UN TESTIGO DEL ASESINATO DEL PRESIDENTE MADERO Así se titula el capítulo de un libro escrito por Cristián Guerrero Youacham que encontré buscando información sobre un bravo segundino. Claramente el título me llamó la atención, ya que solo sabía que dicho segundino había sido Ministro en México y Japón entre otros países y cargos públicos. Es difícil poder dimensionar en el siglo XXI tener un “compañero” de bomba que sea de tal relevancia pública o histórica, pero si nos remontamos a los primeros cincuenta años de existencia de nuestra capitalina institución, esto no era tan distante del día a día de las Compañías de Santiago existentes, ya que podemos visualizar a muchos Ministros, Diputados, Senadores, héroes patrios, etc. Dejando pensamientos profanos y entrando en materia puedo aportar transcribiendo que en la amplia bibliografía existente sobre los problemas diplomáticos de la etapa inicial de la Revolución Mexicana, en especial los trabajos que se circunscriben al período del Presidente Francisco Madero (1911-1913), se menciona que en los acontecimientos que culminaron con el asesinato del mandatario en la noche del 22 al 23 de febrero, el Ministro de Chile en México, don Anselmo Hevia Riquelme, junto con los representantes diplomáticos de Cuba y Japón, tuvo una participación activa tratando de salvar la vida del “Apóstol de la Revolución” y la de su Vicepresidente José María Pino Suárez. Hijo de don Isidoro Hevia Rojas y de Mercedes Riquelme Roa, nació en Curicó el 16 de mayo de 1856. Hizo sus estudios en el Liceo de su ciudad natal, en el Colegio de los Sagrados Corazones y en el Instituto Nacional, pasando luego a la Escuela de Derechos de la Universidad de Chile, donde fue alumno sobresaliente que se hizo merecedor a varias distinciones. Sus calificaciones demuestran que aprobó la casi totalidad de sus cursos con distinción unánime, obteniendo un voto en contra en los exámenes de Derecho Constitucional, Administrativo y de Código de Comercio y sólo un voto de distinción en Código Penal. Una de las asignaturas que más le interesó fue Derecho Internacional, cursado bajo la dirección de J.A. Lira. Hevia Riquelme obtuvo su Licenciatura en Derecho antes de cumplir 21
años de edad, no pudiendo de inmediato recibir su título de abogado, dado que la Ley Orgánica de Tribunales requería la mayoría de edad y la condición de ciudadano para el ejercicio de esta profesión. Finalmente el 1° de junio de 1877, prestó el juramento de rigor ante la Corte suprema de Justicia. Estableció su estudio profesional en Santiago y participó en política, militando en el Partido Radical. Colaboró en la Sociedad de instrucción Primaria, de la cual fue Director en 1881, y en la Liga de Estudiantes Pobres. El 17 de Septiembre de 1880, contrajo matrimonio con Sofía Rahausen Nieto, en la Capilla del Colegio de los Sagrados Corazones. En 1881 y 1882, Hevia fue Juez Suplente en los Juzgados de Letras de Curicó y de Comercio y Letras en Santiago. Al sobrevenir la crisis de 1891, tomó partido por el bando congresista, razón por la cual la Intendencia de Santiago lo relegó a los Baños de Cauquenes con fecha 16 de agosto. Fue un gran exponente de la intelectualidad de su época. Voluntario distinguido de la Segunda Compañía “ESMERALDA” del Cuerpo de Bomberos de Santiago, donde desempeñó cargos de responsabilidad. Sus méritos como bombero calificado lo hicieron acreedor del cargo de Comandante de la Institución en los años 1890 y 1891.
Don Anselmo Hevia R. con uniforme de voluntario de la Segunda Compañía de Bomberos “ESMERALDA” del Cuerpo de bomberos de Santiago Dejó la Comandancia para servir el año 1892 el cargo de Director de la Compañía. Fue reelegido en el cargo los años 1896, 97, 98, 99, 1900, 1908 y 1909. En el mismo año 1891 Hevia sirvió por un tiempo el cargo de Abogado de la Municipalidad de Santiago, el que abandonó para postular a una diputación en las elecciones parlamentarias convocadas por la Junta de Gobierno. Hevia Riquelme resultó electo Diputado por Antofagasta, Taltal y Tocopilla para el periodo 1891-1894. En los periodos parlamentarios de 1894-1897 y 1897-1900, representó a Angol, Traiguen y Collipulli. Fue elegido Diputado presuntivo por Rere y Puchacay para el periodo 19001903, pero quedo fuera de la Cámara al aprobarse, el 9 de octubre de 1900, los poderes del Diputado definitivamente electo Dario Sánchez Moselli. Durante su mandato parlamentario Hevia orientó su labor hacia materias administrativas y de obras públicas.
Una vez que abandonó la Cámara, retornó a sus actividades profesionales y trabajó por la candidatura presidencial de don Germán Riesco, su amigo personal, formando parte de la Junta Directiva de su campaña. Don Germán Riesco asumió la presidencia el 18 de septiembre de 1901. En los días previos, cuando conformaba su ´primer gabinete, el Presidente trató de incorporar en él al señor Hevia Riquelme, quién rechazó los reiterados ofrecimientos, argumentando que su militancia radical se lo impedía desde el momento en que su partido se había colocado en la oposición. Sin embargo, el Presidente Riesco insistió en utilizar a Hevia Riquelme en otros campos de la administración, decidiendo finalmente destinarlo al servicio exterior, a pesar que en dicha materia no tenía experiencia alguna. Con la colaboración del Ministro de Relaciones Exteriores don Eliodoro Yañez y con la anuencia del Senado, por Decreto N° 1245 del 16 de octubre de 1901, Hevia Riquelme fue Nombrado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante el gobierno de Brasil.
Presidente Don Germรกn Riesco
Don Eliodoro Yañez La misión Hevia en Río de Janeiro, fue altamente satisfactoria. Logró estrechar firmes lazos de amistad y colaboración con el gobierno brasileño, activar las relaciones e intercambio comercial y establecer un sistema de consulta permanentes entre Itamartí y la Cancillería Chilena, para el estudio y solución de problemas del hemisferio. Hevia se distinguió igualmente en los círculos culturales brasileños, en especial a través de su participación en el Instituto de Historia y Geografía del Brasil. En el orden personal trabó estrecha amistad con el Barón de río Branco, estructurador y conductor de la política internacional de Itamartí. La labor rutinaria de la Legación fue desempeñada con eficiencia. Haciendo uso de su feriado legal, el Ministro Hevia viajó a Chile en varias oportunidades, 1902, 1903, 1905 y 1906. Periodos en que aprovechó para informar acerca de su misión, proponer políticas y atender sus asuntos privados. Por Decreto del Ministerio de Relaciones Exteriores del 8 de julio de 1905, el gobierno chileno nombró al Señor Hevia como Delegado de Chile ante el Tercer Congreso Científico Latinoamericano que se celebró en la capital brasileña en agosto del mismo año. Le correspondió al Ministro
chileno participar en varias comisiones de estudio, hecho éste que lo colocó en contacto con reputadas personalidades del mundo científico y diplomático.
Don Anselmo Hevia R. con uniforme de Diplomático A comienzos de 1907, haciendo uso de su feriado legal, Hevia viajó a Santiago. Al llegar, encontró una de las habituales crisis ministeriales del sistema parlamentario. Como amigo personal del Presidente don Pedro Montt (Voluntario de la Sexta Compañía de Bomberos “Salvadores y Guardia de Propiedad” del Cuerpo de Bomberos de Santiago), no pudo sustraerse a la petición que le formulara de integrar el gabinete. Por Decreto del 8 de febrero de 1907, Anselmo Hevia pasó a ocupar el cargo
de Ministro de Industrias y Obras Públicas, en reemplazo de Carlos Gregorio Avalos.
Presidente Pedro Montt M. Su labor frente al Ministerio fue fructífera y la dedicó, preferentemente, y al igual como lo había hecho durante su mandato parlamentario, al fomento y desarrollo de los ferrocarriles. Hevia renuncia a su cargo ministerial, al de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Chile en Brasil, quedándose en Santiago, atendiendo su estudio de abogado y sus actividades particulares. Aun cuando deseaba abstenerse de las funciones públicas, el gobierno del Presidente Montt requirió nuevamente sus servicios. La Comisión encargada de organizar el Cuarto Congreso científico Latinoamericano
que presidía don Valentín Letelier, otro destacado Bravo Segundino de Santiago, y cuya Secretaría estaba en manos de don Augusto Vicuña, en sesión del 2 de abril de 1908, designó a Hevia Riquelme como Presidente de la Subcomisión de ciencias Sociales, en reemplazo de don Miguel Cruchaga Tocornal.
Don Valentín Letelier con uniforme de voluntario de la Segunda Compañía de Bomberos “ESMERALDA” del Cuerpo de Bomberos de Santiago Ya entrado el segundo semestre del año 1908, el Ministro de Relaciones Exteriores trabajaba activamente para estrechar los contactos con el Imperio del Japón, elevando la representación diplomática Chilena en Tokio a nivel de Legación. Después de muchas conversaciones y de obtener la anuencia del senado, Anselmo Hevia Riquelme fue nombrado, por Decreto N° 411, del 5 de julio de 1909, firmado por el Presidente Montt y el Ministro Agustín Edwards Mac Clure, como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante el gobierno de Su Majestad Imperial Mitsuhito. La misión de por sí era difícil, en especial por la complicada situación internacional del momento, las reminiscencias de los problemas suscitados años antes por la venta que
Chile hizo a Japón del crucero Esmeralda, el trabajo que debía efectuar Hevia para contrarrestar la ofensiva diplomática peruana y buscar la apertura del mercado nipón al salitre chileno. La permanencia de Hevia en Tokio fue breve. Sin embargo, el diplomático chileno pudo realizar una labor amplia y positiva. Instaló la Sede de la Legación y atendió con esmero los trabajos rutinarios. Logró neutralizar la ofensiva diplomática peruana y abrir el mercado nipón al salitre chileno. En el plano cultural Hevia difundió el conocimiento de Chile a través de varias conferencias. Los lazos de amistad entre ambas naciones se estrecharon y la noticia de su alejamiento motivó muchas manifestaciones de aprecio hacia Chile y su diplomático, que culminaron cuando el Ministro Hevia recibió la Condecoración Imperial de la Orden del Crisantemo. El Decreto N° 125, 9 de febrero de 1911, del Ministerio de relaciones Exteriores puso fin a la misión Hevia en Tokio, nombrándole, siempre en el rango de enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario, ante los gobiernos de México y Cuba. Hevia salió a Yokohama con destino a México el 25 de abril de 1911. Durante algún tiempo se detuvo en europa, permaneciendo los meses de junio y julio en París, para embarcarse hacia los Estados unidos. Arribó a Nueva York y de allí viajó a Washington, donde trató infructuosamente de encontrar a don Eduardo Suarez Mujica, ex Ministro de Chile en México, nombrado a comienzos de 1911 a cargo de la Legación en la capital norteamericana. La misión que iniciaba Anselmo Hevia Riquelme en México era de por si delicada. El país vivía días muy agitados desde los comienzos de la Revolución y de la lucha armada. En 1910, las fuerzas antiporfiristas, bajo el liderato de Francisco Madero, se habían propuesto iniciar grandes transformaciones y establecer una efectiva y real democracia política y social, pero la lucha para obligar al anciano dictador Porfirio Díaz a abandonar el mando, había significado grandes pérdidas de vidas y destrucción de bienes. Los Convenios de Ciudad Juarez de Mayo de 1911 y la renuncia de Díaz presentada el día 25 del mismo mes, permitieron a Madero entrar en la Capital el 7 de junio de 1911, pero en esos mismos
momentos la división de las fuerzas revolucionarias era un hecho palpable. El mismo 12 de agosto, fecha en que Hevia llegó a la capital, y como muestra de lo que hemos afirmado, el caudillo agrarista de Morelos, Emiliano Zapata, que se alzó en armas contra la dictadura y apoyó a Madero sin buscar con él ni con la revolución ningún tipo de compromiso o entendimiento, emitió una declaración comunicando que mantendría en armas a sus guerrillas mientras no se restituyeran los ejidos a los pueblos de indios. Días más tarde, otro caudillo revolucionario, Andrés Molina Enríquez proclamó en Texcoco su plan de Revolución Agraria.
Fotografía de Emiliano Zapata Entretanto Madero, Quien sabía que la base de toda la problemática social y económica de México era la situación del agro, buscaba soluciones políticas y, fundamentalmente, la pacificación. Por ello exigió que su ascenso al poder fuera por medio de elecciones populares, las primeras verdaderamente democráticas que se realizaban en México. El 6 de noviembre de 1911, Madero asumió la primera magistratura junto a José
María Pino Suarez, elegido Vicepresidente, después de los comicios en que sólo el segundo de los nombrados tuvo opositor. El Ministro de Chile, Hevia Riquelme, presenció muy de cerca toda la seria de acontecimientos que tuvo su trágico final en febrero de 1913 en “La Decena Trágica” con la muerte del Presidente Madero. Entre éstos, el nuevo alzamiento de Emiliano Zapata del 28 de noviembre de 1911, en que el caudillo suriano, desconociendo la autoridad de Madero, expidió el plan de Ayala que exigía la entrega de la tercera parte de los latifundios a los pueblos indios, el alzamiento del General Bernardo Reyes en Linares en diciembre del mismo año, la ocupación de ciudad Juárez por antimaderistas en febrero de 1912, el pronunciamiento de Pascual Orozco en el Estado de Chihuahua en marzo y toda la campaña militar de Álvaro Obregón y Victoriano Huerta hasta las acciones de Bachimba y Ojitos, el 3 y 31 de julio. Finalmente, la sublevación del General Féliz Díaz en Veracruz el 16 de octubre, su derrota y posterior traslado a la prisión militar de Santiago Tlatelolco en la Ciudad de México, a fines del mismo mes.
Presidente Francisco Madero
Después de la Decena Tyrágica, Hevia Riquelme se preparó para abandonar Ciudad de México. Las razones que tuvo para ello fueron varias. En primer lugar, el Ministro de Relaciones Exteriores había considerado, junto con la Comisión Mixta de Presupuesto, cerrar la Legación en el primer semestre de 1913, atendiendo al hecho que con la situación imperante en México desde 1910, las relaciones comerciales con chile no existían en la práctica, aparte de que en la capital azteca no había colonia chilena que necesitara la presencia de un diplomático de alto rango. Luego, la salud del señor Hevia estaba afectada en razón del clima de altura. El señor Hevia se encontraba solo, dado que su esposa e hijo se hallaban en Europa desde julio de 1912. Según consta en la correspondencia de Hevia Riquelme, su actuación en los días de la Decena Trágica, no gustó a Huerta ni al nuevo gobierno. Por ello fue estrechamente vigilado por la policía secreta, la cual interrogaba en forma minuciosa a quienes se entrevistaran con el Ministro chileno. Anselmo Hevia Riquelme tramitó su jubilación, dedicándose en adelante a ejercer su profesión y a atender sus actividades particulares. El 3 de mayo de 1919, accediendo a una petición especial de su amigo el Presidente Juan Luis Sanfuentes Andonaegui, juró como Ministro del Interior, en una de las tantas crisis ministeriales de dicha administración. Permaneció en el cargo hasta el 9 de julio.
Presidente Juan Luis Sanfuentes A.