Sesión 5 contenidos y fuentes de la catequesis

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CONTENIDOS DE LA CATEQUESIS1 EL NÚCLEO FUNDAMENTAL DE LA FE En el Sínodo Episcopal de 1977 sobre la catequesis se trató el tema de los contenidos. En esa ocasión se hizo una distinción importante que es bueno tener presente. Se dijo: “es necesario transmitir toda la fe”. Sin embargo, esto no significa que el mensaje cristiano debe ser expuesto “en toda su extensión”, sino “en su intensidad”. “En toda su extensión” significaría que la catequesis debería transmitir toda la tradición, toda la Biblia, todo el magisterio, toda la teología… Se comprende que esto no es así, sería imposible. ¿Y entonces, de qué se trata? Se trata de anunciar siempre la fe en su “núcleo fundamental”, en el cual se contiene “toda la fe en intensidad”. El Directorio Catequístico General expresa esta idea cuando habla de las “fórmulas globales”2 . Nos preguntamos: ¿Cuál es el núcleo fundamental de la fe? La Iglesia en el momento de bautizar a una persona, hace examen de su fe. Pregunta tres cosas: • ¿Crees en Dios Padre Creador? • ¿Crees en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado? • ¿Crees en el Espíritu Santo, en la Iglesia comunión y perdón, en la Resurrección de los muertos y la vida eterna? Cuando la respuesta a estas preguntas es “Sí, creo”, la Iglesia le otorga el don del bautismo y la persona se hace cristiana. En estas tres preguntas están contenidas fundamentalmente cinco verdades o realidades de la fe. Ellas son: 1. 2. 3. 4. 5.

Dios Padre Creador. Jesucristo, Hijo de Dios y Hombre, muerto y resucitado. El Espíritu Santo, Don y Amor. La Iglesia, comunión y perdón. La Resurrección de los muertos y la vida eterna.

Como se puede ver aquí tenemos el esquema fundamental del CREDO o Símbolo de los Apóstoles. El Directorio Catequístico General de la Congregación para el Clero (año 1971) habla de este núcleo fundamental de la fe, que llama también “fórmulas globales de la fe”. La catequesis parte de ello y lo desarrolla progresivamente, mientras la educación del cristiano avanza en su crecimiento. Dice el Directorio, en el Nº 38: “La catequesis empieza por la proposición simple de la estructura íntegra del mensaje cristiano. Se vale de fórmulas sumarias y globales. Las propone de manera adecuada a las distintas condiciones culturales y espirituales de los catequizandos. Pero después de esta presentación inicial, propone el mensaje de una manera cada vez más amplia y 1 2

INPAS “Modulo de catequética fundamental”, 2009. Directorio Catequístico General, 38.

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explícita, de modo que los fieles individualmente y la comunidad, adquieran de él un conocimiento más profundo y entronquen los problemas humanos bajo la luz de la revelación”. En las “Orientaciones para la Catequesis en Chile” leemos: “El Símbolo o Credo deberá ser el núcleo fundamental de toda catequesis. Éste, entre otras cosas, nos ayuda a tener presente que entre las verdades de la fe hay un jerarquía que se debe respetar, pues no todas las verdades religiosas tienen la misma importancia” (90). A partir de estas y otras consideraciones aparece claro que no todas las verdades (o mejor, realidades) de la fe tienen la misma importancia y son igualmente necesarias. Por eso se habla de “la jerarquía de las verdades de la fe”. Así lo hace el ya citado Directorio Catequístico General (43), y lo hace Catechesi tradendae, 31: “La integridad no dispensa… del carácter jerarquizado”. Todo catequista, al recibir a un grupo a su cuidado, tendrá como primera tarea asegurar la fe en el núcleo fundamental. La Iglesia siempre le da mucha importancia al CREDO porque es el fundamento de toda profesión de fe. Cada domingo, en la celebración eucarística, declaramos nuestra fe, es decir, ponemos en evidencia por qué somos cristianos. San Cirilo de Jerusalén describe muy bien qué es el Credo como núcleo fundamental de la fe: “Esta síntesis de la fe no ha sido hecha según las opiniones humanas, sino que de toda la Escritura ha sido recogido lo que hay en ella de más importante, para dar en su integridad la única enseñanza de la fe. Y como el grano de mostaza contiene en un grano muy pequeño gran número de ramas, de igual modo este resumen de la fe encierra en pocas palabras todo el conocimiento de la verdadera piedad contenida en el Antiguo y el Nuevo Testamento”3. Es importante para la catequesis lo que dice San Cirilo: el Credo es un resumen de la Historia de la Salvación, como la leemos en la Biblia. No es una lista de verdades, sino la narración breve de los grandes acontecimientos de la fe. Desde la creación realizada por el Padre, pasando a través de la obra cumplida por Cristo, se forma la Iglesia, convocada por el Espíritu, la cual marcha con la humanidad hacia el cumplimiento del tiempo en el Reino definitivo de la vida eterna. A partir del Credo el catequista desplegará progresivamente los demás contenidos catequísticos. LA FE PROFESADA, VIVIDA Y CELEBRADA Siguiendo una tradición antigua de la catequesis, enriquecida con nuevas reflexiones, podemos agrupar todo el material catequístico en tres grandes ámbitos: • La fe anunciada y profesada comprende el CREDO y su desarrollo progresivo. Cristo creído y anunciado. • La fe vivida comprende lo que se refiere al vivir del cristiano, su testimonio en el seguimiento de Jesús es decir, la moral cristiana. Cristo seguido y testimoniado. • La fe celebrada es la iniciación y profundización de la vida litúrgica, sacramental y el espíritu de oración. Cristo celebrado. La fe profesada, vivida y celebrada constituye un todo armónico. Las verdades de la fe ayudan a vivir bien y a celebrar fructuosamente lo que creemos. Las tres dimensiones no se pueden separar. Lo que se vive, lo que viven las personas que son catequizadas, comporta en sí un gran desafío para la catequesis. El de ser contemplativos de Dios en la historia. Es necesaria una catequesis que enseñe a hacer transparente la realidad para que se vea a Dios, que está en ella, al 3

San Cirilo de Alejandría, Catech. III, 5, 12.

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Dios presente y dialogante, a quien hay que responderle con la vida de fe y con la celebración litúrgica. Los fieles cristianos no son pizarra en blanco, tienen su experiencia que va integrada con la fe. Deben aprender a ser cristianos y no aprender simples verdades. El aspecto de enseñanza de la catequesis está en función del vivir y celebrar cristianos, es decir, en la dimensión educativa. Por lo tanto, el catequista toma muy en cuenta al sujeto, es decir, a la persona con sus experiencias y desafíos; a la persona que vive en una sociedad siempre más secularizada, indiferente o llena de otros centros de interés. Sin embargo, el recurso a la vida en la catequesis y la referencia a los hechos de vida no deben obscurecer lo trascendente y lo absoluto de Dios. Lo experiencial, los acentos sociológicos y sicológicos no deben ir en detrimento del tomar conciencia del don de Dios presente y dialogante para poderle responder con la vida de fe. Por estas razones Juan Pablo II en Catechesi tradendae 22, dijo: “no hay que oponer una catequesis que arranque de la vida a una catequesis tradicional, doctrinal y sistemática”. No hay que oponer, sino integrar los dos aspectos de una misma catequesis. Al desarrollar los contenidos de la catequesis es aconsejable tener presente lo que dice el documento de la Comisión Nacional de Catequesis titulado Nuestro caminar al servicio de la catequesis en la pág. 10. Se invita a “utilizar todos los lenguajes de la Palabra de Dios: la Biblia, la Tradición eclesial, la Liturgia, la Moral Cristiana, la Doctrina Social de la Iglesia y el testimonio de la santidad de los testigos de la fe”. Así lo hace el Catecismo de la Iglesia católica. LA FE VIVIDA Y TESTIMONIADA La fe vivida es lo que se llama también Moral o Ética. Ante todo es fundamental no reducir el cristianismo a una moral; ni reducirlo al esfuerzo personal por ser «buenos». Si lo hiciéramos así destruiríamos la gracia y el don de Dios. El cristianismo es ante todo y fundamentalmente un Mensaje, un Anuncio gozoso de una Buena Noticia (Evangelio). La Buena Noticia de Jesús de Nazareth y de su Reino que ha llegado a todos los seres humanos. El cristianismo es un gran don de Dios para todos los que lo quieran acoger. Por ser don es gratuito, es gracia. No es algo que se merece con esfuerzo propio, sino que es un don que invita a acogerlo con buena voluntad y alegría, aunque a veces cuesta renunciar a algunas cosas para llevar la cruz junto con Cristo. Es también un don que comprende la vida. Es aquí donde entra la moral y la ética cristiana entendida como respuesta al don de Dios. A menudo se presenta la moral a partir de los Diez Mandamientos. Ciertamente es importante saber y conocer los Mandamientos, pero es imprescindible incorporarlos en el seguimiento de Jesús. San Pablo insiste con fuerza que no es la Ley que salva, sino el seguir a Jesucristo. El catequista, después de presentar el cristianismo como la Buena Noticia de Jesús, presentará la moral cristiana como “seguimiento de Cristo”4. Con el apoyo del Catecismo de la Iglesia católica, el catequista puede desarrollar la moral en el esquema siguiente: • Dios PADRE llama a los hombres a la felicidad, que es Él mismo. Pensemos en las “Bienaventuranzas”. o

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Este llamado se hace sentir a través de la conciencia. Las normas y los mandamientos sirven para iluminarla.

Documento de Puebla, 1008.

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La respuesta de la persona, a este llamado, proviene de la libertad que cada uno posee.

El camino a seguir es el mismo Cristo y no la ley. Él es quien nos invita al amor: o amor a Dios, o amor a sí mismo, o amor al prójimo, o amor a la naturaleza.

La moral cristiana debe cuidar, en la línea del amor: o la opción fundamental, o las actitudes, o los actos y acciones.

• Siempre acecha el pecado que marca el fracaso en la respuesta al llamado de Dios: éste es principio de deshumanización. • El fracaso del pecado no es definitivo; porque el llamado de Cristo y el Espíritu es a la continua conversión. • La conversión es acompañada fraternalmente por la comunidad eclesial en la experiencia de la reconciliación. En fin, para una buena catequesis es también importante presentar la racionalidad de la moral o ética. Esta es necesaria especialmente en el diálogo que tenemos a diario con quienes son poco o nada creyentes. Es necesario presentar los «valores» y «los derechos del hombre». Tengamos presente que los 10 mandamientos se expresan en forma negativa, pero defienden valores y derechos humanos. Hace falta ponerlos en evidencia. LAS FUENTES DE LA CATEQUESIS En el Hecho Catequístico hemos reflexionado sobre el inmenso amor del Padre que quiso y quiere comunicarse constantemente con los seres humanos y lo hace de diferentes maneras, pero sobre todo en forma extraordinaria se revela por medio de Jesús en el Espíritu. Las diferentes maneras o caminos con que el Padre se da a conocer son los que llamamos Fuentes de la Catequesis.Propiamente hablando, hay que decir que «la fuente» de la cual mana todo conocimiento de Dios y de su proyecto, es solamente Cristo. Él es la Palabra del Padre, su rostro, su luz, su manifestación. Las demás fuentes son signos con que Él se nos revela. El siguiente y breve recorrido de la historia salvadora ayudará a descubrir las principales maneras con que el Padre se revela a la humanidad. Fuentes subsidiarias de la catequesis En su amor desbordante el Padre concibió el proyecto de realizar la creación y enriqueció el universo de innumerables y maravillosas criaturas. Al centro de todo colocó la pareja humana, hecha a su imagen y semejanza. Dice la Sagrada Escritura que todo fue creado en Cristo, por medio de Cristo, hacia Cristo (Jn 1,1). Los cristianos no podemos mirar la creación solamente desde el Antiguo Testamento sin Cristo; la miramos desde Jesús, como lo hace San Juan (cf. 1,1) y San Pablo (cf. Ef 1,9).

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Por eso decimos que la creación del universo y de la pareja humana, hombre y mujer, es la primera fuente de la catequesis. “Todo aspecto de verdad, de belleza, de bondad y de dinamismo, que se encuentra en el universo, en las ciencias, en las artes, y, en particular en el hombre, todo es signo y medio que prepara el camino para llegar a Cristo”5. A partir de la existencia del primer ser, comenzó el tiempo y especialmente con el aparecer del hombre tiene inicio la historia. Dios siempre está presente en la historia humana; más aún, a través de la historia Él actúa y se revela. Los acontecimientos de la historia son importantes para el cristiano porque a la luz de la fe, él descubre una palabra de Dios. Llamamos signos de los tiempos a los acontecimientos que traen un mensaje divino. Los signos de los tiempos constituyen una segunda fuente de la catequesis. El catequista los ilumina con la Palabra bíblica para poder discernir su significado. No todas las fuentes tienen el mismo valor. Esto depende de la mayor o menor cercanía con la fuente principal que es Jesús. La creación y los signos de los tiempos se suelen llamar fuentes subsidiarias de la catequesis. Se llaman subsidiarias porque no son una palabra de Dios del todo evidente y por ello necesitan la clarificación de la Sagrada Escritura o de otra fuente más explícita, como veremos a continuación. Fuentes primarias de la catequesis Dios habló a Abraham. Con Abraham y los Patriarcas se inició la historia del pueblo de Dios. En el seno de este pueblo creció y se conservó la tradición de las promesas de Dios. La tradición de la primera alianza era solamente una preparación de la definitiva tradición, que Jesús realizó. Jesús no escribió nada pero dejó algo superior, la comunidad de los creyentes, la Iglesia, que conserva la memoria viva de lo que hizo y dijo Jesús. Esta memoria (tradición) es desarrollada por el Espíritu Santo que es el alma de la tradición. Ya en la primera alianza el Espíritu Santo enriqueció la tradición suscitando profetas que proclamaban el mensaje de Dios. Por eso proclamamos en el Símbolo que “el Espíritu Santo habló por los Profetas”. Biblia y Tradición Pero no solamente habló por los profetas, sino que el Espíritu Santo inspiró también a los escritores sagrados (se llaman hagiógrafos), para que escribieran las Palabras de Dios. Así, poco a poco, se fue formando la Biblia. En el centro de la Biblia está Jesús. La primera alianza habla de Él y lo anuncia en profecía; y la nueva alianza recoge lo que Él hizo, dijo y que completó el Espíritu Santo que “nos enseña toda la verdad” (Jn 16,13). Por todo esto la Tradición y la Biblia son las fuentes principales y primarias de la catequesis. El Magisterio de La Iglesia La Tradición y la Biblia están confiadas a la comunidad eclesial. Para que su interpretación sea fiel a la Palabra de Dios, el Espíritu Santo actúa con su asistencia a través del Magisterio de

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Líneas comunes de orientación para la catequesis en América Latina, 29.

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los Pastores. Este está constituido fundamentalmente por las enseñanzas de los Papas, de los Concilios y de los Obispos. El Magisterio constituye así otra fuente importante para la catequesis. “Es importante que la catequesis vaya haciendo comprender en su verdadero sentido la función del Magisterio que con frecuencia es mal entendido y peor, todavía, interpretado. El Magisterio nada tiene que ver con la dictadura intelectual o con una imposición arbitraria; sino que sus intervenciones son faros que guían al Pueblo de Dios en su continua búsqueda y caminar. Está al servicio de los hombres”6. La liturgia El Concilio Vaticano II dice que “la Liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza”7. Por eso “la liturgia es coronamiento de la catequesis y una de las tareas principales de ésta es preparar al cristiano para las celebraciones litúrgicas”8. La fe no solamente es anunciada a los hombres, sino es también celebrada en la liturgia. Al mismo tiempo “la liturgia es fuente de la catequesis en cuanto celebra y expresa el misterio de Cristo. Con sus características, la liturgia es una preciosa catequesis en acción. Difícilmente se podría encontrar una verdad de fe cristiana que no esté, de algún modo, expuesta en la liturgia”9. El testimonio eclesial Otra fuente importante para la catequesis es el testimonio eclesial. El ejemplo de cada cristiano es un mensaje elocuente con una fuerza especial junto con las palabras. Todo cristiano está llamado a dar testimonio en el mundo. Por eso, en este sentido, todos los bautizados somos evangelizadores. Entre los testigos de la fe sobresalen los santos. La vida de los santos, dentro de la historia de la Iglesia, es otra fuente maravillosa para la catequesis. “Sin comunidad, como lugar privilegiado de evangelización, la Palabra de Dios no puede demostrar toda su eficacia: queda privada de una fuente importante. Se percibe actualmente con mucha claridad que para una verdadera catequesis no bastan los buenos textos. Se dice que la comunidad auténtica es el mejor texto de catequesis”10.

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Ibid., 38 y 39. Sacrosanctum concilium, 10. Líneas comunes de orientación para la catequesis en América Latina, 41. Id. Ibid., 41.

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