado llamando, ahorita tenemos 32 700, por ahí... pero a este año a ver cuánto nos va a arrojar. ¿Estamos hablando de fieles o de catequistas? Estoy hablando de catequistas, catequistas de infancia, prebautismales, de adultos, estamos abarcando todo, todas las catequistas. Todos los que se dedican al ministerio de la palabra... y ya de uno en uno (...) no se diga, es mucho más… ese es el número, ¿te imaginas para llegar? Es un trabajo enorme. Desde ese primer momento en que llegaste en el [año] 91 a este momento en que estas sentada aquí, ¿cómo has visto esta evolución, tu participación en la evolución del crecimiento de esta institución, de esta Sección? En primer lugar, cuando llego yo, llego sin ninguna experiencia porque recuerdo 21


que le decía al padre Hermilio que pertenecer a un SEDEC, ahí decía muy claro, se requería gente preparada, se requería gente capaz, gente con formación... yo no tenía la formación, mi única formación era la primaria. Yo le decía al padre, “es que padre yo no tengo la preparación, no tengo la formación para estar en un equipo...”, me decía, “pero es que tú tienes la experiencia... aquí lo que cuenta es la experiencia porque nosotros tenemos la formación pero no tenemos la experiencia que tú tienes...”, y recuerdo que cuando yo llego ya aquí él me mando a estudiar un diplomado de educadores en la fe a La Salle. Después pasó el tiempo, como a los cinco años me metí por mi cuenta a estudiar la licenciatura en Catequesis escolar que en ese tiempo todavía era de los Lazaristas, pero ya después terminó con los Maristas. Me metí a hacer la secundaria, hice la preparatoria, en el inter previo a entrar a la licenciatura, pedí permiso a la directora de ahí de la escuela que era Cristy Ventura, le solicité la oportunidad de hacer la prepa en el inter que hacía la licenciatura y terminando esta entregaría mi certificado de prepa: sí me dio oportunidad. Para el 2006 terminé la prepa y ya tenía mi certificado, pero no salí en ese año porque muere mi mamá y salgo hasta 2007 de la licenciatura. Pasaron todavía otros dos años y me metí a estudiar una licenciatura ahora, en Pedagogía. En cuestión de formación, pues te digo, de estar en cero a ahora tener ya una licenciatura en Catequesis y al estar haciendo otra licenciatura en Pedagogía, en cuestión de mi persona, nada que ver, porque yo entro sin secundaria y sin preparatoria, y ya ahora tengo dos licenciaturas, tengo la secundaria, tengo preparatoria, tengo el diplomado este que tomé, en esa parte pues, hay mucho de avance, en cuestión de lo demás, también. Me siento diferente porque no es igual a venir nada más cada ocho días a las reuniones a estar de tiempo completo. De tiempo completo es muy diferente porque tú mismo vas viendo las necesidades, las urgencias, el trabajo y eso te va involucrando más, porque cuando venía de Amatitán, qué no hubiera querido quedarme, yo de mi lado me quedaba, pero mis papás, “no, no, no...”, yo fui la única que me quedé, no me casé, ellos estaban muy apegados a mí, hasta que mi mamá muere yo me vengo de tiempo completo, entonces es muchísima la diferencia del 91 a esta fecha. En primer lugar, hasta los términos para hablar uno... yo recuerdo cuando llegué, híjole, me daba hasta pena. Créemelo que llegaba a las reuniones y hasta me sentía con miedo porque yo no tenía formación, yo no tenía preparación, pero el padre así me aceptó, yo no quería poner mis trabes, (...) después yo misma me fui urgiendo en mi formación y en base a eso hay mucho que comparar y nada que ver de cuando llegué a ahora. ¿Tu participación cómo afecta al crecimiento del SEDEC? ¿Cómo afecta mi participación? Digamos, afecta en pro, ¿cómo repercute? ¿Mi formación? Sí, lo que tú haces, tu trabajo, en lo que hoy es el SEDEC desde aquellos momentos. 22


En primer lugar en los tiempos, porque en aquella época no tenía el tiempo disponible ni el tiempo completo. Te puedo decir que yo me tomo todo tiempo del mundo hasta ahora gracias a Dios, porque ya no tengo que decirles, “¿me dejan ir?”. Por decirte algo, salimos nosotros a los talleres, sí, a darlos a otras diócesis que nos piden los talleres de los textos de la infancia y preadolescencia, y me voy yo, regreso y no tengo que andarles diciendo a mis hermanos, “¿saben que voy a salir o me dejan ir?”, en esa parte repercute que tengo la libertad y que sé que el hecho de que nosotros vayamos a dar un taller a otra diócesis, después son mejoras para el mismo SEDEC, porque luego ya tienes y se los empiezas a llevar, entonces ya es parte, es un beneficio en que se ve beneficiado el mismo SEDEC. Para mí en primer lugar, o sea, en cuestión de tiempos, tengo el tiempo, todo el tiempo del mundo ahora, excepto mi escuela porque estoy estudiando y por fuerza me tengo ir a las seis y no puedo dar un poco más si me piden en alguna parroquia o en algún decanato, pero sí, los fines de semana por lo regular casi siempre son o fuera o aquí en la ciudad. El sábado pasado estuve en una parroquia en Huentitán desde las nueve hasta las cuatro de la tarde, este fin de semana estoy desde las tres hasta las ocho de la noche en Belén de Jesús, entonces, en esa parte, es como viene la repercusión de mí hacia el SEDEC. Por último, para cerrar con broche de oro, cuéntame, cuéntanos más bien, un momento clave tuyo, participando en esto que es el ministerio de la palabra... Un momento clave... un momento clave es mi vocación… un momento clave es mi vocación porque me gusta lo que hago, me siento realizada y como es algo que me gusta y vivo mi vocación y la realizo con gusto, no escatimo tiempos, esfuerzos, ni dinero, porque es algo que es mi vida, me llena. ¿Satisfecha con el SEDEC? Satisfecha. ¿Con la misión? Así es… ¿cómo ves? Pues no queda más que decir María de Jesús. Muchas Gracias. Gracias a ti y gracias al SEDEC.

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José Inés Flores de la Cruz

Noviembre 21, 2013, 13:14 horas. SEDEC, Guadalajara, Jalisco.

Buenos días ¡Qué tal, buenos días! ¿Cómo estás? Muy bien, fíjate, gracias a Dios. ¿Cuál es tu nombre? Mi nombre es José Inés Flores de la Cruz, soy laico. Por ahí pueden oír hablar del padre José Inés, no hay ningún padre José Inés, soy yo, sí, padre de familia, pero andando en este ambiente de la Iglesia que hay pocos sacerdotes… que hay pocos laicos, más bien, varones, por muchos años he andado acá de pronto hablan del padre José Inés, es José Inés Flores de la Cruz, laico. Perfecto, muy bien José Inés. Cuéntanos, ¿cómo fue que llegaste a este tema tan importante, el ministerio de la palabra, la evangelización y la catequesis? Sí. Haciendo un poquito de memoria, cuando yo iba a la catequesis como alumno al templo de Santa María de Gracia recibí catequesis hasta los quince años de edad, que era lo que se podía ofrecer en aquel tiempo, en ese templo, es del Centro de la ciudad. Después, el siguiente año que ya no tuve... que recibí catequesis, seguíamos yendo los compañeros allí alrededor del templo. a reunirnos y más o menos por ahí como en 1980, 81, en ese ciclo escolar, el coordinador de catequesis de la comunidad ocupaba quién le ayudara a cuidar unos grupos que quedaron desatendidos, y empecé ayudando. Técnicamente yo pensé que nada más iba a cuidar un sábado o dos sábados y se acababa la cosa… y ahí empezó, “pues que no volvió el catequista, que se tuvo que quedar José Inés en este grupo...”, y ahí empezó mi contacto con el ser catequista; yo había recibido catequesis, nunca había pensado ser catequista, pues respondiendo a esta necesidad me quedé atendiendo al grupo. De ahí para adelante, ya en la parroquia que es del Centro de la ciudad, es el Sagrario Metropolitano, aunque el templo en que yo estaba es Santa María de Gracia, trabajábamos del Centro una zona muy desatendida; creemos y más en aquel tiempo, que no vivía mucha gente por ahí, y sin embargo, había mucha que 25


vivía en el Centro y que no era atendida desde la catequesis; teníamos muchísimos niños, además de que estaban los Misioneros del Espíritu Santo en la comunidad y esto atraía a muchos más. Empecé gradualmente a conocer más el territorio de la parroquia, yo no vivía en esa parroquia, yo venía desde otro extremo de la ciudad pero a mi familia siempre le gustó las parroquias del Centro y ya que nos dimos cuenta, mis compañeros catequistas y yo, de la dimensión que tenía la parroquia, organizamos un poquito la parroquia. Después nos enteramos que existía un equipo diocesano de catequesis, la verdad uno recibía los libros que te daban los sacerdotes y los usabas, no sabías más. Nos enteramos que había un equipo diocesano llamado SEDEC y que organizaba cursos, que organizaba reuniones, que invitaba a que hubiera una organización parroquial. Al principio no nos acercamos muy rápido, como hasta el segundo año nos acercamos para ver qué hacía el SEDEC y empezamos a participar en los Cursos de verano como alumnos, y de ahí nos llevamos ideas a la parroquia para irla organizando. De ahí, después de la parroquia, nos dijeron, “no es la pura parroquia, también está el decanato... ¿por qué no colaboran en el decanato?”, y empezamos a colaborar en el decanato, las ocho, diez parroquias vecinas del centro de la ciudad. Y fue así que llegué a ser coordinador de parroquia, de decanato y venía como alumno a los cursos del SEDEC. Hice los cuatro veranos que me pedía el SEDEC que tuviera como formación. Después estuve haciendo cursos monográficos y en ese camino de mi formación, llegó más o menos el año de 1983… el ciclo escolar —yo pienso mucho en ciclos escolares porque la catequesis lleva ese ritmo—, el ciclo escolar 1983-84... en el que se nos pidió, como decanato, participar en una reunión que coordinaba un sacerdote, el señor cura David Reynoso Manríquez. Ahí nos enteramos que el padre David coordinaba la catequesis en la zona Centro de la ciudad y en todo el poniente y nos presentó un proyecto de que iba a haber una jornada diocesana, que ya tenía tres años haciéndose... habíamos ido a participar a las jornadas diocesanas pero como cualquier otro catequista, sin involucrarnos mucho. Pero en esa Jornada del 84 el padre nos convocó desde finales del 83 para irla planeando y la jornada iba a ser en el 84, el día de la Ascensión, el domingo de Ascensión y nos pidió que participáramos. Ya conocíamos un poquito otro nivel de organización y veíamos ahí a los miembros del SEDEC que iban y estaban con el padre David, dándole alguna orientación, algunos materiales... y el padre David llevaba a la práctica, hacía operativas estas ideas. Del año 83, 84, los siguientes siete años estuve colaborando con el padre David Reynoso en el equipo de la zona pastoral centro-poniente, así le llamaban en aquel tiempo, hoy actualmente les llaman vicarías pastorales. Siempre coordinando el decanato y en el equipo de la vicaría, sin dejar mi parroquia. Gradualmente fuimos promoviendo que hubiera Escuelas de decanato, que hubiera retiros espirituales, que hubiera encuentros, la Jornada… y yo iba en ese camino muy tranquilo como catequista. Estudiaba en esos años en la Facultad de Medicina, coordinaba mis estudios de medicina con mis ratos de ser catequista y cuando venía a 26


los Cursos de verano fui conociendo a sacerdotes como maestros y a religiosas... me acuerdo del padre José Luis Chávez Botello que hoy es arzobispo de Oaxaca, fue mi maestro y era el coordinador del SEDEC; me acuerdo de varios sacerdotes, Elías de la Torres, Macario Torres y de pronto el señor cura o el padre José Luis, cambió su responsabilidad, dejó el SEDEC y llegó el padre Sotero Torres con quien teníamos una familiaridad: era muy buen maestro, nos la llevábamos muy bien con él, nos la seguimos llevando bien con él. Estaban también la madre María de Jesús Orozco, Guadalupe Quezada — algunos de los nombres que me vienen ahorita a la memoria—, y en esos años llegaron otros sacerdotes, el padre Hermilio Cárdenas, el padre Benjamín Castillo, al SEDEC... y uno como alumno o como catequista los veía como el equipo que coordinaba todo lo que había en la Diócesis: que nos iban diciendo por dónde llevar las cosas, que producían los libros, que hacían todo el quehacer... el quehacer pensante y reflexivo, y nosotros hacíamos el quehacer ejecutivo: hacer operativa la catequesis. Como alumno uno asistía a los cursos y colaborabas en la organización del decanato y la zona. En esas estaba y que se acerca un día el padre Sotero Torres y dice, “oye, te quiero invitar a que te integres al equipo del SEDEC...”. Yo estaba en la medicina, lo mío era la medicina, yo tenía muchas clases y le dije, “padre yo, yo no, estoy muy ocupado... yo sigo de catequista acá donde estoy... en lo que ocupe le ayudo pero acá...”, y le dije que no al padre Sotero. Yo todavía no entendía más, el por qué, sí veía que había puros padres y religiosas en el equipo del SEDEC, pero le dije que no. Al año siguiente me volvió a invitar y yo, “padre estoy en las mismas, últimos años de la carrera, está difícil esto... no puedo.” En ese año lo cambian a él y lo mandan a Roma y llega a coordinar el padre Benjamín Castillo —que ya lo había mencionado—, muy amigo mío el padre Benjamín, como maestro siempre me sentí muy cercano a él, con mucha confianza y algo que hizo muy pronto fue también invitarme... le dije, “Benjamín, este año estoy en el hospital todos los días... estoy muy ocupado, no puedo...”, y le dije que no, o sea, yo muy negado. Como en el siguiente año, que era más o menos como el año del ciclo escolar 90, o 9091, me volvió a decir, mi situación era un poco más fácil ya estaba en el servicio social, sólo iba los fines de semana y le dije, “está bien, le entro”. En ese mismo año supe que llegaron también por invitación otros compañeros laicos y entonces aquí la cosa cambiaba dices, “¡ah caray!... ya no nada más hay sacerdotes y religiosas que eran los únicos que veíamos, ahora nos invitaron a unos laicos...”, amigos todos, míos, compañeros de otras áreas de la catequesis, María Isabel Pérez que también estudiaba medicina y alumna, también, de catequesis y que coordinaba por otro rumbo de la ciudad; María Elena Ocegueda, trabajadora social, también alumna del Curso de verano y que coordinaba por otro rumbo y dije, “¡ah caray!... pues nos invitaron a varios”. Unos llegaron en julio, yo llegué en septiembre, estuvimos llegando más o menos en esos meses de julio, septiembre, octubre; llegaron sacerdotes nuevos, 27


llegaron religiosas nuevas y nos invitaron, y ahora ya éramos, ya habíamos dicho que sí, ya éramos parte del SEDEC. Aquel equipo al que veíamos que antes era el que reflexionaba, diseñaba, elaboraba y nosotros hacíamos las cosas... ahora ya estábamos de aquel lado. Me acuerdo mucho de mi primer año, eran mis maestros y yo estaba en esa mesa con ellos, a lo mejor el primer año hablé muy poco porque me sentía todavía muy alumno. Había muchos proyectos y en lo general, muy callado yo. Ya en lo particular platicaba mucho con Benjamín y ya me decía, “es que hay que hacer esto… ayúdame en aquello...”, yo tenía toda la semana libre, venía casi diario al SEDEC desde ese primer año y fui participando gradualmente. En ese primer año, me viene a la memoria mucho el que un día nos dijo el padre Benjamín, “sería conveniente tener los textos que estamos usando pero renovados y que lleven una secuencia en proceso...”. Llegaban palabras nuevas a la mente de nosotros, “catequesis en proceso, textos que llevan una secuencia, así como existen en los sistemas de educación...”, y que nos íbamos a poner a hacerlos. Yo había usado los textos, yo había recibido clases pero en mi vida me había puesto a escribir un tema. Ahora empezábamos a experimentar a escribir temas. Y nos fuimos, después de hacer algunas experiencias aquí en la ciudad, nos fuimos a Mazamitla —nunca se me va a olvidar, estábamos allá en el bosque—, allá, nosotros, escribiendo textos para los niños chiquitos, platicando de psicología del niño pequeño, orientados por mucha gente y en la mañana escribíamos el tema, a mano, no había computadoras, cuando mucho máquinas de escribir. En la tarde nos reuníamos a revisar nuestros temas, los tomabámos, los revisábamos y los tirábamos a la basura, porque no habían quedado como los ocupábamos. Fueron años de estar escribiendo estos textos, pero era un proyecto muy bueno, una realidad hoy en día. Podemos decir que el primer texto terminó… publicado y teniéndolo en la mano, como hasta el 93. Fue mucho tiempo de estarle buscando, de estarle dando vueltas hasta poder tener... “este es el texto de catequesis que van a usar en la parroquia con los niños más pequeños...”. Empezamos con los grupos pequeños y gradualmente fuimos haciendo más libros, era como entre los cinco años edad y los doce. Esa fue una de las experiencias más gratas, muy emocionantes: haber escrito lo que otros compañeros catequistas iban a usar. En ese mismo año me dijeron que tenía que participar como miembro del SEDEC en unas reuniones donde venían las demás diócesis, que llamábamos “la región pastoral de Occidente”, y que íbamos a ir varios días, cuatro días, a una reunión regional, esta reunión se tenía tres veces al año. Y ahí vamos Inés, a la primera reunión de región, su primer año en el SEDEC, no sabíamos mucho de esto y me pasó lo mismo, pues veo —si antes eran nada más los del SEDEC—, ahora veo los de otros ocho SEDEC más, obispo y otros sacerdotes, gente que yo ni conocía... y en mi primera reunión provincial descubro que hay otro nivel más grande que la Diócesis. Entonces empezamos a practicar otra experiencia, convivir con gente que viene de otras realidades que no es Guadalajara, que no es la gran ciudad, que no es el tipo de parroquia a la que estoy acostumbrado a conocer, había gente de 28


pequeñas poblaciones, había gente que venía de otras ciudades, tal o más chicas que Guadalajara, con otras experiencias... algo que también me fue marcando y que fue marcando a la catequesis que en los años 90 fuimos viviendo, entonces entendí que lo que allá se reflexionaba, en la región, luego en el SEDEC, lo volvía a reflexionar y era lo que nos estaba llegando a nosotros ya como una catequesis en proceso, ya como el pensar que la catequesis tenía que tomar en cuenta, muy fuertemente, la realidad de la gente, teníamos que iluminar esa realidad y conducir, un poquito acompañar la catequesis de cualquiera de las edades. Fue otra de las grandes experiencias en esos años: conocer la región pastoral de Occidente. A esto que manifiestas, hay una entidad muy importante, la catequesis en proceso... Así es, ahí fue como un punto de la catequesis que entendía como catequista, de diez años ya de ser catequista... entonces tenía un grupo de adolescentes —yo siempre estuve con los adolescentes—, me llegaban los adolescentes, venían de otros catequistas, de otros grupos, yo me dedicaba a atender mi grupo de adolescentes como en un sólo bloquecito... a empezar a pensar en que la catequesis lleva toda una secuencia en proceso: gradual, progresiva, que se va complementando... fue un gran paso en el pensamiento de la catequesis para la Diócesis de Guadalajara. Podíamos creer que teníamos atendidas todas las edades de la infancia, sí, es cierto, pero no de una manera secuencial; cada año de la catequesis era como único, “ah, en este año vamos a ver este libro y sólo este libro...”, y se convertían en pequeñas islas, no había una secuencia, no había un paso gradual y lógico que ayudara en cuestión de la fe. En esos años 90, hablar de la catequesis en proceso fue la novedad, fue algo maravilloso: hablar de cuestiones metodológicas, el método en la catequesis... —pues yo daba catequesis como venía en el librito, qué iba a andar poniéndome a preocupar si existían metodologías o todo esto—, lo que viene en el libro es lo que hay dar y eso hacíamos. Ahora empezábamos a hablar de metodologías experienciales, que si el método inductivo, que si el deductivo, que si empezamos de aquí o empezamos de allá y empezó uno a abrírsenos un paronamazo enorme en la catequesis de la Diócesis de Guadalajara: la catequesis en proceso, las cuestiones metodológicas. Nos empezaron a hablar de otras edades, uno acostumbrado a pensar en los niños y empiezan a hablar de la catequesis con adultos y dices, “¿cuándo habíamos pensado de un modo organizado en la catequesis con adultos?”. Empezó a haber, históricamente, en esos años iniciales de la década de los 90 y de ahí para adelante, todo un pensamiento que iba a darle la vuelta a la catequesis de Guadalajara. Gracias a los padres que estaban coordinando y que fueron herederos de lo que otros habían hecho anteriormente, la catequesis empezó a tener un rumbo que ha abarcado hasta estos años el caminar, junto con esto, que a lo mejor ya era, decimos, “uh, está muy bien... vamos bien...”, empezó a surgir el “repensemos el Curso de verano...”. Éramos herederos de varios años de tener Cursos de verano, habíamos sido alumnos del Curso de verano y ahora se nos decía, “¿por qué 29


también…? o vámonos poniendo a pensar en un Curso de verano de formación para catequistas secuencial, gradual, que vaya teniendo continuidad...”. Y por ahí, más o menos, en esos años iniciales de los 90 se empezó a trabajar en un Curso de verano gradual y secuencial. Sucedió que al padre Benjamín Castillo le pidieron que dejara el SEDEC —ya para entonces estoy hablando como más o menos 1997, espero tener buena memoria—, y dejó el SEDEC porque tenía que cumplir otras responsabilidades —perdón, corrijo el año, no fue el 97, fue el año… mucho antes... sí, me equivoqué, me fui con otro padre ahorita en la fecha, fueron como dos años antes, dos, tres años antes, alrededor más o menos allí del 1900… del ciclo escolas 1995 a 1996—. Porque en esos años era cuando el SEDEC estaba un poco inestable, digo, al hecho de coordinador... Sí. Tuvimos allí el suceso de que el padre Benjamín se va colaborar en la Diócesis en otra responsabilidad superior y se queda coordinando el padre Javier González Ramírez... 1995, ciclo escolar 95-96. En el 95 llega padre Javier González Ramírez, que había llegado al mismo año que yo al SEDEC, llegamos juntos en aquel septiembre de cinco años antes, entonces, había una buena relación, hay una cierta cercanía de edad, esto me dio un cambiazo a mí en el SEDEC. El padre llegó, nos planteó que siguiéramos renovando la formación de catequistas... hablaba de que las catequesis, la formación de catequistas, también hubiera en los decanatos mediante escuelas para catequistas. El proceso de libros que íbamos haciendo lo continuábamos, con Javier González andábamos escribiendo como... como los libros, más o menos el siete, ocho y nueve... que habíamos empezado con él unos años antes, ya estaba viéndose más completo el proceso; terminábamos los últimos textos de la catequesis infantil, se le dio fuerza a la formación de Cursos de verano. Empezaban a surgir cursos en los decanatos; empezábamos a ir… hubo años en los fuimos a todos los decanatos, no había fin de semana que no estuviéramos dando un curso intensivo en un decanato, y luego, ya de ahí surgían pequeñas Escuelas decanales, les era más fácil ir allá en lugar de venir hasta acá al Curso de verano. Era más o menos lo que teníamos en ese ciclo. Estaban las Escuelas de decanato surgiendo con mucha fuerza. Antes de que nosotros llegáramos al SEDEC en los 90, ya habían sido fuerte las Escuelas de decanato en los 80, pero por diversas circunstancias fueron dejándose de tener y todos habíamos entrado en el Curso de verano... y en estas coordinaciones de mediados de los 90 se empieza a hablar de salir a los decanatos, y salimos y empezamos a organizar pequeñas Escuelas decanales pero con cursos breves, todavía no tan fuertemente establecidos igual que el de verano, “ocupamos un curso de tal temática...”, vamos y lo damos, “ahora ocupamos otro por acá...”, y viajábamos por varios decanatos. En 1995-1996 estuvimos bajo la coordinación del padre Javier González Ramírez y lo que se continuó de los textos, lo que se fortaleció de la metodología y 30


el surgimiento de las Escuelas decanales, fueron interesantes. Al final del período que estaba coordinando el padre Javier, llegó por esos años la petición por parte del señor arzobispo de que elaboráramos un texto de catequesis para las pláticas prebautismales y un texto de catequesis para las pláticas prematrimoniales. Nunca nos habíamos metido en esos asuntos. Existían las pláticas prematrimoniales y prebautismales en las parroquias, ¿qué daban?, ¿quién sabe?... lo que podían, se agarraban de aquí, de allá y del otro lado. Pero ahora el señor arzobispo y cardenal, bueno todavía no era cardenal pero era el arzobispo de Guadalajara, don Juan Sandoval, pedía esto urgentemente. Entonces creó el proyecto ahí, de que tendríamos que hacer un “algo”, “¡ah caray! ¿qué hacemos?”, estaba por ahí el asunto y organizamos el equipo del SEDEC en dos: unos elaboren material para el bautismo, otros elaboren material para el matrimonio. Me tocó estar en el de material para matrimonio, que porque era laico, que porque estaba en los años próximos —me acaba de casar, más bien, estaba con esa experiencia, ya había tenido pláticas prematrimoniales—, y me pusieron de este lado. Coordinaba el equipo otro de los padres y se hicieron varios equipos y empezamos a escribir... chún chún chún... muchos temas, porque decía el señor cardenal, “no quiero algo pequeño, quiero algo amplio...”, nos quedó muy amplio: casi treinta temas, que abarcaba todas las etapas que uno consideraba que fueran necesarias que tuvieran los novios... y se fue logrando ese proyecto. En el año o en el momento, en el mes en el que el padre Javier está concluyendo su primer año de estar acá con nosotros, coordinando el SEDEC, le invitan a que se vaya a nivel Latinoamérica: al SELAN, a vivir en Colombia y desde Colombia coordinar la catequesis de toda Latinoamérica. Apenas tenía un año él de coordinar el SEDEC, se va y nos quedamos así, con el libro del matrimonio casi para terminarlo, o sea, estaba prácticamente terminado... en sus últimos detalles de imprenta, estábamos en el mes de agosto con el libro, entre que si entras, si sales, si aquello o lo otro, cuestiones de diseño y el padre se nos va, “¿y ahora qué vamos a hacer? ¿el libro no lo va a continuar… o qué?”. Y fue así como un poquito el impulso que ya se llevaba y se terminó de hacer el libro tal y como por ahí venía. Llega un nuevo coordinador que ya era parte del equipo, el padre Hermilio Cárdenas Gonzáles. Asume la coordinación por ahí en el 96. Había concluido el padre Javier y en septiembre del 96, más o menos, empieza el padre Hermilio Cárdenas su período. Entramos a una época en donde cada coordinador trae su estilo y el padre Hermilio nos marca un estilo muy personal: un estilo en el que llegamos a una etapa de sencillez, no quiere decir de simplicidad, sino de sencillez, “ahora hagamos las cosas pensando de un modo más sencillo...” y empezamos a replantear algunas cosas. A él le toca, nada más, que el libro de matrimonio pues ya prácticamente llegaron los de la imprenta y “aquí están los paquetes del libro de matrimonio, ¿ahora qué hacemos con ellos?”, entonces, “vamos pensando en cosas sencillas y prácticas...”. Y hubo un “algo” muy interesante y muy práctico que surgió entonces, teníamos libros, “¿y ahora qué hacemos con los libros?”, y al padre Hermilio le tocó ser heredero de una plática que ya tenía periodos anteriores 31


de irse llevando, “si el SEDEC escribe textos, si el SEDEC produce, prácticamente el texto desde que lo piensa hasta antes que salga de imprenta, pues vamos pensando en qué, un punto en donde podamos hacer más accesible la compra de los textos por parte de los catequistas, es nosotros... busquémos dónde imprimirlos y nosotros distribuyámoslos, o sea, evitémonos dentro de la cadena de distribución a muchos intermediarios, que eso encare un texto, y seamos vendedores directos de los libros a los catequistas...”. Por ahí, al padre le tocó tal vez, a Hermilio le tocó hacerlo más operativo, pero la idea ya venía cuajándose con los coordinadores anteriores, desde con Benjamín Castillo, desde con Javier González, hasta se le puso un nombre a un proyecto editorial con Javier González, “¿cómo se irá llamar este proyecto?”, todo empezaba a darle de una forma, de otra. No sabíamos de imprimir libros, nada... teníamos que ir a entrevistarnos con los de las imprentas. Me acuerdo mucho que el de matrimonio ya estaba... ya estaban también por ahí libros de la catequesis en proceso… toda esa catequesis en proceso, tratamos de que fuera ya el cambio desde con Benjamín Castillo... ya los libros los imprimíamos nosotros o los llevábamos a imprimir y los distribuíamos… se mantenían a un costo muy accesible. Pero quedó pendiente el libro del bautismo que les acababa de mencionar hace rato, “¿qué pasó con el de bautismo?”, y me acuerdo que fuimos ahí con él… una oficinita pequeñita como aquí, donde me estás entrevistando, pero llena de alteros de libros por todas las paredes porque no teníamos bodega y surgió el del bautismo… “oye, que el libro del bautismo ya lo quiere el cardenal, el arzobispo...”, el padre Hermilio me entrega todos los archivos, yo no había estado en el equipo del bautismo, yo había estado en el del matrimonio, entonces otra vez me tocó, “agárrate tú todo lo que escribieron, todos los que estuvieron en este proceso y dale unidad...”. Fue la primera vez en el SEDEC que no me tocó escribir un tema nada más, sino “revisa lo que todos escribieron y ahora dale tú una secuencia, una unidad y luego me lo entregas ya para la última revisión...”. ¡No, pues agárrate José Inés! Ahora era todo un libro, son diez temas, pero no era lo mío, no era lo que yo había escrito, era lo que otros habían escrito y respetar lo que ellos decían pero ponerles un estilo, tratar de hacerlo único... hicé esa unificación... y ya teníamos ahora también impreso el libro del bautismo. Fue una época bonita, dentro de la sencillez que vivíamos era, “agárrate tú tus cajas de libros... súbelas a tu vehículo personal...” —porque no teníamos otro por ahí teníamos una camionetita sencillita en el SEDEC, que la pobre aguantó hasta donde pudo—, entonces, “súbela a tu misma camioneta, en tu mismo vehículo y vámonos a las librerías a vender los libros, vámonos a las reuniones de catequistas con nuestras mesitas a vender los libros... que va a haber una reunión de sacerdotes… vamos a la reunión de sacerdotes y pongamos nuestra mesita...”. Fue una experiencia interesante porque el SEDEC se fue ganando espacios, no nada más como el que escribe sino como el que edita, como el que imprime, como el que distribuye, fue así como nuestros inicios en el mundo de coordinar las impresiones y la distribución y venta de los materiales que hacíamos. 32


A partir de esta distribución... ¿tiene algo que ver la Casa del Catequista? Todavía, tal vez, no pensábamos el concepto “Casa del Catequista” pero sí podemos decir, desde entonces, desde aquellos años ya estaba como gestándose la idea de “hagamos algo que beneficie a los catequistas aún en las cuestiones prácticas y económicas...”. El catequista en la parroquia es el que termina usando su propio libro que va a usar, entonces, “¿cómo le podemos hacer para que sea más económico?, los padres de familia le compran sus libros a los niños que van a la catequesis, ¿cómo le podemos hacer para que no sea un gasto (...)?”, y este proyecto le fue dando una estabilidad, en cuanto a decir, prácticamente no varían los precios por años. Uno está acostumbrado a que cada año suben las cosas y no, fueron años que se mantenía al mismo precio porque habíamos evitado a tantos intermediarios que había. Sí, después les vendíamos, como decía hace rato, a las mismas librerías pero ya era otra cosa porque nosotros prácticamente habíamos establecido un precio público, “y yo te puedo vender a ti, pero respétanos el precio público si van y compran contigo las personas, los catequistas...”. Entonces fue generando una cultura aún de solidaridad hacía el catequista. Me acuerdo de aquellos años, también, el padre Hermilio nos pedía que pensáramos en los grupos más vulnerables, en los más necesitados… que siempre piensa uno en ellos pero que a veces se te olvidan a la hora de hacer las cuestiones prácticas y lucrativas. Y empezaba a hablarse de catequesis con otras personas, con grupos marginados, personas con discapacidad, gente de las periferias... pensábamos en las parroquias muy lejanas, a veces al decir “Diosesis de Guadalajara” uno piensa sólo en la ciudad. Me llegó a tocar incluso, gracias al padre Hermilio, que me invitó a acompañarlo a lugares de la Diócesis donde en mi vida me había parado y que no sabía ubicarlos en el mapa, dónde quedaban esos lugares... que viajábamos horas para llegar a un sitio y luego de ahí nos bajábamos del vehículo que llevábamos, nos íbamos en otro vehículo a unas barrancas para ir hasta el fondo y encontrar parroquias allá, experiencias en la que nos hizo muy sensibles el padre en su modo de ser y fue un periodo que le dio al SEDEC un estilo, recuperamos un “algo” que siempre debemos tener en cuenta los evangelizadores, tal vez hoy con el papa Francisco lo vimos mucho: la cercanía con el más necesitado, ir a las cuestiones periféricas, existenciales. Desde entonces, no porque antes no lo haya tenido el SEDEC, pero fue un año muy manifiesto. La coordinación del padre Hermilio —que comenzó más o menos en septiembre del 96, por ahí más o menos—, nos llevó como el primer año a aprender a estar con él y le tocó continuar los Cursos de verano y las Escuelas... y vamos para acá y para allá... y entonces, en eso estábamos con él cuando viene una pregunta en 1997, la Iglesia universal está celebrando algo que se llamaba el Jubileo de la Encarnación del año 2000... nosotros estábamos en el 97 y que el año 97 es el año de Jesucristo. Y entonces, “¿qué vamos a hacer?”, como íbamos... —hace rato les decía—, las reuniones regionales, se dijo en las reuniones regionales, “hagamos un encuentro de todas las diócesis y el lugar más central es Guadalajara... y vámonos todos a Guadalajara a hacer un encuentro sobre el año 33


de Jesucristo”. Y vinieron un domingo como quinientos catequistas de todos los lados de las diócesis y se hizo una experiencia, de aquí de Guadalajara eran más porque erámos los locales y se tuvo una experiencia muy bonita de reflexión, a principios del año 97 —debió haber sido por allí, entre enero y febrero, la verdad la fecha se me olvida ahorita—, fuimos la sede, pero esto nos dejó la espinita clavada, “oigan y como Diócesis, ya no pensemos en la gran región, como Diócesis qué vamos a hacer en el año 97...” y por ahí, como en el mes de marzo, abril, en esos meses, se empezó a reunir un equipo que conformó el padre Hermilio que no era el SEDEC... era un equipo de consulta que nos podía dar reflexión e ideas al SEDEC y de apoyo para cuestiones prácticas y operativas. Al final le terminábamos llamando el “equipo de Apoyo y consulta”. Ahí había sacerdotes, ahí había religiosos, ahí había laicos pero no eran parte del equipo de SEDEC, eran un equipo de consultores, aunque teníamos reuniones con ellos cada mes. Y surgió la pregunta en ese equipo de consultores, “¿por qué no hacer algo, especial de la Diócesis, sobre el año de Jesucristo?”, y entonces se nos ocurrió, “la Jornada cada año se hace, la Jornada tiene un tema, no le muevan. Hagamos un congreso diocesano para catequistas...”, pues agárrate, “¿y eso qué es? ¿qué es un congreso? ¿cuál es la diferencia con la Jornada?” y se pusieron a reflexionar varias cosas y sucedió que, gracias a esas pláticas, en el mes de noviembre del año 97, se tiene en el primer fin de semana del noviembre del 97, el Congreso diocesano de catequesis, de catequistas de Guadalajara... 3 500, 3 600 catequistas reunidos... hubo un “algo” multitudinario, dos días: todo el sábado, todo el domingo casi, reflexionando sobre el ser catequistas, sobre el ministerio del catequista y Cristo figura central, persona central de toda catequesis. Entonces… no, pero fue algo maravilloso, era como una fiesta grande que nunca habíamos tenido. Se utilizó como sede, porque decíamos, “¿dónde vamos a meter a tanta gente?... no tenemos un auditorio”, y se acudió al gobierno del Estado de Jalisco y nos facilitaron el auditorio del parque de la Solidaridad, al oriente de la ciudad. Desde que tu llegabas a las inmediaciones del parque, tú ya veías adornado todo el camino del parque con pendones, con letreros, ambientado hacia este congreso... una gran manta en el techo del parque con la Virgen de Guadalupe, yo creo que fue algo impactante... todo mundo la veíamos a distancia y sentías que ibas a algo que era muy bueno. Estábamos en ese encuentro, reflexionando sobre el ministerio del catequista, sobre Cristo centro de la catequesis y en fin… todo el día... y ahí trajeron puestos de comida, y ahí se comió... y librerías… fue todo un sábado intenso, fue todo un domingo intenso, maravilloso y entonces, pocos días antes, se había tomado una decisión que marcaría otro de los momentos importantes de la Diócesis: darle a los catequistas, con muchos años de servicio, un reconocimiento por lo que hacían a favor de la catequesis. Recuerdo que en aquella convocatoria surgieron como noventa nombres o cien nombres de personas que tenían... que había quien tenía treinta, quien tenía cuarenta, quien tenía cincuenta y tantos o hasta ochenta y tantos años al servicio 34


de la catequesis. Se nos ocurrió que todas las parroquias mandaran candidatos, nombres y cuántos años. Se les dio un reconocimiento... el reconocimiento a lo mejor en sí mismo como papel no era mucho, pero era el momento en que la Diócesis te decía, “¡gracias por lo que estás haciendo en tu parroquia a favor de la evangelización!”. Todo fue muy bien, pero el último día del evento, que nos dan una noticia que nos dejó otra vez así, como SEDEC, fríos: el padre Hermilio que tenía ya un año y pocos meses coordinando el SEDEC, se iba ir a coordinar a nivel nacional la catequesis... o sea, dices pues, “ya se volvió costumbre...”, primero se llevan al padre Sotero a coordinar en… bueno ya desde antes, el padre José Luis Chávez se lo habían llevado a coordinar la vicaría de pastoral, al padre Sotero se lo llevaron al Colegio Mexicano de Roma, luego al padre Benjamín se lo llevan a la vicaría de pastoral en lugar de Chávez Botello, luego a Javier Gonzales se lo llevan al SELAN a nivel Latinoamérica… y ahora se llevan a Hermilio a nivel nacional, ¿pues de qué se trata? o sea, sí… está bien. Esto, a lo mejor, a nosotros nos deja así con una sensación de orfandad, “¿y ahora qué vamos a hacer?”, pero al mismo tiempo descubres ahí el reconocimiento de lo que se venía haciendo, “¿por qué se los llevan?... porque están haciendo algo bueno”. Entonces, “¡ah caray!... se lo están llevando a otro lugar donde va a continuar lo que aquí está haciendo...”, y nos dicen que era algo inmediato. Era noviembre y el padre Hermilio empezaba a ejercer funciones el quince de diciembre. Entonces, ya para el mes que entra, ya ni siquiera nos iba a dar chance... y acomodémonos tantito. Y el padre Hermilio se va y nos deja con todos estos proyectos que veníamos trabajando y todo... y empieza un periodo, que podríamos decirle de “orfandad”, o sea, nos quedamos, los del equipo, sin coordinador y así fueron varios meses, de diciembre al entrar al siguiente año. Este periodo que empezó a vivirse en diciembre del 97 marcó al SEDEC. Teníamos unos meses antes pensando y repensando que podría haber nuevos modelos de organización, que si nos organizábamos de esta forma u otra, el padre Hermilio sabía de esos proyectos, pero ahora se lo llevaban a México, a nivel nacional... y nosotros con nuestros cuadritos, bien bonitos allí, de planeación, de organización, de “tengamos unas funcionas así, tengamos otras funciones asá”, que “sería bueno que le descargáramos al coordinador las tareas administrativas del SEDEC para que él sea solamente coordinador pastoral y se enfoque mucho en eso y le deje las cuestiones prácticas-administrativas a otra gente”, todo era muy bonito pero se llevaron a la cabeza, entonces nos quedamos los hijos de la familia, como quién dice, y nos veíamos allí, seguíamos con nuestras juntas semanales y todo pero… “¿qué vamos a hacer? pues a seguirle... oigan y qué dice el señor arzobispo, ¿nos va a mandar a otro coordinador o qué?”, “pues que se esperen, que ya lo están pensando”, y tú dices pues sí, pero, “¿y por mientras qué?”, “por mientras síganle...”. Y entonces del diciembre de aquel año, 97, a más o menos por ahí mediados del ese año 98... “pues que sí, que no, que para acá y para allá”, y finalmente nos 35


dicen, “miren, el padre Benjamín Castillo que antes fue su coordinador y que ahorita es coordinador en la vicaría de pastoral, sin dejar la vicaría de pastoral también va a coordinarlos a ustedes”. Y uno decía, “si sabemos todo el trabajo que hay aquí más todo el trabajo que tiene allá y va a coordinarnos a los dos… pues bienvenido, necesitamos coordinador...”, pero se nos hacía un trabajo muy grande, muy fuerte, aunque sabemos que Benjamín tiene todas las capacidades. Y llegó Benjamín a una manera de especie de coordinación complementaria, supletoria, interina, algo así, porque él no podía estar todo el tiempo con nosotros. Lo bueno que había sucedido en esos años es que nuestra oficina del SEDEC había cambiado de domicilio y estábamos ya ahora a unos cuarenta, cincuenta metros en el mismo edificio de la oficina de la vicaría de pastoral, dice, “cuando menos estamos en el mismo edificio, entonces eso va a ayudar en algo...”. Y en esa situación llega el padre Benjamín y se encuentra los mismos proyectos de organización que habíamos venido llevando... había que reconocer mucho —perdón, disculpa que haga una pausa, que en ese periodo de orfandad, hubo muchos que nos tocó... “¿cómo le vamos a hacer? ¿qué vamos a hacer? ¿por dónde le vamos a dar?”—, y recuerdo mucho la figura de alguien que nunca fue coordinador del SEDEC pero que en ese momento tuvo un papel protagónico para que el barco no se nos hundiera... además de lo que todos hacíamos, la figura de un sacerdote, el padre Antonio Gutiérrez Montaño. Tal vez muchos lo relacionamos a él con la pastoral de la comunicación, pero él llegó al SEDEC años antes a trabajar en catequesis y estaba en esta misma etapa que nosotros cuando nos quedamos huérfanos y no dejó que se cayera la situación, nos ayudó a mantener la vida del SEDEC en esos meses de aparente orfandad, pero en fin. Llega Benjamín, revisa las cuestiones, por dónde vamos y todo, y se encuentra que en nuestra propuesta de trabajo aparecía el que “sería bueno tener otro modelo de organización”, y aparecía por allí un término para apoyar al coordinador, “sería bueno que hubiera un secretario ejecutivo, una secretaría ejecutiva...”, “ah, pues está bien...”, y “que hubiera coordinadores por distintas áreas...”, “ah, pues está muy bien...”, y cuando él tiene que tomar la decisión de quién va a hacer su secretario ejecutivo, que voltea y ve a José Inés y me pide que haga ese servicio… “¡ah caray!”, dices tú... yo vengo trabajando en el SEDEC, tantos años, ya tenía varios años para entonces, lo había conocido a él y a otros coordinadores, pero ahora me pide que en ese período de mediados del 98, cuando empieza el ciclo escolar del 98 hacia adelante, al 99, sea yo el secretario ejecutivo: que él siga en la vicaría del pastoral, que él está al pendiente de nosotros, pero que me encarga estar muy al pendiente de que el SEDEC continúe. Fue una experiencia interesante, novedosa para mi persona, novedosa para el SEDEC, porque nunca le habíamos dicho a alguien, nunca le habíamos dicho a un laico… siempre que decías un modelo de coordinación pensabas, “el padre...”, de pronto, “la madre, la religiosa...”, pero nunca habíamos dicho, “¿y si fuera un laico?”. Entonces el padre Benjamín me pide ser su secretario ejecutivo y “¡agárrate José Inés!”. Volver cooperativas las ideas del coordinador colaborando con 36


tus compañeros de equipo, tener que resolver aún cuestiones administrativas y económicas que tus compañeros de equipo, como en las familias, ni sabían que había… de pronto ni sabían de dónde salía… si podíamos sacar dinero de algún lado para recibir ellos alguna gratificación y agarrar todas esas responsabilidades fue novedoso… y tratar de ser fiel a lo que él me pedía que hiciera. Así fue el periodo, se continuaron todos los trabajos: la catequesis en proceso se solidificó; las escuelas de decanato empezaron a surgir, ahora sí cada vez más y más; empezaban cursos ya más serios, todavía no bien establecidos pero cada vez cursos más serios: el Curso de verano… pasaron muchas cosas históricamente ahí. Ahora se me viene a la mente un dato histórico que no conté, que se me fue de la mente y se me vino ahorita... y me voy a regresar un poquito en el pasado. Ya iba yo en el 97, 98 y me voy a regresar al 95. Allá en aquellos años, un día, estando yo trabajando en el SEDEC normalmente en el Curso de verano, se acercó el padre Javier González... era como su etapa inicial de coordinación —estábamos en esas primeras épocas—, se acercó a mi Javier González y me vino a proponer algo que me agarró de sorpresa, dice, “lo hemos platicado en otros niveles y lo platicamos ya con la vicaría de pastoral... te queremos proponer que te vayas a estudiar un curso de catequesis al extranjero...”, otra vez “¡agárrate José Inés, ¿qué paso? ¿por dónde va?”. Cuando uno oía que alguien salía a estudiar catequesis, salían los padres. Y me presentan un proyecto de irme a estudiar, durante breve temporada, fueron más o menos dos meses a Colombia, un curso de catequesis. Entonces venía una característica interesante —que lo menciono por el dato histórico, no por mi persona—, fue la primera vez que la Diócesis envió a un laico, a alguien que no era sacerdote, de manera oficial y con el apoyo del arzobispo y cardenal, Juan Sandoval Íñiguez, a estudiar catequesis fuera del país. Con todo organizado y sostenido económicamente por el arzobispado (...). Salimos ese año al curso un sacerdote y yo, el padre Enrique Morales Plascencia y un servidor... nos mandaron a estudiar catequesis a Colombia, enviados por el arzobispado, a través de la Sección de Catequesis… y a mí me pasó algo interesante, yo me acuerdo que nos teníamos que ir por ahí como en septiembre, las últimas semanas de septiembre, por ahí, primeras de octubre... y antes del viaje me pidieron que hiciera un “algo”, que tal vez para el SEDEC no tiene todavía en su historia un gran impacto, para mi persona en el SEDEC sí, “el señor cardenal pide, que por escrito tú hagas una especie de promesa de fidelidad...”, dice, “tú no eres sacerdote... pero nunca habíamos mandado a estudiar a un laico fuera... a los sacerdotes él les pide el día de la ordenación promesas de obediencia, fidelidad y todo esto, pero aun laico nunca lo habíamos hecho y no tenemos una fórmula para pedírtelo... haz tú una carta donde te comprometes a serle fiel al obispo y a sus sucesores, a obedecerle a donde te envíe en el mundo de la catequesis, que es lo tuyo...”. Y yo me acuerdo que dije, “bueno, ¿pues y esto qué?”, pues yo hice mi carta, mi promesa de fidelidad, la entregué. Fue algo que lo menciono porque históricamente soy el primer laico que es enviado por la Diócesis a estudiar a fuera, a estudiar la catequesis. Después de esto ya habido otras experiencias, gracias a 37


Dios, no tantas como quisiéramos pero ojalá hubiera más laicos que sean enviados a estudiar fuera. Y me regreso entonces, ahora sí, a donde ya íbamos en el 97, perdón, en el 98 al 99, porque tal vez esto fue parte de lo que se consideró en su momento para decir, “encarguémosle a José Inés la secretaría ejecutiva...”, además de la confiantrza que ya había. Seguimos entonces con las escuelas, con los cursos, con los procesos de catequesis en los textos, con andar buscando por dónde seguirle dando a la catequesis… tres veces al año, las reuniones fueron regionales, en fin, seguía creciendo todo esto. Nos pedían que hiciéramos trabajos conjuntos con pastoral social, con pastoral pública... fue una etapa en que empieza una especie de equilibrio, de consolidación del SEDEC, que empieza como a ya no andar tan “pisando en pisos un poquito movedizos”, sino ya teníamos una solidez. Este período del padre Benjamín Castillo, que lo sabíamos y lo entendíamos, era supliendo la ausencia de un coordinador directo, pues tenía que llegar a un momento final y pedíamos un coordinador directo, decíamos, “entendemos... te agradecemos mucho Benjamín que nos apoyes desde la vicaría de pastoral pero acá urge tener un coordinador que se haga cargo de la catequesis...”, y él entrevistándose con el obispo nos dijo, “ya está todo decidido... se va esperar al regreso del padre Javier González Ramírez...”. Si recordamos a Javier González lo habían enviado a nivel Latinoamérica, su período a nivel Latinoamérica estaba por concluir, eran tres años. Javier regresa y nos dicen, “Javier regresa para 1999...”, dice, “ustedes lo tienen como coordinador en 1999, en julio regresa prácticamente...”, ¡ah caray!, pues nos marca entonces otro momento histórico: alguien que ya nos había coordinado, que había tenido que salir a hacer otra responsabilidad, a nivel Latinoamérica, regresa a coordinar el SEDEC. Y regresa Javier González y me pide continuar con el servicio de la secretaría ejecutiva, perfecto, pues seguimos con estos servicios. El SEDEC se sigue organizando, sigue trabajando, las Escuelas decanales ahora sí empiezan a agarrar más fuerza… y viene un dato histórico para el SEDEC que es bueno recuperar en ese momento. Por años el SEDEC ha tenido, entonces, aquí colaborando a mucha gente, la familia nos empieza a crecer —ya somos más—, vemos que cada vez hay más laicos, sean en el equipo de reflexión, o sea trabajando para el SEDEC —porque si nos acordamos de los libritos, aquellos que mencioné en las palabras de hace rato—, ahora ya ocupábamos una bodega. Fue algo maravilloso con Benjamín Castillo, consiguió que la oficina de catequesis creciera... si yo hablara de porcentajes crecimos como en un mil por ciento de extensión: de ser una oficinita a una gran oficina con bodegas. Entonces no teníamos bodegas de libros, ahora ya éramos un equipo que se sostenía con una distribución más ordenada; ahora ya se podía ir pensando en otras cosas, entonces, los mismos libros le daban un soporte económico a los proyectos del SEDEC, antes —siempre hemos vivido gracias a Dios—, pero antes había días, meses, en los que decías, “Dios, acuérdate de nosotros, ¿y ahora de dónde le jalo para que la economía ajuste?, ya no hay 38


de dónde...”, pero ahora ya podíamos hablar de una estabilidad económica del SEDEC. El padre Javier González toma la decisión de establecer ya la figura fiscal, propiamente dicha, para poderle ofrecer a quienes colaboraban en el SEDEC, dice, “vamos a hacerlo gradualmente, poco a poco, empecemos con poquitos… los beneficios que cualquier persona que trabaja en algún lugar, que tiene un sueldo, que desempeñe unas responsabilidades, reciba los beneficios sociales que cualquier otro recibe...”, es decir, para decirlo, tenga su seguro social, su Infonavit, sus prestaciones sociales de ley. Nos tocó hacer ese movimiento con el padre Javier González, por ahí en ese periodo, entonces, 1999-2000. Esto fue algo que marcó mucho al SEDEC, porque a nivel del resto del país era algo que no se hacía y cuando íbamos a convivir en otras reuniones, provinciales, regionales o nacionales y empezamos a compartir esto decían, “¡ah, caray, cómo que a ti sí!... ¿oye y el que les paguen no va en detrimento de su vocación?”, “pues no, o sea, nos sentimos tan vocacionados que ya pasaron tantos años y aquí seguimos...”, pero lo único que se logra es hacer el reconocimiento de que esto es justo. Hagamos realidad algo que quieren los documentos de la Iglesia, algo que pide la sociedad, hagámoslo en el SEDEC y esto le dio un detallito al SEDEC de que pudimos empezar a figurar también ya, para pensar, “oye, entonces estos libros que tenemos en poder y que aquí nosotros, como caseramente, entre las parraquías distribuimos y que a veces les llevamos a las librerías y les vendemos unas cajitas, unas cajotas…”, pero que no había una figura fiscal que nos respaldara... ahora ya la hay... “¿qué tal si empezamos a darle forma a todo esto, a través de la figura fiscal?”. Y todo esto, pues le ha dado puntos de inicio a grandes proyectos que hoy existen en el SEDEC... Hoy cuando ya hablamos de librerías, ya hablamos del CADIC, ya hablamos del instituto, ya hablamos del futuro centro de espiritualidad, ya hablamos de muchas cosas grandes… pues tuvieron un inicio en los años, de aquellos años 90 y tuvieron un inicio, fiscalmente hablando, legalmente hablando en ese período, 99 al 2000, con el padre Javier González. Entonces era otro punto histórico a recuperar, con Javier González se consolidad muchos proyectos, empiezan Escuelas decanales —decíamos ya—, los textos comienzan a difundirse cada vez más, se acercaba el año 2000 y entonces viene un proyecto interesante: teníamos nuestros montones de libros y sucedió en la ciudad de Guadalajara como ya se venía haciendo año con año, la Feria Internacional del Libro, la FIL. En la Fil de 1999 el SEDEC estuvo presente, es la única vez que hemos estado. Estuvimos, siendo sinceros, de rebote... alguien que había rentado un espacio, finalmente no lo iba a usar y nos lo regalo, dice, “yo ya lo pagué, ahí está el espacio...”, unos, más o menos, qué habrán sido, como tres metros y medio por dos metros, era un stand nada más... dice, “¿por qué no lo usan ustedes para que den a conocer sus materiales?”. En la vida nos habíamos parado a esto. Ahí vamos con nuestro bonche de cajas cuando empieza la FIL, nos toca tal lugar, instalamos materiales, todos los muros del stand y “pues a ver qué pasa aquí”. Y lo que paso es que se empezaron a acercar de otros países. Llegaron gentes de Colombia, ya 39


llegaron gentes de España, ya llegaron gentes de Francia, editores... “¿y esto qué?”, “ah, pues mira es un material del proceso de la catequesis de los niños...”, “¡Guau! Pues está muy bueno, esto no lo tenemos nosotros, hemos querido algo así...”, y entonces dices, “¡ah, caray!”, nosotros venimos, tenemos unos libros, pero creo que tenemos que empezar a pensar editorialmente... esto no se puede quedar en una mesita de libros que tengamos donde los ofrecemos cumpliendo con algo muy cierto que queremos: que la economía de los catequistas y de los catequizandos no se vea afectada, sostener nosotros los precios más accesibles, los seguíamos respetando. Pero entonces nos empiezan a hablar los españoles de proyectos que pudiéramos hacer en conjunto, nos empiezan a hablar los colombianos también, y de modo particular un grupo francés, dicen, “¿por qué no hacemos algo juntos para el año de jubileo?”, que era para el 2000, estábamos en diciembre del 99, decíamos, “pues es que ya el 2000 empieza en semanas...”, dice, “no, es que ya está todo armado. ustedes prácticamente súmense a un proyecto...” y nos sumamos a un proyecto internacional de un librito del Jubileo, primera vez que el SEDEC participaba en una impresión... participamos como coeditores de una impresión a todo color, de una impresión internacional, y apareció en esta impresión internacional la carta del señor arzobispo y cardenal Juan Sandoval Íñiguez dando presentación al librito del Jubileo... y los logotipos del SEDEC apareciendo ya en una edición de 150 mil ejemplares… nosotros cuando mandábamos editar libros, pensábamos en dos mil, agarrábamos ediciones de dos mil y si se acababan, otros dos mil y ahí nos la vamos llevando de dos mil en dos mil. En este proyecto de la FIL 99 con los editores franceses, que se va una edición de 150 mil ejemplares. Después empieza el año 2000 y estaba la preocupación, “¿cómo le vamos a hacer para distribuir 150 mil ejemplares?”. Y en febrero nos llegan los tráilers de cajas de libros del Jubileo —me acuerdo que yo colaboraba ya a nivel nacional, representando a la región Occidente—, y había reunión a nivel nacional y ahí voy con mi caja de libros del jubileo para irlos difundiendo en ese nivel. A la mejor pudiéramos decir que llegábamos cuando el año 2000 ya tenía dos meses de haber arrancado y el material hubiera sido más bueno tenerlo antes... pero estamos llegando con un material de muy alta calidad, muy bueno en sus contenidos y entonces el SEDEC empieza a figurar, a circular desde otra fórmula donde, “¡ah caray, estos libros están muy buenos!”. Si ya los textos de proceso de catequesis habían comenzado a darse a conocer en otras diócesis, este materialito nos abrió librerías, nos abrió diócesis a las que nunca habíamos llegado. Estábamos entonces con este librito de Jubileo en las manos y lo empezamos a distribuir en las diócesis a nivel nacional… en las librerías de importancia nacional, allá en la Ciudad de México, prácticamente cuando alguien piensa en comprar un libro de catequesis pensaban en México, Guadalajara era todavía algo incipiente, naciente, empezábamos a crecer y tuvimos un impacto fuerte. Algo que nos ayudó mucho y que nunca se me va a olvidar, es que en ese periodo de Javier González, 1999-2000, nuestra computadora por primera vez se conectó al internet... y nunca se me va a olvidar porque duré una hora para que la computa40


dora se configurara al internet, que era algo desconocido para nosotros. Sabíamos que existía pero desde catequesis nunca lo habíamos usado. Esto nos ayudó a ir difundiendo vía correo electrónico ya —empezábamos con el correo electrónico— el material del SEDEC, a mandar a los poquitos que tenían correos electrónicos, empezarles a mandar en otras ciudades del país, “pues miren tenemos este materialito y todo...”, era incipiente, éramos principiantes en la época del internet pero nos fue dando un poquito... una presencia. Los textos ya se comenzaban a conocer, sobre todo en las diócesis cercanas y vecinas, pero gradualmente esto nos fue abriendo un abanico de posibilidades. Teníamos enfrente un horizonte que decíamos, “pues qué bueno que llegaste, Javier, traes toda la experiencia latinoamericana... traes muchas cuestiones que vienen a enriquecer a Guadalajara como SEDEC, vamos a hacer algo grande y muchos sueños para adelante; y hagamos la editorial, mas ahora sí, en forma; y hagamos esto y aquello...” y empezamos a soñar cuando nos dicen, “el padre Javier González se va otra vez...”. Nos duró un año, de septiembre del 99 a agosto del 2000... dices, “¡Guau! ¿y ahora qué hago? ¿otra vez huérfanos?”. Para esos años además de colaborar yo en el SEDEC, colaboraba también en la vicaría de pastoral con Benjamín Castillo. A Benjamín lo habían nombrado obispo en el año 2000, a principios del 2000, obispo auxiliar de Guadalajara; teníamos una relación muy cercana y me acuerdo que en ese agosto, pues de pronto nos quedamos sin coordinador y yo le dije directamente, “¿qué vamos a hacer, si a Javier lo mandan otra vez fuera? ¿y ahora qué hacemos?”, y dice: “¿pues qué hacemos? Hermilio sigue en México a nivel nacional... a Javier lo mandan otra vez fuera… ¿qué hacemos?... pues acaba de llegar el padre Adán Juárez Rojas, acaba de llegar de estudiar en Roma la catequesis... y ya era parte del equipo de catequesis, pues desde los estudios es el que está... tiene la licenciatura en catequética, pues es un padre joven, muchas ganas de trabajar y todo...”, e inició entonces allí, en el 2000, aquí ya teníamos un paquetito en las manos: este cambio de coordinador cuando el equipo nacional que coordinaba Hermilio Cárdenas y que coordinaba el obispo José Luis Chávez Botello como la cabeza coordinadora del equipo nacional, había elegido a Guadalajara para un encuentro nacional de catequistas. Entonces había él estado desde que se eligió esto. En noviembre íbamos a ser sede por tres o cuatro días de un encuentro nacional: iban a venir catequistas de todo el país y los íbamos a tener en el auditorio Benito Juárez porque no sabíamos dónde meter tantísima gente. “Pero ahora se nos va el coordinador y tenemos a unos meses el evento nacional... pues urge nombrar coordinador, no puede pasar lo que ya nos pasó de un periodo de orfandad en meses...”. Entonces en ese agosto se nombra a Adán Juárez como coordinador, sacerdote coordinador del SEDEC e inició después de muchos años un período que sí nos duró en tres años de coordinación: él sí tuvo su periodo completo de coordinador. 1Y nos tocó como SEDEC, así como que llegando Adán, recibiendo lo que ya venía, de tanto trabajo, pero al enfrente de nosotros, el evento nacional, o sea, sostuvo lo que ya venía pero lo más fuerte que tenía el SEDEC de Guadalajara 41


enfrente es que estábamos en primeros días de septiembre y en noviembre éramos sede de un evento al que asistirían, dos mil, tres mil, creo que cuatro mil gentes de todo el país. Entonces junto con él, el equipo de SEDEC, coordinado por Adán, el equipo nacional coordinado por el obispo José Luis Chávez y el padre Hermilio Cárdenas, pues, “¿qué nos toca?”, no nos tocaban las cuestiones de contenido, nos tocaba todo el operativo, pero hacer un evento operativo para tantos miles de gentes pues fue una experiencia en la que “¡agárrense!”, nos fogueamos... Fuimos de sede, creo que lo hicimos muy bien, la gente se fue muy contenta... pero conseguir hospedaje a tantos miles de gentes, o sea, de cada diócesis, de las noventa diócesis del país... o noventa y tantas que había en ese momento iba a llegar mínimo un autobús. Los que cabían en un autobús 40, 45, 50, iban a llegar y a vivir aquí en Guadalajara estos días. Entonces se consiguió hospedaje en las parroquias, pero además estaban los de Guadalajara que pedimos que hubiera unas 200 personas propias de Guadalajara en el evento... y se sostuvo este evento muy bonito, muy importante y muy trascendente para la catequesis de todo el país. Marcó este año 2000 mucho a la catequesis. La catequesis había tenido una herencia, muchos años antes. En el 90 cuando yo empecé a estar en el SEDEC, viví una reunión nacional en Querétaro, no era un encuentro era una asamblea... de ahí surgieron unos documentos pero nadie ha vuelto a ver nada en diez años. Entonces a los diez años en que coincide que yo estuve en el SEDEC, hay un evento nacional...yo les puedo ser sincero, yo participé cuando se eligió la sede, porque representaba al Occidente de país y fui el que voté en contra de Guadalajara... dije, “no, hagámoslo en México, hagámoslo en Puebla, hagámoslo donde quieran menos en Guadalajara...”, pero la mayoría quería venir a Guadalajara... yo sí entendía la realidad que vivía mi SEDEC, digo, “vamos a recibir un evento de tal dimensión y no tenemos todo el soporte operativo que se ocupará...”, pero de todos modos eligieron Guadalajara, se hizo en el (auditorio) Benito Juárez, muy bien que salió el evento, acabamos muertos y cansados pero los frutos que para la catequesis de Guadalajara y del resto del país quedaron… yo creo que nos satisface haberlo hecho. ¿Para ese momento no había coordinador todavía? No, ya habían nombrado a Adán. A Adán lo nombraron en septiembre, los primeros de septiembre, entonces: septiembre, octubre y a mediados de diciembre tienes evento nacional. Pero el padre Adán tenía ya programada una salida fuera del país, o sea, él nunca sabía que iba a ser coordinador, a él le llega también de sorpresa, “oye te hemos elegido que tú vas a ser el coordinador...”, “oye yo tengo una salida fuera...”. Tuvo que estar fuera durante los días previos al evento y él llego prácticamente a la clausura del evento, o sea, el equipo respondió, SEDEC respondió con muy buen nivel, acabamos cansados... yo me acuerdo que casi ni dormíamos y al día siguiente, al terminar el evento, disque iba a haber una convivencia, a la cual casi nadie fuimos porque estábamos desenchufados y dormidos todavía. Pero salió el evento bien, quedaron muchas cosas y al padre Adán le quedó una inquietud, dice, “yo no estuve en todo el evento pero por lo que me platican, estuvo muy 42


bueno... ¿por qué no hacemos uno, para los catequistas de la Diócesis?, con la temática que se tuvo aquí en noviembre, a la cual sólo pudieron asistir doscientos catequistas de Guadalajara, ¿por qué no hacemos uno para todos los catequistas de Guadalajara que puedan venir?”, “¡ah caray, agárrate, otro evento grande...”, “hagámoslo dentro del marco de las jornadas que se realizan año con año el día de la Ascensión”, dijimos, “¡híjole! ¿dónde lo hacemos?”, y entonces pensamos junto con él, el equipo, “no volvamos a pensar en el auditorio Benito Juárez, es muy grande…” y recordamos que en el 97 habíamos hecho un evento, el Congreso diocesano de catequesis en el (parque) Solidaridad... “mejor hagámoslo en el parque de la Solidaridad, tres mil y tantos los que quepan”. Dos días otra vez, Jornada diocesana de dos días, masiva; tratando de perseguir los contenidos de noviembre pero ahora en el mes de mayo para la Diócesis de Guadalajara. ¿Por qué menciono esta jornada masiva? Porque cuando hicimos el del 97 dijimos, “es el congreso diocesano y por eso es grandote y dura dos días”. Pero este año, 2001, en que decidimos hacerlo masivo y dentro de la Jornada diocesana, le dio un estilo a la gente, es decir, “¡ah, otra vez va a haber un gran encuentro, qué bueno!”. Del 97 al 2001 habían pasado apenas unos años y se retomó, pues, los contenidos de noviembre del encuentro nacional; pero se retomó también esto de darle un reconocimiento a los catequistas, que por años de servicio, era justo el decirles “gracias”. Y de ahí de ese año, el 2001 a la fecha, fue algo que ya se mantuvo. Cuando lo hicimos en el 97 lo pensamos por única vez, pero al volverlo hacer en el 2001 dijimos, “se mantiene de aquí para adelante”. Yo creo que lo único que pedíamos es que no nos fueran decir al final de la Jornada que al padre lo cambiaban… decías, “cada vez que hacemos un evento grande nos cambian al sacerdote, entonces ojalá que aquí no”, pero no nos sucedió, él sí cumplió sus tres años de período tal cual debe ser. Y le tocó pues tratar de ir dando forma ya a la reestructuración de este evento diocesano, de hacerlo llegar a todos los catequistas, tuvimos nuevamente una presencia cercana a los cuatro mil catequistas. La gente quedó muy motivada... la Jornada siempre motiva, pero esta jornada motivó muchísimo a la gente, se entregaron los reconocimientos a los que tenían muchos años de servicio, y de ahí quedó una inquietud de por qué no hacer estos eventos de la Jornada cada cierto tiempo de una forma masiva... dijimos, “si la vez anterior fue en el 97, esperémonos unos años para volverlo hacer masivo, sigámoslo haciendo pequeñito en las zonas o vicarías pastorales...”, y dentro de algún bueno tiempo de años, tres, cuatro años decíamos en esa época, “lo volvemos a hacer masivamente”. Además de esto al padre Adán Juárez le tocó también ir buscando y continuando la reestructuración de las figuras propiamente fiscales del SEDEC y de irle tratando de dar una forma efectiva, que fuera llevándole a la gente los servicios del SEDEC... pues era otra etapa de intentar crecer. Se nos fueron los tres años, tal vez del padre Adán, en una etapa de búsqueda porque eran horizontes a los que habíamos entrado muy poco, se integró gente nueva al SEDEC, esa fue una riqueza, sacerdotes en los que tal vez nunca habíamos pensado integrar, fue el momento en el que se integraron y dieron su aporte muy valioso, se empezaron a integrar otras 43


congregaciones religiosas que se acercaban gradualmente a participar, se consolidaba el equipo de apoyo y consulta… en fin. Ya para entonces éramos un equipo que había crecido y para estos años del inicio de actividad de coordinador de Adán Juárez, que empezó en septiembre del año 2000 hasta el cumplimiento de sus tres años, fue una etapa de búsqueda, una etapa de que los proyectos pensados por muchos años fueran tomando forma, de que aquel proyecto de solidaridad con los catequistas fuera encausándose cada vez más, de que aquella mesita de libros fuera pareciéndose más a una librería, entonces gradualmente fueron dándose muchas de estas cosas. Fueron los tres años, durante esos tres años regresa, en el último año de coordinación del padre Adán Juárez Rojas, regresa de estudiar en Roma el padre Antonio Godina e inmediatamente el padre Adán lo invita a integrase al SEDEC. Fue otra riqueza: los padres que vienen de fuera traen otra experiencia, nos ayudan a crecer, nos ayudan a seguirle buscado. Terminó el período del padre Adán Juárez Rojas, “tres años...”, dijimos, “por fin tuvimos un periodo completo...”, que es el periodo ordinario, ya no esos cambios de cada año, año y medio... y el padre Antonio Godina Tejeda es nombrado coordinador del SEDEC a partir de entonces. El padre Adán fue en los períodos 2000 a 2001, 2001 a 2002, 2002 a 2003... entonces el padre Antonio Godina asume la coordinación del SEDEC en septiembre del 2003. En agosto del 2003, el padre Antonio Godina es nombrado el coordinador del SEDEC, él ya conocía muchos de los proyectos porque el padre Antonio Godina había sido diácono —su servicio diaconal lo había prestado en el SEDEC en 1997 a 1998—, entonces nos conoció antes de irse a estudiar a Roma, en el período que coordinó Hermilio Cárdenas y en el período que nos quedamos huérfanos en aquellos meses, a él le tocó conocer todo esto y luego se fue a Roma… pero duró como cinco años en Roma, cinco años y medio, porque además de hacer la licenciatura, hizo una maestría. Cuando regresa acá, sí, llegó al SEDEC, ya tenía seis meses en el SEDEC, lo nombran coordinador en el relevo que hay que hacer con el padre Adán Juárez y entonces comienza otra etapa del SEDEC, la etapa reciente, digamos, la de estos últimos diez años en la que mi participación —yo ya había dejado de ser secretario ejecutivo—, coordinaba algunos proyectos, me hacía cargo de otros, pero al padre Antonio Godina le tocó retomar toda esa herencia de tantos años que hemos platicado ahora y darle una forma lógica y ordenada. A los proyectos les empieza a encaminar, tenemos la librería y encomienda la librería a la Madre Santísima de Guadalupe, porque eran unos proyectos interesantes… la Casa del Catequista. La Casa del Catequista pensada en ese servicio de la librería económica para los catequistas, en ese servicio de solidaridad a través de talleres, de auto-empleo, a través de fórmulas de ir buscando cómo apoyar a los más necesitados, a nuestros catequistas; en esa etapa de irle buscando por dónde las escuelas podrían irse, de cada decanato, podrían irse solidificando… ya teníamos escuelas ahora sí funcionando, después años de andarle buscando, ya los primeros decanatos empezaban 44


a responder, ya estaba el decanato de San Pedro Tlaquepaque y el de Santa Rosa de Lima, con su Escuela decanal con el plan de estudios idéntico al del Curso de verano y entonces, “¡ah caray! aquí nace algo muy bueno...”. El proyecto de los textos que comenzamos a escribir en el 90, ya para entonces en el 2003, se ve la necesidad de que tenga que hacerse una nueva edición, renovarlos. El padre Antonio Godina habla de la renovación de los materiales, de la consolidación de estas dos escuelas nacientes decanales... pero que sería bueno tener en más decanatos los servicios que ya mencionaba de la librería, de la solidaridad con los catequistas… en aquel tiempo ya tenía tres años un proyecto que nació en el año 2000, de la atención de la catequesis a las personas con discapacidad. Ese proyecto yo lo veía en viejecitos, yo veía que allí estaba ese proyecto y que algunos compañeros le echaban ganas y muchas oraciones por ellos, pero el padre Antonio Godina, en sus seis meses que le tocó antes de ser el coordinador, le tocó estar en ese equipo, acompañándoles junto con una religiosa. Él mismo es nombrado a una parroquia a donde había muchas personas sordas, entonces, despierta una gran sensibilidad a esa área. En todos estos años he pasado prácticamente por todos los departamentos del SEDEC, estuve en elaboración de materiales, estuve en formación de agentes, en la catequesis con adultos, en la búsqueda inicial de proyectos kerigmáticos, en la animación de las parroquias y decanatos… prácticamente le di la vuelta a todos los departamentos. Y en esas épocas tras haber salido del departamento de Formación y que se me encomendó la coordinación del departamento de Animación, aquella área naciente de tres, cuatro años de vida de la catequesis con personas con discapacidad, estaba a punto de desaparecer, estaba en una etapa en la que decíamos, “pues no hayamos cómo darle a esto, mejor vamos viendo donde la atienden en otro lado o a lo mejor ni es cierto que hace falta tanta necesidad...”, y yo desde el área en la que estaba colaborando, me ofrecí, “a ver, espérense... cómo que la vamos a desaparecer... esta área desde mi punto de vista es muy buena y yo creo que hay quehacer…”, “bueno, ¿quién la coordina?”. Ándele por andar hablando, pues nadie la quería coordinar y ahí va José Inés, y desde el área que yo coordinaba realmente, que era la Animación, asumí este segundo proyecto allí cobijado, de la catequesis con personas con discapacidades… estabamos en el 2003, inicios del 2004, por ahí cuando mucho. Eso me marca a mí —yo tengo para entonces muchos años de catequista, pues para entonces no sé... yo ya andaba, si empecé siendo catequista en los 80, del 81 para adelante, todos los 80, todos los 90, comenzaba el 2003... andaba en mis 24 años, más o menos, 23 o 24 años de catequista— y el atender la catequesis de las personas con discapacidad le dio una sangre nueva a mi vocación: tanto personal como catequista, como descubrir estas situaciones marginales, no atendidas como decir, “bueno pues aquí están ellos y no hemos llegado...”, le da un giro a la vocación de José Inés, sin dejar de participar en los demás proyectos, me empiezo a involucrar mucho con ellos… le da un giro a mi participación en el SEDEC también. Entonces empiezo a involucrarme mucho con la catequesis especial y a tratar de integrar un equipo. 45


Con el periodo del padre Antonio yo veía que todo lo demás iba creciendo, que va muy bien, que la formación empezó a haber en un montón de decanatos, hoy prácticamente podemos decir que la mitad de los decanatos tienen escuela, la Jornada se seguía celebrando, todos veíamos que iba creciendo y yo vi esta área, de la cual me enamoré pastoralmente, me dije, “esto es lo mío, aquí es de donde yo me agarro, aquí es de donde yo me voy a dedicar...”, y desde aquellos años hasta la fecha he estado en ese equipo, coordinándolo en algunas épocas, participando como miembro en otras, actualmente ya son varios años que desde el 2009 lo sigo coordinando, ya son cuatro años de coordinación en esta última etapa, cuatro años y medio y ha sido un poquito como el redescrubir la vocación de catequista de José Inés. Un horizonte nuevo, hay que abrir mucho ahí, ahí todas las puertas estaban cerradas. Tuve que tocar muchas puertas pastorales y abrirlas, irle buscando espacio a nuestras personas con discapacidad y esto me ha ido llevando a una sensibilidad especial: no he dejado de lado la participación en los restos de los proyectos del SEDEC, prácticamente yo me considero involucrado en cualquier proyecto que se me pida o en el que sea necesario participar. Entonces desde la Catequesis especial, que es actualmente mi responsabilidad, también colaboro y participo en el resto de los proyectos del SEDEC. Regresando un poquito en la historia, llegó entonces el padre Antonio Godina, y con el padre Adán Juárez habíamos tenido en el 2001 una Jornada diocesana y al padre Antonio Godina le toca en el año 2004, ya en su periodo de coordinación —él ya estaba en el 2004— y Guadalajara es sede del Congreso Eucarístico Internacional, de todo el mundo vienen a Guadalajara con corazón de la Iglesia universal para celebrar a Jesús Eucaristía. Esto dice, “¡ah, caray!, oigan, ¿y no vamos a hacer algo para los catequistas porque no todos van a poder ir al gran evento?”. Entonces la Jornada diocesana vuelve a ser masiva en el 2004 y le dimos el modelo de Jornada diocesana pero al mismo tiempo, Congreso Eucarístico para Catequistas. En mayo de 2004, sábado y domingo, la Jornada toma, otra vez aquel estilo masivo que ya había tenido en el 2001 y que ya había habido una situación similar en el 97 con un congreso diocesano, y aquello resulta tan emotivo, tan lleno de impulsos para los catequistas, que en el periodo del padre Antonio Godina, en el 2004, se retoma ese estilo y después de ahí lo seguimos haciendo hasta el 2008, año con año, de forma masiva. Era un ejercicio especial, una fiesta de los catequistas, algo maravilloso y esto nos fue dejando marcados a todos, siempre llenos de cansancio, pero a final de cuentas, llenos de una satisfacción pastoral también. Nos dio pie para que la catequesis se fuera fortaleciendo en la Diócesis. En ese caminar el padre sigue acercando muchas más gentes, otras congregaciones entran a participar al SEDEC, lo laicos cada vez son más, el equipo se consolida... ya no somos un equipo que cabíamos alrededor de una mesa de comedor, ya estamos hablando de veinte personas en el equipo permanente y de alrededor de unas setenta colaboradores en las distintas funciones del SEDEC. Cada vez que reunimos a todos —esto es un mundo ya de personas—, los proyectos comienzan cada días más a consolidarse: 46


a la cuestión editorial se le va buscando… la cuestión solidaria se va viendo por dónde y surgen proyectos muy serios y en este camino, entonces, el padre, llega junto con el equipo de reflexión a la concepción de que es necesario algo más de lo que el SEDEC puede ofrecer. El SEDEC está ofreciendo actualmente una muy buena pastoral para la catequesis, pero nos vemos rebasados, hay 30 mil catequistas, hay más de 500 parroquias, “¿cómo le podemos hacer?”. Desde el SEDEC surge un proyecto: Casa del Catequista, que ya se venía manejando el nombre desde muchos años antes, pero tal vez como el nombre naciente, como los primeros proyectos e impulsos... ahora surge un megaproyecto, Casa del Catequista, que desde que nace se le insinúan cuatro hijos inmediatos: un proyecto dedicado a lo editorial, Ediciones Casa del Catequista, que tendrá que darle continuidad a todo aquello —recuerdo que hace rato decía que con el padre Antonio se renovaron los textos—, ahora tenemos una súper colección de textos… los anteriores renovados y enriquecidos, se amplió un año más, se habla de la catequesis de los cuatro años, se habla de la catequesis con adolescentes, se hacen los libros para adolescentes y vienen proyectos para sacramentos. Empieza un gran bagaje editorial del SEDEC y entonces hay una editorial para que eso se conduzca, siempre pensando en que los catequistas obtengan del modo más accesible los materiales y las familias también. Ya para entonces muchas diócesis lo usan —ahora sería interesante… pero yo creo que ya hay un gran porcentaje del territorio nacional, sería interesante tener el dato, yo no lo tengo en la mente pero no puedo creer si digo 30% del territorio nacional probablemente estoy en lo cierto y tal vez sea más—, sí, que están usando los textos de Guadalajara. Otro proyecto que nace con la Casa del Catequista: el CADIC, un Centro de Atención y Desarrollo Integral para el Catequista, dicho de una manera más sencilla, una obra social para los catequistas. Los catequistas ocupan mejorar la calidad de su educación, de educación formal; en la catequesis reciben formación para catequistas pero ahora necesitan terminar su primaria, terminar su secundaria, y gracias a Dios, muchos de ellos dijeron, “quiero estudiar el bachillerato...”, y ya están preguntando qué más hay, entonces necesario un proyecto educativo para los catequistas, un proyecto de salud para los catequistas. La mitad de los catequistas no tienen derechos de salud por una organización gubernamental, el IMSS, el ISSTE, cualquiera de ellos, entonces recurren a lo que pueden… hay que darles un servicio de salud. Está naciendo, va poco a poco creciendo, nos falta mucho que hacer, pero ya hay una preocupación por la salud de ellos, un proyecto de desarrollo humano espiritual para ellos, veámoslos como personas que necesitan crecer humanamente, espiritualmente, para que su vocación también crezca y un proyecto de economía solidaria. Entonces se están buscando todas estas fórmulas dentro de un espacio llamado CADIC, segundo hijo de la Casa del Catequista. Surgió otro de los hijos que ya se venía pensando, “sí hace falta formar catequistas de un nivel superior...”, y presentó el proyecto a muchos lugares y se oyó y se habló y se decía que “sí, que qué bueno...”, y es el padre Antonio Godina quien 47


termina ayudándonos a que este proyecto, bajo su coordinación, vaya naciendo: reúne a un grupo de gentes enamoradas de la catequesis, sacerdotes, religiosas y laicos y surge el proyecto, primero como proyecto… “tengamos un instituto de nivel superior para que, los que así lo deseen, se formen en un diplomado en catequesis, en una licenciatura en catequética...”. Y empezamos la soñar y allí nos agarró el sueño, entre proyectos van y vienen estábamos, porque el padre Antonio Godina, que nos coordinaba, nos ayudara a entender por dónde darle, nos ayudara a que este proyecto se hiciera realidad. Se le presenta al cardenal Sandoval Íñiguez y dice, “eso está muy bueno, háganlo realidad”. Entonces se llamaba Instituto Siglo XXI porque era el nombre que se nos había ocurrido dentro de muchos posibles, así se llamaba el proyecto. Se le sigue dando forma al proyecto, pero en esas estamos cuando el señor cardenal recibe de Roma pues su aceptación de la renuncia por edad al cargo que tenía y resulta que va a llegar otro arzobispo a Guadalajara, llega el señor cardenal José Francisco Robles Ortega y muy pronto le presentamos el proyecto, “oiga, veníamos con esto desde con el señor Sandoval…”, y el padre Godina se lo presenta y dice, “sigamos adelante, esto está muy bueno, ¿cuándo va a nacer?”. Nació el 3 de septiembre, ya como una institución dando su primera cátedra inaugural el 3 de septiembre de 2013. Cambio de nombre, ya no era el Siglo XXI sino ahora su nombre oficial es Instituto Superior de Catequética, Centro de estudios para la Nueva Evangelización. Ya bajo la dirección del padre Antonio Godina, pues ha transcurrido su primer año de vida y ya empieza a dar sus frutos: sus alumnos que ahí están estudiando tres opciones de estudios, ya sea un curso de Liberación teológico-pastoral, bien sea un diplomado en Catequética o bien sea una licenciatura en Catequética que gradualmente se está terminando de formalizar ante las autoridades educativas. Queda pendiente el cuarto proyecto de la Casa del Catequista, que no ha dejado de trabajársele pero que está todavía buscándose el rumbo para hacerlo realidad, que es un centro de espiritualidad para catequistas. Entonces, aquí ya tenemos dos grandes instituciones, una gran institución que nace bajo la coordinación del padre Antonio Godina al coordinar al SEDEC. El SEDEC muy enfocado a la pastoral de la catequesis en la Diócesis de Guadalajara y a un ladito, hermanado, como pariente súper cercano, podemos decir que hasta como hijo: Casa del Catequista, dedicada a la pastoral de los catequistas. Lo que el SEDEC por su estructura, que tiene muy buena estructura, que tiene mucho que hacer pastoral, no va a alcanzar a hacer... lo complementa la tarea de Casa del Catequista. Son dos proyectos juntos, uno a punto de cumplir cien años y el otro naciendo pero al mismo tiempo estamos ofreciendo desde los dos lugares la integralidad de un servicio a la catequesis y a los catequistas. Estos son los años en los que el padre Antonio Godina nos ha coordinado, ya va a cumplir diez años, casi once años de su coordinación, pero creemos que hay un horizonte todavía de logros para este SEDEC, que está por llegar a los cien años... que cuando hablámos de cien años hace muchos años, se nos hacía lejos; 48


que hoy que estamos ya prácticamente con cien años de historia, pues el camino del SEDEC apenas está comenzando. Así de largo el recorrido pero el horizonte está plenamente abierto, bajo las indicaciones del cardenal Sandoval, bajo las indicaciones actuales pastoralmente del cardenal Robles, a la luz de todo lo que el papa Francisco nos está diciendo... se nos abre un panorama enorme como SEDEC. Yo considero que a este momento —en esta plática que he tenido, de estos minutos hablando de la participación, José Inés en el SEDEC, lo que ha sido mi experiencia—, ha sido una vida en la que he aprendido mucho, como ya vieron pasaron muchos coordinadores, mi vida la he “vocacionado” aquí en la catequesis… ahora pensar, “José Inés en algo que no sea la catequesis”, pues ya es algo que ni entra en por mi mente, son 23 años de estar en el SEDEC y ya empecé el año 24; ya son 33 años de ser Catequista, entonces mi vida se ha focalizado acá y si alguien se pregunta, “oye, que un día dijiste en una plática que estudiaste medicina, ¿dónde quedó la medicina?”, quedó en una muy grata experiencia porque un día tomé la opción de dejar la práctica de la medicina y dedicarme a esto plenamente, y el SEDEC fue el espacio ideal para lograrlo. Queda para mí, ahora, la satisfacción de lo que hemos recorrido en estos años, pero queda en frente la responsabilidad, todavía, de muchas cosas que sí podemos hacer. ¿Qué tiene en frente el SEDEC? Pues abrirse, otra vez, a nuevos modelos, cambios de organización; abrirse a los nuevos desafíos que una ciudad como Guadalajara que ha crecido tanto, nos plantea. Hoy hay muchas realidades urbanas a las que no hemos llegado decididamente como Iglesia y creo que el SEDEC puede hacer algo muy fuerte por ahí, algo decisivo. Abrirse ya no sólo a las edades de la catequesis sino a estas realidades, como a las personas con discapacidad, los migrantes, los ancianos, los farmacodependientes, abrirnos a muchas realidades; la evangelización y catequesis hoy tiene retos que el SEDEC puede lograr... y la Casa del Catequista tiene retos para la vida de los catequistas que va a poder lograr en su atención social, en su formación integral hasta nivel superior, en las cuestiones de espiritualidad y en los materiales que gradualmente les vamos a ir haciendo llegar. Estos son nuestros cien años que estamos celebrando, que estamos muy contentos y con un futuro muy promisorio que viene por delante. Muchas gracias José Inés. Gracias a ti.

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Antonio Godina Tejeda

Diciembre 11, 2013, 13:55 horas. SEDEC, Guadalajara, Jalisco.

Buenas tardes, padre. ¿Me podría indicar, por favor, cuál es su nombre? Antonio Godina Tejeda, mi nombre completo. ¿Cuál es su actual función dentro del SEDEC? Actualmente me toca desempeñar el servicio de ser el coordinador diocesano. Me toca coordinar todo un equipo de personas y sobre todo una serie de acciones dentro del del territorio diocesano que tiene que ver en torno al primer anuncio, a partir del kerigma y en torno a la catequesis, en torno a esta tarea principal, y también, en esta instancia que emplea el obispo para llevar a cabo esta tarea, pues se constituye un equipo de servicio como tal y al frente está un coordinador, esa es la función que yo desempeño. Cuéntenos, ¿cómo fue que llego a este puesto, a esta instancia, el SEDEC? Diciéndolo con palabras muy sencillas y rescatando un poco la historia, luego de los estudios en el Seminario el señor cardenal Juan Sandoval me pidió ir a especializarme en catequética, y desde allí, me mandan a estudiar a Roma. Estuve allá un tiempo, y obvio que quien está también preparándose para este campo, cuando regresas, se espera también que se involucre y que se incluya en el equipo. Es así que yo regreso luego de los estudios y me integro inmediatamente al equipo diocesano de catequesis, más o menos en las fechas del 25 de enero de 2006… 2003, perdón. ¿Y cómo es que llega a este momento, en este 2003, cómo llega después de…? Obvio que regresa uno con toda la teoría de los estudios, pero yo ya había tenido una experiencia en el diaconado, años de servicio como díacono, compartiendo un poco mi tiempo en la Sección de Catequesis. De ahí que, compartiendo un poco el tiempo en la parroquia en el Santuario de Guadalupe y también en catequesis, ya tenía una cierta noción de lo que era la Institución y el servicio que prestaba, de ahí que entonces, muchos de los estudios, ya pude más o menos entenderlos en esa clave de lectura y entorno a esos trabajos y a esa estructura que ya se tenía. De ahí entonces, llegar al equipo, ya no era yo desconocido y el equipo también para mí pues ya era parte de los compañeros, ya tenían todo un caminar y me inserto prácticamente en un lugar donde ya tengo cierta experiencia y una 51


cierta referencia y conocimiento en base a esos antecedentes. Muy bien. ¿Qué es para usted esta función de catequesis? Dentro de esta estructura diocesana es una instancia de servicio como ya lo decía y lo que uno desempeña aquí, también es un servicio a la Diócesis, obviamente que tiene un campo de trabajo muy específico como es algo tan fundamental, como la educación en la fe y ahí se abre todo este reto, todo este desafío. De forma muy independiente a lo que hemos heredado como cultura y lo que se concibe en ámbitos comunes de lo que es la catequesis, fue una concepción mucho más amplia, y también, teniendo toda esa serie de exigencias, se abre el panorama como uno lo quiera abrir. Viene poco a poco evolucionando ese concepto y también esa interpretación y esas acciones, y obviamente que en ese sentido para mí, es un espacio de servicio que tiene una amplitud impresionante y todo un abanico de realidades que hay que atender y procesos diocesanos que hay que acompañar. Como bien sabemos, usted es el coordinador que ha tenido más tiempo al frente el SEDEC... No tengo referencia así precisa de cuánto han durado los demás, parte de allí de la historia que hay que rescatar, pero al menos yo por lo pronto, sí. Después de llegar de estudiar y de integrarme al equipo como tal, el señor cardenal me pide que me haga cargo como coordinador y el día 18 de agosto de 2003, ese año, de allí a la fecha, llevo al frente como coordinador, prácticamente diez años… poco más de diez años. ¿Qué representan esos diez años dentro del mundo de la catequesis? Para mí ha sido un proceso y un caminar muy interesante, primero por todo lo que se ha vivido, obvio que esta historia se recoge y esta memoria también recopila una serie de experiencias y vivencias y que nos hace entender que, a fin de cuentas, dentro de toda esta cadena y este caminar me toca a mí prestar un servicio actualmente, aquí y ahora. Pero que hay toda una herencia, Guadalajara tiene toda una herencia, toda una historia grandísima y larguísima en ese sentido, y ha sido recoger todo ese caminar y toda esa herencia. Por otra parte, delante de una Diócesis tan grande con toda sus exigencia y la magnitud de sus demandas y propensiones pastorales, el reto es grandísimo en ese sentido, una cosa es lo que uno a veces pueda hacer y otra cosa es la exigencia que la realidad como tal demanda. En el equipo como tal estábamos, sí, muy comprometidos y muy sensibles a responder a las muchas exigencias que se les plantean, sobre todo entiendo eso, y obvio que el campo de la catequesis ha sido muy significativo, muy importante, porque además es un campo muy fértil y muy sensible. Podemos decirlo también que, bendito Dios, es uno de los campos que llevan un proceso muy significativo y relevante, muy importante... y que por otra parte, también ha logrado una muy buena estructura, es de las acciones eclesiales que en cualquier ámbito comunitario, así sea en un pueblito, en un ranchito, hasta aquí en la ciudad, encuentra y tiene un mínimo de estructura y un mínimo de agentes de evangelización, entonces el hecho de amalgamar y también el de sumar todos esos esfuerzos, ya significaba un gran reto. 52


Para mí ha sido un caminar muy enriquecedor a nivel personal. Ha sido un espacio de muchas oportunidades, de poder implementar tantas inquietudes, ha sido un campo muy fértil, muy bonito, muy noble… complejo como todo también, porque la pastoral es siempre muy compleja, hay que estar siempre como reinventando, proponiendo, buscándole... hay que hacer muchas labores de discernimientos. Sin embargo, hemos visto todo un caminar que no es sino obra de mucha gente antes y que nos han tocado también tiempos muy hermosos de todo el equipo, y en ese sentido, el equipo como tal es en quien descansa y a quien va el mérito de lo que se ha podido realizar en los últimos años, la última década por así decirlo. Dentro de la estructura eclesial, la evangelización y la catequesis, ¿de suma importancia? Sí, de hecho la Iglesia con Pablo, nos recuerda el papa Pablo VI en el documento el Evangelii nuntiandie, que existe para evangelizar y el proceso evangelizador, el proceso de la catequesis o la etapa de la catequesis, es el principal. La misión de la Iglesia es formar cristianos, educar en la fe, porque creemos que la fe puede también garantizar una mejor vida en las personas y una mejor calidad de vida en las personas. No es irrelevante el aspecto educativo de la fe porque tiene que ver con principios, con valores, con contenidos, con agentes, con personas, con ambientes, con muchas realidades que influyen, construyen, consolidan y apuntalan también y dan un fundamento y una plataforma de vida a la persona, desde sus principios, desde sus convicciones, desde sus experiencias, desde sus creencias y desde su formación, entendiendo que, exactamente, en todo ese sentido de forma amplia, la formación es la que da la transformación de la persona y de la vida como tal. Durante esos diez años, padre, ¿qué ha ocurrido, o sea, con su estadía en estos diez años que ha ocurrido dentro de la comunidad catequista? Yo llego en un momento en el que hay —repito—, me inserto en un camino, y allí... nos encontramos con una estructura y una realidad muy rica pero a su vez queríamos que llevara a cabo una tarea mucho más profunda, mucho más eficaz que la que ya venía siendo. Se trabaja en ese momento y en ese tiempo —estoy hablando en el año 2003, poco después del Grande Jubileo—, por prioridades, que en ese sentido son las que, como las tareas fundamentales que el directorio general para catequesis marcaba, que es la animación de la catequesis y de los catequistas, la formación de los agentes para la catequesis y la elaboración de subsidios y materiales. En torno a eso descansaba la estructura, eran como las tareas fundamentales, y a partir de ahí, fuimos de forma sensible estructurándolas y dando todo un proceso y todo un camino, pero también nos dio pauta para ir viendo que dentro de esas realidades de la animación, de la formación y de la elaboración de materiales, había más aspectos y más campos que había necesidad de ir atendiendo desde la catequesis. Esto fue dando pie y dando cause a que se fuera creando una estructura que es la que tenemos ahora, y podemos decir que, de la fecha a entonces, parte de la 53


organización y estructura que tenemos, ha sido lo que de forma sensible el equipo ha ido reflexionando, y que se ha ido estructurando y construyendo hasta dar el nombre y la conformación a lo que hoy llamamos “los departamentos” en la Sección de Catequesis. En ese sentido: el departamento de Animación territorial y de ambientes, el departamento de Formación de agentes para la catequesis, el departamento de la Elaboración de materiales; y surgen también algunas urgencias y exigencias pastorales que había necesidad de atender, y era la Catequesis con adultos, luego, la Catequesis especial, y últimamente hemos incluido y hemos conformado esto, también, en algo que veíamos... (...) había como un cierto bache y un vacío que era la atención a lo que el directorio marcaba y que nos tocaba también, garantizar el primer anuncio, es decir, el encuentro con Cristo, la parte que se llama “la parte kerigmática”, y entonces, recientemente, se estructuró un departamento que se encarga de llevar a cabo esta tarea, el primer anuncio. Eso es parte de un caminar desde la estructura. A mí me toco llegar en un momento donde también se estaba conformando en torno a estas exigencias un equipo, con mucha gente o más bien con algunas personas que van llegando, y que también, van concluyendo su estadía entre nosotros, pero que en ese sentido, a partir de las exigencias mismas y de la estructura que fuimos viendo conveniente, fuimos integrando un equipo eclesial. Pienso que es una de las cosas que hemos ido consolidando mucho mejor: un equipo eclesial quiere decir, constituido por laicos en su gran mayoría, sacerdotes y religiosas, y eso hace una riqueza por la formación y por la contribución que cada persona hace al proyecto común. ¿Hablamos de pluralidad? Sí, a parte de pluralidad, de una serie de enfoques, una serie de formaciones y un enriquecimiento también a través de los estados de vida que se conforman en la comunidad cristiana y que en ese sentido también habla de una riqueza que se va integrando. ¿Entonces a su llegada al SEDEC empieza, digamos, un nuevo encuentro, una nueva estructura? Se va enriqueciendo, se va poniendo la estructura y se va ampliando. Ahí también había una presencia diocesana bastante buena, pero viene también un momento tan de consolidación y de enriquecimiento de las estructuras como tal y es volver a impregnar; volver a también hacer un acto de presencia en el territorio de tal manera que veíamos que la estructura como tal hacía mucho pero había más cosas que requerían una atención y que se dejaban sin hacer, o sin atender, o sin cubrir, hablando de eso que ya mencionaba de la catequesis con adultos, de la catequesis especial o la parte del kerigma. Y desde ahí entonces se le da mucha fuerza a la presencia en el territorio de tal manera que la estructura va tomando mayor vigor, y desde allí, se va haciendo un “posicionamiento” por así llamarlo de la Sección Diocesana de Catequesis en el territorio, y también, en la pastoral funcional, no solamente en la pastoral territorial sino también en la pastoral funcional. Viene entonces teniendo una mayor presencia, y sobre todo, porque ha ido ofreciendo 54


una serie de itinerarios, de procesos. Esos procesos nos han llevado a los resultados que hemos tenido en el hecho de que muchas más personas, mucha más gente, se han involucrado, ha hecho acto de presencia y se ha sumado en esas tareas. ¿Entonces digamos que el SEDEC ha permitido que la catequesis, a nivel Arquidiócesis, tenga un crecimiento avanzado? El poder caminar de forma articulada con este equipo eclesial y el poder también así, generar, impulsar y sostenerse a otros procesos, nos ha permitido lograr una estructura que en ese sentido ha dado un impulso significativo en la última década. Esto que quede claro que no significa desconocer lo que otros hayan hecho, sino que simplemente ha visto con base en trabajos de otros que venían haciendo, ha visto un renacimiento y un florecimiento en los últimos años. Bien, pues ya nos contó algo de lo que sucedió en su estadía. Cómo llega usted al SEDEC también nos platicó, pero ¿qué personajes usted cree que considera fundamentales en esta participación del SEDEC, con usted o antes de usted o un poco más atrás? Aquí tengo el riesgo de omitir nombres y personas pero bueno, por mencionar a algunos, obvio que los obispos han sido quienes han dado la pauta fundamental en la presencia de cada uno de ellos, recordando a quien erige el instituto o más bien el Oficio Catequístico en este caso, pero también, los obispos que han ido como dando seguimiento, el cardenal José Garibi Rivera, el cardenal José Salazar López también, después el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, y actualmente el cardenal José Francisco Robles Ortega; eso por decir del obispo que es el primer catequista de la Diócesis, quien es responsable en primera y última instancia de todo esto. También, cabe mencionar que este proceso como tal ha tenido impulsos muy significativos a partir de los equipos que se han ido integrando en cada época por así decirlo o en cada etapa en la que algún coordinador ha estado haciendo esa contribución. Hemos trabajado diversas personas, por mencionar algunos de ellos: monseñor José Luis Chávez Botello, que ahora es obispo de Oaxaca, el padre Sotero Torres, el padre Hermilio Cárdenas, el padre Javier Gonzales Ramírez y obvio que son en los últimos tiempos, pero yendo un poco más atrás ha habido muchas más personas y... sin dejar de mencionar a tantas hermanas religiosas de lo cual ahora esta memoria histórica nos permitirá recoger todos los integrantes y los muchos, muchos laicos y catequistas que se han ido sumando... obviamente, en ese sentido, la coordinación es eso, es coordinación pero participan en esos procesos muchísimas personas. Y también hay otros personajes, los que mencionó, obviamente sabemos que han formado parte de la construcción de lo que es el SEDEC, que han coordinado, que han dirigido, que han participado, que han organizado, pero, aquellos personajes que están más allá, los catequistas… Prácticamente este proceso diocesano, también ahora, de parte nuestra como estructura y como institución pues se encuentra una instancia de servicio sí, y de aquí nos corresponde, nos toca, principalmente, lo que es el carácter propio de un equipo como este... es emanar líneas, directrices, criterios, orientaciones, esa es la 55


función principal del SEDEC. Pero quien lleva a cabo esa tarea igual que aquí, el mérito y el reconocimiento, a quien lleva a cabo esta experiencia de fe y este acto catequístico y esas acciones en cada comunidad son los catequistas. En realidad son instancias de servicio… pero que tienen muchísimas personas que interactúan y que se suman en estos procesos y ahí hablamos de un ejército, hablamos de muchísimas personas, miles de personas, que en cada latitud y en cada rincón de la Diócesis y de las comunidades y en diversos ámbitos educativos: la educación privada, en los sectores, en las zonas, en los barrios, en las parroquias y en diversas instituciones, se suman desde esta tarea de la educación en la fe que son los catequistas. Prácticamente es una instancia de servicio la nuestra, pero quien lleva a cabo la tarea, quien lleva a cabo el trabajo es quien realmente lo implementa... entendemos de una complementariedad, lo nuestro es importante por supuesto pero a fin de cuentas ellos son quienes lo llevan a la obra, a la práctica, son los que hacen operativo toda una serie de líneas, de esfuerzos, de criterios, desde nuestra parte ofrecemos recursos, servicios, espacios de formación, lo que sea, sin embargo, ellos lo llevan a cabo a la práctica. Seguíamos con esto de los catequistas que eran los que realizaban la actividad que es la función del SEDEC.... A fin de cuentas la acción que el SEDEC realiza no se puede llevar a cabo y no, no tiene otro ambiente, y completamente otro lugar... sino personas concretas, no es algo etéreo, es un servicio a las personas y a las comunidades porque a fin de cuentas pues ahí es donde se vive la fe y la vida cristiana. En ese sentido quiero recalcar que dentro de este proceso y este caminar por supuesto que ellos van forjando todo este camino. Ha habido tres aspectos que con todas sus variantes, recalco, uno, la cuestión de la formación, la formación de los catequistas. En toda la formación de las catequistas podrá haber muchas variantes, sobre todo, espacios, contenidos, programas, planes formativos, lo que sea... aquí ha habido toda una tradición de formación desde lo que fue una Normal catequística hasta esa experiencia misma que se ha ido consolidando y que se ha sostenido también durante más de tres años, por ejemplo, una referencia fundamental ha sido el Curso de verano que es un espacio donde muchos catequistas se dan cita para formarse y capacitarse y llevar a cabo esta tarea. Además, ya de forma continua durante el año, las escuelas han sido otros espacios, otra modalidad, por así decirlo, porque a fin de cuentas es una modalidad distinta de llevar a cabo también lo que desde la Sección se ha ido construyendo que es un Plan diocesano de formación de catequistas... entonces así los contenidos, los planes, los niveles, las dimensiones de la formación y todo eso, pues ha ido enriqueciendo la experiencia, y por supuesto, también hablando de la magnitud del territorio de forma estratégica, ubicando puntos importantes donde la formación se lleva y se acerca a los catequistas, a fin de cuentas para ellos está pensado y para las personas está pensado todo esto. Esto no tiene razón de ser si no es en 56


función de las personas y de las comunidades, quien lleva a cabo esta tarea son los catequistas. Igualmente una labor importante ha tenido todas las instancias y las personas que han ido construyendo y colaborando en torno a la animación, a la promoción y al sostenimiento de este ministerio de los catequistas, que aunque no es un ministerio instituido sí es un servicio ministerio reconocido en el sentido de que se conoce de su valía, se conoce de su importancia, se conoce de su trascendencia, se conoce de su magnitud y de su impacto. Otro servicio también que ha venido buscando el SEDEC es el de la elaboración de subsidios y materiales... y que desde la propuesta de este proceso diocesano de catequesis, por ejemplo, comenzando por el primero, para la infancia y preadolescencia, entendida la catequesis como un proceso y no para los sacramentos sino para la vida cristiana, pues se estructuran y se pueden distribuir y ofrecer una serie de materiales en un itinerario ya sistemático y orgánico... y que a través de este material como tal, los que llevamos el proceso diocesano de catequesis desde los materiales, se ha acompañado a muchísimas personas. Desde allí trabajan las familias, las comunidades, los sacerdotes, los catequistas obviamente, y también las personas que son los interlocutores, hablemos de los niños que es lo más conocido, y ahora también los adolescentes y diversas personas... estamos hablando de la formación, de la animación y del ofrecimiento de materiales y de subsidios para llevar a cabo este servicio. Esto es fundamental, los catequistas, pero también hay otra cosa. A lo largo de estos diez años que usted ha estado, digamos, coordinado esta instancia hay momentos clave, ¿cuáles han sido esos momentos que usted recuerda? Los momentos clave son, por ejemplo, dentro del proceso diocesano de catequesis como tal y lo que se ha armado desde las estructuras que hemos fortalecido como son estos departamentos que ya mencionaba, por ejemplo, hablando de la Jornada, que es un momento de encuentro del obispo con sus catequistas y que la estructuración que le hemos ido dando ha ido impulsando ese servicio y ese ministerio. Entrar en contacto con los catequistas y cerciorarse y ver y comprobar y palpar todo lo que van viviendo, eso ha sido muy enriquecedor. Otro momento clave o más que momento, más bien un elemento clave, ha sido la integración de este equipo interdisciplinario y eclesial que hemos ido constituyendo y como tal nos permite llevar a cabo tantas acciones como el SEDEC mismo lleva a cabo. Momentos claves han sido cuando hemos visto el logro de ciertas cosas que nos propusimos como una meta y que se han ido consolidando en la formación, en el acompañamiento, con los adultos, la catequesis especial, las experiencias kerigmáticas y el ir viendo de forma paulatina cómo se han ido logrando esas cosas, obviamente han sido momentos satisfactorios que nos han ido permitiendo, peldaño por peldaño, escalón por escalón, ir agrandando y abriendo y ampliando la diversidad de servicios... en realidad esa estructura es también parte de un proceso. Yo pienso que en ese sentido, en el que me ha tocado estar un poco más al frente de esto —por lo que decías respecto a otros coordinadores—, 57


también el tiempo es fundamental... obvio la pasión, la dedicación, el entusiasmo determinan y eso pienso que lo ha habido en todo y lo ha habido en todos, pero también del tiempo del que uno dispone para llevar a cabo estas tareas, estas acciones, es fundamental. A mí me ha tocado un poco más de tiempo y aparte —repito—, recojo un trabajo y un proceso que desde hace mucho tiempo se viene realizando. En realidad estamos viviendo como un tiempo de coronamiento de muchos esfuerzos, una primavera por así decirlo, donde la dedicación y el cansancio de mucha gente se está cristalizando... en ese sentido... lo que vivimos ahorita y lo que vemos ahorita es parte de un proceso por supuesto, no descansa únicamente en el esfuerzo de los últimos años, viene de mucho más atrás. Tengo entendido que uno de los elementos claves que se han consolidado han sido las jornadas después de casi treinta años, con usted, ya se empiezan a hacer mucho más grandes... Sí, las jornadas empiezan hace 33 años como un día de convivencia y de encuentro con el señor obispo, con el pastor... y la Jornada como tal era un día para encontrarse, donde había un poco de reflexión, había un poco de motivación, había algo de celebración y se daban algunos contenidos como tal... era un día simplemente de carácter motivacional. Eso mismo que mencionaba hemos ido viendo qué cosa convenga más conforme a las realidades, conforme al momento que vamos viviendo, conforme a los planes diocesanos, y en ese sentido, últimamente, hemos visto la conveniencia de darle ciertas variantes... y ha habido resultado porque ha ido también despertando las responsabilidades y se han ido involucrando más personas, en este caso, con mayor protagonismo de las mismas comunidades y donde ellos han podido también expresar sus convicciones, sus deseos, sus anhelos, y entonces se ha desbordado en que ha habido una infusión grande y fuerte de muchos catequistas que van llevando a cabo estos procesos en sus parroquias, luego en sus decanatos y luego a nivel vicaría. Ha habido momentos diocesanos también muy fuertes y muy grandes, por decir el Gran Jubileo del 2000, momentos y eventos que los mismos obispos han pedido que se realicen a nivel diocesano, y que han sido momentos importantes que han consolidado todo un proyecto y todo un caminar. Son algunos de los momentos entre muchos otros que se han ido dando. Los Cursos de verano… Lo que tiene que ver con la formación, por mencionar que tenemos más de treinta escuelas por ejemplo... es un esfuerzo de mucha gente, por ejemplo un departamento dedicado a ello, entonces, varias experiencias formativas. Los subsidios, los materiales que han impulsado muchísimo a esto, y los momentos y eventos diocesanos, pero que se van articulando entre todos y van siendo coordinados e impulsados principalmente por algún departamento —repito—, son tres los que subrayo con más frecuencia pero a la fecha son seis. Todo lo que tiene que que ver con la formación, con la animación, con los materiales, con las experiencias kerigmáticas, con la catequesis con adultos, y también, con la catequesis especial. 58


Allí el SEDEC lleva a cabo su tarea principalmente ahora. Así lo hemos visto conveniente, así lo hemos ido realizando, algunas cosas no nos han dado resultado, las hemos dejado, las hemos cambiado... otras cosas han ido dando resultados favorables y obviamente las hemos potenciado, las hemos cuidado y las hemos también impulsado, esa es la tarea nuestra: impulsar, sostener y animar. De estos seis puntos que me menciona, ¿cómo ha sido el desempeño del SEDEC en esta base en la extensión de la Arquidiócesis? La Arquidiócesis ha sido muy demandante siempre y obviamente muchas de las exigencias es el territorio —bastante amplio— y la diversidad de comunidades tan heterogéneas, porque tenemos muchas comunidades de pueblitos, de rancherías, de provincia, y también de ciudad... y también muchísima gente, lo que es una riqueza es también una dificultad. Desde allí hemos buscado hacer una presencia cualitativa y cercana en el territorio, hablando de territorio son 26 600 y algo kilómetros cuadrados, con una conformación de quinientas veintitantas parroquias, obviamente estamos hablando de muchísimas comunidades. Esto nos ha permitido también que cada comunidad se vaya instalando, colocando e impulsando. Por supuesto, también la fuerza que ha tenido esto ha sido con base en los muchos actores que la catequesis tiene, los sacerdotes, las religiosas, los laicos, en distintos niveles... por ejemplo, los de las parroquias por una parte y principalmente, pero también en los decanatos, en las vicarías y nosotros como instancia diocesana, es como un efecto cascada por así decirlo. Algunas cosas se van dando desde acá y poco a poco, con base al seguimiento que se le da, van llegando, se van también corrigiendo y es un movimiento que se va ampliando, como en círculos concéntricos. Hablando de la extensión, ¿cuáles han sido los proyectos en los que ha formado parte después de esa estructuración, después de esta nueva reorganización, evolución? El SEDEC, como tal, la Sección de Catequesis así llamada y dicha de forma muy común, es la que se encarga de impulsar la pastoral de la catequesis... y la catequesis es la Diócesis. En torno a esto y en contacto con tantas comunidades y personas, hemos ido también, de forma sensible, viendo otras necesidades como en su momento lo vimos con la catequesis para adultos, la catequesis especial y la parte del kerigma. Quiero subrayar y señalar que la cuna de la catequesis por decirlo con esta palabra, ha sido un espacio muy bonito y propicio donde hemos visto otras necesidades y una de ellas, así muy sentida, es cómo atender a tanta gente, a tantos catequistas que de forma tan generosa se involucran y participan en esos procesos, y a veces, de una forma heroica desempeñan un servicio. Digo heroica en el sentido de que tienen una gran necesidad, también, de ser atendidos en su persona y hacen una labor muy generosa, en ese sentido heroica... muy generosa de su persona, de su tiempo, de sus conocimientos, de sus recursos, incluso con carencia de salud y muchas cosas así. Y surgía como una iniciativa quién va a atender o qué estamos haciendo como Iglesia por los catequistas. 59


En este campo de la catequesis es obvio quien lleva a cabo esta tarea pues son los catequistas. Ellos hacen el trabajo de la Iglesia y por la Iglesia y desde la Iglesia... y decíamos como instancia diocesana y desde la Iglesia misma, qué estamos haciendo por ellos. Había una pregunta como esta así de fondo... y esto nos llevó a inquietarnos un poco más, de forma sensible, como a recoger una serie de intuiciones que hemos ido articulando y que aquí en la Sección de Catequesis se ha ido despertando y que ha sido este proyecto de la Casa del Catequista, donde hemos articulado una serie de servicios y de instancias que podría llevar acabo una serie de eso, de servicios en torno a ellos. En orden al tiempo una integración de personas y proyectos y realidades que tuvieran a cabo como a fin tarea acercar y propiciar el material de forma económica para facilitar el trabajo de ellos y también el de las comunidades. De allí surge así un centro de publicaciones, una editorial. Luego se da el CADIC, que es un Centro de Atención y Desarrollo Integral del Catequista, es el área en que se prestan servicios en torno a cuatro áreas fundamentales: el aspecto de salud, de economía solidaria, los aspectos educativos, y también los aspectos de desarrollo humano y acompañamiento espiritual, es decir, ayudar a quien nos ayuda. Otro espacio que ha ido surgiendo y que desde ahí traíamos... desde hace tiempo, desde esa inquietud, para ir cualificando esas personas es una instancia de educación superior ahí se concibe el Instituto de Catequética. En este gran proyecto, así gran sombrilla por así decirlo, por así llamarlo, surge... nace en forma cronológica el centro de publicaciones, el centro de atención a los catequistas, el centro de educación superior, el Instituto ahora... y se trata de que luego surja y nazca y se constituya una casa de espiritualidad... para nosotros el concepto de casa es un lugar donde la vida se da, donde la vida se genera, donde se educa a la persona y donde se forma a la persona... donde se atiende a la persona de forma íntegral. En esos cuatro grandes proyectos integrados bajo un sólo concepto, Casa del Catequista, hemos visto aquí nacer y también nos hemos sumado con esas iniciativas a impulsar esos servicios entorno a los catequistas, es por eso que entorno a esta grande cuna de la catequesis surgen grandes proyectos para a los catequistas. Nos estaba contando acerca de los cuatro proyectos que actualmente contempla el SEDEC a esta fecha, diciembre de 2013... No es tanto lo que contempla el SEDEC como tal, esos cuatro proyectos así grandes son los que se incluyen dentro de esta gran concepción de la Casa del Catequista de los cuales ya mencionaba que son el CADIC, el centro de publicaciones, el Instituto de catequética y una casa de espiritualidad del catequista. Los que más se han caminado han sido el centro de publicaciones y el CADIC hasta la fecha y últimamente se sigue consolidando y construyendo el Instituto de catequética que obvio es lento, lleva un proceso con muchos requerimientos. Allí se contemplan por el momento tres áreas, dentro del instituto del catequética, un área académica: todo lo que tiene que ver con programas y toda la parte formativa; otra área de un centro de estudios pastorales: donde se coloca algunos esfuerzos de coloquios 60


y seminarios —se acaba de realizar el reciente Encuentro internacional de pastoral urbana—, y son espacios donde simplemente quieren ser foros que contribuyan y vayan haciendo algún esfuerzo para que se pueda implementar y operar la nueva evangelización, el instituto tiene ese entendido, ese fin, ese objetivo, ser un centro de estudios para la nueva evangelización; en ese sentido tiene un tercer bloque, una tercer área dentro del instituto se está pensando, se está estructurando: el de investigación y publicaciones. Por el momento tendrá tres, esa es su estructura interna, una coordinación académica, un centro de estudios pastorales y un centro de investigación y publicaciones como tal en el Instituto. Lo que a futuro se piensa de la casa de espiritualidad pues sigue siendo todavía un proyecto que no se ha consolidado, se están realizando algunas experiencias de acompañamiento, de encuentro con Cristo, de vivencias espirituales, de todo eso... para que dé como la plataforma de lo que podría ser a futuro esa casa de espiritualidad. Quiero subrayar que esto es lo que se está haciendo desde el grande proyecto de la Casa del Catequista, son cuatro servicios referenciales. El SEDEC ha sido el espacio donde hemos palpado, donde hemos ido estructurando y también consolidando estos grandes servicios, porque ha sido el contacto directo de los catequistas y con la catequesis. De ahí que, para irles formando y acompañando y llevarlos en ese sentido, entre mejores catequistas y personas tengamos capacitadas y formadas, la catequesis también cambia. Entonces es una exigencia reciproca, desde la persona a la experiencia de la catequesis, desde la experiencia de la catequesis para cualificar a la persona, acompañarla y formarla en su historial. A futuro, en torno a los cien años que la Sección está por cumplir, o Secretariado que fue en su momento, a futuro vienen otros planes y proyectos... se está pensando en el momento referencial de los cien años, en el 2015, donde podemos recoger esto, la historia, el caminar, los hechos, los procesos, las evidencias, los protagonistas, toda esta parte... pero también recoger toda esa serie de dificultades, de éxitos, de vivencias en torno a la catequesis y desde ahí se da un espacio para celebrar los cien años. Celebrarlo no solamente al recoger la historia sino también celebrarlo a Dios dando gracias porque a fin de historia es quien conduce nuestra historia. También para hacer reflexiones y análisis pertinentes y también para encomendar y vivenciar momentos comunes donde se recoja todo este caminar en torno a quien ha sido el protagonista, los catequistas... siempre en ese sentido se encuentran los catequistas, y en la base, los protagonistas principales de esas secciones eclesiales. En torno a ello se está pensando en una posible asamblea de catequesis, donde la asamblea nos permita pulsar, como un termómetro, poner en evidencia por dónde vamos, por dónde debe ir, cómo está y cómo va la catequesis... será un momento importante si es que así se consolida —estamos en construcción pensando en el 2015, lo repito—, incluso recogiendo de diversos ámbitos, estructuras, personas, actores y participantes... recogiendo una diversidad de contenidos, aspectos y elementos que tienen que ver con la catequesis, ojalá nos permita a 61


futuro vislumbrar lo que podría ser y hacia allá se encamina el SEDEC, un plan o proyecto diocesano que contribuya a la nueva evangelización desde la catequesis. La celebración de los cien años es un parteaguas, es un momento para recoger lo encaminado, para encomendar lo vivido, para pulsar el presente y proyectar el futuro. Hace unos momentos me platicaba que el SEDEC era como un laboratorio... En ese sentido es un espacio donde se viven muchas experiencias y donde se van, también, probando muchos procesos, muchos materiales, muchos proyectos, muchas iniciativas, y da pie a que desde aquí surjan y nazcan otro tipo de realidades que atender, que implementar y que vivir. El SEDEC como tal es una estructura que con toda su acción pastoral ofrece una gama de realidades y posibilidades, y que se convierte en una área de aprendizaje muy grande en todos los campos para quienes estamos de una forma directa integrando este equipo, y también, para quienes de una presencia de otros campos y ámbitos llevamos a cabo este proceso mismo. Es un espacio de referente para acompañar, para impulsar la dinámica de grupo, para ver el caminar y el crecimiento de la fe, para ofrecer subsidios, materiales, experiencias y programas, y en ese aspecto se convierte en un gran laboratorio, en el sentido de que brinda una gama de posibilidades de aprendizaje, de reestructuración, de construcción, de interpretación y de análisis, para seguir interpretando servicios y acciones que tengan que ver con la catequesis y que también sirvan a los catequistas. ¿Quién está detrás de esto, usted y un equipo? Somos todo un equipo. En la estructura que tenemos ahorita hay un equipo permanente, somos alrededor de 20 personas... 22. Detrás de ese equipo general que llevamos a cabo muchas responsabilidades descansa la estructura de esos seis departamentos. Al frente de cada departamento hay un coordinador y esto lo vamos articulando a través de la coordinación general y la secretaria ejecutiva que es la va dando este impulso. Con los coordinadores yo he integrado un consejo que son con ellos con quienes vamos pulsando y agilizando cierta toma de decisiones... y luego vamos ampliándolo, consultándolo y enriqueciéndolo con el equipo permanente y viceversa. Es una forma de generar para luego consultar y enriquecer, luego de forma involutiva, también seguir planteando, seguir viendo caminos, formas y modos para seguir construyendo la institución, para seguir viendo por dónde tendría que ir la catequesis, a qué cosas hay que responder conforme los contenidos, los lenguajes, el tiempo, las formas, los modos, todo eso... por dónde y cómo debe caminar la catequesis. Detrás de usted está un equipo y de este equipo hay coordinadores… detrás de estos coordinadores ¿quiénes están? Todo el equipo como tal, a mí me toca hacer una función y un servicio de coordinación y ellos también, de una forma así, con consensos, me toca coordinarlos a mí. Pero quiero subrayar y decir que en ese sentido que el caminar de esta Sección tiene su riqueza y tiene su fuerza en este equipo, que a su vez va planteando y va 62


buscando brechas a través de ese equipo de coordinadores. A mí me toca integrar, articular, sumar fuerzas, escuchar, consensar y en algunas cosas marcar línea, tomar algunas decisiones, pero si son las decisiones no tomadas de forma unilateral sino de una forma consensuada a través de lo que se hace como consulta a ellos mismos y al equipo en pleno. Para cerrar, padre... una actividad es coordinar, coordinar esta Sección diocesana... pero otra es estar frente a los creyentes y compartirles lo que son las Sagradas Escrituras, ¿cómo se visualiza usted allí? Yo puedo decir lo mismo, lo que acá venimos proponiendo y haciendo en un servicio con un impacto y con un alcance diocesano también lo vivo como sacerdote, como persona, como creyente y también como pastor, porque estoy al frente de una comunidad como párroco... y allí tratamos de implementar todos esos servicios, todas esas acciones, de tal manera que lo que acá se hace de manera amplia también lleva su aplicabilidad en cuestiones concretas, con personas concretas, en procesos concretos y con comunidades concretas. De tal manera que en ese sentido, cómo me visualizo, mientras el obispo me lo siga pidiendo prestamos ese servicio a la Sección de Catequesis, pero si me ha de pedir la presencia o la simultaneidad de acciones en otros campos y en otros ámbitos igual lo seguiré haciendo conforme cada lugar lo requiera y conforme las posibilidades entorno a mi persona, es decir, aquí de forma simultanea además de que hago ese servicio a la Diócesis y en aquí en la Sección, también tengo una parroquia, una comunidad, que presta los servicios, la diversidad de esos servicios y todos los campos y lleva a cabo una serie de acciones y tareas como muchas o como todas las parroquias como tal. Entonces estoy inserto —y tocando base, por así decirlo, y también en contacto con la realidad—, concretamente en una parroquia donde vivo y celebro la fe junto con la comunidad misma, como ellos mismos también lo viven... y con la implementación de todos los procesos y servicios de evangelización que tenemos desde la parroquia. Conoce lo que dirige... Al menos creo tener nociones y desde allí hago lo puedo. ¿Algunas palabras para cerrar? Pues animar, animar a que en ese sentido no se minimice el alcance de lo que la catequesis pueda hacer… sobre todo entendida como educación en la fe y los procesos educativos de fe de personas y comunidades. Desde ahí hacer una acción de Iglesia, la articulación de diversos actores y agentes que participamos en ella, y sobre todo, reconociendo la labor de tantos catequistas y tantas personas que a lo largo del tiempo se han sumado, y que nos hacen llegar hasta acá. Por otra parte, también, como siendo fieles al momento que nos toca vivir o las exigencias son muchas, el mundo está muy cambiado, la cultura también y van demandando de parte nuestra una forma de ser nuevos en la condición, en la actitud, en los servicios... a ellos, a esta causa y a esta tarea evangelizadora, la catequesis, quiere responder la Sección como tal, así quiere responder. 63


Con la intención de que vayamos sumando nuestras voluntades los invito a todos a que hagamos una fuerza única bajo la fidelidad al evangelio entendiendo que la Iglesia como tal existe para evangelizar. Esta Sección integra estas acciones mismas y estos proyectos, pero a fin de cuentas, es una acción dentro del proceso evangelizador de las muchas otras que también realiza la Iglesia como tal, pero sí, la catequesis en la Iglesia es importante, es muy importante. Tal vez la cultura que heredamos no nos hace pensar así pero determina la orientación, el rumbo y el enfoque de muchas acciones de Iglesia, dado que entran procesos formativos de educación de la fe con muchas personas y comunidades. Invito a sumarse, a apostarle, a estructurar, a seguir con los procesos, a seguir interpretando lo que hay que llevar a cabo, y sobre todo, el fin que la catequesis misma tiene, poner en los labios y en el corazón de cada persona a Jesucristo... y eso, la buena nueva, sabemos que no es fácil porque se lleva a cabo de muchas maneras y formas... y de ahí las estrategias y las estructuras que tenemos tienen ese fin y ese cometido principal, poner en los labios y en los corazones de cada persona a Jesucristo... y sabemos que no es fácil llevar a cabo esa labor de iniciación, de crecimiento, de educación a la fe... por eso invitamos a sumarnos a esas iniciativas, a estas intenciones y acciones...

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Diciembre 30, 2013, 12:20 horas. Templo de la Merced, Guadalajara, Jalisco.

Buenos días padre, ¿cómo se encuentra el día de hoy? Muy bien, gracias a Dios. Esperando el año nuevo después de disfrutar estas fiestas de la navidad que siempre nos invitan a reavivarnos y a adentrarnos en nuestras raíces de la fe. Perfecto, muchas gracias. Sé que ha realizado un viaje largo para venir a visitar a sus familiares, ¿cierto? Pues ya no tan largo hoy por los medios de comunicación, pero sí, no fácil de sacar unos días y poder estar con la familia más que todo. Perfecto. ¿Me podría decir su nombre padre, por favor? José Luis Chávez Botello. ¿Cuál es su función actual? Arzobispo de Antequera, Oaxaca. La ciudad de Oaxaca antes se llamaba Antequera y la Arquidiócesis o la Diócesis es de las más antiguas del país. Fue la tercera de todo el país, la primera fue Tlaxcala en 1525, la segunda fue México 1530 y la tercera Antequera en 1535, el 21 de junio de ese año. Perfecto. Padre estamos aquí para realizar una entrevista para lo que es el Centenario de la Sección Diocesana de Evangelización y Catequesis. Nos gustaría que nos hablara de quién es José Luis Chávez Botello, ¿quién era en esta instancia de lo que es la parte de la catequesis? En relación a la catequesis, quiero señalar que fue una sorpresa para mí el que me hayan pedido que estudiara eso. Yo no me encontraba aquí en México, yo estaba estudiando en Roma y había la costumbre de que todos los alumnos del Colegio Pío Latino Americano que estudiábamos allá, después, continuaran haciendo una especialización en las distintas ciencias que entonces había... y coincidió que precisamente el último año de mis estudios en la Universidad Gregoriana fue el cambio de obispo, donde acababa de renunciar el cardenal Garibi Rivera y nombran al señor arzobispo, don José Salazar López. Yo le escribo para sugerirle —porque ya había contactos—, había un sacerdote en la Gregoriana de todas las confianzas del cardenal Garibi, y me había dicho algunas sugerencias él y las sugerencias que él daba, el cardenal Garibi, las tomaba muy en serio... y siempre solía pedir que se estudiara lo que había dicho este sacerdote, me refiero al padre Gómez Robledo. 65


Entonces yo tenía ya mi idea de proponerle. Yo esperaba los meses de enero, febrero, marzo como para escribir y solicitar estudiar esa disciplina. Nos sorprende el que haya el cambio de obispo, en aquellos años, el que alguien renunciara era algo extraordinario, un impacto que era grande. Entonces, por una parte, le escribo al señor Salazar para saludarlo, ponerme a sus órdenes, decir que es el último año de la Universidad Gregoriana y que de acuerdo a la costumbre a mí me gustaría seguir estudiando. Yo le propusé estudiar —lo recuerdo bien— liturgia o teología moral. Me sorprende porque él me responde con gusto, una carta muy familiar, sencilla pero muy clara como siempre él era... y entonces me pide que estudie catequesis. A mí me sorprende porque nadie había estudiado esto y más aún, no había instancias fuertes y de cierto prestigio académico, al menos conocidas por mí y conocidas por varios del Colegio Pío Latino... entonces ya, ante eso, a mí no me decía nada la catequesis, mi única experiencia de catequesis eran las clases que recibíamos en el Seminario de un padre, precisamente del padre Ignacio Hernández, el padre “Nacho”, que no nos estimulaban, generalmente el modo de darla y los contenidos no eran muy estimulantes. Yo no me imaginaba de catequista, yo no me imaginaba un sacerdote cien por ciento a dedicar buena parte de su tiempo a esto. Estábamos precisamente en el contexto de la renovación del Concilio, de la aplicación del Concilio y la liturgia tenía un gran impulso y era lo que primero se notaba. La aplicación del Concilio comenzó precisamente por la liturgia. Había un instituto en Roma que existe —donde han estudiado todos los que se han especializado desde entonces en liturgia—, Anselmiano, la Universidad Anselmiano y estaba comenzando en teología moral el Alfonziano y los exalumnos que estudiaban allí, se notaba su interés, se notaba su entusiasmo que contagiaba y yo por eso sugería que podía estudiar o liturgia o teología moral. Mi sorpresa fue cuando la respuesta fue insistente, “me da gusto que esté dispuesto a seguir estudiando y sí me gustaría pero, yo le pido que estudie catequesis, porque veo que es lo que hace falta aquí”. Le reitero que le agradezco, pero que yo me sentiría… podía rendir más en liturgia o teología moral, que estaba dispuesto y entonces me responde, “qué bueno, pero lo que urge aquí es la catequesis”. Yo ya le había insinuado de que no había una instancia de catequesis, solamente estaba lo que hoy sí es una instancia muy sólida ya de catequesis con los padres salesianos, la Universidad Salesiana... que entonces iba a comenzar, apenas, una instancia como centro... pero no era su especialidad, mas sí querían iniciar ese camino. Total, como estaba ya de formador de padre espiritual, un padre de Guadalajara que era muy amigo del cardenal Salazar, el padre Rafael García, que después fue obispo de Tabasco, él insistía en que me quedara allí, pues lo que él decía ya por la relación, eso era. Había la costumbre también de que ningún sacerdote salía a estudiar fuera de Roma, ningún sacerdote de Guadalajara tenía permiso con el cardenal Garibi de estudiar fuera. Solamente, me acuerdo, me dicen que solamente hubo uno hacía años y que no le fue muy bien, que había salido fuera y nada, y menos en aquellos lugares. Total, me sorprende porque de acuerdo con el padre 66


Rafael García yo decido estudiar allí, estudiar de acuerdo con él como prueba, de alguna manera servía porque podía tomar las bases allí en la Salesiana, las bases de la pedagogía porque era ciencias de la educación y la especialidad de catequesis, pero era algo, no a nivel licenciatura. Pues al señor Salazar estaba muy de acuerdo que me quedera allí y mientras, de acuerdo con él, yo voy viendo si, de veras, eso es lo que me va a ayudar, me va a dar herramientas o buscar otra instancia, yo le diría, “¿y si no? yo le sugiero que veamos otra instancia. Sé que está en París un buen instituto, sé que hay en Bruselas, sé que hay en España también...”, y entonces ya él me dice, “busque donde le parezca, donde vea que hay esas instancias”. Yo me orienté, más bien, por París o Bruselas... con exalumnos que estaban allá, me sugirieron que mejor fuera a Bruselas por el ambiente que se vivía en París: número de alumnos, el ambiente social, y en Bruselas en cambio el instituto era con pocos alumnos, relativamente, con una formación más personalizada y casi los mismos maestros del instituto de París eran los que estaban en Bruselas. No señalé yo a España porque entonces todavía estaba Franco, había mucha dificultad para entrar los mexicanos allí y el ambiente… algo, algo faltaba aunque los pueblos eran muy cercanos, nos apreciaban mucho a los mexicanos, pero a mí me interesaban mis estudios, cómo iba y por dónde. Perdón, ¿de qué fechas estamos hablando aproximadamente? Estamos hablando del años setenta, cuando el cardenal Salazar llegó es nombrado arzobispo de Guadalajara. En esos meses yo tenía que decidir. Entonces termino y ya con la anuencia de él, en 1970, 71, yo hago el curso de catequesis pero más que todo eran ciencias sociales, con los Salesianos, allí mismo en Roma, estando yo en el Colegio Pío Latino. Entonces, allí en el transcurso del año, yo vi que toda la orientación era para formar maestros de escuelas, era para nivel licenciatura pero sí, las bases de la pedagogía y algunas inquietudes de catequesis eran buenas pero... yo, en el transcurso del año, ya vi que convenía mejor salir a otra parte, así, por la orientación de los estudios más en la línea para catequesis escolarizada o escolar. Le comunico al cardenal Salazar y él está muy de acuerdo que me vaya a Bruselas porque allá les daba clases el canónigo Bular que influyó mucho en la aplicación del Concilio acá en México y a otros de alto nivel en la línea de la catequesis. Ya con esa anuencia yo estoy tranquilo, más aún, también no perdía tiempo porque en Roma con los Salesianos era tres años la licenciatura y en Bruselas eran dos años. Entonces el año que tomé de lo fundamental de las ciencias de la educación y pedagogía y catequesis, me sirvió también para allá. El siguiente año, el siguiente curso yo comienzo a hacer trámites para Bruselas pero me dicen que no me reciben, es allí donde a mí se me nubla, hay cierta confusión, más que confusión, ciertas dudas, yo vi que no convenía quedarme en Roma... pero sí, insisto y me dan la razón, “aquí sólo recibimos a personas que se van a especializar y que tienen experiencia, si usted acaba de terminar en Roma, aunque tenga la licenciatura en teología… no es el momento. Le sugerimos que mejor regrese a su país y en unos tres, cuatro años venga y aprovechará mejor...”, yo le dije, “no es posible porque regresando a México ya no voy a volver, no es fácil para nosotros”. Me 67


insisten y yo también insisto y por fin el director con una excepción me acepta. Es así como yo voy a Bruselas, donde el ambiente es muy diferente… qué diríamos, me quitó el piso a la formación que yo llevaba desde Roma: una estructura, la universidad, muy académica, muy ordenada, llevando cursos, primero, segundo, tercero. Allí llegó y lo primero que preguntan, “¿qué va a estudiar?”, “catequesis”, “sí, pero qué, ¿qué campo de catequesis?”, y ya me dice el que dirige, “aquí vienen personas que sólo van a especializarse en catequesis familiar. Personas, sacerdotes o laicos que sólo van a especializarse en catequesis de niños, en catequesis litúrgica, en catequesis juvenil, en catequesis de adolescentes, en catequesis familiar. Usted, ¿qué va a estudiar?”. Yo ya no supe qué decir, “¿qué le van a pedir cuando llegue a su diócesis? ¿qué se imagina que le van a pedir?”, “pues todo”. Yo no tenía ninguna idea, así, práctica, de mi parte, de una especialización así. Y luego ya que fuí recibido como excepción, era el más joven de todos: recién salido de la universidad, recién ordenado sacerdote, voy para allá, y allá, llegan misioneros de África, misioneros de Asia… era muy internacional. Si en Roma éramos varios miles, en la universidad de estudiantes, allá por todos era poco más de 100, unos 140. Había una relación muy familiar, yo pienso que eso fue lo que ayudó. A mí me tambaleó, en parte, el sistema de estudios, pero en buen sentido, pero también, el ambiente social que acrisola. En cuanto a los estudios el director fue muy bueno conmigo, ya me dice, “aquí son tres especialidades: evangelización y catequesis, evangelización y vida consagrada...”, que iban religiosos a trabajar desde la evangelización, la renovación de órdenes religiosas y de institutos a la luz del Concilio y todo lo que tiene que ver con la pastoral social: evangelización y desarrollo, así se llamaba. Entonces me piden a mí que haga mi programa, yo esperaba primero, segundo, tercero y me dicen, “no, aquí no hay. Aquí usted va a escoger qué materias le van a servir para lo que usted quiere lograr, pero tiene que tomar la tercera parte de materias de teología, tercera parte de catequesis y la tercera parte de todas las dinámicas y técnicas, herramientas para la catequesis”. Él me ayudó a hacer el programa. Ya me lo hizo y dice, “va a tomar estas materias. De acuerdo a lo que ya estudió en Roma, estudie estas materias, esto es su programa. Dentro de un mes nos vemos para ver si le sirve o usted ve que alguna materia no le va ayudar y entonces la cambiamos, pero después de ese mes el programa que usted defina ya no se podrá cambiar”. Se me hizo muy interesante porque a la semana siguiente que comenzaron los cursos, era el pasar todos los maestros en diez minutos, decían, “yo voy a dar esta materia, voy a usar esta metodología, los que participen van a tener seguridad a encontrar esto”. Y eso ayudaba para saber si de veras le servía a uno. Y yo cambié algunas, había cursos académicos, había también seminarios donde tenía uno que investigar y que trabajar junto con otros, y había lo que llamaban “trabajo de campo”, había la obligación de tomar un trabajo de campo que llevaba por lo menos un día fuera y eso era muy interesante y había obligación de tomar uno. Había obligación de tomar dos seminarios y los demás, los cursos. Pero un curso de 45 horas efectivas de clase, valían por tres, lo evaluaban por tres puntos: para la licencia había que hacer 80 puntos en dos años. 68


Y ese trabajo de campo lo evaluaban por ocho puntos, pero era muy interesante porque eran trabajos afines, interéses afines, por ejemplo, yo me fui por “Nuevas comunidades Cristianas” y de allí había religiosos conventuales o religiosos de monasterios que buscaban cómo vivir la comunidad, de comunidades de base y todo. Fue muy interesante porque yo no me imaginaba así. Había maestros, cursos en los que solamente éramos cuatro alumnos, no se podía faltar porque ahí si se notaba quién faltaba. Los maestros ya no se preocupaban por examen, porque durante todo el año como éramos muy poquitos y la relación era muy personal con el maestro… eso sí me ayudó bastante. Me contaba que eran también, diversas materias, diversos grupos, pequeños grupos. Una relación muy estrecha... Bueno, eso me ayudó porque allí comprendí que era conveniente ir a estudiar después de años de ministerio. La mayor parte de los que estudiaban eran laicos, religiosas y sacerdotes la mayoría, misioneros pero que ya iban con una intención muy concreta y una finalidad de aprovechar. El diálogo con ellos a mí me ayudó mucho, yo me sentí muy... qué diríamos... muy flojo en catequesis ante ellos. Yo había terminado la licencia en teología, pensé que con eso ya eran muchos los conocimientos que tendría, pero en catequesis me vi vacío de experiencias, pero el contacto… entre más me relacionaba veía que tenía que recoger más bagaje, más elementos de experiencia y de reflexión más concreto. Y fueron años en Bruselas de ir recogiendo más que todo... y un maestro me dijo, “¿cuántos años llevas en Europa”, y yo le dije, “llevo cinco años en Roma y aquí un año”, dice, “tú ya no deberías estar más en Europa, no debes de olvidarte de tu pueblo. Es importante estar más allá”. Los cursos en Europa tiene que ser de dos o tres años, cortos, relativamente cortos, él hablaba desde lo pastoral: para recoger y compartir y llevar. Eso me quedó muy gravado pero yo sabía que tenía que terminar allí. En ese sentido los años en Bruselas fueron desde la catequesis estar como esponja: recibir, recibir, recibir. Cuando uno no tiene experiencia todavía no tiene piso, tendrá reflexión, tendrá estudios pero no piso real, de la práctica, de la vida concreta en este campo de la catequesis. Yo iba a parroquias, yo iba ahí en Bruselas, veía maestros, veía alumnos y grandes maestros pero me faltaba a mí mi pueblo, me faltaba mi diócesis y uno lo siente. Cuando vas son puros estudiantes, pues todos estamos en ese ambiente de reflexión, de teoría, pero allí yo estaba entre puras personas con práctica que iban adelante en eso y yo me sentía muy pequeño y muy débil en este campo de la catequesis. Por eso yo pienso que recogiendo esos años, para mí fue ser como una esponja: recoger lo bueno de aquí, de acá, en cuanto fuera lo posible guardarlo, pero yo no tenía ni metodología ni elementos para ir recogiendo de manera sistemática allí, eso lo ve uno ya años después. Regresé a Guadalajara así, y en concreto, ya el cardenal Salazar... le pedí primero que me enviara a una parroquia, si fuera posible, fuera de la ciudad. Yo sabía, tenía la experiencia, que los que llegaban de Roma, pues los ponían en algún lugar para que diera clases en el Seminario, en aquellos años o para un servicio o eran 69


llamados a dar conferencias o dar pláticas. Yo quería, se me quedó grabado lo de aquel profesor: estar en alguna parroquia foránea, y pedí de preferencia donde hubiera “religiosidad popular” y me mandaron a Temastián. Fue una temporada bellísima porque tuve calma en ese pueblo pequeño y en ese santuario, de adentrarme en la religiosidad popular, yo acaba de hacer mi tesis sobre la religiosidad popular... y eso me ayudó mucho a registrar y a reflexionar… y desde la catequesis también. Lástima que fueron solamente... llegué en el 73 a Temastián, 1973 y en el 75, ya a medias me traen. Prácticamente fue un año y medio, para mí fue riquísimo y con ganas de seguir porque cuando uno comienza a tomarle la hebra y le va agarrando, siempre se encuentra uno que el tiempo le falta. Pero la experiencia, la cercanía, lo aislado me obligó a tratar con la gente más de cerca y lo incomunicado también, la amistad con los sacerdotes y todo. Pero la preocupación de la catequesis todavía seguía igual: una cosa es estar en un pueblo pequeño, en un santuario, pero si viene acá uno a la ciudad, yo pensaba que tenía que estar ya en relación con la catequesis de la diócesis y así era. Yo llego, me mandan de vicario a Zapopán, a la parroquia de Zapopan… la ventaja es que estaba allí un sacerdote muy catequista, el párroco, el padre Antonio García, muy amigo del padre Carlos Alzaga y eso me ayudó a mí a estar en relación con dos catequistas, dos sacerdotes muy catequistas y pienso que hay que recalcar lo de esos años, el padre Antonio García, el padre Carlos Alzaga, que yo tuve amistad con ellos. Y una vez ya cuando yo entré al Secretariado, pues ellos fueron siempre y estaban en relación, sobre todo el padre Carlos Alzaga. De inmediato ahí me piden que yo entre y le ayude al padre Jesús Jiménez, que era el encargado de la catequesis y que él decía que no había estudiado catequesis, qué él estaba allí… pero era muy sencillo, muy humano, el padre Jesús Jiménez, antes de que yo entrara, era él. Y yo le ayudaba y participaba en las reuniones, sobre todo en reuniones era más que todo, reuniones, era donde comenzaba la aplicación del Concilio. Él también estaba enfrente de la pastoral, en esos años estaba la diócesis ocupada, más que todo, ocupada en la aplicación del Concilio, en la reestructuración y por supuesto, urgía la reestructuración de la catequesis allí. Es por esos momentos en que el Oficio Catequístico deja de ser tal... Sí. Ya cuando yo llegó se llamaba Secretariado de Educación… Secretariado de Evangelización y Catequesis. Como desde nivel nacional así le llamaron, así en lugar del Oficio, cuando yo llego ya tenía ese nombre. Lo importante fue de que con él yo estaba recogiendo sin la responsabilidad… estaba yo viendo —porque uno ve lo que sí puede funcionar—, lo que ya no podía funcionar, pero él era muy humano, muy amante de la historia y de allí era importante, era una historiador él… pero dejaba hacer y pienso que qué bien hacen las personas que dejan hacer a otros que tienen ganas de hacer, ganas de trabajar. Bendito sea Dios que me puso con sacerdotes que tenían hambre, en Temastián, el rector de ahí del Santuario, el padre Almizo, en Zapopan, que fue mi primera parroquia aquí en la ciudad, muy catequista con el padre Carlos Alzaga, aunque él estaba en otra parroquia... 70


fue ya en ese sentido que fui viendo y de repente en 1977, si no me equivoco, en el 77 ya me piden que yo esté al frente del Secretariado de Evangelización y Catequesis. El padre Jiménez había comenzado así, las madres catequistas estaban muy relacionadas, ya tenían los Cursos de verano que iniciaban, tenían algunos años pero todavía era esa situación… para mí era muy interesante, muy importante esa relación con las catequistas. Estaba también comenzando la relación con diócesis vecinas, con las diócesis de la región, que así se llamaba y allí entré en contacto con otros catequistas, catequetas de muy buen nivel como una religiosa que estaba en Tepic, la hermana María Inmaculada, que había elaborado catecismos Venid y comed que fueron muy difundidos en todo el país en aquellos años y de muy buen nivel. Eso me dio oportunidad de conocer y de relacionarme y de conocer a nivel nacional a otros. Yo era de los pocos que acababan de estudiar catequesis a nivel, así, fuera… eran contados entonces, los que habían estudiado catequesis en Lumen Vitae porque no había otro entonces. En 1978 me piden estar al frente del departamento de pastoral, sin dejar lo de catequesis yo sigo al frente de la catequesis, del Secretariado y del departamento (...) que era el que llevaba como la aplicación del Concilio, que era el que iba llevando toda esta renovación pero era, más bien, de estudio allí y de ir ayudando a la estructuración de la diócesis como los decanatos que, otras cosas, allí es donde se va a comenzar con los vicarios episcopales y otras estructuras de pastoral que van ir implementándose. Es bueno decirlo de que el padre Jiménez con visión pero, dejando hacer, con mucha sencillez se hizo… él puso 5 mil pesos, si no me equivoco, con Carmelita Romero para la librería, lo que hoy es la librería comenzó nomás con 5 mil pesos, pero para propiciar material catequético más económico y distribuirlo. Pero así comenzó con algo muy sencillo... cuando yo llego ya era una librería muy modesta, muy modesta y yo entro en el 77... y entonces le damos un impulso, era ella: buena administradora, muy amante de la catequesis pero nos referíamos sólo a ella. Le damos todo ese impulso y entonces pedimos allí en Catedral. Para entonces, ¿en dónde se ubicaba el Secretariado cuando usted llega? El Secretariado no tenía un lugar fijo, el Secretariado tenía un espacio pequeño, eran simplemente reuniones, reuniones de algunos sacerdotes que podían ser colaboradores como animadores, como sacerdotes que se van interesado por la catequesis. ¿Agentes de la catequesis? Sí. Era allí arriba de la antigua curia, arriba de Catedral, en el tercer piso: un rincón, donde nos reuníamos. Igualmente allí estaba Carmelita, allí se tenía lo que era un rincón de la librería, allí en un cuartito, en un cuartito ella arreglaba… después fue necesitando más espacio, y ahí también había un saloncito para lo del departamento de pastoral que era los de la comisión de liturgia, de las distintas comisiones de pastoral: liturgia, el padre Arturo Martín del Campo, el padre “Toralito” que era de liturgia… de otras instancias que había... éramos como unos siete, el padre Salvador Michel que fue pionero, él fue siempre el secretario que 71


llevaba todo lo consignado por escrito. Éramos como unos siete... seis o siete que estábamos allí en ese departamento de las distintas materias de la pastoral y en catequesis estaba yo. Y aparte sería lo del Secretariado que era más esporádico, en cierto sentido, pero más que todo yo tenía con las catequistas de Jesús Crucificado y comencé a invitar a algunos sacerdotes en vistas a una posible estructura, pero hablo en esos años. Ya en los años 80 comenzamos a impulsar algo más en forma, pero así en lo particular creo que estos momentos de estar en una parroquia foránea, los dos primeros años o año y medio al menos, me sirvió mucho como para asentarme, recoger y ya encauzar esto; y al llegar a Guadalajara estar atentos en esos tres años, prácticamente, dos años así, antes de tomar las riendas de la Comisión o del Secretario, estar al tanto por estos contactos: sea a nivel de la región, sea a nivel personal... sobre todo con el padre Carlos Alzaga, que era un buen catequista y el padre Antonio García... y tanto uno como otro tenían amistades muy catequísticas, especialmente religiosas de distintas congregaciones. Pienso que habría que recoger su aportación en ese sentido, a mí me ayudaron mucho y me relacionaron con ellos y desde allí yo me relacioné con las catequistas Guadalupanas, con las de Jesús Crucificado, con otras catequistas y al ir a nivel nacional se encontraba uno con más personas… yo todavía no estaba al frente, pues era como esponja, “¿cómo preguntarle a los que iban adelante en ese sentido, allí?”. Pienso que es una buena experiencia y Dios va ayudando a los que no tenemos ni experiencia, ni a veces ni visión, pues pegarse a quien tiene visión, pegarse a quien tiene experiencia, pegarse a quien de veras ha aportado algo, porque en la vida se encuentra uno con personas que hablan mucho pero casi no han hecho nada, o al menos los frutos no se alcanzan a ver; no me refiero a maestros, una cosa es el magisterio, pero en la pastoral lo que se va proponiendo hay que probarlo: las propuestas… por eso yo nunca quise estar a tiempo completo en la catequesis en aquellos años, ¿por qué?, primero porque en buena parte de los sacerdotes había ciertas resistencias, “sí tú dices eso porque no has estado en parroquia, no sabes. Es muy bonito decir y dar sugerencias desde el escritorio pero en la parroquia no es así”. Al estar yo en una comunidad, siempre estuvo en comunidad, en Temastián, en Zapopan y después en el 80, el señor cardenal me dice que sería bueno ya estar en algún otro lugar y que yo viera. Entonces yo le pido que no me dé una parroquia sino más bien estar al frente de una comunidad, sin la responsabilidad de parroquia para no estar absorbido, pero estar combinando, estar probando lo que se va proponiendo. Y entonces le pareció muy bien y yo creo que el lugar que escogió fue… pues Dios creo que allí actuó sin duda, me mandó a San Sebastián de Analco y junto con el padre Sotero. Entonces los dos que... él acababa también de terminar de estudiar catequesis, él si estudió en Roma porque ya estaba el instituto bien… y estuvimos allí; yo pienso que eso ayudó mucho porque los dos dábamos clases en el Seminario y los dos estábamos ahí... y atendiendo también ya en forma lo de la catequesis. 72


Bueno padre, me comentaba acerca de que ya para los años 80 entra en acción con usted el padre Sotero Torres. ¿Dónde se comenzarían a reunir, qué tipo de reuniones, qué tipos de materiales empiezan a cuestionar? Con él es desde antes que estamos en relación. Desde el inicio, desde que yo entro ya me ayudaba y participaba, desde el 77 entra el padre Sotero y yo voy de alguna manera formando colaboradores pero más estables y con reuniones periódicas, exclusivamente para la catequesis. Recuerdo, había varios párrocos que invitábamos a participar allí. Es muy importante para mí recordar esto y la convicción que yo tenía... de lo que había recogido de otros. Mientras no se forme un equipo va a ser difícil que transcienda. Si uno queda sólo con las personas de buena voluntad, había que ver y era la intención de ayudarme, de hacerme ayudar de aquellos que tenían… algunos tenían experiencia, otros tenían estudios, como el padre Sotero; estaban las religiosas que tenían el carisma, las religiosas catequistas y yo entré directamente con la congregación a pedir y a solicitar una mayor colaboración, una colaboración más comprometida y de allí la invitación que alguna religiosa estuviera directamente en el equipo con un compromiso de ayudar. Generalmente las ayudas o los servicios que comenzamos a dar, pues era impulsar lo del Curso de verano y retomar, ya directamente, el Secretariado, porque hasta entonces quien lo tenía y quien lo dirigía y quien hacía todo era la congregación de las catequistas, las hermanas que estaban. Había que recordar que sin duda fueron pioneras: la hermana Juanita Rizo, la hermana Guadalupe Aceves, que fueron de las primeras que yo llamé a que directamente participaran con nosotros, no digo conmigo sino con nosotros porque éramos un equipo. Había párrocos, el padre Carlos Alzaga que siempre estuvo muy dentro y era el que más nos ayudaba, por su experiencia. Había otros sacerdotes también ahí, de entusiasmo. ¿Cómo combinar los estudios, la reflexión con gente de experiencia y otras personas que tienen ánimo y aliento? Desde un principio yo pensé que sería muy importante ir pensando en algunos laicos, en algunos catequistas, porque uno se encuentra con laicos que tienen mucho interés y tienen ganas y que han gastado su vida. Una parte importante para mí... era mi ilusión: poder formar un buen equipo en donde, en cuanto salga el que es la cabeza, pueda continuar; que haya un espacio, no importaba el lugar, sino el grupo y creo que se hizo algo más en eso. En cuanto al Curso de verano dimos un paso, también en ese sentido, hasta ya no solamente repetitivo, de cada año, sino grados, hasta cuatro grados, de tal manera que cuatro veranos podían ya redondear y darle una base más sólida a la visión y aserción y con la ayuda del padre Sotero, por supuesto... y con las hermanas, y prácticamente, las hermanas eran las ejecutoras allí, aunque ya el programa y el qué se iba a hacer y el contenido los revisábamos entre todos allí. Yo creo que ese fue otro paso importante. En cuanto a los sacerdotes, era interesante también ver en las distintas parroquias quiénes podían hacer. A mí me llamaba la atención y era la ilusión, que no se alcanzó quizá a lograr, el que hubiera un sacerdote interesado en catequesis en cada región, porque si hay un sacerdote interesado podía haber mayor proyección. 73


Había parroquias pero dependía del sacerdote, del párroco. En Las Juntas siempre fue por estar el padre Carlos Alzaga; Zapopan por el padre Antonio García; donde estaba el padre Navarro, donde estaban otros, donde estaba ya después el padre Sotero y ya cuando nos fuimos juntos a San Sebastián, pues comenzamos allí. Lo importante era también la mentalidad de que la catequesis impulsa, cuando se forman equipos, pero que tenga personas formadas, entonces, había qué trabajar más la formación. Estábamos formando catequistas de base en los Cursos de verano pero no teníamos nada a otro nivel. Entonces se me ocurrió, por lo que yo recogía y por lo que había recogido de aquellos misioneros y todo, que el futuro en buena parte está en la formación: mientras haya personas bien capacitadas y con visión pero también con un entusiasmo pastoral, hay futuro, sino pronto se acaba, no dura mucho. Entonces se me ocurrió y lo comenté con los colaboradores, con el equipo, pero yo sí insistí, “vamos a darle”. Pregunté a algunos padres y les pareció bien el ofrecer para sacerdotes, sólo para sacerdotes, un diplomado, aunque no teníamos ningún instituto, ninguna universidad que nos apoyara en ese sentido, pero no nos importaban los títulos entonces, sino más bien la oportunidad de estudiar. Ya se había logrado por lo del Concilio, por lo del Plan Diocesano de Pastoral, que simultáneamente estaba yo al frente de la elaboración del plan en esos años, que el plan lo publicamos en 1982 y eso ayudó muchísimo a abrir más perspectivas. Como coordinador del departamento de pastoral, también, pues allí fue abriéndose más espacios y fue allí donde yo vi otra cosa que no había visto antes allí: que era ya el tiempo de impulsar algo más fuerte, la catequesis. Entonces, primero, yo vi qué personas podrían dar calidad, de veras calidad catequística para sacerdotes y yo pensé en dos personas claves: en esta hermana religiosa que estaba en Tepic, la hermana María Inmaculada y en el padre Francisco Merlos... que no cabe duda, para mí es el catequista más importante que ha impulsado en el país la catequesis, él, allí habitando la visión y con una entrega de la vida, es lo mismo María Inmaculada. Les propongo, “¿están dispuestos a ayudarnos? ¿están dispuestos? Entonces vamos formando un, qué diríamos, un curso para sacerdotes pero sólo los martes, cuatro horas intensivas. Los martes pensando en un día de descanso, que su día de descanso lo dediquen a formarse...”. Me llamó la atención porque al ir promoviendo desde antes y primero con qué contenidos íbamos a darlo: íbamos a darlo en tres años, en tres años tendrán el diplomado, un título con reconocimiento del señor arzobispo... el señor arzobispo por supuesto el señor Salazar estaba muy contento. Cuál fue la sorpresa que cuando comenzamos ese curso, participaron 94 sacerdotes. En aquellos años, es señal de que el Concilio y de que el Plan Diocesano de Pastoral y lo que se llevaba en catequesis había despertado ya, la necesidad de formarse. A veces lo que funciona es llegar en el momento oportuno y estar muy atentos, qué es lo que en este momento se requiere. Recuerdo bien, sacerdotes mucho más grandes que nosotros en edad y con prestigio, pero que estaban interesados en la catequesis. Me llamó la atención de párrocos grandes con hambre de estudiar y 74


yo creo que no quedaron defraudados porque tanto el padre Merlos como María Inmaculada, eran tan pedagógicos y tan prácticos que daban calidad, y había perspectivas y además motivaban. Por supuesto el padre Sotero y yo tomamos la otra parte, pero yo sí soy consciente de que lo nuestro, era más bien reflexión, era más bien contenidos de reflexión, de doctrina, pero no con la experiencia del padre Merlos y de esta religiosa que eran para mí, los que iban sosteniendo y llevando esto. Ante este resultado del primer año, el padre Arturo Martín del Campo como estábamos en el departamento se da cuenta y entonces él me sugiere, “oye, ¿y por qué no abrimos esto? Ya que hay todo esto hay que darle las bases y hay que complementar. ¿Por qué no abrimos el curso que sea también de pastoral social...”, porque él estaba al frente de la pastoral social y en liturgia... y entonces me dice, “vamos abriéndolo con… de dar algo fundamental para todos y lo estudiamos bien, pero que haya especialidad en catequesis, especialidad en liturgia y especialidad en pastoral social...”, y nosotros nos encargamos. Fue allí en donde ya le veo, no me gustaba mucho, me abrí por un parte porque entonces todos habían iniciado por catequesis, yo temía de que fuera a haber una desbandada pero yo creo que fue lo contrario, porque al dar lo básico común… el segundo año ya los que habían recibido el primer año, recibieron otros elementos y dimos una base, un tronco común que le llamábamos, los primeros… la cuarta parte del tiempo, era... no estoy seguro ahorita ya si era la cuarta parte del tiempo o la mitad del tiempo que era un tronco común y la segunda parte o las demás partes, eran ya sólo especialización. Para ese tiempo ya estábamos en lo que hoy está el antiguo Seminario del Interdiocesano, donde está ahorita, sino me equivoco, la comisión. ¿Cómo llegamos allá? Fue otro lugar que rescatamos. Estaba allí antes el padre Arturo Martín del Campo, pero de pastoral social, pero solamente de un lado, una partecita y la otra parte se había abandonado… estaba sin uso. Entonces yo la pido, precisamente para los Cursos de verano, yo pido esa parte para los Cursos de verano y el señor cardenal Salazar la concede, no se estaba usando: estaba bastante deteriorado, se le da una arregladita y eso ayudó para los Cursos de verano porque antes andaban en colegios, de colegio en colegio. Al asumir con la comisión, desde hacía tiempo, desde hacía ya unos años, yo sentí que habría que buscar un lugar estable aunque fuera con limitaciones. Muy buen lugar porque relativamente estaba en el centro, más céntrico que andar yendo a colegios y después… y de manera estable. Eso ayudó en ese sentido, porque ya teníamos años y entonces al invitar con el curso para sacerdotes, con especialidad en catequesis, liturgia y pastoral social, yo creo que se abrió mucho y nos dio la oportunidad de restaurar esa parte, ¿por qué?, porque entonces yo me quedé al frente de la Sección de Catequesis, el padre Arturo Martín del Campo en lo de pastoral social, y entonces le pedí al padre Miguel Rodríguez y le pedimos el padre Arturo y yo al padre Miguel que él asumiera lo de liturgia... porque él... con esa capacidad que tenía nos iba a ayudar en muchas cosas. Entonces le pedimos, yo le pedí directamente al frente del departamento y también lo de catequesis y el iniciador de este instituto, que él fuera el 75


director... y no cabe duda que el padre Miguel como director era muy concreto; él fue el que tuvo la visión de restaurar todo aquello y remodelar. Yo nunca había pedido a la Curia dinero... él sí, él va y le pide, “urge para esto y esto...” y yo no sé cómo le hacía, pero a él se debe la restauración, la construcción de varias partes y una adaptación de salones, entonces suficientes para los sacerdotes que iban allí estar. Yo creo que ese fue otro paso: el ir formando sacerdotes a ese otro nivel, a nivel medio, que le den algo más a los catequistas; porque antes parecería que los catequistas iban pues, con lo que ellos estudiaban y los sacerdotes a veces no tenemos los estudios, qué diríamos, para darles algo más de lo que catequistas que ya tienen años, requieren. Y yo pienso que eso fue ayudando, los cursos de verano fueron mejorando y después se añadió otro curso, como de especialización, algo que de alguna manera la coyuntura iba pidiendo en esto y de los sacerdotes allí le seguimos hasta que yo me retiré de acá. Yo creo que fue una tarea importante, otra cosa que es también importante es el haber estado con el padre Arturo y el padre Miguel, y estar comentando y viendo y darle esa unidad, yo caí en la cuenta y con lo del Plan Pastoral también, porque estaba… yo seguí todavía en los años 80 al frente del departamento de pastoral hasta el segundo plan, hasta que ya llega el cardenal Posadas y le seguimos... y todo ese tiempo fue allí… aunque ya estaba el padre Sotero en los años ochenta y tantos, 88, más o menos. Entonces seguí y aunque no era el tiempo de elaboración de... de catecismos, sí había la idea de una renovación, pero yo pienso que se dieron las bases de reflexión y sobre todo con el instituto que nos ayudó a ver que la catequesis no lo es todo, sino, es una parte y yo estoy muy convencido desde entonces pero no lo había captado hasta ahora, en Oaxaca, que yo creo que uno va como caminando y creciendo… pero me ayudó mucho el ver que estas ramas fuertes de la liturgia y de la pastoral social y la catequesis son como tres pilares, pero que hay que estar más abiertos todavía. Si la catequesis va sola, se puede empobrecer: es como un órgano muy sano, muy fuerte pero desgajado de todo el cuerpo, no tiene mucha vida, entonces necesita... es un riesgo cuando una parte de la pastoral se siente autosuficiente, se siente fuerte y se desliga: se empobrece y se pierde. A mí me ayudó mucho esto y ahora lo veo con mucha más claridad, pero en otro nivel. Yo creo que también nos ayudó el que se aprovechara y motivara el señor arzobispo el que enviara a algunos a estudiar; fue entonces que se mandó a estudiar al padre Benjamín, al padre Hermilio Cárdenas, donde se nota cómo los que estudian aportan algo más. Y la ventaja que estudiamos en distintos lugares, yo fui el único que estudié en Bélgica, en Bruselas; el padre Sotero estudió en Roma; después el padre Benjamín y el padre Hermilio en España, se fueron a España... y yo creo que eso complementó y pues, no cabe duda que enriquecían todo esto. Yo creo que en el país, también, que impulsamos esto de alguna manera se vio como una corriente, porque cuando se ve una diócesis que va caminando y se ve que alguien estudió y que lo mueve, comenzaron ahí… yo calculo que ahorita en el país, son más de setenta los licenciados en catequesis que han estudiado fuera. 76


Me parece que siempre en una labor pastoral hay que tener en cuenta varios elementos, sea la pastoral integral en general, sea la catequesis o se la liturgia, o sea cualquiera, primero que estén dentro de un plan, el Plan Diocesano es decisivo. Ya no me detengo porque aquí tienen muchas años ya con el plan, que, Bendito sea Dios a mí también me tocó ser de los que iniciaron el plan junto con el padre Arturo Martín del Campo que precisamente coincidió que estábamos impulsando todo esto… el padre Miguel Rodríguez. El plan le va a dar unidad y rumbo: un plan pastoral ayuda a centrarse en lo fundamental también. Pero al hablar de la catequesis es muy importante, y yo aquí diría que uno lo experimenta de manera muy concreta, tener en cuenta el todo. ¿Qué es el todo? Todo el contenido: no sólo catequesis, también liturgia, porque si la catequesis no se enriquece con la liturgia y no lleva la liturgia, se va a empobrecer, va a quedar en doctrina simplemente, como antes se decía “la doctrina cristiana”, pero eso hay que llevarlo a la práctica, a la vida litúrgica. Tener en cuenta el todo y saber que la catequesis es solamente una parte, o un campo, o un órgano del cuerpo eclesial. Estar muy atento al cuerpo y nunca desligarse, de ahí la necesidad de encuentros, de gastar tiempo y no es perderlo: gastar tiempo para ver cómo va la liturgia, para ver acá… y desde entonces, qué aporta la catequesis y cómo se enriquece la catequesis desde la dimensión social de la fe, desde la familia, de otros campos, porque la catequesis tiene que estar al servicio. Otro campo muy importante es cuidar los guías, los guías a distintos niveles. Una catequesis sin guías, una pastoral sin guía y no me refiero aquí al obispo, me refiero a los operativos más cercanos, que tengan, para mí es importante, que tengan la información básica al menos: los catequistas de parroquia, que tengan la formación básica y eso no es simplemente una introducción, pero también, que se les vaya dando la formación permanente a los que ya tengan más años, que no se improvisen; guías a distintos niveles de catequistas directos, pero guías también de coordinación: los coordinadores de parroquia u otros niveles, que sepan de veras coordinar, es decir, llevar a todos hacía el mismo lugar, en pocas palabras, saber guiar es no perder el rumbo. ¿Por dónde va la catequesis ahorita? Dale rumbo de acuerdo a las directrices de la Iglesia y ahí están los documentos más importantes, pero también ser consciente de los desafíos grandes que tenemos y de los vacíos que desde hace años hemos estado padeciendo en México. No hay por qué golosinarnos y cantar victoria porque tenemos un instituto o un curso, el punto de medida o el espejo es toda la comunidad: cómo está la diócesis... y ahorita está desafiando mucho a la catequesis el deterioro de los valores, la desintegración familiar, la poca capacidad de comprometerse de por vida, la poca proyección social de la fe, eso está cuestionando a la misma catequesis y no podemos contentarnos porque se están muchos titulándose, están muchos… el centro, el instituto está bien, no, eso es una interpelación, quiere decir que tenemos que revisar, o revisar los contenidos, o revisar los guías, o revisar el método, la metodología, o revisar, también, los frutos que se están dando... porque si estamos formando, disque formando, y hay mucha corrupción, y si la mayoría de los que formamos la sociedad, 77


80 por ciento de católicos, hay mucha corrupción, hay injusticias, hay divisiones, hay ideologías, hay ideologización… entonces, qué pasó. Una cosa es enseñar, dar contenidos, dar conocimientos y otra cosa es enseñar a vivir como cristiano, con convicciones y esa es la tarea de la catequesis. Por eso, en este sentido, estos desafíos, no son como debilitar lo que se estaba haciendo, desconocer, sino, a lo mejor hay que enraizarse más a lo que es la vida cristiana y hay que señalar mejor el rumbo ahí. Por eso al hablar yo de guías y no perder el rumbo, es ir a lo radical, a la raíz y centrarse en lo fundamental. Yo creo que el pueblo cristiano, hablo del pueblo sencillo que no tiene oportunidad de ir a cursos al instituto de catequesis, el pueblo sencillo necesita volver a lo fundamental: a las oraciones fundamentales, a lo fundamental del Credo, pero como semilla, pero que desde ahí se le vaya ayudando a vivirlo; no darle conocimientos mucho, mucho porque está como algunos que no sabemos leyes: ya necesitamos alguien que nos diga las leyes, alguien que las interprete; ocupamos abogados y entre ellos, también, no hay acuerdos o hay jaloneos. Que no nos pase así dentro de la vida cristiana, que partamos de las semillas, de la raíz, de lo que es fundamental y no nos entretengamos en cosas secundarias. Esto es un plan, esto es darle rumbo, esto es centrarse en lo fundamental. Un médico cuando hay un enfermo grave, del corazón por decir algo, lo primero es el corazón… que tiene gripe, que tiene… eso no importa, todo lo demás es secundario. Yo creo que tenemos que volver en la pastoral pero en serio, no conocerlo, sino ejercitarlo en nuestra manera de dar catequesis, de celebrar la liturgia o de ejercer la caridad en la dimensión social, porque si son muchos los católicos que son políticos, que son abogados, que son jueces, que son empresarios y que son padres y madres de familia, ¿dónde quedaron las convicciones? Eso es lo que me interpela a mí hoy, pero al mismo tiempo eso es lo que entusiasma a seguir buscándole cómo responder, porque la catequesis tiene que dar respuestas, no sólo entretener. Felicito a todos los que están ahora aquí que les toca celebrar estos cien años, al padre Godina, a todo su equipo de colaboradores, especialistas, que algunos de ellos, de los laicos y religiosas, también, pues ya tienen años y comenzaron, también, desde entonces… yo conocía a varios de ellos, también laicos… y qué bueno que le sigan, pero hasta el final. Que les llame el Señor, creyendo en esto y gastándose en esto que vale la pena. Pues felicidades a todos, que disfruten y sobre todo darle gracias a Dios. Guadalajara tiene mucho que dar, tiene mucho que dar, también, en este campo todavía. Gracias padre.

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María Elena Ocegueda Juárez Enero 9, 2014, 17:21 horas. SEDEC, Guadalajara, Jalisco.

Buenas tardes, ¿qué tal, cómo estás? Buenas tardes, muy bien. ¿Me podrías mencionar tu nombre por favor? Sí, soy María Elena Ocegueda Juárez, catequista por vocación. ¿Cuál es tu puesto actualmente? Actualmente desempeño en la institución algunas funciones, como es la secretaría ejecutiva, estoy coordinando el departamento de Elaboración de materiales. Muy bien. ¿Cuál ha sido tu formación catequista, ésta que mencionas, cómo fue que llegaste a esta…? ¿A esta convicción de ser catequista? Exactamente... Mira, yo he reconocido que Dios me ha hecho un llamado muy especial a proclamar la palabra, a educar en la fe a las personas, a las comunidades. Desde muy temprana edad inicié en la catequesis en mi parroquia. Comencé siendo auxiliar de catequista alrededor de los once, doce años. También pronto me dieron, cómo decimos, un grupo a quién atender, a quién educar, a quién transmitir la fe y bueno, desde… yo puedo decir que prácticamente desde que me preparé al sacramento de la eucaristía no he salido de la catequesis: esta ha sido mi vida, cada vez la he ratificado más y esta ha sido mi opción vocacional, ser catequista. ¿Qué te trajo a ello? ¿A la catequesis?... pues una especial sensibilidad por conocer a Dios y por transmitir lo que iba conociendo. En mi parroquia, como te comentaba inicié muy pequeña, ya hacia los 15, 16 años, ya tenía algunas responsabilidades en la vida de la parroquia como era coordinar una zona, un barrio; alrededor de mis 18 años, también, ya tenía la responsabilidad de coordinar la catequesis en la parroquia, mi parroquia es Santa María Magdalena. Éramos un grupo bastante numeroso de catequistas, en su gran mayoría jóvenes, adultos eran muy pocos... y bueno esto ha sido como ir descubriendo que mi vocación es educar, es la educación en la fe, es compartir la alegría de saber que, pues, Jesús está con nosotros, de que Dios camina con nosotros en las comunidades, en el pueblo y que se va manifestando. Entonces así fui descubriendo esta linda y bella vocación... y comencé a ser cate79


quista de niños, pero al mismo tiempo en mi parroquia el proyecto era un proyecto comunitario, las comunidades eclesiales de base, y también, fui catequista de adultos, entonces coordinaba esto. ¿De qué años estamos hablando? Pues estamos hablando sobre los años 80, más o menos, los años 80. ¿Cuándo tú comienzas, en el 84, 85? Cuando ya comienzo en la institución, pues imagínate, a ver, haz cuentas: tengo 46 años y comencé a los 12, a los 18 ya tenía la coordinación en la parroquia más o menos. Supongamos en el 85... Sí. Sobre los años 85, 84, 85. Entonces, mi vida comunitaria me permitió estar en este servicio, fui parte de las comunidades eclesiales de base, llevé mi proceso ahí, con los jóvenes, los catequistas esos hacíamos: entrábamos a una comunidad y dábamos nuestro servicio. Éramos como alrededor de ochenta jóvenes y bueno, tuve ahí la responsabilidad de poder organizar la catequesis en la parroquia y algo que marcó ese tiempo fue la llegada del padre Hermilio Cárdenas a la parroquia como asesor de la catequesis. Es ahí donde comencé a vincularme más con lo que es hoy actualmente la institución, el SEDEC. Tú llegas al SEDEC, ¿para qué fechas en ese momento? Mira, yo al SEDEC lo conocí en la parte de la formación, al principio, sobre los años 83, 84, por ahí... comencé a hacer mi formación catequística aquí. Yo recuerdo que fue algo muy motivante para mí porque el padre Luis Gallo que era el responsable de la catequesis en la parroquia nos peída a los catequistas estar formados, pero aquí la institución tenía como regla que los catequistas en formación mínimo tuvieran 16 años. Yo no cumplía la edad para ese entonces, sobre los años 80, tenía menos de los 16 años y él abogó con el coordinador de la escuela, el padre Sotero Torres, para que me admitiera como alumna, que hiciera una excepción… y bueno él hizo esas gestiones y me lograron aceptar, pero sí me pidió como mucha responsabilidad, que viniera a estudiar, que me preparara, incluso nos reuníamos semanalmente con el padre Luis Gallo a conocer lo que estábamos aquí estudiando. Entonces así empecé a conocer al SEDEC como una catequista en formación y terminé mi formación en el año 85, eran cuatro veranos y ahí fue el primer contacto que tuve con la institución. ¿Terminaste tu formación? Sí, terminé mi formación pero la continué, antes había unos cursos especializados que les llamaban monográficos entonces yo continué haciendo tres o cuatro cursos monográficos y para eso yo te comentaba que ya había llegado a la parroquia el padre Hermilio Cárdenas... él veía también como este interés que yo tenía por la catequesis y poco a poco me ayudaba, me instruía, pues me educaba también en esto… yo eso también se lo debo a él, como el amor a la formación catequística, al estudio catequístico. Sobre esos tiempos yo estaba estudiando trabajo social, entonces empecé a ver una relación, una simbiosis entre el trabajo social, el trabajo comunitario, con 80


lo que yo hacía en la catequesis y poco a poco fui haciendo esa dinámica entre la catequesis y el trabajo social... y eso pues me gustó mucho. Iba descubriendo que las herramientas que me daba el trabajo social las podía aplicar en la catequesis. La metodología que yo iba conociendo en cuanto a la tensión, a los casos, a las personas, a las comunidades, lo podía hacer a la catequesis y también podía ser lo contrario, lo que yo iba conociendo de la catequesis lo podía aplicar a las prácticas sociales, a mi ejercicio profesional y es ahí donde el padre Julio va descubriendo esta parte que se me estaba dando, en hacer una catequesis con ese rostro social, con esa manera de expresar la fe y de llevar unas herramientas técnicas a la parte de la educación en la fe. Ya para eso, pues también había podido hacer otros servicios como la coordinación del decanato, la coordinación de la vicaría… fui por bastante tiempo, como coordinadora de la vicaría que antes llamábamos “Periférica sur” que era todo el sur de la ciudad y ahí empecé a entrar más en contacto con la institución desde la parte organizativa. El padre Hermilio le comenta, también, al padre Sotero Torres, un poquito esta forma en como yo iba haciendo la catequesis en la parroquia, en la vicaría y el padre Sotero por la institución también, invitaba a unas reuniones que se llamaban “las reuniones regionales de catequesis” antes se llamaba “la región de Occidente” y un día me invitaron... porque el tema específico de esa reunión iba a ser la metodología catequística. Entonces yo fui como coordinadora de la catequesis de aquella vicaría y también por lo que te comentaba que el padre Hermilio descubrió en mí, esta facilidad que tenía para la metodología. Así fue que entré ya directamente con el SEDEC y a empezar a participar de este organismo de esa manera y bueno, a través de eso continué yendo a las reuniones regionales. Esta cercanía que estás contemplando, gracias, ahora me doy cuenta que el padre Hermilio fue quien, de cierta forma, te tomó en cuenta, estaba cuando va surgiendo algo muy importante, la apertura hacia la comunidad laica... Sí. Efectivamente antes el SEDEC no tenía en su equipo base, por así llamarlo, participación de los laicos, eso llegó un poquito después con el señor Benjamín Castillo cuando él tomó la coordinación... y yo entré en contacto con el padre Benjamín Catillo a través del padre Hermilio, porque ellos estudiaron juntos catequética y también, cuando se dio el espacio, nos invitaron a algunos coordinadores de las vicarías a participar del interno del equipo. Entonces fue como la primera apertura que se dio en el equipo permanente para que algunos laicos pudiéramos participar, fuimos invitados tres laicos en ese momento, sobre el año, te estoy hablando, quizás hablando sobre el 89, 90, más o menos; fue José Inés Flores de la Cruz, María Isabel Pérez y una servidora... fuimos tres laicos invitados a participar en el interno, a venir ya a las reuniones periódicas del equipo y pues sí, la verdad fue un... podemos decir, una gracia, un don, que nos hayan invitado a participar, que hayan tenido apertura para con nosotros, que nos hayan formado, porque éramos jóvenes en plena formación, y que hayan tenido la confianza de que en el corazón de esta institución, bueno, algunos laicos ya tuviéramos una voz, un voto en las decisiones de la organización catequística a nivel diocesano... 81


eso sí es pues muy digno de tomarse en cuenta de estos sacerdotes. El hecho de que tú hayas estado dentro de estos tres laicos, era o fue en su momento, una especie… que ellos ya venían trabajando, ¿qué piensas a partir de ese momento que fue la catequesis? Bueno, sí creo que ellos tenían esta mirada más allá, de ir “aperturando” la organización de la Catequesis diocesana con los laicos; siempre se ha trabajado con los laicos en la catequesis, porque yo, incluso, era coordinadora... ellos trabajaban con nosotros, pero en la toma de decisión de la organización, no se había dado, entonces, sí creo que le da un rostro distinto a la catequesis, el que el laico o nosotros como laicos podamos decir una palabra desde una experiencia distinta, que es como la puede tener el sacerdote o como la puede tener los religiosos, sean hombres o mujeres, porque nosotros tenemos una experiencia distinta con las comunidades, estamos sintiendo realmente cómo se vive el común, el aquí, el ahora, lo cotidiano de una vida comunitaria... y ellos como pastores, como dirigentes, tienen otra mirada, entonces, el que ellos hayan tenido esta visión, yo creo que enriqueció... enriqueció la forma de hacer la catequesis, la forma de mirar la catequesis y también la forma de estructurar la catequesis... porque hay miradas distintas y miradas complementarias. ¿Tú llegas al SEDEC, precisamente, ya en forma, en qué fecha? Como miembro ya permanente, yo creo que no tengo la fecha exacta pero sería en el periodo de los años 90. ¿Quién estaba a cargo? El señor Benjamín Castillo. Él era el coordinador diocesano, había suplido al padre Sotero Torres, con quien yo trabajé pero desde la forma de ser coordinador en un territorio. Pero ya como miembro del equipo permanente, sí, yo creo que sería el 89, 90... porque el primer servicio que me pidió el señor Benjamín Castillo fue tomar responsabilidad de unas clases del curso de verano. Entonces ya ahí me introdujo como formadora de catequistas. Recuerdo que incluso él y el padre Hermilio Cárdenas me pidieron, eso lo agradezco mucho, que diera la clase de historia de la catequesis y me facilitaron todo su material que ellos tenían de su formación en España para que yo comenzara a preparar mis clases, entonces, desde allí yo tengo un gran gusto por la historia de la catequesis, porque fue mi primera responsabilidad como formadora de catequistas, dentro del SEDEC. Tengo 23 años en ella, la verdad la institución me ha dado una gran oportunidad de crecer como persona, de crecer como creyente, de crecer como catequista, y también, de crecer profesionalmente. Ha habido muchos momentos muy importantes de mi vida dentro de la institución; yo considera la institución, el SEDEC, como mi comunidad cristiana de referencia, aquí he aprendido a vivir la comunidad, aquí he aprendido a vivir lo que es la Iglesia, aquí he aprendido a trabajar en equipo, a desarrollar mi capacidad de escucha, he aprendido muchas cosas que yo creo que difícilmente en otros lugares se pueden realizar. El que el equipo permanente tenga una mirada eclesial, es una gran riqueza, porque puedes ver, palpar, cómo la Iglesia es una institución viva, cómo la Iglesia 82


tiene diferentes miradas, cómo la Iglesia se preocupa, busca, está siempre en camino, quiere llegar siempre al otro y entonces esas miradas, pues, yo las he encontrado aquí y de aquí me he forjado, ha emanado en mí el sentimiento profundo de que la catequesis es una vocación vital, insustituible en la vida de la Iglesia. Dar el aporte que uno como persona puede dar a la Iglesia es único, es una oportunidad de poner ahí tus talentos, es decir, yo he podido desarrollarme estas cositas como persona y las puedes ofrecer, las puedes poner al servicio de la comunidad y esto, pues la verdad es... es una verdadera riqueza. Tú comenzaste con unas clases de historia de la catequesis, ¿qué vendrás a hacer después? Después me fui consolidando como formador de catequista. Tuve mi experiencia misionera, por decir así, dentro de la institución… yo recuerdo que varias parroquias foráneas pedían formación de catequistas y no había quién fuera, entonces yo siempre me apuntaba, me gustaba salir mucho a las comunidades foráneas, hacía siempre mis papelógrafos, preparaba mis temas y a veces me iba por uno o dos días, los fines de semana, era una experiencia misionera para compartir. Eso me fue consolidando como formadora de los catequistas y también, fui descubriendo cada vez más este gusto por la educación en la fe, por cómo hacer una educación más sistemática, más acorde a las realidades. De eso yo me iba como dando cuenta, si visitaba una parroquia foránea era muy distinto la manera, la forma, el tono, los instrumentos, a que si estaba en una parroquia, aquí, de la ciudad. Entonces comencé a hacer esto en la institución y me volví una aficionada de la pedagogía: de buscar los caminos, las estrategias para dar la formación catequística. Eso fue realmente lo que comencé a hacer durante... pues qué te puedo decir, diez años y lo sigo haciendo, lo sigo haciendo, es una de las partes que ha quedado muy sembrada en mí: el ser formador de catequistas. ¿Qué ha pasado en esos diez años o que pasaron en esos diez años que fuiste formadora de catequistas? Pude entrar en contacto con muchos catequistas, pude conocer la diócesis, sus límites geográficos, sus necesidades, pude palpar lo que las comunidades tienen en relación a su educación en la fe en cuanto a sus necesidades, pero también sus aportes... pude descubrir que la catequesis le da sentido a los catequistas, pude experimentar una familia catequística, pude identificarme con ellos y también en ciertas ocasiones, por qué no decirlo, pude ser como consejera. Fui descubriendo las necesidades de los catequistas, sus ilusiones, lo que les dolía, las dificultades que tenían a la hora de hacer la catequesis, las dificultades que también tenían con los párrocos como el no ir entendiendo lo mismo, pude ver cómo la catequesis también se iba transformando: cómo iba siendo distinta, diferente, pude descubrir cómo había en la catequesis diferentes miradas. Entonces esa década de... podemos, si lo queremos ver así, de los 90 al año 2000, pues me dio toda esta vasta experiencia de conocimiento, me fraguó como catequista, como formadora de catequistas, me ayudó a palpar la realidad catequística y también comenzar a sistematizar esa realidad que yo veía... porque comencé a soñar, comencé a soñar, 83


comencé a creer que se podían hacer cosas distintas en la catequesis y creo que después, hoy, siento que las estoy plasmando. Fue un tiempo de mucha... de mucha formación en la práctica y también de formación catequística: tuve la oportunidad de salir a tener los primeros cursos sistemáticos, formales y de otro nivel, como de un nivel más universitario, porque el equipo me envió a Bogotá, al ITEPAL… realicé en el 97 un primer curso, así, intensivo sistemático de la catequética fundamental, esto también se lo debo al equipo, mi formación catequística y al padre Hermilio, que como te comentaba, apuesta mucho por la formación de los laicos y por dar una formación más cualificada. Tuve esa experiencia en el extranjero y bueno, eso indudablemente te abre: tu mirada, tu experiencia… fue una experiencia muy rica porque pude palpar cómo era la catequesis a nivel latinoamericano… fue un grupo... yo creo que alrededor de 35 personas, pero que íbamos prácticamente de todos los países de América Latina. Entonces el compartir esas experiencias pues te ayuda a ti a, también, reconocer lo que tienes como diócesis en la catequesis, pero también a reconocer lo que te hace falta y cómo poder ir complementando de otras experiencias, qué nos pudiera ayudar aquí a nosotros. Por eso te digo, fue una época de mucho trabajo, de mucha experiencia, de mucha formación, y también, donde se comenzaron a fraguar grandes sueños en la vida de la catequesis, grandes sueños como catequista y grandes sueños como persona. ¿Cuáles fueron esos sueños o esos proyectos que resultaron? Primero, yo te puedo decir que los grandes sueños que tenía comenzaron con hacer de la catequesis, una catequesis más experiencial, ya no tan “nocional”... y esto yo lo empezaba a implementar en mi grupo porque yo seguía teniendo grupo en la parroquia… entonces cómo acompañar a los niños, cómo estar con ellos, cómo darte cuenta del contexto en el que viven, cómo descubrir aquello que les facilite el aprendizaje y el gusto por la fe, cómo ayudarlos a que se inicien en la experiencia de la lectura bíblica, cómo ayudarlos a que encuentren sentido desde la palabra... esos fueron los primeros sueños que tuve y que los comencé a hacer en la parroquia. Entonces fui acompañando grupos así y fui acompañando también grupos de adultos. Cuando yo veía, o compartí con algunos compañeros en el ITEPAL, cómo se realizaban los grupos más reales, cómo a partir del eje de la palabra de Dios se conformaba un grupo de fe, pues eso lo puse en práctica, lo experimenté y acompañé a mi barrio, a mi cuadra, a mi grupo, por alrededor de seis o siete años… era un grupo muy consistente después de cinco, seis años, mantener un grupo así y que comience a dar frutos de solidaridad, frutos de una experiencia de la fe, que les llenaba, que les impulsaba… pues esos fueron los primeros sueños que tuve y que Dios me dio la oportunidad de irlos concretizando. Después ya vendrán otros sueños de cómo plasmar eso, cómo transmitir eso que yo ya había experimentado y había vivido... y bueno, tuve la oportunidad de volver a regresar al ITEPAL a hacer un diplomado en catequética, pero yo me fui con esa mira a estudiar, “a ver, esto que yo ya he experimentado, cómo lo puedo plasmar, cómo lo puedo transmitir, cómo puedo ayudar a que esto otros lo conoz84


can y lo sepan...”, esto es lo que te da el equipo, esto es lo que te da el SEDEC, las oportunidades de poder compartir la experiencia. Para ese entonces ya en el SEDEC, teníamos algunos textos diocesanos de catequesis que yo experimenté como catequista, pero que ya tenía yo la necesidad de poder decir, “es bueno que esto se transforme, que esto se innove...”, creo yo que ya comenzaba a tener una experiencia razonable para compartirla, sistematizarla y como te comentaba, también era muy aficionada a la pedagogía, entonces esto yo decía, “¿cómo lo podemos llevar a cabo para la formación de los catequistas?”. Entonces fueron dos grandes sueños que me nacen sobre el 2001, 2002, 2003, eran ideas que me revoloteaban en mi cabeza pero más en mi corazón... bueno, en ese entonces quién coordinaba me dio la oportunidad también de presentar estos proyectos. Presenté algunos proyectos en el equipo para renovar la currícula formativa y me dieron también la oportunidad de dirigir la Escuela de verano de catequesis, durante un tiempo tuve esa responsabilidad. Entonces iba cristalizando estos sueños, pero también me ganó mucho el sueño de los textos de catequesis y el estudio me permitió, entonces, sistematizar una propuesta que presenté al equipo desde el 2003, de poder renovar los textos de catequesis. Y se vino concretizando ya hasta el 2006, pero el proyecto ya había sido presentado por esta servidora en el 2003. Y de ahí fue cuando se me pidió entonces que coordinara la elaboración de los materiales catequísticos y desde entonces estoy coordinando ese departamento y cada vez encuentro nuevos proyectos por hacer: cómo ir relacionando, entonces, todo lo pedagógico, lo metodológico, todo lo didáctico, en un texto que le sirva al catequista para poder transmitir la fe, para poder educar la fe. Y esto ha sido una de las principales funciones que actualmente vengo realizando en la institución. Para este momento en el que estamos actualmente, ¿cuándo llegas a la secretaría general? Llego… a ver deja me hago un poquito de memoria... yo creo que será sobre el 2006 o el 2007, no estoy muy segura. Cuando entró el padre Antonio Godina como coordinador diocesano, que fue en el 2003, él entró primero como miembro y fue asignado al departamento que yo coordinaba. Después cuando lo nombran coordinador... Al llegar a este punto de que tomas un puesto en el que varios quisieron encomendarte, después de tres años que estaba el padre Antonio Godina a cargo, pues ya venía el SEDEC con un camino de reestructuración y de raíces... ¿no? ¿Cómo llegas tú a este punto? Sí, bueno, como vez el SEDEC tiene mucho camino hecho pero yo sí considero que esta etapa ha sido de ir consolidando una nueva estructura, una nueva forma organizativa, que bueno, el tiempo nos dirá si ha sido lo más conveniente, lo correcto. Hemos sufrido cambios en la forma de trabajar y de organizarnos, por decirte algo, antes trabajábamos sobre tres prioridades y sobre estas tres prioridades nos acomodábamos el equipo. Planeamos un desarrollo más institucional, a nivel de los departamentos, para que los departamentos pudieran tener una pro85


yección y pudieran hacer un servicio más directo con una acción evangelizadora y así se fue estructurando: las prioridades pasaron a comenzar a estructurarse como departamentos. Entonces se comenzó a mover esa forma organizativa. Creo que ha estado funcionando porque podemos llegar a más personas de esa manera, podemos también ayudar a que el equipo permanente se focalice en una acción determinada, podemos ayudar a que sobre esa acción, también, se revise, se vea… y eso hemos querido estructurar. Así lo hemos venido desarrollando paso a paso, entonces lo primero fue estructurar departamentos... y tres departamentos que consideramos eran los fundamentales: los que tienen que ver con la formación catequística, los que tiene que ver con la animación de la catequesis y los que tienen que ver con los subsidios y los materiales. Pero poco a poco, como ves, del 2006 a estas fechas, ya no son sólo tres departamentos, ahora somos seis departamentos. ¿Y cómo se fueron constituyendo? Pues trayendo ¿no? La necesidad que la diócesis presenta a nivel de catequesis, escuchando a las comunidades lo que se nos compartía o decía y así salieron al principio dos prioridades a atender, que fue la catequesis de adultos o con adultos y la catequesis especial. Nacen como proyectos, entonces hay que irlos ayudando a que se vayan madurando, ir ayudando a conformar un equipo, buscar quienes pueden atender esta necesidad pastoral y poco a poco ir desarrollando así de esta manera la institución y actualmente el último departamento que se ha consolidado ha sido el departamento del kerigma. Hemos visto que esta organización, esta forma de organizar el SEDEC, pues está dando estos frutos, claro yo también considero que ha de tener sus limitaciones y de seguro las tiene, pero hoy por hoy, ahorita vemos que en los últimos informes que hemos dado a la diócesis, al señor cardenal, vemos que esto ha podido ayudarnos a acercar más a las comunidades a poder organizarnos mejor como equipo, a desplazarnos a las comunidades más lejanas, a atender las prioridades que la diócesis nos va marcando y que las comunidades van diciendo, entonces, hay que estar muy atentos a la realidad eclesial y a la necesidad de catequesis que presentan las comunidades para entonces hacer una organización que le ayude a solventar esta necesidad... y yo creo que eso es lo que se ha hecho últimamente: estar atento a estas necesidades y transformar así a la institución para que pueda dar respuesta a lo que se nos está demandando. ¿Qué hay con los tiempos venideros, qué proyectos está enfrentando actualmente el SEDEC? Bueno, pues, tenemos muchas cosas todavía por hacer por enfrentar, uno de los sueños... que hemos querido estar cristalizando es, sin duda, la cualificación de la formación, consideramos que esto es vital. Tenemos que apostar a que nuestros agentes de pastoral se formen y su formación sea cualificada para que entonces se transforme la catequesis también, porque no podemos seguir teniendo los mismos modelos educativos en la fe, pero si los catequistas no tienen nuevas herramientas de cómo transmitir, de cómo acercarse a estas nuevas generaciones, a estas realidades que nos está demandando la sociedad, pues no vamos a poder hacer frente, entonces, uno de los grandes sueños es consolidar el Instituto Superior de Cate86


quética. Esto ha metido al equipo, también, en una dinámica de formación interna, yo directamente de ya no ser aficionada de las cosas sino de formarme como tal, entonces tuve que entrar a un estudio formal de educación para comprender las realidades de lo que es una educación superior, para conocer cómo se realiza un instituto de esta envergadura, o también, he tenido que estudiar cuestiones formales de pedagogía, entonces, así creo yo que debe ser también la formación catequética, este es uno de los grandes retos que tenemos. Otro de los grandes retos es, sin duda, atender en nuestra diócesis a las comunidades foráneas. Muchas de las acciones que nosotros realizamos se centran en la ciudad, pero la diócesis es muy basta y tiene realidades distintas y diversas, hay que llegar hasta allá. Tomando las palabras del Papa Francisco, “llegar hasta los más alejados”. Yo creo que esa es una de las responsabilidades que como SEDEC tenemos y es llegar allá y formar a los catequistas, es llegar allá a ofrecernos como servidores de las comunidades, ayudar a los párrocos en lo que ellos necesiten de esta institución, porque la institución está para el servicio de las comunidades parroquiales, entonces no podemos pedir que ellos vengan, necesitamos nosotros ir, necesitamos ponernos al servicio y ayudarles, ayudarles a formar sus catequistas, organizar la catequesis, a motivar a los catequistas, no sé, hay mucho trabajo por hacer. Entonces yo creo que esa es una de las realidades que tenemos que atender y al mismo tiempo tenemos que descubrir cómo atender a la ciudad, a esta ciudad que nos demanda, que tiene un ritmo distinto, tenemos que pensar cómo vamos a organizar la catequesis para esta megaciudad, que son otras realidades, que son otra desmandas, que son otros tiempos y yo creo que el SEDEC también tiene que pensar y responder a ello. Acabamos de organizar a través del Instituto Superior de Catequética, el Encuentro Internacional de Pastoral Urbana y eso nos ha dejado un panorama abierto para la búsqueda de cómo hacer una educación en la fe para diferentes contextos y para diferentes situaciones. La catequesis le tiene que dar la cara a estas nuevas realidades y no lo podemos hacer con los moldes antiguos, con los moldes viejos, tenemos que traer lo mejor que tiene la catequesis desde siempre, que es su doctrina, que es la enseñanza del Evangelio, la persona de Jesucristo, pero tenemos que llevarlo a los contextos actuales y a las realidades actuales de las generaciones nuevas, de otros sectores que a lo mejor no habíamos tocado como pueden ser los profesionistas, los políticos, los responsables de la economía; entonces tenemos que ayudar a que, estos sectores también tomen la fe como un elemento fundamental en la toma de decisiones. Hay muchos retos, hay mucho por hacer y bueno, el futuro así viene y yo creo que el Papa Francisco nos está dando las grandes pistas, las grandes luces para caminar hacia allá, para hacerle frente a la realidad pero también para ofrecer la voz de la Iglesia y ofrecerle a la sociedad lo que tiene la Iglesia que es a Jesucristo. Muy bien María Elena, una nueva Iglesia, un centenario... dime con qué palabras cierras. Yo no digo una nueva Iglesia, sino la Iglesia es la misma, lo que sí necesitamos es 87


renovarnos, convertirnos. ¿Cómo cerraría yo esto, decir un centenario? Pues diciendo, en estos cien años ha habido muchas cosas muy buenas que hay que sacar, que hay que poner de nuevo en la actualidad, pero también en estos cien años hay muchas cosas nuevas que hay que enfrentar, que hay que hacer y yo puedo decir que es un momento histórico, clave, para volver a ofrecer a nuestra sociedad la luz de la fe y poder decir a las personas que es necesario que nos eduquemos en esa fe, que no nos quedemos con la fe en semilla o que no nos quedemos con una fe infantil; que crezcamos así como crecemos como personas, como profesionales, como tecnólogos, que crezcamos también en el conocimiento de Jesucristo y que crezcamos también y eduquemos nuestra fe, porque desde ahí podemos dar razón, de por qué creemos y en quién creemos. Gracias. Que tengas muy buena tarde. A ti. Buena tarde.

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Sotero Torres González

Enero 30, 2014, 10:25 horas. Catedral, Guadalajara, Jalisco.

Buenos días, padre, ¿Qué tal, cómo se encuentra? Muy buenos días, bien. ¿Tú como estas? También muy bien. ¿Me podría indicar cuál es su nombre? Soy el padre Sotero Torres González. Un saludo al SEDEC, a todos los miembros del SEDEC actual y a todos los catequistas. Yo tuve la oportunidad de tratar con... quizá miles de catequistas sobre todo en los Cursos de verano. Bien. ¿Me podría indicar padre cómo fue que llegó al SEDEC? Muy bien. Estando yo estudiando en Roma, al terminarla licenciatura en teología dogmática en la Gregoriana (Universidad), le escribí al señor Salazar y el señor Salazar me dijo, “siga estudiando... ahora quiero que estudie catequesis”. Entonces yo le llevé los programas de diversas facultades donde se estudiaba catequesis, por ejemplo, en Múnich, Alemania, el que estaba también en Bélgica y luego en España y ahí en Roma y de los cuales verdad, ya él me dijo, “no pues usted escoja el que crea que sea mejor”. Yo escogí el de allí en Roma porque me gustaba la cuestión de la metodología, con los salesianos y eso fue lo primero. Estudie la licenciatura en ciencias de la educación y catequesis y al regresar aquí en el año de 1974, al final casi, me mandaron a Tequila... en Tequila se organizó la catequesis, duré dos años y ocho meses. Después me cambiaron aquí a San José de Analco y estando en San José de Analco también trabajaba... fui miembro del SEDEC, en 1977 fue cuando ingreso al equipo a finales del 77. Yo estaba allí en San José de Analco y el padre José Luis Chávez, ahora arzobispo de Oaxaca, él estaba en San Pedro cerca de la Basílica de Zapopan. Él también estudió catequesis, pero él estudió allá en Bélgica. Se nos dificultaba un poco para reunirnos, para poder organizar eso... entonces le pedimos al señor cardenal estar juntos y estuvimos en San Sebastián Analco y allí nos metimos de lleno los dos juntos, así que platicábamos las noches o lo que sea sobre cómo organizar, porque el señor cardenal nos dijo, “revisen los textos de la diócesis para ver cuál conviene...”, revisamos pues los muchos textos y nos quedamos con tres textos solamente: uno para antes de la primera comunión, otro para la primera comunión y otro para después de la primera comunión. Esto fue la primera la primera etapa, así presentamos a la diócesis, entonces se unió a nosotros 89


Carlos Alzaga que él estudió en España catequesis, Carlos Alzaga, entonces ya éramos tres y pensamos sobre todo en primer lugar la formación a los sacerdotes de la diócesis y se nos ocurrió hacer un curso lo llamamos “Curso superior de catequesis para sacerdotes”, y también religiosas y laicos que tuvieron teología. Entonces en tres, más o menos, en tres líneas: teología de la catequesis, que fue el padre Luis Chávez el encargado; y luego metodología de la catequesis, su servidor fue el que organizó eso; y catequesis de los sacramentos, el padre Carlos Alzaga; cada quien... nosotros conseguimos un equipo de otros catequetas de México y de distintos... y así fue como se hizo ese curso a tres años. Estaba muy claro, muy bien, inclusive hasta los de La Yesca venían... a mí me tocó juntar aquí dinero de las parroquias para dárselos para su avión y sus gastos a los que venían de lejos. Entonces, estuvo muy bien, eso así, eran dos sacerdotes por decanato, algunos decanatos venían más pero esos fueron… total, iniciaron 107 alumnos a este curso, fueron tres años, terminaron en el 94, así estuvo muy bien, en tres años perseveraron porque después de tres faltas, ya fuera. ¿Pero en qué año fue este curso? ¿En qué año fue? Fue en el año 80 al 83, 84. ¿Fue cuando se estaba ya constituyendo lo que era el SEDEC? El SEDEC sí, ya estaba pues, estaba con varias religiosas y nosotros los tres sacerdotes que ya te dije, padre Luis, padre Alzaga y su servidor... así fue como iniciamos nosotros con la renovación. Tengo entendido que también realizó el inicio de los Cursos de verano y las Jornadas... Los Cursos de verano, ya eran una tradición. Creo que desde 1950… cincuenta y tantos ya comenzaban. Pero de los 80 en delante a mí me tocó coordinar los Cursos de verano, venían más de mil catequistas de distintas diócesis, inclusive del extranjero venían. Era muy difícil, porque yo decía, “si salgo de aquí a...”, en enero que comenzaban cuando estábamos nosotros, también, con el curso de catequesis superior que decíamos para sacerdotes y luego después al Curso de verano, decía, “si salgo en julio ya la hice...”, y sí siempre salía en julio, en agosto me daba mis vacaciones, verdad. ¿Y cuál fue su participación? Coordinar el Curso de verano, ver los maestros, los cursos, todo el material que se ocupaba para todo ello, y estuvo muy bien gracias a Dios. Los Cursos de verano, los cuales han seguido todavía... los cursos de verano eran a cuatro años, cuatro veranos, y los que terminaban cuatro me decían, “padre, queremos seguir...” y entonces se nos ocurrió hacer los cursos… cómo le llamábamos… pues con un tema para los que ya lo terminaron, un tema según el proceso que llevábamos la diócesis y así se fueron los cursos... esos cursos, también para ellos, se fueron haciendo y muchos lo hicieron, de los que actualmente están en el SEDEC, varios de ellos José Inés, “la Japonesita”, todos ellos estuvieron haciendo todos estos cursos y mira ahora ya están allí también en el equipo. ¿Cuando usted coordinó SEDEC en algún momento fue un cambio total90


mente? Pues sí, el proceso que ya llevábamos con el padre Luis Chávez, pero sí. A mí una de las cosas que se me hizo muy buena fue las Jornadas de catequesis, esa sí se me ocurrieron a mí, bueno a una hermana y a mí, de las catequistas de Jesús Crucificado. Ellas eran mi fuerte, las catequistas de Jesús Crucificado pues se especializan en eso. Entonces conmigo, con ellas, fueron... muy bien. Las Jornadas fueron muy interesantes, comenzaron en el año 81, en 1981. Era el año guadalupano y entonces, a propósito de eso, a mí se me encomendó por parte de la diócesis que había distintas cosas que hacer sobre todo lo de los niños, yo dije, “pues qué hago, cómo voy a hacerle...”, y entonces convoqué a los catequistas... una carta a los catequistas de la diócesis, yo pensaba que iban a venir pocos pero llegaron y estaba lloviendo por cierto, esa vez... también con el padre Jesús Jiménez, quien es el especialista en... sobre todo en la cuestión de mariología y de guadalupano, lo invité para que él nos diera el… eso... pero vinieron más de 500 catequistas los que fueron allí y en el salón no cabían todos, en el salón que estaba entonces ahí... yo les di en otro salón y él en ese. De allí surgió la necesidad que querían unirse cada mes pero no era posible así... entonces se me ocurrió otra cosa que también fue muy buena, el tener y que todavía se tienen: la reunión de los catequistas coordinadores de parroquia. Y sí de hecho venían más de cien de distintas parroquias de aquí de la ciudad y de afuera, con un tema cada... con temas que les dábamos cada mes, eran los domingos… no los sábados, primeros de cada mes, ya se tenía organizado eso y con ellos elaboramos los textos para cursos de verano, varios textos, y comenzamos con Vivamos nuestro bautismo, Reconciliemos con Dios... todo según el proceso que se iba llevando en la diócesis y así lo íbamos haciendo nosotros en textos, sencillo, con ese grupo elaboramos varios textos también... eso fue otra cosa importante que me parece... y las jornadas que también se nos ocurrió cada año, cada año comenzamos a hacerlas ahí en nuestro Seminario mayor... el señor Salazar las aprobó bien, siempre participaba él allí, siempre estaba... él celebra la eucaristía... el señor Salazar... él nos apoyó al ciento por ciento… ¿Usted estuvo hasta el año de 1988? Sí hasta el 88, porque entonces me pidieron de ir a trabajar al Colegio Mexicano a Roma... y entonces le dejé pues la… le propuse al señor Salazar la coordinación al padre Benjamín, al padre Benjamín Castillo y entonces él se quedó... y ya con él entonces hubo algunos cambios y ya no supe yo. Para este año (1988), antes de que usted salga hay un cambio muy importante en el SEDEC: empiezan a participar laicos... ¡Ah, sí desde luego! Ya entonces, también, invitamos laicos, eran de las zonas... entonces se llamaban zonas lo que ahora son las vicarías, también había… eso también se organizó en el tiempo del padre Luis, pero lo seguimos y fue muy eficaz: un coordinador de la zona, o sea de la vicariada ahora, y coordinadores, también, de los decanatos... además del coordinador de la parroquia, de las reuniones de las parroquias sacamos eso. Eso también fue muy importante y los coordinadores de las zonas eran también miembros del SEDEC... no de todas las zonas venían 91


porque los de lejos no podían venir pero a las reuniones del SEDEC las teníamos todos los martes, cada ocho días... pero sí los de aquí sí, sí participaban y ahí comenzó también esa participación… de laicos.

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Antonio Gutiérrez Montaño

Enero 30, 2014, 12:56 horas. Semanario, Guadalajara, Jalisco.

Buenos días padre. Buenos días, soy su servidor el padre Antonio Gutiérrez Montaño. Llegué al SEDEC en el año 1993, en septiembre del 93. Yo regresaba de estudiar comunicaciones y a los pocos meses, casi llegando, me pidió el padre Benjamín Castillo, que en aquel tiempo era el coordinador diocesano de esta área, que si me integraba al SEDEC particularmente en comunicación y era lo que básicamente iba a aportar. Era un ambiente como el actual de mucho compañerismo pero también de mucho trabajo. En ese tiempo todavía no existían los libros de proceso, eso no quiere decir que antes no se había trabajado, hay otros que les tocó sembrar a bisurco. También regar que entre muchos esfuerzos hay mucho trabajo, empezar a impulsar la catequesis de una forma organizada en la diócesis… por supuesto que desde siempre ha existido la catequesis en las comunidades, en las parroquias, en los templos, pero a nivel diocesano hubo varios sacerdotes, varios laicos, religiosas y religiosos que estuvieron trabajando en este punto. Cuando llegué me tocó en determinada parte del proceso, en la que recuerdo muy bien, se comenzaba a hablar sobre elaborar algunos textos que comenzaran desde la edad temprana y terminaran hacia la adolescencia, es decir, todo un proceso entre que los niños tenían uso de razón, hacían la primera comunión y luego se preparaban para la confirmación. Desde ese momento a mí me tocó colaborar alrededor de siete años, posteriormente, también, me fui encargando de la administración en el SEDEC, pero por supuesto que no estaba tan desarrollado en ese tiempo como ahora, también, en ese aspecto administrativo. Éramos un grupo aproximadamente de doce personas, ahora es un grupo muy amplio con diferentes áreas, con diversas disciplinas dentro de la catequesis, y también, con diversas actividades de formación: la librería, la biblioteca, ya las áreas específicas de trabajo con los discapacitados, con los adultos, con el trabajo con jóvenes y ahora, también, los libros de los sacramentos. A mí me tocó participar en varios, en la elaboración de varios textos de sacramentos, algunos ya se renovaron, ya se actualizaron. En los libros de catequesis pues me tocó revisarlos, aproximadamente nueve o diez libros de los dieciocho, me toco revisarlos a mí, sobre todo en el aspecto de la 93


ortografía y de la sintaxis. Fue un trabajo muy grato ver que mucha gente los está utilizando, y ahora también, saber que se han roto las fronteras y que bueno, en este sentido, para llegar a muchas diócesis e incluso fuera del país y creo que hasta a Europa. Haber participado en el Secretariado de Evangelización y Catequesis como tradicionalmente se le conoce, a lo mejor ya el nombre le queda chico a la estructura y a la realidad y al alcance que debe tener, pero así se le ha conservado el nombre... haber participado en este organismo diocesano fue para mí muy gratificante, muy formador y sobre todo en un ambiente muy humano, muy fraterno, sacerdotal como letra. ¿Cómo fue su participación delante de la comunidad catequística? Delante de la comunidad catequística participaba en los cursos a lo largo del año, no estaban tan bien estructurados como ahora. Ahora ya hay una representante, a mí me toco todavía hasta la repres... cuando se empezaban a nombrar representantes para las vicarías, no como ahora ya están más organizados, más estructurados. También, a lo largo del año había diferentes cursos y me tocaba participar, cursos de formación, encuentros de planeación y por supuesto en los ya tradicionales cursos de verano, tanto en los cursos de formación continuada como en los cursos de actualizaciones era mi participación. Antes de comenzar esta entrevista me comentaba que había durado siete años, desde el 93 hasta el 2000. En estos siete años, ¿qué observó usted respecto a la evolución del SEDEC, al crecimiento, a la estabilidad del SEDEC? Siempre se pensaba hacia delante, entonces cada año diríamos, para no decir cada mes o cada día, pero cada año era un progreso en alguna área en algún aspecto, en alguna actividad. Señalo que quizá lo más importante fue el asentamiento de los libros para que se llevara a cabo un proceso, que se preparaba un proceso. También me toco participar posteriormente en el diseño, aquí junto con mi otra actividad, que es la (...) de la publicación, entonces contribuimos con los caricaturistas que en ese tiempo estuvieron trabajando, por supuesto que ya los libros pues después de estar, digamos en experimento, no era... digo era en parte la intención, aunque no era así como conejillos de india los niños, no en ese sentido, pero sí porque había muchas cosas que mejorar en ese sentido… ahora que ya se han mejorado... pero en aquel tiempo apenas comenzábamos y quizá fue lo más sustancial y lo que más ha perdurado. Muy bien, además de esto de haber participado en cuanto a las publicaciones, ¿en qué otros proyectos participó? Ya señalaba que me tocaba la administración de los dineros del SEDEC en ese tiempo, nos reuníamos semanalmente el equipo, o sea el equipo completo... o sea eso no es novedad, lo que quiero decir es que en ese tiempo no había reuniones tan específicas como se tienen ahora por áreas, posteriormente sí, ya se fueron estableciendo algunas áreas. Después me siguieron invitando a las reuniones... ya era muy difícil porque ese trabajo también requiere mucha atención, pero sigo colaborando porque me siguen enviando algunos textos para leer, para ver, por ejemplo, los que no me pierdo son los de ejercicios espirituales para niños, ahora 94


para cuaresma; también me estaban enviando los cursos de verano para niños, tanto los libros de contenidos como el de actividades. Me tocó participar también leyendo los libros del sacramento del matrimonio, esos que el cardenal Sandoval aprobó para que fueran el texto base para la formación, para la preparación del matrimonio, de los novios al matrimonio entonces eso, digamos, que esa ha sido mi participación. Una participación meramente, digamóslo así, muy dentro del campo editorial, de lo que es la publicación... Sí, pocas veces iba yo a territorio, pocas veces iba. No dejaba de ir, por supuesto, cuando había una actividad específica pero poco iba yo al territorio porque los padres tenemos una comunidad que atender y eso impedía a veces comprometerse para estar al frente de una vicaría o de representante en una vicaría. Y este trabajo que realizó de manera editorial, digo, sin dejar de lado sus otras actividades, ¿cuál es la diferencia de lo que era antes a lo que es ahora? Ahora exactamente no sé cómo sea el proceso, cómo se lleven los mecanismos, a mí solamente me traen unos textos para que yo revise, no sé todo el trabajo que implica interno. Yo en aquel tiempo, puedo señalarlo como era: nos distribuíamos el trabajo era más sencillo, nos distribuíamos los temas y punto. ¿Y respecto a su época de trabajo, a lo que antes había? Antes no es que yo me hubiera informado o interesado mucho en lo que se había… pero si había materiales ahí escritos pues significaba que alguien los había elaborado, a lo mejor en cuanto al diseño un tanto rudimentarios, en cuanto a otros aspectos, porque a otros les tocó abrir brecha, a otros les tocó abrir surco, entonces era muy difícil exigirles o pedirles mucho como pudiera, como debiera y como pudiera ser ahora, pero el trabajo que nosotros hicimos sin duda que no se hubiera podido llevar a cabo, no nos hubiéramos insertado en esa etapa del proceso, si antes no hubiera habido un trabajo previo, como también los de ahora, pues sin duda no es que los de hoy partieron de cero sino que ya acumularon experiencia de antes y nosotros también. A los que posiblemente en ese sentido les tocó más esfuerzo fue a los que iniciaron, pero bueno, el trabajo se ha hecho y ahí está... ahí están los frutos. Respecto a esto, ¿quién, quiénes lo acompañaron en esa época? Decía yo que en ese tiempo era el padre Benjamín Castillo, ahora obispo de Celaya, antes de Tabasco. También estaba el padre Javier Gonzáles que todavía está, se retiró un poco de allí de la Sección de Catequesis, y luego ya ahora regreso. Estaba el padre Hermilio Cárdenas, no sé si siga, que creo que sí, por ahí lo he visto… básicamente esos éramos. También en ese tiempo yo estaba en el santuario de Guadalupe y el padre Antonio Godina era diácono, entonces él hizo el diaconado en la parroquia del santuario de Guadalupe, allí en el Centro, en Alcalde y Juan Álvarez, y de ahí lo enviaron a estudiar catequesis y regresó, se integró a catequesis y ahora, bueno, es el coordinador diocesano… esa es la época. Algunas palabras o algún evento que quieras reconocer destacar de su época dentro del SEDEC. 95


Sin duda las Asambleas diocesanas, que bueno, ahora ya por el número de personas que participan ya parece que ya no se llevan a cabo por lo menos a ese nivel… no tanto de cantidad pero sí de calidad en las vicarías y también para que participen más... pero sí me tocó estar, pues si no al frente, sí participar en esos eventos que eran muy emotivos. Sin duda las reuniones regionales, también, eran muy formativas, y las reuniones de carácter nacional, también, eran muy enriquecedoras. Para mí fue más que algo para ofrecer, aunque por supuesto uno ofrece lo que puede y lo que tiene, fue una etapa para aprender y para querer mucho la catequesis. Muchas gracias padre Mucho gusto. Gracias.

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María Olga Garibay García

Enero 30, 2014, 12:56 horas. Semanario, Guadalajara, Jalisco.

Buenos días hermana, ¿qué tal, cómo está? Bien, bien gracias a Dios. Bienvenida a Guadalajara. Gracias. ¿Me podría indicar cuál es su nombre completo? María Olga Garibay García. Muy bien. Sé que usted pertenece a una congregación... Somos Misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo. Me podría contar de qué forma llegó al SEDEC, cómo fue su participación, cuánto tiempo duró... Sí. Yo llegué aquí en septiembre del 2002, por invitación del padre Adán, que era en ese tiempo el coordinador del SEDEC... nuestra congregación ha trabajado o contribuido durante ya muchos años y pues me tocó estar en esta etapa, del 2002 al 2008... con el padre Antonio. Me comentaba antes de empezar la entrevista que usted para entonces venía llegando de… Yo venía de Argentina, de la misión de Argentina, sí. Y bueno pues, ahí el padre Adán si me acuerdo que le dije, “pues yo no sé nada... ahorita de cómo va la catequesis aquí en México, pues cómo están aquí trabajando, aquí en Guadalajara...”, y él se ocupó de darme muchos libros para que me pusiera yo a leer y actualizarme en la catequesis en México y ya... mis primeros meses fueron esos: estar leyendo documentos para poder ya luego, tener una participación mejor. Y así me inicié, aprendiendo. ¿Y para qué año llegó aquí? En el 2002, a finales del 2002. Después de esta invitación, ¿a qué llegó precisamente? En ese tiempo fue, los primeros meses eso de ponerme pues al tanto y poco a poco irme involucrando en el trabajo del SEDEC, entonces todavía no estaban los Departamentos como están ahora, sino pues se trabajaba con la Formación de los catequistas, haciendo algunos materiales y ahí empecé un poquito mi participación. Después ya nos pidieron, me acuerdo en una reunión, a principios del 2003... 97


para reestructurar el equipo del SEDEC y ahí estuvimos José Inés, una chica que estaba antes de secretaria, Alejandra y yo, pensando cómo se podría reestructurar y fue donde surgieron ya los departamentos, ya como están ahora de animación, formación, la elaboración de materiales, etcétera. Y ya ahí nos invitaron a anotarnos en qué departamento queríamos participar... y todos nos fuimos a formación y ya después se hizo un reacomodo y me tocó ya participar en el departamento de materiales, éramos un equipo de cinco, seis personas, estaba “Nena” Ocegueda, el padre Toño... que también iba regresando de Roma, estaba el padre “El Charrito” y ya no recuerdo quién más y yo, pero éramos cinco… y ya pues ahí nos iniciamos ya con el departamento de materiales. ¿Cuál era su función en ese departamento? Era… todo allá, por el proceso pues del Secretariado ya había unos materiales que había que estar elaborando de acuerdo al año, pues, entonces el curso de verano para los niños, el material para la cuaresma, para la navidad, en fin ya había algunos materiales y después lo de los textos, también, que fue replantearnos y proponer el cambio de los textos, la renovación, que era un proyecto que Nena ya traía junto con el padre Charrito, ya lo traían elaborado o propuesto y ya se hizo, es decir, la propuesta oficial al equipo y ahí nos iniciamos en un poco en empezar a hacer... la tranformación pues, de los textos. ¿Era una transformación o era una renovación del trabajo que ya se tenía antes? Renovación. De un trabajo que ya se tenía antes y que era los textos oficiales de aquí de Guadalajara... y fue la renovación y actualización de los textos. ¿Supongo que el trabajo era en el que participó antes Antonio Gutiérrez, no? Sí. Ellos… ese material que estaba antes, pues ya tenían años que lo habían presentado y se llevaba aquí todo el proceso. ¿Entonces a usted le tocó la renovación, la reestructuración? La renovación, sí y ser parte pues, de ese equipo. ¿Y qué implicó este proceso? ¿cuánto tiempo duró? Digamos, 2003 es la etapa en que llega al departamento... Sí. Cuando empezamos ya a trabajar en la renovación, fue en el… hasta el 2004, cuando ya por una petición del señor cardenal, fue que ya nos, nos dimos a la tarea de hacer, de iniciar ya todo el proceso de renovación. Eso implicó muchas horas de trabajo, muchos días de trabajo, jornadas muy largas de sentarnos a... primero a pensar y a ver cómo, después nos dividimos por equipos, lo asumimos todo el equipo no nada más el equipo de materiales, sino todo el equipo que en ese momento estábamos y entonces nos fuimos dividiendo las etapas. Y todas fuimos aportando, escribiendo temas, desarrollándolos investigando y primero fue eso: escribir los temas, juntarlos por cada nivel, cada etapa y después ya toda la revisión que se tenía que hacer, la recopilación, mandarlos a que las viera el “escultador”, después ya nos las regresaban con todas las correcciones y demás... correción de estilo, ortografía y demás... que eso nos apoyó mucho el padre Gutiérrez, Antonio Gutiérrez y ya… nos tocaba a nosotros toda la otra parte: que hacer las correc98


ciones, aplicarles, después el trabajo con los diseñadores, cómo queríamos que se fueran ya haciendo la elaboración de los textos: el diseño, el formato. Y pues fue un trabajo de un año, muy, muy, muy pesado pero muy satisfactorio. A los meses de haber empezado este trabajo cuando ya empezaron a salir, ya editado el libro, pues esa era la satisfacción. Y después ya presentarlos a los catequistas, darles cursos de cómo se deben de aplicar los textos y demás, pues todo ese trabajo ya fue después muy bonito… y ver cómo ya en las parroquias, en las comunidades se iban asumiendo estos textos y el resultado que iban generando, el cambio que se fue generando, porque fue un movimiento también para las familias porque ahora ya estaban implicados los papás en la catequesis de sus hijos y eso pues, también fue generar ese movimiento. Fueron recogiéndose frutos desde el principio: ver como las familias lo aceptaban, otras comunidades que también dijeron que no, pero la mayoría yo creo que aquí en la arquidiócesis se llevó el texto, los textos pues de aquí de la catequesis. ¿En qué otros proyectos participó aparte de la elaboración de materiales? Aparte de todos los materiales que se sacaban, se editaban cada año, también fue ir proyectando o pensando y proponiendo todo lo que es la Casa del Catequista... el proyecto de la Casa del Catequista... y quisimos iniciar o vimos la necesidad de iniciar por la librería, porque pues no teníamos recursos económicos y desde allí pensamos, “tenemos que aportarle o poner más fuerza en la venta del material, que es lo que nos va generar algún recurso para poder, también, salir adelante como equipo...”, y se inició con la librería y después eso fue generando, la venta de los textos también, y trayendo otros libros de otras editoriales para ofrecérselos a los catequistas. Y el proyecto de la Casa del Catequista no solamente era la librería, sino de ahí sacar el recurso económico para después implementar los otros proyectos que era la formación, su formación intelectual, su formación espiritual del catequista y la atención, también, de la parte humana, pues de su salud… está pensando también la parte ya de, en un momento de enfermedad, de muerte... y después también todo lo intelectual, pues, toda su formación desde la educación básica, porque muchos catequistas no la tenían, entonces, su primaria, secundaria, prepa, licenciatura, en fin… eso se había pensado, una de las partes del proyecto y la parte humana y la parte espiritual: sus retiros, su formación espiritual. Es un proyecto que abarca toda la persona, un proyecto integral y que está pensando y planeado por ahí... y poco a poco se van dando pasos en este proyecto, en este gran proyecto. ¿Y de qué forma se involucra usted en estos proyectos, cuál fue su participación? Siendo parte del departamento de materiales y del equipo del SEDEC, pues ahí era como ir aportando ideas de lo que se pudiera hacer, ir pensando hacia el futuro: ¿qué es lo mejor para el catequista? Y eso, en aportar, aportar ideas e ir haciendo las cosas, era como lo fuimos haciendo. Ahí se fue generando, así, se fue generando pues... todo se va dando desde abajo y pensando, o sea, el primer interés es el catequista, cómo podemos ayudar a que su servicio, su entrega de su ser 99


catequista, se pueda desarrollar mejor. Y pensando, por ejemplo en los materiales, los libros, los textos, el material, los libros de su formación y demás, era adquirir material en las editoriales, por ejemplo, para la venta pero poder ofrecérselas aún más... a un más bajo precio que la misma editorial y pues eso lo fuimos, se pudo hacer y se fue generando y desde ahí siempre como que nuestra motivación primera y sigue siendo, es la persona del catequista, cómo lograr esa formación integral, esa ayuda, facilitarles pues su servicio, su trabajo. Hay algo importante, como esta estrecha relación con el catequista… el hecho de aportar... ¿qué implicó para usted? Yo creo que, implicó dar la vida, implicó darnos plenamente, te digo, teníamos jornadas donde no había horario. Nosotros, todos esos primeros años, por lo menos ya en este proyecto de la Casa del Catequista, no teníamos horario: llegábamos a trabajar y si nos daban las diez, once, doce de la noche, hasta esa hora, porque sabíamos que era necesario y sabíamos que ese esfuerzo o ese trabajo que hacíamos iba redundar en un bien para los catequistas. Entonces esa fue nuestra motivación, nuestra motivación ha sido siempre esa, o por lo menos eso era lo que nos movía en ese momento. Y sabíamos de las necesidades de los catequistas porque ellos nos los decían y nos los hacían saber en los cursos o cuando nos encontramos con ellos y porque también nosotros, en su mayoría, fuimos catequistas... nuestra vocación surge de ser catequistas también... los que estamos aquí o estuvimos ese tiempo en el equipo, hemos sido catequistas desde antes, entonces pues eso es lo que nos mueve: ese amor a la catequesis. Dentro de esta presencia suya, particularmente, personalmente dentro del SEDEC, ¿cómo trabajo con la comunidad, cómo observó la evolución, cómo participó? ¿Con la comunidad catequística? Sí... Pues a través de los textos sabíamos que nosotros nos implicábamos con ellos, a través de los cursos que se les daban, ya sean aquí en este espacio o, porque íbamos a las parroquias a dar clases a dar un tema, acompañándolos en las jornadas, en las prejornadas, pues… involucrándonos en la vida con ellos, en sus lugares, en sus parroquias; me tocó ir a algunos lugares, algunas parroquias fuera, aquí en la ciudad… y luego los cursos de verano, implicándonos con ellos. Y viendo las repuestas de los catequistas, eso era nuestro termómetro: los catequistas iban respondiendo y a la vez pidiéndonos más, más… que se les ofrecieran otras cosas, que se les diera más material, que se les acercaran y pues es eso, irte involucrando en su necesidad, ellos te van dando la pauta de lo que necesitan y es la respuesta lo que nos toca dar. Usted llega en una época en que pues, prácticamente, el SEDEC ya estaba casi estructurado en su totalidad... Sí, el SEDEC tiene… pues ya va a cumplir cien años. Durante... ¿cuánto tiempo duró?, me comentó... Seis años. Del 2002, parte del 2002, hasta el 2008. 100


¿Cómo fue su estadía en el SEDEC? Yo la gocé. Aquí, para mí el SEDEC ha sido una escuela de formación, una escuela de aprendizaje. Yo llegué sin conocer mucho de, pues cómo funcionaba el SEDEC, cómo se trabajaba. Me encontré con un SEDEC donde ya estaba la estructura, donde ya es de años que se viene trabajando, donde la estructura facilita que tú te desarrolles, te desenvuelvas. Aprendí a sacar muchas herramientas y cosas que yo no sabía que ni tenía. Me impulsaron, la misma exigencia de... pues del trabajo y de dar respuesta a las necesidades de los catequistas va haciendo que uno se esfuerce y saques, saques de lo que hay adentro, internamente y lo pongas al servicio. Para mí ha sido, fue y sigue siendo, pues esta escuela de aprendizaje, me enseñaron todos los que en ese momento estaban, los padres, José Inés… aporta, me hizo… a mí me enseño mucho, me dio mucha confianza… Nena también, el padre Toño, Chuya, pues todos los que en ese momento estaban. Fue, fue ir aprendiendo junto con ellos, su experiencia de ellos yo la fui, también, adquiriendo y después pues ya aporta uno, también, lo que uno mismo también pues ya desde la congregación o desde la formación que uno recibe y la experiencia de también de la Misión pues eso también te hace aportar, esa es la riqueza que uno aporta. Como misionera, bueno pues, creo que las están moviendo constantemente, ¿no? El hecho de que se haya ido del SEDEC no implica que haya dejado de participar con la catequesis, ¿no?... ¿Actualmente dónde se encuentra? Ahorita estoy en la comunidad de la tarahumara, se llama San Rafael Curi, es allá en la sierra y allí, pues trabajamos en la parroquia en la formación de los grupos y acompañando a las comunidades indígenas. Aplicando algo de lo que aprendió aquí... Claro, sí, en cada lugar donde voy estando... voy aprendiendo cosas y voy adquiriendo conocimientos y eso me prepara para la siguiente misión y pues se va ayudando, se va aportando… esa es la escuela de la vida. Muy bien hermana. Para cerrar me gustaría que comentara algunas palabras, algún evento emotivo de su presencia dentro del SEDEC... ¡Uh! Yo creo que hemos tenido muchos momentos muy emotivos. El de los más fuertes, pues lo que te decía, cómo nos tocó la renovación de los textos… cuando fuimos teniendo en nuestras manos los textos nuevos y luego cuando se los pudimos presentar a los catequistas, yo creo que eso fue una... un momento muy fuerte, porque fue el resultado del esfuerzo, del trabajo, de ese tiempo, de ese año y verlo pues ya plasmado y después en las manos de los catequistas que ellos ya lo pudieron también llevar a presentárselo y a aplicarlo con los niños, con los preadolescentes... pues yo creo esa es la satisfacción, una satisfacción muy bonita que Dios te da y fue un momento emotivo. También cuando nos constituimos ya en departamentos, como equipo, el irnos identificando y ver el espacio donde puedes, pues desarrollarte como persona: aportar lo que eres. Los cursos de verano, que son pues... para mí fueron momentos también muy bonitos, pues sí ya la relación con el catequista y todo y ya ir aplicando... cuando inauguramos la primer librería, bueno, han sido muchos… los momentos también de descanso 101


que hemos tenido como equipo y viéndonos, encontrándonos, irnos conociendo, queriendo, eso es lo que nos ha hecho fuertes o a mí por lo menos, me ha servido mucho en la vida. Muy bien hermana, ¿algo más que desee agregar? Pues nada más agradezco la oportunidad que Dios me dio de ser parte de este equipo en ese tiempo y pues todo lo que aprendí de aquí. Estoy muy agradecida con Dios y con los catequistas y con el equipo. Muchas gracias. Muchas gracias hermana que tenga un buen día.

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Enrique Morales Plascencia

Febrero 3, 2014, 9:25 horas. Corpus Christi, Guadalajara, Jalisco.

Buenos días padre, ¿qué tal? ¿cómo se encuentra el día de hoy? Buenos días, ¿qué tal? ¿Me podría decir cuál es su nombre, por favor? Soy el padre Enrique Morales Plasencia, actualmente párroco aquí en Corpus Cristi. Llegué hace poco más de un año, pero anteriormente estuve en la parroquia de San Juan Bautista en San Juan de Ocotán, cerca de 16 años de servicio pastoral. ¿Cómo fue que usted llegó a esto de la catequesis? Me invitó, primero el obispo Javier Navarro, me hizo saber que al padre Benjamín Castillo Plasencia, ahora obispo de Celaya, le iban a pedir que pasara como secretario ejecutivo de la vicaría diocesana de pastoral, y que si podía y que si quería, que al él le gustaría que yo formara parte del equipo diocesano de la catequesis. Es así que llego por invitación del obispo Javier Navarro. ¿Para qué año? Estamos hablando del año 1994, finales del 93, principios del 94. Me comentaba fuera de la entrevista que usted venía llegando de Colombia... Lo que pasa es que colaboré en el curso de verano correspondiente a ese año, 94, con alguna materia que en este momento no recuerdo de qué fue, pero sí fue en ese año, 94, y estando allí en ese curso de verano me llamaron pidiendo que llenara una solicitud porque el cardenal pedía que fuera a prepararme a estudiar a un curso a Colombia y fui efectivamente al ITEPAL, al Instituto Teológico Pastoral para América Latina. En esa ocasión fuimos acompañados o de compañeros José Inés Flores, que tengo entendido que todavía sigue en la Sección Diocesana de Catequesis y su servidor. Regresando de Colombia, regresando de ITEPAL, continué como parte del equipo del SEDEC y colaborando por varios años, unos catorce, quince años, dando clases en diferentes materias en el curso de verano de catequistas. Llega al equipo y... ¿qué es lo que llega a hacer de principio? En el equipo fui un humilde integrante o meramente integrante. Me unía o me sumaba a las actividades que se iban presentando. Recuerdo que una de ellas urgente fue la de ir elaborando ya un material propio para la catequesis, un material 103


que fuera acompañando en la educación cristiana de los que recibían por primera vez el mensaje de Jesús después de su bautismo. Me recuerdo haber colaborado en aquella ocasión en el material que posteriormente se procesaría para la formación de la confirmación… quienes estuvimos o con quienes colaboré que recuerdo, es el padre... Montaño, ¿no me recuerda ahorita el apellido? ¡Antonio! Antonio Gutiérrez Montaño, Antonio… luego Nena Ocegueda (María Elena Ocegueda Juárez), Marichuy (María de Jesús Rodríguez Meléndrez), José Inés… ¿Quién más estaba en ese equipo, que recuerde?… son los que se me vienen a la memoria en este momento. Con ellos fui haciendo equipo y colaboré en alguna redacción, en alguna búsqueda de materiales para esta catequesis. Recuerdo el libro azul de los primeros que se fueron redactando por mi parte de ese equipo. Aparte de estar dentro del equipo de materiales, ¿qué otras funciones realizó, padre? Algunas veces les llegué a acompañar cuando se necesitaba que se hablara del proceso de la catequesis, lo que hasta en ese momento la diócesis iba impulsando, avanzando, y este equipo también, esta sección, en algunos lugares, en algunas vicarias episcopales, en algunos decanatos o en alguna parroquia concreta. Fue muy breve mi estancia en el equipo de manera plena porque llegué en el 96 a San Juan de Ocotán, a la parroquia de San Juan Bautista, justamente en el mes de noviembre, y al año de estar en la parroquia me nombraron decano, entonces fui decano del decanato de Tesistán por seis años consecutivos, pero justo ya, al asumir ese cargo de decanato me impidió que estuviera de lleno en este equipo por lo que seguí colaborando en los cursos de verano y seguí impulsando una catequesis también que fuera acompañante en la vida cristiana de los muchachos, de las personas, de los niños y de las niñas hasta la edad de la adolescencia. ¿Entonces fueron dos años de su estadía en el SEDEC? Puedo decir que sí, que fueron unos dos años completos de ser parte integrante del equipo… posteriormente como lo mencioné ya, por razones de servicio diocesano, servicio pastoral también. Y estos dos años... ¿cómo funcionó su persona dentro del SEDEC aparte de los proyectos en los que colaboró? No, de entonces y ahora soy un convencido de que la formación cristiana debe ser un acompañamiento en las distintas etapas de la vida cristiana o de la vida de la persona, y siempre anduve en búsqueda de que estoy, estoy de acuerdo completamente en ese proceso que ha ido generando la diócesis a través de este equipo y que ha ido llegando y permeando en muchas parroquias ya… sigue algunas comunidades sin dar seguimiento a esto pero desde entonces buscaba. Yo tenía la convicción de que si los papás se convertían en catequistas de sus hijos la formación era mejor, era más integral. Hoy me da mucho gusto saber que parte del objetivo diocesano que se propone para este sexto plan, uno de ellos es impulsar la evangelización a través del kerigma, pero sobretodo una formación integral y permanente y eso es lo que busca la catequesis, una formación permanente integral pero también en proceso, que vaya acompañando las diferentes etapas de la vida 104


de la persona. Desde aquellos entonces he estado en esa búsqueda, estoy completamente de acuerdo con el equipo. La catequesis que me tocó vivir o encontrar cuando recién me consagraron sacerdote, era una búsqueda de acompañamiento pero no se sabía cómo; existían los catecismos de entonces y existía la inquietud de que algo mejor se necesitaba. El Espíritu Santo seguramente iluminó a los diferentes actores que en su momento estuvieron en este equipo diocesano, espejo con quienes han formado parte de este equipo el caminar diocesano en la fe. La catequesis de entonces y la catequesis de ahora pudiera situarla desde la visión del catequista, sabemos que las personas catequistas son las que llevan principalmente esta tarea, esta misión. En aquellos años del 93, 94… 96… y un poco más, el catequista no estaba convencido de que había que acompañarse de un material que tuviera una secuencia, y que le fuera ayudando en su aporte o en su enseñanza a los niños y a los adolescente de una manera continuada, no estaba convencido, no se sabía cómo, porque no todos los catequistas, tampoco, aceptaban una formación permanente y continua. Hoy sí empiezo a ver que han pasado los años como párroco, esta es mi segunda parroquia, una realidad completamente distinta a la que viví los dieciséis años antes, y sí veo hoy tanto en las dos realidades de parroquia que conozco o lo que conocí como decano, como vicario episcopal… sí veo que hay más consciencia en el catequista de la necesidad de prepararse para conocer y para ofrecer en la formación catequista un material que lleve una continuidad, una continuación. Un fruto que le veo ahora es este material que se ha ido redactando y puliendo, revisando, mejorando a través de los años, estoy hablando del año 94 cuando se iniciaba con este proyecto, hoy hay una avance enorme en cuestiones de materiales para la catequesis. En cuestión de apoyo al catequista al sacerdote, hoy muchos padres de familia aceptan, están conscientes, aunque hay una parte que sigue siendo preocupante porque el proceso de la catequesis no solamente debe ser la Arquidiócesis de Guadalajara... debiera ser también la Provincia Eclesiástica de Guadalajara y las diócesis que nos rodean y que forman parte de esta provincia, no siguen el mismo proceso tal cual. Se me ha pedido desde hace años, con el cardenal emérito, arzobispo de entonces don Juan Sandoval Iñiguez, y actualmente por el arzobispo José Francisco Robles Ortega, ahora con nombramiento oficial y escrito… acompañar en la vida espiritual de los militares y de sus familias, y allí es donde veo la dificultad de que este material que ha generado la Arquidiócesis y que ha cuidado, que se lleve en las parroquias, es difícil que se pueda aplicar en este ambiente, estamos hablando de una pastoral, también diocesana, pero también nacional, y... cómo esta catequesis, en este mismo proceso de seguimiento, pueda adaptarse... no digo que sea imposible sino que la dificulta la marca el que los militares y sus familias son movidos continuamente a nivel nacional. Apenas salen de este margen de la Provincia Eclesiástica de Guadalajara y se encuentran con otras experiencias y con otros materiales de catequesis. Y aquí en Guadalajara les proporciona este seguimiento 105


y este acompañamiento que voy viendo ya en la mayoría de los catequistas, en una buena parte de la catequesis y de los padres de familia una aceptación, por este proyecto que inició hace tantos años y que hoy es una realidad. Me contaba una experiencia propia, padre, fuera del SEDEC... Sí, lo que pasa es que hay una frase que dice, “recordar es vivir”. Estando en la parroquía anterior viví una experiencia de años, espero que esta se continua porque le hizo mucho bien a la comunidad. Eran tantos los muchachitos de necesidad de sacramentos, tanto de comunión como de confirmación y tan pocas las catequistas con las que contábamos en ese entonces... y también, y más su formación, porque hay que partir de que en esa comunidad había una base de analfabetismo en los abuelos… por lo tanto no había una promoción en los nietos o en los hijos de formarse, de prepararse. Ante la realidad de tantos niños y tantos adolescentes, tuvimos que pedir o tuve que pedir a los padres de familia que se convencieran de que ellos debían ser catequistas de sus hijos. Entonces el curso, buscando el seguimiento diocesano y lo que iba pidiendo al equipo diocesano, adaptándolo a esa realidad, no me quedó de otra más de que pedirles a los papás de que ellos también se sumaran a esta formación de sus hijos. Entonces… para que ustedes tengan una idea, imaginen, imaginen mil sacramentos solamente en diciembre… para mil de donde sacas tantas catequistas. Entonces el curso, mitad se encargaban las catequistas con grupos muy numerosos, y la otra mitad del año o del curso, citaba domingo a domingo a los padres de familia a recibir la lección. La dinámica era esta: según la lección que tocara, tanto fuera de comunión como de confirmación, yo sacerdote, les daba la catequesis a los papas. Los papas junto conmigo preparaban la lección. Ellos, en la semana les daban esa misma lección a sus hijos, y el catequista el sábado recibía al muchachito y revisaba la tarea. Entonces la dinámica era sacerdote, padres de familia, padres de familia a sus hijos, los hijos, el catequista. Para garantizar que los papás estuvieran en esa reunión se utilizaba un gafete, el niño o el adolescente iba a su catequesis al centro de catequesis… al terminar la sesión del catecismo la catequista le entregaba su gafete, su doble gafete. Los papás el domingo que les tocaba preparar la reunión o preparar la lección, al llegar en lugar de decir presente o nombrar lista, ellos entregaban su gafete y pasaban y esa era la forma de estar nombrando lista. Teníamos una muy buena participación de papás, de manera que no solamente era la lección de catequesis, sino que era una oportunidad también para llegar a las familias en la formación cristiana, para ir llegando a la comunidad en las necesidades sociales, en asuntos que iban sucediendo tanto en la comunidad como a nivel de Iglesia diocesana. Esto ayudó mucho. Es una experiencia que a mí me enriqueció bastante. Aquí en esta parroquia me encuentro con otra realidad, y sin embargo la catequesis en su forma, en su material, también se adapta, también responde a las necesidades de aquí. Hace un momento comentaba de la catequesis en casos especiales, la catequesis a familiares, a hijos de militares, esa también es una realidad que se vive en nuestra diócesis y que se conoce muy poco, cómo se le puede hacer y qué se le puede hacer... pero gracias al trabajo de este equipo diocesano que ha 106


tenido a través de esto años, favorece mucho para que tengamos el material adecuado... y para que vayamos buscando tener también catequistas capacitados para que Jesús sea conocido en los diferentes niveles o situaciones. Muchas gracias padre.

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Javier González Ramírez

Febrero 6, 2014, 17:44 horas. San Cristóbal, Guadalajara, Jalisco.

Muy buenas tardes padre, ¿cómo se encuentra usted? Buenas tardes. Bien, gracias a Dios. ¿Me podría indicar cuál es su nombre completo por favor? Javier González Ramírez. Padre, actualmente, ¿a qué se dedica, cuál es su función? Soy párroco en esta comunidad de San Cristóbal Mártir. Doy clases de teología pastoral en el Seminario Mayor y también soy profesor del Instituto Superior de Catequética. Muy bien. Padre, por ahí supe que usted formó, en algún momento, parte del SEDEC... me podría comentar cómo es que llega a la catequesis... Yo llegué a la Sección Diocesana de Evangelización y Catequesis en mil novecientos ochenta y ocho, invitado por el coordinador diocesano de aquel tiempo, Benjamín Castillo. Estuve 16 años trabajando en el SEDEC en tres etapas: la primera etapa fue de 1988 a 1996, después estuve de 1999 al 2000, y después del 2006 hasta la fecha, 2014. Muy bien, ¿cuál ha sido en esas tres etapas, cuál ha sido su... digámoslo así, su participación con la catequesis? Dentro del SEDEC en la primera etapa de 1988, empecé como miembro como integrante del equipo diocesano trabajando en varios campos, sobre todo en formación de catequistas. En 1993 asumí la responsabilidad diocesana como coordinador diocesano, entonces ya me tocaba coordinar el amplio trabajo de la Comisión Diocesana de Catequesis. En el segundo periodo, 1999, regresé nuevamente como coordinador diocesano y estuve solamente un año. En el 2006, en mi tercera etapa, estuve trabajando en el departamento de formación de catequistas. Actualmente estoy colaborando en el Instituto Superior de Catequética. Muy bien. Padre, ¿en estas diferentes etapas cuáles han sido sus actividades, en qué proyectos ha participado, digámoslo, qué es lo que lo ha llevado estar en ello? Sí, el trabajo más constante que he realizado en el SEDEC ha sido la formación de los catequistas y la elaboración de los materiales, precisamente para formar a los catequistas. Es a lo que más le he dedicado yo tiempo y horas de trabajo. 109


¿Con quién ha participado en estos proyectos? Bueno, sobre todo en la tercera etapa, en la cual se elaboraron alrededor de veinte materiales de formación para los catequistas, estuve trabajando con la hermana Carmen, la hermana “Magola”, José Inés, Abraham. Realizamos un trabajo, yo creo que lo he comentado en varias ocasiones, un trabajo que lo que yo sé, por lo que yo sé, no se ha realizado en ninguna otra diócesis de México y tampoco en ningún país y me atrevo a decir que en ningún país de América Latina, porque yo trabajé como director del departamento de catequesis en el CELA y atendí a 32 países y mi trabajo era relacionarme con los encargados nacionales de catequesis. Ese trabajo elaborado de materiales para la formación de catequistas ha sido un trabajo “titánico” realizado a lo largo de varios años, pero es un trabajo único, creo yo, en las comisiones diocesanas de catequesis de México y lo amplío, también de América Latina. Nos podría contar acerca de su primera etapa... ¿cómo era entonces en aquel momento el equipo, cómo participaba en los cursos, alguna anécdota, historias? Sí en la primera etapa, que estaba coordinada por el padre Benjamín Castillo, ya había un equipo eclesial integrado por sacerdotes, religiosas y laicos. El grupo era pequeño, no teníamos en realidad muchísimas actividades como las que se tienen ahora. Yo valoro el que el padre Benjamín Castillo haya formado este equipo eclesial, y también, el que haya promovido la formación de catequistas, la elaboración de los textos de proceso para la catequesis infantil, que a mí me tocó continuar después. Ese es uno de los aspectos que yo noté, en la primer etapa, un buen equipo eclesial trabajando en la catequesis, todavía muy centrados en la zona metropolitana… alguna limitación que quisiera señalar, era de que se llegaba muy poco, en aquel tiempo, a las zonas urbanas, a las zonas foráneas. Después, usted tendría la coordinación del SEDEC en el lapso del 93 al 96... ¿durante ésta etapa cuáles fueron los problemas que tuvo que enfrentar como coordinador? El problema principal era el cambiar una catequesis que se estaba centrando solamente en lo sacramental; había catequesis solamente para preparar a los niños a la Primera Comunión con cursos intensivos. Y el problema era que los sacerdotes, los evangelizadores, los catequistas comprendieran que habíamos que dar un cambio: no una preparación intensiva, sino el plantear la catequesis como un proceso integral que abarcara toda la etapa de la infancia. Entonces la preparación a la comunión que no fuera solamente de tres meses, aunque fuera de una manera intensiva, sino que se trataba de educar en todos los años de la infancia, desde los seis hasta los doce años… ese fue uno de los problemas con lo que nos topamos.... Quiero platicar una anécdota: Se organizó una “expo” de materiales, por parte de la vicaría de pastoral. Nosotros orgullosos teníamos estos materiales que eran los que se habían preparado, son tres textos para una catequesis en proceso en los niños: el texto del catequista, el texto del niño, había por allí unos videos y creo que también algunos casettes. Fueron representantes, en aquel tiempo se les lla110


maba “zonas pastorales” y cuando llegaban a nuestro salón la expo de catequesis, un sacerdote, después de ver todos estos materiales dice, “¡no! esto no sirve para nada... no hay nada como volver a Ripalda... basta un catequismo de preguntas y respuestas, el niño que sabe las respuestas es el niño que está preparado...”, o sea, un trabajo de varios años como con una mentalidad anticuada, expresa que no ha asumido el cambio que se estaba pidiendo: pasar de cursos intensivos a un proceso de educación en la fe para los niños... y pasar de una catequesis de preguntas y respuestas a una catequesis más integral, porque lo más importante de la catequesis no es tanto el saber de religión, sino el tener una educación completa en la vida cristiana, una iniciación en todas las dimensiones de la vida de fe. Y esa fue una anécdota que la tengo muy en mi memoria. Tengo entendido padre que para esta época, a principios de los 90, el SEDEC estaba en un cambio muy drástico... me podría contar acerca de este cambio... El cambio era relacionado con, “¿cuáles son las tareas específicas del SEDEC?”. Poco a poco fuimos comprendiendo que el SEDEC tenía unas tareas básicas... una de ellas era la formación de catequistas, otra era la elaboración de materiales, otra era de animación de los equipos parroquiales de catequesis, los equipos decanales de catequesis y lo que ahora se llaman “equipos vicariales de catequesis”. Al ir descubriendo cuáles eran las actividades fundamentales del SEDEC se fue pensando en una estructuración conforme a esas actividades, así poco a poco fueron naciendo los departamentos: el departamento de animación, el departamento de formación de catequistas, el departamento de elaboración de materiales. Con el correr de los años fueron surgiendo algunas acentuaciones de la catequesis, como la catequesis de adultos, la catequesis con personas discapacitadas. Aquí no hablamos ya de tareas fundamentales del SEDEC, pero sí hablamos ya de prioridades que una diócesis debe tener y que debe dar respuesta adecuada y eso lo hicimos también a través de departamentos. Después se insistió mucho en el kerigma... y el kerigma se tuvo en un principio solamente como un programa... por cierto yo fui el que sugerí que el kerigma fuera también un departamento… actualmente así lo es. Entonces el proceso que se siguió a lo largo de varios años, fue el encontrar una estructura adecuada para responder a los trabajos del SEDEC y para dar una respuesta catequética a las prioridades y eso fue a través de los departamentos. Muy bien. Después, estos departamentos, ¿cómo ha observado su evolución a lo largo, digamos ahorita ya son casi veinte años de cuando se estaban iniciando… más de veinte años? Sí. En un principio había poco personal trabajando en el SEDEC y la mayoría trabajaba solamente a medio tiempo; con el correr de los años, actualmente en la época de Antonio Godina, en los departamentos creo yo que hay un grupo más o menos suficiente para cada uno de los departamentos. En un principio prácticamente todos los del equipo diocesano de alguna manera trabajábamos en todo, aunque estuviéramos en un departamento. Hoy me parece que el trabajo es más coordinado y más organizado, quizás faltaría todavía un trabajo más de conjunto, una comunicación más fluida entre los departamentos, pero yo creo que sí ha 111


avanzado en una mejor atención a los departamentos en cuanto al número de personas que lo integran. Una limitación que me atrevo a señalar, en los 16 años que he trabajado en el SEDEC, es que todavía hace falta que los integrantes de los departamentos, algunos de ellos sean personas más cualificadas y algo que yo observo que no se tiene mucho, es la capacitación de todos los integrantes de los distintos departamentos del SEDEC, yo veo allí que hay una asignatura pendiente; hay muchas actividades, estamos muy ocupados y como que no tienen espacios para actualización y para la formación, también, de ellos. Sin embargo, el trabajo de estos departamentos, digámoslo, ha fortalecido lo que es la parte de catequesis dentro de la arquidiócesis, ¿no es así? Sí. Yo valoro muchísimo el trabajo que realiza el SEDEC en la Arquidiócesis de Guadalajara, me atrevo a decir que es de las comisiones diocesanas más eficaces, es la comisión diocesana que elabora más materiales, es la comisión diocesana que tiene más actividades anuales y es una de las comisiones diocesanas que, el resultado de sus trabajos, llega a las bases: llega a las parroquias, llega a los catequistas. Padre, me comentaba algo respecto a su llegada a la catequesis, había dicho que para el 88 ya estaba dentro del SEDEC, ¿cuál era la experiencia de usted antes de tener este primer contacto? Sí. En mi última etapa del Seminario yo me fui como enfocando en dos tareas Pastorales, la principal era la evangelización de los jóvenes, la segunda era la formación de catequistas. No tenía contacto con el SEDEC, no estaba yo informado si había materiales, yo, más bien, buscaba por mi cuenta. Recién ordenado sacerdote me envían a Roma a estudiar pastoral, yo pregunto que, “¿qué campo de la pastoral desean que me especialice?”, me dijeron que yo escogiera y escogí pastoral juvenil. Sin embargo en la Universidad de Roma donde estudié, la pastoral juvenil iba unida a la catequética, entonces estudié pastoral juvenil y catequética. Del 85 al 88 estuve en Roma especializándome en pastoral juvenil y en catequética con la ilusión de que al regresar a la diócesis me integrara más a esos trabajo específicos para los que había estudiado y efectivamente así sucedió: a los tres, cuatro meses que regresé de Roma se me invitó a formar parte del equipo diocesano de catequesis. Entonces, antes del 88, no tuve ninguna relación directa con el SEDEC y yo desconocía lo que era y lo que hacía. Actualmente esa catequesis, ¿cree que haya tenido avances a nivel social? ¿En lo social? Yo creo que no, yo creo que no. En varias ocasiones he externado la opinión de que en toda la pastoral no se enfatiza el aspecto social y lo puedo demostrar en los textos que ha elaborado la misma comisión de catequesis que, la formación social desde la fe… o no existe o está por encimita. Nos hace falta entender a todos los católicos, que la fe cristiana tiene una dimensión social, es decir, nuestra fe tiene que ver con los problemas del hambre, de la vivienda, del trabajo, de la dignidad humana, de los derechos humanos, del respeto al medio ambiente y todo eso por la misma fe. El Papa Francisco en su nuevo documento Evangelii Gaudium nos dice que la promoción humana es parte integrante de la evangelización y que la lucha por la justicia es parte de la evangelización; eso no 112


se ha reflejado en la catequesis, eso no se refleja en los textos de catequesis… yo creo que tenemos una asignatura pendiente. Quisiera añadir algo más: podemos comprobar, en la mayoría de las parroquias, que los ministerios relacionados con la pastoral social son los más descuidados; en una parroquia podemos tener a doscientos evangelizadores en pastoral profética, a treinta en pastoral litúrgica y solamente cuatro en pastoral social: los que atienden Caritas. Y eso es señal de que ahí tenemos una asignatura pendiente: enfatizar la dimensión social de la Evangelización. Muy bien padre. ¿algo que desee agregar a esta entrevista? Sí. Yo amo la catequesis, para mí el catequizar, el educar en la fe a la gente lo siento como un privilegio y también como un motivo de alegría... el formar catequistas, el formar evangelizadores es algo que he realizado a lo largo de mi ministerio sacerdotal y yo me siento muy contento realizando este trabajo. He estado contento todos estos años que he trabajado en el SEDEC, porque he estado trabajando en un campo que a mí me apasiona mucho: ayudar a las personas a que crezcan en la fe, maduren en la fe; ayudar a las personas a que se encuentren con Cristo y transformen sus vidas y todo eso desde la catequesis. Muchas gracias padre. Con mucho gusto.

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Carlos Álzaga Díaz

Febrero 7, 2014, 13:30 horas. Casa particular, Guadalajara, Jalisco.

Buenas tardes padre, ¿cómo se encuentra? Bien, Bendito sea Dios, para muchos años, bastante bien. Perfecto. Platicando así a largas tiras, me comentaba hace unos momentos que usted había llegado en el tiempo del padre… José Navarro. José Navarro... Él fue el que me invitó. ¿En qué año? Aproximadamente en el 71. En el 71. Usted, antes de haber llegado a lo que era, en ese momento era el Oficio Catequístico… Bueno, sí, tengo entendido que sí. Muchas cosas de memoria, no te voy a asegurar, pero tengo entendido que sí. Y era prácticamente una persona y algo más... ¿Antes de esto, usted en qué parte se encontraba? Yo, cuando me invitaron, estaba de párroco en la parroquia de Las Juntas. ¿De Las Juntas? Mi interés en la catequesis era simplemente (...) catequesis a los niños; tener algunos catequistas y no iba más allá, era parte de una, no era ante la mirada de nosotros, no era más que una pequeña actividad. No tenía la trascendencia ni la mirada que tenemos ahora en la catequesis. Las catequistas y aprender algo de memoria, preparar a la Primera Comunión y eso era pues. Estamos hablando de los años 70. No nacían ni tus papás, yo creo. ¿Y cuando llega José Navarro, a usted lo invita? Me invita y yo dije, “pues, qué tendrá de especial esto... pero en fin, vamos a ver...”. A poco empiezan ya los cursos en Colombia, en ICLA, y me invita a que lo acompañe, le digo, “pero si yo estoy en blanco, yo qué voy a hacer allá...”, “pues empezar, vamos, te va a interesar...”, e hicimos el primer curso, ya, sobre catequesis, ciertos aspectos de la catequesis, me acuerdo que fue un curso para adolescentes pero trataban algo más amplio, en Manizales, Colombia. Así empecé yo a trabajar en el Secretariado. Ya cuando volvimos de ahí, ya me pidió que si asistía regularmente a las sesiones… poco a poco me fui adentrando en esto. 115


Para aquellos años, tengo entendido que… bueno en sí, el Oficio Catequístico no tenía un lugar preciso, tan sólo un espacio dentro de Catedral... donde se reunían paulatinamente. No, en ese tiempo ya nos reuníamos en donde podíamos, pero más bien ya teníamos un espacio en lo que ahora es el Instituto de Pastoral o algo así. Ya teníamos un pequeño espacio allí; pero a veces teníamos que andar de aquí a allá, todavía, pero ya en Catedral el Oficio… Navarro todavía trabajó en, así, en esa forma, pero cuando ya me invitó a mí ya teníamos un espacio ahí. ¿Ahí en Román Morales? Pos yo creo, no recuerdo si era por ahí o era por Zapata, ya no recuerdo, pero ya teníamos un lugarcito por ahí. ¿Y cada cuándo se reunían ahí? Empezábamos a reunirnos, aproximadamente, una vez por semana. ¿Qué días, no sabe? Bueno, pues no, no recuerdo. Yo creo que quizá hubiera un día fijo, pero sobre todo, dependía de que hubiera un asunto especial y entonces se podían mover los días y demás, ¿no?. ¿Y en esas reuniones, qué se veía? Veíamos, sobre todo, los textos que había, cómo llegar a determinados lugar, a llevar explicación y uso de esos textos, la manera más conveniente, algunas ideas sobre formación de catequistas... eran cosas así. Pero ya empezábamos a hacer visitas a los decanatos y que empezaban a nacer ¿verdad?, a formarse. ¿Y para ello, cuántos eran los que formaban el equipo? Que yo recuerde eran, una religiosa, que por cierto fue luego a trabajar a mi parroquia y que prácticamente fue la que me hizo interesarme muchísimo por ahondar en esto. ¿Recuerda su nombre? Sí, era Blanca Tenorio. ¿Blanca Luz Tenorio? [Asiente] Ella fue a trabajar conmigo, de la congregación de las Catequistas Guadalupanas del Espíritu Santo; y un tiempo estuvieron trabajando en mi parroquia. Ellas tenían ya mucho más, una visión mucho más amplia que yo, de lo que era la catequesis. Y empezaron a trabajar, muy bonito y empezamos a ver lo que significaba la catequesis en la comunidad. Me fueron abriendo los ojos. Entonces participaba también con ellas en el Secretariado e iba aprendiendo: aprendiendo con ellas. ¿Además de ella, quién más formaba parte del equipo? Entonces formaban parte del equipo, también, catequistas de Jesús Crucificado. Recuerdo a la hermana Juanita Rizo y ahorita se me escapa algún otro nombre, pero me acuerdo de ellas. ¿Un aproximado de personas que eran? Yo creo que éramos como unos cuatro o cinco. Había una especia de secretaria, 116


me parece que Blanca la hacía de secretaria... un poquito de llevar lo que pasó la sesión anterior y así. Las minutas y todo eso… [Asienta] Y nada más. ¿Y esas cuatro, cinco personas eran las que se encargaban de todo? De todo. Y entonces nació la inquietud por tener un auténtico equipo: un amplio equipo. ¿Quién tuvo esta inquietud? El padre Navarro. Según yo, con él empezó esa, ese tener un equipo amplio y eclesial. Entonces ya se invitaron laicos, religiosos, religiosas y sacerdotes. Y estamos hablando de que esa inquietud… se invita a las personas… pero... ¿en qué momento, recuerda usted, en qué reunión da la idea el padre José Navarro? No, la verdad no recuerdo aquí. Te anoto simplemente de que con él, así en esa línea, de tener un equipo verdadero, amplio y eclesial. No nos quedaban muy bien las funciones todavía que íbamos hacer como, pero poco a poco se fueron haciendo los subgrupos y encargándose cada quién de un determinado aspecto de la catequesis en la diócesis. Yo ya, para entonces, ya llevaba algunos años y recuerdo que me encargaron de la catequesis de los sacramentos... no de todos, porque había unos que quedaban en el ámbito de la familia, como lo que era la preparación al matrimonio y esas cosas... y otros quedaban, más bien, en el ámbito de la pastoral litúrgica, que miraban más hacia la pastoral litúrgica. Todos los demás, sí pues, la parte preparatoria en catequética si nos tocaba ahí en el SEDEC. Muy bien padre, ¿cuántos años duró en este equipo usted? Llega en el 71 con José Navarro... ¿En el SEDEC? Yo empecé a dejar el SEDEC, yo creo... no sé exactamente... no lo recuerdo exactamente pero yo estaba todavía en San Judas, que llegué yo ahí en el 97, perdón, en el 93... todavía estuve trabajando mucho en el SEDEC en el aspecto adolescentes con la hermana Carmen de Lourdes Chacón, que hicimos una experiencia muy interesante, pero esa no la pongo porque fue parroquial y nomás que se extendió a nivel nacional y más... y todavía estaba allí, yo creo que la empecé a dejar cuando ya me fui a San Martín... yo creo que duré ahí hasta el... no me hagas mucho caso la memoria ya me falla mucho... pero yo creo que dentro del equipo del SEDEC, por ahí cerca de los años 90, por ahí. ¿Entonces le tocó trabajar con José Luis Chávez Botello…? Mucho. Trabajamos... mi trabajo más fuerte fue con ese equipo: Luis Chávez Botello… Jesús Jiménez… Jesús Jiménez ya había dejado, ya no estaba. ¿Pero colaboró con él? Sí, también con su tiempo de él. Y ya con él, con un equipo amplio que había quedado desde Navarro... con Chávez Botello estábamos Sotero y Chávez Botello, que eran dos de los que habían estudiado catequesis. Entonces, a mí, francamen117


te esto no sé si estará bien que quede grabado pero cuando había reuniones de pastoral los liturgistas siempre llevaban como, como un nivel determinado y los catequistas no, pues éramos gentes sencillas. Entonces yo empecé a pensar que necesitábamos también, tener una presencia con base universitaria o algo así... y me fui a estudiar a la Universidad de Salamanca y precisamente estudiar el aspecto de la teología catequética, dirigida sobre todo al mundo sacramental. Cuando volví me animé a escribir, escribir cosas. ¿Materiales? Escribir ideas y algo que hiciera presencia de un auténtico catequeta: alguien que sabe la teología que se refiere a toda la pastoral profética. ¿Para qué años se va a estudiar a la Universidad de Salamanca? Yo me fui en el año 78. ¿Ya estaba, entonces, trabajando con Chávez Botello? Sí, Chávez Botello y Sotero. Ellos ya habían estudiado catequesis. ¿Ya habían llegado? Sí, ya tenían tiempo aquí. Ellos ya habían estudiado catequesis pero eran muy poquitos, eran muy poquitos, eran ellos dos... todos los demás no habíamos estudiado más que en cursos breves aquí en Manizales... pero ya un estudio más organizado y amplio, nomás ellos dos lo tenían. Entonces fue que yo decidí irme después. Del SEDEC empezamos a proponer sacerdotes que fueran a estudiar ampliamente; después estudió Plascencia, el señor Plascencia, el obispo de, no sé si en Celaya está… por ahí. ¿Benjamín Castillo? Benjamín Castillo Plascencia. ¿También trabajó usted con él? No, ellos eran alumnos del Instituto de Pastoral, él y Hermilio, ellos dos los propusimos y también a una religiosa. En ese tiempo estaba muy de fuerza las pequeñas comunidades y recuerdo que yo propuse, proponía, decía, “están fuertes las pequeñas comunidades pero tenemos un cuerpo catequético de las pequeñas comunidades, ¿por qué no se van a distintos rumbos?”, y proponíamos así: uno que se fuera a España, otro que se fuera a... no sé, a Bélgica y otro a Brasil, una religiosa a Brasil. Pero al fin de cuentas pues los obispos, según, lo decidieron así: se fueron dos a España y a la religiosa no la dejaron ir a Brasil, pensaron que era, pues seguro riesgoso o no sé y se quedó estudiando en Colombia. Pero la idea era esa. Pues según se van proponiendo las cosas, en ese tiempo, las pequeñas comunidades tenían una fuerza bárbara: Martín del Campo, Arturo Martín del Campo era muy conocedor y muy organizado, muy sistemático, muy entusiasta de estas cosas y era el que le estaba dando mucha fuerza aquí, a las pequeñas comunidades... y nosotros desde la catequesis pensamos que era importante, pero en fin, a fin de cuentas pasó así, pero ya había más y más sacerdotes que estaban estudiando, como mucho más en forma, mucho más amplia y profunda, la teología catequética.

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¿Entonces le tocó todo este proceso que comienza con Navarro: las estructuras… lo empieza a pulir? Sí, empiezan a entrar cosas que aquí yo pongo, puse, que me parecieron que le dieron un impulso, pues más amplio a la catequesis. Entonces a usted le toca ver al padre Benjamín Castillo irse a estudiar... le toca ver al padre Hermilio Cárdenas irse a estudiar... Sí, nosotros los propusimos, sí. ¿Usted sigue en el SEDEC? Yo estoy todavía en el SEDEC. ¿Entonces llega un momento en que Castillo se convierte en coordinador? Sí, yo entonces ya no estaba. Era para el 88, creo, es cuando sale... Pero cuando ya estaba él coordinando, yo ya había salido. Yo calculé que era por alrededor del 90 ya no… les dije, “ya vinieron sacerdotes nuevos y demás”, ellos que lleven las cosas.. ¿Y entonces estuvo estos años que estuvo, que son aproximadamente casi 20 años? Más o menos 18, sí. Los cursos de verano, las jornadas… Todo eso lo empezaron a crecer, aquí pongo que venían hasta de afuera de México, del extranjero. ¿Y ya para sus últimos años cómo era Carlos Alzaga ante la catequesis? Pues yo pienso que era ya un... pues con modestia aparte, un conocedor a fondo de estas cosas, de por dónde iban, estaba ya atento a lo que había en el mundo sobre la catequesis... ya me atrevía, como te digo, a escribir cosas... me invitaban, incluso, a los cursos de liturgia, me invitaban también a participar en ellos, a lo que ellos llaman el “somelit”, fui algunas veces invitado con ellos. Ya era un... pues cómo te pudiera decir... más que otra cosa, un catequista, un catequista que ya sabía el lugar que tenía la evangelización en este momento de la educación de la fe. Ya había llegado yo a la convicción de que la familia era la base... ya lo que escribía y lo que hacía era intentando lograr que la familia se comprometiera y entrara. Yo tenía una frase así muy… que repetía mucho en los decanatos, yo les decía, “es que una hora de catequesis...” estoy hablando de la catequesis infantil... “una hora de catequesis el sábado contra cientos de hora de ‘anticatequesis’ en la familia, destruye todo, no se consigue nada...”. Hubo personas que me influyeron mucho en ese campo como Gloria Borobio. ¿Gloria qué... perdón? Gloria Borobio... en cuanto a la relación de familia-catequesis, Gloria Borobio. Ya después... pues yo a sí me veo: ya como un catequista ya conocedor que trato de ser un impulsor de esto, sobre todo con el mundo de los decanatos, sacerdotes y demás. Pero, pues sintiendo tristeza de que la catequesis no ha acabado de despegar con la importancia que debería tener. Incluso los obispos sabían que eran el primer catequista de la diócesis y “blah, blah, blah”… pero un impulso así, como 119


que les faltaba ver la importancia de esto. Con los documentos de los Papas, sobre todo la Evangelii nuntiandi, empezaron los obispos también a... como darse cuenta, decían lo importante que era pero les faltaba dar todo el apoyo. En cambio en la liturgía sí le daban todos, la fuerza... la pastoral litúrgica. La que sufría más era la pobre pastoral social, es la que andaba por la calle de la amargura, casi Martín del Campo era como la voz del que clava en el desierto, pero nunca se rendía. Así, así me veo yo como un catequista que ya conocía más a fondo esto. Me imagino. Y después de estos 18, 20 años... y de haber tenido una labor constante como catequista... ¿cómo observó usted la evolución de la catequesis? Que hicimos por formar un Instituto Superior de Catequesis y veo que ahora ya lo hicieron en toda forma, y me da mucho gusto. Entonces decidieron, porque yo no estaba muy acuerdo, que fuera un instituto de pastoral, en forma más amplia, no sólo un instituto de catequesis. Pero fue un tiempo tan pleno, que no te exagero, yo llegué a tener así en el salón... en el salón, más de cien sacerdotes participando en el instituto y era muy entusiasta… allí fue donde conocimos a qué iban todos estos padres... que algunos de ellos se fueron luego a estudiar. Bueno, pero fueron años muy bonitos, muy intensos, ese periodo. Se formaron, te decía también, se formaron los primeros planes orgánicos, uno y otro... y entonces participábamos mucho como, el SEDEC como parte del Instituto de Pastoral de… y fueron tiempos muy bonitos. Ahora ya después de que ya no iba al Secretariado, todavía, me ha tocado estar trabajando en la catequesis, en los decanatos, cuando me tocó ser vicario episcopal también le dimos mucha fuerza al aspecto catequístico y he seguido muy, muy metido en esto. He hecho reuniones y demás movimientos en la… pero ya en los decanatos, ya no en el Secretariado. Di mucho apoyo al centro formativo de Cafarnaum que me tocaba en el decanato, que... también lo quitas para que no se vayan disgustar, pero para mí es el más completo que hay en una diócesis, Cafarnaum. ¿Cavarrna...? Cafarnaúm. Está allí en, tiene su instalación en la Santa Cruz. Es más que la escuela decanal, porque va de todos lados, pero tiene una organización muy buena. Allí estuve, pues todos estos años, hasta ahora al final les dije, “oiga, ya estuvo bien...”, pero duré como 12 años allí. Y tenía organizado a los catequistas en el decanato y era de que sí funcionaba: los catequistas siempre han sido así, sencillos y participativos y demás, a las otras secciones les da trabajo formar sus grupos pero a los catequistas no. Iban las delegadas de cada parroquia cada mes y veíamos según los tiempos que venían, lo que hacían, los adelantos que había, los… lo que se necesitaba para que fueran muy bien catequizados en esos momentos... y los catequistas han sido siempre así: muy participativos, sencillos y entregados. Muy bien. Por aquí leo, padre, que en algún momento hicieron un material de audio... Sí, ese que te platico para, para… conseguimos una muchacha que tenía una voz más agradable, grabamos llantos de niños, conseguimos un aparatito, una graba120


dora que fuera más o menos y era lo que podíamos hacer: grabar en la grabadora los llantos, las voces, la instrucción propiamente catequética, como si fuera una mamá la que hablaba... luego los sacerdotes intervenían un poquito en determinadas formas de doctrina. Y llevábamos así a la grabadora y un proyector de filminas para dar la catequesis, pero veíamos ya la fuerza que tenía el ver y el oír, en las personas. La catequesis ya ni, en todo el rato, ni respirabas, se les hacía algo interesante... pero ya vinieron ya todos estos adelantos, ya sabe Dios dónde quedaría eso. Era… las personas que interveníamos allí en ese, para hacer ese… aparte del que “pumbatía” y ponía los instrumentos, era una muchacha que se llamaba... que se llama Guillermina Nambo, Blanca Luz Tenorio y yo. ¿Guillermina qué...? Nambo. ¿Nambo? Nambo. ¿También de la…? No, era una muchacha que era... estaba en la parroquia en que yo estuve y que tenía una voz que se me hacía muy agradable. Y la invité y fue e hizo lo que leyó y leía lo que tenía que decir. ¿Fue un producto dinámico, entonces, para aquellos tiempos? Sí. Pues, fue una cosa muy rudimentaria, digo, pero muy bonita. Me imagino... Y así ya. Empezamos a… la gente ya pasaba filminas y el padre daba… iba diciendo, pero entonces ya con música y voces. ¿Ya estaba dentro del SEDEC con este proyecto? Sí, sí, sí. Y era, me tocaba a mí y a las que… sacramentos y andábamos buscando cómo dar mejor las catequesis. ¿Y todos, o sea este tipo de proyectos, en dónde los presentaron, padre? Simplemente los pasamos a donde se necesitaba, a donde llamaban, donde querían. Íbamos y decíamos, “se puede hacer esto, se puede hacer aquello...”, pero no teníamos modo de producir así, en grandes… pero el que lo veía y le interesaba y entonces él hacía lo suyo, si le gustaba. ¿O sea que fue muy diversa su participación dentro del SEDEC? Sí, casi de todo. ¿Y actualmente cómo ve la catequesis? Perdón... ¿cree que su trabajo, su esfuerzo, estos 18, 20 años, sirvieron para construir lo que hoy día conocemos como el SEDEC? Bueno junto con el equipo, con los equipos, ya todos, todos poníamos algo, no era… pero todos algo dejamos, algo dejamos ahí. Hubo un tiempecito en la catequesis que yo pensé que estaba medio triste aquello... yo no sé si a ti sí o no te sirva... hubo unos dos momentos como que no, como que aquello se estampó un poco; pero ahora, yo lo digo con toda sinceridad, ahora están haciendo un trabajo buenísimo, desde mi punto de vista: están muy organizados, han logrado grandes cosas, desde ediciones de cosas que… en grandes… Por allí una vez nos 121


reunimos los sacerdotes, yo fui como delegado del decanato… los del decanato nos reunimos… y por ahí oí que alguien dijo, “pero entonces que todo esto parece negocio...”, y yo les dije, “pues hay que darle gracias a Dios de que van logrando tener los medios para impulsar todo lo que se pueda...”, y con mucha visión, mucha organización, yo creo que ahorita están haciendo un buen trabajo; yo se lo he dicho abiertamente a esta muchacha, Ocegueda… ¿Cómo se apellida? ¿A Nena Ocegueda? Ocegueda, que ya tiene tiempo allí en el SEDEC. Ella llegó cuando usted iba saliendo... Sí, ya es de otra… de otra… pero la conocí yo porque algunas veces que fui a reuniones y vi… muy capaz, muy capaz; tiene una capacidad de síntesis y luego ve los detalles que importan y me parece, no sé qué otros más habrá, pero me parece un elemento muy interesante allí. A ella le he dicho, “ahorita están haciendo un buen trabajo, según yo, con mucha capacidad y mucha visión”. Y luego ya han logrado tener, pues dónde, dónde… las librerías que empezó allá con, que empezaron allá con nosotros, era pues una cosa nada más allí en el arzobispado, ya aportaba bastante, pero ahora ya tienen... pues cómo dirías, sucursales y demás... ¿Ya es un beneficio? Sí, cómo no. Y luego ya, pues parece que sí va… no sé cómo irá lo del Instituto Superior de Catequesis. Yo no he podido ir las últimas veces a una cosa que hubo en la UNIVA y demás, sí he querido ir pero no me fue posible pues, como para ver, nomás para ver. Pues me ha dado mucho material, Ppdre. Me gustaría que nos comentara algo, algo para cerrar esta charla, acerca de su experiencia, su visión, su conocimiento, acerca de lo que es, ha sido este proyecto... Sí, yo creo que... lo que sí quisiera comentar es que no aflojaran para nada en el trabajo con los sacerdotes, el trabajo con los sacerdotes. Esas reuniones que tienen periódicas, que no aflojaran, que le dieran mucha fuerza, que le dieran mucha importancia. Las veces que me tocó participar siempre vi dos, tres sacerdotes que prometen... y prometen mucho como un apoyo muy serio a este proyecto... y el otro aspecto es el de las escuelas catequísticas de los decanatos: que sí las visitaran con más frecuencia, les dieran un poquito de libertad sin tanta.. que se siguiera exactamente el modelo que se lleva en la diócesis... sino más amplitud; y que hay un grupo, que para mí es lo más adelantado que puede haber en la catequesis, que ojalá recibiera el Secretariado con mucho más cercanía y más apoyo que es FEF, Familia Educadora en la Fe. Esos tres puntitos: trabajo con los sacerdotes; las escuelas, mucha cercanía con las escuelas catequísticas o catequéticas, como las pronuncien, como les guste, pero que al mismo tiempo tengan libertad de crear, de creatividad... a veces en esas escuelas hay gente que tiene mucha iniciativa; y por último el FEF, bueno como que se lo apropiara el Secretariado para que le diera un impulso grande… yo, para mí el futuro en la catequesis es ése: la familia educando en la fe. Hace poquito me invitaron a Tampico, donde todavía están siguiendo… me di122


cen que por qué no edito más Comunidades cristianas y digo, “pues porque ya está muy superado ahora con FEF...”, aquello fue a propósito de las primeras comuniones hacer comunidad, pero ahora ya es niños, adolescentes y jóvenes en la familia, educándose por la familia y sobre todo los papás catequizándose. Me invitaron a Tampico porque allí están siguiendo todavía esta, Comunidad y eucaristía, y tiene una religiosa, ahí tiene un grupo de más, casi de cien parejas y hace verdadera comunidad, es algo que forma, verdaderamente, comunidad. Claro, me dijeron que si les daba, que si autorizaba, que qué se necesitaba, para… porque se están haciendo muchos añadidos, ya con todas estas cosas virtuales... y les dije hagan lo que quiera, ni permiso ni nada necesitan, “hagan lo que quieran, pero que ayude...”. Pero es curioso, todavía funciona. Tiene el problema, lo que tiene FEF, lo que tienen estos instrumentos, que los padres de familia son sumamente difíciles de comprometerse: si catequizan un hijo, se podrán… al puro abrir la boca ya están comprometiéndolo… y le huyen mucho, pero si lo logran, pues es por ahí, por ahí. Pues estos tres puntitos, no sé si quedan claros, no los puse allí (por escrito) porque no me los había planteado yo qué vería como más importante... Pues agradezco mucho su tiempo, padre y estamos siguiendo el proyecto. Gracias.

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Filiberto Arias Franco

Febrero 11, 2014, 10:29 horas. Medalla Milagrosa, Guadalajara, Jalisco.

... Filiberto Arias Franco. De pequeño siempre me gustó la catequesis, se me grabó mucho las catequesis de las madres catequistas. Yo soy de la ciudad llamada Guzmán, Ciudad Guzmán o Zapotlán el Grande. Allí estuve hasta los ocho años después nos venimos a Guadalajara, la familia, a buscar el porvenir de la familia, a estudiar y yo desde los 12 años empecé en la catequesis como catequista. A los 12 años una religiosa me puso a dar catecismo, incluso fui catequista de un compañero mío que es sacerdote ahora y pues me gustó mucho el compartir la palabra de Dios, en esa edad pues no sé cómo daría la catequesis, pero, ahí yo era catequista pues. Empecé pues a corta edad la catequesis, después El Señor me llama, pues, a través de la vocación sacerdotal: entro al seminario y generalmente, pues se entiende que uno sigue siendo catequista y debe de ser catequista. Después yo me ordené en el año 89 y seguí siendo sacerdote catequista, así lo fui entendiendo y trabajando en la catequesis. Desde el inicio como vicario me pusieron también encargado de la catequesis parroquial y fui aprendiendo, también, muchas cosas: mucha relación con los catequistas, la relación con los contenidos propios de la catequesis. Duré 12 años en parroquias rurales y ahí se veía, pues la necesidad de organizar más la catequesis por las distancias que había en los distintos ranchos, comunidades... y estrategias para formar a los catequistas de aquellas pequeñas comunidades. Y de esa manera les empieza a llamar la atención el trabajo que hacíamos a nivel decanato... siempre me ha tocado participar como encargado en el nivel decanato de la catequesis... y les gustó, yo creo, les llamó la atención el trabajar en la catequesis a nivel decanato, especialmente cuando estuve en el decanato de Magdalena, Jalisco, y ahí el SEDEC empezó a invitarme a colaborar, a ayudar en algunas actividades del SEDEC. Padre, precisamente, ya comienza con esta actividad catequística... ¿quién lo invita? Quien invita es una catequista, precisamente, de ahí de la parroquia que estuve, la parroquia de Amatitán: la parroquia de la Asunción... Inmaculada… y del Señor de la Ascensión... Jesús Ramírez, Catequista él me invita a colaborar, ella también es invitada a colaborar en ese tiempo en el SEDEC y por medio de ella nos fuimos relacionando con el SEDEC. 125


Precisamente... ¿de qué año me está hablando cuando usted llega al SEDEC? De 1997. 1997... y llega como invitado, ¿y qué llega a hacer? Era al principio de un equipo que era de consulta… era una vez al mes, una reunión y se llamaba el equipo de consulta: donde dábamos opinión, observación y también nos dejaban tarea para llevarnos y traernos al siguiente mes, en cuanto a la experiencia pues de base de ahí de la comunidad. Y ese el trabajo que iniciamos, que empezamos a hacer: la participación de consulta, consulta que hacíamos nosotros de observación, de compartir la experiencia de los libros a la práctica y ayudaba, en eso ayudaba… los del SEDEC nos decían que era una buena aportación lo que hacíamos. ¿Y después de esto qué vendría a hacer su actividad? Después se nos invitó a colaborar en el equipo de animación, en el departamento de animación en la catequesis, que creo que estaba empezando ese equipo de animación. Se vio conveniente que era necesario formar ese equipo de animación, donde se fuera motivando, organizando desde el SEDEC a las parroquias y a las comunidades catequísticas. ¿Y cuál fue su función ahí? ¿diversas actividades...? Realizábamos… al principio era animar la participación hacia el SEDEC de los coordinadores de parroquias, del decanato, de vicaría… y se nos asignaba una zona pastoral, que antes se llamaban zonas pastorales, pues, vienen siendo la vicaría pastoral y precisamente a mí me tocó en la vicaría de allá, de Ameca. Entonces animábamos a aquella zona, en cuanto a la conexión del catequista con el SEDEC y del SEDEC con el catequista. ¿Y esta función de animar, qué implicaba? Implicaba tiempo para moverse, trasladarse de un lado a otro; implicaba la comunicación, en ese tiempo nada más era por teléfono: a través del teléfono, localizar a la coordinadora o al coordinador parroquial o decanal para convocarlos a distintas actividades... una de ellas era la participación en las jordanas... de la jornada de evangelización y catequesis que se hacían cada año en los tres momentos y también la participación de los cursos de verano: llevar material, llevarles la información y ellos a su vez, pasar y transmitir a sus demás catequistas coordinadores la información. Eso era: había que trasladar los materiales al lugar, con la coordinadora de decanato y ella a su vez repartía a los coordinadores de parroquia. Y, por ejemplo, usted está hablando del departamento de animación y obviamente se hacía cargo de un decanato, ¿no? De una vicaría... De una vicaría, pero ésta función de animar: los traslados, las distancias, la comunicación... ¿qué implicaba todo esto, era un reto para ser colaborador de este departamento? Sí, a mí me dificultaba por la distancia aunque era mi misma vicaría... pero sí en la distancia porque las parroquias están retiradas, entonces sí, es difícil la atención 126


personalidad a través del vehículo había que moverse y suponía tiempo, calendarizar, muy buena comunicación para llegar y encontrar las personas... también era más tardada la comunicación con ellos porque suponía tiempo, la distancia hacía que se agravara el tiempo. Entonces eso era… dificultaba, dificultaba pero, pues, como que era parte pues del hábito que estamos acostumbrados… hoy pienso que eso sería más rudimentario y como que más difícil, como que ya nos estamos acostumbrando a hacer las cosas más por los medios de comunicación, más fácil. Pero sí, pues así es, se programaba uno: yo tenía que dejar las actividades de la parroquia para moverme, trasladarme. Hubo en una ocasión en que en uno o dos decanatos nos pidieron asesoría para presentar los textos cuando salieron, la primera edición de los textos en proceso, por grados; entonces sí hubo la necesidad de trasladarnos a un decanato o dos que nos pidieron que explicáramos en qué consistía el proceso de los nuevos textos diocesanos y eso... pues, se llevó a cabo a través de una serie de charlas con los sacerdotes del decanato y algunas veces con los catequistas, agentes de sus decanatos. ¿Para entonces existía alguna diferencia de ir a animar a la gente de otras comunidades: antes, en ese momento y ahora? Sí, claro. Era, pues, como un poco de más sacrificio pero también, yo pienso, que una ventaja era la comunicación personal: o sea, le veías la cara, el rostro al catequista, al sacerdote, al encargado de la catequesis... entonces era una ventaja y se aclaraban muchas cosas porque ahí había tiempo de interrelación personal con los agentes y también de aclarar situaciones que tenían dudas del material o tenían dudas de horarios, de programaciones. Entonces ahí se aclaraban todas esas situaciones que había y pedían sugerencias también o incluso nosotros llevábamos más pronto la información de cursos que solicitaban: se llegó a dar cursos, tipo de verano, en los decanatos más retirados y ellos lo solicitan por medio de uno y llevamos... pues la comunicación personalizada. ¿Y qué lo motivo, particularmente, estar dentro del departamento de animación? Bueno, yo creo que… una, fue primero la realidad de uno como sacerdote, pues, en una parroquia... y también la necesidad de dar lo que uno puede dar, entonces no contaba uno con mucho tiempo para dedicarse de lleno al SEDEC y también tenía otras más actividades que hacer, otras acciones apostólicas que había que hacer y entonces, por esa razón, elegí la animación. Como era algo que ellos vieron, cómo animaba al decanato, bueno, pues me ofrecieron estar allí y me pareció muy bien. ¿Hasta qué año en el SEDEC, Padre? Fue en el año... 2005. Hasta el 2005. Sí. Hasta el 2005 estuvo colaborando Sí, 2005. ¿Y siempre en el mismo departamento? Sí, en el mismo departamento. Diversas funciones, entonces... podríamos decir que Filiberto conoce todas 127


las vicarías y todos decanatos... No, porque estuve nada más encargado en esa vicaría, pero la animaba... el equipo de animación fue teniendo más actividades y los últimos años, ya nada más, participaba en las jornadas diocesanas. Muy bien. Nos podría contar alguna anécdota en particular o un momento clave en su estadía en el SEDEC... padre, por favor... Pues da gusto, por ejemplo, me tocó participar en la elaboración de algunos temas para los nuevos textos y hacíamos planes de retirarnos, llegamos a retirarnos a lugares agradables donde nos internábamos todo el equipo para la elaboración de los textos y nos concentrábamos para aventajar: dos, tres días y aventajar en la elaboración de los temas para los futuros textos. Eso es algo que enriqueció la relación con las religiosas, con los maestros, con todo el equipo de elaboración y también enriqueció en la forma de... de aterrizar algunos temas, con la experiencia que uno pudo tener para aportar a que los textos aterrizaran. Creo que, mi punto de vista, fue también para que los textos hicieran más hincapié en la acción social: que terminaran llevando al catequizando a hacer una acción social: que practicara la caridad, que no se quedara nada más con un conocimiento teórico de la fe, sino que lo aterrizara en la caridad. ¿Por qué... por qué esto de enfatizar la acción social? Yo creo que porque estuve en esos lugares de mucha necesidad y que se veía la necesidad de hacer algo por el más necesitado, es decir: el pobre, el hermano… y como uno estaba en contacto con las familias, pue veía de qué manera el cristiano necesita poner en práctica la doctrina cristiana para resolver las necesidades que tiene en torno y las necesidades personales. Entonces, no aprender la doctrina y no saber cómo vivirla, sino, aprenderla y ponerla en práctica, eso es lo que sería. Me estaba contando que esto de la acción social se debía, se debía pues, a un desequilibrio en comunidades... los más humiles, los más pobres y ver cómo todos nos podemos ayudar: principios de catequesis... Sí. Creo que las tres dimensiones de la acción pastoral: la dimensión profética, litúrgica y social, están íntimamente unidades, dice la doctrina pues, en cuanto a esas tres dimensiones. Pero como que hemos insistido mucho en la profética, algo en la litúrgica y descuidado mucho la social. Entonces hoy en día, incluso en los comentarios que ha hecho el Papa, el Papa Francisco, pues son netamente necesarios: poner en práctica el Evangelio, buscar aterrizarlo en las realidades actuales, incluso para los no creyentes, el testimonio va a ser lo que va a hablar, el testimonio va a ser lo que va a catequizar. Entonces yo así lo he visto siempre, aprendo algo y es para ponerlo en práctica sino para qué lo aprendo... o es como si no lo hubiera aprendido. Y las realidades cotidianas, ordinarias que uno vive en las parroquias necesitan que el Evangelio se aterrice, se aterrice; ahorita no falta el trabajo, la drogadicción, el alcoholismo, los vicios, la pérdida de valores, pues se necesita ver dónde está, la gente se desespera. Allá en una de las parroquias que estuve, hizo pues mucha, podríamos decir que “antitestimonio”, el que una catequista se haya hecho protestante, por ejemplo, si 128


era la coordinadora, era la animaba, dónde estaba su fe... y entonces se preguntaba la gente, “... y eso que era la coordinadora de catequesis...”. Creo que falta eso cómo esto que yo sé, cómo vivirlo... y eso es lo que me va a hablar más y me va a decir, “Jesús está aquí presente, yo lo estoy haciendo presente, el Reino de Dios está aquí conmigo, Jesús camina conmigo, yo lo descubro porque estoy haciendo palpable la palabra, estoy haciendo eficaz la palabra que recibí...”. Entonces creo que eso está necesitando la comunidad: de testigos que pongan en práctica la palabra. Entonces hace falta, pues, mucho, hacer hincapié en la acción social... la acción social. ¿Y cómo llevo usted, aparte de enfatizar en estos trabajos, cómo llevo a enfatizar esta preocupación por la acción social dentro de la catequesis en su estadía? Sí, en el transcurso de las parroquias yo tengo, voy para 25 años de sacerdote desde que era diácono, empecé el trabajo con los adictos, alcohólicos; me tocó en una parroquia aquí de Guadalajara, Nuestra Señora del Buen Camino, cerca de Santa Cecilia. En ese tiempo era peligroso entrar a Santa Cecilia: no podrías traer tú un reloj en la mano. En esa parroquia estaba “en pañales” la pastoral juvenil, no había mucho y bueno, Dios me concedió la gracia de iniciarme en esa parroquia en la pastoral juvenil y los ocho meses que estuve en el servicio diaconal, estuve de lleno con los jóvenes... y busqué a los jóvenes, casa por casa, me iba a las casas a tocar y buscar e invitarlos e hice un grupo pensando en que yo me iba a retirar a los ocho meses y tenía que dejar a un grupo que coordinara la pastoral. Entonces pensé en coordinar, en preparar coordinadores para que hicieran acción pastoral juvenil. Entonces los estuve convocando y formando, hubo una buena respuesta, recuerdo que les tuve que decir, “ya no traigan más jóvenes, porque somos ochenta...”, y me contesta un joven, “qué no querías más jóvenes pues...”, “pues sí pero es que no cabemos aquí, no hay ochenta jóvenes, son más jóvenes y no vamos a traerlos todos aquí ni van a querer venir todos aquí...”. En ese tiempo la parroquia no tenía salones, en la azotea de la casa parroquial era donde teníamos la reunión. El templo estaba por terminarse, bueno ya estaba terminado pero hacían falta las bancas hacía falta... ya los detalles del templo. Entonces en ese tiempo, más o menos esos ochenta se capacitaron para ser futuros coordinadores. Yo cuando salí de allí los lancé para coordinadores, pero yo ya no supe de ellos, ya después me enteré que habían fundado dos grupos en los barrios y que permanecieron muchos de ellos varios años. Actualmente, por ejemplo, ese joven que me dijo, “no que querías más jóvenes...”, es médico de profesión, tiene mucha fe, es una persona que da testimonio en su apostolado: él lo tomó así como un apostolado, el ser médico. Y él me platica sus experiencias de fe, cómo les platica a los que llegan, a los jóvenes que llegan queriéndose quitar la vida, que los atiende y cómo él les ha ido infundiendo, pues, con la palabra, verdad: un mensaje que los alienta. Y ese joven fue el coordinador, precisamente, de grupo y duró muchos años de coordinador ahí en la parroquia.

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Desde ahí la comunidad cambió, cambió: los jóvenes podían ya andar más libremente en la colonia, porque invitamos a los jefes de las pandillas a unirse como gentes y ellos a su vez pudieron integrar a otros jóvenes y de esa manera ayudarnos a cambiar la realidad de esa colonia, de esa parroquia: a través de la acción evangelizadora pero aterrizándola en acciones concretas, que ayuden al joven. Me acuerdo que hacíamos cada ocho días, en aquel entonces en mimeógrafo, copias con imágenes para hacer una carta-invitación. Cada ocho días había un joven cartero que repartía a cada domicilio las cartas y al final, “te esperamos este martes a las siete de la tarde...”, invitándolos para que asistieran y platicaban, sus mismos papás, que esa cartita les servía mucho porque se sentían ellos personalizados, se sentían ellos tomados en cuenta y que era, pues, una manera de recordarles que tenían que hacerse presente en el grupo. Muy bien padre, pues... ¿algo que me quiera comentar, que quiera agregar acerca de su estancia en el SEDEC? Bien, me da gusto… bueno en ese tiempo surgieron muchas ideas, me da gusto que ahora se esté haciendo también una acción social en los catequistas. Todo esto que se ha desprendido de la formación de los catequistas, que sea más integral no nada más el conocimiento de la doctrina sino también la superación personal de los catequistas, todo eso, fueron ideas en ese tiempo, fueron sueños y ahora se están haciendo realidad y de esa manera, pues me da gusto el que de alguna manera se haya hecho la aportación, como sueños, como ideas y que ahora estén “concrequitizándose” para el bien de los catequistas. Yo creo que eso va ayudar a que ellos, a su vez, aporten en sus parroquias, en sus comunidades, el que se aterrice el mensaje: que se haga vida en las realidades que les rodean. Eso es algo que yo he visto últimamente. Otra, bueno pues, yo creo que como espíritu de servicio que tenemos los sacerdotes pues da gusto el haber colaborado y el haber estado ahí. Ya no pude seguir porque, ya se me pidió otros servicios en otras comisiones de la diócesis y en las parroquias y por esa razón pues “el que mucho abarca, no alcanza tanto...”, por esta razón nos retiramos del SEDEC y para prestar servicio en otras comunidades, pero seguimos a nivel decanato y parroquial, aportando en la catequesis. Muy bien Padre, pues, muchas gracias y agradecemos sus palabras.

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Ana María Rizo Hernández

Febrero 11, 2014, 10:29 horas. Medalla Milagrosa, Guadalajara, Jalisco.

Buenos días hermana, ¿qué tal? ¿cómo se encuentra el día de hoy? Muy bien, gracias a Dios, Miguel. Estoy aquí para responder a lo que quieras en esa investigación que estás realizando sobre la historia del SEDEC. Perfecto, ¿me podría decir su nombre completo? Cómo no, soy Ana María Riso Hernández, catequista de Jesús Crucificado. Soy psicóloga clínica y homeópata. Muy bien, perfecto. ¿Hermana, cómo es que llega Ana María Rizo a la catequesis? Sí. Mira, yo ingresé a la Congregación de Hermanas Catequistas de Jesús Crucificado a la edad de 20 años, pero mi vocación como catequista comenzó desde niña porque yo tuve un hermano sacerdote, Rafael Rizo, que fue catequista de “hueso colorado”. Entonces ingresé a los 20 años a la Congregación, ahí se me dieron, primero, los estudios elementales de la Normal catequística para poder realizar el carisma de nuestra Congregación; porque el carisma de nuestra Congregación es, esencialmente, la evangelización y la catequesis: ser testigos de Cristo crucificado mediante la evangelización y la catequesis. Muy bien... ¿Cómo llegué al SEDEC? ¿Cómo es que…? Sí, mira, siendo superiora general la hermana María Guadalupe Zaragoza Lozano, me sugirió que si podía formar parte del Secretariado porque el padre José Luis Botello había pedido personal a la Congregación; ya estaban allí desde tiempos anteriores, la Congregación estuvo presente desde que era el Oficio Catequístico... en los albores de esta organización la Congregación ya estuvo presente por medio de la madre María de la Luz Franco. Entonces José Luis Chávez Botello fue a pedirle a la madre Zaragoza, y yo, así, tomé parte del Secretariado. El padre era el que coordinaba, estaba también el padre Sotero Torres... y formamos un equipo muy bonito, para mí fue una experiencia muy enriquecedora, aprendí mucho de ellos. Así fue como yo llegué al Secretariado: dando lo que yo podía dar de mí, pero aprendiendo mucho de los miembros del Secretariado. ¿Para qué años, aproximadamente, es cuando llega? Sí. Si mal no recuerdo, me ubico entre el 77 y el 80… es más, creo estar exacta 131


en eso. Llega al SEDEC y... ¿con qué objetivos llega? Sí. Formar parte… mira, había varios proyectos en aquel entonces, se (...), desde luego en la formación de los catequistas: estaba en todo su auge los Cursos de Verano de Catequesis; entonces allí se formaba parte, muy cercana, también en las escuelas decanales, pero había pocas escuelas decanales, muy pocas en aquel tiempo, pero sí en los cursos de verano. También había interés en la religiosidad popular, yo en ese tiempo hice presencia en La Merced, el templo de La Merced, para dar “tips”, pues, sobre la evangelización de la religiosidad popular, fue una experiencia interesante. También, se elaboraban mucho temas para la formación de catequistas y ya comenzaba fuertemente el proyecto de elaborar textos de la diócesis, pero todavía no se iniciaron, eran solamente unos intentos de eso. Lo que sí también se participaba muy fuertemente a nivel nacional era en la Jornadas nacionales para catequistas y también en la diocesana; se preparaban con mucho interés. Más o menos eso es lo que recuerdo de ese tiempo, porque yo estuve en dos ocasiones en el Secretariado. ¿La primera llega en el 77, aproximadamente, y hasta cuándo…? Sí, salgo en el 80. ¿Y la segunda vez? Salí en el 80 porque me nombraron superiora general y tuve que dejar el Secretariado. Posteriormente estuve en el Secretariado con el padre, siendo coordinador el señor obispo Benjamín Castillo, allí también estuve colaborando. Ya allí sí, ya comenzamos a elaborar textos, también, con el padre Javier, el de los textos de los jóvenes... ¿cómo se apellida?... Sí, el padre, el padre Javier que ahorita se me escaba el apellido, él estaba en el Secretariado junto con el padre Benjamín Castillo y estaba conmigo la madre... ¡Ay no, de la Congregación no me acuerdo! En el primer tiempo, estaba la madre Juanita Rizo conmigo, con el señor José Luis Botello; y en el segundo tiempo sí estaba otra hermana de la Congregación... crees que ahorita no me acuerdo muy bien quién estaba conmigo. ¡Ay sí, ya me acordé! La hermana Gloria Cisneros. Gloria Cisneros, claro. Gloría Cisneros y yo estuvimos juntos allí en el Secretariado. Esa también fue una experiencia muy rica; ya se comenzó la elaboración de textos para… especialmente recuerdo, el texto que se inició era para niños pequeños, para pequeños y yo... me tocó estar en ese, en ese proyecto. El año ése... no te lo voy a poder ubicar muy bien con el señor Benjamín Castillo, pero yo creo que fue después del 86. No te voy a saber decir los años allí exactos... Pero otra vez, estuve dos o tres años en el Secretariado y siguió en auge. Ya había más escuelas decanales; siguió mucho en auge los cursos de verano, venían de toda la República: laicos y monjas, una cantidad muy grande; se llevaba tiempo, en revisar programas, en elegir maestros y nos (…), yo, personalmente, trabajé mucho en los cursos de verano. No nomás en el tiempo que estuve en el Secretariado, siempre iba a los cursos de verano, me gustaban muchísimo, era un ambiente muy bonito. Como que esa época de los años, finales de los setentas, principios de los 132


ochentas, los cursos de verano tuvieron un apogeo enorme... Un apogeo enorme. Es que asistía mucha gente, y fíjate que era gente que venía de buen nivel de preparación. Yo recuerdo que en la mañana asistían mucho monjas, mucho, monjas; en la tarde era más bien de laicos, pero el número era muy elevado, estaban los salones llenos. También había participación de sacerdotes, personas muy, muy valiosas. Y para esos años usted ya formaba parte íntegra, totalmente, cuando hacía esto... Sí. ¿Qué más? ¿en qué otros proyectos se involucró María Rizo? Ay, no creas, pues “ya llovió” de entonces... Fundamentalmente me acuerdo de formación de catequistas en general, elaborar temas, en textos, en religiosidad popular... ¡Ah, ya me acordé! También se promovían unos retiros para catequistas con muy buen… y cursos de actualización para catequistas durante el año. Eran, fíjate ahorita que qué bueno que me acordé de eso, eran de temas monográficos muy interesantes, que atraía a personas que ya habían terminado su preparación básica en la escuela catequística, ya fuera en la de los cursos de verano, porque había… como no había tantas escuelas catequísticas a nivel decanal, había una a nivel diocesano... que en un tiempo estuvo COYFI, en un Centro de Orientación y Formación Integral que nosotros teníamos por la calle de Galeana y allí la madre Juanita Rizo se llevó la escuela catequística, ahí al COYFI. Que formaba parte del SEDEC... Era del SEDEC. La escuela era del SEDEC y la madre Juanita, como miembro del Secretariado, como local, se ocupó [del] COYFI, pero meramente como local, ¿sí? Ah, te decía de esos cursos monográficos que se hacían sobre temas, también tuvieron mucho éxito, mucho; porque gente que ya había recibido su preparación básica se motivaba mucho, “¡Ay, pues va a ver de esos!” especial por decirte, “para catequesis de adolescentes se va a tocar la pedagogía de la catequesis infantil”, o equis tema que se tomara, interesaba mucho y era muy buena asistencia. Eso no creas que eran… eran frecuentes, eso era durante el año. ¿Y qué representó para usted el colaborar con el SEDEC durante estas etapas? Sí. Ya te lo mencioné un poco pero yo lo resumo así: participación en la Iglesia diocesana, de donde yo nací, porque yo soy de Jalisco y nací en esta Iglesia; segundo, un grande aprendizaje, el trabajo en equipo que fue muy… que se complementa uno… momentos muy gratos. Se hacía un ambiente de convivencia, de participación, de fe; también en el Secretariado teníamos días de retiro, de oración, de participación, de experiencias. O sea, en ese tiempo el Secretariado tenía dos dimensiones: una hacía nosotros… ah, también, yo recuerdo los… tanto el padre José Luis Chávez Botello como el padre Benjamín Castillo, les interesaba mucho la capacitación de los miembros del Secretariado, cuando había algo, así a nivel superior, “órale, hay que ir, hay que hacernos presentes...”, con mucha… también, siempre lo sentí yo… el trabajo muy inserto al nacional, no se trabajó separado del nacional, no, era muy en coordinación con el nacional. 133


¿Cuáles fueron los frutos que usted obtuvo de esta relación, aparte de todo esto que significa el SEDEC? ¿Los frutos personales?, pues ya los que te mencioné: el aprendizaje… sí, esos ya te los mencioné. ¿Y a nivel social? ¿A nivel diocesano, eclesial? No, yo siento que fue muy rico. Mira, el Secretariado… el gran aporte es que capacitó muchos catequistas, muchos agentes de catequistas muy comprometidos con su misión como catequistas; entonces yo considero que mucho del fermento de la vida cristiana en la Iglesia de Guadalajara, se debe a eso, a que se orientó mucho a la formación de los agentes que trabajan en coordinación directa en las parroquias. ¿Y de esta etapa del COYFI qué me puede contar, hermana? Mira, yo allí, poco. Porque yo nomás me daba cuenta... no, claro que sí me daba cuenta porque yo era la superiora de COYFI, entonces la madre Juanita me dijo que si podía irse allí la escuela catequística, le dije que “cómo no, que nos daba mucho gusto”. ¿En ese momento usted era superiora? Superiora de COYFI. Yo no era miembro del Secretariado. ¿Entonces estamos hablando de los años 80 o antes? No, de los 80 no, fíjate. Eso no te voy a saber ubicar. Esa fecha te la va a saber ubicar la madre Juanita Rizo. Pero en los 80 no fue... 80, 80 y... ay, pues no. Mejor que ella te diga. Esa fecha no la sé muy bien. Entonces mientras usted era superiora, la hermana Juanita Rizo se dedicaba a dar... Ella estaba coordinando la escuela catequística. ¿Y cómo fue esta presencia del SEDEC dentro del COYFI? ¿Cómo funcionó? La madre Juanita Rizo, mi amigo. Tú desde que me solicitaste esta entrevista yo te dije que de la presencia de la escuela catequística en COYFI, ella es la idónea para responderte todo eso. Muy bien, hablando de su segunda etapa ya en el SEDEC, ¿cuánto... hasta qué año más o menos duró? ¿86? No. No, no, la segunda etapa fue después del 86. Fue con el padre Benjamín Castillo, con el señor Benjamín Castillo. No te voy a saber decir los años exactos. No. ¿Pero siempre estuvo al tanto de…? Del Secretariado, completamente, en coordinación. Porque mira, yo viví mucho, muchos años, con la hermana Gloria Cisneros y ella estuvo muchos años en el Secretariado, muchos. Ella te podría dar muchos datos del proceso histórico del Secretariado. Ella está ahorita en el nacional. ¿Algún otro comentario que desee agregar, hermana? No, pues, nada más que sigan adelante, y que vale la pena el trabajo este que se hace, porque es la misión básica de la Iglesia, antes que todo. Perfecto. Muchas gracias Hermana.

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Evangelina Ocampo Rivera

Febrero 20, 2014, 12:16 horas. Casa CJC Chapalita, Guadalajara, Jalisco.

Buenos días hermana, ¿qué tal? Muy bien, ¿qué tal? Gracias por estar aquí y por trabajar en este organismo y hacer este documento tan importante con el motivo de los cien años del Secretariado Diocesano de Evangelización y Catequesis, que es un organismo muy importante, es el brazo derecho del arzobispo para la dimensión de la evangelización y la catequesis en la diócesis para atender a todos los agentes de la pastoral, especialmente a evangelizadores y catequistas, pero especialmente a todos los catequistas. Hermana, gracias. ¿Me podría decir su nombre completo? Mi nombre es Evangelina Ocampo Rivera. Muy bien. ¿Cómo fue que usted llega a esto de la catequesis? ¿Al SEDEC o a la catequesis? A la catequesis. A la catequesis por vocación. Yo desde joven, en mi pueblo Santa Cruz del Astillero, soy nativa de ahí de Santa Cruz del Astillero, Jalisco, desde la edad de los 12 años empecé a ser catequista de niños pequeños de preescolar y de ahí nació mi vocación. Después, tres años después de que yo inicié con esto niños de preescolar, fueron las hermanas Catequistas de Jesús Crucificado, de esta congregación, a una misión a mi pueblo y las traté, me gustó su carisma, su misión y sobre todo que se dedicaban a la catequesis y de ahí yo solicité ingresar a la congregación, se me aceptó y desde ahí nació mi vocación, desde los 12 años, con un grupo de niños de preescolar en mi pueblo. ¿Y después de esto seguiría con la congregación? De ahí, sí. Entré a la congregación, pasé seis años de etapa de formación inicial. Luego hice mis votos perpetuos y seguí trabajando en esto de la Catequesis. Entonces salí a varios estados a prestar mi servicio en esta misión, en esta congregación; estuve en Coahuila, en el Norte de Jalisco: Puente de Camotlán, La Yezca, Amatlán de Jora y de ahí me mandaron a Coahuila, Cuatro Ciénegas, Coahuila y ahí estuve tres años. Después estuve en Paso de Arena, Guerrero, Tierra Caliente, cuatro años... y después de estos cuatro años regresé a la ciudad de Guadalajara y estando como superiora general la hermana Ana María Rizo Hernández, me pidió el servicio, me pidió que me integrara al equipo del SEDEC de Guadalajara, estando como coordinador, entonces, el padre Javier González... entonces me 135


integré a este organismo, a este equipo, en el cual estuve ocho años. Durante este tiempo que estuve en el Secretariado, fue un tiempo de mucho crecimiento, de aprendizaje y también de comunicación, de mucha comunicación con los catequistas. Trabajé en el departamento de animación territorial, también trabajé en el departamento de elaboración de textos, me tocó colaborar en la etapa primera de Paso a paso con Jesús y me tocó coordinar este equipo de libros de textos para niños de cuatro a seis años. ¿De qué años me está hablando cuando usted llega al SEDEC? De los años 80. ¿Aproximadamente…? 81, sí. Y entonces ocho años a partir de ese momento... Sí, ocho años estuve ahí. ¿Entonces le tocó esta reestructuración que estaba realizando el Padre Chávez Botello? Sí, me tocó. Cuando empiezan los departamentos... Sí, me tocó con él. ¿En qué otros proyectos estuvo presente usted, Hermana? Estuve, también, presente en el proyecto de animación de decanatos: animación y formación de catequistas en los decanatos y en las vicarías. Ahí estuve también en ese departamento con un equipo y en elaboración de textos. En esos dos departamentos, prácticamente, fue donde fue mi servicio durante estos ocho años, vuelvo a repetir, fueron años muy bellos en los cuales yo me realicé como… realicé mi carisma y mi misión en este equipo, en un ambiente de fraternidad, de amistad, de comunicación con el equipo del SEDEC. También fueron momentos de convivencia, de formación espiritual. Después, me tocó también trabajar, estando como coordinador el padre Adán Juárez y en los últimos años me tocó trabajar, estando como coordinador el padre Antonio Godina. Muy bien. ¿Pero esto ya vendría a ser una segunda etapa? Sí. ¿De qué años estamos hablando, precisamente? Estamos hablando ya de los años posteriores, o sea que yo estuve trabajando de los años 80 al, más o menos, al 88, porque fueron ocho años. Y ya con Adán Juárez vendrá a ser, para después del 2000... Sí. Después del 2000 ya estuve con el padre Adán Juárez. ¿Y en esa segunda etapa, en qué se involucró usted? En esa segunda etapa me involucré… seguí en el departamento de animación territorial: formación y animación territorial de decanatos, de decanatos y vicarías, que fue el departamento o el equipo que, de por sí, por gusto, yo pedí trabajar en él por el contacto directo con los catequistas en los decanatos y en las vicarías. ¿Y en estas dos etapas, usted, estando dentro del departamento de animación territorial, notó ciertos avances en cuanto al trabajo que el SEDEC estaba 136


realizando? ¡Claro que sí! Que iba caminando en proyectos más claros, en proyectos más concretos y sobre todo tomando en cuenta la realidad más concreta de cada uno de los catequistas: en sus ambientes familiares, en sus ambientes personales, en sus ambientes de formación, en eso fui yo viendo el adelanto que ya se tomó más en cuenta, mucho más en cuenta, la persona de cada catequista en su ambiente y en su realidad concreta y por eso de ahí vino luego el proyecto de hacer la Casa del Catequista, la librería del catequista y que todo fuera con esa finalidad de atender de una forma integral, la formación del catequista. En eso fue adelantándose y fue avanzando el proyecto del SEDEC, porque ya no solamente se tomaba el aspecto pedagógico, el aspecto formativo catequístico del catequista, sino el aspecto integral de la persona del catequista: en lo intelectual, en lo espiritual, en lo pedagógico y en todo, en toda la persona se tomó en cuenta, se fue tomando en cuenta más a toda la persona del catequista. Muy bien. El hecho de que usted tuviera contacto directo, que es lo que le gustaba trabajar dentro de este departamento, ¿qué es lo que usted inspiraba o trataba de lograr con los catequistas? Trataba de lograr que ellos amaran cada día más su vocación como constructores del Reino y que amaran cada día más a sus “catequizandos” y los tomaran en cuenta cada día más: los visitaran, los tomaran como personas importantes en su vida y en su crecimiento, como agentes de pastoral, eso era yo lo que me preocupaba mucho y que cada uno de los catequistas se valorara a sí mismo y fueran valorados por los párrocos y fueran valorados… su trabajo es un ministerio catequístico, fuera valorado por la misma Iglesia y en sus ambientes de parroquias, de capillanías, de decanatos, en todos, todas las personas y los obispos los tomaran muy en cuenta y los valoraran. Muy bien. Respecto a este trabajo de estar dentro de lo que fue la animación territorial, ¿cuáles fueron los, digamos, los topes con los que tuvo que trabajar usted para poder abastecer, crecer el proyecto? Pues que la diócesis cada día fue creciendo más y más y más y no alcanzábamos, no era suficiente el equipo como para llegar a todos y que algunos no eran bien atendidos semanalmente... o que no acudían a las escuelas por algunas razones que tenían en las vicarías, en los decanatos, en las escuelas de formación para ellos y también otro obstáculo era el poco apoyo económico, espiritual y de reconocimiento de algunos o varios párrocos y sacerdotes hacía ellos. Entonces para mí eso era algo que a mí me preocupaba y me entristecía y lo veía como un obstáculo: no alcanzar a llegar a todos, sino, a una minoría. ¿Cuál fue su primer objetivo al entrar al SEDEC? Mi primer objetivo fue el de ser un verdadero equipo, no solamente de trabajo, sino un equipo de vida, un equipo de vida y de trabajo. Y mi preocupación era llegar de veras a una conversión personal y a una conversión pastoral para llegar a ser un equipo, no solamente funcional, de trabajo, sino un equipo de vida.

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Muy bien. Me gustaría que nos dijera cuál fue o cuál es su conclusión acerca de su participación dentro del SEDEC. Pues mi conclusión fue... que fueron pues años de aprendizaje los que estuve. Y mi conclusión es muy positiva en cuanto que el equipo, los elementos que entonces formaban el equipo del SEDEC eran elementos, eran personas muy valiosas, pues muy amistosas y sobre todo los coordinadores que me tocó, durante los ocho años... eran personas que de veras amaban mucho a la catequesis y animaban mucho al equipo. Entonces esa es mi conclusión, es esa de que fueron años muy felices para mí, vuelvo a decir, vuelvo a repetir: de crecimiento, de aprendizaje pero también de comunicación y de participación de mi misión y carisma, que es la catequesis como catequista de Jesús Crucificado. Muchas gracias hermana.

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José del Carmen Navarro Navarro Febrero 22, 2014, 16:43 horas. Trinitario, Guadalajara , Jalisco.

Al momento de la entrevista el padre José Navarro lucía un tanto lúcido mas no tenía la capacidad para recordar muchas cosas. Su estado de salud y su vejez son causas por las que esta entrevista no tuvo una dirección alguna, ya que la ambivalencia de su memoria le impidió cerciorarse de datos precisos. Muy buenas tardes, padre, ¿cómo se encuentra? Buenas tarde, licenciado. Aquí estoy en esta casa para sacerdotes ancianos o enfermos. Muy bien, ¿me podría indicar cuál es su nombre? José Navarro Navarro. Perfecto. Tengo entendido que usted formó parte, en algún momento, del Oficio Catequístico... Sí. Estuve encargado de catequesis, después de que el padre Antonio Gutiérrez se salió, yo me quedé encargado. ¿De qué años estamos hablando aproximadamente? En el 61, 62. Yo… me mandaron al salir desde Mezquitán y ahí estuve desde el 60. En el 70 me hicieron párroco de ahí, de Jardines del Country, templo que yo hice. Y en el 73 regresé y me querían mandar a otro templo... ahora sí cuando yo quisiera ser párroco yo les decía de dónde... y a mí se me antoja San Miguel de Mezquitán, había estado yo muy a gusto allí y ya... me regresaron a San Miguel de Mezquitán. Me comenta que en el 60, 61, fue cuando llega al Oficio Catequístico... Sí. ¿Qué es lo que lo trae a la catequesis? ¿la invitación del padre Antonio Gutiérrez? Es decir, por una obediencia al cardenal que fue el que me nombró encargado de la catequesis en la diócesis y después... el señor Salazar, el señor obispo chaparrito... me pidió que si ayudaba en la catequesis en México, en todo México. Hizo un equipo con el obispo de Nayarit y luego el sacerdote de cada diócesis y yo quedé en ese equipo y visitamos varias parroquias y varios colegios. ¿A nivel de la diócesis de Guadalajara? A nivel de la diócesis de Guadalajara. ¿Y en qué proyectos participó? ¿Qué fue lo que realizó estando en el Oficio 139


Catequístico? Yo escribí unos libritos de pedagogía catequística. Y ese seguir, pues, en las clases del Seminario y acudía a la escuela catequística que (...) el SEDARC no había las madres del… del padre Guzmán, las catequistas, donde está Juanita Rizo… yo las visitaba para que me ayudaran a la catequesis. Entonces hice un equipo aquí con religiosos: el padre Alzaga y los hermanos maristas y las hermanas catequistas y una del Verbo Encarnado y esta… ¿cómo me dijiste el nombre, Solorio?... Luz María o María de la Luz. ¿La hermana Blanca Luz? Blanca Luz, Blanca Luz. ¿También ella estaba en su equipo? Sí. Y después ella y Carlos Alzaga fueron a estudiar catequesis a España. Sacaron licenciatura y me invitaron a que fuera a Europa. Yo me fui solo en un avión a España... ellos me esperaron en el aeropuerto y me llevaron a hospedar al Seminario. Estuve quince días. Y después con el padre que me acompañó, fuimos a Roma. Visitamos varios sacerdotes y una señorita, que después vino a mi casa a Tepatitlán, ya murió, en Roma la saludé. Pues andábamos en el tren, compramos el “Europass”: era un boleto para un mes, treinta días, era andar en ferrocarril, que allá es muy rápido. Entonces se nos ocurrió ir a Israel y nos fuimos en el tren. Y llegamos a Tel Aviv y de ahí nos hospedamos en la Casa del Peregrino. En la casa de hospedaje del Peregrino. Entonces, ¿estando en Roma usted aprende de catequesis? Más o menos. ¿Y cuando regresa a Guadalajara? Pues yo pienso que ya no voy a regresar... ya me quedo aquí. No, pero, ¿cuándo regresa de Europa a aquí, a Guadalajara? Ah, en un mes y medio. ¿En qué año fue con el padre Carlos Álzaga? Ha de haber sido como en el 73, 74. ¿Usted sigue de coordinador? Sí. ¿Y en ese momento cómo estaba funcionando el Oficio Catequístico? No. Entonces ya no estaba yo en el Oficio Catequístico. Estaba de catequista en la diócesis y el cardenal Garibi me dejó su casa en el Seminario de pastoral y daba yo clases de pastoral y de catequesis. ¿Cuántos años duró en el Oficio Catequístico? Me había comentado que entró en el 61. Sí, unos tres o cuatro. Tres o cuatro años. ¿Y después, antes de usted estaba Antonio Gutiérrez? Sí. Y ya salió Antonio Gutiérrez y me quedé yo solo. Después me mandaron a Colombia a un curso. ¿Y quién habrá entrado en su lugar? Quedó Antonio Gutiérrez ¿no? 140


¿Jesús Jiménez? No, pero el otro que hay ¿Hay otro Antonio Gutiérrez, no? Sí, pero él es más de los 90… Es joven, sí…. Y pedí que me mandaran a San Miguel de Mezquitán otra vez. Y en esos tres años, cuatro años que estuvo al frente del Oficio, padre, ¿qué fue lo que más impulsó de la catequesis? La catequesis familiar: uno le da la clase a los papás y los papás se la dan a los niños. Y llegó a crearse cierta envidia de los grandes, porque decían que por qué ellos no los habían catequizado sus papás. Y es que no había esa catequesis. Lo dejé y después se perdió, nadie lo hizo: ya no lo siguieron. Era un catecismito chiquito… tipo padre Ripalda, de preguntas y respuestas. Me ayudó una hermana que estaba en el colegio… no sé, no me acuerdo, ella era una española que también se dedicó al catecismo allá y aquí se vino y también ayudó… con Juanita y otras hermanas catequistas. Muy bien. Entonces en ese lapso, aparte de haber hecho este catecismo, ¿qué otros proyectos había dentro del Ofici: cursos de verano, jornadas? Cursos de verano. Sí. ¿En dónde las realizaban? Allí en San Miguel de Mezquitán. Hay un atrio grande. ¿Y allí hacían las Jornadas? Sí y después vino el catecumenado y yo lo acepté, en el 78... y el camino del catecumenado consiste en una serie de comunidades que van naciendo y se les catequiza. Todavía mi comunidad tiene unos 20 o 25 y yo, pues, todavía pertenezco a esa, no más que no puedo asistir y así nos estuvimos hasta el 2003, que fuimos a Jerusalén: fuimos a los lugares santos, donde estuvo nuestro Señor Jesucristo. ¿Estamos hablando del grupo del que formaba parte usted, no? Sí, la catequesis, la Catequesis de San Miguel Mezquitán. Muy bien. Pero usted trabajando como párroco... y trabajando como coordinador del Oficio Catequístico, ¿dónde realizaban las Jornadas? No había todavía comunidades… yo estuve en el Oficio Catequístico hasta el 78. En el 78 ya había vuelto yo de Colombia, donde hice el curso de seis meses, me volvieron a mandar a San Miguel y ahí estuve hasta el 99 y me mandaron a San Andrés, allá por Tlaquepaque. Y ya de ahí, estuve nada más un años, hubo algunos problemillas. Le dije al cardenal Juan, “si quieres cámbiame”. Fui a ver la parroquia de La Experiencia y me gustó, pero había que bajar una ladera para… porque la Virgen de Zapopan bajaba hasta allá… pero yo, me habían operado una rodilla y no podía. Alguien le dijo de eso y entonces ya desistió de ese proyecto y me mandó a Ocotlán. En Ocotlán estuve en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús... y después le hizo el templo a Santa Cecilia, parecido al de Jardines del Country, un poquito así en forma, semiredonda, cabe mucha gente allá, en Ocotlán, cabían como seiscientas personas sentadas en las bancas y acá en Jardines del Country, es más chiquito, pero muy bonito. Y en su proceso que estuvo como coordinador del Oficio Catequístico, ¿cómo 141


era el desempeño del Oficio Catequístico? Iba yo a la oficina. ¿Dónde se encontraba? Allá en el centro de Guadalajara, ahí estaba el arzobispado. Y yo estuve ahí en el centro con el padre Antonio, después yo solo. Y este pequeño equipo, que me comenta, ¿cada cuando se reunían? Se me hace que cada mes. Y asistía el cardenal y los canónigos y yo, primero el seminarista y después de recién ordenandos... ¿Pero en ese momento usted ya coordinaba? El Oficio, sí. ¿Y cómo era la función del Oficio Catequístico a nivel Arquidiócesis? Pues recogía datos de todas las parroquias, a ver qué tantos centros catequísticos tenían y cuántos niños asistían. ¿Estaba enfocada entonces a una catequesis infantil más que nada? Sí. ¿Todavía no se procuraba la catequesis para adultos? No. Después la dimos, muchas veces y el camino en el catecumenal es donde van así: en cada comunidad van caminando junta durante casi treinta años. Muy bien. Y en esta época del Oficio Catequístico a su cargo, me podría indicar, en dónde se ubicaba, estaba en el Centro pero… Ahí donde está catedral... ¿Pero tenía usted más extensión o simplemente era…? Sí, por Liceo, la parte de atrás de la catedral. Sin embargo, con este grupo que usted formó, ¿trabajaban por su cuenta cada quién? Sí, pero salíamos a dar Catequesis, también; a formar grupos. Fuimos al Norte de Jalisco. A (...) y a… ¿cómo se llama este otro?... donde está el Cristo milagroso y el Seminario auxiliar. ¿Para entonces tenían escuelas de catequesis? Sí. ¿En qué partes estaban ubicadas? Nomás una, estuvo ahí en el jardincito del frente de San José de Analco… de San José de Gracia. San José de Gracia... ¿Y ahí era la escuela de catequesis? ¿cada cuándo? Esa era diario. ¿Qué asistencia tenía entonces? Me parece que había unos 30 o 35, ya casi puros religiosas y religiosos. ¿Eran catequistas? Eran catequistas también. ¿Y ahí se reunían para darles clases a ellos? Sí. Muy bien. Entonces estas catequistas se vienen a diferentes parroquias... Sí. Me acuerdo que fuimos a Ocotlán, fuimos a San Juan de los Lagos que todavía 142


no era diócesis, fuimos a Ciudad Guzmán y fuimos... pues sí, las grandes poblaciones. Perfecto. Otra cosa muy importante, padre... antes, en la época en que estaba el padre Antonio Gutiérrez, ¿cómo era el Oficio Catequístico? ¿usted ya lo conocía? No. Más que ahí me mandó el cardenal y ya fui. Y ahí ya nos conocimos. Y después, él salía mucho a predicar y después, cada que no podía él, pues me mandaba a mí. Y entonces, había predicado en muchas parroquias… novenarios... fui hasta Estados Unidos, al Sur. ¿Y también, en algún momento, conoció al padre Ignacio Hernández? Sí, él nos daba clases. Él es el fundador de la escuela catequística: él era el maestro. ¿Con él nace el Oficio Catequístico, no es así? Yo pienso que sí. No tengo idea de antes. ¿Ya como Oficio Catequístico? Hey… ¿Y cómo eran las clases con él? ¿era parte del Oficio, ya entonces? Muy práctico. Muy concreto, pero le gustaba que hubiera una reunión de esas mensuales. Algo, dijo el cardenal, que no le gustó, y se levantó y empezaron a discutir. El cardenal le dijo al señor García Radillo, “¿qué le parece, monseñor, la opinión del padre Ignacio?”, y él dijo ahí unas barbaridades que nos hizo enojar más. Hasta llegó el señor, que fue secretario de gobierno de la diócesis, Aviña, señor Aviña, que él me quiso mucho, me dio clases de historia de la Iglesia... y cuando le dije eso me hacía el favor de examinarme para poder confesar “pues yo ya te conozco muy bien, viniste por mí”, qué él me mandó una carta, ya les dijo que él no estaba preparado… me ordenaron, allá en San Miguel me ordenaron. Muy bien. ¿Entonces usted conoció al padre Ignacio Hernández y al padre Antonio Gutiérrez? Sí, hey. ¿Cómo era esa época de catequesis, padre? Pues muy… la del Padre Ripalda: pregunta y respuesta. ¿Y era en todas las comunidades? No. Las comunidades del catecumenado, esas tienen… seguimos un sólo método, que los laicos preparan en la Biblia las lecturas para la celebración de la palabra, los miércoles en la noche, y luego preparan la eucaristía para el sábado, también en la noche. Pero esto ya tiene que ver con su proyecto de acá, de San Miguel. Sí. Me interesa más que me contara del Oficio Catequístico: de su época como Ccoordinador. Pues yo pienso que no, no hay novedades, propiamente. Todavía no hacían la parte que está detrás de la catedral, lo hizo en 1950, el diaboligeno, que se llama el gobernador... ¿Y entonces cómo trabajó con Juanita Rizo, Blanca Luz Tenorio? ¿cómo era 143


la forma de trabajar? Sí. Pues uno sale a las parroquias y reuníamos a los sacerdotes y ya platicábamos con ellos. Y según nuestra pedagogía les decíamos lo que, o cómo había que hacer la catequesis. Muy bien. Algo que nos quiera contar en particular de su participación con el Oficio Catequístico, padre... Pues qué hice mucha amistad con los padres de la Curia: el padre Antonio Gutiérrez y Jesús Gutiérrez... y el padre Néstor Romo, que fue mi maestro en el Seminario y el cardenal. Nos veíamos así con frecuencia. ¿Coordinar el Oficio Catequístico qué representa para usted? Pues una experiencia de trabajo, porque después vino aquel canónigo de Francia a enseñarnos pastoral graduada... y entonces me llamó el monseñor Ruiz para que yo estuviera también en esa enseñanza de la pastoral. Y estuve trabajando en la pastoral de catequesis, principalmente. ¿En qué años? ¿en esos años del Oficio, cuando usted estaba a cargo? Sí, yo pienso que del 61 al 62. Porque estuve en San Miguel de Mezquitán año y medio, luego me mandaro al Santuario, estuve tres años. Y fui... lo hicieron obispo y fuimos a llevarlo a Veracruz y después me cambiaron a la parroquia de la Trinidad y yo oficié a un obispo, también, al señor Sahagún y fuimos a llevarlo a Nuevo León, con el obispo. Dos chiquillos que estaban en la parroquia y el notario entraron al Semanario, también. Se ordenaron sacerdotes: uno es misionero de Guadalupe en Corea y el otro, desgraciadamente, se accidentó viniendo a Guadalajara, es que estaba en San Luis Potosí o no sé dónde… se accidentó él y murió. Y el que era notario, ya grande, se ordenó y él se me hace, vive todavía. Bueno pues, padre, creo que es todo... Pues sí, te da algo de material para escribir. Sí, así es. Muchas Gracias.

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Blanca Luz Tenorio Vázquez

Febrero 22, 2014, 17:48 horas. Casa MGSpS, Guadalajara, Jalisco.

¿Muy buenas tardes hermana. Buenas tardes Miguel. ¿Me podría decir cuál es su nombre completo? Mi nombre es Blanca Luz Tenorio Vázquez, pertenezco a la congregación de misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo. Hermana, nos podría contar... ¿cómo es que Blanca se acerca de la catequesis? Yo conocí a las hermanas en mi pueblo, en mi parroquia, fueron las hermanas de Irapuato a dar un curso para catequistas durante un mes. Ahí, pues, las conocí. Nos enseñaron a dar la catequesis con una metodología propia, elaborada por el doctor Juan Navarro, que pertenece a la Arquidiócesis de Morelia, él pertenece a la organización catequística de ONIR: Obra Nacional de Instrucción Religiosa y bueno, pues, él había elaborado textos de catequesis y las hermanas... la congregación pertenecen a Morelia y ellas habían sido formadas por este sacerdote y bueno, pues, daban estos cursos. En realidad eran cursos muy completos: ellas en sus exposiciones eran brillantes, me parecía que daban la catequesis muy bien y a mí me gustó muchísimo desde entonces. Entonces ya a usted, al gustarle la catequesis, ¿se incorpora a la congregación? Sí. Ya después de dos años que yo las conocí, incluso hice tres veranos con ellas, que era los tres cursos que requerían para una catequista ya titular, diríamos, para hacerse cargo de un grupo e ingresé a la congregación después de dos años que la conocí. ¿Para qué año estamos hablando? Entré en el 20 de noviembre de 1960. Hace ya… 53 años. ¿Y usted estaba ubicada en dónde? Bueno, el pueblo que yo mencionaba, es una parroquia perteneciente a la diócesis de San Luis Potosí. Yo al ingresar, ingresé a Morelia, que es la casa madre. Allí estuve un año de postulante y me mandaron a hacer el noviciado a Mérida, Yucatán. Allá en Mérida profesé, regresé al juniorado, que es la Normal catequística que la congregación tiene y estudié tres años en Morelia. Después de tres años se 145


abrió, aquí en Guadalajara, un instituto para religiosas que era una extensión de Regina Mundi de Roma, que incluía un año de filosofía y tres de teología: cursos muy completos porque eran de lunes a viernes, de cuatro a ocho de la noche, diariamente. Muy bien. Me comentó fuera de entrevista que, bien, vinieron cuatro hermanas de su congregación... Cuatro hermanas de mi congregación y una hermana, como para acompañarnos en la casa, una hermana mayor. ¿Y cómo fue ese desarrollo de venir y establecerse aquí? La madre Dolores, que era superiora general en ese tiempo, era originaria de Ocotlán, Jalisco. Y ella, pues, había tenido la ilusión de que hermanas de su congregación pudiéramos venir algún día a Guadalajara y consideraba, pues, una ciudad muy grande, con las posibilidades estudio. La ocasión la encontró cuando se abrió este instituto que a ella le interesó y que la verdad, pues, nos abrió mucho, mucho panorama. Me comentaba, al estar ustedes cuatro acá, rentan una casa... compran una casa... Sí... la madre al estar aquí, ya estudiando, monseñor Severo Flores, que era el párroco en Ocotlán, donde la madre lo conoció, él tenía una casa en Garibaldi, entre Liceo y Pino Suárez y se la vendió a la madre general. Y ya, pues, de esa casa ya estuvimos yendo, nosotros, al instituto. Y así es como llega la congregación a Guadalajara. Llegamos aquí, llegamos en el 68. Empezamos a estudiar en el 68. Y después de esto... ¿qué venía? Eramos estudiantes aquí cuando llegó el señor Salazar en el 70, en el 71 probablemente... llamó a la casa para cerciorarse de que éramos las que él conocía en Zamora: misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo. Cuando se dio cuenta, inmediatamente habló con la superiora y le manifestó que quería que de nosotras, de las religiosas de este instituto, participáramos en el Oficio Catequístico, que entonces así se llamaba y estaba coordinado por el señor... un sacerdote de aquí de Guadalajara llamado Antonio Gutiérrez. ¿Esto fue para el 71? Esto fue para el 71, 72 probablemente. ¿Y usted participó en este llamado? Sí. Otra hermana y yo, la hermana María del Socorro Camacho y yo fuimos las designadas para integrarnos, pero me daba la impresión de que el padre todavía no tenía como muy claro qué era lo que el señor Salazar quería. Como equipo, él quería que hubiera un equipo, pero él pues, estaba acostumbrado a trabajar solo y a organizarse solo y más bien pedía a las religiosas algún servicio esporádico. Y fue en ese tiempo que ya el señor Salazar nombró al padre José Navarro para que integrara el que ya se llamaba entonces Comisión Diocesana de Evangelización y Catequesis… Secretariado Diocesano de Evangelización y Catequesis.

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¿Más o menos cuando usted llega, Antonio Gutiérrez ya tenía cierto tiempo en él? Creo que sí, ya tenía muchísimos años como encargado del Oficio Catequístico. ¿Y ustedes se quedarán, todavía, con José Navarro? Sí. Empezamos ya con el padre José Navarro… hemos estado quizá unos seis, ocho meses, estar viendo como por dónde funciona el equipo, cuando él y el padre Carlos Alzaga se fueron a un curso de catequesis a Manizales, Colombia. ¿Y es cuando empieza…? Interino se quedó el padre Jesús Jiménez, que por su capacidad de acogida, porque era sumamente amable, condescendiente, hacía fácil amistad... invitó pues también, a hacer equipo y pues él invitaba a sacerdotes, me acuerdo que, un padre que también colaboraba mucho en el SEDEC y que el padre… entonces el padre… el señor Godínez Flores. Me puede mencionar algunos nombres de quienes participaban... Pues, el señor Godínez Flores… bueno, también ya él, cuando el padre José Navarro regresó de Colombia y el padre Carlos Alzaga, pues, el padre quería que hubiera otras áreas en donde se pudiera dar la catequesis como es el área escolar, y participó la hermana María de la Luz Perales que es del Colegio Nueva Galicia, de las religiosas del Verbo Encarnado y también el hermano Humberto Alvares Ruesca, hermano marista. Pertenecían al área escolar, en el área escolar. En el área parroquial estábamos el padre Alzaga y yo. Yo empecé, también, a ir a las juntas, invitada por el padre Carlos Alzaga. ¿También estaba, más o menos por ahí en esos tiempos, Juanita Rizo, no? Juanita Rizo entró después. Primeramente entró… estaba la madre María de la Luz Franco y la madre Lupita Torres. Posteriormente ya, creo que después estuvo la madre Juanita. A mí no me tocó, propiamente, con Juanita Ruiz. Pero entonces, ya perteneciendo usted a lo que era el Oficio Catequístico, digo, la Comisión Diocesana de Catequesis, ¿ya había los, digámoslo así, los principios o estaban a prueba de fuego para integrar un equipo? Sí. La idea de integrar un equipo, seguramente era del señor Salazar y que era lo que le manifestó al padre José Navarro: que quería un equipo. Un equipo para que, aquí, promoviera la catequesis en su arquidiócesis. ¿Y en ese breve equipo, más o menos, de cuánto tiempo estamos hablando, hermana? Bueno, fue a partir del 71, en el 71, que ya se queda integrado. Nomás que como se fueron, pues, el padre continuó con las reuniones y con los cursos que se daban en las parroquias, que pedían. El padre Jiménez coordinaba eso. ¿Aproximadamente cada cuándo se reunían? Bueno, nos reuníamos cada ocho días. Y el padre era tan simpático y que hacía las reuniones tan agradables que muchas veces fuimos a su casa de Ciudad Granja. Y era en verdad gozar porque convivíamos toda la mañana ahí o toda una tarde y el padre un gran anfitrión ahí en su casa de Ciudad Granja. Y Carmelita, esta señorita que lo atendía, excelente. 147


¿Estamos hablando del padre José Navarro? No, del padre Jesús Jiménez. Jesús Jiménez, que fue interino. ¿Y usted cuánto duró en este…? Estuve todo el tiempo del interinato del padre Jesús Jiménez, también las catequistas de Jesús Crucificado, también el hermano marista y la hermana “Lucha” Perales, la hermana Lucila, de las hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón… Y bueno, pues ya una vez que el padre José Navarro llegó, pues ya estábamos, prácticamente, así como, integradas. ¿Cuánto tiempo más fue? Bueno, lo que pasa es que ellos llegaron de Colombia muy entusiasmados con un descubrimiento que habían hecho en la parte de desarrollo humano y que les había dado el curso Hernán Quevedo, un laico. Y luego al padre José Navarro se le ocurrió que se les podía invitar, porque era como la base para trabajar en equipo. Entonces vino este señor, Hernán Quevedo, durante un verano, todo el mes y por las mañanas, se ofrecieron cursos a todo tipo de personas por la mañana, y por la tarde éramos el equipo del SEDEC. Toda la tarde, todo el mes, en las tardes, estábamos el equipo del SEDEC. También estaba la reparadora Mary Lupe Cuenca y Raquel de villa, eran dos hermanas reparadoras. También estaban integradas. ¿Entonces estamos hablando que duró usted dentro del SEDEC unos cuatro años? Tres, cuatro años. Y durante esos tres, cuatro años, ya con un equipo formado, ya con una estructura inicial, ¿en qué tipos de proyectos participó usted? Bueno, desde luego, teníamos el proyecto, primeramente, de integrar equipos parroquiales y para eso dábamos el curso que Hernán Quevedo nos había dado, que era un laboratorio vivencial de la conducta humana, que tenía como principio el que la persona con toda… pues se independizara totalmente de los demás y fuera autónoma en sus decisiones... sus propuestas fueran avaladas por sus conocimientos. Y bueno, en los cursos, entraban también sacerdotes, y uno de los grandes logros que consideramos en ese tiempo es que después del curso que daba el párroco, haciendo... inclusive la fiesta patronal con su vicario y laicos, cosa que en ese tiempo pues todavía no participaban mucho los laicos. Entonces ya quedaban así integrado como un... pudiéramos decir, un equipo incipiente de pastoral parroquial y que ya podía el párroco contar con laicos que podían ayudarle en la pastoral de la parroquia y concretamente en la catequesis. ¿Entonces movía… era mucho, también, de animación territorial? Sí, era mucho de animación territorial. Salimos muchísimo a cursos por toda la ribera de Chapala, las parroquias en la ribera de Chapala, principalmente Ocotlán. El señor cura, Rafael Martínez, que era el párroco de Ocotlán... constantemente estábamos yendo ahí: a sus colonias o a la sede parroquial a dar cursos. ¿Para entonces ya tenían proyectos definidos? ¿Qué otros proyectos estaban haciendo? Pues estaba el proyecto escolar que lo llevaba a cabo el hermano Humberto Álva148


rez Ruesca y la hermana María de la Luz Perales, ambos en colegios de sus congregaciones... y promovían la catequesis en sus colegios, sobre todo en la formación de los maestros: unos maestros que fueran coherentes con su vida, que supieran utilizar los recursos didácticos, pedagógicos para la catequesis escolar. ¿Y qué más? Pues nosotros en la parroquia, también, en ese tiempo la hermana María Gloria Borobio de las mercedarias de Berriz, nos compartió un libro que estaba elaborando, muy interesante, que se llama Hombre nuevo y ella elaboraba las catequesis y los del equipo lo implementábamos como se podía, pero en realidad ella era la que había elaborado el texto y nos dio muchísima luz. Las reparadoras trabajaron con Gloria en los cursos que dieron a las mamás y papas de los niños del Colegio de la Vera Cruz y ese mismo programa yo lo llevé a cabo en Las Juntas, con el padre Carlos Alzaga, con señoras de ahí del barrio, de la parroquia. ¿Entonces en esa época principalmente se dedicaba... era mayor el interés en la catequesis Infantil? Sí, pero ya empezaba la catequesis… a abrirse a las mamás catequistas. De eso yo... el curso que yo dí en el 73, en Las Juntas, fue un curso de septiembre a junio con papás catequistas. ¿Casi un año? Que los papás daban la catequesis a los niños en su casa y yo únicamente les atendía a los papás. Como… el tratar de pasarlo, ¿no? Sí. Que fueran realmente ellos los que prepararan a sus hijos a la Primera comunión. Fue un curso muy interesante y que abrió una gran perspectiva hacia la catequesis familiar. Su participación dentro del oficio catequístico, realmente la llevó a conocer diversas personas, actividades… ¿Usted cómo lo sopesa? Yo pienso que la etapa que nos tocó a nosotros fue únicamente como una etapa de sensibilización, sobre todo comprender que la catequesis no solamente era para los niños: que tenían que involucrarse los papás, las catequistas y también su entorno: parientes cercanos, como pueden ser tíos, padrinos y vecinos incluso. Durante esta etapa en el Oficio Catequístico, hermana, ¿cómo fue que vivió la catequesis con la comunidad? Bueno, ya lo mencionaba que nuestra participación fue mucho en dar cursos en formación de catequistas de párrocos y vicarios junto con sus catequistas en la línea esta de sensibilizar, a hacer equipos parroquiales; a que los párrocos no estuvieran solos diciendo “vienes y haces esto”, sino que juntos planearan un programa, valoraran a los laicos, fueran convocados, fueran enviados con un ministerio fueran apoyados. Eso fue, nos parecía a nosotros que era un gran logro, porque a veces la catequesis era un tanto anónima, no más iban como de buena voluntad y los sacerdotes estuvieron muy conscientes de que es importante capacitar a los catequistas. Después de todo este trabajo, ¿cómo fue que cerró, usted, con el Oficio Ca149


tequístico? Bueno, yo me retiré en 1975... 74, 75, y la verdad, continuó el padre José Navarro siendo el coordinador, yo me fui, me cambiaron a Morelia y creo que se quedó una gran experiencia en cuanto a sensibilizar hacia la importancia de la formación de los catequistas; de trabajar en equipos, sacerdotes con laicos y sobre todo de ser reconocido como todo un ministerio, como catequistas. A usted, preciso, me comentaba, le tocó el cambio, el lapso de Antonio Gutiérrez a José Navarro... ¿Esto, de alguna forma, complicó la situación del Oficio Catequístico o…? No. A mí me parece que la intuición que tuvo el señor Salazar fue excelente, porque ya era el, pues, Concilio, que había sido en el 74, 75 y ya afloraba otro estilo de organización, sobre todo, la Iglesia como unión. Y ya no era posible sólo un señor al frente de todo un ministerio, como es el de la catequesis y me parece muy oportuno la creación de un equipo. ... ... a la parroquia de Temastián. Pero ahí fue un curso muy interesante, fue un minicurso, porque fueron de las tres áreas de la pastoral: el padre Salvador Michel era del área de pastoral social; el padre Lavonté, que era un padre canadiense, pero trabajaba aquí en la arquidiócesis en el área de liturgia; y en el área de catequesis fue el padre José Navarro... fue Lupita Torres de las catequistas de Jesús Crucificado y yo. O sea, fuimos de las tres áreas allá a Temastián. Ahí encontramos a Luis Chávez, que él estaba de vicario de la parroquia de Temastián, de Nuestra Señora del Rosario, creo, se llamaba el templo. Entonces ahí fue que fuimos como equipo de pastoral y fue interesante porque fuimos las tres áreas de la pastoral integral, fue muy bonito. ¿Qué materiales se usaban durante este lapso? Materiales que usábamos eran ante todo el diálogo, era un intercambio, era conocer su realidad: primero qué hacían, cómo lo hacían y ya nosotros dábamos una iluminación con respecto a un método antropológico, cómo sensibilizar a que utilizaran imágenes, a que partieran de la realidad, a iluminarlo con la palabra de Dios… en fin, por ahí, por ahí era. ¿Aproximadamente cuántas poblaciones visitaron en la Arquidiócesis? Pues yo creo que fueron más o menos unas 20, 25 parroquias que pudiéramos así, como contar. La ribera de Chapala, desde luego, casi toda. ¿Era, pues, una cantidad mínima? Sí, con respecto a todo, sí. Pero sí creo que de alguna manera sí se llegó a distintos lugares, porque fue como, no estaban ubicadas antes ni decanatos ni zonas pastorales... pero sí había reuniones aquí en la casa sacerdotal de la diócesis cuando había ejercicios espirituales o cuando habían reuniones de sacerdotes, llegamos a venir de parte del SEDEC a dar cursos. Y ahí se acogían… pues sacerdotes de todo… porque antes no había vicarías episcopales, ni habían por decanatos… era todo muy incipiente. Eso fue por… después del Concilio, se fue estructurando una pastoral de conjunto, más organizado. 150


¿Entonces estamos hablando que no solamente fue un cambio de estructura, digámoslo así, que un sólo hombre pasa a varias personas el trabajo de la catequesis, sino que también ya empieza a crearse un sistema de difusión, digámoslo así, de evangelización más próspero? Sí, sí y también el área escolar. Los del área escolar convocaron a las escuelas particulares, que no son sólo atendidas por religiosas y fue un gran éxito. Digámoslo así... ¿ustedes fueron el primer el primer equipo y fueron los que empezaron a estructura? Sí. Sí, sobre todo en esa participación más amplia de sacerdotes, religiosos y laicos: una integración que ha sido, hasta la fecha, la base. Sin embargo no había un espacio, un espacio físico que fuera propiamente de… No. Eran unas reuniones semanales, de toda la mañana del sábado, en casa de las hermanas reparadoras. Allí eran, como que, esas reuniones de cuatro horas, de diez a dos de la tarde, todos los sábados. Y bueno, pues ahí como que se fraguaba lo que íbamos pensando y elaborando y haciendo. Y ya luego los cursos que se daban y ahí se concretaban muchas cosas: peticiones que le hacían al Padre Navarro y ahí se veía quién va, cómo va. Llegamos a ir al presbiterio de Ciudad Guzmán. Llegamos a ir a Tapalpa, con los profesores de Tapalpa, porque tenían ahí el Seminario Menor, o no sé qué seccional había… y también llegamos a ir con el equipo formador de Tapalpa. ¿Entonces eran diversas actividades? Sí y a diferentes personas. Allá por ejemplo, en la reunión de Temastián, fue como el... pues no sé, se convocaron de dos o tres parroquias, creo que Luis Chávez era el encargado de la catequesis, por lo menos las parroquias vecinas… ´ta lejísimos allá: la parroquia de Temastián, el Señor del Rayo... pasamos por Totatiche… bueno fue un viaje larguísimo, sí. También empezamos a participar en reuniones, como SEDEC y empezamos a participar con Tepic. Empezamos a participar… tuvimos varias reuniones en Tepic, en Durango... hubo una reunión en Durando y también allá fuimos... también una reunión que hubo a nivel nacional en Acapulco y ya fuimos a hacer presencia como equipo del SEDEC, religioso, sacerdotes, laicos. ¿Ya estaba la forma? Ya. Porque nos convocaron de un equipo nacional, pero ya participamos como equipo, ya no es una sola persona. Yo lo considero muy importante porque ya va perfilando hacia una Iglesia de comunión. Y esto, bueno, fue algo ya..., digámoslo así, ¿fue algo más impactante, no? Sí. Sí y más que impactante, fue como iniciar ya una perspectiva eclesial, pues, actual. Hasta la fecha estamos en la Iglesia de comunión. En donde ya la misma sociedad se integra y los esfuerzos ya son menos, digámoslo así, son menores, pero con mayor cercanía... Sí, sí, así es. 151


¿Y de esta experiencia cuál fue su sentimiento? Yo me fui, en realidad, de aquí con una experiencia de un trabajo mucho más amplio. A mí me parece que el trabajo en la diócesis es muy importante porque amplia horizontes: es la diócesis en donde se puede llegar a más personas, donde hay un influjo mucho más amplio, tiene uno, por ejemplo, la reunión de coordinadores parroquiales de una diócesis… pues se llega a toda la diócesis a través de estos coordinadores parroquiales. Me parece que es un trabajo muy interesante, a mí personalmente me enriqueció mucho. Ya después de esta experiencia, claro, la enriquecí con unos estudios que fui a hacer a Madrid y ya después regresé a San Luis Potosí, pues con una visión mucho más amplia. De lo que fue en aquellos momentos, en los inicios del SEDEC... ya como SEDEC con una estructura, como un equipo, a lo que es hoy, ¿usted ha notado, se nota el trabajo que se ha logrado? Yo lo que alcanzo a notar... yo actualmente no trabajo en el SEDEC, pero sigo considerando que es un trabajo muy importante, porque va, como, animando a la catequesis en las distintas estructuras de la diócesis: como en la parroquia, como es el decanato, como en la zona pastoral. Me parece que sí. Hermana le agradezco su tiempo... Con mucho gusto. Sí... la importancia de estar capacitado, yo reconozco que la congregación me preparó. Yo llegué al SEDEC con una base: tanto mis tres años de formación en Morelia como los cuatro de aquí, pues son siete años de estudio, dedicada totalmente. Y pues el amor, mejor, que tiene la congregación a la Iglesia diocesana. Perdón, olvidé preguntarle esto. Usted, menciona, llegó con una base ahí al SEDEC... ¿qué ha sido la congregación para el SEDEC, a lo poco que usted sabe? ¿Qué ha observado? A mí me parece que la congregación ha aportado personas, hermanas preparadas, que desde la experiencia catequística de la base y con una formación académica que nos han dado en la congregación, hemos podido aportar mucho a la Iglesia. ¿Es como un sustento? Sí, sí, definitivamente. Y que en la medida que uno está capacitado pues se puede integrar mejor, las relaciones son más fluidas, está uno dedicado cual su aporte, sobre todo en la formación de agentes, en la elaboración de materiales, en el SEDEC, sobre todo para hacer la comunión. Y algo muy importante... el fortalecimiento de la diversidad... Sí, sí, padres, religiosos, laicos, y desde luego tomamos nuestra identidad como religiosas. Nosotros nos ubicamos como religiosas que tenemos nuestro carisma, que es la evangelización y catequesis, pero también nuestro carisma como religiosas en la Iglesia que vamos como a compartirlo y que mutuamente nos enriquecemos: el laico tiene su riqueza, el sacerdote también y mutuamente se implementa, nos enriquecemos mutuamente. Perfecto. Muchas gracias hermana... Mucho gusto Miguel. 152


Eulalia Luna Quintana

Febrero 24, 2014, 11:44 horas. Casa MGSpS Morelia, Morelia, Michoacán.

Buenos días hermana. ¿Cómo estás? Buenos días. Ya te esperaba con gusto. Muy bien, ¿me podría decir cuál es su nombre completo, por favor? Con mucho gusto. Soy Eulalia Luna Quintana, para servirte. Soy misionera guadalupana del Espíritu Santo. Y estoy en esta congregación, muy contenta, hace poco que celebré 50 años de vida religiosa en esta misma casa, que, fue la que me recibió cuando llegué. Así es. Perfecto. Por ahí, tengo entendido, que tiene un nombre especial de “cariño”... Sí. Mi nombre es Eulalia pero desde la casa, mi familia, todos me conocen por “Lala”, y ya cuando ingresé a la congregación, también me siguen diciendo igual: o hermana Lala o Lala. Entonces, sinceramente, me siento más a gusto cuando así me dicen, pues, Lala que Eulalia. Recuerdo una anécdota de mi madre, que en paz descanse, ella cuando me gritaba “Eulalia”, es que estaba enojada. Entonces yo relaciono y digo, “si me dicen por mi nombre, voy a sentir que estoy enojada o que están enojadas las personas conmigo”. Entonces prefiero que me digan Lala. Muy bien. Ok, hermana Lala, ¿me podría contar cómo es que usted llega a la catequesis, a este oficio de la catequesis? Sí. Un poco atrás, es decir antes de ingresar a la congregación, una de mis hermanas me invitó a la Acción Católica, yo me resistía porque tenía que ir a la escuela en la mañana y en la tarde y entonces no me quedaba tiempo para prestar mis servicios en la catequesis. Sin embargo, me asociaron al grupo de Acción Católica y de algunas de las actividades que se realizaban ahí eran misiones. Entonces me fui, nos invitaron y fuimos a las colonias, apenas recientemente establecidas en el Distrito Federal, en Iztapalapa, fuimos a dar misiones. Entonces fue mi primera experiencia de hablar de Dios directamente con el pueblo, con un grupo de personas. Desde allí, entonces, yo ya prácticamente estaba ya en vías de ingresar a la congregación... y aquí en la congregación, a los pocos meses, nos invitaban a que fuéramos a dar catequesis a una parroquia o a una comunidad, los sábados; entonces fue como me fui introduciendo, prácticamente, a la catequesis. Nuestra congregación, su finalidad es la evangelización y la catequesis precisamente; en153


tonces, pues nos desempeñamos en esta forma. Perfecto. ¿Entonces llega a la catequesis por la congregación? Sí, directamente, sí, por la congregación. Aunque, cuando ingresé a la congregación, sinceramente no me daba cuenta cuál era la finalidad que pretendían, pero, pues me gustó y aquí seguí. Perfecto. ¿Y después, cómo es que llega la hermana Lala a Guadalajara, a participar en este proyecto de catequesis? Sí... yo llegué a la ciudad de Guadalajara y mi superiora me dijo, precisamente la superiora que tengo ahora estaba en Guadalajara, me dijo que estaban pidiendo nuestra participación en el SEDEC de Guadalajara, que si me gustaba… yo sí quería continuar porque ya había tenido la experiencia de otros SEDEC’s antes y entonces, a mí me encantaba esta línea de la catequesis dentro de un SEDEC se me hace muy importante, porque desde allí se proyecta uno así, ampliamente: por lo pronto a la diocesis o arquidiocesis y también a la provincia... ya organizados por provincias, entonces, pues lo que uno hace se proyecta hacia la provincia. Entonces por esa razón a mí me ha gustado mucho trabajar en SEDEC’s. ¿Guadalajara, qué número de SEDEC era, fue? Guadalajara era el número seis… siete ya. ¿Fue el séptimo? Sí, el séptimo, porque regresé a San Luis, que ya había estado y con eso cuento otro y ahorita estoy en el octavo SEDEC, colaborando aquí en la Arquidiócesis de Morelia. Previo a antes de estar, antes del SEDEC en Guadalajara, ¿ya había estado en Guadalajara en una primera etapa, no? Sí. Sí, había estado, más o menos por los años 84, 85. Estuve cuatro años colaborando en una parroquia, en la parroquia de la Santísima Trinidad. El párroco, era… murió hace unos días, unos meses… era muy catequista... él era apasionado por la catequesis y entonces, pues, coincidimos, yo también por lo mismo y entonces me permitió colaborar así ampliamente en la parroquia... y la catequesis, no solamente con los catequistas, sino la catequesis, también, para las familias, la catequesis para los jóvenes, para los adolescentes, para preparar para los equipos de liturgia... entonces la catequesis yo la veía como un eje: era como lo fundamental para un trabajo pastoral. ¿Cuál era la diferencia de esas dos etapas de la hermana Lala en Guadalajara? ¿La diferencia? ¿Qué fue? Ah. Este la diferencia, pues, fuerte, yo la considero, porque fue… la primera experiencia que tuve, más o menos por los años 80 y algo, yo la considero muy importante porque fue un trabajo pastoral donde se abarcan todos los campos. Y trabajamos muy a gusto; tuve mucha colaboración desde luego, con todas las personas y el señor cura, como era muy catequista, entonces él incondicionalmente me apoyó en todas mis incentivas.

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En el SEDEC es distinto el trabajo, en cuanto que no hay personas concretas a quienes proyectarse, solamente las reuniones... en los cursos donde se preparan a los catequistas, pero aún eso es masivo, no es concreto, sino es masivo. Entonces yo noto la diferencia en eso. ¿Para qué años llega usted al SEDEC? Al SEDEC, aproximadamente como en el 96, más o menos, en el año 96 llegué. Mi superiora me hizo el favor, ella misma, de llevarme y presentarme con el coordinador, entonces era el padre Hermilio Cárdenas... entonces él me aceptó, de muy buena manera y luego luego me integró a los trabajos que tenían ya en ejecución. ¿Y por qué motivos llega Lala al SEDEC: por invitación, por la congregación o por algo en especial? Pues por nuestra congregación, que esa es su línea, casi fuerte, es casi lo directo… nuestra congregación que se dedica a esto. La invitación que habían hecho por parte del SEDEC a la congregación y por otra parte lo que a mí me gustaba, precisamente, en donde yo me he desempeñado por mucho tiempo; entonces, sí, yo llegué y con mucho gusto también, con muchas ilusiones, con muchas esperanzas para poder colaborar. ¿Llega al SEDEC y qué empieza a hacer Lala? Lo primero, el padre Hermilio me encomendó a que yo coordinara los trabajos para completar lo que hubo en Guadalajara: la primera, pues como diríamos, como la primera edición de tres etapas de programas y temas de formación para los catequistas y para los niños; entonces faltaba un libro para completar la segunda etapa y faltaban los otros tres libros para la tercer etapa, o sea, los libros azules que le llamábamos “los libros naranja”. Entonces me pidió el padre que yo colaborara en elaborar pero también en coordinar ese aspecto. Gracias a Dios pudimos sacar ese trabajo porque éramos equipo y como equipo colaborábamos así, de muy buena manera y con los padres, los sacerdotes y las hermanas que estaban también, pues, con mucha capacidad, entonces gracias a Dios lo pudimos lograr. ¿En esa etapa era cuando ya el SEDEC ya estaba sobre una base sustentada, una organización? Sí, sí. El SEDEC ya era SEDEC. Ya algunas hermanas ya habían trabajado, aún, ahí en el SEDEC. Entonces ya funcionaba muy bien, como SEDEC, claro que después se presentan situaciones y entonces como que se va a crecentando el trabajo, como que la misma necesidad, a veces, nos lanzo a más. Por ejemplo, por parte del SEDEC, el equipo entregaba los materiales a la librería que estaba en catedral y ellos se encargaban de llevarlos a la imprenta, de editarlos y de venderlos, pero el costo era más elevado, ciertamente; entonces alguien sugirió que por qué no, entonces, nosotros mismos hacíamos ese trabajo, o sea, de la edición; y aceptamos la propuesta y yo veía, así como en el futuro, decía, “es que esto a hacer más complicado, mucho más complicado... porque el hecho de dedicarnos a esto… necesitamos más personal, porque no vamos a alcanzar los que estamos ahora... entonces, pues, vamos a buscar la forma de que esto se dé, pero con más personas”. 155


¿Para qué año, aproximadamente, es cuando surge este proyecto de la edición por sí mismos? Pues más o menos, yo creo que sería como por el 98, porque no nos tardamos mucho, como en el 98 más o menos... y ya empezamos hasta este… creo que ya estaba terminado toda la serie y entonces, pues descansamos por esa parte de esa tarea de la que estábamos… es muy importante, estaba muy fuertecita pero ya salimos, gracias a Dios. ¿Y cómo fue el desarrollo de ese proyecto: conseguir, editar, imprimir? El desarrollo… pues estábamos inexpertos totalmente en esto. Entonces José Inés, que todavía colabora en el SEDEC, él tenía también mucha… tiene él mucha inventiva; entonces él decía, “pues vamos a buscar, este, alguna imprenta que nos pueda apoyar”, y luego yo les decía, “creo que si nada más son… es pura letra, la que metemos allí, eso es insuficiente, necesitamos, también, poner algún, pues algún grabado, algún dibujo, algo más como para… también, de acuerdo, no nada más así, sino de acuerdo al tema, algún dibujo...”, entonces José Inés se conectó con un dibujante, ya no recuerdo el nombre, entonces le dábamos la idea y él plasmaba la idea en figuras, en dibujos; y entonces fue como empezamos a meter, aún, en esos textos, figuras y eso para no hacerlos monótonos. Dentro de este proyecto, ¿cuánto tiempo les llevó? ¿Para completar los textos? No, para que se concretara de editar en sí mismos. Comienza en el 98, pero ¿cuánto tiempo fue que se…? Ah. Sí. En el equipo nuestro estaba el padre “Toño”, que es responsable de comunicación a nivel diocesano… Gutiérrez, “Toño” Gutiérrez… él era parte del equipo, entonces, él empezó a promover, con lo del periódico que había de la diócesis, así como imprentas y eso y entonces por fin ya ellos establecieron, ya bien, con todos, todo lo que necesitaban como periódico y él con ellos se sacaba ya los tirajes, se sacaban a través de ellos, Creator, creo que era la imprenta que ellos manejaban... Pero en tiempo, yo pienso que aproximadamente como unos dos años, porque no tardó mucho... como unos dos años, aproximadamente, o sea como en el año 2000 ya era, pues, ya el SEDEC con todo lo que conlleva la impresión y la distribución, pues ya empezaba, sí, muy fuerte. Primero con estos textos... y prácticamente eso era muy fuerte. ¿Estamos hablando entonces que el proyecto se concretó para el año 2000? Aproximadamente, sí. Porque no sólo estábamos en eso, colaborábamos también, por ejemplo, en el año 2000, precisamente... Guadalajara fue sede de un encuentro nacional de catequistas. Entonces nosotros teníamos que preparar, estaba en nuestra mano preparar todo el evento del encuentro nacional y pues sí nos llevaba mucho tiempo, los eventos así. Y luego lo otro, que no era extra sino que entraba dentro de un programa, para la formación de catequistas, los cursos de verano que también eran o siguen siendo algo así, muy fuerte. Era muy relevante, un trabajo muy fuerte dentro del equipo y pues, en bien de los catequistas, naturalmente. 156


Es decir que la hermana Lala estuvo en un proyecto de edición grande... y además preparando otros proyectos... y además, también, visitando ¿no?, me contaba fuera de entrevista... Sí, sí. Estuve prácticamente en la elaboración de textos, después, pedí que me pasaran a formación, que era el otro proyecto dentro de... y entonces era la organización, el pensar, cómo realizar, quiénes, a qué horas, cómo, dónde... lo de la formación de los catequistas. También me gustó mucho, estuve muy contenta en ese trabajo porque, en realidad, los catequistas me apasionan, yo los admiro mucho y los quiero mucho y trato de apoyarlos lo más que yo puedo. Después estuve en el otro proyecto, no recuerdo ya cómo se llama pero era… ¿Animación? Animación, exactamente. Entonces en el equipo de animación yo tenía tres vicarías. Yo me tenía que desplazar hasta donde estaban los vicarios episcopales o desplazarme hasta donde estaban los responsables de la catequesis de cada vicaría. Me gustó mucho porque fue cuando me acerqué mucho más a la realidad de cada vicaría... y era acompañarlos, era aportarles alguna, pues algún retiro, alguna cosa... y era estar cerca de ellos pero también ver que van caminando en su formación, también era una satisfacción muy grande para mí. En su participación como formador de agentes, ¿qué es lo que le motivo, en la Arquidiócesis de Guadalajara, a trabajar? Me motivo, por una parte, como decía, los catequistas son prioritarios para mí. Yo veía el entusiasmo tan grande de parte de ellos. Luego me daba cuenta que habían madres de familia... esposas, madres de familia, y con todo y eso, cumpliendo con su responsabilidad como esposa, como madre de familia, como jefe de casa, sin embargo se daban totalmente a la catequesis... yo valoraba eso, en grande, porque decía, “¿cómo es posible que alcancen a rendir, hasta dónde?”, entonces para mí era sorprendente eso y sigo valorando a las mamás catequistas, que son las que se meten en todo. Y eso sí, noté también que las mamás catequistas son mucho más responsables que las catequistas que no están casadas, aunque estén por casarse, porque su periodo es así, intermitente... y con los catequistas, madres de familia, pues es permanente su participación... sí. Hablando de otra particularidad... su participación en el departamento de animación territorial, tenía tres vicarías, ¿en esas tres vicarías cómo se desempeñaba la hermana Lala? Yo me trasladaba de una a otra: tenía la vicaría del Centro, tenía la vicaría de Zapopan, tenía la vicaría de Chapala, no me acuerdo cómo se llama esa zona, pero la zona de Chapala. Entonces yo me trasladaba en camión, porque me ofrecían vehículo y yo no sé manejar, entonces yo me iba en camión. Algunas veces pedía auxilio cuando había algún evento, así, fuerte, donde yo iba a participar, yo le pedía ayuda a Ramón, era uno de los miembros que estaban allí en el SEDEC y él me hacía el favor en la camioneta, de llevarme. Pero lo demás yo me trasladaba, no importa que no fuera domingo, yo sabía que a veces sólo en domingo podía localizar, por ejemplo, al vicario episcopal o a algún sacerdote que me urgía hablar 157


con él y todo eso. Luego, dentro de la ciudad, pues yo me informaba cuándo iba a ser la reunión de decanato, de esa vicaría y me permitían... yo pedía que me permitieran participar en las reuniones de decanato. Yo participaba con ellos ofreciéndoles lo que teníamos de momento, ofreciéndoles cursos o lo que teníamos para la formación, todo era en vistas a la formación de los catequistas. La conexión con los sacerdotes yo la veía, también, muy importante... lo veía importante porque decía, “es que, si los sacerdotes están convencidos de esto, si los sacerdotes de veras apoyan la catequesis, entonces, esto, va a funcionar”, porque ellos son los líderes: son los animadores de la catequesis, de la pastoral en general. Por eso a mí me daba mucho gusto... y por eso también buscaba hacer presencia en las reuniones que tenían ellos, como sacerdotes, ya sea de decanato o de vicaría. ¿Entonces más o menos cuánto tiempo duró usted en el SEDEC? En el SEDEC duré ocho años. Ocho años, y en estos ocho años, primero se dedicó a materiales, luego a formación y luego a animación territorial. ¿Entonces estuvo en diversos departamentos? Sí, sí. ¿Qué experiencia le dejó trabajar en este SEDEC en particular? Bueno, yo en primer lugar, lo que me dejó es que yo ví que los sacerdotes, no todos pero sí la gran mayoría, les gusta colaborar en la catequesis... para mí era una gran satisfacción, en cuanto que, pues ellos son los líderes, como decía hace un momento y que convencidos ellos, estábamos asegurando la formación misma de los catequistas. Lo otro, el contacto directo con los catequistas, por ejemplo en una parroquia, me parece que era la Divina Providencia, allá por Zapopan, me invitaron a un retiro para los catequistas, estaban, me parece, de una sóla parroquia, pero esa sóla parroquia tenía como 350 catequistas... yo me sorprendí porque “¡una parroquia con ese número de catequistas!... es que aquí hay algo”. Entonces les fui preguntando a algunos catequistas por qué habían llegado allí, y de los catequistas a quienes yo interrogué me dijeron, “es que vimos el ambiente tan bonito que había entre los catequistas, un ambiente de fraternidad, de cercanía, y entonces nos llamó mucho la atención... y como nos llamó la atención, entonces, ingresamos”. Pero al ingresar había una catequista, que ella sí, yo la veía en las reuniones acá en el SEDEC, yo veía que no faltaba a ninguna de las reuniones. Esa catequista era como el motor espiritual, porque primero pasaban por sus manos, entonces esta catequista los motivaba de tal manera y los iba formando de tal manera, inicialmente, que los catequistas se quedaban... y se quedaban muy contentos en un ambiente, un ambiente muy bonito que se veía en esa parroquia… dije, “es que sí se puede”. Sí se puede, si se quiere se puede llevar esto y esto nos llevaría a otra, pues a otra dimensión porque “querer es poder”. Así es. De estos ocho años de actividad dentro del SEDEC de Guadalajara, ¿la hermana Lala tuvo alguna, digo supongo que tuvo bastantes, pero alguna anécdota que la haya marcado, en particular? 158


Pues se puede considerar como anécdota, pero para mí fue más profundo. Yo he considerado que nuestra congregación tiene muchos elementos qué aportar a la Iglesia. Entonces, no recuerdo cuál era el tema que yo estaba dando y lo estaba dando en tres grupos en el verano, entonces tocaba ese tema, es donde se hablaba sobre la Iglesia, pero la Iglesia desde Jesús... entonces yo les empecé a hablar a los catequistas de un símbolo que tenemos nosotras como congregación: la Cruz del Apostolado. Entonces yo les llevé un cromo grande de la Cruz del Apostolado y les distribuí estampidas de ésa misma, en pequeño... y les empecé a hablar de lo que era la Cruz del Apostolado, del significado que tenía y cómo realmente nosotros la debíamos asumir, así fuertemente, para nuestra vida, llevarla llevadera y llevarla así, sencilla y ligera. La misma Cruz del Apostolado invitaba a eso, el sentido que tenía que Jesús mismo le dijo a “Conchita”. Entonces para mí fue una oportunidad grandísima el que yo hubiera hablado de mi congregación, no de mi congregación sino de mi espiritualidad, que no es mía, sino, es de la Iglesia y precisamente nuestro Señor decía, “esta cruz, la del Apostolado la debe conocer todo mundo”, decía, “la deben conocer todos, porque conociendo el significado de esta cruz, van a entender la vida de otra manera”, y entonces a mí me llenaba de gozo ver que, en tres grupos grandes de catequistas, yo les había compartido pues esta riqueza que tenemos como congregación y como Iglesia. Perfecto. Además de todos estos proyectos Hermana Lala, ¿qué más hizo en Guadalajara dentro del SEDEC? Pues, para mí también fue muy rico el estar formando parte de un equipo muy rico, porque había… recuerdo que una vez contaba, éramos 18 los que estábamos en equipo, y entonces decía, “con tantos talentos, con tantas aportaciones, pues cómo no se va a enriquecer la Iglesia”, entonces me sorprendía ver eso porque en los otros campos donde he trabajado, aún en SEDEC, pues no es fácil que eso se dé y yo se los decía a ellos también. Pero a mí me llamaba muchísimo la atención esa parte y a mí se me... así como que se me grabó bastante porque digo, “Señor, gracias porque tus sacerdotes que están en esto que es su campo y que es prácticamente la base de tu pastoral”. Así es. Entonces, publicaciones proyectos, salidas, etcéctera, en Guadalajara... Bueno, allá en el SEDEC, desde luego en cuanto a publicaciones, pues terminamos esas etapas y luego el padre Godina, también, me pidió que yo colaborara en la coordinación del texto de la confirmación. Fue una experiencia también muy bonita, porque ya es en otra, como en otro tono, de los de catequesis de niños, es para catequesis de adolescentes; y pues también los aportes que daba cada uno para ir forjando los temas e ir elaborando los temas. Entonces pues fue algo que a mí también me llamó mucho la atención y me sentí muy satisfecha y agradecida con Dios por haber participado en esto. ¿Durante esos ocho años de su participación qué fue lo que procuró, además del amor al catequista? Pues la formación: la formación a los catequistas. Porque un catequista bien formado, pues es un líder que va a rendir mucho; y también, dentro de lo que es la 159


formación, recuerdo que ese folleto no lo elaboramos nosotros, ya estaba elaborado cuando llegué, pero había un folleto para la formación de los sacerdotes en este campo de la catequesis. Claro que Guadalajara es privilegiada porque los señores obispos ha procurado enviar a muchos sacerdotes a estudiar catequesis a Roma, entonces, desde el arzobispo, el señor cardenal, él se preocupaba mucho porque sus sacerdotes estuvieran bien formados y sobre todo formados en este campo de la catequesis. Entonces los sacerdotes que estaban participando allí, era porque ya habían venido de Roma con toda una formación y luego, además, estaban como para aportar y lo hacían maravillosamente. La formación de los catequistas ha sido y yo creo que será, hasta que Dios me preste vida, algo fundamental en la Iglesia: la formación. ¿Qué le dejó el SEDEC de Guadalajara a usted? Pues me dejó una gran riqueza, porque en los distintos campos que me permitieron colaborar, yo aprendí muchas cosas, mucho. La elaboración de los temas, ciertamente ya habíamos participado, no estábamos dentro del SEDEC, pero con el Padre Sotelo, él nos invitó a que elaboráramos un texto, el texto de la confirmación, el primer texto que salió, lo elaboramos una hermana nuestra y yo. Entonces, pues, teníamos la oportunidad, desde antes, de estar colaborando en alguna forma en el SEDEC... y se me fue, que más... ¿qué línea me preguntabas? ¿Que qué le había dejado el SEDEC? Entonces esa riqueza de aprender, porque muchas cosas aprendí, muchas cosas en la coordinación, yo en otras experiencias que he tenido, pues la llevábamos con todos pero “tú eres responsable de esto”, pues todavía no lo tenía y en Guadalajara me dieron la oportunidad. Para mí también me dejó eso, el decir, “pude aportar en este campo”, y lo otro, la experiencia de que, por ejemplo, la organización de los cursos de verano: es una oportunidad grandísima de servir a la Iglesia porque no sólo de Guadalajara van a la formación, sino de otra muchas diócesis. A mí como que se me quedó mucho... como no son exclusivistas, sino abren, abren la puerta para que los demás también puedan recibir lo que ellos están ofreciendo, eso también se me grabo bastante. Y el amor a los catequistas, sinceramente, pues yo también ahí lo aprendí así con más ganas… algo que se me está escapando, estando dentro de los equipos, entre Nena y Chuya, un día, a lo mejor como de broma, dijeron, “¿por qué no hacemos la experiencia de la Casa del Catequista?”, decíamos, “¿la Casa del Catequista?”, “Sí... es decir, que ellos cuenten con un espacio, que ellos cuenten con alguien que les escuche, que ellos cuenten con alguien que les forme, que ellos cuenten, aún, que si los catequistas no terminaron la primaria, pues que terminen su primaria... sino terminaron la secundaría, pues que terminen la secundaria... algo para los catequistas, así como que los cimente así, con más fuerza... entonces lo hacemos como un grupito, ¿qué tal si hacemos como un grupito para madurar esta idea de la Casa del Catequista en vistas a la atención integral del catequista?”. Yo tuve la satisfacción de... después de que había salido de allá, me hablaron para invitarme, para decir, “estamos con esto, iniciando el proyecto de la Casa del Catequista”, 160


con una visión amplísima, con una formación integral bien puesta, entonces dije, “¿Señor, ésta es tu obra?”, pero así, “¡qué grande eres!”, porque sí, de verdad, para mí, es uno de los aportes grandisísimos a la catequesis, pero a los catequistas. ¿Entonces a usted le tocó Ediciones del Catequista? No, porque le dimos… nada más fue como una idea. Salían a idear, a pensar que pudiera ser eso. ¿Salía el proyecto? Sí. ¿Y también surge este otro proyecto, la Casa del Catequista? La Casa del Catequista. Sí. ¿Entonces un momento importante fue, digámoslo así, 98 al 2000, más o menos? Sí, 2004. Porque, le digo, yo me retiré de allí en el 2004, precisamente estaba el Congreso Internacional Eucarístico en Guadalajara. Yo tuve que ir de San Luis Potosí a Guadalajara porque ya no estaba ahí. Entonces en el 2004. Y sí, que sí se dieron muchas cosas, este así que pensándolo uno dice, “¡Ay Señor! Toda esta obra, toda esta obra tuya donde tú me permitiste colaborar en alguna forma: aquí y aquí y allá”. A manera de conclusión, hermana Lala, ¿qué nos puede decir? A manera de conclusión yo quiero decir primero que le doy gracias a Dios, primero porque me ha dado esta vocación y luego porque me ha dado la vocación como misionera guadalupana del Espíritu Santo... y esta congregación, precisamente, que está dedicada a la evangelización y catequesis. Primero sería gratitud a nuestro Padre Dios por esto... y luego pues gratitud a Dios porque me ha permitido colaborar en ocho SEDEC’s con el que estoy ahora y que son experiencias distintas, pero que es colaborar, es participar y es compartir lo que uno lleva y enriquecerse también con los que ellos tienen. Entonces yo veo muy importante este trabajo en el SEDEC y también le agradezco a Dios que me haya permitido vivir estas experiencias en diferentes diócesis... y pues lo otro, yo sinceramente estoy sorprendida, aunque el padre Toño me había comentado, una vez que querían celebrar los cien años de la catequesis en Guadalajara, pues yo no pensé que fuera así como muy formal esto. Yo lo veo así, mucho muy formal ahora con tu participación muy profesional, entonces pienso que esto va en grande así que, pues qué bueno, qué bueno que cada vez más se impulse este trabajo y con la participación de los demás para proyectarlo: darlo a los demás, a las otras diócesis. Guadalajara está haciendo punta en esto, en muchas diócesis. Muchas gracias hermana. Gracias por su tiempo. Con mucho gusto y gracias a ti.

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Rosa Arvízu Montes

Febrero 25, 2014, 16:24 horas. Casa MGSpS Morelia, Morelia, Michoacán.

Buenas tardes hermana. Buenas tardes. ¿Cómo se encuentra? Yo muy bien. Perfecto, me podría indicar cuál es su nombre completo... Yo soy la hermana Rosa Arvizu Montes, nací en Celaya, Guanajuato y... llegué a Guadalajara… pues la verdad no me acuerdo en qué año, pero estaba de coordinador… bueno el SEDEC, pues no se cómo, si el SEDEC le habló a la madre superiora, no sé cómo, la cosa es que yo fui al SEDEC. En el SEDEC pues había varias personas, estaba el padre Jesús, que era el coordinador el padre Luis Chaves, estaba Lupita Quezada de las catequistas de Jesús Crucificado, estaba la hermana... le llamo Chuyita, María Jesús Orozco, estaba otra monjita de ellas que no me acuerdo quién era... y de padres estaba el padre Hermilio ya desde entonces, el padre Sotero, y yo... no, estaba, estaba Nena que todavía está ella ahí, eternamente, Nena Ocegueda y ya, de los que me acuerdo. Empezamos a asistir cada ocho días a sesión y los padres a programar pequeñas acciones no hicimos todavía así como decir, “yo tengo grabada tan, tan acción grandota”, no. En ese tiempo, luego después cambiaron al padre Jesús y entró el padre Luis Chávez como coordinador de los mismos que ya estaban como integrantes pasa a ser coordinador el padre Luis Chávez... y con el padre Luis Chávez, pues ya era de otra mentalidad, tenía ya otras inquietudes quería otra cosa del SEDEC quería que se formaran los equipos, había… había un trabajo hacia dentro del grupo y luego se hizo un folleto que entre las monjitas colaboramos más que ellos... un folleto de la Santísima Virgen de Zapopan, sobre todos los signos... que si el bastón de mano, que si sabe qué, sabe qué… entonces ahí esta ese folletito, yo todavía lo tengo ese folletito. Y luego ya empezamos a elaborar lo que es ahora el primero... para pequeñitos, no sé cómo se llama “Jesús no sé qué”, yo creo que ya le cambiaron porque es otro formato y todo, pero los pininos los hicimos nosotros, el primer librito que salió. Haciendo memoria es como aproximadamente en la época de los ochenta, ¿no es así? 163


Pues a lo mejor tuvo, la verdad no sé... y estaba entonces... y entro ahí al grupo un padre Toño bajito él, que era el encargo como de impresiones, de materiales, de todo... eso ya empezó a moverse más el padre. Después ya es el padre Luis Chávez, ya no está ya lo quitaron, fue cuando lo hicieron obispo y luego entró de coordinador el padre Castillo... muy buen padre, muy caballeroso, muy hermano, muy cercano... y seguía el padre Sotero y seguía el padre Carlos en el grupo entonces digo... como que fue un… sí se notó el cambio, verdad… entonces así como que empezaba a crecer. En todo ese tiempo ayudé en el curso ese que se habla de pastoral uno que se lleva cada año. Me encargaba de un salón y de unas clases... y luego de eso este me encargué de las escuelas de formación, de que… no me acuerdo exactamente ya pero por lo pronto sí me acuerdo de unas tres, que era San Pedrito… Zapotlanejo... y una de ahí del Centro... no sé si era de los carismáticos, la cosa es que a mí me ayudaba un muchacho que era integrante de esa escuela, muy bueno, muy, muy, muy bueno así que... como que él mismo mostro el cambio de estar dentro de una institución, digamos cobijado por el SEDEC y no andar trabajando solitos. Por lo menos de esas tres escuelas y otra que no me acuerdo... yo tenía... eran como siete las escuelas que había en ese tiempo pero como que se estaba en búsqueda de cómo hacerlas crecer, cómo apoyarlas, porque nada más venían las coordinadoras acá a Guadalajara, allí en Ramón Morales. Entonces mientras que sesionaba el SEDEC allá arriba yo estaba acá con las coordinadoras de escuela... después no sé qué pasó pero así como esa actividad fuerte diría yo, fue la yo tuve en ese tiempo… y sin dejar mi parroquia porque eran las dos cosas, el SEDEC que era cada ocho días y la parroquia que era ir de diario yo trabaje en Las Juntas... entonces para mí, trasladarme del Centro hasta Las Juntas, estaba difícil… porque camioncitos que tardan mucho y tienes tú el deber de la comunidad y de tus quehaceres acá... entonces era muy presionado pero aun así yo estuve muy contenta en Las Juntas a pesar que era una parroquia digamos, “fea”, con toda la mano... pero el párroco era todo un catequista, yo aprendí muchísimo del padre Carlos y todavía me sigo comunicando con él... fuimos muy amigos, aprendí muchas cosas, él es un gran catequista, tiene mucha creatividad, tiene chispa aunque lo veas así tranquilito y todo eso, tiene mucha chispa para la catequesis... y el padre Sotero como compañero allí... pero después me enteré que el padre Sotero fue también coordinador del SEDEC pero ya no supe más de ahí. ¿De su estancia en el SEDEC cuántos años en total fueron? Pues yo pienso que debieron ser este, en una primera época, yo creo tres: dos del padre Jesús una partecita y los del padre Luis. Y luego no sé... entre esa coyuntura quién sería... pero yo estuve hasta con el padre Benjamín. Ya después fui alguna vez a Guadalajara y me encontré que al padre Luis Chávez era obispo y que lo iban a hacer su consagración me dijo, “hermana ahí siempre hay un lugar para los amigos y sabe qué tanto...” pero no fui. Pero no sé exactamente, como las fechas así, verdad, pero sí estuve en dos épocas diferentes pero estuve un buen ratito ahí en el SEDEC. 164


¿Y cuales fueron sus prioridades dentro del SEDEC como proyectos? Pues mira allí no como que tú no tienes por ti mismo, por ti mismo no tenías como, “voy a hacer esto o voy a hacer lo otro”, sino estaba dentro de la organización y lo que el sacerdote te encomendaba... por ejemplo lo de las escuelas, yo nunca pensé que me iban a encargar de las escuelas... pero me lo encargaron entonces así como tener prioridades... así prioridades prioridades, no... estaba uno en el equipo y lo que te asignaban eso hacías o colaborabas. ¿Y cuáles fueron esas colaboraciones suyas? Pues fueron los dos textos, las catequesis de la virgen y el texto ese cuando se empezaba a querer elaborar lo propio... el texto de primero, apenas de los pequeñitos, era un azulito que todavía tengo ahí uno chiquito como recuerdito... eso es lo que había como equipo, pero así como todavía grandes cosas como que ahora que la librería que... se han hasta hecho ricos creo (ríe), no, todavía no... la librería era de Carmelita y el padre Jesús eran los que la tenían aquí en catedral, abajito. Después ya era mucho problema porque de ahí el padre Luis pedía como subsidios para esto, para aquello, y como que Carmelita no soltaba prenda... entonces ya comenzó ya la idea de separar capitales. Entonces pues ya... después ya se fueron para arriba, con todo lo que… pero así como algo muy único, sobresaliente, pues no. Yo dentro del equipo y lo que me pedían que hiciera o colaborara, la verdad. ¿Cuál fue su experiencia de estar dentro del SEDEC de Guadalajara? La mira la experiencia es interesante en cuanto que vas tu aprendiendo a trabajar en equipo, vas viendo cómo te vas complementando con otras personas que lo que a ti no se te ocurre se le ocurre a la otra persona, o sea, te vas enriqueciendo si te abres a lo de los demás... entonces uno se enriquece… yo, yo tengo muy bonitos recuerdos de Guadalajara porque yo digo, yo les digo, “yo aprendí muchísimo en Guadalajara y aprendí muchisísimo más estando en la parroquia y con el padre Carlos”, porque entonces yo no tenía pendiente de nada porque el padre Carlos también estaba en el SEDEC, entonces, si yo llegaba tarde pues ya sabía dónde estaba. Entonces para mí fue el hecho de un equipo, la riqueza que puede tener un equipo y el abrirte a ver lo que otros hacen y aprender de los demás, así, aprendiendo. Trabajar con catequesis dentro de la Arquidiócesis de Guadalajara, ¿qué representa para usted? Pues mira así como algo ¡guau!, no, porque nosotros toda la vida hemos hecho eso, toda la vida. Digo, particularmente, ¿qué existe o que existió en ese momento para trabajar en la Arquidiócesis de Guadalajara en su momento? ¿Pues qué? ¿Qué existiría? Pues no, simplemente estar cumpliendo con un deber que te encomienda tu comunidad, tu congregación, este querer dar ahí la respuesta que están esperando en ti, dar hasta lo máximo para poder dar respuestas, pero así como algo extraordinario, te digo no, porque es, nuestro trabajo.

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Es nuestro trabajo entonces uno está allí habituado hasta todo lo que se maneja, lenguaje y todo... ya es, ya es cómo te diría, como propio… como… pues como que no es novedad, no es novedad porque ya es algo que ya manejas... si tienes así como pequeñas sorpresas porque... digo, que te van abriendo horizontes, por ejemplo fue cuando estaba... salió… el documento este de... (...) entonces era como el mismo padre Luis Chávez, también es un gran catequeta… (...), te abre horizontes... entonces... pues igual te ayudan a ver lo... ¿cómo se dice?...lo vertebral del documento y eso verdad. Algo así como decir que algo más, no. Yo lo vi así como normal dentro de mí. A manera de conclusión, ¿qué nos refiere sobre el SEDEC, sobre su participación en el SEDEC? Pues como dice la canción “yo fui ave de paso” (ríe)... no, no fui ave de paso, sino que trate de hacer lo que estaba a mi alcance y ya. Que sí me marcó, que sí me siento... cómo se diría... me siento, no orgullosa pero sí como con una gran oportunidad que Dios me dio para estar ahí y enriquecerme, porque yo si le agradezco mucho a Dios, porque yo aprendí ahí... me enseñaron: acá como cura el padre Carlos y acá como equipo, pero sí yo aprendí mucho ahí y yo les digo “n’ombre yo ahí fue donde...”, cómo se dirá, como el punto que detono ahí, fue mi paso por Guadalajara... porque después estuve en otros SEDEC que no. Estuve después en el SEDEC de Tijuana, estuve en el SEDEC de Villahermosa, Tabasco y pues no, no se le parecía por ningún lado al SEDEC de Guadalajara, ni los padrecitos, ni el obispo siquiera.Entonces acá fíjate el padre Chávez, catequeta; el padre Benjamín, catequeta; y luego el padre Toño, creo que también era catequeta; y las gentes que estaban ahí... pues éramos... también nos movíamos en este mundito de la catequesis... entonces estábamos en nuestro lugar... cosa que no sucedió en los otros SEDEC de provincia en los que yo estuve, ni así mira, ni así. Y bueno, ahí fuimos haciendo lo que se pudo. Muchas gracias hermana.

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Benjamín Castillo Plascencia

Febrero 26, 2014, 12:20 horas. Obispado de Celaya, Celaya, Guanajuato.

Buenos días padre. Buenos días. ¿Cómo se encuentra el día de hoy? Muy bien. Contento, contento de saludar al SEDEC de Guadalajara. Perfecto. ¿Me podría indicar su nombre completo? Soy Benjamín Castillo Plasencia, actualmente obispo de Celaya. Soy del clero de Guadalajara, estuve ahí hasta el año 2003, que me mandaron a Tabasco como obispo. Había sido auxiliar en Guadalajara del 2000 al 2003, poquito más de tres años. Estuve siete años en Tabasco. Llevo aquí tres años y medio, en Celaya. Mi historia de la catequesis comenzó en el Seminario, llegué a ser encargado de catequesis en el Seminario, como decía entonces el Padre “Miguelito”, Miguel Sánchez que era el encargado, “los muchachos de la catequística”, entonces a mí me puso como encargado, pues de la catequesis propiamente, de hacer listas y cosas de esas. Entonces empezó mi afición. Siempre me gustó trabajar, en mes destino nos juntábamos por ahí varios compañeros que éramos medio vecinos y hacíamos trabajos para cursos de catequistas. Me fui prestado a Tabasco dos años, regresé y me mandaron a Cuitzeo. En ese tiempo comenzó aquella escuela para sacerdotes en catequesis, con el padre Luis Chávez, entonces y “Soterito” y... lo que sería el origen del instituto que se hizo ahí. Estuvimos tres años con una asistencia, muy bonita, de ciento y tantos sacerdotes, cerca de doscientos y de ahí como que surgió la idea de mandarnos a estudiar al padre Hermilio Cárdenas y a mí a España, a estudiar catequesis. De ese curso fue de los que terminamos en aquel tiempo, yo estaba entonces en Ocotlán, Cuitzeo. Al regresar, regresé al seminario, recuerdo que me llamó el señor Godínez, “oye, pues que te vayas al seminario”, pues había un proyecto, por eso nos mandaron a estudiar catequesis y ahora me mandan al Seminario. Había la historia del padre Toño Ortiz, que estudió catequesis y se la pasó toda su vida en el Seminario, ya cuando salió, pues ya no quiso integrarse al equipo. Entonces me llamó el señor cardenal, “váyase al seminario aunque sea un año”, y me fui un año… pero así. Don Juan, entonces el rector, cumplió: al año me dejó libre. Y comenzamos entonces Soterito y yo a trabajar. Me uní al equipo porque Luis 167


Chávez dejó para ser vicario de pastoral, entonces nos quedamos Sotero y yo ahí. Pronto él salió para irse al seminario, entonces me quedé yo encargado, ya entonces también se apunto Hermilio. Trabajamos siguiendo, pues, lo que había allá, muy bueno, de los cursos de verano: un grupo de arriba de mil catequistas. Por ese tiempo venían incluso de Guatemala y de otros países. Muy bonito, yo creo que es algo que recordamos con mucho cariño, esos cursos de verano, que, además nos servía porque quedaba un poquito para sostener la catequesis, la catequesis no tenía subsidios. Había la capellanía de San Sebastián que era... que se sostenía pero, pues, se fue con monseñor Luis Chávez... se fue a la vicaría de pastoral... de la capellanía de San Sebastián se fue a la vicaría y quedamos volando. Entonces a Soterito se le ocurrió que pidiéramos una capellanía y por cosas chuscas, volvamos a tener por ahí una lista como de once, doce posibles capillanias para que nos escogieran una. La última que puso fue El Carmen. Me acuerdo que nos la negaron. Decía el cardenal Salazar, “¿quieren El Carmen?”, y no nos dieron capellanía. Entonces la catequesis estaba muy, pues pobre, en cuestión de ayudas. Recuerdo con el padre Miguel Rodríguez, que trabajaba poquito en la vicaría de pastoral con Luis Chávez y encargado de la librería, nos dio entonces quince millones de pesos, que eran aquellos millones que no valían y con los intereses, que eran muy buenos entonces, se sostenía la secretaria. Por ahí llegando ya el señor Posadas, entonces ya estaba puesto el equipo, estaba pues en El Carmen. También se nos ocurrió pedirle al señor Posadas la primera colecta y nos la dio con mucho gusto y fue un éxito... ya tuvimos un poquito, un desahogo para que el equipo tuviera algo más. Entonces estábamos pues allá, en Ramón Morales. Al pasar el año, “pues vamos haciendo otra, estaría bueno... vamos con el señor Posadas”, que íbamos con miedo que era, pues, ya tuvieran… “no, sí... como que ya lo dio por hecho”, y empezaron las colectas anuales. Yo creo que se empezó a dejar de vivir en esa penuria. Fue muy bueno, por ese tiempo ya estábamos comenzando a hacer los catecismos que ahora están: ya ahorita, revisados, mejorados, desde luego. Empezamos con el esfuerzo ese, pero ya teníamos un poco más de recursos y el equipo ya era más amplio. Yo creo que esos fueron tiempos muy bonitos, muy bonitos, de trabajo: nos íbamos con frecuencia una semana a hacer temas y hacíamos como cuarenta temas ahí. Era un equipo bien unido, bien unido. Creo que fueron ocho años, en el equipo era Hermilio, era Nena entonces, la madre “Chuy”, estas madres que fueron… la madre Lupita Aceves, Lupita… se me fue ahorita el apellido… Quezada. Tenemos recuerdos muy bonitos de ese tiempo, también, de las madres guadalupanas. Yo dejé, por allá por el... ¿qué sería?, 97, catequesis 97... y me pasaron la vicaría de pastoral. Entonces fue cuando se pasó, por ese tiempo, poquito antes, se pasó a San Martín, se pasaron las oficinas. Me tocó por ahí comenzar a arreglar. En ese tiempo me hice cargo yo, precisamente, de toda la casa de San Martín. Ya había tenido yo el cargo de la casa de Román Morales… con unos arreglos, cuando estaba la pastoral social, pero cuando hicieron los arreglos esos, lograron que nos 168


dieran la ayuda. Y de la vicaría de pastoral seguimos muy en contacto porque ahí estaba, entonces, catequesis. Pues yo creo que sido la historia. Después ya como obispo, fui encargado de la vicaría de pastoral hasta que hicieron obispos a “Chema” y a don Rafael. Entonces Chema que venía de San Juan, que era vicario de pastoral, para que se integrara mejor en un campo que él conocía: se le dio vicaría de pastoral y yo pasé a familia y entonces, que fue muy ya poco tiempo porque ya estábamos por ahí en el 2003, me mandaron Tabasco. Más tarde en las siguientes elecciones que hubo, Luis Chávez, para entonces, era el encargado nacional de catequesis. Él empezó con el proyecto de catequesis de adultos... y con Hermilio como secretario, fueron tiempos, de veras, se dieron un gran impulso los dos, buena parte, pues las ideas pues de Luis... Luis siempre ha sido muy innovador, muy inquieto... y Hermilio muy tesonero: le tocó, pues, él estar al píe. Como se hicieron las elecciones, me quedé yo en lugar de Luis, ya había cumplido seis años, ya me tocó y yo le pedí a Hermilio que siguiera y seguimos trabajando, él como secretario, hasta que me lo quitaron. Les pidieron que se fuera... que se fuera a Guadalajara. En realidad él casi nunca dejo Guadalajara: iba y venía; era muy pesado para él, muy trabajador, pero sí muy pesado para él. Yo seguí con él con lo del catecismo para adultos. Dejé cuando faltaba sólo un libro, ya no quise yo firmar, ya estaba hecho pero ya lo firmó el siguiente, el que me suplió: don Antonio, obispo de Tuxtepec. Pues eso es más o menos mi paso por el SEDEC. Hacía mucho que no iba hasta este año pasado, llevé a unos padres a… encargados de vocaciones, a que vieran, queríamos comenzar con vocaciones con seminaristas en familia y fuimos a pedir la experiencia de… y estando ahí pues, “vamos al SEDEC”. No iba yo desde, pues, desde cuando me fui a Tabasco. ¿Qué tipo de proyectos realizó en el SEDEC, padre? ¿Entonces? Proyectos, el catecismo. Este catecismo nos tocó empezar en ese tiempo. No sé hasta dónde llegamos, no recuerdo; lo siguió Hermilio y se terminó ya con Javier González, creo que se terminó con Javier González. Tengo entendido que estuvo en dos ocasiones, dentro del SEDEC... No. Estuve nada más ese tiempo. En los años 80. Del 86 al noventa y tantos. Fueron como ocho años los que estuve yo en el SEDEC. ¿Y en ese momento cómo era la catequesis en la Arquidiócesis de Guadalajara? Pues estaba organizada por según los sectores y las, que le llamaban, las zonas... y había encargados de las zonas. Hacíamos entonces, pues, para el tiempo del día de la Catequesis, hacíamos un proceso que era mero parroquial, decanal, terminaba con las zonas. Tengo presente un acontecimiento con don Juan Jesús Posada: él fue el que señaló el día de la Ascensión como día de la Catequesis y... la última, la última fiesta de Ascensión habíamos… tocaba la... esa reunión a nivel de sectores ahí en la ciudad, de zonas, eran cuatro, y había distintos lugares… unas dos mil 169


catequistas en un lugar, otros un poquito menos, un poquito más… entonces yo fui por él en mi carro a recogerlo a su casa: salimos, lo traje toda la mañana; nomás alcanzamos a visitar tres de las cuatro, de los cuatro sectores. A las dos, pues, ya terminaba en todos lados, la reunión; cerramos ahí en el Seminario Mayor y ya lo llevé a su casa, comí con él. Al día siguiente nos fuimos con el equipo a hacer la evaluación a Manzanillo, conseguían los departamentos... y llegábamos e íbamos por tres días, me parece, llegamos y nos vamos a trabajar este día así, a ver si lo terminamos y ya descansamos. Nos metimos, no había televisión, no había radio; salimos, por ahí como a las nueve y media, a cenar a la avenida, esta, Miguel de la Madrid, el paseo ese que hay en Manzanillo... y nos encontramos personas del SEDEC, padres, los catequistas del SEDEC de Ciudad Guzmán. Los saludamos pero, pues, como que ellos nos veían un poquito raro, como nosotros a ellos, hasta que ellos entendieron que no sabíamos la noticia que habían matado al señor Posadas. Ya nos dijeron, “¿no saben que mataron al señor Posadas?”, “pues no”, es que no teníamos nada, hasta que ya vimos las noticias de Jacobo (Zabludovsky) y al día siguiente nos vinimos. Pero yo traje en el carro, mi carro, el día anterior a su muerte, al señor Posadas, toda la mañana hasta las tres de la tarde y llegué a la casa a dejarlo y comí con él. Entonces eso me impresionó y mucho. Por ahí hay una anécdota que el señor Posadas hizo una oración el día anterior a su muerte, dentro del SEDEC o algo así... Pues debío ser en uno de esos grupos. Yo no recuerdo aquella oración porque él visito, te digo, tres de los centros: uno por allá en San Rafael, el otro por allá en la casa de los Maristas, por Loma Bonita y en el Seminario. Nos faltó un sector que no recuerdo dónde... pero no nos dio el tiempo ya y él dijo, “ya…”, y si terminamos a las dos, a las dos se terminaba la experiencia. Entonces ibamos a llegar ya al otro lado y no alcanzamos a más, porque él era así... él cuando llegaba un lugar le dedicaba el tiempo. Muchas veces el que seguía se quejaba porque llegaba tarde… pero cuando llegaba le dedicaba el tiempo. Entonces se nos fue en los tres y de seguro, pues, la oración sí, sí estuvo con la familia y recuerdo que insistía mucho, de veras, en que los sacerdotes dedicaran sus recursos a la catequesis y él con una expresión entonces dijo que, “si un sacerdote no catequizaba, un párroco, había que cambiarlo”, a ese grado decía y sí, en derecho dice uno que cuando un sacerdote, las causas para cambiar un sacerdote así, pedir la parroquia es que no evangelice. Entonces recuerdo eso, cómo era insistente en catequesis. Su experiencia dentro del SEDEC de Guadalajara, padre ¿cuál fue? Fue muy bonita yo creo que entonces hicimos muy buen equipo. Para mí eso era, sigue siendo esencial, nadie es capaz de hacer lo que se tiene que hacer si no se junta con otros. Viendo las capacidades, cómo se hacen las cosas y yo siempre me preocupé que tuviéramos buen equipo y todos, de veras, cooperaban muy bien. Yo creo que fue un tiempo bonito, de mucha cercanía, con muchas anécdotas, gente muy trabajadora, sobre todo las encargadas de los distintos sectores, distintas zonas. Recuerdo a mucha gente de esas, el camino que fueron haciendo los catequistas, por ejemplo Nena, pues, empezó ahí, chica… recuerdo que tenían que pedir 170


permiso porque no tenían la edad, ella y “Conchita” Magaña... José Inés, pues era chico… su mamá entró a ser y fue encargada del sector por él, como catequista, tiene toda la vida allí, pues, en el SEDEC... terminó su carrera de medicina y no la ejerció, ahí sigue, sigue siendo. De las religiosas pues hay muchas que han pasado por ahí... dejaron mucho, la madre Gloria, que fue la que empezó, propiamente, a sistematizar, entonces es otra historia lo de las computadoras: a mí me regalaron mis amigos… traía una computadora y fue la primera computadora que hubo ahí. Recuerdo que para eso fue un padre... (...), le metió un virus y se nos perdieron las catequesis. Se nos perdieron mucho, mucho tiempo de trabajo. La madre Gloria era la encargada entonces de la computadora. Sí, hay muchos recuerdos así. Muchos pues, precisamente antier nos acordábamos de una celebración eucarística, al cerrar un retiro con el salón… (...) ...no sé qué más, podría mentar muchas cosas pero no, necesito ir recordando. Como conclusión, padre, ¿qué dejó usted en el equipo del SEDEC? No sé qué dejaría. Yo creo que todos trabajamos por hacer eso. Yo creo que los cimientos de este catecismo que está y que ahora hasta mucho mejor y ampliado. Entonces había la inquietud de hacer de lo de los adolescentes, de cerrar la brecha. No sé, no sé qué dejaría yo. Trabajamos juntos, trabajamos juntos. Yo creo que, también en lo económico, eso de que se juntaban las colectas... (...)... empezó el seño Posadas. Ahora veo yo al SEDEC de Guadalajara con muchos recursos, pero fue un SEDEC muy pobre en ese tiempo, porque todo se fue a la vicaría de pastoral: queríamos algo, había que irlo a pedir...nos quedamos de veras así. Entonces, fue como el comienzo, el comienzo de aquel tiempo... comienzo porque cada quién hace una etapa, Luis Chávez, comenzó la casa de pastoral, aquel curso con cerca de 200, 190 y tantos sacerdotes constantes todos los miércoles, el padre Jesús Jiménez, también, con la librería que es producto de catequesis. ¿A usted le tocó este momento de transición en que se empezó a organizar ya el SEDEC como con grupos y una estructura base? Pues yo creo que sí, empezó todo eso. Y otra cosa era muy bonita, era la participación de la provincia, eran nueve, nueve lugares e íbamos rotando. Es otra cosa muy bonita, que entonces participaban muchos laicos, llegabamos a tener reuniones de sesenta gentes, de todos. Entonces fue una etapa, eran muy bonitas esas reuniones: la búsqueda de un proceso a nivel provincia. Y yo creo que una aportación buena en ese sentido fue lo de comenzar procesos. Yo creo que fue algo que teníamos, un poquito metido, Hermilio y yo y una aportación muy fuerte, también, de los de Ciudad Guzmán, en ese tiempo, de hacer procesos. Ahí, por ahí, debe de haber documentos del proceso de la catequesis, existía mucho el proceso. ¿Y con esto qué se pretendía? No pues la catequesis fuera bien cimentada para que fuera creciendo, ser un proceso de formación de la persona, a la vez que se iba formando, se iba aprendiendo a vivir cristianamente en todo sentido. Entonces, yo creo que fueron aportaciones no mías solamente, nos traíamos eso, un poquito de España, Hermilio y yo, estudiamos en España. Pero también muy respaldados y ellos también estaban en eso, 171


los de Ciudad Guzmán: el padre Jesús Facundo Delgado… pues eso, no puedo hacer yo una evaluación. Más bien, a lo mejor, me gustaría que aquellas gentes dijeran “¿qué hicimos? ¿cómo lo hicimos? ¿qué queda de aquel trabajo?”. Yo creo que fue poner las bases del catecismo de ahora, que sí las hay: nos tocó poner esas bases. Recuerdo una ida a Mazamitla, una casa que nos prestaba del encuentro matrimonial, una pareja del encuentro matrimonial, ahí hicimos las primeras catequesis del primer libro. Anita Rizo era parte del equipo entonces, fue superiora muchas veces de las catequistas y ella iba. Ahí comenzamos a hacer las catequesis. Yo creo que fue eso… pues no sé. ¿Diversos trabajos? Sí, sí: los cursos de catequesis, por ahí... yo creo que el desplante también es económico, el señor Posadas fue el que dijo o dejó... nosotros creíamos que nada más es una colecta, no... ya se hizo cada año por el rededor del día de las Catequesis y ya… yo creo que se acabaron las preguntas. Pero fueron cosas que fueron haciéndose en equipo, no me las atribuyo, fueron haciéndose. José Inés era el que mandaba a hacer los sobres, el que se encargaba de las distribuciones para hacer la colecta. Perfecto. Unas últimas palabras para cerrar... Pues un saludo y una felicitación al SEDEC de Guadalajara. Que siga trabajando con empeño, me da gusto los avances que hay con el Instituto y la organización que tienen. Ojalá, pues sigan dando frutos y nos vayan tocando de pasada... aquí en la provincia se tiene, se sigue el catecismo de Guadalajara, entonces pues, todavía estamos gozando, pues, de todo aquello... y a mí me gusta porque lo promuevo. Muchas gracias, Padre. Saludos a todos.

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María de Jesús Orozco Lozano

Febrero 26, 2014, 16:25 horas. Casa CJC, León, Guanajuato.

Buenas tardes hermana, ¿cómo se encuentra? Buenas tardes, Miguel, bien, bendito sea Dios. ¿Me podría indicar su nombre completo? María de Jesús Orozco Lozano, hermana catequista de Jesús crucificado. ¿Cuántos años tiene aquí, adentro de la congregación? 50 años. ¿Qué es lo que la trajo a la catequesis? La necesidad de profundizar más la fe, no solamente para los demás, para mí misma. Y esta labor de ser catequeta, de alguna forma, ¿qué le ha dado? Mi realización personal y vocacional, que no solamente es una realización del hacer, sino del ser. Entonces, soy feliz dentro de la catequesis. ¿Y usted llega con esa convicción de manera personal o la obtiene dentro de la congregación? Me inicié a nivel personal, pero la fe aquí ha ido madurando y acrecentando dentro de la congregación. Muy bien. ¿Y esto la hizo llegar, en algún momento, al SEDEC de Guadalajara? Sí. Ya había participado en, más o menos, en cinco o seis SEDEC’s de la República; entonces, pues en cada uno es diferente: llegué a Guadalajara me comisionaron... yo fui enviada por la congregación y me integré cuando el equipo estaba formado por el padre Sotero Torres, el padre Benjamín Castillo, el padre Hermilio Cárdenas y la hermana María Guadalupe… Guadalupe María Quezada, hermana catequista de Jesús Crucificado. Éramos los del SEDEC. Un equipo muy chiquito, muy bien integrado, un ambiente fraternal muy bonito, que eso me ayudó a integrarme en el ser y en qué hacer del equipo. Tuvieron mucha paciencia conmigo y eran personas que estaban empapadas en lo que estaban haciendo. Ciertamente las demás experiencias no sirven tanto en el sentido de que cada lugar, pues, tiene su propia identidad, tanto el equipo como el qué hacer del equipo. Entonces llegué, primero como en plan de observación, de ubicación y me ayudó mucho el equipo: era un gran equipo. Y eso favorecía mucho el trabajo que se 173


tenía, muchas exigencias, porque el trabajo no aumentó tanto después que era un equipo más grande. Entonces se dedicaban mucho tiempo a los formadores, tanto sacerdotes... porque había reuniones de sacerdotes... de coordinadores de zona, de decanato, de parroquia… y para ir captando todo eso me llevó un tiempecito… pero al mismo tiempo iba trabajando, porque me impulsaron, me ayudaron. Y en esa faceta de estar presente dentro del SEDEC, hermana, ¿qué tipo de proyectos realizó ahí María de Jesús Orozco? Estuvo con los… en primer lugar teníamos distinguidos los decanatos para el acompañamiento de los catequistas. Yo acompañé el decanato del Sur: formado por Chapala, Hualulco, Ameca, Cocula, cuatro decanatos que visitaba periódicamente. Visitaba junto con el padre Benjamín o el padre Sotero, a algunos sacerdotes en sus decanatos para impulsar, para acompañar, como para que… un intercambio y que el trabajo no fuera solamente de escritorio, sino a partir de necesidades concretas, aunque las necesidades concretas las supimos, más bien, por los catequistas laicos. Participé en las reuniones de coordinadores de parroquia. En ese trabajo apoyaron los coordinadores de decanato y de zona. De ahí surgieron los primeros miembros laicos: la doctora María Isabel Pérez, José Inés Flores, después María Elena Ocegueda. Pero era un grupo muy integrado de los coordinadores de zona; ellos participaban también en las reuniones de... regionales. Yo participé en todas las reuniones regionales que entonces eran nueve diócesis. Ahí se veía... se compartían mucho experiencias, también, nos ilustrábamos en estudio y uno de los criterios que nos unieron fue la identidad del ser y del qué hacer de los SEDEC’s. Otro fue la unificación de criterios para la administración de los… para la formación, para los sacramentos. Otro fue algo que surgió de Guadalajara: la catequesis en proceso, surgió de Guadalajara, después se asumió toda la región, no me refiero a los textos, sino a la forma de catequesis que ya no fuera “sacramentalistas”, sino un acompañamiento, una madurez de la fe. Otro fue la unificación del método que íbamos a organizar, llevábamos un trienio en ese estudio y participé en todas las reuniones, porque entonces, no era que una vez iban unos y otra vez otra vez iban otros, íbamos todo el equipo central y los coordinadores de zona. Ahí estaba... alguien que ya murió... “Soco” Delgado, también José Delgado (...) que murió y muchos de los que todavía viven, colaboraron muchísimo... y fue una riqueza para mí el trabajar con ellos. Todos los trabajos que yo realicé, después de que ya había un equipo eclesial, todos los realicé con apoyo, no sola. Apoyo tanto del equipo central como de los laicos. Participé también en los cursos de verano: eran una riqueza aquello, porque en aquel tiempo eran más de mil catequistas los que asistían, no solamente de la diócesis de Guadalajara o de la Arquidiócesis, sino que eran de muchas partes de la República... y era un ambiente eclesial muy bonito. Eran todo el mes julio… ahí participé. Cuando vimos lo de la necesidad… bueno, yo la aprendí, la idea creo que nació del padre Benjamín, no la idea nació ahí sino que nació a partir de los documen174


tos: catequesis (...) y que lo dice muy claro... pero alguien tiene que dar el primer paso y siento que el padre Benjamín inició ese paso. Pero era necesario una concientización, no para usar los textos, sino una concientización que fundamentara el por qué el cambio, y esto era por etapas: nos concientizábamos nosotros y luego pasábamos a concientizar a los catequistas que no fue tan díficil, porque los catequistas partían de una realidad en donde veía la necesidad de una catequesis en proceso, que llevara la madurez de la fe… y que no fuera solamente “sacramentalista”, entonces empezamos con los catequistas. Pero también hubo reuniones de sacerdotes con los decanatos, en esas también participé yo; en donde dábamos la fundamentación, el por qué se daba ese cambio. Sí costó trabajo, sin embargo había una convicción, de parte del equipo y de parte de los laicos, y eso fue una acción que transformó la idea y la acción del SEDEC. ¿Cuántos años estuvo usted dentro del SEDEC? Estuve en dos etapas. En la primera etapa, para mí, de mayor riqueza. Fue una etapa en el que el equipo éramos uno. En esa primera etapa duré seis años. Salí un tiempo y después de tres, cuatro años, regresé: ya era otro estilo, más amplio el equipo… y sí, fue entonces cuando se empezaron los departamentos... ya cuando llegué en la segunda vez, ya estaban los departamentos. Yo entré al departamento de elaboración… ¿De materiales? Sí. Después estuve en el departamento de formación, entonces también elaboramos material junto Víctor Escalante, Alicia, el padre “Berna”, la hermana Gabriela... de las catequistas de Jesús Crucificado, José Inés Flores... participamos en la elaboración de material. El equipo fue muy integral, muy rico, porque eran aportes muy fuertes, con gente que la sabía llevar y muy integrados, eso fue lo que nos ayudó mucho. En la segunda etapa duré cinco años, entonces… bueno ya… fue otro estilo pues, quien cada uno tiene su riqueza, pero yo saborié mucho la primera etapa. Dentro de estos proyectos, ¿cómo fue el impacto o los cambios que hubo de una primera etapa a otra segunda etapa dentro de su instancia en el SEDEC? La primera etapa éramos uno, aunque cada uno tenía su... como sitio, su acción concreta, nos apoyábamos mucho. En la segunda etapa ya se cerró un poquito más de la comisiones. Muchas veces no nos dábamos cuenta, no me daba cuenta, de todo el trabajo de otro departamento, aunque se dijera, pero no había la participación directa, entonces no se involucraba uno tanto. Siento que se dispersó un poco la vivencia que yo había tenido de equipo, aunque en la primera etapa empezamos a formar el equipo eclesial... empezaron a participar las hermanas guadalupanas, antes de las hermanas guadalupanas... creo que de antes... la participación de los laicos, pero unos laicos comprometidos y con mucho respeto, con mucha responsabilidad. Era un trabajo muy bonito. Los coordinadores de zona respondían al cien... un equipo que sabía de qué se estaba tratando... y bueno, era como el lazo de unión entre el pueblo y el equipo, el equipo y los catequistas.

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Entonces, ¿un gran esfuerzo? Un gran esfuerzo, una gran riqueza, desgaste fuerte, pero que valía la pena. Para mí fue un tiempo de mucha realización, personal y de mi vocación. Entonces esa experiencia adquirida en el SEDEC de Guadalajara, ¿qué le ha permitido? Esa experiencia me ha permitido valorar la vida de un equipo, la organización... y muy fuerte, la concientización de una catequesis en proceso. Siento que se... se cambió un poquito la idea inicial, así lo siento… a nivel general, no me refiero ahorita, me refiero en qué me ha servido ahorita... por ejemplo, se dice, una catequesis en proceso: las primeras comuniones se van a hacer esta fecha, eso no es proceso, porque no hay fechas para madurar, en madurar se dan… para el sacramento se da en la vida, en el caminar. Se me hace más conceptual, algunas veces, la catequesis... de como se inició que era más vivencial. Eso se aprendió mucho de las nueve diócesis que trabajábamos en la región. Creo que captamos muy fuertemente esa mística. Cuando regresé ya había salido de Zacatecas... ya no había una constancia como era antes: a veces iban unos, aún de Guadalajara, a veces otros, a veces ninguno; a veces uno o dos días, una, dos personas y ya se quedaba una sola. Todo esto para mí fue como... como que me descontroló... no, no me descontroló... sentí que... que se había empobrecido, eso sentí. Pues muy bien, hermana, me comentaba por ahí, fuera de entrevista, que también había realizado otro proyecto... Sí, fui la secretaria del equipo en la primera etapa. Entonces yo estaba siempre en el SEDEC, algunas veces llegaban catequistas con alguna preocupación o pedían una orientación, algunas veces sacerdotes... pero yo estaba de planta toda la mañana hasta las dos de la tarde. Un detalle que se me pasó, también decir, la concientización que hicimos o la fundamentación del cambio, tomamos como fundamento la revelación, la pedagogía de Dios... que fue un proceso de revelación, los documentos eclesiales y la realidad por los vacíos que había en la vida cristiana de la comunidad diocesana. Por ahí, creo que, entre tanta visita a los decanatos y tanto movimiento que realizó, siempre procuraba algo... tengo aquí un pequeño texto que organizó usted, ¿qué era eso? ¿cuál era su postura ante el catequista? Era estar con el sacerdote encargado de la catequesis para ver en qué tanto estaba respondiendo nuestro servicio y en qué podíamos apoyar. De ordinario era con los sacerdotes encargados, aunque también visitaba a los catequistas, sobre todo al coordinador de decanato, siempre estaba presente y bueno, era una visita realmente al servicio de él. No, no a checar qué estaba haciendo, no, más bien en qué podemos servir, qué de lo que hemos hecho ha servido, qué no ha servido, más bien era revisarnos para mejorar. Había varios objetivos durante esa etapa, ¿cuáles eran? No los recuerdo. Pero, así más o menos, eran impulsar la educación en la fe para llegar a la madurez cristiana. 176


¿Cómo cerraría, con sus propias palabras, su participación dentro del SEDEC? Como que fue un tiempo de la vivencia de Iglesia y la acción de la Iglesia, muy fuerte. Vivencia, en cuanto a lo interno del equipo y la acción junto con los laicos, pero, en común con ellos, pero realizando mi vocación personal y mi comisión dentro del SEDEC. ¿Hoy qué es para usted el SEDEC? Pues, un poquito como empresa, esa impresión me da. ¿El SEDEC, te refieres al de Guadalajara? Sí. Un poquito como muy cuadriculado, muy común: tiene su oficina cada departamento, con todos los elementos que se necesitan… eso es bueno, para eso es la tecnología para tomarla… pero me da la impresión de un poquito más frío. La participación en la provincia, en la región, fue mucho más limitada por parte de Guadalajara: a veces iban, a veces no iban, a veces iban unos, a veces otros… porque yo seguí en la región, por un tiempo. Perfecto, pues, ¿cómo cierra esta entrevista, hermana? Que volvamos a los orígenes, no del SEDEC, sino de la comunión eclesial. Al origen de nuestro ser y qué hacer, como un pueblo eclesial… la fidelidad a la realidad y la fidelidad a Dios, la fidelidad al hombre y al gusto de lo que estamos haciendo; no digo volver, porque sí se sigue gozando, yo, a los que he visto, siguen gozando con su tarea. Muy bien. Muchas felicidades y me motiva el pensar que yo di mi grano de arena en ese caminar y que recibí una montaña de bienes. Muchas gracias. Muchas gracias a ustedes.

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María Guadalupre Aceves Navarro Guadalupe María quezada Cadena Marzo 3, 2014, 12:20 horas. Casa CJC, Ciudad Obregón, Sonora.

Sí, buenos días... Ambas: Buenos días Miguel. ¿Cómo están el día de hoy? M: Pues ante ti, con mucho gusto. G: Muy bien. Me podrían indicar su nombre completo. M: Mi nombre completo es María Guadalupe Aceves Navarro. ¿Y el suyo hermana? G: Guadalupe María Quezada Cadena. ¿Ustedes pertenecen a la congregación de...? M: Hermanas catequístas de Jesús crucificado. ¿Y estamos en...? M: Estamos en Ciudad Obregón a sus órdenes. Hermana Lupe, me podría indicar cómo es que llega usted a la catequésis, precisamente al concepto catequésis... M: Bien, pues niña, pocas adolescentes pues. Llegaron las hermanas catequístas de Jesús crucificado a la parroquía de San Pío X donde no había nada, ellas iniciaron y juntaron a las señoritas del barrio para que fueramos catequístas, así se nos llamaba... ahí fue el primer contacto que tuve con las hermanas. De las primeras que fueron, fue la hermana Virginia Gómez, que en paz descanse; las hermanas Anita Rizo, Juanita Rizo; Lupita Torres; (...) Rizo; eran las primeras madres. Eran muy jovencitas, (...) eso impactaba mucho, su manera de conducirse, de llamarnos, muy alegres, cantadoras, convocaban a la comunidad con mucha facilidad. Nos juntaban en las calles porque en el barrio no había nada, no había templo... comenzaba eso antes de que hubiera templo. Ahí comenzó mi gusto por ser catequísta, a contacto y ejemplo de las hermanas. ¿Usted de dónde es originaria? M: Yo soy de El Salto, Jalisco. 179


¿Y usted hermana Guadalupe? G: Yo... el gusto me nació precisamente porque las madres de la congregación iban al barrio de San José de Analco, yo de ahí del barrio de San José de Analco, iban a la catequésis... de hecho en unos exámenes iba la fundadora, que yo los conocía a los dos, iba ella... entonces me invitó, me dijo que si no me gustaría ser religiosa, sí, yo le dije que quería ser misionera... pero bueno, en fin, dijo, “(...) para que te lleven con nosotros”. Algo que me impactó mucho de las madres que iban su alegría, su gran creatividad, porque estamos hablando de antes del Vaticano II, y ellas tenían una gran creatividad para la catequésis... y nos formaban así, en ese estilo, en ese ambiente, entonces amí se me despertó la ilusión por ser religiosa tratándolas a ellas y ser catequísta. Hermana Lupe, ¿en qué año surge la congregación? M: La congregación tiene su historial... surge en los años treinta y tantos, por allá, del cotacto de la madre Lupe Gallegos, la señorita Lupe Gallegos, recibió el padre Juan Nepomuceno Guzmán Hernández, él llega como auxiliar a la parroquía de Tepatitlán, parroquía de San Francisco, ahí la (...) hizo que se encontraran el señor párroco y la jovencita de 14 años, Lupe Gallegos. Ahí comienza la punta, su historia pues es muy rica, pero como inicio es el encuentro... pues que tenía poquito de ordenado cuando llega allá, al altiplano, fue su primer encuentro con las niñas. Hermana Lupe, me estaba contando que... esta historia de la comunidad, pero ¿quién fue Guadalupe Aceves dentro del SEDEC? ¿cómo es que llega al SEDEC? M: Me invitaron, estábamos en el año 75, 1975. En el Secretariado invitado específicamente para ayudar en lo que es secretaría: llevaba las actas, hacia las comunicaciones, llevaba el archivo, convocaba, era mi trabajo como de secretaria pues. Secretaría, pero no solamente secretaría, también aportaba dando clases, ayudábamos a hacer el material, los temarios... dentro del equipo yo era secretaria pero tenía a los autoservicios también. ¿Y cómo es que llega al SEDEC, por medio de la congregación? M: Yo llegué a la congregación en 1958, estamos hablando de 1975, ya. ¿Entonces ya tenía 17 años dentro de la congregación? M: Más o menos sí, esos tenía. Y cuando llega usted, ¿en qué equipo llega? M: Éramos el equipo pensador, el equipo base del SEDEC: se perfilaba, se organizaba, se proyectaba y se realizaba. Era uno más en el equipo. ¿Quiénes estaban en él? M: En el primer momento estaba el padre Jesús Jiménez, un hombre sabio, santo, amigable, tendía puentes era de fácil acceso, muy firme en lo que quería, austero, muy amigable... todas sus expresiones muy correctas, su lenguaje era rápido y selecto, (...) de mucha calidad... era un valor ahí en el Secretariado porque la gente lo tenía así, pues muy reconocido, muy aceptado. 180


¿Quién más? M: De los padres entonces estaban el padre Luis Chávez, ahora ya es arzobispo de Oaxaca, en Oaxaca está él ahora; estaba el padre Sotero Torres, Toño... se apellidaba Ortiz, Carlos Álzaga, la hermana Juanita Rizo, Rosa Arvizu, una hermana catequísta de las (...) en Morelia... esos éramos el equipo entonces en el Secretariado. ¿Ubicados en Jarauta? M: No, estábamos en el obispado, en el tercer piso del obispado, ahí se sesionaba, en catedral. Me está hablando del año 75 aproximadamente, cuando usted llega... M: 76, por ahí, 75 al 80 en ese tiempo estuve ahí. Bueno, hubo un parénteris porque en el 78 vine acá a Hermosillo. ¿En qué proyectos participó? M: Proyectos de formación de catequístas, de análisis de textos, elaboración de material, temas para los catequístas de los cursos de verano teníamso una escuela semanal para catequístas, estaba ubicada ahí en COYFI, ¿Colón 25?, en el Centro, eran escuelas diarias, todavía había clases ahí. Eso después se dejó y se fortificó más bien lo de los cursos del verano. La coordinadora en aquel tiempo era la madre Juanita Rizo, también de los cursos de verano ya con el equipo pero ella hacia punta. Y que más. otorgaban... me platicaban en algún momento que también, antes de esto, asistía usted al Secretariado, no participando de forma directa... M: No. Siempre hicimos todo, éramos equipo y gente que trabajaba. Ahí analizábamos, programamos y revisamos todos en equipo, no había “unos y otros”, todos le entrábamos. Antes de esto, fuera de entrevista, me había contado que había tenido de cierta forma un contacto con el padre Antonio Gutiérrez, quien coordinaba antes el SEDEC, antes de Jesús Jiménez... M: Sí, antes se llamaba el Oficio Catequístico. Sí, no sé qué hacían... era la autoridad el padre... en aquel tiempo estaba una escuela que se llamaba escuela diocesana de experimentación pedagógica... la que estaba en Analco... en San Sebastián estaba la escuela y ellos coordinaban ese material. Existía una escuela de preparación... era catequésis... en la mañana iban las niñas o los niños, no sé, pero, en la mañanita era preparación... tenían... era parejo con la escuela primaria. Los niños que estaban en primero en escuela oficial acá venían a primero de catequésis. Y ahí seguían, el coordinador era el padre Rafael Rizo Hernández, un santo también que en paz descanse él... y sostenía la catequésis así, eso también en el barrio de Analco... era una escuela muy fomentada en ese tiempo por los chiquillos. ¿Esa escuela dónde fue en San Sebastián o en... M: En San Sebastián, en los anexos de San Sebastián, ahí, a un lado estaba la casa de los padres y ahí teníamos salones en los dos pisos. Lo que hoy sería el Patio de los Ángeles... del lado izquierdo. G: Sí, lo que hoy sería el Patio de los Ángeles. 181


¿Y eran grupos de cuántos? M: Pues era la única escuela, pienso que los grupos tendrían 35 o 40 niños... G: (...) o sería desde chiquitos, desde para los (...) kinder hasta secundaria. M: Sí, hasta los muchachos. Era un proyecto muy bueno porque los mismos niños iban a dos escuelas, mañana y tarde, a distinta. Entonces estamos hablando de una época fructífera... M: Sí, siempre. Allí fue un... luego de ahí salieron varias vocaciones para el apostolado, para buenos cristianos, la formación era muy integral pues porque como iban a la escuela oficial, y luego también venían acá, pues tenían una formación completa. ¿En algún momento usted también forma parte de la escuela de catequístas? M: No. Cooperaba a veces, yo cooperaba en la elaboración de material, que carteles que figuras... yo apoyaba en eso, pero las de las ideas eran las hermanas que iban a dar la clase. Después ahí en San Martín se juntaban los miércoles y les daban... las hermanas preparaban el tema porque no había temarios... bueno, se basaban en los temas del padre Ignacio Hernández. El padr “Nacho” Hernández tenía el de kinder, luego el primero y uno de segundo que era muy grueso y que abarcaba todo. Había otros, los de liturgia del padre... ¿cómo se llama aquel padre? (...) pero había unos rudimentos pues, rudimentos en cuanto a extensión, pero básicos porque el padre (...) fue bateria para la extensión de la elaboración de los nuevos temas de allí, se agarraban los elementos y luego, él tenía un método muy sencillo... y cuando llegó él había una metodología, (...), entonces las hermanas, eran menos temas, los ampliaron, los enriquecieron, hicieron otros... hubo mucho creatividad. Mi papel ahí era la elaboración de material: dibujos, carteles recortados, era lo que yo hacía. Antes de esto me había contado que en algún momento usted, en cooperación con otras hermanas, en este momento de San Martín se generaban muchos materiales, ¿qué tipo de materiales había? M: Eran rotafolios, no había los elementos que ahora hay, entonces con pintura Vinci y con letras, como este estilo [señala cartel en lugar], se hacían carteles en grande, rotafolios, todos los temas se hacían en cartelñes grandes... y era una novedad... todos ellos a mano, con pincel... G: Con hule espuma con imágenes aplicadas... M: Todos los temas de la formación básica, sacramentos, mandamientos, había mucha creatividad... recuerdo que para los mandamientos la madre Lupe Zaragoza se inventó un gran árbol... y luego en hojas sueltas de cartón, pintadas a manos, rotuladas a mano, eran los mandamientos, entonces para explicar el mandamiento y se ponía una hojita en el árbol. Toda esa creatividad cautivaba a las gentes porque era muy llamativo, todo original, todo hecho a mano. ¿De qué año estamos a mano? Estamos hablando del 65 hasta el 70, era así esa materia. Siguen siendo muy educativas las hermanas pero esa época que le digo inventaron una vez una feria catequística, la hicieron ahí en la casa, estamos hablando de años 60 por ahí. Fue una 182


exposición para toda la ciudad de Guadalajara, la casa de Chapalita que conocerá, estaba en construcción... pues acudió toda la gente y lo que ahorita es el teatrito y los salones en todo eso se hizo la feria catequística. Inventamos muchos juegos de los daditos, de las botellas, del tiro al blanco, todo con mensaje catequístico. G: ¿Estas hablando tú de la feria que se hizo en tiempo del padre Benjamín? M: No, no. G: Esta es en tiempo de la madre Luz la que tú dices y fue nada más ahí en Chapalita de los de la congregación mariana. M: Precioso eso porque fue un evento grandioso. Y son oportunidades para que los catequístas se hicieran de ideas y eso se comunicaba... recuerdo que hacían para conocer los ornamentos del sacerdote pues en papel recortado, iluminados, que la estolita, que la cazuela, que el mantel, y eso era, pues creatividad de ellos pues, no eran copiados sino que eran creaciones. ¿Y esto sería como antecedente de algunos materiales que ustedes aplicarían en el SEDEC? M: Ah no, ha revolucionado muchísimo. Ha revolucionado mucho, pero sí, creo que se ha apoyado, por ejemplo, en inventar juegos: el domino bíblico, los temas, los rompecabezas, todo eso tienen su origen en aquellos días. Perfecto. Usted en esa primera etapa que llegó al SEDEC, que en ese momento no era SEDEC todavía, dura... ¿cuántos años? M: No, cuando yo llegué ya era SEDEC. ¿Ya era SEDEC? M: Sí, ya. Cuando yo participé ya había pasado lo del Oficio Catequístico, cuando yo entré ya era SEDEC. Y en esa primera etapa, ¿cuántos años duró? M: Pues tuvo que ser... la primera fue como cuatro años, porque en (...) del 78 me vine a Hermosillo, como cuatro años estuve ahí. Entonces en esos cuatro años hubo todo, o sea... M: Sí, sí, sí. Digo, la creatividad no se ha aferrado... va de más a más, sí. ¿Y de qué otros proyectos formó parte usted dentro del equipo? M: La edición de los cantos catequísticos, la grabación de cantos catequísticos también allí, seleccionar, hacer cancioneros de catequésis. En algún momento el padre Carlos Álzaga me comentó de unas grabaciones que hicieron de unas películas pequeñas en audio.... M: Bueno, eso las hacía “Lupe” Quezada. Ella fue la que... primera que inició, hizo primero el hecho guadalupano con (...) y con una gabradora de cinta abierta, porque eran las única que había... pero ella conseguía a los niños, fue a las escenas, fue al monte, hizo las apariciones, y eso fue un cañonazo porque pues nació en Guadalajara y eso no se usaba pues... que hubiera ese material. ¿Y usted en qué otros materiales proyecto su trabajo? M: Yo creo eso es con lo que yo cooperé, en la elaboración de material, en la elaboración de los carteles, los dibujos, las siluetas... en la selección de cantos, en la grabación de cantos. 183


Y en cuanto a lo que hoy es el departamento de animación territorial, en aquellos años usted, ¿cómo lo aplicaba al equipo? M: No pues era un elemento más, ahí yo no tuve mucho que ver. Yo participaba pero quien llevaba la gestión eran los titulares, pero si participé. ¿Cada cuando se reunía? M: Dos veces al año, cada seis meses nos juntábamos. Se revisaba la situación, se estudíaba, se oraba, tenía mucha importancia la convivencia y nos veíamos con mucho gusto todos en aquel tiempo... no sé ahora cómo estén estructurados, pero éramos muy (...) los que nos juntábamos, el Occidente. ¿Esas eran reuniones de diócesis? M: De todas las diócesis, el Secretariado nos juntábamos. Y esas reuniones del Secretariado, ¿cada cuándo eran? M: La periódica nuestra cada ocho días, religiosamente no se perdían. Tengo entendido que eran los martes... M: Un día de la semana. Y en estas reuniones en su época, ¿de qué se hablaba? M: De eso mismo se veía... se hacían... se hicieron... ya venían los cursos de verano, pero se le dedicaba mucho el tiempo a eso, a la difusión. Se hacía una difusión tan amplia, tan amplia... venían hasta de San Fernando, Texas, venían a la escuela catequística de Guadalajara, de (...) venían algunas gentes, pero era a nivel nacional... eran cuatro semanas, estaba establecido por cuatro años creo... creo que eran tres o cuatro años... y llevaba un programa bien hecho, veían el saber, el ser, saber y saber hacer y tiene una dimensión hombre, Iglesia, Cristo... creo que esas erán las dinámicas, y de esas áreas se formulaba todo el temario. Perfecto. En cuanto a lo que es en ese momento la catequésis en Guadalajara, ¿cómo la considera? M: Yo creo que era tiempo de una búsqueda pero aterrizada en acciones. Como síntoma (...) que en los cursos de verano nunca ha bajado la cantidad de personas, es un... mejor evento que sigue siendo a nivel nacional y muy querido por los resultados que da, no se improvisa, se canaliza mucha energía para esa preparación, creo que los resultados son buenos... el síntoma que le digo y le repito es, que no baja en cantidad de participantes... es bien vista por los obispos, los sacerdotes, los mismo catequístas, ellos primero, son los que vibran con esto. También hay otra cosa muy importante, ya usted estuvo en una segunda etapa en el SEDEC, ¿en qué años fue esta etapa? M: Alrededor del 80, 80 - 86 también. Con la presencia del padre... M: Luis Chávez, ya entonces ahora, Luis Chávez. Y en esa época, ¿qué llegó a hacer? M: Yo creo que otra vez fui... yo también participaba en la comisión de pastoral, era secretaria junto con el padre Salvador Michel Corona... él recogía las datos, los dos, después hacíamos en esa mesa... llevábamos las actas, eso hacíamos, convocábamos... estábamos ahí, en esa reunión que era pastoral... iba a (...) de catequésis y 184


de pastoral. Pero muchas veces nos invitaban a esa reunión para proyector juntos. Cuando se hizo la gran misión en Guadalajara se convocó a un congreso nacional de pastoral bíblica, trajeron a un expositor español, el padre Emiliano... no sé, el padre Emiliano... y con (...) de San Lucas y como fruto de ese congreso se quedó el Instituto Bíblico, se quedó el Instituto Bíblico... siendo parte de las dos, yo estaba en el Instituto Bíblico y también acá. Desde entonces se buscaba la manera de que se conjuntaran los trabajos para perfilar una especie de pastoral profética, se quedó en camino, no sé que paso allá en (...), pero en aquel tiempo yo era como puente pues, mi presencia estaba (...) y estaba acá. ¿Ese congreso en que año fue? M: En el 76 creo que fue, pero era congreso bíblico... pero caminábamos con las dos fuerzas. ¿Entonces fue en su primera etapa? M: 76, sí, fue la primera. ¿Y usted le da secuencia ya en su segunda etapa? M: Ya cuando volví era la misma estructura de trabajo igual. En ese caso yo no veo cambios, digo, como estructura yo no vi cambios. Nuevos elementos sólo el coordinador, el padre Luis Chávez, también un hombre de mucha visión pastoral, muy querido por sus aportes en la búsqueda pastoral también. Y en esos años, tengo entendido que era, con Luis Chávez, cuando el SEDEC empieza a tomar una estructura en sí, en forma... M: Sí, se perfila como... Bueno yo creo que... no sé en que momento se estructuró así como SEDEC... (...) porque para mí ya era SEDEC desde el padre Jiménez, como SEDEC... ahora con Luis Chávez pues ya puso otros elementos... no tengo preciso así cuáles son los como cambios magníficos, no, no lo entiendo. Siento que Luis siendo de catequesís era el brazo derecho del señor Salazar para la estructura junto con Arturo Martín del Campo que eran como las cabezas ahí de aportes. Al decir esta estructura... cómo le podría decir, a una organización ya puntual... M: No, no. Creo que siguió las órdenes de las nueve diócesis, se siguió en las reuniones, se siguió elaborando de la catequésis, los folletos, se comenzaba a elaborar (...) formularios, sí se hacía. Creo que en ese caminar fue el mismo, se siguó igual. ¿Qué fue lo que usted trabajo con mayor precisión dentro del SEDEC? M: Pues era lo mismo, no, no creo que un gran aporte... se hicieron (...), se siguió haciendo material... (...) es un seguimiento más bien. ¿Cuál fue su experiencia al haber estado en el SEDEC en esa época? M: Muy rica, porque había mucha calidad humana allí. Había como la inquietud de aportar, de ser positivos, el ambiente de equipo era cordial, nos interesábamos por todos, veíamos todos los aspectos, a veces... dos veces fuimos al mar a trabajar allá, pero en un ambiente de relax, se tomaba con mucha trabajo pero servía como un espacio de libertad, para ir a ver el mar... me acuerdo como dos veces fuimos, una vez a Guayabitos... de eso me acuerdo. Pero se buscaba... existía la cordialidad entre todos, había mucho respeto, apoyo, no se perdía el tiempo, era muy sano el 185


ambiente, de mucha búsquedas y de buenos resultados, así lo califico. ¿Entonces el SEDEC qué fue para usted? M: Pues para mí fue como luz, como seguridad, como aplomo, fortaleza y ambiente de cordialidades: un club, en el buen sentido de amigos. La (...) siempre ver a Cristo... siempre comenzábamos con la oración, no se hablaba del (...) divina pero prácticamente si se hacía, no se llamaba así, partíamos de oración, analizar puntos concretos y a la práctica siempre. ¿Alguna anécdota que tenga por ahí? Supongo que tiene bastantes. M: No, no tengo muchas, pero hay una. Estaba el padre Jesús Jiménez que era muy cuidadoso en su lenguaje y una vez fuimos, de esas veces de esos paseos, al padre Jesús Jiménez le tocó compartir cuarto con Sotero y el padre Jesús Jiménez se levantó temprano porque Sotero había roncado mucho y lo dejó dormir, entonces en la reunión... “cómo te fue”, dice el padre Jesús, “no pues yo pude dormir porque... ay ingrato Sotero”, fue su mala palabra de toda la historia... no pues le sobró bateria para seguir diciendo, “cómo serás de malo... el padre...”. (...) hacíamos una evaluación, entonces ahí decíamos... revisábamos el caminar, había aportes, había mucho respeto y sinceridad en eso, no hubo así momentos de roces humanos no, había mucha marudez, había alguna queja pero enseguida se reconciliaba, no llegaba a malestar, simplemente en el afán de caminar mejor hacíamos evaluaciones. ¿En aquel tiempo era solamente catequésis infantil, catequésis de adultos? M: No, se renovaba todo. Era todo, formación de catequístas para todas las edades. Para los cursos de verano, para los catequístas, sí, los temarios iban más bien dirigidos a los chiquitos, pero hacían, por ejemplo, el temario de los... donde se hicieron los mandamientos o los sacramentos, se hacían de una manera que servían para todos, los catequístas lo acomodaron para las edades... pero así de decir exclusivamente para adultos, no ni para niños se hacía. Yo creo que la mayoría si se inclinaba a formarse a la catequésis infantil, así, se siente, y se estaba pugnando porque se llegará a los adolescentes, lo que se llamaba perseverancia. ¿Otra forma de trabajar? M: Sí. Ya posterioremente yo ya no estaba ahí, ya se hizo material más específico para edades. ¿Cómo concluyó usted su estancia en el SEDEC? M: Pues con mucho agradecimiento, fue una época muy bonita para mi historia y todo lo que se aprende ahí sigue dando frutos ahora: el estilo de trabajar, el estilo de organizar... eso sí lo traigo todavía. ¿Sale usted y llega Guadalupe Quezada? M: No me acuerdo quién siguió después de mí. G: Luis Chávez, yo entré con Luis Chávez. M: Cuando yo me salí ya estaba el padre Luis... pero de mi persona porque yo salí y no recuerdo aquel equipo... (...). ¿Entonces llega usted hermana? G: Sí. No te sé decir Miguel en que año sería, pero fue precisamente cuando estaban en el SEDEC. No me tocó ya con la hermana Guadalupe. Estaba el padre 186


Luis Chávez, estaba el padre Sotero, estaba... de las hermanas se me hace que “Lala” ya estaba o no sé si un poco después llegó ella... estaba José Inés, “Nena”, ya estaban ellos y se estructuró un equipo, yo diría, como de consulta y apoyo puede ser que era por las zonas o los decanatos allí en Guadalajara, las zonas, que lo coordinaba una catequísta y eran catequístas laicas... además cobró ya mayor auge ahí lo de las escuelas decanales, fue otro forma que se creó, se inventó, para la formación de los catequístas. Concretamente a mí se me confió la coordinación de todas la escuela decanales, había tanto en la ciudad como fuera de la ciudad: yo las visitaba, me hacía presente, me invitaban a dar clases, etcétera. Son de las formas, quizás hace rato se decía, de estructuras... que entonces se va estructurando de una forma en que se va abarcando más. Cuando yo entré al SEDEC éramos como 14, 15 miembros, entonces, podemos decir que todos hacíamos todo. En las reuniones que teníamos cada ocho días nos repartíamos el trabajo: si es que venía lo de cuaresma nos repartíamos el trabajo, lo que íbamos a hacer; si era con los catequístas, igual, estábamos elaborando los textos para... desde pequeños hasta secundaria, lo de Iglesia, y todos colaborábamos, así como decía Lupe, nos íbamos varias ocasiones, eso ya sobre todo en tiempo del padre Benjamín Castillo que siguió en la coordinación al padre Luis Chávez. Nos íbamos al amr ocho días y todos trabajábamos y nos repartíamos parte de eso de los textos, teníamos quien nos atendiera, trabajábamos por la tarde, teníamos la misa, seguíamos trabajando, teníamos la misa y luego ya más noche podían ir a la playa los que quisieran. Era muy grato, muy relajante. Yo como experiencia tengo que cómo le rinde el trabajo así, sobre todo que no le pierde uno pie o eso sea de uno en la jugada por decir así. Entonces yo veo por ejemplo y tú lo has visto Miguel , hoy son treinta y tantos miembros en el SEDEC, entonces ahora... por eso han organizado que departamento de animación... entonces no había eso sino que poco a poco se fue organizando pero casi todos participábamos en todos si era de elaborar textos, etcétera, lo que se tenía que hacer lo íbamos colaborando todos. Perfecto. Algo muy importante que usted destacó es que, usted ha participado o participó, no de manera continua sino en varias ocasiones...¿ me puede contar estas ocasiones? G: La primera es la que decíamos con el padre Luis Chávez... ahí es donde va a ser el problema que no me acuerdo de las fechas... pero Lupe yo creo que sí se va a acordar, con el padre Luis Chávez y de allí yo dejé para irme a Guatemala... ... M: ¿Quién era superiora? G: ¿En Guatemala? M: Aquí en Guadalajara... G: Creo que la madre Chela, creo. M: Pues lo hicieron todavía en el 86... 187


G: Ah, pues por ahí más o menos fue... entonces yo dejé, porque me fui cuatro años a Guatemala, regresando de Guatemala, volvieron a solicitar a la congregación de que... a la congregación es a la que le pidern miembros para el Secretariado de catequésis, entonces me pidieron y me intregré otra vez en el Secretariado. M: ¿Entonces regresaste de allá 89 o 90? ¿Cuánto duraste allá? G: Cuatro años. M: ¿En Venezuela? G: En Venezuela duré diez años y apenas como hace dos años y medio que regresé de allá, cuando volví nuevamente al SEDEC, sí, o sea, regresé de allá... M: (...) te fuiste a Guatemala... G: ...y luego me fui a Guatemala y entonces después regresé. Ahora, estaba así también cortado un poco porque luego estuvo la fundación de Tapachula y a mí me toco, luego también la de Ciudad Obregón y me tocó a mi también, entonces era a veces así por un año y volvía a Guadalajara y me integraba otra vez al Secretariado. Entonces como que a mí ya me tocó ese caminar y cómo se fue ya organizando, se fue estructurando de una manera mucho, mucho muy efectiva y con mucha visión diría yo... con mucha visión. Había margen, espacio, para proporcionar a nuestra congregación como catequístas de Jesús crucificado, espacios en donde podíamos nosotros ejercitar nuestra creatividad. En esos tiempos del padre Benjamín, Sotero, todos ellos, había mucha relación, mucha armonía en el Secretariado pues y con la congregación, de hecho en secuencia con lo ella comentaba de aquella feria que hubo allí en la casa... ¿cuántos tiempos hace Lupe, 17, la gran feria? M: Fue en el 96 o 97. En Jarauta fue... G: Esa sí fue allí, porque allí era donde teníamos nuestras reuniones, a mí me tocaban ahí las reuniones hasta que ya regresé ahora, después de Venezuela, ya están ahí en ese local. Pero yo... allí en Jarauta organizamos una feria catequística que fue así por todo lo alto porque se elaboraron juegos que no había... había juegos así en lonas grandes, había talleres, en aquel tiempo de gelatógrafo para los catequístas, para que sacaran copias, de títeres, etcétera, era todo el día y además, por la tarde, había el show catequístico que era de nosotras mismas con guitarras eléctricas con bateria y todo eso con los cantos catequísticos que tenemos nosotros de animación. Y se hacía un show así con todos los catequístas... fue fácil... fácil hablamos de unos dos mil que asistieron, quizás más porque venían hasta de fuera. A partir de eso nosotros fuimos creciendo, de hecho el padre Benjamín hizo la bendición de la feria catequística cuando nosotros la iniciamos, fueron dos días: sábado y domingo, y él fue bendiciendo todos los stands. Fue muy interesante y a partir de eso se han multiplicado nuestros juegos catequísticos porque entonces si se invenaron muchos... hoy tenemos ya muchísimos y otros más que se han inventado. En eso ayeres que te digo, estaba el padre Benjamín, estaba el padre Hermilio, que los dos los habían mandado a estudiar catequésis a España, estaba el padre Sotero, estaba Lala, José Inés, Nena, que yo a ellos les digo que son mi orgullo porque 188


yo a ellos los recibí siendo adolescentes a los dos, o sea, yo tuve que ver en su formación como catequístas. Yo considero así por lo que tú preguntabas también que fueron etapas muy, muy ricas, así como aprendió uno concretamente, estaban las... seguían las reuniones provinciales que eran dos al años... entonces seguíamos nosotros en esas que también a parte eran muy rica. Los cursos de verano, ya te lo había dicho Lupe, seguían así siendo... venían de Texas, de varias partes de Estados Unidos, a veces eran 1,500 catequístas en los cursos de verano. Los salones... ahí el auditorio, el aula magna, había cerca de 300 catequístas de primero, yo te digo porque a mí siempre me tocaba primero animar los de primero, muy bello pero sí, sí te rebasaba a veces por el número, pero había esa inquietud, ese deseo de formación, y como te digo, se fue organizando, se fue estructurando lo que tú decías, por ejemplo, de la animación territorial... a mí la animación territorial me tocó ya hasta que estuve ahora cuando vine de Venezuela porque ese departamento no había, sí, cuando yo me fui porque fueron diez años, entonces cuando vine ya estaba ahí ese departamento y la finalidad que tiene, precisamente, de animar el territorio... nosotros lo hacíamos de otra forma como te decía, a veces íbamos todos que había unas fiestas y nos anotábamos, o por ejemplo a mí, lo de las escuelas catequísticas decanales. Fueron siendo, yo creo que en base a lo que nosostros... se fue viviendo, así fue como se fue reestructurando, reorganizando las cosas en base a lo que fuimos viendo y en lo que dio respuesta pues, a las necesidades. Usted volvió de Venezuela, aproximadamente, ¿cuándo? G: ¿Cuando sería? Hace dos, tres años... M: En el 96 o a principios del 97 fue esa grande feria, yo estaba en COYFI. G: Sí, pero eso fue antes. M: Sacando sumas pues, 97, y tú te fuiste... G: 99, empezaba Chávez. M: ¿Entonces llegaste aquí diez años después? ¿Entonces 2009 volviste? G: 2009 [niega con la mano], 2008 [afirma]. M: ¿2008 volviste al Secretariado? G: Volví al Secretariado. M: Es la última etapa de Lupe esa. G: Es la última mía, sí, ¿Estamos hablando de un total de cuántos años dentro del Secretariado en todas estas etapas? G: En todas estas etapas... ¿qué hablaremos de unos 10, 12 años, serán? M: ¿En qué año te fuiste a Guatemala? G: Pues te digo que me tocó la fundación, cuando empezó la madre Basílides su gobierno... M: ¿En el 91? G: Fueron cuatro años, me vine, fueron otros del SEDEC, en el 99 me fui a Venezuela. Yo creo, podríamos decir Miguel, que unos quince entre los distintos periódos, yo creo que sí, más o menos. 189


Dígame, de todo este tiempo, ¿qué observó en el SEDEC en estas diferentes etapas? G: En estas etapas yo observé cómo fue creciendo, cómo se mantuvo en una búsqueda continua para responder, precisamente, al objetivo y a la finalidad que tiene. Era quizás especificarlo o presentarlo de una forma muy sencilla, después se fue haciendo... bueno, yo digo ahora que es más sofisticado porque ahora se contrata y eso, personas especialistas, en cómo organizar los nombres y todas estas cosas, sí. Yo digo que tiene que ser bueno, tiene que ir caminando con el tiempo pero yo he visto eso, esa búsqueda continua para ser fiel y responder a las necesidades de la catequésis de la arquidiócesis. ¿La comunidad cómo reaccionó en esas etapas presentes? ¿cómo tomaba la comunidad la catequésis? ¿cómo era la enjundia, la pasión? G: ¿La comunidad? Sí, los católicos. G: Ah, los católicos. Yo considero que para ellos es así como un signo de esperanza y de seguridad los que se enteraban de esto pues, y que era la mayoría porque se hacía mucha promoción y todo eso. Entonces había el respeto, el cariño hacia la catequésis... yo recuerdo que cuando... oh verás, fue... cuando todavía el señor Posadas ya, poquito antes que fue... allí con los catequístas y poco después lo mataron, yo me acuerdo que había una catequísta que ella tenía así como muchachitos sordomudos y decía “y por qué no se atiende o se forma a los catequístas para con los sordomudos”, y me acuerdo que yo les comenté al padre Benjamín y al padre Sotero, entonces el padre Benjamín dijo, “mira ahorita lo que nos surge más estámos elaborando los texto de catequésis”, entonces dijo, “ahorita nos interesa eso, vamos a ponerlo retomar”, ahora tú vez bien cómo lo maneja José Inés y lo bien que está ese departamento... entonces yo veo que la gente estaba así aguardando todas las novedades que iba sacando el SEDEC y sobre todo para impulsar y acogerlo porque sentía que le iban dando respuesta a lo que ellos iban necesitando y yo considero que fue en su momento oportuno. ¿Qué fue este proyecto para usted, formar parte del SEDEC? G: Para mí fue así, un proyecto, diría de vida. A mí me retroalimento en mi propia vocación como religiosa, en mi vocación como catequísta, que yo me hizo amar más mi vocación de catequísta... yo siempre les digo a los catequístas, “yo me he hecho catequísta al lado de ustedes”. Entonces para mí significo eso, un crecimiento, un enamoramiento concretamente de mi vocación como catequísta. Perfecto. ¿Anédoctas? G: Ay Dios mío de mi corazón, Miguelito... yo creo que ciertamente pues hay varias pero... ahorita de momento, así alguna en especial, pues no, porque sí teníamos mucho en relación quizás... anécdotas cuando la feria catequística que... me acuerdo que llegaban todas las postulantes... porque a ellas les tocó el stand de la creación y consiguieron gatos, perros, de todo los que animales que se pudo, llegaban así, con las cajas así sobre ellas con todo el animalero en la camioneta para 190


poner el stand de... y que fue así muy interesante, había una grabación sencillita de la creación, y estaban todos los animalitos, ahí todo mundo se sacaba algo... y un señor les prestó un perico o algo así, pero que era muy queridísimo porque era de todas las generaciones en su hogar... nada más era prestado, entonces les dijo... pusieron el número pero descubrieron, o sea, ese no lo sacaron... pero llegó uno, no se dio cuenta y se llevaron el perico, casi las mataban y casi se morían porque se llevaron el perico y no hubo manera de recogerlo, de volverlo a tener. Como esto Miguel hay muchas cosas y más que nada las anécdotas del día al día... del día al día era muy especial... el padre Sotero era especialísimo, me acuerdo que él empèzó a manejar en un (...), le gustaba mucho y aprendió entre surcos y a manejar así, como si fuera en surcos, y cuando íbamos a esas reuniones regionales me acuerdo, “ay Lupita, yo soy bien bueno para manejar pero en curvas no, ándale, ¿tú manejas?”, “bueno, ándale pues, ahí voy”... cuando veníamos en la noche, “fíjate que yo soy bien bueno pero en la noche no, ándale, ¿tú manejas?”, “sí pues, ándale, yo manejo”, y luego, ya cuando el iba manejando así a mí me gustaba y el diario decía, “tú vente conmigo Lupita”, bueno, y me decía, “¡qué, rebaso, no rebaso, rebaso!”, “¡rebasa Sotero!”, “en el nombre de María santísima”, y rebasaba. Era especial, me llevaba a mí así todo el tiempo, con la rebasadera, pero era especialísimo, que siempre, pedía que yo fuera con él. Entonces son las anédoctas que quizás para muchos, Miguel dirían, “son boberas”, para nosotros no eran boberas porque crecíamos en el cariño, en el respeto, en la admiración. Y formaban parte del trabajo... G: Parte del trabajo pero muy grato fíjate, porque eran aquellas caminatas que echábamos tremendas pero muy grato. ¿Quería mencionar algo hermana? M: Sí, en ese proceso de la catequesis fue cuando nació el Paso a paso... cómo se llamaba en el Secretariado... G: Paso a paso... M: Ahí se dio el inició y lo que continuó fue algo bonito de hacer como su (...) dice, “una catequésis organizada a distintas edades”. G: En proceso... M: En proceso. No éramos únicos en eso, en aquel tiempo también el (...) estaba comenzando a hacer... pero creo que a nivel nacional, con Guadalajara que hizo punta, el contemplar desde la edad psicológica de las personas, ir alimentando la fe de cada momento fue un aporte mucho muy grande que en muchas partes lo tomaron. De acuerdo con los detalles de la historia las hermanas catequístas hicieron el mis mo Paso a paso pero ya con... ahorita tenemos dos opciones, el que hizo Guadalajara y el que comenzaron las hermanas catequístas y ya lo armaron... y después (...) las hermanas catequístas hicieron otro, pero igual Paso a paso. Creo que eso fue un (...) precioso de un proceso que se hizo, se vino haciendo como mucho cuidado, hay que reconocer.

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Guadalajara fue entonces cómo... M: Había intentos en otras partes pero con esa seriedad y que englobe hasta la adolescencia, siento que Guadalajara fue la que... había algunos inicios en las escuelas de inspiración cristiana, los lasallistas, maristas, pero con ese proceso y cuidado como lo llevan y a nivel popular, porque ellos sí son pues, son para sus colegios y válido... pero acá a nivel de raza, de surco, fue Guadalajara siempre. Perfecto. ¿Esto significa que de cierta forma el trabajo del SEDEC no estaba limitado? M: No, (...), creo que es un reconocimiento a Dios que se valieron las hermanas catequístas desde su inicio y que no han dejado de apoyar, desde que eso comenzó las hermanas están interesadas en la historia del Secretariado de Guadalajara... y donde quiera que van, igual aquí, en nosotros está el acompañar a la gente, el ir con ellos, pero no quería que se olvidará ese paso, que culminó con el Paso a paso de la catequésis. G: Y ahora ha sido muy rica la aportación también de las hermanas guadalupanas, de donde es Lala, pero ellas llegaron después a la arquidiócesis, nosotros nacímos aquí en la Arquidiócesis de Guadalajara, nosotros somos originarias de la arquidiócesis y ellas llegarn después. Ha sido muy valioso su aporte y hemos trabajado juntas muy, muy bonito. Precisamente cuando se decía algo de escribir o de sacar algo de la historia, el padre Hermilio decía que escribiéramos algo nosotras, le dije, “padre y también están las guadalupanas”, “sí, pero ellas llegaron después... pero ustedes son de aquí”. Entonces hermana Lupe, la congregación, ¿desde cuándo ha participado con el SEDEC? M: Desde que comenzó. Comenzó con ese nombre en los 70, ahí están las hermanas. La definición con ese título quién sabe cómo se lo darían, pero es a principios de los 70. Porque antes de que fuera en sí el SEDEC... M: Había encargado de catequésis, tuvo que ser el padre Nacho Hernández... el padre Radillo, él hacia también temarios... Y antes de esta relación del SEDEC con la congregación, ¿saben algo de este momento? M: Sé que era encargado de catequesis el padre Ignacio, Radillo... G: Bueno, en la historia que sacó el padre Luis Chávez habla de que el señor Orozco y Jiménez encargo del Oficio Catequístico al señor Garibi Rivera, que era padre entonces no era el obispo, o sea, ya había los atisbos y la intuición de un organismo, pero más que nada, así la coordinación exactamente y como los cursos de verano que se daban... lo que comnetábamos en la mañana... ya después cuando la madre Juanita asumió lo de los cursos de verano que me acuerdo que eran en distintos colegios que pedían ella locales para los cursos de veranos... M: Fue la madre Luz Franco... G: Ella estuvo en donde era ese de COYFI, ese de por Alcalde, y la madre Juanita estaba en los cursos de verano, en colegios... 192


M: Era el colegio Esperanza, es uno... G: Era la normal... Era escuela Normal Esperanza... G: Ajá, sí, era la Normal Esperanza. M: Sí, y ahí lo comenzó, este padre que decían, José Navarro, es del tiempo de la madre Luz Franco y Juanita, ellos tres, Carlos Álzaga, me acuerdo de ellos cuatro. Yo llegué despuesito de eso cuando... G: Sabes que, pasa esto, por ejemplo, yo estuve en unos de los periódos, estaba el padre Álzaga pero no así de fijo pues, sino que lo invitaban en algunos momentos cuando había algo que querían consultarle o que asesorara eso, lo invitaban, pero no era así que estuviera, que hubiera aceptado él, dijo que no podía por su parroquía, pero aceptaba ir y asesorar o apoyar. M: La fenomelogía de la relifgión es su tema. Estaba en Las Juntas él... Pero hay que reconocer en Guadalajara que sus obispos han subrayado mucho lo de la catequésis... estoy ahorita haciendo memoria (...) que hemos tenido. Un día fuimos, allá por abril, se mandaban los prospectos del curso de verano y fui con la madre Juanita Rizo con el señor Salazar... llevábamos el borrador del tríptico, y decía, “formación de agentes”, y el señor Salazar dice, “los agentes, ¿quiénes son?”, “señor, pues los catequístas”, “por qué no le ponemos catequístas, formación de catequístas”, y así se quedó. Tenían el cuidado de no divagar, para nosotros era muy elegante ese nombre de agentes... y se quedó catequístas. Y luego al final de cursos, ellos celebraban la misa al final, tuvieran lo que tuvieran hacían espacio... me acuerdo que la última vez que fuimos se había accidentado el señor Salazar y fuimos al hospital, estaba la Santísima Trinidad, la madre Juanita rizo y yo a invitarlo a la misa, dijo, “con mucho gusto, con mucho gusto”. Estaba todo ( ...) ya todo... pero mándeme los puntitos, hágame los puntitos... ya se lo lleravon...me quedé con el padre Antonio Sahagún, el señor obispo Sahagún, porque ya no pudo venir, pero ni en cama se descuidaba el señor Salazar. Todos los obispo eran... Guadalajara ha tenido ese privilegio en el que los obispos han sido muy cuidadosos en el paso de la catequística. G: El cardenal Juan Sandoval también, varios, misas de clausura ahí estaba él. M: El señor Posadas, el poquito tiempo de duró, también. Por ahí hay una anéctoda, un día de la muerte del señor Pôsadas... M: Mayo del 94, ¿abril del 94? Hubo por ahí una visita, unas visitas que hizo al... G: Que hizo al SEDEC, estaban los catequístas y todo mundo se le aglomeró a que le autografíara sus biblias, me acuerdo... M: Tú lo llevaste a Ciudad Granja, yo estuve en ese ayuno... llegamos todos y el señor no era muy aceptado en aquel momento, estaba recién llegado, yo no sé qué pasó... pero Lupe Quezada fue por él, y llegó Lupe con él y la mesa estaba... todos sentados, eso que no se sepa, pero nadie le dejó la silla... llegó él, “buenos días”, “buenos días”, a mí me pegó porque pues eran muchos sacerdotes y nadie se levantó, “señor, siéntese”, ya fue alguien y lo acomodó (...), pero el señor al prin193


cipio no fue aceptado, después ya, fue otra cosa. En eso fue ese verano cuando yo vi eso, eso que dice Lupe se aglomeraron, se sentía como artista el señor, así muy complaciente con todos ahí en el patio. G: Y a todos les estuvo firmando sus biblias... M: Ahora, la gente sencilla tiene otro talán, otra manera de pensar... la gente sencilla no anda criticando ni viéndolos... a nivel padre sí, estámos recordando, yo creo que a eso se debía el frío de esa mañanay el señor así aguanto, ni reclamó ni dijo nada, desayuno, dijo cuatro palabras y ya tú lo regresaste. ¿Pero hubo un discurso por ahí muy importante hacia la catequésis? M: Lo que yo vengo diciendo es que los obispos, también él, apoyaron la catequésis. G: No me acuerdo yo que haya sido. Agradezco su voz hermana Lupe, ¿con qué desea cerrar esta entrevista? M: Primero bengido a Dios por esta oportunidad que me sacudió el saco de las memorias, (...) por las preguntas que me hicieron revivir esa historia tan valiosa para mí, para mi persona. Bendigo ese trabajo que van a hacer, de recopilar los datos... dicen los sabíos que hay que reconocer la historia para poder seguir el camino para no perdernos, valoro este trabajo, le auguro un buen éxito a esta recopilación y le agadezco que haya venido hasta acá, a preguntarnos. Muchas gracias. Pues bueno hermana Guadalupe, cerramos... G: Yo agradezco a Dios, Miguel, que el esfuerzo que hiciste para venir hasta acá con nosotras, agradezco el interés con que tú lo estás desarrollando y yo exortaría a los catequístas que vivan con gozo y con esperanza su vocación de catequístas, porque yo considero que lo mejor que nos pudo haber pasado en la vida es el que Dios nos haya llevado a ser catequístas... entonces yo los exorto, los anímo, y sé que está es la obra de Dios y así como el dijo, “yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo”, precisamente que tú estás haciendo, estás recreando nuestra memoria de catequésis y sabemos que si no se pierde la memoria, los pueblos viven y subsisten... eso yo exortaría y te agradezco también y agradezco a Dios y que te bendiga. Gracias hermana.

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Irma de los Dolores Padilla Becerra

Marzo 12, 2014, 12:37 horas. Casa CJC Chapalita, Guadalajara, Jalisco.

Buenos días hermana, ¿cómo se encuentra? Bien, ¿y tú? También muy bien. Qué bueno. Perfecto. Me podría indicar cuál es su nombre completo... Mi nombre completo es Irma de los Dolores Padilla Becerra. ¿Usted es parte de la congregación de...? Hermanas Catequistas de Jesús crucificado. Perfecto. ¿Hermana, cómo es que llega a este hecho de la catequesis? Bueno, llego a través de mi vocación a la congregación. Yo me vine a los 13 años, bueno 14 años, pero entré al postulantado hasta los 15... y bueno pues esa era la actividad principal de la congregación... así fue que llegué a la catequesis. Antes estaba en la catequesis, pero no como catequista todavía. ¿Me está hablando de qué años? Del 61. ¿Del 61? 1961. Y bueno, obviamente, pasaron ciertos años para que llegara usted al SEDEC... Sí, muchos. Porque en el SEDEC estuve solamente dos años, del 96 al 97, 97-98. ¿Y antes de esto qué había hecho la en catequesis? Bueno, había estado en otro SEDEC en otras diócesis, en la diócesis de Ciudad Guzmán, Hermosillo, Querétaro. En Querétaro estuve encargada de la escuela de formación de catequistas con internado, también estuve en la diócesis de San Juan de los Lagos, también en el SEDEC y también coordinando la escuela, con las mismas características, con internado. Eran catequistas que duraban allí un año o dos años en formación. ¿Y para el 96 llega a Guadalajara? Y en el 96… llego antes. Yo me quedé en Guadalajara desde el 91, por cuestión de salud, pero en el 96 me asignaron el SEDEC como actividad. Entonces vivía en Pedro Moreno, en el domicilio de Pedro Moreno.

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¿Quién la invita? No me invitan, me mandan de aquí de la congregación, o sea, quienes estaban anteriormente son destinadas a otro lugar y a mí me destinan para con el SEDEC. ¿En ese momento quién se encontraba de coordinador? De coordinador estaba Hermilio. ¿Hermilio? [asiente] Y en esos dos años, ¿me podría contar que tipos de proyectos realizó, en qué participó? Había dos áreas principales: era una la de elaboración de materiales y el otro de formación, de formación de los catequistas. Yo laboré, más bien, en la de formación de catequistas. ¿Y obviamente ya en esta época del 96-98, el SEDEC ya tenía…? Oh sí, ya tenía una estructura, una estructura, ciertamente. Y dentro de esa estructura y dentro de esa parte que era lo suyo: elaboración de materiales ¿qué tipo de materiales realizó, con quiénes participó? No, yo no estaba en materiales... estaba en formación. Estaba en formación, perdón. ¿Dentro de ese departamento, qué es lo que hacía usted, cómo participaba, qué tipo de proyectos? Se hicieron algunos eventos, porque además estábamos en la preparación del 2000, entonces se tenía como programa universal la reflexión o la contemplación del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo... de la Trinidad; entonces en esos años, pues, tratamos de responder al espíritu de la Iglesia... todas nuestras acciones iban encaminadas a la contemplación de la persona de la Trinidad que nos correspondía, entonces se organizaban retiros, jornadas, la jornada diocesana… Los cursos de verano... Los cursos de verano, etcétera. Los cursos de verano que… bueno esos ya iban con su característica propia de una formación sistemática. Pero todos los demás eventos más lo de animación que se hacían, los hacíamos encaminados a ese matiz de la persona de la Trinidad que nos tocaba contemplar en el año. ¿Y esto era solamente en el área metropolitana o también…? No, no. Se elaboraban los materiales de apoyo y esto se llevaba a la diócesis… se llevaba a la diócesis, no solamente a la zona metropolitana. ¿Y a usted le tocó llevar los materiales en algún momento? En realidad no, a mí no me tocó ninguna vez. Muchas veces venían ellos, como tenían reuniones “equis”, los foráneos, entonces aprovechabas, sabíamos y se aprovechaba para tener ya elaborado el material, invitarlos a que pasaran a recogerlo o llevarlo a donde iban a tener ellos la reunión, reunión “equis”. ¿Y en esos dos años en que estuvo…? (Interviene) Pero sí había, sí había también... los momentos en que de ahí se iba a afuera, fuera de la ciudad a llevar materiales. Había una persona, un chofer, se tenía una camioneta para todos esos servicios, aún aquí en la ciudad, para las 196


parroquias. Y en esos dos años en que usted se encontraba en la formación, preparando a los catequistas… venía el año 2000… ¿qué fue lo que más le gustó trabajar, dentro del SEDEC? A mí me fascinaba ésa área, definitivamente. Yo experimentaba que esos acontecimientos eran la oportunidad, la oportunidad pues... de lograr el objetivo: de contribuir a la formación, a la formación personal en el área humana, en el área espiritual, en el área pedagógica, metodológica, para que el catequista pudiera realizar su misión y sentirse, sentirse realizado… como darle las herramientas a nivel personal y a nivel pedagógico, didáctico, para que pudieran realizar su misión. Y para usted concretar esta misión propia, la de que los catequistas cumplieran su propia misión, ¿cómo fue que trabajo? No, no entendí la pregunta. ¿Cómo llega usted, cómo trabaja usted…? ¿Qué hago para lograr eso? ¿Qué hizo usted en su momento? En los materiales, cuando los planeábamos, procurábamos abarcar esas áreas de la persona: el área humana... el área espiritual. En el área humana, yo le daba mucha importancia... le daba muchísima importancia al ser persona: al manejo de sentimientos, al manejo de conflictos, toda esa parte que es tan cotidiana de nosotros, del ser humano; y en el área espiritual... pues el aspecto de la fe relacional con Dios: de la oración, de la centralidad de Jesús en nuestra vida; y en el área pedagógica... pues la alegría maravillosa de saber que teníamos en nuestras manos al ser humano y poder contribuir, a moldear, a moldear su mentalidad, a moldear su corazón, moldear su voluntad… solamente como colaboración claro, sabemos que el que lo hace, pues, es Él, pero como facilitadores, ellos también, de otras personas. Y no nos abocábamos solamente... no me abocaba solamente a la catequesis infantil, sino a la formación de personas: que ellos abrieran también su mente en la tarea de formar a la persona fuera la edad que se tuviera, no la infantil solamente. Y esa experiencia de trabajar de esta forma, con estos objetivos, ¿cómo los vio reflejados usted en los catequistas? Un signo ya muy significativo era la asistencia, la participación. Otra... otro signo era lo que uno iba viendo en su práctica en las parroquias. Otro, otro medio era la información, era lo que ellos mismos se acercaban a decirte después de los eventos; eso era muy espontáneo, muy espontáneo... donde llegaban y te daban gracias, no nomás a mí porque éramos equipo... te estoy hablando a nivel personal, pero en realidad, somos, éramos un equipo. Y llegaban a darte las gracias, a decirte qué es lo que les había ayudado, cómo se iban… por ahí era que tú te ibas dando cuenta... y cómo en cada evento se veía la constancia pero a la vez también como el incremento de participación. Y eso es algo muy importante porque estamos hablando de una época donde el SEDEC ya tiene una estructura, viene cambiando, pero también hay una… 197


un poquito de inestabilidad por los cambios de coordinadores… ¡Oh, sí! Hay como una incertidumbre en el grupo... Pero fíjate que no mucha, porque yo creo que eso sí se cuidó en la continuidad, por lo menos, es como mi impresión. Mi experiencia es corta, como te digo, solamente estuve dos años, pero no experimenté esa ruptura. Yo observé que la actitud era de continuidad. Mira, Hermilio ya había estado mucho tiempo atrás, o sea, como que nunca han sido cambios radicales, de que no quedara absolutamente nadie, no. Entonces como que eso, no sé si se cuidó o se dio, pero se dio. ¿Y se hizo fuerte no? Y se hizo fuerte, se hizo fuerte. Usted, a experiencia personal, ¿qué fue lo que vivió en el SEDEC? Mira, yo viví en el SEDEC un ambiente muy bonito… yo con Hermilio, ya lo conocía, ya había trabajado junto a nivel regional, estando yo en San Juan de los Lagos, ahora lo que se llama vicaría, no, este, provincia, provincia. Creo que me tocó estar en la provincia en su época de oro, pudiéramos decir: muy riquísima... y ahí fue donde yo me relacioné con Hermilio, había apertura, aceptación mutua y eso facilitó, facilitó mi llegada al SEDEC, con mucha confianza... tanta confianza que yo me atreví, en un momento dado, a decir a la necesidad con la que yo, con la que yo estaba viviendo: yo estaba recién cambiada a Pedro Moreno, me encontré que la comunidad estaba en déficit y bueno, fue una coyuntura que se dio en un ambiente de confianza de mi parte... que creo que fue… que hizo un cambio, un cambio en la visión del SEDEC. Claro que el SEDEC ya tenía mucho recorrido... en cuanto a elaboración de materiales ya era casi una editorial, pero yo... eso no estaba en mi mente, yo sencillamente expresé mi necesidad, definitivamente... entonces, sucedió que fue el primer momento que me pasó un sobrecito Hermilio y vi lo que era y entonces le dije, “Hermilio... ¿cómo va a estar esto de la remuneración? ¿cómo?... ¿si voy a estar de tiempo completo? Te voy a decir por qué, me da pena, pero te voy a decir: porque soy clave en mi pequeña comunidad”, porque estaban pues otra hermana mayor y otra enferma... y le dije, “y estamos en déficit”, y luego me dice Hermilio, “¡ay Irma! Es que aquí siempre se ha trabajado con voluntariado”, y entonces le dije, “bueno, entonces yo voy a hablar, porque yo no podría trabajar de tiempo completo como voluntariado, no podría”. El caso es que ese hecho levantó ampolla. Levantó ampolla y… en buen plan, en buen plan pero era ampolla, pero en buen plan… y bueno ya se hicieron discernimientos, donde hubo de todo: reacciones de un modo, reacciones de otro, pero el SEDEC cambió, cambió la visión, fueron personas ya remuneradas, se pidió que se hiciera un todo un manual de funciones… o sea darle ya como una fisionomía real de un organismo importante, maduro y que requería... requería ya de cierta madurez cristiana: de compromiso cristiano. Y así fue como se llegó a hacer un equipo con remuneración: con horarios, con responsabilidades bien concretas… pues sí, ya cómo tú lo conoces ahorita y ya cosa que ya no lo conozco yo ahorita. 198


¿Cómo cierra entra entrevista Hermana? Pues diciendo que fue corta mi estancia ahí pero me siento muy satisfecha, porque fui parte de eso. Me siento muy complacida porque a partir de entonces se hicieron comisiones para buscar camino para esto nuevo y se hicieron... y yo creo que se sigue buscando. En cuanto a lo otro, en cuanto a mi tarea del área, también con muchas satisfacciones. Creo que también hubo innovaciones, propuestas para... inclusive, para la escuela del verano… bonito, en un equipo bonito, aAsí es. Creo que las mujeres contribuimos mucho ahí, a cuidar el área de integración, de que no fuera solamente funcional, de eficacia, sí: de ponerle alma, de ponerle… de tocarnos como personas… lazos, crear lazos de cariño, de afecto, de valoración; y también de fe, de compartir la fe. Y eso es lo más importante... Eso es muy importante, sí: importante, congruente… congruente con lo que pretendemos hacer, o… pretendemos porque hablo en el presente, porque donde quiera que estemos, pues esa es nuestra tarea, ser congruentes nosotros con relación a lo que anunciamos, vivirlo, ahí mismo. Muchas gracias, hermana. A tus órdenes, amigo.

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María Luis Evelia Aguilar Alonso

Marzo 12, 2014, 13:30 horas. Casa CJC Chapalita, Guadalajara, Jalisco.

Buenos días hermana. Buenos días Miguel ¿Cómo estás? Muy bien, ¿y usted? También, aquí, esperándote. Perfecto. ¿Me podría indicar cuál es su nombre completo? Mi nombre es María Luisa Evelia Aguilar Alonso. ¿Y usted pertenece…? Soy de las hermanas catequistas de Jesús crucificado. Así es, pues muy bien, muchas gracias por recibirnos, hermana. ¿Me podría indicar cómo es que María Luisa llega a la catequésis? Bueno, al entrar a la congregación yo ya sabía que su carisma era la evangelización y la catequesis; entonces es lo que me entusiasmó, el carisma y la consagración a Dios en esta congregación. Perfecto. ¿Estamos hablando de qué años? Pues de los años 70… ya mi participación en el Secretariado… fue en los años 74 a 76, la primera vez que estuve. El secretario era el padre Jesús Jiménez y parte del equipo, también era, el padre Carlos Álzaga y otras religiosas, que no recuerdo de momento su nombre. Lo fuerte de esos años fue que al Secretariado le pidieron que prepara el Encuentro Bíblico Nacional; y en esa forma, pues, nosotros tuvimos una actividad muy fuerte, porque era preparar… era cuando la diócesis, todavía, no tenía una organización de decanato ni mucho menos, pero fue la, digamos, la oportunidad para que se organizaran así ya, la diócesis, muy bien, para que en esa forma se participara o se señalara cómo se iba a organizar ese encuentro nacional y ya, se nombró, al padre Fernando Lugo y al padre Miguel Rodríguez para que hicieran el texto. ¿Este fue un proyecto de... ya estando usted en el SEDEC? El proyecto ya se… o el programa, pues, o el proyecto… se hizo ya con el equipo y esos, los padres que yo ya citaba, los nombró el señor cardenal José Salazar, que entonces, él era el que estaba en la diócesis. Los nombra José Salazar, ¿y la producción de este proyecto está a cargo del SEDEC? 201


Sí. ¿Y en ese equipo estaba usted? En ese equipo. ¿Quién más estaba en ese proyecto, además de usted? Pues con ese proyecto nació el… porque el señor cardenal nos dijo, “bueno, ahora ya se alborotó la gente con círculos bíblicos”, entonces se iniciaron, “pero necesitamos un equipo que haga frente y cómo se va a organizar ya lo que es, propiamente, el movimiento bíblico en la diócesis”. Y ya con eso, pues hubo otro sacerdote también que trabajó mucho para… que fue del equipo, el señor cura Juan Fajardo Pérez; y ya buscamos la forma, porque terminando ya el encuentro bíblico dijo el señor Salazar, nos llama, éramos la comisión central y entonces nos dijo, “yo creo que la gente quedó alborotada, ¿ahora cómo le vamos a hacer? Y eso les toca a ustedes pensar, ¿en qué forma vamos a trabajar o a continuar este movimiento bíblico”, que entonces se llamaba así. Y de esa manera, pues, pensamos de un modo, de otro, “que pues que a nivel decanato... no... que pues que por parroquias”, en fin; pero se necesitaba una formación, porque no había, pues, una organización bíblica de laicos. Y ya fue cómo se suscitó el que, pues hubiera una escuela a dónde se formaran, porque dijo el señor cardenal que si no, iban a parecer, pues, como un grupo más de protestantes, sino que se necesitaba ya una formación más de los laicos. Y fue así como ya nació la idea. Le presentamos, ¿cuál sería la mejor manera de llegarle a la formación?, y se pensó en un instituto bíblico, católico; y la casa pues ya la teníamos prestada, eso era de la acción católica. Y ya ahí ya iniciamos un 14 de febrero de 1975... si mal no recuerdo. Ahí ya fue un equipo que puso el señor cardenal José Salazar, ya puso al frente al padre Fernando Lugo. Y ya, lo que pidió era que fueran los maestros del Seminario; y hubo un equipo muy bueno, que, se formó un patronato y con eso fue para levantar económicamente, pues, el instituto. El nombre de algunas personas fueron… no recuerdo su… el ingeniero Orendain; la familia de la Peña, todavía vive, la señora Tere de la Peña; y otra señora, María (...); Graciela Martel. Todos ellos, pues, ayudaron. Pero todos nos sentíamos que éramos de la catequesis y que el instituto bíblico había nacido con el apoyo de la catequesis, del Secretariado de la catequesis. Ya pasando el tiempo, pues, se hizo más bien (...)... ya no pertenecía como al principio del Secretariado de catequésis. Y ya se empezó a trabajar ahí, formarse las… a la apertura de ese encuentro bíblico. A partir del encuentro bíblico pues se promovió mucho el espíritu en los laicos; y al abrir el instituto hubo una participación de más de quinientos alumnos. ¿Dentro del SEDEC? Sí. Y ya fue como… yo ya no, ya no trabajé directamente con el Secretariado porque ya me quedé en el instituto bíblico. Yo en el Secretariado llevaba la secretaría, 202


la dejé y… me pidieron que me quedara, que continuara en el Instituto bíblico, en esos años. ¿Y además de este proyecto del surgimiento del Instituto bíblico, qué otros proyectos organizó usted en el SEDEC o formó parte? De lo que yo recuerdo en el SEDEC, pues eran las reuniones a nivel regional, de lo que ahora se llama provincia, era esto y también fue fuerte el empezar las escuelas diocesanas; la escuela diocesana, pero ya con la inquietud de que en las parroquias se hicieran escuelas, pero hubo una escuela diocesana, escuela de catequésis diocesana… la formación de catequistas. ¿Y cómo fue que participó en estos proyectos? En ese proyecto, pues dando clases: de pedagogía, la clase de metodología y en algunas ocasiones... cuando se pedían a las parroquias, pues íbamos, de acuerdo a lo que pidieran, si de fin de semana o una semana, de acuerdo al programa que tuviera el párroco era nuestra participación; se pedía al Secretariado el apoyo y ya nosotros íbamos. Perfecto. Entonces en este lapso de tres años su participación fue muy diversa, es decir, tanto con encuentros, como con dar clases, con asistir a los catequistas; en esas acciones que usted realizaba dentro del SEDEC, en esa primera instancia, ¿cuáles eran sus objetivos, dentro del equipo de trabajo? Pues mira, así, un objetivo claro y directo era el promover el espíritu catequístico en los laicos, en la formación de los laicos, esa era… claro que con... en una parroquia, pues iba de todo... a veces teníamos religiosas, teníamos sacerdotes que participaban en esa, digamos, en ése decanato; es, eso también, eso fue una buena participación del Secretariado; y nosotros, como equipo, pues íbamos a donde nos pedían el apoyo. Para entonces ya estaba asentado un equipo, ¿no? Sí. Ya estaba la hermana María de Jesús Orozco, en aquel momento, ¿no? Sí, porque, yo te decía, que el secretario ejecutivo era el padre Jesús Jiménez. Jesús Jiménez, Carlos Álzaga... Sí y el padre Álzaga. Y otros padres, pero que colaboraban nada más como, este… ¿De manera emergente? No. O sea, no permanente en el equipo, sino, apoyaban en las actividades o según lo que se organizara. Teníamos dos encuentros diocesanos cada año, de catequistas… se empezaba. Entonces… ¿Cómo fue su experiencia dentro del Secretariado? ¿cómo era? (...) Pues yo recuerdo, digo, mi experiencia muy positiva: era un equipo de comunión, un equipo que nos daba alegría, entusiasmo como para continuar, en esta labor de la catequésis. Perfecto. Y lo que usted me contaba a cerca de los objetivos; de las formas de trabajar; del equipo, ¿cómo lo notaba en el catequista, cómo lo notaban en el formador, al que estaban impartiendo? 203


Pues en ese tiempo notamos que todavía el laico necesitaba, pues, más promoción y yo recuerdo que los párrocos también tenían mucho interés de que sus catequistas tuvieran la formación para… en ese tiempo fue muy fuerte la formación del catequista para la catequesis y den esta catequesis infantil, o sea: la iniciación de los sacramentos. Fue cuando, pues, ya se buscaba así, en la escuela diocesana... así se le llamaba: de catequesis... era semanal pero a veces se organizaban semanas completas. Allí hubo una hermana que la atendía, Juanita Rizo, también de la congregación. ¿Era dentro del COYFI? Sí, allí estuvieron… allí estuvo la escuela catequística. Ella la atendía y después ya se fue a lo que es ahora el centro de pastoral. ¿Y antes del COYFI usted recuerda dónde era ese… antes del COYFI, usted recuerda dónde era la escuela catequística? Pues, de lo que yo recuerdo, era ir a las parroquias. Nuestra congregación fue, en ese campo, muy invitada... íbamos fuera, como adentro de la diócesis, a la formación de catequistas. En tiempos del señor Garibi, también, para celebrar... no sé, no recuerdo en este momento, qué se celebró en un año... el año jubilar de él y pidió a la congregación que se hicieran cursos intensivos, que se organizaran cursos intensivos dentro y fuera de la ciudad. A mí me tocó, concretamente, Ameca, toda esa región. Era un internado, todo un internado de un mes. Y esta petición, a partir de su año jubilar, ¿en qué año fue? En los años 75, entre los años 70 y 75. ¿Y había una participación indirecta del SEDEC? No. A veces sí, por parte del SEDEC, pero más bien era la invitación a mi congregación por el carisma. Ya, o sea, en aquel tiempo como que no era la petición del Secretariado, sino había la invitación del Secretariado pero a la congregación también por llevar el carisma. Entonces las demás catequistas, pues, fueran a cualquier todo, a cualquier nivel: parroquial como decanal. Así es como antes hacíamos… pues no voy a decir un decanato. Entonces los párrocos son los que preparaban y todo; y ya buscaban un lugar y nosotros hacíamos la participación, también, con sacerdotes, por ejemplo, en Ameca era de un mes el curso y duraba tres años... no sé si dos o tres años, no recuerdo. Yo participé en dos años y era toda la región del decanato; y ya el párroco se hacía cargo y los sacerdotes participaban con la clase. Y durante ese lapso... ¿cómo fue la difusión dentro de lo que fue el SEDEC? Pues propiamente el SEDEC, o sea, el señor obispo se comunicaba con el secretario ejecutivo y ya nosotros programábamos, o ya los sacerdotes decían, “yo quiero esta jornada”, así se le llamaba, “quiero una jornada datequística”; y ya nosotros íbamos pero ya con la preparación y participación de los sacerdotes también. Perfecto. Y bueno, supongamos que en ese momento ya había grandes proyectos, ya se estaban estabilizando las raíces de un proyecto ya más en forma… ¿cómo es que, entonces el Secretariado, participa de manera foránea, en estos años en que usted está hacia fuera? Pues nosotros colaborábamos como equipo del Secretariado, de ahí se programaba 204


y se llegaba a la acción, digamos, de acuerdo a la petición del lugar y al sacerdote que también participaba. Muy bien, perfecto. ¿Y de este momento, del año 74, 76, en los que usted estuvo, cuál fue su experiencia de participar como catequistas, de participar como formador, de participar dentro de esta instancia como el Secretariado y sus relaciones? Pues mira, yo te decía hace un momento que mi experiencia fue muy positiva, porque con el equipo que me tocó trabajar era con una visión de que llegara a todos los llugares o rincones, digamos, de la diócesis. Entonces se promovía a los sacerdotes para que de esa manera abrieran espacios para la formación de... digamos agentes de pastoral porque pues iba de todo. Mi experiencia fue de esa participación de ver el despertar en el laico la visión de la evangelización y de la catequésis, esa fue mi experiencia de ese tiempo... y ya en el Instituto bíblico pues los catequistas iban, ya los empezaba a invitar e iban a preparse al Instituto bíblico, los catequistas... ¿También? Allí fue una relación porque entonces el Secretariado empezó a promover de que se participara allá en el... que fueran a la formación bíblica. Sentían como que eran del Secretariado aunque pasando el tiempo ya fue cada quien su comisión, ya era una comisión bíblica y la comisión de catequésis. Sin embargo, ¿participaban a la par...? Lo sentimos así, que se participaba, que era una sola comisión... esa fue mi experiencia y que yo veía cómo los catequistas tenían ese despertar y ese gusti por conocer la palabra de Dios, porque hasta entonces era un poquito aislado... había parroquías que ya los sacerdotes empezaban a promover la formación bíblica del caetquista, ahí yo siento que el señor José Salazar le puso mucho, mucho interés en la formación de los agentes de pastoral, él se preocupo mucho para que tuvieran buenos maestros y siempre estuvo al pendiente de cómo caminaba el Instituto bíblico, porque sentía que era un centro que había nacido para la formación de lso agentes de pastoral... Ya en el Secretariado pues se tenían los cursos de verano, entonces se sentía que pues la formación específica de catequésis pero se tomaba la formación bíblica. Ese momento le impacto... Sí, fue muy fuerte en ese tiempo. Despertó mucho... mucha inquietud por la formación en esos años. ¿Y usted cómo se sentía? Yo, feliz... feliz porque veía por mi carisma, yo veía el despertar en la gente y la necesidad de la formación del catequista, el gusto por ser catequista, el gusto por llevar la misión de Jesús, porque les decíamos en la formación, “el gusto de llevar el mensaje de Jesús en la misa visión de Jesús en la Iglesia”, ese era como el lema, como el entusiamo, inyectar en el catequista que llevaba la misión de la Jesús que llevaba en la Tierra. Eso les entusiasmaba y se interesaban... yo recuerdo que el padre Jesús Jiménez fue un gran hombre, un gran historiador a nivel nacional 205


también y la materia, por decirlos así, la materia de historia de la catequésis, él, como que te hacía gustar y decían los catequistas, “ay padre, sígale”, y a la siguiente clase, se nos hacían minutos, él tenía muy claro todo lo del caminar de la evangelización y es ahí con... no, en el programa no estaba la historia de la evangelización en México... y ahí despertó en una asamblea, “¿y por qué no nos dan esa clase?, no está en el programa”, y fue como ya se integró esa materia, historia de la evangelización. ¿Muy buenos años? Sí. ¿Cómo los recuerda? Con mucho cariño, con gusto, con cariño recuerdo aquellos años, porque le pusimos vida y corazón a la formación del catequista. Esa fue mi visión y mi experiencia de esos años al colaborar con el Secretariado de catequésis. Y no solamente estuvo una vez, me contó fuera de entrevista, ¿verdad? Sí. Volvió... Pues volví... regresé al Secretariado por invitación que hicieron a mi congregación y a través de ella me tocó. Fui a Roma a hacer mis estudios de pastoral y catequésis en la Universidad Salesiana, y al regresar, pasando un año, volví a colaborar en el Secretariado de catequésis. Aquí ya era otro el equipo, ya eran el padre Luis Chávez Botello, ahora señor obispo, y el padre Sotero, dos personas que yo las recuerdo con mucho cariño. Entonces me encontré la urgencia ya de organizar más el Secretariado y lo fuerte de esos años fue el que el padre... bueno, yo digo padre, el señor obispo Luis quisó nivelar la eclesiología del catequista pero no solamente para los laicos sino había un día a la semana, no recuerdo si eran martes o miércoles, que se dió eclesiología para nivelar el sector de ese tiempo. Venían aún de San Juan de los Lagos, de los lugares cercanos que pertenecían como provincia o regional como decíamos nosotros antes, venían y se hacía un ambiente muy bonito, me llegaban... pero como dicen, “patinando” para la participación, y entonces se pusó un programa, no solamente la eclesiología sino también la catequésis. Había padres mayores que iban muy entusiastas, yo los recuerdo porque a mí me tocó darles la parte de los documentos eclesiales de la catequésis... yo decía, “¿cómo les voy a decir a estos padres?”. Estaba el padre Águila, el padre Gutierréz que habían sido mis maestros y yo empecé, pues ahora sí con la broma, ver a todos aquellos padre que habían sido o eran maestros y yo les dije, “aquí se cumple lo que dicen que voy a enseñar yo el padre nuestro al señor cura”, y ellos muy sencillos me hicieron sentir que... y uno de ellos, los recuerdo muy bien, “¡ándale María Luisa! ¿tú de qué nos vas a hablar?”, “pues que de esto y esto”, “muy bien”, y era una experiencia muy bonita el que ellos participaban muy sencillo, así como diciendo, “pues de veras, yo no sé nada de catequésis”. El ambiente que se hacía de los sacerdotes muy bonito porque se les daba el almuerzo, se les ofrecía, se organizó por decanato y ellos traían un buen almuerzo, pero era la convivencia, el gusto, se veía en los sacerdotes. Yo decía, “ay, pues cómo organicé para esa clase”, organicé 206


una dinámica de manera que a ellos pues, llevándoles el material, conocían los documentos... los diez documentos de la catequésis, que en ese tiempo eran diez documentos, y entonces ya cuando ya le dije, ya terminanda el tiempo de la parte que ellos iban a... que profundizaron, y dije, “si les parecía que regresáramos a un comentario”, yo no decía plenario ni nada, porque siempre eran como unos 20, 25 sacerdotes en el grupo y eran varios grupos porque iban rotando la materia, no siempre lo mismo. Fue por un año, venir cada ocho días, (...) para comentar, pues cómo les iba a decir, “a ver, ¿qué se les quedó?”, me acuerdo que me decían, “María Luisa, ¿pues esto no lleva un tiempo que nos diste?”, “sí, no conocíamos los documentos catequísticos... apenas (...) a vovlerlos a trabajar”, “pues sí”, entonces eso como que me dio confianza para entrar con ellos y hacían... se hacía un comentario, cada quien participaba según la dinámica que se preparaba con ellos, pero lo importantes aquí era su participación, el interés y el gusto por estar en ese grupo digamos. Y se volvió algo dinámico, ¿no? Sí. Yo recuerdo con mucho cariño y también fue fuerte en ese tiempo el que ya el señor Chávez se retiró porque lo hicieron... lo nombraron viacarío pastoral, vicarío de pastoral... y ya se quedó. Quedando el padre Sotero entonces veíamos la necesidad de la organización de los cursos de verano. Y ya se organizó bien, se planeó bien la organización y esa sí me tocó, el darle una nueva organización... yo ahí llevaba la secretaría general y de esa manera se celebraba el que casi mil catequistas venían no solamente de la diócesis sino de diferentes partes de otras diócesis. Era una convivencia muy bonita que se hacía de una experiencia que se va quedando en los catequistas. Ya venían tambiémn sacerdotes, religiosas, ya se hizo el grupo monográfico, o sea, los que ya tenían los tres o cuatro años... y entonces ya buscaban, “¿y ahora qué”, bueno pues vamos haciendo un curso monográfico, o sea, como ahora dirían “el posgrado” de la formación del catequista. Y eso despertó también y entusiasmo al catequista de que ya se tuviera ese curso, en ese tiempo también se organizó eso. Pues demasiadas cosas, demasiadas sustancias... Sí, fue un... el señor Chávez fue muy exigente para planear y que se realizara, y con gusto, a veces pues él... sentíamos que él quisiera que las cosas más... que se avanzara, pero ahí van en un proceso, fuimos en un proceso... y ya... empezaron a hacer escuelas catequistas en el año, ya a nivel decanato, ya me tocó ver que se organizaba a nivel de viaría... pero apenas... estaban acostumbrados de que todos a la escuela diocesana, ya después se empezó a pedir que la formación básica fuera en las parroquía o a nivel decanato, de hecho creo que nació en varias partes y me invitaron aquí a la parroquía de Guadalupe que se hizo la escuela decanatal y que hasta la fecha existe. ¿Cómo cierra esta entrevista? Claro que quedan muchas cositas, muchos detalles que fueron forjando ese caminar del Secretariado. Cuando yo volví del 75, 76, pues casi diez años habían pasado, y pues ya, vi otro avancé... el padre Sotero Torres fue el que... empezaba 207


a ir el padre que todavía está en el Secretariado y que se fue al nacional, el padre Hermilio, pero muy poco. Ya el señor Castillo cuando llegó, Benjamín Castillo, ahora obispo de Celaya me parece, trabajé con él poquito porque me fui al nacional, el secretariado nacional, que tuve el gusto de trabajar con el padre Francisco Merlos, los dos trabajos en el secretariado nacional. Esa fue mi experiencia y yo recuerdo con cariño el trabajo del Secretariado, pero después he trabajado más en la catequesis misionera. Trabajé ocho años a nivel nacional promoviendo animación y formación misionera, catequística. Muchas gracias hermana por contarnos toda esa experiencia. Así es... Muchas gracias.

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Juana Rizo Saavedra

Marzo 13, 2014, 11:23 horas. Casa CJC Chapalita, Guadalajara, Jalisco.

Muy buenos días hermana, ¿cómo se encuentra? Buenos días. Muy bien, gracias a Dios. Me podría indicar su nombre completo por favor... Yo soy hermana Juanita Rizo Saavedra. ¿Juana Rizo Saavedra? [Asiente] Perfecto. ¿Usted pertenece a...? La congregación de hermanas catequístas de Jesús crucificado. Muy bien. Cuénteme hermana, me podría indicar... ¿cómo es que llega usted a la catequésis? Yo llegué a la catequésis desde que ingresé a la congregación, sabía que la congregación se iba dedicar a la catequésis. Cuan yo llegué no había nada. Yo soy el número siete de la congregcación, nada más están las fundadoras y yo la que sigo. Comenzamos a formarnos al mismo tiempo que nos formábamos en la escuela catequística de la diócesis, íbamos a las vencidades a dar catequésis. o sea, transmitíamos lo que íbamos aprendiendo, pudíeramos decir. Y así fue como fuimos creciendo como congrgación y fuimos creciendo también en el amor a la catequésis. Tanto se nos insistía en la congregación puesto que a eso se iba a dedicar en la necesidad de catequizar, porque como íbamos a las vecindades, conocíamos tantos casos y tantas situaciones tan díficiles. Lo hacíamos con mucho cariño. ¿Cuando ingresa usted a la congregación? ¿una fecha aproximada? Yo... en mis cuentas, está en que llegué en enero de 1951. ¿En enero de 1951? [Asiente] ¿Y usted en ese tiempo, en el que llega a la congregación...? Nos dedicamos solamente a formarnos internamente. Vivímos primero en Santa Tererista, por la calle de Progreso; luego nos cambíamos a la calle de Contreras Medellín, allí junto al templo de Jesús María; años después nos cambíamos a la calle de Independencia; en los Altos en la casa de los señores de Alba, allí, sobre todo, fue cuando comenzamos plenamente y a ir a la catequésis. ¿Usted cómo llega al SEDEC, a lo que sería en aquel momento en lo que sería el Secretariado? 209


Yo llegué al SEDEC muchísimos años después. Ya viviendo aquí me mandaron a Roma en 1969 a estudiar. Aquí ya habíamos terminado nuestra preparatoria, habíamos terminado la catequésis... ya estábamos en pleno apogeo, pudíeramos decir, la congregación. Me mandaron a Roma a estudiar y al celebrarse el capítulo general, especial, salí electa capitular y me tuve que venir antes de lo que había previsto. Terminamos el capítulo y ya estaba asistiendo al Secretariado una hermana que se llamaba María Dolores Martín Aguirre. Estando ella me invitó, la superiora accedió y yo fui al Secretariado estando de coordinador el padre José Carmelo Navarro, quien me recibió muy bien. Recuerdo que el primer... la primera reunión, dijerámos así, como muy fuerte, formal, la organizó el padre en el mar... entonces me invitó a mí a que fuera, y cuando venimos a decirle a la madre superiora que me había invitado el padre a esa reunión, dice, “no, tú no vas, por qué has de ir tú, que vaya Lola”, y Lola dice, “yo no voy a ir porque a mí no me invitó el padre”, o sea, como que no invitó a todo el SEDEC sino así, a personas. Yo fui la que me fui allá. Era puro trabajo como comenzar a organizar mejor la catequésis, como a dividirnos en áreas de trabajo... y a mí me tocó quedarme en la formación de catequístas. Al quedarme en ese lugar o en esa parte del área de trabajo, me tocaba organizar los cursos de verano, o sea, toda la formación de catequístas, cosa que para mí era hasta cierto punto era nueva, aunque ya la hermana María de Luz hubiera comenzado y yo hubiera visto cómo estaban trabajando, pero como nunca... cada quién hacia lo suyo. Yo me dedicaba entonces mucho a misiones, a eso me dedicaba. Yo salí mucho, mucho, a misiones, a jornadas catequistícas. Así como que muchos conocimientos no tenía y cuando me encargaron esa misión yo la sentí muy fuerte, muy pesado... recuerdo que yo recurría mucho a que me orientaran los hermanos de las escuelas cristianas que tienen por allá, por ese rumbo, su colegio, el Febres Cordero. Yo los visitaba y les platicaba mis planes, mis proyectos, y ellos ni lo miraban mucho, tanto ellos como el padre Carlos Álzaga eran... sí me escuchaban, me daban sus opiniones, porque había otros que les comunicaba yo y no me daban opinión, no más me decían, “está bien, está bien”, y a mí no me gusta que me digan “está bien”, me gusta que me digan, que me orienten, que me hagan crecer, que yo abra más los ojos, entonces... porque me tocaron muchas cosas en el Secretariado. Simplemente los cursos de verano eran muy pesados porque siempre andábamos buscando un lugar porque no teníamos donde organizarlos. Antes de llegar ya, más adentro de su participación en el SEDEC, ¿para qué años llega usted al Secretariado? Yo pienso que fue en 1972. ¿Regresando de Roma? Regresando de Roma, pasando el capítulo. Vamos poniéndole octubre o noviembre. ¿Del 72, comenzó su participación? [Asiente] Ajá. Regresando, otra vez al tema de los cursos de verano, me decía, fuera de entre210


vista, que usted fue la encargada del primer curso de verano... Dicen que la madre Luz los revisaba, pero no lo vas a creer que nunca supe cómo los realizaban... cómo le hacía... basta que yo no estaba aquí. De hecho, cuando yo no estaba aquí, fue cuando comenzaron a pertenecer al Oficio Catequístico. Cuando yo llegué aquí sentí que la congregación estaba demasiado adelantada de como yo había estudiado. Yo estudié terminando, como quien dice, el Concilio Vaticano II, entonces como que Roma todavía no ponía ningún adelanto, estaba más adelantado acá. Cuando yo llegué sentí a la congregación muy adelantada en comparación de como yo me sentía. A su llegada comienza a participar dentro del Oficio, digo del SEDEC, porque realmente se trata de los años que cambió de nombre, ¿con qué proyecto comienza usted? Como yo tenía que hacerlos, mis programas, yo hacía todos mis programas, yo invitaba maestros, buscaba lugares, me encargaba de las boletas de inscripción, de los libretos, de darles qué materias iban a llevar, o sea, de un todo, de un todo. Es decir, usted hacía la gestión... Me sentía bastante agobiada porque era muchísimo lo que había que hacer. ¿Cuántos participaban con usted? Pues de perdis unos 400 catequístas. ¿Y dentro del equipo?, que ya en ese momento se estaba formando un equipo... No, que yo sintiera mucha ayuda, no, un poquito cuando llegó el padre Sotero, sentía ayuda de él, pero no. De hecho el padre Luis CháveZ, el señor obispo ahora de Oaxaca, yo me sentía como compañera casi... no es cierto que por la edad somos compañeros... pero él es muy perfeccionista, todas las cosas le gustan así como perfectas, entonces no nos podíamos entender... y si yo le comunicaba a él algo, él nunca me respondía, con él que más bien me entendía... bueno, pero después de que terminó el padre Carmelo, él pronto terminó su Secretariado... Yo no me acuerdo cuándo pero yo siento como que nada más un curso de verano organicé con él, con el padre Navarro. Y en ese momento, con el padre Navarro, estaba él, usted... ¿y quiénes más? No recuerdo a nadie más. Después vendría lo que es el padre Jiménez... El padre Jiménez, sí, cuando llegó el padre Jiménez, un encanto de hombre. Ya con él estuvímos varios. De ese tiempo si me acuerdo... con el padre Jiménez ya estaba Luis Chávez que estaba allá en la... no sé dónde... en lo último de Jalisco, por allá estaba él... ¿En Bolaños? Ah, por allá... y de allá venía a las reuniones. Ya estaba el padre Sotero, el padre Carlos Álzaga, estaba un hermano marista, Humberto se llamaba... estaba una hermana del colegio Nueva Galicia... ¿cómo se llama?... tengo una idea que se llama Luz, pero no recuero bien el nombre y éramos muy amigas... estaba una de las hermanas... es la que hizo el libro, ese gruesote de catequésis... 211


¿Gloria Cisneros? No. ¿Gloria? Pues ni me acuerdo cómo se llama su libro, es un libro color naranja, grueso, de catequésis... de hecho ella ya lo traía medio forjado todo el libro, ella venía de Guatemala, allá había estado, y aquí lo ofreció al Secretariado... y el Secretariado no tenía los recursos para imprimirlo. Ella habló a México y entonces se lo imprimieron... ¿Gloria?... no me acuerdo. ¿Quién más estaba? Era un equipo suficiente, bastante, ya estaba creciendo... Con el padre Jiménez ya estaba muy bien organizado. Yo no recuerdo qué tendría... recuerdo que una vez le dije a Humberto, “¡ay Humberto, yo creo que me voy a salir del Secretariado!”, “¿por qué te vas a salir”, “pues siento que no aporto nada”. Yo sentía que todos sabían algo y yo no sabía de todo lo que ahí se hablaba. Y luego dice, “¿no te das cuenta que tu presencia aporta?”, se me hizo como tan humano. Trabajamos mucho un equipo, era él, Humberto, Luz de la Nueva Galicia, Gloria y yo, éramos un equipo, éramos el de formación de catequístas y entonces yo comenzaba a sentir bastante apoyo. Pero los cursos de verano los seguimos organizando mucho tiempo en lugares... me acuerdo que después organizamos los cursos de verano en el colegio Esperanza, ahora sí en el colegio Esperanza ya, pero antes eran de este lado, todo de acá, de la calzada (Independencia) para acá. ¿Lo que era el COYFI? No, el COYFI comenzó muchísimo después. En el colegio Esperanza los analizábamos mucho, y ahí ya eran maestros Carlos Álzaga, o sea, los que ya eran miembros del Secretariado, ya colaboraban mucho. ¿Para qué años estuvo ahí, en el colegio Esperanza? Después del 75, 76. Pero todavía lo organizaba yo sola... claro que les pedía concencimiento pero yo hacía los programas y yo hacia todo., nada más les pedía su consentimiento. ¿Y qué mas hacía aparte de los cursos de verano? Teníamos formación de catequístas los sábados también, pero eso ya fueron muy tarde, porque ya los teníamos allá en Román Morales, pero ya era muy tarde. Yo no recuerdo el año, quizá el padre Sotero se acuerde, porque él y yo fuimos los encargados de eso... no sé ni por qué fuimos los encargados... de arreglar ese local que nos facilitó el arzobispado, porque la mitad de esa casa era para el padre Arturo, para lo de cosas sociales y la mitad del lado de Román Morales era para nosotros los de catequésis. Nosotros fuimos los primeros que fuimos a comprar los muebles, fuimos a comprar tela para cortinas... que se hicieran cortinar para los salones de arriba que les daba tanto el sol, o sea, nosotros fuimos las que ya organizamos pero Sotero y yo fuimos los que amueblamos. ¿Más o menos en qué fecha llegaron a Román Morales? [No recuerda] Pero pónle 76, 77. Yo pienso que en el 76. Estando ahí, ¿cómo es que empieza a crecer el SEDEC con usted? No puedo decir conmigo porque el coordinador era el coordinador. Después del padre Jiménez pusieron de coordinador a Luis Chávez. (...) Yo siento que el padre 212


Jiménez le puso muchas ganas, pero sus conocimientos eran otros, era historiador... y cuando Luis... yo no sé cuándo llegaría Luis de Roma... porque a ellos los pusó el señor Salazar a estudiar catequésis, a Luis y a Sotero... y a otro padre... al padre Antonio... a tres los mandó a estudiar catequésis a diferente lugar y cuando regresaron Luis fue el encargado de la catequésis ya, y Sotero. Pero los que elaborábamos los textos y eso, éramos Sotero y otros, porque también fue mi compañera Carmen, esa que tú nombraste... no me acuerdo del apellido... [Carmén Chacón] y Cony, una señorita de Zapopan, era cuando Luis también estuvo de vicarío en Zapopan, ya éramos compañeros... y ya comenzábamos a elaborar los libros, nada más elaborábamos los libros del curso de verano... por eso hay muchos libros de cursos de verano sobre diferentes partes de la doctrina, pero nomás elaborábamos para cursos de verano. En este momento el SEDEC ya tiene un lugar, ya está desarrollando sus propios materiales... Ya tiene lugar y ya se hacían las reuniones allá... porque antes las hacíamos acá en el obizpado. ¿Era en catedral? [Asiente] En catedral, sí. Y alrededor de todo esto, digamos, usted funcionó en los cursos de verano, hizo materiales, ¿pero que otras actividades desempeñó? ¿Dentro del Secretariado? ¡Ay, pues no alcanzaba a hacer esas! Los sábados yo iba a San Bernardo (...), pero a la catequésis infantil, era lo que hacíamos ahí, pero nosotros teníamos reunión cada ocho días. ¿Y el resto del año? Cuando no había cursos de veranos, los primeros preparativos para las jornadas... Yo también... como me tocaba la formación de catequístas, también pusimos la escuela catequística en COYFI. Ahora sí pusimos el COYFI... pero no me acuerdo... sí eran todos los días. Era cuando ya entra un buen grupo de mis hermanas a la escuela catequística, pero yo también seguía invitando a los maestros... y me acuerdo que de lo mejor de la diócesis... invitábamos a que nos ayudaran en la escuela catequística de COYFI. La escuela catequística de COYFI se quitó porque Luis Chávez la quitó. ¿Y a qué se debió esto? Pues según él no daba resultados. Yo pienso que según él, o sea, Luis era demasiado exigente, Sotero era muy pastoralista, un gran catequísta de veras, con él nos entendíamos pero a las mil maravillas y éramos los que hacíamos los cursos de verano y eso... los equipos. Me podría contar de la era del COYFI, ¿cómo eran? Como yo no me encargaba nada de COYFI, yo nada más iba a ocupar un lugar, un salón para la catequésis, para la preparación de catequístas. Teníamos muy buen grupo de catequístas, muy buenos maestros, a mí me dolió muchísimo que Luis quitara la escuela. Yo como que recuerdo que ya no estaba yo cuando la quitó, pero sí, nosotros la habíamos iniciado allí. Recuerdo que me dolió muchísimo 213


que la quitara porque allí se les acomodaba muy bien a los catequístas para ir a su preparación, era el Centro y la mayoría de camiones llega al centro... pero no me acuerdo de la razón por la que la quitó. Durante esos ocho años que me cuenta que estuvo dentro del Secretariado, ¿cuál fue su experiencia: desde el inicio, cómo evolucionó y hasta su salida? Mira, yo estuve muy feliz, siento que me realicé, qué me tocaron cosas... pero cuando terminé el séptimo año yo ya estaba mucho, mucho, mucho muy cansada y el señor Salazar no me dejo salir, me dijo que no, que tenía que seguir otro año. Y yo sentíacomo que yano podía dar las medidas para otro por el cansancio que sentía, pero terminé otro año y ya, terminé. ¿Esre cansancio a qué se debió? Precisamente porque era muchísimo el trabajo, mucho. No es solamente ir a realizarlo, sino programarlo, pensarlo, meditarlo, no nomás ir a realizarlo ya no tendría tanto chiste. Entonces usted fue una de las primeras personas ya como el SEDEC formal en estructurar una parte, digamos, cada quien cooperó su granito de arena, pero usted fue en ese momento... Bueno, en mi campo, yo creo que en otros campos fueron otras personas. No recuerdo que otras cosas habría, por ejemplo, si había como elaboración de materiales o eso, porque yo también trabajana en elaboración de material. Pero lo fuerta, lo fuerte mío, era organizar preparación para los catequístas, eso fue mi fuerte. ¿Y cómo reaccionaba usted ante el trabajo que realizaba y lo veía en el fruto de los catequístas? ¿cómo era su rección en ese momento? No entiendo tu pregunta cómo era mi reacción... Usted preparaba un producto, un programa, un curso, ¿cómo reaccionaba usted ante los frutos de esos productos, es decir, al observar a los catequístas, estar cerca, utilizarlos, saber que hacían uso de algo que usted había generado? Yo me sentía muy contenta, muy feliz, pero cuando terminé, cuando me retiré... también me retiré muy contenta porque ya no, no... a mí me gusta como estar creando, como estar pensando, ahora cómo, ahora para dónde... aaún así lo hago en mi catequésis... me observo y me fijo que aún en la comida no me gusta, como todos los días así monótono, buscarle, buscarle. Yo pienso que salí muy contenta, muy contenta del Secretariado. No recuerdo que me hayan alguna manifestación de agradecimiento, eso no, nada absolutamenta, más bien tengo recuerdos de otros lugares, de otras ocasiones, que me he retirado y que me han manifestado y que me he sentido muy satisfecha de eso... y del Secretariado no, me retiré y me retiré. ¿Y de parte de los catequístas? Es que hay que entender también que eran catequístas pues que lo más duraban eran unos tres años, los que podían perseverar... pero variaban tanto, los catequístas como que, pues sí, te manifestaban cariño y agradecimiento, pero se acababa aquel año y pues viene otro, otras personas. Como que la catequésis así es, fíjate, cómo se contrabatan uno, por ejemplo, en una preparación de un grupo de con214


firmación, de niños de primera comunión, de padres de familia, y ya como que sienten que es obligación de la Iglesia darles y estarles buscando, preparando y todo, como que sienten que es la Iglesia la que tiene que hacerlo. Durante su estancia en el SEDEC, ¿cuál fue su aprendizaje? Yo creo que una cosa que aprendí, de la que me siento muy contenta y que he tratado de seguir aprendiendo ese camino, de saber acomodarte a las personas, de saber comprender sus situaciones, de trata de olvidar, de no buscar reconocimiento, de tratar de sonreírles siempre mejor, y mejor hablarles con cosas positivas más que cosas negativas. Yo siento como que eso aprendí mucho. Muy bien. Durante ese ejercicio suyo de mostrar, de colaborar, de compartir, ¿cómo cierra usted esa participación? ¿con qué se quedo y qué permutó? Pues con qué me quedé, con agradecimiento a Dios que me haya ayudado, de que me haya ayudado a realizarme por esos medios, en que me haya dado la oportunidad de trabajar en esos campos... porque gracias a Dios he trabajado en todos los campos, yo he trabajado en varios secretariados de la nación, hasta en el nacional duré cuatro años trabajando. Muy bien hermana, le agradezco mucho. ¿Con qué cierra esta entrevista? Pues agradeciéndole a Dios. Tengo tantas, tantas, tantas experiencias, pero aquí hay que ser un poquito discreto, decir lo indispensables. Muchas gracias. Una última pregunta que me interesa. Al ver lo que el SEDEC es ahora, ahora en este tiempo, y saber que usted fue participe de sus raíces, ¿qué siente? Bueno, yo no conozco mucho del SEDEC, de hecho cuando me encuentro con una hermana que esta trabajando en el SEDEC siempre le digo, “¡ay, como que nunca nos platicas del SEDEC!”. Al principio tenía yo mucho interés, ahora como que he aceptado... pero sí, sí tuve la oportunidad de reclamar en algunas ocasiones. Estás en el Secretariado pero no sabemos qué hacen o cómo le hacen o qué, o sea, con mucha necesidad yo de saber, porque tú puedes comprender que si trabajé en el nacional... uy, pues uno en el nacional alcanza a ver cómo está ala catequésis en toda la nación. A mí me tocó visitar muchas regiones, entonces se llamaban regiones, sin nadie, yo sola iba en [representación] del nacional, porque no había nada más quién fuera, y yo le decía al padre, “pero como que voy...”, sí, tú vas a ir sola, qué tiene”, y yo me iba sola. Por eso se queda uno como con ganas de seguir informado, de cómo está trabajando, de cómo todo. Pero también Dios me ha ayudado a aceptar las situaciones de cada quien. A mí ahora me da muchísimo gusto, muchísimo, quien está en el Secretariado... “que fulanita va a Roma, que fulanita viene para acá...”, “¡qué bueno!”, les digo, “me da tanto gusto que la congregación crezca, muchísimo, pónle ganas”, y yo acepto porque cada quien va teniendo su tiempo y tranquila. Muchas gracias hermana.

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María Guadalupe Torres Villalpando Marzo 15, 2014, 8:35 horas. Casa particular, Atotonilco el Alto, Jalisco.

Buenos días hermana, ¿cómo se encuentra? Buenos días, pues relativamente bien. Digo que más bien, que bien. Perfecto ¿Me podría indicar su nombre completo, por favor? María Guadalupe Torres Villalpando. ¿Usted pertenece a la congregación de…? Hermanas Catequistas de Jesús Crucificado. Muy bien. ¿Cómo es que llega Guadalupe Torres a la catequesis? ¿Cómo llego a la catequesis? ¿En Guadalajara o así en general? Usted misma, su persona. Mi persona. Mire, yo viví... ¿cuántos años... trece años y medio en Ayotlán... y en Ayotlán el padre fundador era el párroco de Ayotlán y él junto con unas señoritas fundaron un colegio ahí y yo fui alumna de esas señoritas, que venían de Tepatitlán y de Pegueros; y ahí en ese lugar, pues, nos fueron como enseñando, educando, para que tuviéramos amor a la catequesis, ya que la futura… esas señoritas todavía no eran religiosas, pero unas futuras religiosas catequistas de Jesús Crucificado. Mis maestras fueron la primera comunidad fundante de la congregación de hermanas catequistas. Entonces yo conocí a los fundadores desde los cinco años, yo de lo que tengo recuerdo, desde los cinco años, yo me crié en un ambiente catequístico, pudiéramos decir. El padre fundador, él y la señorita “Lupe” Gallegos querían fundar una congregación religiosa dedicada a la catequesis. Y ellos nunca nos decían que iban a fundar una congregación religiosa, pero sí nos hacían amar mucho la catequesis. A mí el señor cura Guzmán, padre fundador, ya a la edad de doce años me puso de catequista y yo sentía que no, que no la hacía, pero él me decía, “yo te ayudo, yo te ayudo”, ya desde esa edad. Alguna otra cosa que… eso fue en Ayotlán como en los años... ?cuarenta y qué?, pues, 45 al 50, por ahí más o menos… cuando… no, un poquito, unos años antes, como 43 a los 50. Y entonces usted entra ya a la congregación, se empieza a dedicar a lo que es la catequesis... Sí, yo, como fui alumna de ellos, de esas señoritas que formaron la primera comunidad fundante, yo después, cuando se retiraron de Ayotlán, que se fueron a Guadalajara, yo las iba a visitar pero nada más como visita, yo nunca pensé... pues yo las quería porque ellas eran mis maestras... pero nunca pensé en integrarme en 217


su comunidad, yo ni quería ser religiosa, yo nunca pensé ser religiosa pero yo le pedí mucho a Dios que me diera a conocer cuál era mi camino y sentí que a través de la madre Juanita Rizo y Juanita Ramírez, que ya habían ingresado, como que sentí que Dios me decía, “ellas ya se animaron... ¿y tú cuándo?”, y sí, ingresé a la congregación en el año 50, cuando la congregación todavía no estaba aprobada; nos decíamos, entre nosotros nos decíamos “muchachas” y a las madres les decías “las señoritas”… las señoritas y las la señoritas, no les decíamos “madres” ni a la madre fundadora; a mis maestras yo no les decía “madres”, pues no, era como una agrupación de personas consagradas que querían entregarse a la evangelización y catequesis... que por cierto, a mí como que no me entraba mucho, no me entraba mucho, que decían, “pero sí nos vamos a dedicar a la catequesis”, y no me entraba porque en mi pueblo, en Ayotlán, las catequistas que había, las catequistas que no pertenecían a ese grupo fundante, eran puras viejitas, puras “cotorritas”.Entonces decía “no, pues como que no”, no me atraía y no me atraía. Y ya como en el año 53, más o menos en el año 53, el señor Garibi Rivera, que era el arzobispo de Guadalajara, dijo a las primeras hermanas... porque yo soy el número 14... nos dijo, “vayan a estudiar la escuela catequística”, existía una escuela catequística me parece que entonces, pues, era o no sé si sería el coordinador o no sé cómo se llamaría, el padre Ignacio Hernández... esa escuela estaba muy bien, muy bien, hasta sí recuerdo dónde estaba, dónde existía esa escuela. Y todos los días por las tardes íbamos a esa escuela a estudiar. ¿Dónde estaba ubicada? Estaba frente a un jardín que da con el templo de San José de Gracia, ahí, el local era de las madres del Verbo Encarnado, me parece que se llamaba Margarita Jibalín, era colegio de las… ellas prestaban el local, en la mañana iban las alumnas del colegio y por la tarde prestaban el local para la escuela catequística. ¿Y esa escuela catequística cuánto tiempo duró, usted recuerda? La escuela catequística, pues ya, cuando nosotros ingresamos a esa escuela ya existía. Desde luego… cuando yo fui, yo cuando ingresé a esa escuela he deber tenido ¿unos qué?... catorce o quince años, yo estaba jovencita. Pero a mí la escuela me sirvió para... como aclarar mi vocación. Como antes tenía yo dudas, decía “no, pues puras ‘cotorritas’”, las de mi pueblo... pero como que, cuando estuve en la escuela catequística, ¡ay, como que eso me ayudó a aclarar mi vocación catequística!, dije, “a esto me voy a dedicar... yo a esto sí, sí quiero seguir adelante”, porque tenía muchas dudas de mi vocación, porque la disciplina era muy dura, en la congregación, era muy dura y yo de chica, de catorce, de quince años; [me] levanto a las cinco de la mañana y pues era muy exigente... y bordábamos y yo de quince años, sentada, bordando y “cómo que no, no”, y en la tarde ya... cuando yo ya sentí una luz en mi vida, fue en la escuela catequística, donde estaba el padre Ignacio, el director era el Padre Ignacio M. Hernández. ¿Entonces era coordinador? Pues yo pienso que sí. Él fue un gran… tenía una vocación catequística, un gran formador, un gran educador... y también los maestros que tuvimos, muy buenos, 218


muy buenos. ¿Recuerda algunos nombres? Sí, el padre Manuel Aréchiga. Manuel Aréchiga que era encargado de música sacra en la diócesis, él nos daba dogma. Del padre, ay, el tío del padre Sotero Torres que nos daba liturgia... el padre, ahorita no recuerdo... el padre Torres, Torres, tío del padre Sotero Torres que nos daba liturgia y de… pero lo máximo, el que nos daba pedagogía de la fe: el padre Ignacio Hernández, que había estudiado en España, recuerdo, él nos decía que había estudiado en España y era muy exigente; y él nos hacía elaborar una catequesis, nos dejaba, era existente, “ahora van a elaborar una catequesis, van a hacer una parábola; y van a hacer”, y era muy exigente, pero siento que él nos formó, yo a él siento que le debo mucho y que en cierta manera le debo que aclaró mi vocación. ¿Y después de esta etapa en que está en la escuela catequística, qué sigue? Llega al secretariado.. Ah, cómo llego al secretariado, a ver, eso fue como en los años, esto que le digo de la escuela catequística fue como en los años 54, por ahí, 54-56. Y en ese tiempo las hermanas, como guardábamos mucho silencio, mucho silencio, en la congregación: en la mañana era un silencio... bordábamos para podernos sostener, bordábamos... entregábamos blusas a las Fabricas de Francia... y entonces bordábamos mucho y era un silencio… el silencio y el estudio nos ayudó para, como para crear un entusiasmo por la catequesis... me voy a regresar un poquito a su pregunta... íbamos mucho a las parroquias, a colegios, al colegio Unión, al colegio Salvatierra, al colegio de los jesuitas. Yo iba mucho a un colegio de jesuitas, no, el Instituto de Ciencias, pero antes ahí tenía otro nombre... un colegio que estaba, no sé si por Ávila Camacho... Sí, ese es el Instituto de Ciencias. ¿Sí? Iba yo ahí a dar clases. Entonces, como que la formación que recibimos en la escuela catequística la estábamos aplicando, entonces todavía no entraba yo al secretariado... la estábamos aplicando, aplicando en colegios en… pero yo como maestra en el colegio Unión, tenía mis grupos ahí en el colegio Unión y en el Salvatierra y en parroquias. Todas las hermanas trabajábamos en parroquias. Como que había un entusiasmo grande, grande, de aplicar lo que habíamos estudiado... y ya después de esto, en el año 61, la madre Luz Franco y yo fuimos a Santiago de Chile a estudiar, también, a estudiar pastoral, pastoral catequística. Por cierto que ese instituto, no sé si la madre Luz le dijo algo de esto... Instituto Catequístico Latinoamericano, así se llamó. Era el primer año en que se iniciaba ese instituto en Santiago de Chile. ¿En qué año? En el año 61. Por cierto... ahora sacando... el Papa Francisco estaba haciendo su noviciado en ese tiempo en Santiago de Chile y dije, “ay si hubiera sabido yo, hubiera ido a visitarlo”. Hicimos estudio en Santiago de Chile y un mes en Buenos Aires... y que también me subí al metro, al metro donde se subió el Papa Francisco, al “subte”, que le decían ahí. Y allá, más bien, fuimos a ver cómo aplicaban la catequesis allá, cómo la hacían y todo así. Pero fue corto el tiempo, fue 219


nada más seis meses, la madre Luz Franco y yo... ella era, pues, como quince años mayor que yo. Eso nos sirvió mucho. Entonces regresamos de Chile y regresamos ya en el año 62... pero lo que nos dieron en Chile, ya todo lo que nos dieron, porque también nos daban contenidos, contenidos teológicos y ya era… aunque todavía el concilio no se realizaba, pero ya como que todos los estudios eran, como que ya tenían estudios, así, muy modernos... tanto que un sacerdote de Querétaro, que fue a estudiar, se escandalizó, y como que quería sonsacarnos, “no, yo sigo aquí”, a mí se me hacía precioso lo que nos daban. Tuvimos un maestro argentino que nos dio muchos contenidos muy buenos sobre pedagogía de la fe. ¿En la misma escuela? Así se llamaba: Instituto Catequístico Latinoamericano. Nos hospedamos en el Hogar catequístico. Muy bien, allá en Chile... En Chile y eso como que fue ampliando en mí, lo que yo había estudiado como que lo fue ampliando y renovando, porque ya estaba muy renovado; ya en el año 60, yo estudie en el año, acá en Guadalajara, como en el años 53 por ahí, y ya en Chile fue en el año 61, entonces fue ampliando, ampliando, mis conocimientos. Ya regresamos las dos hermanas de Chile y yo pienso que fue entonces cuando nos invitaron al secretariado, porque lo que estudiamos, que era corto tiempo... pero nos inyectó entusiasmo: nuevos contenidos, en cuestión de metodología también, de recursos didácticos, todo eso, ampliaron nuestros conocimientos que teníamos... entonces no íbamos en cero a Chile. Yo allá iba de 24 años. ¿Y a su regreso? Y a mi regreso, a mi regreso, pienso que como en el años 63, más o menos, 63-64, yo comencé… me invitaron a pertenecer al secretariado, porque tanto la madre Luz y como yo, comenzábamos a dar jornadas catequísticas en los… en muchas poblaciones de la diócesis de Guadalajara. ¿Entonces usted estuvo antes que la hermana Juanita Rizo en el secretariado? Sí, sí. Sí antes que ella. Y a veces, no sé si era por parte del secretariado o por parte de la congregación, entonces sí, sí estuve antes. Ella, no recuerdo si ella estuvo… no sé. Ella estuvo para los 70. Ah, entonces yo estuve antes, sí. ¿Y cómo llega usted al secretariado? No sé. Que era Oficio Catequístico en ese momento... Sí, pienso que el Oficio Catequístico. Yo pienso que, pues, como la madre Luz y yo trabajábamos mucho en las jornadas catequísticas, allí en... tanto... en la diócesis de Guadalajara; ella y la madre “Sarita” Rizo, la hermana de la madre Juanita, se dedicaron mucho a la ciudad y yo más bien fuera. Como que eso hizo que me invitaran a formar parte del secretariado. No recuerdo muy bien cómo, o si… no sé si fue así o si el padre Jesús Jiménez le dijo a la madre superiora general 220


que quería una persona... dos personas que trabajaran en el secretariado, no una sino dos, que fue la madre Luz Franco y su servidora. No sé si fue a través de la superiora, yo pienso que más bien fue a través de la superiora... además el padre Jesús Jiménez era el confesor extraordinario de la congregación, entonces nos conocía... y como era párroco de Guadalupe, pues estábamos ahí cerca, entonces nos conocía muy bien y le pidió a la madre... y nos mandó a la madre Luz Franco y a mí al secretariado. ¿Para el 64, dice? Sí, más o menos, 64, 63-64 más o menos. ¿Y cuando llega usted quiénes estaban entonces en lo que era el Oficio Catequístico? Le digo pues, el padre Jesús Jiménez, se integró después el señor Ramón Godínez… no recuerdo quién más. Eran pocos, éramos pocos. ¿Y qué proyecto empezó a realizar a su llegada? Pues, como andaban en búsqueda, porque apenas estaba aplicando lo del Concilio, resultados del Concilio Vaticano II, y pues, como que ellos mismos no le hallaban. El padre Jiménez, José de Jesús Jiménez, era muy preparado en catequesis porque había estudiado en Estados Unidos, había estudiado catequesis, él nos platicaba. Él vibraba con la catequesis y tenía mucho material. Yo me acuerdo que daba recursos didácticos, él. Pero los proyectos, a ver... como que fueron pocos, porque yo trabajé poco, pero sí me acuerdo, así como a larga distancia, que íbamos a parroquias, entonces todavía no eran decanatos, parroquias... pero que se agrupaban de otras parroquias, ya comenzaban, sin ser decanatos porque todavía no existían, agrupaban… me acuerdo que fuimos a Ocotlán, a Chapala… y que ahí comenzamos a dar, pues, lo importante de la catequesis: la importancia, el valor de la catequesis. Y yo comencé a dar así, como a grandes rasgos, historia de la catequesis… yo me acuerdo que a mí me tocó ese tema, historia de la catequesis, así... pero yo, más bien, como era corto el tiempo, yo lo hacía con carteles, carteles, carteles y ya: y las subidas y bajadas de la catequesis en todo eso... en cada época... y luego también... ¿qué otra cosa dábamos?... no recuerdo. Yo nomás recuerdo lo que yo daba, pero cada quién aportaba algo, un tema; y se agrupaban sacerdotes. Había mucho entusiasmo, había respuesta... no crean que... había respuesta. Eso es lo que me acuerdo que fuimos a varias parroquias, pero esas parroquias invitaban a otras y participaban los sacerdotes y los catequistas… laicos. ¿Cuánto tiempo duró usted en el SEDEC? Mire, pues yo me acuerdo que fuí como en dos etapas: primero con el padre Jesús Jiménez y después con el padre… no recuerdo… prácticamente yo pienso que como unos tres años, máximo. ¿Con Jesús Jiménez? No, con el padre Jesús Jiménez a deber sido un año, como un año. Y después con el padre Navarro, José del Carmen Navarro, el padre Carlos Álzaga, Blanca Tenorio, con ella... como otros dos años y ya porque me cambiaron, me fui a 221


Hermosillo. ¿Y qué más estuvo haciendo durante ese tiempo? En ese tiempo, de parte del Secretariado, elaboramos un libro, el que le digo que se llama Hombre nuevo, así, grueso, con catequesis que estaban hechas para... desde kínder, para kínder hasta… iba ampliando, como cíclico, cíclico. Y pues, sí, Hombre nuevo, pero realmente la autora es la madre Gloria Borobio. Nosotros nada más ayudamos y yo no quise poner mi nombre allí, porque honestamente decía, “no, yo nomás colaboré poquito”, pero ella era la que dirigía. Entonces aparte de salir a las comunidades foráneas y hacer materiales, ¿también estuvo activa en las clases? Sí. ¡Ah, daba clases! Ya recuerdo. En la escuela catequística, daba clases en la escuela catequística. Daba recursos didácticos, daba algo de metodología, metodología para... sobre todo para una sesión de catequesis. Y en la escuela catequística que funcionaba, me parece que ya entonces estaba Juanita Rizo como encargada, ya entonces ella estaba como encargada de la escuela catequística, responsable de la escuela catequística... y desde luego asesorada por un sacerdote... y también en los cursos de verano. Había cursos de verano para catequistas que venían de fuera. ¿Eran cuando comenzaban, no? Sí, pues, sí comenzaba. El padre Luis Chávez después les dio un impulso grande, pero ya existía. Quizá un poco pobre, pero ya existía la escuela catequística en verano y yo también daba clases ahí, en verano... y me acuerdo que la escuela catequística de verano, cuando se daban los cursos de verano, era también en un local de las madres del Verbo Encargado, pero que tenían por Hidalgo, por Hidalgo. Ahí yo también colaboré. Yo colaboraba mucho con el señor Luis Chávez. Él daba el tema y yo le hacía las dinámicas de grupo, los cantos relacionados con el tema... y entonces él ahí me fue conociendo y también me invitó a que diera temas, a que diera clases. ¿Para entonces todavía sigue en el secretariado usted? A ver… Si ya estaba participando con Luis Chávez… No, pienso… ya no, ya no. Nada más hacía... participaba en lo que ellos me decían. Bueno en el secretariado le voy a decir [en] qué participé, pero no recuerdo si fue de... yo sí pienso que fue del secretariado. Además de eso, existían cuatro centros de formación para religiosas: uno en Chapalita, que era en el colegio Guadalupe, otro en el colegio Occidental, otro acá por... me parece que por Vidrio, ¿el colegio Montenegro?... ay, ya no me acuerdo... por ahí también de unas religiosas, también ahí para religiosas, para una formación, pues, catequística, pero no sé si era por parte del secretariado, porque de parte de la congregación no era, más bien nos invitaron de parte del secretariado, y otro acá en el Occidental, colegio Occidental, y otro más allá de... ¡ay, ya me llegó el Alzheimer! [ríe]... más allá de la calzada Independencia, no sé si sería el colegio Esperanza. ¿El colegio Normal Esperanza? Quizá ahí… 222


Ahí se daban clases de… era la escuela catequística también. Sí, sí, como que también ahí… sí. Como que el secretariado nos mandó ahí, pero yo no recuerdo si yo era miembro o no. Pero no fue de la congregación, el secretariado nos mandó, pero no recuerdo en qué tiempo. Pero sí, hace muchos años de esto. ¿Y en qué año sale usted del secretariado? Del Secretariado, más o menos como en el 64. A ver... llega en el 63... No, entonces fue el 65. Más o menos en el 65, porque sí estuve un tiempo corto. ¿Pero ya era entonces Secretariado o era Oficio Catequístico? Pues cuando estaba el padre Carlos Álzaga, ya era secretariado. Con el padre Jesús Jiménez, yo pienso que era Oficio Catequístico, y cuando estaba el Padre Carlos Álzaga ya era secretariado, sí. ¿Entonces no será 73 o 74? Porque en los 60 todavía era Oficio Catequístico. ¿Ah, sí? No, entonces fue Oficio Catequístico. ¿Usted ayudó con el Oficio Catequístico? Con el Oficio Catequístico. Porque sí, yo estuve en el Querétaro en los años 65, en Querétaro, 65, e iba mucho a México y allá oí por primera vez el nombre de SEDEC, entonces sí. ¿Entonces fue el Oficio antes de irse a Querétaro? Sí, Oficio Catequístico. Más o menos, hablando de una fecha aproximada de 63 al 65, estuvo allá. Sí, más o menos. ¿Cuál fue su experiencia de estar ahí, en el Oficio? No estaba de tiempo completo. Sí, sé que se reunían cada ocho días... Sí, sí. Pues fue una experiencia bonita, por lo menos de, como abrir... pues como yo estaba todavía muy novata... como abrir horizontes, como abrir mis expectativas a... como de mucha proyección para la diócesis. Nos reuníamos mucho, (...) hacíamos mucho, no. Nos reuníamos pero como en búsqueda, sí, como que estábamos en un periodo de búsqueda, de no hallar cómo aplicar lo del Concilio, estábamos así como despertando. No puedo decirle otra cosa, para qué le digo... pero como que queríamos hacer mucho, pero no lográbamos; nos reuníamos mucho pero como que no aterrizábamos, no aterrizábamos. ¿Cuál fue el sentir de la comunidad durante esa época? De apoyo, de apoyo. Sí, sentían pues que era una proyección. Sí, nos sentíamos apoyadas y la congregación se sentía… aunque la madre superiora, la madre superiora general en ese tiempo, aunque era la superiora de hermanas catequistas de Jesús Crucificado, en ese tiempo como que... ella, más bien, su carisma y como fue maestra, ella más bien le daba por el magisterio, no tanto por la catequesis pero sí nos apoyaba ella, se sentía comprometida... pero ella nos dejaba actuar: nos apoyaba y nos dejaba actuar; no sí, más bien era de apoyo. Como que el carisma se nos reavivó, más a la madre Luz y a mí por haber ido a estudiar a Chile; y que 223


todos nuestros compañeros vibraban por la catequesis. Y nuestros compañeros allá en Chile, pues, eran latinoamericanos, o sea, había de Colombia, de Chile, de Argentina, de Perú, de Guatemala... entonces como que la convivencia, como que la de allá me ayudó acá, también en el secretariado me ayudó. Y como que en el secretariado yo vi la manera de aplicar aquello... aquello que yo había estudiado, que no sabía dónde encauzarlo o donde canalizar todo eso que había recibido. Pero el padre Carlos Álzaga, él también traía muchas, muchas… yo trabajé con él. Como que más que el padre José del Carmen, más el padre Álzaga al que yo le veía que tenía como más deseos. Nos integramos, la integración fue fácil: nos quisimos, nos relacionamos bien, nos tratamos bien, pero en búsqueda. Yo no recuerdo más. ¿Cómo cierra esta experiencia de haber pertenecido al SEDEC? ¿Con qué palabras cierra esta entrevista? Pues de agradecimiento a Dios, de agradecimiento a la Iglesia: mucho agradecimiento a Dios, mucho agradecimiento a la Iglesia que en medio de mi pobreza, porque por mi edad, por… pues como que no podía aportar mucho, pero di lo que podía. Y agradecimiento también a los que integraron el Oficio Catequístico, que facilitaron el que yo pudiera aportar algo. Pues no me queda más que agradecerle, hermana. Muchas gracias.

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Adán Juárez Rojas

Junio 26, 2014, 18:20 horas. SEDEC, Guadalajara, Jalisco.

Buenas tardes, ¿cómo te encuentras el día de hoy? Buenas tardes, muy bien. Perfecto. Me podrías indicar cuál tu nombre completo... Sí, mi nombre es Adán Juárez Rojas. ¿Y tú eres aquí? Ahorita estoy colaborando aquí en el SEDEC, en la parte del CADIC, como maestro de la sección preparatoria de los catequistas, en esa parte que el CADIC ofrece servicios de educación y bachillerato. ¿Cómo fue que Adán llegó a la catequesis? Yo llegué a la catequesis porque en el año de 1996 el cardenal, entonces obispo de Guadalajara, don Juan Sandoval me pidió que estudiará la licenciatura en catequética en Roma, en la Universidad Salesiana de Roma. Fue muy chistoso porque él me pregunto, “qué te gustaría estudiar después de haber terminado en el Seminario la carrera eclesiástica”, y le dije que me gustaría estudiar dogma, derecho, teología... y me dice, “vas a estudiar catequesis, te va a gustar”, digamos, eso fue la primera entrada al mundo de la catequesis ya como una práctica... vamos a decir, de tipo profesional dentro del ámbito de la Iglesia. Me mandaron a estudiar la licenciatura en catequética en la Universidad Salesiana de Roma. ¿Y cómo es que llegas al SEDEC? Después de que regresé, después de estudiar la licenciatura en catequética en el año de 1999, inmediatamente se me asignó formar parte del equipo de la Sección Diocesana de Evangelización y Catequesis... y formando parte del equipo, estuve un año así, como parte del equipo. Después, al término de ese año, me pidieron que coordinara el equipo... y estuve coordinando el equipo del año 2000 al 2003. Tres años estuve como coordinador. Y en esos cuatro años que tuviste como parte... miembro del SEDEC, ¿en qué proyectos participaste? ¿con quiénes participaste? Precisamente estando yo como coordinador de la Sección Diocesana de Evangelización y Catequesis, en ese momento... digamos que hicimos pequeños cambios, pero también, teníamos grandes sueños que ahora, después de todos estos años, yo veo con mucha alegría que muchos de esos sueños se han hecho realidad... obviamente no por el trabajo mío sino por el trabajo de otros, posteriormente 225


a mí. Pero, en su momento, por ejemplo, establecimos los departamentos. En otro momento se nombraba diferente aunque... es cuestión... pudiera parecer de nomenclatura pero, el hecho de llamarle como un departamento de formación, un departamento de materiales, un departamento de animación, digamos que eso fue un impulso distinto, diferente, a las actividades que el SEDEC realiza. En ese tiempo teníamos el sueño de un día tener la Casa del Catequísta, teníamos el sueño de un día tener una formación un poquito más especializada en catequética, teníamos algunos sueños... y esos sueños con el liderazgo del padre Antonio se han hecho realidad muchos de ellos, y gracias a Dios, ahora al verlos yo estoy muy contento... no me siento ya, obviamente parte del SEDEC, simplemente un colaborador externo y a lo mejor muy desde fuera, pero esa es la realidad y es una gran alegría ver cómo están las cosas ahora. Perfecto. Y antes de que tú llegaras a ser coordinador, ¿qué estuviste que enfrentar para empezar con estos sueños? ¿cómo venía el SEDEC? Déjame decirte que para mí la catequesis, pues, es todo una práctica desde niño, la catequesis como tal, pero ya la catequética como ciencia, y sobre todo, la catequesis desde la coordinación diocesana que realiza el SEDEC... esto fue, digamos después del 96. Y cómo encontré yo el SEDEC cuando llegué... cuando llegué yo al SEDEC me encontré con el reto de aprender, después de haber hecho la licenciatura en catequética, pero me encontré con el reto de aprender... de aprender a coordinar las acciones catequéticas a nivel de... desde un decanato, una vizaría, después también la diócesis, porque muchos conceptos y muchas prácticas no las conocía. Se conocen en la universidad desde un punto de vista teórico pero en la práctica... aprendí muchísimo y he aprendido muchísimo más después de entonces, en estos años. Como yo encontré el SEDEC era una estructura muy fuerte, con una historia gloriosa, con una historia de muchos años de trabajo con grandes personalidades que habían estado antes que yo en el equipo, conformando el equipo y coordinando el equipo. Yo me encontré con una estrcutura así de fuerte y que yo sabía que me tocaba, en su momento, guiarla, pero continuar la labor que se había realizado durante mucho tiempo. En los años inmediatamente anteriores se había elaborado un primer itinerario de materiales que acompañaban la formación catqeuística de los niños, de los tres, cuatro años de edad... desde los tres años hasta los doce años... apenas se había completado, apenas se estaba utilizando... y esa una grande fortaleza que se estaba apenas explotando, apenas trabajando. Después de estos años, también en el tiempo en que yo estuve coordinando el equipo, teníamos la tarea de reenovar estos materiales. En su momento yo vi que era conveniente esperar un poquito, porque hacia poco que se habían implementado, establecido, entonces, ya modificarlos... a mí me pareció muy pronto... pero empezabamos la labor de reestructuración y eso fue lo que posteriormente se hizo. Durante tus cuatro años, ¿cuál fue tu prioridad dentro de la comunidad catequética? 226


Una prioridad muy importante era conformar un equipo sólido de coordinación. Estaba conformado por laicos, religiosos, sacerdotes... y también con el apoyo directo de muchos catequistas de base... algunos que realizaban labores de coordinación y otros que simplemente realizaban labores de animación a nivel parroquial o a nivel decanal. Eso era para mí una prioridad muy importante: conformar un equipo. sólido. Y luego también, el encargo directamente por parte del señor cardenal, entonces obispo de Guadalajkara, don Juan Sandoval, era precisamente, fortalecer la catequésis infantil... él entendía la catequésis como simplemente catequésis infantil. En ese tiempo nos planteabamos un reto a nivel catequésis nacional que era el implementar un itinerario de formación catequística para adultos... eso al obispo, al señor cardenal don Juan Sandoval, como que no le gustaba... no le acababa de gustar la idea, el hecho de trabajar la catequésis con adultos o la catequésis de adultos. Él tenía claro que la catequésis era para trabajarse con los niños, era un poquito tener esa doble perspectiva, perspectiva nacional impulsada por el obispo, don Luis Chávez Botello, y por otra parte la perspectiva diocesana del señor cardenal que nos decía, “catequésis infantil”. Entonces eso era lo que él nos marcaba: la catequésis de los niños. En esos cuatro años, ¿qué aprendiste, qué diste y qué otorgaste? Esos cuatro años para mí fueron fundamentales en mi vida, y sobre todo, en relación con la catequésis. Aprendí... fue cuando realmente aprendí a ser catequísta. Aprendí que el liderazgo no se hace por un nombramiento, por un encargo de la autoridad... el liderazgo se construye a través del trabajo día con día. El liderazgo significa hacer las cosas bien en el campo de trabajo que se nos ha encomendado. Eso yo lo fuí aprendiendo, me costó mucho, yo me sentía como muy inmaduro para estar en la función de coordinador... y ahora lo entiendo mucho mejor... en ese momento, facílmente me dejaba llevar por elementos no tan importantes, pero sí, sobre todo, el equipo que teníamos me ayudaban a sentarme, a afianzarme, en lo que es realmente esencial dentro de la labor de coordinación de la catequésis. ¿Algunas palabras que quieras otorgar para cerrar la entrevista? La labor catequística en Guadalajara es una labor que se ha venido realizando en toda la historia de la diócesis, obviamente porque es una de las actividades fundamentales de la pastoral, pero también, esta comisión, en su momento, esta sección como le llamamos ahora, Sección Diocesana de Evangelización y Catequesis, tiene un pasado glorioso, tiene unas actividades que ha realizado maravillosas, ahora tiene estructuras muy fuertes... se le ha criticado que es muy rica o demasiado rica para el gusto de algunos... yo creo que hay una gran labor que realizar y el hecho de que haya recursos más o menos, nunca son suficientes... hay siempre muchísimo quehacer y vale la pena realizarlo. Yo quiero invitar a quienes estén en la catequesis, a quienes estén conformando sus equipos, a que pongan mucho empeño y que... yo creo, a partir de mi experiencia, esta labor vale la pena realizarla. Hay que hacerla con mucho celo apostólico, con mucho ánimo y siendo fieles, sobre todo, a la vocación de catequísta que el Señor 227


nos ha encomendado, porque se es catequísta, no se realiza una función como catequísta. Gracias.

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Hermilio Cárdenas González

Julio 4, 2014, 16:40 horas. San Gabriel Arcángel, Guadalajara, Jalisco.

Muy buenas tardes padre, ¿cómo se encuentra el día de hoy? Bien, gracias a Dios, aquí estamos. Perfecto. Me podría indicar su nombre completo por favor... Hermilio Cárdenas González. Actualmente usted, ¿qué puesto tiene dentro de Iglesia católica en Guadalajara? Soy párroco de San Gabriel Arcángel, a un lado de... donde es conocido con el nombre de “El Charro”. ¿Aquí en la glorieta del Charro? Sí. ¿Me podría comentar cómo llegó usted a lo que es la catequésis? Es en realidad como una vocación. Inmediatamente después de ordenado como sacerdote sentí como esa atracción por la catequésis y cuyunturalmente, en aquel entonces, el padre José Luis Chávez, me invitó a participar en un equipo... fue para el año de 1979. Era un equipo que reunía personas de una región de la diócesis. Allí, después estuve en un curso, allí donde actualmente es el SEDEC, y posteriormente fuí introduciéndome con acciones en la Ribera de Chapala, teníamos en aquel tiempo dos escuelas de formación de catequístas. ¿Entonces usted llega a la catequésis por medio del padre Chávez Botello? Sí, que ahora es el señor arzobispo de Oaxaca. ¿Y cómo fue que lo contacto? Él es hermano del que fue mi primer párroco en Chimaltitán. Por x y por z se comunicó conmigo porque a mí me interesaba estudiar algo sobre religiosidad popular y la catequésis, y ahí, mi párroco me conectó con su hermano. ¿Esto fue en el 78? Sería 79, sin ordenar. ¿Y ya habrá hecho los cursos ahí, donde actualmente es el SEDEC? Sí, ahí hubo unos cursos sobre pastoral y catequésis, y después, estuve dos años en España estudiando ya más específicamente la catequética como ciencia, y posteriormente, pues he estado siempre presente en las instancias diocesanas de catequésis.

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Por ahí, en algún momento, el padre Carlos Álzaga me comentó que tanto usted como él eran parte de los que se habían ido a estudiar a otras partes fuera de México, ¿usted dónde estuvo? Yo estuve en un instituto que hoy sería Instituto Sandamazo en Madrid, que tenía su sede entonces en el seminario diocesano, anteriormente había estado el padre Carlos Álzaga. Era un instituto dependiente de la Universidad de Salamanca, hoy es un intituto ya totalmente conformado, pero ahí en Madrid, perteneciente a Salamanca. ¿Esos estudios en que años fueron? Esos fueron de 1983 a 1985. Era un bienio sobre licenciatura en catequética. En ese momento, ¿quién se encontraba de coordinador? En ese momento se encontraba el padre José Luis Chávez Botello y cooperando también, el padre Sotero Torres. ¿Ellos ya tenían o ya traían la inquietud de formar un grupo organizado, es decir, una institución organizada? Sí, por supuesto. Ellos, previamente, estaban estudiando en Roma y el señor arzobispo, don José Salazar López, les pidió que se quedarán un tiempo más para especializarse en catequésis. ¿Esta idea ya era sólo del padre Chávez Botello y del padre Sotero, o también, ya había un antecedente del padre Jesús Jiménez y José Navarro? Sí, por supuesto, pero propiamente cuando se inicia de forma más sistemática, diríamos con un equipo ya pensando en escribir, en producir y darle forma al Secretariado, pues fue entonces. Siempre ya existía, por supuesto, pero ya así como un equipo [donde] entraran religiosas sobre todo, y algunos laicos, fue con ellos, pienso yo. Y a su regreso de los estudios, ¿entró o se inmiscuyó con lo que fue el SEDEC? Sí, sobretodo en la escuela para catequístas de verano. Para entonces ya comenzaba a ser coordinador el padre Sotero Torres, y allí, fue donde yo empecé a ir al equipo, que sería para los años 1985, 86. Ya en ese momento integrándose al equipo, ¿ya toma un puesto dentro éste mismo? En realidad no había puestos, era un pequeño grupo... ¿Un colectivo? Es un colectivo donde nos reuníamos, pensábamos en la catequésis, programábamos algunas actividades que ya se habían ideado previamente... hubo reunión de coordinadores para la catequésis, algunos otros pequeños equipos... pero en realidad no había una distribución de puestos como lo hay hoy en día. En ese momento en que llega usted a lo que era el Secretariado, ¿cuáles son sus principales actividades a desempeñar? Principalmente en la escuela de verano, donde ya dabamos clases. Era una escuela de formación para catequístas, donde... pues ya tenía también, previamente, su historia, pero que en ese momento, ciertamente, era muy abundante el alumnado. Venían desde Estados Unidos o de otras diócesis también, dado que aquí en Mé230


xico generalmente eran de las pocas escuelas de formación para catequístas. Y en otras actividades más cotidianas, pero no eran muchas las actividades. ¿Cuánto tiempo estuvo trabajando así? Así estuve alrededor de unos 12 años. ¿12 años? 12 años con distintos coordinadores. ¿Diferentes puestos? Sí. En el momento en que hay un cambio a finales de los 80, ya cuando el mismo Secretariado toma la forma de los que es hoy en día, la Sección Diocesana de Evangelización y Catequésis, ¿Hermilio Cárdenas hacia dónde se dirige? Yo estuve al frente alrededor de dos años y medio. Ahora mismo no recuerdo la fecha. Entonces se inicia también, diríamos otra etapa, porque se envía a estudiar cursos cortos a José Inés, laico, y también a María Elena Ocegueda, una laica... y se van integrando también unos laicos al equipo y se inicia un proceso de estructuración, de libros para la catequésis infantil, entonces por ahí se orienta la mayoría de los esfuerzos, en ir pensando en un proceso ya más estructurado, aunque ya había algunos textos para la catequésis, sin embargo allí se inicia idealmente en tres secciones o momentos: uno de iniciación, Descubriendo a Dios; otro como de profundización; y un texto terminal, eso de los 11 o 12 años. Después se ha ido desarrollando más bien la catequésis y los textos de forma escolarizada, como si fuera una escuela, pero al principio estos textos se planteaban alrededor de tres núcleos, no tanto como pasando de año. Muy bien. Aparte de esto, de la producción de textos de catequésis, ¿cuáles eran las prioridades al estar usted en el cargo de coordinador dentro del SEDEC? Una de las priorirdades siempre fue, la así llamada, reunión de coordinadores. Los coordinadores de catequésis siempre han tenido en la mente o en el diario de la estancia diocesana un papel muy importante, dado que es una diócesis muy grande nos hemos basado fuertemente en los coordinadores. Luego, también, otra prioridad fue ir ampliando los equipos a través de un equipo que le llamábamos de reflexión y consulta, creo, o de apoyo, en donde se pensaba la catequésis y también se ampliaban los servicios, así se fueron ampliando otros equipos. Y también ir invitando a otros sacerdotes a que participaran. Entonces, ¿hacer extensión era uno de sus objetivos? A ser más extensivo, digamos, la finalidad o el servicio de catequésis dada también la magnitud de nuestra diócesis. Además de estos trabajos, ¿qué más realizaba usted? Una cosa, creo yo, que promovímos o prentendíamos promover era la relación con lo que hoy se llama la provincia, que entonces era la región de Occidente, es decir, las diócesis que están alrededor de la Arquidiócesis de Guadalajara. En ese momento había mucha sensibilidad, sobre todo para la ayuda a una de las comunidades particulares, iglesia particular, que sería el Nayar. Entonces tratábamos 231


de aprender de ellos y se estructuró, diríamos, o se fortaleció la provincia que sería ahora insistiendo en la cuestión metodológica y creo que hubo un desarrollo grande en esta línea de solidaridad con otras diócesis y de aprendizaje también de otras diócesis. De hecho había un proyecto de estar con una presencia más continua en el Nayar, retomando su propia cultura, aportando de las diócesis y hasta económicamente llegamos a compartir los bienes. ¿O sea que era un proyecto grande? Pues no... grande en este sentido de la constancia o de la ilusión, no de las personas involucradas. Era pequeño. ¿Para este entonces estamos hablando de qué años? Exactamente no recuerdo, pero yo creo que... ¿Principios de los 90? Sí, principios... por ahí del 88 al 95 fue cuando más estuvimos involucrados en esto. ¿Usted estuvo en la coordinación una o dos veces? Solamente una vez. ¿Duró aproximadamente dos años? Como dos años, dos años y medio. Esto fue a mitad de los 90, tengo entendido... Sí. Y durante esa época antes y después, ¿qué fue del padre Hermilio, qué cambio respecto a la catequésis y a su labor? La caetquésis siempre me ha conformado, pienso en mí, como sacerdote, como ya comentaba es parte de mi vocación... pero el que haya sido coordinador nunca lo he entendido como un antes o un después, de hecho ni recuerdo cuándo, en qué etapa del tiempo... más bien siempre he estado entregado a la catequésis teniendo distintas funciones... y después continué en un servicio que me pidieron en México de asesoría, de estructurar también la catequésis a nivel nacional. Entonces estamos hablando que su labor en el SEDEC fue constante.... viaja a México, radica en México y vuelve... En realidad no radiqué en México, radicaba aquí en Guadalajara, pero mi presencia en las parroquías era muy pequeña, como diríamos, adscrito, y viajaba continuamente a México y de ahí me desplazaba a otras diócesis. Ahí duré, en ese servicio, nueve años... o sea, tres períodos de tres años que suele durar ese servicio. Y durante estos nueve años, ¿cuál fue su relación, su trabajo, su participación, su colaboración con el SEDEC? Con el SEDEC de Guadalajara fue muy poco en realidad. Más bien estuve alejado tanto de las clases de la escuela de verano como de la planeación, como de la realización. El único contacto quizás sería cuando yo venía a la región o a la provincia, o de la participación de un miembro del equipo a nivel nacional, pero realmente fue muy poca la comunicación con el Secretariado, a no ser una relación más bien oficial. Me comentaba que había durado nueve años trabajando bajo la dirección de 232


lo que es catequésis a nivel nacional. En estos nueve años estuvo ausente del SEDEC, ¿pero qué pasa después de estos nueve años? Una vez terminado mi servicio en México regreso aquí y soy enviado a una parroquía, como párroco de San Luis Gonzaga, y me piden que empiece a participar de nuevo en el SEDEC. Para entonces ya el padre Antonio Godina es el coordinador y él tiene la idea del SEDEC, dividirlo en departamentos. Es el momento en que empiezan a entrar más personas, es el momento que, diríamos, se empieza a expandir más el SEDEC como institución, como una estructura diocesana. ¿Lo que vendría haciendo aquella primera experiencia con el padre Chávez Botello? Aquella fue como un inicio de estructuración y esto, podríamos decir, sería de expansión. Entonces, hablamos de que los últimos, casi... cerca de 25 años, en el SEDEC, ha sido de llegar a un momento el cual, actualmente, funciona, donde hay departamentos, donde hay trabajo colectivo, ya participan religiosas, padres y laicos, ¿qué me puede contar respecto a esto que usted ha vivido parte de eso? Bien. Por un lado, cuando se es un equipo más pequeño es como más cercano, como más familiar... los criterios son más comunes, es una relación en el equipo y quizás se presenta al equipo como más compacto. Al dividirse en varios equipos, en este caso, departamentos, también hay una ventaja porque, diríamos, la producción es mayor porque son más las personas... pero también se dificulta porque entran personas que ya no tienen esos criterios tan comunes, porque entre más grande es un equipo es más díficl que haya unos criterios comunes. Aún así hay unas líneas, hay una mística, siempre ha prevalecido. En la segunda etapa de su encuentro, de su estadía en el SEDEC, ¿cuál ha sido su funcionamiento y qué proyectos ha llevado a cabo? Principalmente, en un principio, en dos departamentos que era el de catequésis especial y el de adultos, así llamados. Sólo un año estuve así porque me era imposible estar en los dos, más bien he estado en el departamento de adultos, y hemos tratado también de darle una estructura por un lado, clarificar qué es lo que se puede hacer y hemos desarrollado algunos subsidios que pueden ayudar en esa prioridad que sería la catequésis con adultos. De hecho, mi experiencia a nivel nacional, fue una ayuda para esto, para mí, porque ya había tenido la experiencia de desarrollar un proyecto nacional de catequésis con adultos y ahora he tratado junto con otros compañeros, con un equipo, desarrollar la catequésis con adultos. Actualmente Hermilio Cárdenas, ¿qué desempeña dentro del SEDEC? Pues sería el coordinador de este equipo... y también ayudando en el equipo de coordinadores... porque hay un equipo de coordinadores que se compone de los cinco coordinadores de cada departamento, y ahí aporto también mi opinión, mi experiencia, a la catequésis, más en general en la diócesis, pero desde allí. ¿Y el trabajo fuera del recinto físico? En algunas ocasiones he ido, muy esporádicamente, a los decanatos, y también, a veces, repetidamente me piden algún servicio en otra diócesis... entonces me hago 233


presente, sobre todo, en momentos en la diócesis ya sea jornadas o encuentros de catequístas multitudinarios. Entonces su participación ha sido, digámoslo así, colaborativa, no solamente a nivel comunidad sino también con otras comunidades fuera de su arquidiócesis... Así es, por la relación, por un lado la relación que he tenido con otras diócesis, y por otro lado, la necesidad de colaborar con otras comunidades, con otras iglesias particulares... de esa manera, de animación, no de seguir un proceso o los planes diocesanos de esas diócesis. ¿Sin invitar a la ciudadanía? Más bien de animación a lo que ya está programado en cada diócesis. ¿Pero darle algún seguimiento? Sí, darle alguna pista, de por dónde... sobre todo, se podría orientar la catequésis con adultos, principalmente. ¿Me podría indicar cuáles han sido sus experiencia al trabajar directamente con la catequésis, ya sea con el SEDEC, a nivel nacional, la vuelta al SEDEC otra vez? Ha sido una experiencia muy gratificante, una experiencia de mucha alegría porque al compartir lo que yo he vivido, en lo cual me he preparado, a lo cual le he dado... se puede decir, casi todo mi tiempo, al compartirlo me siento agusto, me siento contento, y pienso que esa experiencia ayuda a otros en lo que puede ser una experiencia sencilla, generalmente no desde lo académico, generalmente trato de hacerlo desde la propia experiencia, aunque sí detrás de esa experiencia si tengo algún bagaje académico... pero no es la finalidad... la finalidad es trasmitir esta experiencia que he tenido y que puede servir para otras personas, más bien como evocativa de la propia experiencia. Perfecto. De su experiencia precisa en el SEDEC, ¿qué es lo que más le ha llenado? Por un lado, vivir conformando un equipo que sea eclesial, eclesial en el sentido de sacerdotes, religiosas y laicos. Creo que ha sido una experiencia muy gratificante el ver que algunos laicos han crecido y ahora, aún, forman parte de la dirección del SEDEC. Me estaba contando acerca de su experiencia dentro del SEDEC, ¿qué más hay dentro de esta charla, dentro de estas palabras? Me gustaría puntualizar por un lado la necesidad de una presencia de los que estamos al frente de la catequésis diocesana de una presencia, asesoría, acompañamiento a los sacerdotes, porque los sacerdotes son los catequístas de catequístas... máxime en una diócesis tan grande que en realidad el SEDEC le es imposibl estar presente en los cientos de parroquías que existen. Además porque la labor del sacerdote como catequísta de catequístas pues es básico, por un lado. Por otro lado, me gsutaría que se continuará con la potencialización, fortalecimiento, de los coordinadores de catequístas. Así mismo, seguir fortaleciendo las instancias de formación de catequístas. Estoy convencido de que gran parte del 234


futuro de la fe de nuestra diócesis, de nuestra arquidiócesis, está basada en los catequístas que son pilares fuertes en las parroquías... por lo mismo, cómo ofrecer... ya se está ofreciendo... cómo ofrecer otras alternativas, también, para los catequístas de parroquía. Y una tercera cosa es la insistencia en la catequésis con adultos, porque los adultos son los que tienen las decisiones de la sociedad. Porque muchos adultos han llegado a esa adultez psicológica, biológica, sin haber tenido una estructuración bien de su fe, y por otro lado, los adultos somos los que tenemos la capacidad de dar una respuesta personal a Jesucristo. De ahí la importancia de la catequésis con adultos, así llamada, en donde el adulto vaya teniendo, sin quitar la de los niños, su protagonismo. Retomando entones el catecumenado de los primeros siglos como una inspiración para un poscatecumenado o catecumenado posbautismal que podríamos decirle. Amén de otras cosas, pero creo que fundamentalmente por ahí me gustaría que se continuara esa línea de la catequésis. Perfecto padre. ¿Alguna última palabra para esta entrevista? Pues una palabra de ánimo a los que están entrando a formar parte de estos equipos de catequésis, se requiere que vayan entrando personas nuevas, también, y que tienen otra visión, otras nuevas visiones para esta cultura icónica, para esta cultura que no sabemos exactamente por dónde va, a este cambio de época... ojalá y los que vayan entrando encuentren otros caminos, quizá todavía inéditos, para que la catequésis se vaya fortaleciendo...

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Testigos



Ana Rosa Cervantes Munguía

Febrero 6, 2014, 15:36 horas. Escuela Normal Esperanza, Guadalajara, Jalisco.

Buenas tardes hermana, ¿cómo se encuentra? Buenas tardes, bendito sea Dios, bien. Perfecto. ¿Me podría indicar su nombre, por favor? Mi nombre es Ana Rosa Cervantes Munguía. ¿A qué se dedica actualmente? En este momento presto el servicio en esta institución de directora general. ¿Estamos hablando de la Escuela Normal Esperanza? Así es. ¿Cuántos años tiene ya en este puesto? Recientemente, apenas es el primer año con este servicio. He estado en otros servicios pero de dirección general, este año. Muy bien. Me comentaba fuera de entrevista que usted tiene una especial relación con esta escuela... Sí, porque desde la secundaría yo estudié aquí con las hermanas, la secundaría, después… bueno, entonces no era licenciatura sino la normal-primaria y en ese tiempo fue que tuve yo la oportunidad, de al mismo tiempo, venir a la catequesis que era en verano. ¿De qué año me está hablando, de qué años aproximadamente? De 1967. ¿67? ¿usted venía a la catequesis aquí? Yo venía a la catequesis como seglar, era alumna de la normal, y a mí siempre me gustó lo de la catequesis y colaboraba con algunas hermanas en lo que antes le llamaban “La ciudad perdida” en Santa Margarita. Entonces a mí me gustaba venir, recibir formación para catequista. Y de esos recuerdos de la catequesis aquí (en la Escuela Normal Esperanza), ¿qué me puede comentar? Para mí era un ambiente muy bonito, llegamos a estar casi trescientos alumnos, solamente habíamos como cuatro jóvenes. En ese año las que terminamos las cuatro fuimos mujeres, pero venían muchas religiosas de varias congregaciones, algunos varones pero muy pocos, lo más eran mujeres: religiosas. Pues, las cuatro jóvenes que veníamos pues éramos seglares, estábamos así entre los 15 y 17 años.

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¿Qué tipos de materiales consultaban? En ese tiempo, pues, más bien se acostumbraba que te dictaran apuntes. No había muchos textos para consultar, más bien, los maestros nos daban algunos resúmenes de lo que era importante. ¿De vez en cuando alguna consulta a la Revista Catequistica? No que yo recuerde. ¿Y a qué correspondía aquí, digo, aquí se impartía catequesis, pero de dónde más lugares venían… era sólo esta zona o…? No, religiosas venían de diferentes congregaciones... de diferentes, y lo que no te sé decir es si, también, en cada congregación venían de otras partes para poder venir al curso, eso no lo sé, pero de que venían de diferentes congregaciones, sí. ¿Me podría contar algo memorable de esos días que recuerde? Recuerdo que había un muy buen ambiente de compañerismo, que a veces nos asustábamos con los exámenes del maestro, en paz descanse, Jesús Haro que nos daba dogma, y nos daba clases también el maestro Manuel Gutiérrez, la hermana Luz Franco, de las catequistas son de las que en este momento vienen a mi memoria. Y bueno con quién más nos asustábamos era con el maestro Jesús Haro y con el maestro Manuel con lo de moral, pues toda la casuística, los casos que nos ponían allí, siempre nos asustábamos cuando nos decía que iba a haber examen. Mencionó un nombre: Luz Franco. Sí. ¿De qué congregación era ella? Catequistas de Jesús Crucificado. ¿Ya estamos hablando de los años setentas, no? Hasta el 69, porque yo en el 69, justamente después terminar la catequesis y la normal, ingresé a esta congregación. ¿Entonces aquí había hermanas de la congregación de...? ¡Ah, muchísimas, también! Así como de otros institutos, también en nuestra congregación venían aquí muchas hermanas a estudiar la catequesis. ¿Cuáles eran los trámites en aquel entonces para entrar a la catequesis? Era muy sencillo: bastaba tener voluntad, tener ganas y era todo, porque materiales realmente gastábamos poco, en materiales… más bien era la presencia, pues mucho la escucha y las ganas de formarse aunque sea un poco en la línea de la catequesis. Hace unos momentos me indicó que este pasillo era el que contenía a todos los estudiantes... Sí, bueno, a medias, casi después del medio pasillo se llenaban de bancas porque ajustaban las butacas. Porque sí hubo años en que llegamos a ser casi los trescientos. ¿Y cada que ve este pasillo recuerda su…? Sí, cada que lo veo lo recuerdo, y tengo muy presente que el día que fue la eucaristía con las madres Reparadoras de fin de curso nos tocó que el señor Nuño nos diera un crucifijo, y de manera muy particular, lo recuerdo así con mucho cariño, 240


con una actitud muy paternal, felicitándonos particularmente a las seglares porque éramos poquitas. Muy bien, ¿algo que desee agregar? Pues creo que eso es lo más fuerte. La amistad que se iba tejiendo a través de estos veranos con diferentes congregaciones... nos veíamos todas con mucha cercanía… no era de que “tú eres religiosa de esta congregación o tú de este instituto”, no, se vivía un ambiente muy cercano y de mucha sencillez. Muchas gracias. Sí, por nada.

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Claudia Margarita Lugo Rojas

Febrero 6, 2014, 15:36 horas. Escuela Normal Esperanza, Guadalajara, Jalisco.

Buen día, ¿qué tal? ¿cómo está? Bien, gracias a Dios. ¿Me podría indicar cuál es su nomnre’ Claudia Margarita Lugo Rojas a tus órdenes. ¿Usted también pertenece a esta congregación? A las hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado, fundadas por San José María Robles Hurtado. Muy bien. Me comentaba hace unos momentos que entrevistaba a la directora (de la Escuela Normal Esperanza), que usted también había estado dentro de la catequesis aquí... Sí, un poco antes que ella, pero sí, yo también tuve la apreciación aunque tenía quince años, porque primeramente entre a la vida religiosa y luego me pusieron a estudiar la catequesis, porque yo desde niña, cuando tenía nueve años empecé a dar catesismo, en mi pueblo, en mi tierra, después, aquí me pusieron a estudiar la catequesis, cosa que a mí me encantaba, me sentía muy contenta, sobretodo porque estaba conociendo un poquito más al Señor, que según yo había amado desde niña. Mi mamá me decía que yo quería tener todos los escapularios, eran de algunas asociaciones, pero lo más hermoso es cuando fui descubriendo más el amor de Dios en sus criaturas. Me siento que recibimos mucho en esas edad y después toda la formación, pero aquí la catequesis... me acuerdo de este padre, que es Francisco Villalobos, ya me acordé del nombre de un padre que después hicieron obispo, que nos daba historia de la Iglesia, pero qué hermosamente la explicaba... eso se me hacia muy bonito porque yo iba conociendo un poquito lo de la Iglesia. También recuerdo al padre que nos daba liturgia y era muy importante ir conociendo todos los signos de la Iglesia, que pues antes, no conocía. ¿En qué año llega aquí, usted, a la Escuela Normal Esperanza? Mira, a mi me trajeron... mi tierra es San Gabriel, Jalisco, ¿si sabes dónde está?, bueno. Las madres que ya están en el cielo son las que me trajeron aquí, dos religiosas de esta congregación. Fui luego muy aceptada porque les dije yo que me gustaba mucho hacer el apostolado, es que estaba chiquilla. Fue muy valioso. Llegué, oh verás, estaba sacando la cuenta... en el 56, en 1956, y como ese año fue cuando había apostulante fue cuando empecé a estudiar la catequesis. (...). Tam243


bién la madre Franco fue mi maestra, una persona realmente muy llena de Dios, para mí, me ayudo muchísimo y sobretodo me ánimo cada vez más a ser más segura en lo que yo quería, aunque algunas veces como que dudaba porque decía, “ay Señor, no puede darme eso tan gran para mí”, pero pues era un infantilismo mío, el Señor nos ama a todas. Siento que fue la base para yo seguir así, con firmeza, en lo que... pues seguir al Señor, estar con él, en su casa. Y me preguntaron las madres que “si me gustaba ser maestra”, y les dije que “sí”, porque nosotros tenemos colegios, hospitales y misiones, “que quería ser misionera pero en la escuela”, y pues aquí estoy, misionando todavía, pero fue la base, la catequesis, la evangelización y la catequesis. ¿En su época cuántos llegó a contar? ¿Cuántas personas? Yo pienso que como algunos 250 o 300 aquí, es que eran muchísimas, como dice Ana (la directora), venían de muchas congregaciones y de aquí de la congregación, también era un gran número, eramos un gran número, desde chicas a madres también ya mayores, ya grandes. ¿Usted venía, también, a los cursos de verano? Sí, es que en el verano eran esos cursos. En ese tiempo era. ¿Algo que desee agregar? Pues, sobretodo, que fue la base para tener más firmeza en lo que yo quería en la vida religiosa... pues conocía poquito de Dios pero como que ese a mí me ayudó mucho y me entusiasmom, (...)por ejemplo la madre siempre nos explicaba como con videncia y eso se me hacia muy bueno a mí. Muchas gracias hermana.

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Yolanda Preciado Cueto

Febrero 20, 2014, 11:15 horas. Casa CJC Santa Anita, Guadalajara, Jalisco.

Buenos días hermana, ¿qué tal? Buenos días Miguel, muy bien. ¿Me podría indicar su nombre completo, por favor? Mi nombre es Yolanda Preciado Cueto. ¿Usted también pertenece a las…? Soy hermana catequista de Jesús Crucificado. Muy bien, usted me contaba fuera de entrevista que ya tenía 53 años... 53 años en la congregación. Hablando un poco de la hermana Luz Franco, ¿quién es Luz Franco para usted? Aparte de que es una cosa muy significativa para mí porque es mi promotora vocacional, es para mí también, una gran mujer, una pionera en la catequesis, un pilar muy fuerte para nosotros en nuestro carisma, en un nuestra congregación y una gran catequista. Muy bien, ¿de la hermana Luz Franco qué conoce a nivel histórico? De ella conozco que ingresó a la congregación prácticamente chicas (junto con algunas otras), entre 11, 12 años. La madre fundadora las fue formando desde toda su formación inicial hasta también infundirles o comunicarles el carisma junto con el señor cura. Hasta que se estructuró la congregación entonces cada una de las que iniciaron la congregación tomó un camino que nos fueron pues también a nosotros impulsando, pero a la madre Luz en el aspecto catequístico. ¿De qué años más o menos habla? De… pues de ella empiezo a conocer, oh verás, en el 57 o 56 porque ya en ese tiempo iba a mi pueblo a jornadas catequísticas que se realizaban cada dos mese. Todas las catequistas nos reunían para esa formación, ya también de una forma organizada, pues entre 40, 60 catequistas del pueblo. ¿Y en esas jornadas quién participaba en la organización? Todas las catequistas. ¿Era de la congregación? No, los párrocos... los párrocos las invitaban y en ese tiempo, bueno, yo te estoy hablando de mi pueblo, pero cuando a los tres años o dos años que ingresé a la congregación, también esas jornadas catequísticas que así se llamaban “jornadas”, 245


ya se realizaban en muchas parroquias y en muchos pueblos ya invitados pues por los párrocos… y llevaban pues ya un proceso, un curso se hablaba de una cosa, otro curso de otra, pero prácticamente en la formación catequística. ¿Entonces Franco fue su promotora...? Promotora vocacional, sí ¿Para qué año llega usted con ella? Allá en la congregación, en el 60. Entonces estamos hablando que, prácticamente, la hermana Luz Franco fue quién... uno de los pilares que la guio a usted... Desde que la vi a ella, me enamoré de la catequesis, es cierto. ¿Por qué? Pues el entusiasmo, todo lo que ella ponía para meternos el amor de veras a la catequesis. Fue una cosa fundamental para mí, aunque yo ya quería ir... ya estaba también para irme con otras religiosas... pero cuando las conocí a ellas en esas jornadas, aunque no era catequista, entonces de ahí nació mi vocación, con ellas. ¿Y usted la conoce en dónde? La conocí en mi pueblo, como maestra en esas jornadas. ¿Y llega a Guadalajara para qué años, usted? En el 60. ¿Y en ese tiempo, en dónde se encontraba lo que era…? Este era una sola casa, era la casa general que está en Chapalita, que vas a conocer, ahí era la única casa que teníamos. ¿Asistían a la escuela catequística? Después… ahí en la casa no, íbamos a la escuela catequística en mi tiempo, íbamos a una escuela catequística que era para religiosas, después iban algunas cuantas seglares pero era para religiosas… no recuerdo como se llamaría esa escuela, pero recuerdo que sí estaba cerca de San José de Gracia… y teníamos muy buenos maestros. ¿Y de qué forma recuerda la participación de la hermana Luz Franco, con lo que era en aquel momento el Oficio Catequístico? Yo recuerdo de que tenía mucha relación con el padre Nacho (Ignacio Hernández), así le decía. Con el padre Nacho siento que fue también mucha luz para ellas en el aspecto catequístico. Poco a poco, ya cuando estábamos aquí, o estaban aquí en Guadalajara, pues se fue estructurando la catequesis conforme a lo que era el Oficio Catequístico, por grados ya… eso era, era pues cosa grande. ¿Y le tocó a usted formar parte de eso en algún momento? No, así como ella, no… porque yo estaba en formación. Después ya sí, cuando ya profesé, sí, eran jornadas catequísticas continuamente en casi toda la República, pero éramos ya un equipo más grande. Pero que empezaron esas jornadas fue ella y otras de las hermanas que todavía viven, entre ellas también Juanita Rizo. Perfecto, la hermana Luz Franco, ¿cuántos años tiene actualmente? La madre Luz tiene exactamente… cumplió el día 2, noventa años. ¿El día 2 de febrero? 246


[Asienta] Pero cuenta con todas sus facultades. Aparte de su gran edad, ¿qué nos podría mencionar de proyectos en los que ella haya destacado o en los que haya participado durante su…? Su participación en el Oficio Catequístico y después no recuerdo como se llamaba... ¿con el SEDEC?… pues a lo mejor sí creo que en el SEDEC, pero sí recuerdo que tuvo mucha relación o haciendo equipo, trabajando ya en equipo, con el padre Carmelo y recuerdo también, así en esa relación, con el padre Jiménez (Jesús Jímenez), de ellos con mucha relación con ella. ¿De estas relaciones, la hermana Luz Franco hasta dónde llegó? No recuerdo cuando empezó… a la mejor sí, sí fue eso algo normal de que cuando ya estábamos más hermanas y ya más preparadas, entonces otras empezaron a ocupar su lugar en esas instituciones, o en esos servicios, en la diócesis. Ha estado... digámoslo así, estar al lado de la hermana Luz Franco durante casi cincuenta años... Así, así muy de cerca no porque también yo salí mucho… fuera del país, y aparte también de Guadalajara, o sea, fui a fundar casas a otras diócesis, a otros estados. Así, prácticamente, trabajando con ella no… ella era una persona que… con mucha personalidad. Mucha personalidad, mucho don de gente, de veras que… movía a los catequistas a amar la catequesis. ¿Alguna conclusión sobre la hermana Luz Franco? De todas formas pienso de que en su tiempo, en el tiempo de ella, en cuanto también en la congregación fue el tiempo yo digo que de oro… porque fue una renovación muy grande en el aspecto catequístico, aún con todo ese equipo de padres que también para mi fueron de veras fundamentales y muy inteligentes, todo lo que se puede decir de ellos, pero en ese tiempo era la madre Luz y otras hermanas, fue el tiempo de oro de la catequesis, así como el despertar, el restructurar, el descubrir, el proyectar, el formular, todo eso fue en este tiempo muy grande... y más porque, también, como que se iban combinando que si México con el ONIL, y luego Guadalajara con el otro proceso, y después otra que México, otra vez, con su otro proceso, entonces como que eso iba descubriendo más caminos y pues todas esas cosas que tenemos también ahorita con más perfección pienso y que va a seguir. Muchas gracias hermana.

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