Año LXXV Guadalajara, Jal., 13 de Septiembre de 2009
No. 37
Acciónyreacción
V
arias niñas adolescentes decidieron formar un “club de cosas que no necesitas” con el fin de recaudar dinero para misiones. Las chicas decidieron añadir dinero al fondo a través de dar con sacrificio. La mayoría de ellas eran de familias pudientes y con facilidad identificaron maneras de contribuir. Licha era diferente. Su familia tenía pocos bienes y casi nada les sobraba, por lo tanto, fue difícil para ella identificar con qué contribuir. Cierto día se arrodilló al pie de su cama y le pidió a Dios que le mostrara algo que pudiese dar. Mientras oraba, su perrito mascota lamió sus manos. De pronto recordó que el médico de la familia había ofrecido comprarlo. Lágrimas brotaron de sus ojos mientras exclamaba: - ¡Oh Lucero, no me imagino cómo sería tener que despedirme de ti! -entonces pensó en el regalo que Dios le hizo al mundo. -¡Lo haré! -dijo ella. Se dirigió hacia la casa del médico y vendió a su perro
por cincuenta dólares. Y aunque echaba de menos al perrito, aun así estaba muy contenta. Cuando el médico supo cuál fue la razón por la que Licha vendió su perro, se lo devolvió con una nota amarrada al collar que decía: “Anoche le entregué a Dios lo que sobraba de mi desperdiciada vida. Me encantaría pertenecer a tu club, y deseo comenzar dándote a Lucero. Dios no se queda con nada. Siempre compensa los sacrificios hechos con amor y en su nombre.