LA PALABRA DEL PASTOR
Mártires Mexicanos, modelo nuestro
H
ace nueve años de aquel 21 de Mayo de 2000, Año Santo, en el que nuestro querido e in olvidable Papa Paulo II canonizara a los San tos Mártires Mexicanos, Cristóbal Magallanes y otros 24; además de ellos, a la hasta ahora única Santa de nuestro País, la Madre Nati, María de Jesús Sacra mentado Venegas, así como a un sacerdote que se dis tinguió en la virtud de la caridad, el Padre José María de Yermo y Parres. Nosotros, naturalmente, nos alegramos mucho por la exaltación a los altares de la Madre Nati, pues fue nativa de Guadalajara, ciudad donde ejerció su labor caritativa y donde se santificó, pero también nos lle na de alegría el hecho de que l6 de esos 25 mártires hayan pertenecido a la Iglesia local; fueron alumnos de nuestro Seminario Diocesano y formaron parte del Clero de Guadalajara y ejercieron su ministerio en la Arquidiócesis hasta ofrendar su vida en defensa de su fe. Para este domingo 24, en todas las iglesias vamos a celebrar la solemnidad de la Ascensión del Señor, pues to que así lo señala el calendario litúrgico de la Iglesia, pero también se va a recordar a los Santos Mártires, al igual que a nuestro antecesor, el Señor Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, quien cumple 16 años de haber sido sacrificado. Sin duda los Mártires de Cristo Nuestro Señor han sido un regalo muy especial de Dios para nuestro país, porque han constituido un ejemplo extraordinario y muy lúcido de fidelidad en la fe y el amor a Cristo; una muestra de mansedumbre y también de hombría, al no haberse arredrado ante el peligro y al haber enfrentado la muerte de una manera tan digna, tal como consta en sus biografías, entregando su vida por Dios, por sus feligreses y también por el bien de México. Casi siempre, con ligeras variantes, las últimas pal abras de estos Santos Mártires, cuando estaban frente al pelotón ejecutor o ante el verdugo, fueron: “Ofrezco
mi sangre por la paz, por la unidad y la prosperidad de los mexicanos”. Y así fue, pues a partir de la década de los treinta del siglo pasado, cuando concluyó esa persecución san grienta, ciertamente esta Nación ha enfrentado muchos problemas, pero ninguno tan grave como los sufridos por otros países desangrados por guerras o por olas de terrorismo o violencia avasalladora, con excepción he cha de los problemas que actualmente se padecen, de bido al crimen organizado y la lucha interna entre nar cotraficantes; pero sin duda que la súplica de nuestros mártires y su sangre derramada por México continúan vigentes, y eso nos da confianza de que saldremos ad elante de estas crisis. Por otra parte, cabe subrayar que estos mártires fueron y siguen siendo un modelo valioso y verdadero de virtudes, en contraposición a tantos falsos ídolos prefabricados que se proponen y son adoptados ahora como modelos, sobre todo por las nuevas generaciones. Aquéllos sí son ejemplos auténticos de lealtad y de gen erosidad, y cuanto más se les conoce más se les quiere, se les admira y se les suplica, porque son intercesores nuestros, cercanos en todos los aspectos. Por todo lo antes dicho, exhorto a la comunidad cristiana de la Arquidiócesis a que este domingo 24 se recuerde en todos los templos el sacrificio y la canon ización de nuestros mártires en todos los templos, y a la vez se haga una colecta especial para apoyar la edi ficación del Santuario que se está construyendo en el Cerro del Tesoro, cuyas obras siguen avantes, pues ya se están terminando los muros y se emprenderán luego los trabajos de la gran cúpula y del techo; y si seguimos contando con la Bendición de Dios y la ayuda de todos, muy pronto lograremos concluir ese magnífico Santu ario. Que Dios los bendiga.
V Plan de Pastoral al Servicio de la Misión Continental
Juan Cardenal Sandoval Íñiguez Arzobispo de Guadalajara
Benedicto XVI y El Consejo de Pastoral Parroquial Publicamos las palabras que Benedicto XVI dirigió a los miembros del consejo pastoral de la parroquia del Santo Rostro de Jesús, en Roma, el 29 de marzo.
Queridos amigos:
E
n este momento quiero daros las gracias por todo lo que hacéis con vistas a la construcción de la Iglesia viva en este barrio de Roma. Me parece que uno de los dones del concilio Vaticano II es la existencia de estos consejos pastorales, donde laicos representantes de toda la comunidad afrontan, juntamente con el párroco y con los sacerdotes, los problemas de la Iglesia viva de un barrio, ayudan a construir la Iglesia, a hacer presente la Palabra de Dios y a sensibilizar a la gente con respecto a la presencia de Jesucristo en los sac ramentos. En este tiempo, en el que el laicismo es fuerte y todas las impresiones que se recogen en el entorno se ponen en cierto modo contra la presencia de Dios, contra la capacidad de percibir esta presencia, es mucho más importante que el sacerdote no esté solo, sino que se vea rodeado de creyentes que con él lleven esta semilla de la Palabra de Dios y ayuden a que sea viva y crezca también en nuestro tiempo. Por eso, gracias por vuestras inicia tivas. Es importante consolar, ayudar, apoyar a la gente en el momento del sufrimiento, hacer que experimenten la cercanía de los creyentes que se sienten particularmente cerca de todos los que sufren. Esto lo he visto en África. En Yaundé, Camerún, hay un gran Centro, fundado por el cardenal Léger, cana diense, gran padre del Concilio, donde yo lo conocí. Después del Concilio, en 1968, sintió la necesidad, no sólo de predicar y gobernar, sino también de ser un simple sacerdote para ayudar a los que sufren. Se fue a Camerún y allí fundó ese Centro, que hoy pertenece al Estado, pero en el que trabajan sobre todo eclesiásticos, donde se ve toda la gama de sufrimientos: sida, lepra, todo. Pero también se ve la fuerza de la fe; se ve gente que, motivada por la fuerza de la fe y por el amor que suscita la fe, se pone totalmente a disposición. Así el sufrimiento se trans forma y las personas que ayudan quedan transformadas, se hacen más humanas, más cristianas: se experimenta algo del amor de Dios. Por eso, en nuestras dimensiones, también nosotros queremos ser siempre sensibles ante el sufrimiento, ante los que sufren, ante los pobres, ante las personas necesitadas por diversas formas de pobreza, incluso espiritual, que nos esperan, en las que nos espera el Señor. Gracias por todo lo que hacéis. Según la tradición, el consejo es un don del Espíritu Santo; y un párroco, mucho más un Papa, necesita con sejo, necesita que le ayuden a encontrar las decisiones. Por eso, estos consejos pastorales realizan también una obra del Espíritu Santo y atestiguan su presencia en la Iglesia. Gracias por todo lo que hacéis. Que el Señor os acompañe siempre y os dé la alegría pascual para todo el año. Muchas gracias
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El V Plan de Pastoral al servicio de la Misión Continental introducción
¿Por qué un V Plan de Pastoral? Los Papas, Pablo VI, en la EN 75; y Juan Pablo II, en NMI 43, han afir mado la prevalencia del Espíritu Santo sobre las técnicas humanas y la programación, pero no lo han hecho para negar la importancia de éstas, sino para cuidar que no desplacen la acción del Espíritu y que estén siempre animadas e iluminadas por el mismo. Los obispos en Aparecida reconocen y lamentan no tan solo el riesgo de tecnificar la pastoral sino, también las resistencias y el relativismo teológico presente en “algunos intentos de volver a un cierto tipo de eclesiología y espiritualidad contrarias a la renovación del Concilio Vaticano II, sea algunas lecturas y aplicaciones reduccio nistas de la renovación conciliar; lamentamos la ausencia de una auténtica obediencia y de ejercicio evangélico de la autoridad, las infidelidades a la doctrina, a la moral y a la comunión.” (DA 100b) Pero más grave y preocupante es el vacío pastoral que los obispos constatan en tres áreas centrales de la acción pastoral “a) el escaso acompañamiento dado a los fieles laicos en sus tareas de servicio a la sociedad, particularmente cuando asumen responsabilidades en las diversas estructuras del orden temporal. b) Percibimos una evangelización con poco ardor y sin nuevos métodos y expresiones, c) un énfasis en el ritualismo sin el con veniente itinerario formativo, descuidando otras tareas pastorales.” (DA 100c) No obstante fortalece la confianza de los pastores cuando reconocen los avances en la organización pastoral; en la creación de nuevas instancias; en la pauta diocesana expresada en el plan; y en la claridad del para qué, de la acción. Es por eso que “La diversificación de la organización eclesial, con la creación de muchas comunidades, nuevas jurisdicciones y organismos pastorales, ha permitido que muchas Iglesias Particulares hayan avanzado en la estructuración de una Pastoral Orgánica, para servir mejor a las necesidades de los fieles.” (DA 99g) Otra vez: ¿Por qué un plan pastoral? El V Plan de Pastoral viene a reformular cuestionamientos esen ciales que invitan a la revisión y evaluación de los agentes dedicados a la atención pastoral y las estructuras exis tentes, aquí abordaremos, algunos: 1. Ante el desafío de responder a las urgencias pastorales corremos el riesgo de realizar una pastoral in mediatista, o voluntarista, o de eventos, o de mantenimiento, o ritualista, sin tener en cuenta la formación de los agentes de pastoral; olvidando fortalecer y adecuar la estructura parroquial; prescindir de la realidad o carecer de criterios y objetivos pastorales. Entonces la pregunta obligada es: ¿Qué es la planificación pastoral? 2. Ante las consecuencias del cambio de época como la falta de identidad, de sentido y de pertenencia: ¿Qué tipo de testigos requiere nuestra sociedad actual y el V Plan de Pastoral que proyecto de cristianos propone para construir personalidades sólidamente integradas en los discípulos misioneros? 3. Ante la idolatría de los bienes terrenales; del subjetivismo hedonista y la ignorancia e indiferencia religio sa ¿Que modelo de Iglesia nos propone el V Plan de Pastoral para qué la parroquia sea siempre casa y escuela que vive su misión a partir del encuentro con Jesucristo vivo en su Palabra y en la Eucaristía? 4. Ante la cultura de muerte con sus fuertes expresiones de desprecio por la vida ¿Qué sector en nuestra Iglesia local ha alcanzado particular relevancia y es favorecido en el V Plan de Pastoral?
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Establecer una prioridad diocesana exige que las demás áreas o campos específicos de la pastoral, no tan solo se sigan atendiendo, sino, que todo agente, toda actividad, toda estructura, todo movimiento o asociación se reoriente a la prioridad diocesana con la finalidad de sumar y no realizar acciones paralelas, independientes ni mucho menos contrarias al proyecto diocesano. No olvidemos el anhelo y la pauta orientadora contenida en el V Plan y responde a nuestra pregunta ¿POR QUÉ UN PLAN PASTORAL? “¿Qué se espera del V Plan? Que anime, unifique y oriente, en forma operativa, la pastoral de la Arquidiócesis. Se desea que esta Iglesia de Guadalajara no sea una isla, sino que viva la comunión con la Iglesia universal, que vaya al paso con las enseñanzas del Papa y del Episcopado Latinoamericano, y, al mismo tiempo, responda a los requerimientos de la situación particular de esta comunidad diocesana. Se espera, también, que este V Plan, estructurado según el espíritu y el lema del documento de Aparecida, sea una ayuda eficaz en la realización de la Misión Continental a la que nos ha convocado el Santo Padre Benedicto XVI, cuya animación se encomendará a una comisión diocesana especial”. (V PDP 12-13) Esperamos que los temas desarrollados a continuación sean un eficaz instrumento, en la nunca terminada tarea, de formar a los agentes de pastoral. Juan Carlos Viteri Salinas Pbro.
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Tema 1: Tarea Eclesial es la Planificación Pastoral 1.- OBJETIVOS: DEL PRIMER TEMA. Conocer qué es la planificación pastoral, explicando tres definiciones básicas. Descubrir qué función desempeña la planificación pastoral en la misión evangelizadora de la Iglesia, a partir de la conciencia que ésta tiene de sí misma.
2.- EXPERIENCIA PASTORAL. En nuestra Diócesis de Guadalajara cuando algunos sacerdotes o laicos oímos hablar de «Pastoral Planifica da» sentimos una especie de incomodidad interior, provocada por ideas equívocas, algunos dicen: • a) Es una complicación innecesaria. Con esto expresan dos cosas: que resulta muy difícil y compleja, y que no vale la pena porque sus resultados son muy problemáticos. Es cierto que la planificación exige trabajo, dedicación y responsabilidad. Y por otro lado, los beneficios en cuanto al rendimiento, ya lo expresaban los obispos reunidos en Puebla cuando afirmaban que «El camino práctico para realizar concretamente esas opciones pastorales fundamentales de evangelización es el de una pastoral planificada» (DP 1306). • b) Otros dicen, es una simple moda u ocurrencia. Es cuando la pastoral planificada es considerada como un simple copiar y pegar técnicas sociales y empre sariales a la pastoral. Sin la debida valoración, con el riesgo de tecnificar la pastoral. La Iglesia está siempre atenta a todos los avances de las ciencias humanas, pero también a cumplir con su tarea de promover la pastoral de conjunto. La Planeación Pastoral es un instrumento privilegiado para realizar la Pastoral de Conjunto. Es por medio de ella que es posible globalizar la acción, buscar «la unidad en la diversi dad» y hacer pasar la pastoral de la Iglesia de una multiplicidad de actividades a una unidad de acción. Esa es la preocupación fundamental de los Planes de Pastoral. • c) Distorsiona la misión sobrenatural de la Iglesia No falta quien considere la planificación pastoral como un olvido de que el agente principal de la salvación es el Espíritu Santo y que la salvación se recibe como don gratuito de Dios. Es cierto que en el caminar de nuestra Diócesis se han dado excesos, pero también podemos afirmar que en la bús queda lejos de olvidar esta verdad fundamental, lo que hemos logrado es que la planificación le dé a nuestra colabora ción a la obra de la gracia, un sentido convirtiéndonos en instrumentos dóciles y disponibles del Espíritu Santo.
3.- REFLEXIÓN PASTORAL ¿Qué entendemos por planificar, plan y planificación pastoral? Planificar. Es desencadenar un proceso de toma de decisiones, mediante una serie de pasos, lógicamente arti culados, que nos ayudan a conseguir un fin. Plan. Es el registro escrito de las decisiones tomadas en la planificación. Lo importante no es el plan, sino la toma de decisiones que se hizo en la planificación y las acciones que se emprendan para llevarlas a cabo. De acuerdo a lo anterior, daremos tres definiciones de lo que entendemos por Planificación Pastoral. • a) La planificación pastoral tiene que ver con las actitudes básicas de quienes se disponen a impulsar una pastoral planificada y orgánica. Es un modo de trabajo en la Iglesia. Se trata de estar disponibles para cumplir le misión que hemos recibido, superando todas las perezas, pasividades y rutinas de nuestro trabajo pastoral.
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Es un modo de trabajo responsable. Lo cual lleva a distanciarse de las improvisaciones y dejarse llevar por en tusiasmos superficiales y poco duraderos, para hacer del Reino de Dios la cosa más importante de nuestra vida. Es un modo de trabajo corresponsable. La Iglesia y su misión es asunto de todos los bautizados. Por tanto, se contrapone a todo tipo de individualismos, de liderazgos absorbentes y de clericalismos. Es un modo de trabajo organizado. Por eso se determina lo que hay que hacer, el modo de hacerla y las res ponsabilidades de cada uno, dentro de una distribución adecuada del trabajo. • b) La segunda definición de la planificación pastoral se refiere a la metodología fundamental para la planea ción consiste en determinar los objetivos que se han de conseguir y en organizar los medios para alcanzarlos. Si hablamos de objetivos que se han de conseguir, es porque no estamos satisfechos con la realidad que tene mos y queremos mejorarla. Esta afirmación supone las siguientes convicciones: - Hemos analizado cuál es la situación actual de nuestra Iglesia, parroquia o grupo. - Constatamos que no estamos satisfechos con esta situación. - La insatisfacción surge al observar la distancia entre lo que deberíamos ser y hacer, y lo que en realidad somos y hacemos. - Por eso planificamos una serie de cambios para conseguir acortar esa distancia. • c) Y la tercera definición de planificación pastoral tiene que ver con la finalidad de la planificación, es decir, es un medio para renovar la Iglesia a través de un proceso de crecimiento en el que participan todos los miembros de la comunidad. Si estamos convencidos de que hemos realizar algunos cambios en nuestro ser y quehacer, la planificación entonces se convierte en un instrumento para renovar la Iglesia. La experiencia nos enseña que a todos nos cuesta trabajo aceptar los cambios, sobre todo si no conocemos las razones que hay para hacerlos o no estamos convencidos de lo que queremos lograr con ellos. Por eso, si queremos cambiar una situación, no hay más remedio que hacer participar a todas las personas involucradas en ella y en todos los momentos que supone el cambio (investigación, análisis, diagnóstico, priori dades, objetivos, organización, programas y evaluación). De este modo caemos en la cuenta de que la planificación también es un instrumento de participación. La parábola del grano de mostaza nos ayuda a entender de antemano que la realidad no se cambia de la noche a la mañana. Esto se aplica también a las personas y comunidades. Todos crecemos en base a pasos sucesivos que nos van acercando al ideal. De todo esto deducimos que no basta con proponernos objetivos aislados, ni con promover algunos cambios haciendo participar a los más posibles, sino proyectar y hacer vivir un proceso en el que se recorren etapas suce sivas y crecientes, dando unidad a todas las acciones que intervienes en el cambio.
4.- FUNCIÓN DE LA PLANIFICACIÓN Ya dijimos que la planificación es un medio para renovar la Iglesia. Ahora bien, la única renovación auténtica de la Iglesia es aquella que la hace más conforme a la voluntad de Jesús. Por eso, al preguntamos ¿para qué sirve la planificación en la Iglesia? damos esta primera respuesta: • a) La planificación sirve para que la Iglesia sea más fiel a Jesús y cumpla mejor la misión que él le confió. Pero ¿Qué Iglesia quiere Jesús? La respuesta a esta pregunta la encontramos en el Evangelio: «Yo rogaré al Padre y les dará otro Consolador, para que esté siempre con ustedes. Pero el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, hará que recuerden lo que yo les he enseñado y les explicará todo» (ln 14, 16.26). De modo que el Espíritu le va haciendo caer en la cuenta a la Iglesia de todo lo que dijo Jesús. Así, si queremos averiguar la voluntad de Jesús sobre su Iglesia, hemos de recurrir a la conciencia que hoy tiene la Iglesia sobre sí misma, ya que en esta conciencia está lo que dijo Jesús, pero comprendido a través del proceso de maduración a que ha sometido el Espíritu a la iglesia. De ahí que, si nos preguntamos: ¿Qué Iglesia quiere Jesús? Respondemos con otra pregunta: Iglesia, ¿qué dices de ti misma?
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La Comisión para la Misión Continental del CELAM envió un subsidio a todas las Conferencias del episco pado Caribeño y Latinoamericano con la finalidad de animar el compromiso adquirido por los obispos en la V CELAM. El título del subsidio es sugestivo eclesiológicamente y para iluminar este primer tema ofrecemos el numeral 3 y del 4 el inciso b y c. LA MISIÓN CONTINENTAL PARA UNA IGLESIA MISIONERA UNA IGLESIA MISIONERA EN EL CONTINENTAL
5. LA IGLESIA EN MISIÓN PERMANENTE
La Iglesia en América Latina y El Caribe quiere ponerse en “estado permanente de misión” . Se trata de fortalecer la dimensión misionera de la Iglesia en el Continente y desde el Continente. Esto conlleva la decisión de recorrer juntos un itinerario de conversión que nos lleve a ser discípulos misioneros de Jesucristo. En efecto, “discipulado y misión son como las dos caras de una misma medalla: cuando el discípulo está enamorado de Cristo, no puede dejar de anunciar al mundo que sólo él nos salva (cf. Hch 4, 12)”. El “estado permanente de misión” implica ardor interior y confianza plena en el Señor, como también continuidad, firmeza y constancia para llevar “nuestras naves mar adentro, con el soplo potente del Espíritu Santo, sin miedo a las tormentas, seguros de que la Providencia de Dios nos deparará grandes sorpresas”. El mismo Espíritu despertará en nosotros la creatividad para encontrar formas diversas para acercarnos, incluso, a los ambientes más difíciles, desarrollando en el misionero la capacidad de convertirse en “pescador de hombres”. En fin, “estado permanente de misión” implica una gran disponibilidad a repensar y reformar muchas estructuras pastorales, teniendo como principio constitutivo la “espiritualidad de la comunión” y de la audacia misionera. Lo principal es la conversión de las personas. No cabe duda. Pero ello debe llevar naturalmente a forjar estructuras abiertas y flexibles capaces de animar una misión permanente en cada Iglesia Particular.
a. La misión es un rasgo constitutivo de la Iglesia Un objetivo esencial de la Misión Continental es tomar conciencia de que la dimensión misionera es parte constitutiva de la identidad de la Iglesia y del discípulo del Señor. Por eso, a partir del Kerigma, ella pretende vitalizar el encuentro con Cristo vivo y fortalecer el sentido de pertenencia eclesial, para que los bautizados pasen de evangelizados a evangelizadores y, a través de su testimonio y acción evangelizadora, nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños llegan a tener Vida plena en Él. Para lograr ese objetivo “todos los bautizados estamos llamados a “recomenzar desde Cristo”, a reconocer y seguir su Presencia con el mismo realismo y novedad, el mismo poder de afecto, persuasión y esperanza, que tuvo su encuentro con los primeros discípulos a las orillas del Jordán, hace 2000 años, y con los “Juan Diego” del Nuevo Mundo. Sólo gracias a ese encuentro y seguimiento, que se convierte en familiaridad y comunión, por desborde de gratitud y alegría, somos rescatados de nuestra conciencia aislada y salimos a comunicar a todos la vida verdadera, la felicidad y esperanza que nos ha sido dado experimentar y gozar. • b. Construir la Iglesia como casa y escuela de comunión Un tercer espacio de encuentro con Jesucristo es la vida comunitaria. “Jesús está presente en medio de una comunidad viva en la fe y en el amor fraterno. Allí Él cumple su promesa:“Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20)” . Formar comunidad implica abrazar el estilo de vida de Jesús, asumir su destino pascual con todas sus exigencias, participar en su misión, estar en actitud de permanente conversión y mantener la alegría del discípulo misionero en el servicio al Reino. Dentro de este tercer medio para la misión, hay que destacar cinco metas particulares: Fomentar la conciencia de comunión. Formar pequeñas comunidades cristianas. Profundizar la dimensión comunitaria a nivel parroquial.
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Animar a las comunidades de Vida Consagrada. La renovación de las estructuras pastorales. • c. Servir a la sociedad, en especial, a los pobres Un cuarto medio de encuentro con Jesucristo y de acción misionera es el servicio a la sociedad para que nuestros pueblos tengan la vida de Cristo y, de un modo especial, el servicio a los pobres, enfermos y afligidos “que reclaman nuestro compromiso y nos dan testimonio de fe, paciencia en el sufrimiento y constante lucha para seguir viviendo”. Así podemos dar otra respuesta a la pregunta inicial ¿para qué sirve la planificación? La Planificación sirve para convertir en vida la doctrina de la Iglesia sobre sí misma. Cuando decimos «Creo en la Iglesia», indicamos que los cristianos hemos querido ser fieles a Jesús y a su proyecto. Pero también descubrimos que, a través de la historia, la Iglesia ha ido profundizando su ser y su que hacer, por el ejemplo, el Concilio Vaticano II. El problema está cuando queremos pasar de las palabras a las obras, de las convicciones a la vida. No todos creemos que la Iglesia es hoy lo que debe ser. Y por eso el Señor nos pide un esfuerzo serio y compartido para acercamos más al ideal que Dios nos propone.
6.- NUESTRA CONCIENCIA DE IGLESIA DE CARA AL PASADO nuestra pastoral deberá entenderse a sí misma como memoria histórica. DE CARA AL PRESENTE nuestra pastoral es un desafío. DE CARA AL FUTURO nuestra pastoral es un proyecto que, esperamos, cristalice el V Plan Diocesano de Pastoral. • a) Nos hacemos tres preguntas ¿Hacia dónde camina el pueblo de Dios que se nos ha confiado? ¿Cómo está respondiendo nuestra acción pastoral? ¿Cuál debería ser la acción pastoral de cara al tercer milenio? • b) Tenemos un solo propósito «¿Qué se espera del V Plan? Que anime, unifique y oriente, en forma operativa, la pastoral de la Arquidiócesis. Se desea que esta Iglesia de Guadalajara no sea una isla, sino que viva la comunión con la Iglesia universal, que vaya al paso con las enseñanzas del Papa y del Episcopado Latinoamericano, y, al mismo tiempo, responda a los requerimientos de la situación particular de esta comunidad diocesana. 13. Se espera, también, que este V Plan, estructurado según el espíritu y el lema del documento de Aparecida, sea una ayuda eficaz en la realización de la Misión Continental a la que nos ha convocado el Santo Padre Benedicto XVI, cuya animación se encomendará a una comisión diocesana especial» (VPDP 12-13). • c) Nos centra un tema “La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida del discípulo misionero, para que nuestras familias en él tengan vida». El tema es la idea principal en torno a la cual se orienta toda una obra. Encontramos con Cristo, presente en las personas, en el tiempo y en el espacio de nuestra diócesis, es el asunto principal en torno al cual gira nuestro proceso de planeación. • d) Nos anima un Lema «La eucaristía, fuente y cumbre del discípulo misionero” Un lema es el principio que pretende regular e. impulsar la conducta, el comportamiento, la convicción más profunda personal o grupal hacia un fin determinado.
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• e) Deseamos seguir una Línea Pastoral «Iglesia de Comunión para la Misión» La línea pastoral significa la dirección general hacia la cual se encaminan los esfuerzos y las acciones de la Iglesia, ya sea a nivel personal, grupal o comunitario. • f) Queremos desencadenar un proceso pastoral Por lo tanto el plan deberá ser una serie de EVENTOS, realizados con una MÍSTICA. El proceso pastoral, en este contexto, se refiere a la sucesión de etapas, lógicamente encadenadas, que nos permitan conseguir los objetivos que nos propongamos en nuestro proceso de planeación pastoral. • g) Contamos con un cronograma pastoral diocesano El cronograma pastoral diocesano nos orienta en etapas actividades, responsables y destinatarios de la acción pastoral para la implementación del V Plan de Pastoral. • h) Contamos con una Clave Pastoral Encuentro con Cristo vivo en la Eucaristía y en su Palabra. La clave pastoral hace referencia a aquello que tiene importancia decisiva en la elaboración de nuestros pro yectos pastorales.
7.- PARA DIALOGAR ¿Qué nos parece la conciencia que tenemos sobre nuestra Iglesia, al inicio de nuestro proceso de planeación pastoral?
8.- ORACIÓN FINAL la del V Plan de Pastoral y Misión Continental. Ver contraportada.
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Tema 2: Un proceso de planificación pastoral 1.- OBJETIVOS: PARA EL SEGUNDO TEMA. Conocer algunos elementos que se deben tener en cuenta al inicio del proceso de planeación. Descubrir las actitudes y disposiciones que necesitamos para empezar un proceso de planeación.
2.- UN PROCESO DE PLANIFICACIÓN PASTORAL 2.1 Elaboración del marco referencial En este paso se elabora el marco referencial que se compone de: Marco Histórico, Marco de la Realidad y Marco Doctrinal, tanto en su aspecto social (global ¬Específico) como eclesial (Global - Específico). 2.2 Diagnóstico Pastoral Después de elaborar el marco referencial, se hace un diagnóstico pastoral, señalando los Hechos significati vos, sus Indicadores, las causas, sus efectos, las urgencias y las líneas de acción. 2.3 Prioridades pastorales En las prioridades pastorales se detectan aquellos aspectos de la realidad o sectores de la población que con sideramos claves para impulsar el trabajo pastoral. 2.4 Objetivos Pastorales Luego se elabora el objetivo General y los objetivos específicos para cada prioridad. 2.5 Criterios de Acción Una vez elaborados el objetivo general y los específicos, se determinan los criterios de acción que son de dos tipos: Políticas y Estrategias, las cuales ayudan a cumplir los objetivos. 2.6 Organización Una vez determinados los criterios para realizar el trabajo, se determina el tipo de organización que necesi tamos para cumplir los objetivos que nos propusimos. Se trata de determinar también los equipos de trabajo, su jerarquización y funcionamiento (Organigrama - Manual de funciones). De esto dependerá, en buena medida, la puesta en marcha del plan. 2.7 Programación A continuación se elabora el Curso de acción y la programación, para cada nivel de Iglesia y para cada equipo de trabajo, fijando también el tiempo de vigencia del plan. 2.8 Evaluación Finalmente se realiza la evaluación anual de cada programa y la evaluación general del Plan.
3.- EL INICIO DEL PROCESO Al iniciar el proceso de planeación, es necesario realizar algunas actividades que permitan arrancar con soli dez el camino de la planeación.
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11 3.1 Convocar los cristianos que ya participan en las tareas de la comunidad El primer paso de la planificación es convocar, reunir y motivar a todos los miembros de una comunidad de terminada, que van a participar en el proceso. Normalmente, además de los sacerdotes, en todas las comunidades hay un buen número de laicos que partici pan en las tareas de la comunidad (catequistas, lectores, grupos, asociaciones, movimientos, limpieza, etc.). En la diócesis también existen otros espacios o cauces en los cuales trabajan organizadamente un buen núme ro de cristianos (Equipos y Consejos en todos los niveles de Iglesia, Religiosas y Religiosos). Digamos que estos son los llamados a comenzar el proceso de planificación. Podría darse la impresión de que son muchos los cristianos que agrupados en este apartado, pero irremedia blemente hacemos la siguiente constatación: somos pocos, siempre los mismos y los mismos para todo. Por eso es necesario implementar algunas acciones que nos permitan: 3.2 Asociar a otros cristianos, convocándolos en forma personalizada Por un lado, todos los que participamos más activamente en las labores de la comunidad conocemos a muchos cristianos que, siendo practicantes, no participan en la toma de decisiones o en algún grupo apostólico. Aquí hay una buena oportunidad para involucrarlos en el proceso de planeación. Por otro, es necesario saber transmitir con claridad y entusiasmo qué es lo que pretendemos hacer. Con todo, no es raro que, aunque logremos involucrar a otros más, el número seguirá siendo pequeño en comparación con el resto de los bautizados. De ahí que también sea necesario pensar en algunas’ estrategias para: 3.3 Informar constantemente al resto de la comunidad sobre cada uno de los pasos del proceso La realidad nos enseña que el proceso lo inician los cristianos ya convencidos, intentando asociar a los más posibles. Nunca debemos olvidar el resto de la comunidad. Primero porque la Iglesia no es solo cosa nuestra, sino de todos los bautizados. Y, segundo, porque hay muchas formas de participar oración, ofrenda, sufrimientos, testi monio de vida, etc. Además, la comunidad de bautizados es la principal interlocutora de toda nuestra planificación. Si queremos que la reciban bien y no se opongan, lo mejor es que les informemos con paciencia y comprensión de todos los cambios que pensamos hacer.
4.- DISPOSICIONES QUE NECESITAMOS PARA EMPEZAR La planificación pastoral tiene como objetivo final extender el Reino de Dios construyendo una Iglesia más capaz de evangelizar. Para esto necesitamos: 4.1 Asumir las actitudes del evangelizador • a) Convertirse al Evangelio. Reconocer la propia debilidad y aceptar el amor gratuito de Dios. • b) Vivir en comunión con Cristo. Esto para poder transparentarlo después a los demás. • c) Dejarse guiar por el Espíritu. Él es el alma de la Iglesia y el agente principal de la evangelización. • d) Tener conciencia de enviado. No somos nosotros quienes hemos tomado la iniciativa. • e) Vivir en comunión con la Iglesia. Porque a ella le ha confiado Cristo su misión. • f) Tener valentía profética. Fiándose de la fuerza y sabiduría de Dios, que superan todo obstáculo humano. • g) Amar a los hombres como Jesús los amó. El evangelizador es signo del amor de Dios en el mundo. • h) Tener esperanza en el tiempo que nos tocó vivir. El evangelizador acepta la gracia del tiempo presente, haciendo un discernimiento sobre los signos de los tiempos actuales.
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12 4.2 Respetar las leyes del crecimiento del Reino de Dios El Reino de Dios crece de acuerdo con un dinamismo establecido por él mismo. Así, pues, descubrimos las siguientes leyes del Reino de Dios: • a) Ley de la gratuidad. El Reino crece por su propia fuerza. Hay que confiar en que la semilla fructificará por sí sola a su tiempo. Basta sembrarla con valor, paciencia y perseverancia (Cfr. Mc 4, 26-29). • b) Ley del recibimiento. La Palabra de Dios no da fruto automático, ya que depende también de la respuesta del hombre (Cfr. Mc 4, 19. 13-20). • c) Ley de la gradualidad. El Reino de Dios empieza siempre de forma sencilla y humilde. Sigue un ritmo oscuro, pero creciente de maduración, alcanzando unos resultados esperados (Cfr. Mc 4, 30-32). • d) Ley de la contradicción. El Reino será juzgado por muchos como una locura, y por eso será llevado a la cruz. Sólo si es capaz de aceptar la crisis, la oposición y la muerte, brotará como una realidad nueva (Cfr. Jn 12, 23-28).
6.- PARA DIALOGAR ¿Cuántos grupos, asociaciones y movimientos hay en nuestra parroquia? ¿Cuántas personas participan de forma activa en las distintas tareas pastorales? ¿Las hemos convocado a todas? ¿Qué porcentaje de práctica dominical hay en nuestra parroquia? ¿A qué otros cristianos podríamos convocar para involucrarlos en el proceso? ¿Cómo podemos informar a toda la comunidad parroquial de los distintos pasos que vayamos dando? ¿Qué actitudes del evangelizador nos faltan más a nosotros? ¿De qué ley del Reino de Dios solemos olvidarnos con más frecuencia?
7.- ORACIÓN FINAL. VER CONTRAPORTADA.
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Tema 3: El Marco Referencial 1.- OBJETIVOS Conocer en qué consiste el Marco Referencial, describiendo sus elementos constitutivos.
2.- QUÉ ES MARCO REFERENCIAL Por Marco Referencial entendemos el conjunto de aspectos globales de la realidad social y eclesial que ca racterizan la situación de una comunidad, en un momento determinado de su historia. Se trata de la plataforma común desde la cual partimos para conseguir nuestros propósitos. Tiene como finalidad establecer las necesidades de la Evangelización en nuestra diócesis. Debe tener en cuenta: los datos realidad social y eclesial; considerar lo que piensa la comunidad; acudir a información verídica y actualizada, según los niveles de Iglesia (grupos, parroquia, decanato, diócesis).
3.- ELEMENTOS INTEGRANTES Marco de Realidad Consiste en una visión pastoral retrospectiva de los acontecimientos históricos que consideramos importantes para nuestro pueblo, porque en ellos descubrimos una historia de salvación (Cfr. PDP, 13). Para formularlo es necesario recuperar nuestra memoria histórica, acudiendo a las personas que ya han inves tigado y a nuestra propia experiencia personal. Nos interesarán todos aquellos acontecimientos pasados que frenaron o impulsaron el crecimiento de la’ so ciedad y de la Iglesia. Su elaboración supone un discernimiento serio para interpretar, a la luz del Evangelio, los acontecimientos del pasado y su influencia en el presente. Es la visión objetiva, analítica, global y pastoral de nuestra realidad social y eclesial, expresada en sus hechos significativos. Se trata, pues, de conocer y comprender el mundo en que vivimos y al que deseamos evangelizar. Para lograr lo nos planteamos dos cuestiones: • a) ¿Con qué características debe un cristiano mirar y comprender el mundo? El cristiano mira al mundo como el escenario donde se está realizando el Plan de Dios sobre el hombre. Por eso debemos mirar al mundo con tres actitudes: Una mirada de fe. El cristiano no se queda con la frialdad de los datos sociológicos, sino que los interpreta a la luz de la fe para descubrir en ellos presencia o ausencia de Dios (Cfr. GS 4.11). Una mirada de esperanza. Aunque descubrimos la realidad del pecado, tenemos la esperanza de que Cristo resucitado, con la fuerza de su Espíritu, obrará en el corazón de cada hombre alentando y purificando sus aspi raciones más nobles. Una mirada de amor. Cristo, que dio la vida por sus ovejas, busca con amor a la oveja perdida. Con el mismo amor nos acercamos a cada hombre, no para condenarlo, sino para comunicarle la Buena Nueva de salvación y para servir a Cristo en él. • b) ¿Qué método debemos emplear para analizar la realidad? La manera de realizar esta tarea debe considerar, al menos, los tres pasos siguientes: Identificar los aspectos que queremos conocer. No todos los aspectos son igualmente importantes en todos los tiempos ni en todos los lugares y circunstancias. Por eso es necesario determinar los que consideramos im portantes. Normalmente se tienen en cuenta los aspectos que abarcan o explican con más amplitud y profundidad la
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14 situación de los seres humanos. Estos aspectos suelen ser: el aspecto religioso (Ser), el aspecto económico y político (Tener) y el aspecto cul tural (Saber). Conseguir la información. Para lograr esto se pueden seguir tres caminos: - Contratar una persona o empresa que haga una investigación científica. Lo hace con rigor científico, pero no siempre involucra a la comunidad y la información es de segunda mano. - Reflexión de personas y grupos. Se tiene una información directa, concreta y motivadora, pero corre el ries go de no ser riguroso y objetivo. La información obtenida es de primera mano. - Reflexión en grupo apoyada en estudios científicos. Este método trata de aprovechar las ventajas de los dos anteriores. Se comparan los estudios científicos con los datos de primera mano. Registrar la información. Esta es una tarea indispensable para ordenar los datos de la realidad social y eclesial que hemos investigado. Así podremos procesar esta información para las etapas siguientes. En nuestra Diócesis de Guadalajara un insumo en la elaboración del V Plan fue la mirada de fe de los discípulos misioneros en las Vicarías Episcopales de Pastoral, investigación realizada en el 2007. Actualmente se está trabajando en la elaboración del instrumento para un segundo acercamiento a la realidad, el aspecto a investigar a modo de encuesta será el religioso. Gran parte de la realidad investigada en las Vicarías sirvió para determinar los “DESAFÍOS” de los 14 capítulos tratados en las tres partes del Plan Pastoral. Es trabajo de Vicarios Episcopales, Decanos, Párrocos y Coordinadores de Comisiones Diocesanas utilizar la información ahí contenida.
Marco Doctrinal Es el conjunto de principios doctrinales que identifican al grupo o comunidad. Estos principios expresan los valores que iluminan, orientan, apoyan y sustentan la acción pastoral de una comunidad, proyectando’ lo que esta quiere ser. Para elaborar el Marco Doctrinal debemos realizar al menos, las siguientes operaciones: a) Interpretar la realidad a la luz de la fe Esta operación es muy importante en nuestro proceso. La Iglesia lo describe así: «El pueblo de Dios, movido por la fe... procura discernir en los acontecimientos, exigencias y deseos, de los cuales participa juntamente con sus contemporáneos, los signos verdaderos de la presencia o de los planes de Dios» (GS 11). Se trata de releer todos los datos de la realidad social y eclesial, con el fin de descubrir en ellos los aspectos que están en consonancia con el proyecto de Dios (positivos) y los aspectos que contrastan con ese proyecto (negativos). De ahí que necesitemos de otro paso: b) Conocer el designio de Dios sobre la Iglesia El marco doctrinal busca señalar un futuro deseable, asumiendo las interpelaciones de la realidad como un llamado del Señor a transformarla. Si la meta final de la planificación es extender el Reino de Dios, haciendo que la Iglesia sea fiel a la misión que Cristo le confió, no tenemos más remedio que conocer cuál es la Iglesia que Cristo quiere. Para lograr este propósito es necesario estudiar la Sagrada Escritura, el Magisterio de la Iglesia y la expe riencia de la misma comunidad. En estas tres fuentes se encuentran los principios doctrinales que nos ayudarán a iluminar y orientar nuestra acción pastoral. Los valores y convicciones que surjan de la reflexión sobre la Sagrada Escritura, el Magisterio de la Iglesia y la Experiencia comunitaria, serán las características de la Iglesia que queremos construir en sus distintos niveles Universal, Diocesana, Decanal y Parroquial. El V Plan de Pastoral desarrolla ampliamente el marco doctrinal al inicio de cada una de las tres PARTES o ejes en los que gira el proyecto pastoral de la diócesis. Toca las distintas instancias pastorales territoriales o funcionales asimilar y aplicar el reciente Magisterio de la Iglesia Universal y Latinoamericana.
4.- PARA DIALOGAR 1.- ¿Qué aspectos de la vida de nuestra Iglesia Diocesana conviene revisar para elaborar nuestro marco eclesial?
5.- ORACIÓN FINAL. VER CONTRAPORTADA.
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Tema 4: El Diagnóstico, las Prioridades y los Objetivos pastorales 1.- OBJETIVOS: DEL CUARTO TEMA.
Conocer la naturaleza del diagnóstico pastoral, describiendo sus elementos constitutivos. Conocer la naturaleza de las prioridades pastorales, ubicándolas en la dinámica de la planificación. Descubrir la función de los objetivos pastorales, conociendo los elementos para su elaboración.
2.- EL DIAGNÓSTICO «Diagnóstico» es un término que proviene del griego DlA (a través) y GNOSIS (conocer), es un «cono cer a través de» un «conocer por medio de». En ciencias sociales el término diagnóstico tiene un sentido similar al que de ordinario se le da en medi cina: averiguación del estado de salud de una persona y, en caso de enfermedad, la determinación de las causas de la enfermedad y de las necesidades más urgentes de curación.
3.- EL DIAGNÓSTICO PASTORAL Cuando aplicamos el concepto de diagnóstico a nuestro trabajo pastoral, en el fondo queremos determi nar los siguientes elementos: Los hechos significativos Nos referimos a los acontecimientos, personas y circunstancias, que están frenando o impulsando nuestra acción pastoral. Por tanto, estos hechos pueden ser positivos o negativos. Esto nos permite identificar los problemas, las resistencias o los apoyos y dinamismos con los que cuenta o a los que se enfrenta nuestra acción pastoral. Para realizar esta operación es necesario conocer muy bien la realidad, para hacer un diagnóstico acertado. Los indicadores Los indicadores se refieren a las manifestaciones que los hechos significativos tienen en la realidad pastoral. Normalmente se determina una enfermedad en base a los síntomas que ésta manifiesta. Del mismo modo, los hechos significativos en la pastoral, se determinan por los síntomas que manifiestan al frenar o impulsar nuestra acción pastoral.
Las causas Se trata de identificar las causas que provocan estos hechos. Las causas pueden ser varios tipos, según el nivel de profundidad al que deseamos llegar: - Causas sociológicas. Son las más fáciles de detectar porque aparecen más superficialmente. - Causas ético-morales. Este tipo de causas son más profundas y, por tanto, más difíciles de detectar. Se re fieren a los valores y convicciones más profundas de los hombres que empujan a comportarse de una determinada manera. Para detectarlas se requiere una reflexión también más profunda, tratando de conocer mejor la natura leza de los hechos en cuestión. - Causas evangélicas. Como cristianos estamos llamados a examinar también nuestra coherencia o incohe rencia con el Evangelio. Este sería el nivel más profundo de nuestro análisis, donde se encuentra la raíz de lo que frena o impulsa nuestro trabajo pastoral.
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16 Las tendencias Nos referimos a la fuerza con la que una persona, hecho o acontecimiento, por su misma naturaleza y di namismo, hacen que se inclina hacia una determinada dirección. De este modo podemos imaginar escenarios, consecuencias e implicaciones que pueden suceder si no se inter viene en el curso de los acontecimientos. Los hechos significativos que identificamos en el diagnóstico pastoral, pueden tener un futuro feliz o nefasto si no tomamos las medidas pertinentes para evitar males mayores. En la dinámica de la planeación pastoral, determinar las tendencias es señalar los posibles escenarios a donde podríamos llegar si no intervenimos en el proceso.
Las ideas fuerza El diagnóstico no sólo indica el estado actual de un paciente, sino que también tiene una idea clara de la si tuación ideal en la que debe estar. Por eso, el diagnóstico pastoral no sólo detecta los hechos que frenan o impulsan el trabajo, sino también está llamado a indicar cuáles deberían ser los resultados ideales de nuestras tareas pastorales. Esto se logra señalando aquellas ideas que, inspiradas en el marco doctrinal, nos dicen cuál es el futuro que deseamos alcanzar a través de nuestra pastoral. Las urgencias Una vez detectadas las tendencias de los hechos significativos, podemos determinar también cuáles son aque llos hechos en los que debemos intervenir con mayor urgencia. Es posible que lleguemos a la conclusión de que todo es urgente. Sin embargo, examinando bien el conjunto de necesidades descubrimos que algunas son más urgentes que otras por las consecuencias que pudieran tener en el futuro. Este discernimiento nos ayuda a jerarquizar las urgencias de nuestro trabajo pastoral.
Las líneas de acción Jerarquizadas las urgencias, es muy conveniente señalar también las posibles acciones que se pueden im plementar para dirigir nuestro trabajo pastoral hacia la situación futura deseable. A eso le llamamos líneas de acción.
4.- LAS PRIORIDADES PASTORALES Llamamos «Prioridad» a la orientación radical de las personas y comunidades, asumida consciente y libremen te, que abarca y enfoca el conjunto del trabajo pastoral. También se les suele llamar «líneas pastorales prioritarias» u «Opciones pastorales», en cuanto que se trata de elecciones comunitarias de una realidad concreta para descubrir la respuesta pastoral evangélica adecuada. Nuestros obispos latinoamericanos expresan la necesidad de elegir ciertas opciones que impulsen un trabajo pastoral, para que éste responda a las necesidades detectadas: «Las opciones pastorales son el proceso de elección que mediante la ponderación y el análisis de las realidades positivas y negativas, vistas a la luz del Evangelio, permiten escoger y descubrir la respuesta pastoral a los desafíos puestos a la evangelización» (DP, 1299). Las prioridades pastorales no son «exclusividades», sino trampolín para llegar a todos los ámbitos de nuestra acción pastoral. Por tanto, las prioridades se pueden referir a un sector de la población (jóvenes, padres de familia, alejados, etc.), o a un fenómeno en particular (drogadicción).
5.- LOS OBJETIVOS PASTORALES. Algunas definiciones de lo que es un objetivo pastoral. Un objetivo pastoral es una meta que se quiere alcanzar.
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17 Se trata de un paso hacia adelante en el crecimiento de la Iglesia y de una comunidad concreta. Pero no toda meta es un objetivo pastoral. Nosotros sabemos que la meta última es el Reino de Dios. Sin embargo, esta meta final necesita toda una orquestación de pasos intermedios. En la planeación pastoral reservamos el término de objetivo para designar las metas intermedias que se sitúan en el orden operativo y que nos ayudan a conseguir la meta final. Esto nos lleva a la segunda definición, que concreta y aclara la primera: Un objetivo pastoral es una meta intermedia y transitoria que señala un quehacer en un tiempo determinado. Se refiere, pues, a un medio para conseguir un fin. Es un quehacer concreto que debe lograrse en un tiempo determinado. Pero la Iglesia es una realidad visible e invisible al mismo tiempo. Lo visible es la manifestación de las rea lidades últimas que, por ahora son invisibles. En este sentido decimos que los objetivos pastorales se sitúan en el área visible de la Iglesia. Son quehaceres humanos realizados en el tiempo y en el espacio y que deben ser verificados y evaluados. El Espíritu Santo se servirá de estas acciones humanas para construir la Iglesia como Cuerpo de Cristo, con virtiéndolas en medios eficaces de salvación. Un objetivo pastoral es una meta visible y evaluable Todo lo anterior lo podemos ilustrar con el siguiente ejemplo: El proyecto de Iglesia nos señala que debemos fortalecer y profundizar la fe del pueblo cristiano. Pero la fe no es visible y, además ¿cómo se fortalece y profun diza esa fe? Necesitamos entonces descender al orden de los medios humanos que quiere Dios que pongamos para au mentar nuestra fe. Y es aquí donde entran en juego los objetivos pastorales (poner en marcha un servicio de cate quesis para adultos, crear una escuela de catequistas, organizar un grupo de oración, etc.). Todos estos objetivos sí son visibles y evaluables.
6.- CARACTERÍSTICAS DE LOS OBJETIVOS PASTORALES Con frecuencia es tan grande el ideal que nos proponemos y son tantos los desafíos y las necesidades de la Iglesia, que nos desalienta vernos desbordados por el abismo que existe entre lo que somos y lo que queremos ser. Es entonces cuando necesitamos que los objetivos pastorales tengan algunas características: Pocos: No podemos ocupamos de muchas cosas al mismo tiempo. Claros: De una formulación sencilla y comprensible para que los entendamos todos. Realistas: Que se ajusten a la realidad de los interlocutores y a la capacidad de nuestra comunidad. Significativos: Seleccionar los que parecen más urgentes, necesarios e importantes, sobre todo aquellos que tienen un efecto multiplicador. Evaluables: Que al final del período previsto podamos analizar con toda exactitud si los cumplimos o en que grado los hemos alcanzado.
7.- TIPOLOGÍA DE OBJETIVOS PASTORALES Le llamamos Objetivo general al ideal de sociedad, de hombre, de Iglesia hacia el cual se dirige la acción pas toral. Es el enfoque general que se le quiere dar a todo el plan. Se inspira en el marco doctrinal. En los numerales 12 y 13 del V Plan nos dice hacia donde se debe dirigir el quehacer evangelizador en nuestra diócesis 12. ¿Qué se espera del V Plan? Que anime, unifique y oriente, en forma operativa, la pastoral de la Arquidiócesis. Se desea que esta Iglesia de Guadalajara no sea una isla, sino que viva la comunión con la Iglesia universal, que vaya al paso con las enseñanzas del Papa y del Episcopado Latinoamericano, y, al mismo tiempo, responda a los requerimientos de la situación particular de esta comunidad diocesana. 13. Se espera, también, que este V Plan, estructurado según el espíritu y el lema del documento de Aparecida, sea una ayu-
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18 da eficaz en la realización de la Misión Continental a la que nos ha convocado el Santo Padre Benedicto XVI, cuya animación se encomendará a una comisión diocesana especial. Y llamamos Objetivos específicos a la respuesta específica, consciente e intencional que se dan a las urgencias pastorales. Son los caminos que ayudan a lograr el objetivo general. En concreto, los objetivos específicos se refieren a las acciones que se proyectan desde los diversos equipos de trabajo que impulsarán el plan global. La indicación en nuestra diócesis de Guadalajara es más que nada un llamado a la corresponsabilidad de todos “los comprometidos en las tareas pastorales” para que orientados por el V Plan se realicen programas pastorales en cada instancia. “La modalidad operativa se deja a las parroquias, decanatos, vicarías episcopales y comisiones diocesanas”. (VPDP 9) La Comisión para la Misión Continental del CELAM envió un subsidio a todas las Conferencias del episco pado Caribeño y Latinoamericano con la finalidad de animar el compromiso adquirido por los obispos en la V CELAM. En el cual ofrece sugerencias pastorales para la Misión Continental” como un objetivo general y obje tivos específicos y amanera de ilustrar el tema que estamos estudiando los ofrecemos a continuación:
OBJETIVO GENERAL: “Sugerencias pastorales para la Misión Continental Objetivo General Abrirse al impulso del Espíritu Santo para promover la conciencia y la acción misionera permanente de los discípulos mediante la Misión Continental.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS 1.2.1. Fomentar una formación kerigmática, integral y permanente de los discípulos misioneros que, siguiendo las orientaciones de Aparecida, impulse una espiritualidad de la acción misionera, teniendo como eje la vida plena en Jesucristo. 1.2.2. Promover una profunda conversión personal y pastoral de todos los agentes pastorales y evangelizadores, para que, con actitud de discípulos, todos podamos recomenzar desde Cristo una vida nueva en el Espíritu inserta en la comunidad eclesial. 1.2.3. Lograr que las comunidades, organizaciones, asociaciones y movimientos eclesiales se pongan en estado de misión permanente, a fin de llegar hasta los sectores más alejados de la Iglesia, a los indiferentes y no creyentes. 1.2.4. Comunicar que la vida plena en Cristo es un don y un servicio que se ofrece a la sociedad y a las personas que la componen para que puedan crecer y superar sus dolores y conflictos con un profundo sentido de humanidad”.
8.- PARA DIALOGAR 1.- ¿Qué relación deberían guardar entre sí los objetivos que se formulan en los grupos, en las parroquias, en el decanato y en la diócesis?
9.- ORACIÓN FINAL. VER CONTRAPORTADA.
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Tema 5: Los Criterios, la Organización, la Programación y la Evaluación OBJETIVOS: Del quinto tema. Conocer la naturaleza de los criterios de acción, describiendo lo que son las políticas y las estrategias. Descubrir la importancia de la organización, describiendo en qué consiste el organigrama y el manual de funciones. Saber cómo se formula un programa, señalando sus elementos constitutivos. Descubrir la importancia de la evaluación, señalando su necesidad y objeto en la planificación.
1.- CRITERIOS PASTORALES Son normas, reglas para juzgar, para discernir, para realizar adecuadamente una actividad. Es la filosofía de la acción o la espiritualidad de un estilo de trabajo. Contiene las motivaciones, los valores, las líneas de pensamiento, las normas de juicio que, por acuerdo del grupo rigen la acción pastoral, animando con su mística acciones y equipos. Supone un discernimiento, un juicio, una opción respecto a la norma general de actuar. En planeación pastoral existen dos tipos de criterios de acción: las políticas y estrategias.
Criterios Para La Mision Continental
• a. Conversión personal y pastoral La misión exige una indispensable conversión pastoral, tanto de las personas como de las mismas estructuras de la Iglesia. Se deben reconocer las estructuras caducas y buscar las nuevas formas que exigen los cambios. “La conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera. Así será posible que “el único programa del Evangelio siga introduciéndose en la historia de cada comunidad eclesial” con nuevo ardor misionero, haciendo que la Iglesia se manifieste como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera”. • b. Atención a los signos culturales: inculturación y presencia en nuevos areópagos. Hay que tener en cuenta la compleja y variada realidad de nuestro continente, como es el caso de las megápolis, los ambientes suburbanos y de las grandes periferias, como asimismo de los ambientes campesinos, mineros y marítimos, sin olvidar los hospitales, los centros de rehabilitación y las cárceles, lo mismo que las peculiaridades de las Iglesias en las diversas regiones. La misión, siendo única, deberá ser al mismo tiempo diversa. Por eso, es necesario estar atentos a los signos culturales de la época, de tal manera que las nuevas expresiones y valores se enriquezcan con las buenas noticias del Evangelio de Jesucristo, logrando, “unir más la fe con la vida y contribuyendo así a una catolicidad más plena, no solo geográfica, sino también cultural”. • c. En el contexto de la acción pastoral normal La realización de una misión continental debe darle dinamismo a los planes pastorales vigentes, renovando las estructuras que sean necesarias. “Esta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos, y de cualquier institución de la Iglesia. Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los procesos constantes de renovación misionera, de abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe”. “No resistiría a los embates del tiempo una fe católica reducida a bagaje, a elenco de algunas normas y prohibiciones, a
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20 prácticas de devoción fragmentadas, a adhesiones selectivas y parciales de las verdades de la fe, a una participación ocasional en algunos sacramentos, a la repetición de principios doctrinales, a moralismos blandos o crispados que no convierten la vida de los bautizados. Nuestra mayor amenaza “es el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad”. A todos nos toca recomenzar desde Cristo, reconociendo que no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. • d. Con nuevos lenguajes: comunicación En la misión es necesario tener muy en cuenta la cultura actual, la cual “debe ser conocida, evaluada y en cierto sentido asumida por la Iglesia, con un lenguaje comprendido por nuestros contemporáneos. Solamente así la fe cristiana podrá aparecer como realidad pertinente y significativa de salvación. Pero, esta misma fe deberá engendrar modelos culturales alternativos para la sociedad actual” . Esto ayudará a “comunicar los valores evangélicos de manera positiva y propositiva. Son muchos los que se dicen descontentos, no tanto con el contenido de la doctrina de la Iglesia, sino con la forma como ésta es presentada” y vivida. En la misión hay que “optimizar el uso de los medios de comunicación católicos, haciéndolos más actuantes y eficaces, sea para la comunicación de la fe, sea para el diálogo entre la Iglesia y la sociedad”. Será muy importante hacer presente el anuncio misionero en los medios de comunicación en general, así como en los espacios virtuales, cada vez más frecuentados por las nuevas generaciones. Así como en radio y televisión ya existen experiencias de programas educativos en la fe, también un portal interactivo puede ser una opción útil en el desarrollo de la misión.
Las Políticas Son líneas generales de acción, principios orientadores, actitudes básicas que asumen como necesaria para desarrollar un plan de acción, para alcanzar efectivamente un plan propuesto. Algunos definen las políticas como un sustituto del sentido común. En administración se entienden como un tipo de decisiones programadas. En el fondo se trata de guías para pensar, que permiten a las personas usar su buen juicio en las situaciones en que se encuentren. Las políticas se pueden referir a distintos aspectos: Aspectos sociales, teológicos o pastorales (Ej. Aprovechar los recursos de la propia comunidad. Vivir el com promiso bautismal. Impulsar la participación de todos los miembros de la comunidad). Aspectos metodológicos (Ej. Potenciar las organizaciones de base). A formas de organización (Ej. Prestar los servicios desde las parroquias). Al manejo de recursos (Ej. Analizar previamente los costos de los proyectos). A las relaciones con otros organismos sociales y pastorales (Ej: Realizar algunas metas en común). Todas tienen un factor común: se inspiran o encarnan en un valor o idea del marco doctrinal. Se formulan normalmente con un verbo en infinitivo.
Las Estrategias Son formas de acción que se asumen y promueven para apoyar o para concretar una determinada política. Tienen su origen en el marco de la realidad. Son alternativas para aplicar una política en distintos ambientes y circunstancias. Por eso se inspiran en el marco de la realidad y, más concretamente, en las líneas de acción propuestas en el diagnóstico pastoral. Se formulan normalmente con un verbo en gerundio.
2.- LA ORGANIZACIÓN En nuestro contexto pastoral entendemos por organización la disposición, según un orden y una jerarquía, de todos los elementos que intervienen en una acción, para lograr satisfactoriamente sus propósitos. En la planeación pastoral, una vez determinados los objetivos (qué queremos hacer) y los criterios (qué reglas
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21 debemos observar), es necesario organizarse de tal manera que podamos cumplir nuestros propósitos. Esto se logra determinando dos instrumentos muy necesarios en cualquier organización: el organigrama y el manual de funciones.
El Organigrama Es el gráfico que expresa la estructura organizativa de la acción pastoral, y la coordinación de diversos aspec tos y tareas. Más concretamente, en un organigrama podemos observar los siguientes elementos: • a) Los distintos actores que intervienen para el cumplimiento de los objetivos. Aquí nos preguntaremos cuáles personas y equipos de trabajo que necesitamos para cumplir los objetivos propuestos. • b) Los niveles jerárquicos de responsabilidad. Desde los grupos parroquiales hasta el Obispo. Tradicional mente consideramos tres niveles: Diocesano, Decanal y Parroquial. • c) El grado de interdependencia que guardan los distintos actores entre sí. Gráficamente se observa quién depende de quién y, por tanto, a quién deberá rendir cuentas.
El Manual de Funciones Consiste en la descripción detallada del quehacer de cada organismo o persona en la acción pastoral. Cada una de las personas y los equipos que desempeñan un servició diocesano, encuentra en el manual de funciones su identidad, sus integrantes y sus funciones.
3.- LA PROGRAMACIÓN La programación es el conjunto de acciones que permiten organizar, orientar y proyectar las actividades pas torales por un tiempo determinado. Este es el momento de concretar los objetivos específicos que nos ayudarán a conseguir el objetivo general. Es aquí donde se aplican las políticas y las estrategias elaboradas para el objetivo general y los objetivos específicos. Este también es el momento de fijar el tiempo que necesitamos para cumplir los objetivos y, por tanto, de fijar la vigencia del Plan de Pastoral. Para llevar a cabo esta tarea recurrimos a dos instrumentos muy necesarios para la programación: el curso de acción y la programación anual.
El Curso de Acción Se trata de una mirada de conjunto sobre el proceso que seguirá el plan año con año, a partir de unas necesi dades sentidas, para llegar a un futuro deseable, siguiendo determinadas líneas prácticas. Normalmente el curso de acción tiene en cuenta cuatro etapas: • a) Etapa de motivación. Se trata de sensibilizar y detectar a las personas que tienen interés y aptitudes para trabajar en función de los objetivos previstos. Ellos serán los sujetos o actores principales del desarrollo del plan diocesano. • b) Etapa de formación. Una vez detectados los sujetos o actores del trabajo, es necesario capacitarlos para que puedan desempeñar bien su labor. Supone un conocimiento claro del proceso de planeación en sus conteni dos y metodología. • c) Etapa de puesta en marcha. Esto implica una información adecuada a la comunidad, como principal interlocutora de nuestra acción. Además, será necesario contar los recursos humanos y materiales para ejecutar las actividades previstas. • d) Etapa de evaluación. A lo largo de todo el proceso es necesario evaluar cada etapa y hacer una evaluación final. Será necesario también determinar el tiempo que dedicaremos a cada etapa de este curso de acción.
La Programación Anual Según aparezca en el organigrama, cada persona y/o equipo de trabajo, teniendo en cuenta el curso de acción general, elabora su propio curso de acción de acuerdo al campo pastoral donde trabajará.
V Plan de Pastoral al Servicio de la Misión Continental
22 Esto requiere hacer tres operaciones: • a) Diseñar el Programa, estableciendo la situación actual y la situación deseada sobre un aspecto determi nado de la tarea pastoral que desempeña. • b) Redactar el Programa, poniendo por escrito el objetivo del programa, sus metas, actividades, fechas, lu gares, recursos y control de cada una de ellas. • c) Presupuestar el Programa, señalando la cantidad de recursos económicos que se asignará o que necesitará para llevarlo a cabo.
4.- EVALUACIÓN En general entendemos por evaluación la comparación de los resultados obtenidos al final de un proceso, los las expectativas que se generaron al inicio del proceso en cuestión. ¿Por qué hemos de evaluar? La Iglesia está convencida de que «encierra en su propio seno a pecadores y, siendo al mismo tiempo santa y necesitada de purificación, avanza continuamente por la senda de la penitencia y de la renovación» (Lumen Gentium 8). Si esta es la conciencia que la Iglesia tiene de sí misma, la evaluación es la aplicación de esta necesidad de conversión al terreno de la acción pastoral. Por eso debe apoyarse en las siguientes actitudes básicas: • a) Un profundo amor a la verdad por encima de conveniencias, subjetivismos e instalaciones cómodas. • b) Un deseo de buscar el Plan de Dios sobre la propia vida y la vida de la Iglesia. • c) Una gran confianza en Jesucristo que es nuestro único apoyo y esperanza que nos hace superar los mie dos y poner en tela de juicio lo que nosotros pensamos, proyectamos o hacemos. En la práctica, la evaluación resulta necesaria porque nos permite varias cosas: Podemos reajustar el plan escrito a la realidad, impidiéndonos convertir los medios en fines. Podemos enriquecer el proyecto inicial con la experiencia de la vida cristiana donde Dios también se mani fiesta y nos habla. Podemos integramos mejor en el proceso y comprometemos más con la comunidad. Podemos verificar si las acciones previstas van conduciendo al logro de los objetivos. Podemos constatar si todos los actores han entendido bien los objetivos y las acciones. Podemos descubrir las reacciones de los interlocutores a quienes servimos. ¿Qué debemos evaluar? • a) Evaluar los programas, atendiendo al objetivo, su justificación, las acciones, los sujetos, los destinatarios o interlocutores, el calendario y los medios utilizados para llevarlo a cabo. • b) Evaluar el Plan, preguntándonos sobre la realidad humana en la que se está llevando a cabo, sobre la situación y posibilidades de cada comunidad, sobre los objetivos generales y específicos del plan, sobre sus etapas y resultados. • c) Evaluar el proyecto, de Iglesia preguntándonos si estamos construyendo nuestras comunidades como lo pensamos en el marco doctrinal, si todos los aspectos han sido debidamente iluminados, si ya somos mejores cristianos. ¿Cuándo debemos evaluar? Si fuimos cuidadosos en determinar las etapas de realización del plan, se recomienda hacer una evaluación a la mitad de cada etapa, otra al final de cada etapa, una tercera evaluación al final del curso de acción y la última al final del tiempo de vigencia del Plan.
5.- PARA DIALOGAR ¿Cómo podríamos hacer que cada una de las etapas de nuestra planificación pastoral cumpliera su propósito adecuadamente?
6.- PARA ORAR: VER CONTRAPORTADA.
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Ejercicios 2009
Ejercicios de Cuaresma 2009 1. P resentación : El Santo Padre Benedicto XVI en su discurso inaugural de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en Aparecida, Brasil del 13 al 31 de mayo, exhortaba a los obispos para que la Iglesia no se replegara sino al contario hoy más que nunca viviera su misión la “de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos y misioneros”. (DA 11) Los obispos por su parte reconocen que un lugar de “encuentro con Jesús se da en la Sagrada Escritura, leída en la Iglesia”. Por lo mismo los pastores urgen a los discípulos misioneros para que el pueblo de Dios sea educado en la lectura y la meditación de la Palabra. Y explícitamente se refieren a un modo cuando postulan: “Entre las muchas formas de acercarse a la Sagrada Escritura, hay una privilegiada a la que todos estamos invitados: la Lectio divina o ejercicio de lectura orante de la Sagrada Escritura. Esta lectura orante, bien practicada, favorece el encuentro con Jesús”. (Cfr. DA 247-249) Por otra parte, en el Sínodo de la Palabra los padres sinodales, en la Proposición 22 que le presentaron al Papa Benedicto XVI, proponen que “se exhorte a todos los fieles, incluidos los jóvenes, a acercarse a las Escrituras por medio de una «lectura orante» y asidua (cf. DV 25), en modo tal que el diálogo con Dios llegue a ser una realidad cotidiana del pueblo de Dios. Por esto es importante:-que se relacione profundamente la lectura orante con el ejemplo de María y los santos en la historia de la Iglesia, como realizadores de la lectura de la Palabra según el Espíritu”. Este año El Sr. Cardenal Juan Sandoval Iñiguez nos exhorta, una vez más, para que “vayamos al paso con las enseñanzas del Papa y los obispos” (V Plan Pastoral 12) y nos cuestionemos en esta cuaresma, tiempo de arrepentimiento y conversión, si la oración, la escucha y el anuncio de la Palabra de Dios, la Eucaristía y la Reconciliación son medios que celebramos con frecuencia para alcanzar el fin último de nuestra existencia, esto es, la santidad. Vivimos un cambio de época y la realidad es vertiginosamente cambiante en los que surgen y se confunden situaciones y rostros “como el secularismo, individualismo, la juventud, las vocaciones, los pobres, el crimen organizado, y la violencia, etc.” (V Plan Pastoral 8) Pero en esta cuaresma el llamado es configurarnos como discípulos de Jesús para responder con claridad a una realidad que exige creatividad pastoral y espíritu misionero, que por otra parte es la única prioridad del V Plan Diocesano de Pastoral: “la Familia, porque es la célula madre de la sociedad y de la Iglesia; porque es la única que puede por el amor, la fidelidad y la educación cristiana de los hijos remediar la situación; se tiene también en cuenta que la familia incluye a todos: esposos, padres, hijos, hermanos, niños, adolescentes, jóvenes y ancianos”. (V Plan Pastoral 8) En este contexto ofrecemos el subsidio “Ejercicios de Cuaresma 2009”. Este apoyo pretende facilitar a la comunidad parroquial la toma de conciencia y revalorar la centralidad que desde
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el encuentro con Cristo vivo en su Palabra y en la Eucaristía, tenemos una gran oportunidad para profundizar en nuestra vocación y misión de discípulos, en nuestra Iglesia Diocesana de Guadalajara marcada por profundos retos.
2. O bjetivo G eneral ; T emario y M etodología Objetivo Valorar en nuestra Iglesia local el encuentro con Jesucristo vivo en su Palabra, mediante la Lectio Divina, para que en esta cuaresma tiempo especial de gracia, una vez purificados, podamos celebrar la pascua del Señor Resucitado.
Temario
2. Sacramental del Miércoles de Ceniza: Nos preparamos a la Pascua aceptando la voz de Dios que nos llama a conversión. Pbro. Juan Carlos Viteri Salinas. 3. Dios anuncia buenas noticias a los hombres y les habla como amigos. (Lc. 4, 14-22) P. Juan Carlos Barboza Villaseñor 4. El proceso personal de conversión y renovación misionera. (Hch 9, 1-17) P. Eduardo Vargas Flores 5. La Iglesia discipular llamada y configurada por el Maestro. (Mc 3,13-16) P. Jesús García Zamora 6. La Iglesia, nace y vive de la Palabra de Dios. (Hch 14,19-28) P. José Sanchez Montez 7. La Virgen María modelo de recepción de la Palabra para el creyente. (Lc 1,26-38 ) P. Eduardo Michel Flores
3. M etodología . La Palabra de Dios presente en la Biblia es un lugar privilegiado para encontrarnos con Jesucristo. Existen muchos modos de acercarnos a leer la Biblia; uno de ellos es la lectio divina, esta frase latina significa lectura divina y describe un modo de leer la Sagrada Escritura; no es tan solo estudio de la Palabra sino orar con ella y buscar compromisos para nuestro hoy en un ambiente de recogimiento. Por algunos siglos leer la Biblia en la propia lengua fue casi imposible y esto condujo a una disminución en la práctica de la Lectio Divina. En estos últimos años la lectura de la Biblia, con la Iglesia, ha recobrado importancia. A través de la práctica individual y comunitaria de la Lectio Divina nos preparamos a mirar al mundo con los ojos de Dios y amar lo que vemos con el corazón de Dios. La frase latina «Lectio Divina» significa «lectura divina» y describe el modo de leer la Sagrada Escritura: alejarse gradualmente de los propios esquemas y abrirse a lo que Dios nos quiere decir. En el siglo XII, un monje cartujo, llamado Guigo, describió las etapas más importantes de la «lec-
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tura divina». La práctica individual o en grupo de la Lectio Divina puede tomar diversas formas, pero la descripción de Guigo permanece como fundamental. Estos son sus momentos básicos:
Lectura (lectio): conocer, respetar, situar. Es el punto de partida y debe de hacerse con atención y respeto. Consiste en leer y releer el texto, identificando los personajes, lo que hacen y dicen, los silencios que guardan, etc. Además, hay que ubicar el texto observando con detenimiento qué hay antes y qué después, captando lo que dice el texto y las intenciones de quienes lo escribieron con recogimiento. La pregunta clave que debemos de hacernos en esta primera etapa del itinerario es: ¿Qué dice el texto?
M editación (M editatio ):
rumiar , dialogar , actualizar .
Es reflexionar en los valores permanentes que presenta el texto bíblico, para descubrir el sentido que el Espíritu quiere comunicar hoy a su Iglesia. Meditar es un esfuerzo de reflexión que pone en acción nuestra inteligencia. Si la lectura nos ayudó a saber lo que dice el texto bíblico, la meditación nos introduce en su sentido. Las preguntas que aquí nos hacemos son: ¿Cuál es el mensaje que este pasaje tiene para mí, para nosotros? ¿Qué comportamientos y sentimientos nos transmite?
O ración (O ratio ):
suplicar , alabar , recitar .
La oración, provocada por la meditación comienza con una actitud de admiración silenciosa y de adoración al Señor. Es responder de algún modo a Dios una vez que se le ha escuchado. Aquí la pregunta que nos planteamos es: ¿qué me inspira decirle a Dios el pasaje que he meditado?
C ontemplación (C ontemplatio )
ver , saborear , actuar .
Es la culminación del camino, es la actitud de quien se sumerge en el interior de los acontecimientos para descubrir y saborear en ellos la presencia activa y creadora de la Palabra de Dios. Además, intenta comprometerse con el proceso transformador de la historia que esta Palabra provoca. La lectio divina no es una huida de la realidad, sino conocerla para descubrir los signos que reflejan la presencia de Dios de Dios y los que manifiestan su ausencia. De esta manera cae la Palabra de Dios en una realidad concreta y se abre la posibilidad de la transformación, personal y de nuestro entorno. La pregunta aquí es: ¿qué debo de hacer a partir de este mensaje? Espiritualmente, los Ejercicios de Cuaresma consisten en una serie de prácticas, entre las que sobresalen la oración, la limosna y el sacrificio, que tienden a la conversión y a la santificación. La finalidad de los Ejercicios Espirituales es la conversión, la adhesión a Cristo y el compromiso apostólico. Por eso imploremos a la Santísima Virgen María de Zapopan, modelo y maestra en el seguimiento del Señor, y el cercano testimonio de los santos y beatos, mártires de México nos ayuden a prepararnos en este tiempo de cuaresma para vivir intensamente la Resurrección del Salvador. + Juan Humberto Gutiérrez Valencia Obispo Aux. de Guadalajara
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Sacramental de la ceniza 1. Preparativos • Anunciar con tiempo los horarios para la celebración. • Ensayar las lecturas y cantos que se utilizarán en los distintos momentos de la celebración. • Preparar la santa Misa en la que se bendice e impone la ceniza, hecha de ramas de olivo u otros árboles, bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. • Arreglo del templo. • Organizar la Comisión de Orden, con indicaciones precisas sobre lo que debe hacer y el modo de hacerlo.
2. Rito inicial Ministro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Pueblo. Amén. Ministro. La gracia y el amor de Jesucristo, que nos llama a conversión, estén con todos ustedes. Pueblo. Y con tu espíritu. Coro. Mi alma espera en el Señor, mi alma espera en su Palabra; mi alma aguarda al Señor, porque en Él está la salvación. Desde lo hondo a ti grito, Señor. Señor, escucha mi voz, estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica.
3. Rito de la Palabra Ministro. Escuchemos con atención lo que Dios nos comunica por medio de su Palabra. Es un mensaje de salvación para nosotros hoy. Lector. Lectura del santo Evangelio según San Mateo 6, 1-6.16-18. «En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Eviten hacer el bien delante de la gente para que los vean; de lo contrario, el Padre que está en los Cielos no les dará su premio. Tú, cuando des limosna, no debe saber tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna quede en secreto y el Padre, que ve lo secreto, te premiará. Cuando reces, entra en tu pieza, cierra la puerta y reza a tu Padre que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará. Cuando ayunes, perfúmate el cabello y no dejes de lavarte la cara, para que los hombres no se den cuenta de que ayunas, sino solamente tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre que ve lo secreto, te premiará”». Palabra del Señor. Pueblo. Gloria a Ti, Señor Jesús.
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Ministro. (Dirige un mensaje doctrinal y guía la reflexión comunitaria, puede ser algo como lo siguiente). • ¿Qué te ha parecido lo más importante de la lectura? • ¿Cómo podemos aplicar esto a nuestras familias? • ¿Cómo podemos aplicar esto a nuestro barrio? • ¿Qué entendimos de esto? • ¿Qué hacemos en mayor número? ¿Pecados o penitencias y oraciones? El texto evangélico pone ante nuestros ojos a Jesús llevando al grado máximo de interioridad las tres prácticas típicas de la religión judía, y podemos decir que de toda religión, incluida la cristiana: La limosna, que hoy podríamos traducir como caridad, solidaridad, asistencia social, voluntariado; es decir, todas las formas posibles de ayuda al necesitado. Jesús nos enseña el estilo propio de hacer caridad: en secreto, sin ostentación alguna, buscando únicamente complacer a Dios y llevar a cabo en el mundo su santísima voluntad. Todo esto en la concreción de los rostros sufrientes como dice el documento de Aparecida “De la contemplación de su rostro sufriente en ellos y del encuentro con Él en los afligidos y marginados, cuya inmensa dignidad Él mismo nos revela, surge nuestra opción por ellos. La misma adhesión a Jesucristo es la que nos hace amigos de los pobres y solidarios con su destino”. (DA 257) La oración, es decir, todo el conjunto de actividades espirituales que ligan al hombre con Dios. Desde la santa Misa a la oración privada, desde la meditación a la oración litúrgica, desde el sacramento de la Penitencia a las diversas formas de religiosidad popular. Para el cristiano, lo que cuenta es que, cualquiera que sea la actividad espiritual, sea un verdadero encuentro con Dios Padre en la intimidad del corazón. El Documento de Aparecida dice “La oración personal y comunitaria es el lugar donde el discípulo, alimentado por la Palabra y la Eucaristía, cultiva una relación de profunda amistad con Jesucristo y procura asumir la voluntad del Padre. La oración diaria es un signo del primado de la gracia en el itinerario del discípulo misionero. Por eso, es necesario aprender a orar”. (DA. 255) El ayuno, o sea, todo aquello que implique renuncia de uno mismo, desprendimiento de sí para ganar en disponibilidad hacia Dios y el prójimo. Pueden ser los sacrificios voluntarios, las pequeñas molestias de la vida de cada día, el asumir con decisión y coraje las pruebas de la vida; la lucha constante y valiente contra las tentaciones. Aquí lo importante es el gozo espiritual con que se enfrentan todas estas situaciones, un gozo que repercute en la actitud y el comportamiento hacia Dios y hacia los hombres. Las expresiones de fe del pueblo en este tiempo de cuaresma si por una lado deben de ser evangelizadas y purificadas, por otro son manifestaciones de una vivencia espiritual “Entre las expresiones de esta espiritualidad se cuentan: las fiestas patronales, las novenas, los rosarios y via crucis, las procesiones, las danzas y los cánticos del folclore religioso, el cariño a los santos y a los ángeles, las promesas, las oraciones en familia. (DA 259) “En los santuarios, muchos peregrinos toman decisiones que marcan sus vidas. Esas paredes contienen muchas historias de conversión, de perdón y de dones recibidos, que millones podrían contar”. (DA 260)
4. Oración de los fieles Ministro. Nos ponemos de pie, por favor. Jesús crucificado es el gran regalo que el Padre ha ofrecido a la humanidad, pero no podemos recibir este don sin aceptarlo y corresponder a él. Por eso, y aceptando la invitación del Papa, hoy queremos hacer un acto de desagravio, por nuestros pecados y por los pecados del mundo entero. Iremos respondiendo: R. «Perdón Señor, perdón».
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• Por nuestros pecados, por los de nuestros padres, hermanos y amigos; por los del mundo entero. • Por las infidelidades y sacrilegios, por los odios y rencores. • Por las blasfemias y la resistencia a la conversión sincera. • Por las impurezas, los atentados contra la integridad de los niños y de las mujeres; por los escándalos. • Por la aprobación de la «píldora del día después», que permite asesinar a los bebés dentro del vientre de su madre. • Por los robos e injusticias, por las debilidades y la falta de valentía cristiana. • Por la desobediencia a la Santa Iglesia, por la violación al ayuno y la abstinencia. • Por los crímenes de los esposos, por la negligencia de los padres, por las faltas de los hijos. • Por los atentados cometidos contra el Papa. • Por las persecuciones levantadas contra los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas. • Por los pecados sociales, que claman al Cielo porque generan violencia, rompen la paz y armonía entre las comunidades y las familias. • Por el comercio de drogas, el lavado de dinero y la corrupción. • Por el terror de la violencia, el armamentismo, las desigualdades sociales y la destrucción de la naturaleza. • Por los justos que vacilan, por los pecadores que se resisten a la gracia y por todos los que sufren. 5. Rito de imposición de la ceniza Antes de acercarnos a recibir el signo de la ceniza hagamos el propósito de reconciliarnos con Dios, lo más pronto posible, por medio del sacramento de la confesión. Los Obispos de América Latina nos recuerdan que: “El sacramento de la reconciliación es el lugar donde el pecador experimenta de manera singular el encuentro con Jesucristo, quien se compadece de nosotros y nos da el don de su perdón misericordioso, nos hace sentir que el amor es más fuerte que el pecado cometido, nos libera de cuanto nos impide permanecer en su amor, y nos devuelve la alegría y el entusiasmo de anunciarlo a los demás con corazón abierto y generoso”. (DA 254) En seguida, el ministro impone la ceniza a todos los presentes, y a cada uno dice: Ministro. Conviértete y cree en el Evangelio. (o bien:) Acuérdate que eres polvo y al polvo has de volver. Coro. Eran cien ovejas que había en el rebaño, eran cien ovejas que amante cuidó; pero una tarde al contarlas todas, le faltaba una, le faltaba una, y triste lloró. Las noventa y nueve dejó en el aprisco y por la montaña a buscarla fue. La encontró gimiendo, temblando de frío; ungió sus heridas, ungió sus heridas y al redil volvió.
6. Rito de despedida Ministro. Terminemos nuestra celebración expresando nuestra disposición de reconciliarnos con Dios y con el prójimo; de apoyarnos mutuamente durante la Cuaresma para llegar purificados a la Pascua. Oremos juntos: Padre Nuestro... Ministro. Glorificad al Señor con vuestra vida. Podéis ir en paz. Pueblo. Demos gracias a Dios. Juan Carlos Viteri Salinas, Pbro.
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1
Dios anuncia buenas noticias a los hombres y les habla como amigos
La Pontificia Comisión Bíblica, en el documento: “Interpretación de la Biblia en la Iglesia” publicado en Abril de 1993, define lo que es el método de la «Lectio Divina» de la siguiente manera “La Lectio Divina es una lectura, individual o comunitaria, de un pasaje más o menos largo de la Escritura, acogida como Palabra de Dios, y que se desarrolla bajo la moción del Espíritu en: Meditación, oración y contemplación”. Son cinco los pasos principales de la «Lectio Divina:: LECTIO, MEDITATIO, ORATIO, CONTEMPLATIO y ACTIO; pasos que desarrollaremos a continuación tomando como referencia básica las pautas que ha propuesto el cardenal Don Carlo María Martini, arzobispo emérito de Milán, hombre con gran reconocimiento en el campo de los estudios bíblicos y quien fuera director del Instituto Bíblico de Roma, y rector de la Pontificia Universidad Gregoriana, antes de ser obispo: 1) LECTIO (Lectura del pasaje bíblico): El término Lectio (Lectura) indica que se ha de leer y releer el texto bíblico, con el fin de poner de relieve los temas principales, los símbolos primarios, los personajes, las figuras, las acciones y el dinamismo del texto. Se trata de apreciar “¿Qué dice el texto?”, dentro de su contexto histórico y literario. 2) MEDITATIO (Meditación para desentrañar el mensaje del texto bíblico): Esta es una reflexión sobre los valores contenidos en el texto, aquí se responde a las preguntas: ¿Qué me dice este texto a mí? Como palabra de Dios viva, ¿qué me está diciendo hoy, qué fuerza tienen para mí los valores permanentes que están detrás de las personas, palabras y acciones? 3) ORATIO (Oración, a manera de coloquio de amistad con Dios, a partir de lo que nos sugiere el trozo bíblico): La oración, que nace de la meditación, es una respuesta a Dios que me habla, y yo le escucho y le contesto en forma de alabanza, acción de gracias, petición o adoración. Con ello, se establece el diálogo entre lo Divino-humano para iluminar tanto la vida cotidiana de todo hombre, como sus grandes decisiones y compromisos, fortaleciendo su fe. 4) CONTEMPLATIO (Abandono en la Contemplación del amor infinito que Dios nos tiene, según lo indica la narración bíblica): Este paso, es el momento en que se saborea y se disfruta el texto, en vías a su mejor capacitación y asimilación. La Palabra de Dios nutre y alimenta toda nuestra vida espiritual. Todo esto es un proceso que se inicia con la primera Oración que nace de la Meditación, la comunicación Divino-humana me consuela y me proporciona alegría de la misma oración, al sentir el gusto de experimentar a Dios y de las cosas de Cristo. Esta relación nos hace sensibles para descubrir lo que es evangélico y lo que no es, para así tomar decisiones que me lleven a una actividad concreta en mi vida cotidiana. 5) ACTIO (Actuar, con compromiso de vida, el relato bíblico): La contemplación nos conduce por el camino que termina en algo concreto para nuestra vida, un compromiso personal, nos lleva a la acción.
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En resumen, no leemos la Sagrada Escritura para sacar de ella conocimientos intelectuales, y realizar lo que ya hemos resuelto; al contrario, la leemos y la meditamos para que nazcan de ahí decisiones precisas y para que la fuerza consoladora del Espíritu nos ayude a ponerlas en práctica. En este primer tema de ejercicios espirituales reflexionamos cómo el ejercicio de la «Lectio Divina» es “una experiencia privilegiada en donde Dios anuncia buenas noticias a los hombres y les habla como amigos”.
1.- LECTIO (LECTURA) Tomamos como texto base de nuestra primera reflexión, y para hacer de él una Lectura Orante de la Palabra, el pasaje de Lc 4,14-22 que dice así: “14Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la región. 15El iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos. 16Vino a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. 17Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: 18«El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos 19y proclamar un año de gracia del Señor». 20Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. 21Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy». 22Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»”. v.14: En este versículo aparece cómo Jesús vuelve a su patria, acompañado de algunos discípulos de Juan, que pasan a ser sus discípulos (ver Jn 1,35). Desde Cafarnaúm, donde vive en casa de Simón y Andrés junto a los pescadores del lago, empieza a predicar en las sinagogas de Galilea (ver Mc 1,35) y su palabra impacta a la gente porque actúa con el poder del Espíritu, es decir, que habla con mucha autoridad y sus milagros confirman sus palabras. v.15: Jesús enseñaba en las sinagogas de los judíos. En Israel había solamente un templo, el de Jerusalén, en el que los sacerdotes ofrecían los sacrificios. Pero había una sinagoga en todos los lugares donde podían reunirse por lo menos diez hombres, en la que cada sábado se celebraba un servicio litúrgico, a cargo de los miembros de la comunidad. Era fácil participar en las lecturas y hacer comentarios, y Jesús se da a conocer participando en estos oficios del sábado. v.16: “Se levantó para hacer la lectura”: El presidente de la asamblea podía invitar a cualquier persona digna de crédito a que hiciera la lectura y el comentario correspondiente (ver Hch 13,15). v.17: La expresión: “Encontró el pasaje donde está escrito” manifiesta que este texto no lo eligió Jesús, sino que ése era el texto asignado a este sábado por la liturgia judía, o bien, que ése fue el texto que encontró al azar por gracia de Dios. v.18: La expresión: “El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para...” es una frase que introduce un párrafo de Is 61,1-2. El profeta se refería a su propia misión; Dios lo había enviado para anunciar a los desterrados judíos que Dios vendría a visitarlos pronto. Pero sus
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10 palabras se cumplían aún mejor en Jesús, enviado para dar la verdadera libertad. Con la expresión: “para anunciar a los pobres la Buena Nueva” Jesús se presenta como el profeta anunciado por Is 61,1s, que viene a evangelizar a los pobres, lo cual determina para siempre la tarea preferencial de la Iglesia. La frase: “para dar la libertad a los oprimidos” no está en el texto de Isaías 61,1-2; sin embargo, san Lucas la sacó de otros texto del mismo profeta en Is 58,6 y la puso aquí porque el término liberación resume mejor que cualquier otro la obra de Jesús en sus misiones. Con su llegada Jesús trae la verdadera liberación, pues sus acciones nos sitúan en la verdad, así nos dice también Jn 8,30: “el Hijo los hace libres..., la verdad los hará libres”. Por su puesto, que los judíos aspiraban más que nada a una liberación nacional, y entonces, ¿por qué Jesús no la emprendía? El Antiguo Testamento anunciaba a Jesús como el salvador de su pueblo y de toda la raza; sus palabras y sus gestos despertaban a un pueblo paralizado y abrían el camino de todas las liberaciones humanas. Pero eran como una semilla, y no podían producir inmediatamente frutos. Jesús no tenía ningún deseo de unirse a los fanáticos y a los violentos de su pueblo para conseguir una soberanía nacional, tan opresora, como la dominación romana. Daba testimonio de la verdad y echaba las bases para cualquier acción liberadora que se emprendiera en el futuro. La palabra: “oprimidos” tiene una significación bastante extensa; En Is 58,6 se trata más bien de aquellos a quienes sus deudas tienen aplastados, pero el término apunta también a todas las formas de aplastamiento de los débiles en cualquier sistema. v. 19: Cada cincuenta años se celebraba en Israel el año de Jubileo, en el que se perdonaban las deudas y los esclavos recobraban la libertad (ver Lev 25,10). Así también ahora se inicia el “año de gracia del Señor”. v.20-21: Con la frase: “Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy” se manifiesta que Jesús viene a inaugurar los tiempos nuevos en que Dios se hace presente y reconcilia a la humanidad. Terminó el tiempo de las promesas y de las profecías, y Dios empieza a mostrarse a los hombres tal como es: Jesús da a conocer al Padre, y el Padre da a conocer a su Hijo mediante las señales y milagros que salen de sus manos. Jesús parte de un hecho, la predicación y los milagros que acaba de realizar, no en Nazaret sino en su nueva residencia de Cafarnaúm; ahí están los signos precursores de una gracia, un año jubilar otorgado por Dios mismo. v.22. Lo anteriormente dicho se confirma con el texto: “Todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca”; esta misma expresión se lee también en Hch 14,3 y 20,32: ahí entendemos que se trata de una proclamación de la gracia que Dios ahora concede a los hombres. Finalmente, con la expresión: “No es éste el hijo de José” y con los versículos siguientes (ver Lc 6,23-30), San Lucas nos deja entrever las razones por las cuales Jesús fue rechazado por la gente de Nazaret: 1) Por su orgullo: Se dejaban deslumbrar por los extraños, pero se negaban ferozmente a que uno de ellos mismos se destacara y los enseñara; y 2) Por su egoísmo: No aceptan que los beneficios de Dios sean para los demás; y Jesús les recuerda que los profetas de la Biblia no limitaron sus beneficios sólo a sus paisanos (ver 1Re 17,7; 2Re 5).
2.- MEDITATIO (MEDITACIÓN) El hombre de hoy busca a Dios, tiene sed de Dios. Al inicio del tercer milenio estamos viendo un “retorno a lo religioso”. Las mismas sectas protestantes, la Nueva Era, la atracción por la astrología, los horóscopos y el espiritismo, son un signo de ello. El hombre no puede vivir sin Dios. El peligro es que, o encuentra al Dios verdadero o se inventa un espantapájaros y lo adora como su dios.
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11 Vivimos entre acontecimientos. Los hay personales, familiares, nacionales y mundiales. Los hay religiosos, políticos, culturales, económicos, deportivos y sociales. Los acontecimientos van formando nuestra historia: la historia de los individuos, de las familias, de un país, de un continente, de la humanidad entera. A lo largo de la existencia humana hay un acontecimiento distinto de todos los demás: inefable acontecimiento religioso, de suma importancia para los hombres de todos los tiempos, ya sea individualmente, ya sea como miembros de la gran familia humana. Dicho acontecimiento corresponde a la Revelación sobrenatural y directa, que Dios hace de sí mismo a los hombres. ¿Puede el hombre conocer a Dios? Sí; el hombre puede conocer de Dios lo que Dios mismo le ha manifestado: “Quiso Dios, en su bondad y sabiduría, revelarse a sí mismo y manifestar el misterio de su voluntad” (DV 2). Esta es la distinción entre el cristiano y las demás religiones: en las otras religiones es el hombre el que busca a Dios; en el Cristianismo es Dios quien sale a buscar al hombre. Movido de amor, Dios invisible quita de sí el velo que lo esconde, viene al encuentro de los hombres y se da a conocer tal como Él es. Por lo tanto, entonces el conocimiento del Dios verdadero no depende del ingenio del hombre, sino de que el hombre se deje iluminar, se deje encontrar. A esto se la llama REVELACIÓN. “Re-velar” significa “quitar el velo”. Dios se ha ido “quitando el velo” para que el hombre lo descubra y lo conozca. La Revelación es, por lo tanto, la manifestación amorosa que Dios hace de sí mismo y de su misterio en orden a nuestra salvación. El objeto de la revelación divina es Dios mismo que manifiesta su amor en Jesucristo: “Quiso Dios, con su bondad y sabiduría, revelarse a sí mismo y manifestar el misterio de su voluntad... En esta revelación, Dios invisible... movido de amor, habla a los hombres como amigos... y trata con ellos para invitarlos y recibirlos en su compañía” (DV2). La consecuencia es que entonces no me acerco a la Palabra de Dios para “aprender verdades”, sino para tener un “encuentro personal y amoroso con Cristo”. Dios, al revelársenos por medio de su Palabra, nos indica el camino de encuentro con Él y con los hermanos, nos anuncia buenas noticias y nos habla como amigos. Por eso, a partir del texto de Lc 4,14-22 que hemos analizado previamente, preguntémonos: • ¿Me dejo conducir en mi vida por el Espíritu Santo, a ejemplo de Jesús? • ¿Gozo de buena fama, con una vida recta e íntegra, ante Dios y ante la comunidad? • ¿Acepto la Palabra de Dios como norma de mi vida? • ¿Estoy dispuesto a liberarme de todas mis esclavitudes que me apartan del camino santo? ¿Cómo? • ¿Quiero hacer fructificar la gracia y las bendiciones que Dios me ha brindado a lo largo de mi vida, por medio del amor al prójimo?
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12 3.- ORATIO (ORACIÓN) PRIMER RESPONSO Guía: La Palabra de Dios es Poderosa. Todos: “¿No es mi palabra como el fuego, como el martillo que deshace la roca?” (Jer 23,29). Guía: La Palabra de Dios es Viva. Todos: “Pues la palabra de Dios es viva y eficaz y más aguda que espada de dos filos; ella penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula y es capaz de juzgar los sentimientos y los pensamientos” (Hb 4,12 ). Guía: La Palabra de Dios es Maestra. Todos: “Pues toda la Escritura divinamente inspirada es útil para enseñar, para reprender, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, dispuesto a hacer siempre el bien” (2Tm 3,16-17). Guía: La Palabra de Dios es Alimento. Todos: “Te he humillado y te he hecho sentir hambre para alimentarte luego con el maná, desconocido de tus mayores; para que aprendieras que no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca del Señor” (Dt 8,3 ). Guía: La Palabra de Dios es Luz Todos: “Lámpara es tu palabra para mis pasos y una luz para mi sendero” (Sal 119,105). Guía: La Palabra de Dios es Vida Eterna. Todos: “Estudian apasionadamente las Escrituras, pensando encontrar en ellas la vida eterna; pues bien, también las Escrituras hablan de mí; y a pesar de ello, ustedes no quieren aceptarme para que tengan vida” (Jn 5,39-40). Guía: La Palabra de Dios es Actual. Todos: “La ira de Dios se manifiesta contra toda la impiedad e injusticia de los hombres que detienen la verdad con la injusticia; ya que lo que se puede conocer de Dios, ellos lo tienen a la vista, pues Dios mismo se lo ha manifestado” (Ro 1,18-32 ). Guía: La Palabra de Dios es Eficaz. Todos: “El Señor continuó: «He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído el clamor que le arranca su opresión y conozco sus angustias. Voy a bajar a liberarlo de la mano de los egipcios, sacarlo de aquella tierra y llevarlo a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel»”(Ex 3,7ss ). Guía: La Palabra de Dios Ha de ser proclamada. Todos: “Ellos, después de haber dado testimonio y de haber predicado la Palabra del Señor, se volvieron a Jerusalén, evangelizando muchas aldeas de los samaritanos” (Hch 1,8).
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13 Guía: La Palabra de Dios es Salvadora. Todos: “Os aseguro que el que escucha mis palabras y cree en el que me ha enviado tiene vida eterna y no será condenado, sino que ha pasado de la muerte a la vida” (Jn 5,24). Guía: La Palabra de Dios es Verdadera. Todos: “El Señor me dijo: «¿Qué ves Jeremías?». Respondí: «Veo una rama de almendro». El Señor me dijo: «Bien has visto, porque yo velo por mi palabra para que se cumpla» (Jer 1,11-12: ). Guía: La Palabra de Dios es Útil. Todos: “Pues todo lo que ha sido escrito en el pasado, lo fue para nuestra enseñanza, a fin de que por la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras tengamos esperanza” (Ro 15,4). Guía: La Palabra de Dios es Sanadora. Todos: “Hijo mío, presta atención a mis palabras, inclina tu oído a mis razones; nunca se aparten de tus ojos; guárdalas en el fondo del corazón, porque son vida para quien las posee y dan salud a su cuerpo” (Prov 4,20-22). Guía: Y ahora, hermanos, entronicemos la Sagrada Escritura, mientras cantamos: “Tu Palabra me da vida”. CANTO Tu Palabra me da vida, / confío en Ti, Señor. / Tu Palabra es eterna, / en ella esperaré. (2) SEGUNDO Guía: “Tu palabra, Señor, permanece eternamente, más estable que los mismos cielos; tu lealtad perdura por todas las edades, tú fijaste la tierra y ahí está; según tus decisiones, todo subsiste hoy, pues todas las cosas están a tu servicio. Todos: Si tu ley no hubiera hecho mis delicias, yo hubiera perecido en la miseria; jamás me olvidaré de tus preceptos, pues con ellos me has vuelto a dar la vida; tuyo soy, sálvame, pues busco tus preceptos. Guía: Los malvados me acechan y buscan mi ruina, pero yo sigo atento a tus decretos; he visto el fin de toda perfección: tus mandamientos son infinitamente amplios. Todos: Cuánto amo tu ley: todo el día estoy pensando en ella; tu mandamiento me hace más sabio que mis enemigos, y siempre está conmigo. Guía: Soy más listo que todos mis maestros, porque medito en tus decretos; soy más sabio que todos los ancianos, pues guardo tus preceptos. Todos: He apartado mi pie de todo mal camino con el fin de guardar tu palabra; no me he apartado nunca de tus decisiones, pues Tú me has instruido. Guía: Qué dulce a mi paladar es tu promesa: mucho más que la miel para mi boca; gracias a tus preceptos soy inteligente, por eso odio todo camino de mentira.
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14 Todos: Tu palabra es una luz para mis pies, y una antorcha para mi camino; he jurado, y cumpliré mi juramento: cumplir tus justas decisiones.” (Sal 119,89-106)
4.- CONTEMPLATIO (CONTEMPLACIÓN) Dios, al comunicarnos su Palabra, nos habla como amigos en Cristo: “Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor, yo os he llamado amigos porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre” (Jn 15,15). Más aún, con su Palabra, Dios nos anuncia que quien escuche a su Hijo, buscando el cumplimiento de la voluntad de Dios, formará parte de la familia de Dios: “En cierta ocasión, llegan la madre de Jesús y sus hermanos, y quedándose fuera, lo mandan llamar. Había mucha gente sentada a su alrededor. Entonces le dicen: «¡Oye: tu madre, tus hermanos y hermanas están fuera y te buscan!» Pero él les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?» Y mirando en torno a los que estaban sentados a su alrededor, y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre»” (Mc 3, 31-35; ver Mt 12, 46-50). En una familia, los “rasgos familiares” permiten reconocer a los propios miembros y, a la vez, distinguirlos de extraños. Pues bien, los discípulos de Jesús tienen también con Él un “rasgo de familia” que los asemeja al Maestro. Ese rasgo característico, ese parecido de familia, es espiritual: “Cumplir la voluntad del Padre de los Cielos”. En esa perspectiva, entre María y Jesús hubo un interesantísimo intercambio de “parecidos”. Él se parecía a ella, y ella se parecía a Él. Jesús había heredado los rasgos naturales de su madre; María, por su parte, guardaba el máximo parecido con Jesús, porque nadie como ella había cumplido la voluntad de Dios. Además, toda familia participa de “los secretos de la familia”. Los discípulos de Jesús, que constituían su familia espiritual, fueron depositarios de grandes secretos del Señor: • Él les descubrió en numerosas ocasiones que Dios es Padre (ver Mt 5, 16.48; etc); y más aún, que Dios es “su Padre” (ver Jn 5,18). • Les descubrió que Él es “el Mesías” (ver Mc 8,29). • Les explicó el sentido de sus enseñanzas en las parábolas (ver Mc 4,10-20). • Les anunció de antemano su muerte y su resurrección (ver Mt 16,21-23). • En la transfiguración sobre el monte, les reveló el misterio de su filiación divina (ver Mt 17,1-8). • En la última cena les dio a comer su carne y a beber su sangre; les manifestó el misterio del Espíritu Santo; les mostró los secretos de su corazón (ver Mt 26,26-29; Jn 13-17). • En Getsemaní los hizo partícipes de su oración y de su agonía (ver Mt 26,36-46). • Finalmente, ya resucitado y constituido Señor con poder sin límites, se les dejó ver en Galilea, en el monte que les había indicado, les confió la misión universal: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, ‘Y haced discípulos a todos los gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado” (Mt 28,18-20ª).
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15 Jesús había recibido de su Padre la misión de inaugurar el Reino de los Cielos. Para llevarlo a cabo se rodeó de discípulos. Ellos continuarán ahora la misma empresa, pero a escala universal. Irán por el mundo entero haciendo discípulos a todos los hombres. La tarea será ardua, pero se verá coronada con el éxito. El secreto es la presencia viva y actuante de Jesús resucitado, lleno de vida y de poder: «“¡He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo!”» (Mt 28,20b).
5.- ACTIO (ACCIÓN / COMPROMISO) • NECESIDAD DEL CONOCIMIENTO DE LA PALABRA DE DIOS. Los obispos en Aparecida, a sugerencia del Santo Padre, insisten en que es condición indispensable el conocimiento profundo y vivencial de la Palabra de Dios. Por esto hay que educar al pueblo en la lectura y la meditación de la Palabra: “Al iniciar la nueva etapa que la Iglesia misionera de América Latina y El Caribe se dispone a emprender, a partir de esta V Conferencia General en Aparecida, es condición indispensable el conocimiento profundo y vivencial de la Palabra de Dios. Por esto, hay que educar al pueblo en la lectura y la meditación de la Palabra: que ella se convierta en su alimento para que, por propia experiencia, vea que las palabras de Jesús son espíritu y vida (cf. Jn 6,63). De lo contrario, ¿cómo van a anunciar un mensaje cuyo contenido y espíritu no conocen a fondo? Hemos de fundamentar nuestro compromiso misionero y toda nuestra vida en la roca de la Palabra de Dios”. (DA 247) • ANIMACIÓN BÍBLICA DE LA PASTORAL: Es necesario proponer a los fieles la Sagrada Escritura como un medio de encuentro con el Señor y, al mismo tiempo, como fuente de evangelización. Es necesaria una “pastoral bíblica”, entendida como una animación bíblica de la pastoral, que sea escuela de interpretación o conocimiento de la Palabra, de comunión con Jesús u oración con la Palabra, y de evangelización inculturada o de proclamación de la Palabra: “Se hace, pues, necesario proponer a los fieles la Palabra de Dios como don del Padre para el encuentro con Jesucristo vivo, camino de “auténtica conversión y de renovada comunión y solidaridad”. Esta propuesta será mediación de encuentro con el Señor si se presenta la Palabra revelada, contenida en la Escritura, como fuente de evangelización. Los discípulos de Jesús anhelan nutrirse con el Pan de la Palabra: quieren acceder a la interpretación adecuada de los textos bíblicos, a emplearlos como mediación de diálogo con Jesucristo, y a que sean alma de la propia evangelización y del anuncio de Jesús a todos. Por esto, la importancia de una “pastoral bíblica”, entendida como animación bíblica de la pastoral, que sea escuela de interpretación o conocimiento de la Palabra, de comunión con Jesús u oración con la Palabra, y de evangelización inculturada o de proclamación de la Palabra. Esto exige, por parte de obispos, presbíteros, diáconos y ministros laicos de la Palabra, un acercamiento a la Sagrada Escritura que no sea sólo intelectual e instrumental, sino con un corazón ‘hambriento de oír la Palabra del Señor’ (Am 8, 11)”. (DA 248) • IMPORTANCIA DE LA LECTIO DIVINA: Hemos de acercarnos a la Palabra de Dios de corazón y no sólo intelectualmente y la mejor forma de acercarse a la Palabra en la Lectio Divina o ejercicio de lectura orante de la Sagrada Escritura: “Entre las muchas formas de acercarse a la Sagrada Escritura, hay una privilegiada a la que todos estamos invitados: la Lectio divina o ejercicio de lectura orante de la Sagrada Escritura. Esta lectura orante, bien practicada, conduce al encuentro con Jesús-Maestro, al conocimiento del misterio de Jesús-Mesías, a la comunión con Jesús-Hijo de Dios, y al testimonio de Jesús-Señor del universo. Con sus cuatro momentos
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16 (lectura, meditación, oración, contemplación), la lectura orante favorece el encuentro personal con Jesucristo”. (DA 249) • TAREA ECLESIAL: CUSTODIAR Y ALIMENTAR LA FE DEL PUEBLO Y CRISTIANIZAR LOS DIVERSOS ÁMBITOS DE LA VIDA: Es tarea fundamental de la Iglesia custodiar y alimentar la fe del pueblo de Dios, especialmente a través de la Sagrada Escritura e incidir con ella en todos los ámbitos de la vida: “En Cristo Palabra, Sabiduría de Dios (cf. 1Co 1, 30), la cultura puede volver a encontrar su centro y su profundidad, desde donde se puede mirar la realidad en el conjunto de todos sus factores, discerniéndolos a la luz del Evangelio y dando a cada uno su sitio y su dimensión adecuada. Como nos dijo el Papa en su discurso inaugural: “Sólo quien re-conoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano” (DA 41-42). “Los esfuerzos pastorales orientados hacia el encuentro con Jesucristo vivo han dado y siguen dando frutos. Entre otros, destacamos los siguientes: a) Debido a la animación bíblica de la pastoral, aumenta el conocimiento de la Palabra de Dios y el amor por ella. Gracias a la asimilación del Magisterio de la Iglesia y a una mejor formación de generosos catequistas, la renovación de la Catequesis ha producido fecundos resultados en todo el Continente...” (DA 99)
Pbro. Juan Carlos Barboza Villaseñor
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El proceso personal de conversión y renovación misionera
Ambientación Todo hombre está llamado constantemente a renovar su vida delante de Dios. Dicha renovación consiste, fundamentalmente, en aceptar por la fe a Cristo Jesús. Y la aceptación personal de Cristo por la fe, implica un cambio en la vida, un cambio concreto y real. La vida de aquél que ha acogido a Cristo en su corazón, no puede seguir siendo la misma. La Cuaresma es un tiempo privilegiado de conversión, tiempo especial para dirigir el corazón hacia Cristo Jesús y orientar toda nuestra vida según su voluntad. Cada año, la Iglesia nos ofrece este tiempo especial de gracia para que podamos reflexionar sobre el rumbo de nuestra vida y sobre el sentido que le hemos dado a todas las cosas, a nuestra conducta personal y al modo en que llevamos a cabo nuestras relaciones, sobre todo en familia. Cuaresma es tiempo de conversión. El creyente que emprende este camino de conversión procura, en todos los ámbitos de se vida, dar testimonio de Cristo. Por nuestro testimonio de vida damos a conocer a los demás quién es el Señor Jesús. Y al darlo a conocer, nos convertimos en sus misioneros. Es decir, por el testimonio de vida nos convertimos en verdaderos misioneros. Cuando de verdad nos convertimos a Cristo, lo anunciamos con nuestra vida, y así somos constituidos en verdaderos misioneros. La persona que se convierte a Cristo no puede dejar de ser su misionero. En este día de ejercicios espirituales, tomemos como referencia el ejemplo de un gran hombre quien a partir de su conversión a Cristo, y desde el momento en que tuvo su encuentro personal con Él, camino de Damasco, no ha dejado de ser uno de sus más grandes misioneros. Nos referimos al Apóstol San Pablo. Tomemos, pues, el ejemplo de conversión y el ejemplo misionero de San Pablo.
1.- LECTIO: ¿Qué dice el Texto? El punto de partida es el Texto de la Sagrada Escritura en el libro de los Hecho de los Apóstoles 9,1-17. Helo aquí: “Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si se encontraba algunos seguidores del Camino, hombres o mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén. Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: “Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?” Él respondió: “¿Quién eres, Señor?” Y él: “Yo soy Jesús a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.” Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto; oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano y le hicieron entrar en Damasco. Pasó tres días sin ver, sin comer y sin beber. Había en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor le dijo en una visión: “Ananías.” Él respondió: “Aquí estoy, Señor.” Y el Señor: “Levántate y vete a la calle Recta y pregunta en cada de Judas por uno de Tarso llamado Saulo; mira, está en oración y ha visto que un hombre llamado Ananías entraba y le imponía las manos para devolverle la vista.” Respondió Ananías: “Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los muchos males que ha causado a tus santos en Jerusalén y que está aquí con poderes de los sumos sacerdotes para apresar a todos los que invocan tu nombre.”
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18 El Señor le contestó: “Vete, pues este me es un instrumento de elección que lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel. Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre.” Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: “Saúl, hermano, me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.”
2.- MEDITATIO: ¿Qué me dice el Texto? La experiencia del encuentro que San Pablo vivió “camino de Damasco” (Hch 9, 1-17; cf. 22,6-16; 26,12-18), fue tan decisiva y determinante que en base a este acontecimiento, toda su vida fue enteramente diferente; se convirtió a Cristo. De ahora en adelante, el conocimiento que de Cristo ha tenido será lo único importante: “Juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo” (Filp 3,8). Este acontecimiento ha sido un verdadero encuentro en el que el Señor Jesús, por voluntad del Padre (cf. Gal 1,15-16), ha tenido a bien manifestarse a Pablo, para hacer de él un instrumento precioso de elección y para encomendarle una misión específica. La conversión y la misión de Pablo tienen como fundamento este acontecimiento de salvación: El encuentro personal con Cristo. Podemos afirmar con toda verdad que el encuentro con Cristo es la fuente de la conversión y de la misión de San Pablo, y lo es también para cada creyente. a) El encuentro con Cristo, fuente de conversión El texto bíblico que estamos meditando indica, claramente, la voluntad expresa de Cristo Jesús, de hacer de Pablo un instrumento de elección (Hch 9, 1-18; cf. 22,6-16; 26,12-18). La elección, en este contexto, ha de ser entendida como una verdadera conversión. Gracias al encuentro con Jesucristo, Pablo le ha aceptado en su corazón, ha creído en Él. Cuando el Señor pidió a Ananías que recibiera a Saulo y ante la objeción contra Pablo que Ananías le presentaba, Jesús le respondió: “Vete, pues él es mi instrumento de elección para que lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel” (Hch 9,15). Él es mi instrumento de elección. Este proyecto de elección y conversión es un proyecto de Cristo y es un designio del Padre. Dios Padre ha elegido a San Pablo mediante su Hijo: “El Dios de nuestro Padres te ha destinado para que conozcas su voluntad, veas al Justo y escuches la voz de sus labios” (Hch 22,14). Finalmente, en la Escritura se expresa con toda claridad que la manifestación de Cristo camino de Damasco, tiene como objetivo convertir a Pablo a Cristo y constituirlo como su servidor y su testigo: “Levántate, y ponte en pié pues me he aparecido a ti para constituirte servidor y testigo tanto de las cosas que de mí has visto como de las que te manifestaré” (Hch 26,16). En base al testimonio de la Escritura advertimos cómo el encuentro que Cristo ha tenido con Pablo es la única fuente de su conversión. Él se ha convertido a Jesús porque ha vivido un encuentro personal con Cristo y en este encuentro, Cristo le ha manifestado su voluntad de elección para hacer de él un testigo privilegiado, un misionero. b) El encuentro con Cristo, fuente de misión En la Sagrada Escritura, cuando el Señor llama, llama para una misión. Vocación y misión van siempre de la mano. Pablo ha sido llamado por Cristo y por ello, Pablo se ha convertido al Señor Jesús, y porque se ha convertido, el Señor le hace una encomienda, le pide que realice una misión. En el texto de Escritura que estamos meditando se relata la conversión de San Pablo y se refiere, al mismo tiempo, la misión para la cual ha sido llamado. Por una parte, la conversión tiene por objeto hacer que la vida en sí misma y la existencia total de la persona que es llamada, se dedique enteramente a Aquél que lo ha elegido. La dedicación ha de ser tal, que no importan padecimientos o dificultades sufridas, lo único importante es que aquello que se ofrezca, sea ofrecido en su Santo Nombre y para gloria suya: “Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi Nombre” (Hch 9,16).
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19 Además, según el libro de los Hechos, Pablo ha vivido su encuentro con Cristo y ha sido llamado por Él con el único objeto de ser su testigo. Sí, la conversión está en orden al testimonio: “Pues le has de ser testigo ante todos los hombres de lo que has visto y oído” (Hch 22,15). Testigo personal de lo que personalmente ha vivido; para esto ha sido llamado, para proclamar las maravillas que ha visto y oído, para predicar el Nombre de Cristo. Esta es su misión, esta es nuestra misión. En el relato paralelo del capítulo 26 del Libro de los Hechos, San Lucas subraya que la elección de Pablo es una elección para el testimonio y para el servicio, esta es una doble dimensión de una misma realidad. He aquí las palabras de Jesús a Pablo: “Me he aparecido a ti para constituirte servidor y testigo tanto de las cosas que de mí has visto como de las que te manifestaré” (Hch 26,16). La misión de Pablo está en orden al testimonio y al servicio. El Apóstol ha sido consagrado para dar testimonio de Cristo al mundo y para servir a la Iglesia. Según la Escritura, dará testimonio de la manifestación que ha tenido, es decir, de la revelación de Cristo, y sólo a Él servirá.
3.- ORATIO: ¿Qué me hace decirle a Dios? La Sagrada Escritura y el mismo Pablo en persona, nos han dado testimonio de cómo la vida de todo creyente, puede tomar una nueva orientación y ser conducida con tanta fuerza y profundidad de sentido, gracias al encuentro vivo y personal que podemos tener con el Señor Jesús. Sin este encuentro personal, careceríamos de toda fuerza para una sincera conversión y no podríamos dar testimonio de Él ni darlo a conocer a los demás. El encuentro implica, “de parte de la comunidad y de cada creyente, una actitud de plena adhesión a una propuesta de total comunión con Dios y de entrega a su voluntad” (IL 24). Para cada uno de nosotros, la conversión es “vivir en comunión con Él”, y realizar esa comunión en la familia, en el trabajo y en la Iglesia. Es decir, el compromiso concreto como creyente en cada uno de estos ámbitos, indica la verdadera conversión. Gracias a la conversión, podemos dar un auténtico testimonio de Cristo. Por nuestra conversión y por nuestro testimonio se pretende que “el Evangelio fecunde en la historia de cada comunidad eclesial” (DA 370) y en el mundo entero. Somos cristianos, y en virtud de nuestro Bautismo y de nuestra Confirmación y con la fuerza del Espíritu Santo, hemos de anunciar a Cristo (cf. DA 377). Esta es nuestra misión en la Iglesia y en el mundo. Nuestra vida debe ser una vida decididamente misionera que permita que el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las comunidades (familia, parroquia,) y repercuta en todos los ámbitos sociales y culturales en que nos desarrollamos (cf. DA 371). “La Palabra de Dios transforma la vida de aquellos que se acercan a ella con fe” (IL 24); de la persona, de la familia, de la Iglesia, y de la sociedad entera. Este es el fermento de transformación que trae consigo la misión: hacer que todos los corazones se acerquen a Cristo (cf. DA 370). Dicho fermento del Evangelio se puede palpar mediante la práctica de la justicia y la santidad, en la búsqueda del bien y en la proclamación de la verdad, en las actitudes de misericordia, de comprensión mutua y de perdón, en la vida nueva alejados del pecado. Esta ha de ser nuestra misión como bautizados, y el Señor nos ofrece este tiempo privilegiado para realizarla. Cuaresma es tiempo propicio para la conversión, Cuaresma es tiempo propicio para la misión.
4.- CONTEMPLATIO: ¿Qué conozco de Dios por el Texto? El Señor Jesús se ha revelado como “Aquél que sale al encuentro”. Esta es una de las actitudes divinas. El Señor es el que te busca. Y su encuentro es para provocar una comunión de fe y de vida con Él. El Señor Jesús ha salido al encuentro de Pablo y sale hoy a nuestro encuentro. Pablo se ha entregado completamente a Él y se ha convertido en el gran misionero. El Señor espera, también nuestra respuesta en la conversión y en la misión.
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20 5.- ACTIO: ¿Qué camino en mi vida me invita a tomar? El ejemplo de San Pablo nos invita a llevar una vida en constante actitud de conversión y de renovación misionera. ¿Mi vida está orientada hacia Dios? La manera en que yo me comporto y las actitudes que tengo, ¿son reflejo de que he aceptado e Jesús en mi corazón? ¿Vivo de verdad en comunión con Dios? ¿Es mi vida un testimonio para los demás? Proclamar a Cristo es ante todo anunciarlo con la vida y con la palabra. ¿Es mi manera de vivir un anuncio de Cristo? ¿Soy, en verdad, misionero suyo? ¿Cómo anuncio a Cristo en mi familia, en mi trabajo, en la universidad, en la Iglesia? Hemos sido llamados a una permanente conversión y cuando ésta es auténtica, no podemos dejar de ser misioneros. Pbro. Eduardo Vargas Flores.
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La Iglesia discipular llamada y configurada por el Maestro
INTRODUCCIÓN Nos recuerda el Documento de Aparecida (=DA) que “el encuentro orante con la Palabra de Dios dispone de una experiencia privilegiada, tradicionalmente llamada Lectio Divina. «La Lectio Divina es una lectura, individual o comunitaria, de un pasaje más o menos largo de la Escritura, acogida como Palabra de Dios, y que se desarrolla bajo la moción del Espíritu en meditación, oración y contemplación»” (DA 38). Dejémonos pues llevar de la mano de este método para acercarnos al mensaje que Dios tiene para nosotros en su Palabra, tal como nos lo piden los obispos del Sínodo sobre la Palabra de Dios, y al mismo tiempo aprendamos de nuestros obispos latinoamericanos reunidos en Aparecida para hacer todavía más vivo nuestro encuentro con Dios. Iniciaremos la reflexión de este día con la lectura de cuatro versículos tomados del capítulo tres de San Marcos: Mc 3,13: “Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él. 14 Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar 15 con poder de expulsar los demonios. 16 Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro”.
LECTIO: Conocer, respetar, situar el texto Para iniciar este momento de lectura debemos dejarnos conducir por ‘la pregunta guía’: ¿Qué dice el texto en su contexto? Lo primero que debemos señalar es que estos versos del 13 al 16 son la primera parte de la perícopa que hace alusión a la institución de los 12, que va de los versos 13 al 19. El resto de los versos del 17 al 19 nos proporciona la lista de los elegidos. Lo importante es centrarnos por ahora en el hecho del llamado y no tanto en los detalles de los llamados. ¿Cuál es el contexto? Podemos descubrirlo haciéndonos preguntas para conocer mejor el texto, para situarlo y entenderlo: ¿Dónde estaba Jesús cuando llamó a sus apóstoles? ¿Qué recalca el hecho de haber llamado a los que él quiso? ¿A cuántos llamó? ¿Por qué 12? ¿Para qué los llamó? ¿Les dio facultades para actuar? ¿A quién expulsarían con el poder que les dio? El monte expresa la cercanía de Dios y es el lugar de las grandes revelaciones divinas (ver por ejemplo Ex 19,20; 24,12; Num 27,12; Dt 1,6-18). Es en el monte del Sinaí donde Dios llamó a su Pueblo desde Egipto. Fue en las alturas desde donde Dios estableció un pacto con las 12 tribus de Israel, para que se convirtieran en un pueblo sacerdotal para todos los demás pueblos. Es Dios, desde las alturas, quien dispone y elige, como lo podemos ver también en el caso de la elección de Moisés y de Aarón (1Sam 12,6). No podemos dejar de notar el interés de Marcos por resaltar la autoridad de Jesús y su iniciativa, cuando nos aclara que eligió a los que él quiso. No fueron los apóstoles quienes tomaron la iniciativa, sino que ellos simplemente vinieron donde él, como dice el texto, para responder al llamado del Señor. Las tres acciones de Jesús: subió, llamó instituyó, hacen ver su autoridad y su proyecto; por su parte la respuesta de los doce se simplifica también en tres pasos: venir y estar con él, para luego ser enviados. Y entre las acciones de Jesús y la respuesta de los 12 se descubre todo un proceso: Jesús sube y llama, y como respuesta ellos vienen y están con él, convirtiéndose en discípulos; Jesús instituye y los 12 quedan convertidos en apóstoles, puesto que son enviados a una misión. El contexto de nuestra perícopa nos hace ver la importancia de estar primero con Jesús, de experimentar su intimidad, antes de ir a predicar. De hecho, el encargo de predicar y expulsar demonios no se realizará sino hasta el capítulo 6,7 según nos cuenta el mismo Marcos.
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22 MEDITATIO: Rumiar, dialogar, actualizar La pregunta que deberá guiar nuestra meditación es ¿cuál es el mensaje que este texto bíblico tiene para mí, para nosotros? El llamado de Jesús con esa doble finalidad de estar primero con él para luego enviarlos a una misión, tuvo su antecedente en el llamado que Dios hizo al pueblo de Israel para convertirse en luz para los demás pueblos. Hubo un proceso similar en cuanto que después del llamado, en el monte Sinaí (ver Ex 19,3ss), Dios quiso que su pueblo experimentara su intimidad durante 40 años en el desierto, y después, fungiera como reino de sacerdotes y como nación santa en medio de todos los demás pueblos. La elección del pueblo no fue un rechazo a las demás naciones, sino que fue una vocación en función de una misión universal. Lo que hace Jesús al elegir a los 12, es hacernos entender su proyecto de fundar un nuevo pueblo de Dios con una misión hacia los gentiles. Ahora bien, en este esquema bíblico de vocación, nos debe quedar bien claro que la misión que implica tal llamado no se podrá cumplir sin antes haber vivido la experiencia de Jesús. “Formación y misión, contemplación y actividad, escucha y proclamación son dimensiones complementarias que se condicionan recíprocamente; se está con él actuando, y se actúa estando con él” (Comentario al Nuevo Testamento, Ed. La Casa de la Biblia, pg. 145). Estas dos dimensiones penden de la vocación, es decir, no puede haber misión si primero no hay formación, y no puede nadie pretender ser apóstol si primero no es llamado. Y este “llamamiento que hace Jesús, el Maestro, conlleva una gran novedad. En la antigüedad, los maestros invitaban a sus discípulos a vincularse con algo trascendente, y los maestros de la Ley les proponían la adhesión a la Ley de Moisés. Jesús invita a encontrarnos con Él y a que nos vinculemos estrechamente a Él” (DA 131). Vocación, formación y misión, un tríptico aplicable también a nuestras vidas cristianas. Porque no hay que pensar que únicamente los apóstoles son los responsables de la misión, ellos son sólo los primeros responsables, y todos los bautizados corresponsables. Nuestro bautismo es una verdadera vocación, así lo entendía San Pablo en sus cartas: “a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con cuantos en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor nuestro y de ellos” (1Cor 1,2). Cuando San Pablo escribe a los Tesalonicenses nos platica cómo estos cristianos entendieron muy bien su proceso, pues fueron elegidos, imitaron a los apóstoles y al Señor Jesús, y se convirtieron así en modelo para todos los creyentes de su región, no sólo por su forma de vida y su conversión evidente, sino también por su predicación (cfr. 1Tes 1,4-9).
ORATIO: Suplicar, alabar, recitar. La pregunta aquí es: ¿Qué sentimientos e ideas despiertan en mi corazón y en mi mente para expresárselos a Dios? Se trata ahora de establecer un diálogo entre lo que Dios nos dice en su Palabra y lo que sucede en nuestra vida. Nos conmueve Señor tu condescendencia, porque sin ser nosotros nada frente a ti, siempre tomas la iniciativa para llevar adelante tus planes. Porque nos damos cuenta Señor que no fueron los discípulos quienes te eligieron a ti, sino que tú los elegiste a ellos. Y nos eliges a todos nosotros los bautizados para ser santos junto a ti. Gracias Señor porque haz iluminado a nuestros obispos en Aparecida para hacernos entender del pasaje evangélico que los discípulos “no fueron convocados para algo (purificarse, aprender la Ley…), sino para Alguien, elegidos para vincularse íntimamente a su Persona” (DA 131), a ti Señor, “con la finalidad de ser de ti y formar parte de los tuyos (cfr. Idem). Y ahora Señor haznos entender que todo “discípulo experimenta que la vinculación íntima con Jesús en el grupo de los suyos es participación de la Vida salida de las entrañas del Padre, es formarse para asumir su mismo estilo de vida y sus mismas motivaciones (cf. Lc 6, 40b), correr su misma suerte y hacerse cargo de su misión de hacer nuevas todas las cosas” (DA 131). Parece fácil entenderlo Señor, el espíritu está pronto a asumir este reto, pero la carne es débil y nos cuesta trabajo asumir tu ejemplo de vida, y más miedo nos da correr tu misma suerte y hacer nuestra tu misión.
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23 Tu condescendencia no tiene límites Señor, tu humildad amorosa te lleva no sólo a salir a buscarnos como el buen pastor que busca a su oveja perdida, sino que además quieres que colaboremos contigo, no como siervos sino como amigos. ¡Qué grande eres Señor! Gracias a nuestros obispos tomamos conciencia de ello: “con la parábola de la Vid y los Sarmientos (cf. Jn 15, 1-8), Jesús revela el tipo de vinculación que Él ofrece y que espera de los suyos. No quiere una vinculación como “siervos” (cf. Jn 8, 33-36), porque “el siervo no conoce lo que hace su señor” (Jn 15, 15). El siervo no tiene entrada a la casa de su amo, menos a su vida. Jesús quiere que su discípulo se vincule a Él como “amigo” y como “hermano” (DA 132). Pero qué lejos estamos Señor de corresponder a tan alta dignidad que nos otorgas. En lugar de ser tus amigos, en ocasiones somos tus enemigos; y en lugar de comportarnos como hermanos, parecemos tus extraños. Así, ¿cómo podemos entonces colaborar en tu misión? Nos decías en una ocasión que el que no juntaba contigo desparrama, y eso es muchas veces lo que hacemos: nos olvidamos de nuestro deber como misioneros y nos dedicamos, no necesariamente a cosas malas, pero que sí nos hacen olvidarnos de nuestro ser y quehacer como bautizados, de nuestra misión. De nuestro compromiso con nuestro amigo y hermano Jesús.
CONTEMPLATIO: Ver, saborear, iluminar. La contemplación no supone evasión de la realidad, sino la penetración en el designio salvador de Dios que lleva al compromiso y a la acción. Sólo desde la mirada de Dios se ven mejor las cosas. Sólo desde el pensamiento de Dios se entiende mejor la realidad. Sólo a la luz de su Palabra podemos darnos cuenta de los compromisos y determinaciones que Dios quisiera que asumiéramos. Por eso, como nos dice el Instrumentum Laboris del Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios: “Un objetivo importante es hacer madurar la persona en la lectura de la Palabra, hacerla capaz de un discernimiento sapiencial de la realidad. La Lectio Divina no es una práctica para ser reservada a algunos fieles muy empeñados o a un grupo dedicado a la oración. Ella es una realidad sin la cual no seremos auténticos cristianos en un mundo secularizado. Este mundo exige personalidades contemplativas, atentas, críticas y valientes. Ello supone en cada circunstancia opciones nuevas e inéditas. Requerirá también intervenciones particulares que no vienen del simple modo habitual de proceder ni de la opinión común, sino de la escucha de la Palabra del Señor y de la percepción misteriosa del Espíritu Santo en el corazón” (IL 38). La lectura orante de la Palabra nos vuelve contemplativos en medio del mundo. Evidentemente que ante el mensaje evangélico que venimos meditando, nos debe quedar claro que no podremos ir a la acción si primero no practicamos la contemplación. Cristo llamó a sus discípulos primero a la contemplación, a que estuvieran con él, por tanto, a contemplarlo a Él como amigos y hermanos. Nos señala Aparecida que “el ‘amigo’ ingresa a su Vida, haciéndola propia. El amigo escucha a Jesús, conoce al Padre y hace fluir su Vida (Jesucristo) en la propia existencia (cf. Jn 15, 14), marcando la relación con todos (cf. Jn 15, 12). El “hermano” de Jesús (cf. Jn 20, 17) participa de la vida del Resucitado, Hijo del Padre celestial, por lo que Jesús y su discípulo comparten la misma vida que viene del Padre, aunque Jesús por naturaleza (cf. Jn 5, 26; 10, 30) y el discípulo por participación (cf. Jn 10, 10)” (DA ). Es una contemplación que nos lleva a la identificación con él, gracias a la acción de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad: “El Espíritu Santo, que el Padre nos regala, nos identifica con Jesús- Camino, abriéndonos a su misterio de salvación para que seamos hijos suyos y hermanos unos de otros; nos identifica con Jesús- Verdad, enseñándonos a renunciar a nuestras mentiras y propias ambiciones, y nos identifica con Jesús-Vida, permitiéndonos abrazar su plan de amor y entregarnos para que otros “tengan vida en Él” (DA 137). Contemplamos claramente que primero hay que estar con Jesús, en comunión de santidad con Él, y sólo así podremos estar seguros de que cumpliremos con nuestra misión en el mundo. Nos daremos cuenta de que Él está con nosotros, y que sin él nada podemos hacer. Así lo habían ya experimentado los antiguos israelitas: “Si Yahveh no construye la casa en vano se afanan los albañiles; si Yahveh no guarda la ciudad, en vano vigila la guardia. En vano os levantáis temprano y después retrasáis el descanso los que coméis pan con fatiga, si se lo da a su amado mientras duerme” (Sal 127, 1-2).
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24 ACTIO: Planear, programar, actuar. Es el momento culminante de todo el camino de la Lectio Divina: el compromiso que se concretiza en acciones. Es el momento amargo después de que la Palabra nos supo dulce en la boca, pero conforme la fuimos asimilando, nos compromete y nos interpela. Esta respuesta proactiva que Dios espera, debe ser consciente y libre, y nacer desde lo más íntimo del corazón del discípulo, provocada por la admiración por la persona de Jesús y madurada en la experiencia de su amor (cfr. DA 136). El Documento de Aparecida nos ayuda a visualizar lo que Dios espera de nosotros a la luz de este pasaje evangélico: ü Lo primero de todo es que hemos sido elegidos para vincularnos íntimamente a la persona de Cristo, por lo tanto tenemos que programar nuestra formación para identificarnos con Jesús y poder asumir su mismo estilo de vida y sus mismas motivaciones (cfr. n. 131); ü Como familiares suyos y discípulos nos pide “una unión íntima con Él, obediencia a la Palabra del Padre, para producir en abundancia frutos de amor” (n. 133). ü “Como discípulos y misioneros, estamos llamados a intensificar nuestra respuesta de fe y a anunciar que Cristo ha redimido todos los pecados y males de la humanidad” (n.134). ü En el número 135 nos hace prácticamente un programa de acción, inspirados en la “dinámica del Buen Samaritano (cf. Lc 10, 29-37), que nos da el imperativo de hacernos prójimos, especialmente con el que sufre, y generar una sociedad sin excluidos, siguiendo la práctica de Jesús que come con publicanos y pecadores (cf. Lc 5, 29-32), que acoge a los pequeños y a los niños (cf. Mc 10, 13-16), que sana a los leprosos (cf. Mc 1, 40-45), que perdona y libera a la mujer pecadora (cf. Lc 7, 36-49; Jn 8, 1-11), que habla con la Samaritana (cf. Jn 4, 1-26)”. ü Se nos señala además la espiritualidad que nos debe distinguir como discípulos y misioneros: “su amor y obediencia filial al Padre, su compasión entrañable ante el dolor humano, su cercanía a los pobres y a los pequeños, su fidelidad a la misión encomendada, su amor servicial hasta el don de su vida” (DA 139). El compromiso no es fácil, pero cuando se ha experimentado el amor, entonces tendremos el motivo suficiente para responder: por amor. Por tanto, “es necesario asumir la centralidad del Mandamiento del amor, que Él quiso llamar suyo y nuevo: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (Jn 15, 12). Este amor, con la medida de Jesús, de total don de sí, además de ser el distintivo de cada cristiano, no puede dejar de ser la característica de su Iglesia, comunidad discípula de Cristo, cuyo testimonio de caridad fraterna será el primero y principal anuncio, ‘reconocerán todos que son discípulos míos’ (Jn 13, 35)” (DA 138). En esta tarea ingente de la misión “nos alienta el testimonio de tantos misioneros y mártires de ayer y de hoy en nuestros pueblos que han llegado a compartir la cruz de Cristo hasta la entrega de su vida” (DA 140). Contamos además con el ejemplo hermoso de María, discípula y misionera quien “desde su Concepción Inmaculada hasta su Asunción, nos recuerda que la belleza del ser humano está toda en el vínculo de amor con la Trinidad, y que la plenitud de nuestra libertad está en la respuesta positiva que le damos” (DA 141). Y finalmente no olvidemos que Cristo está con nosotros, que si permanecemos unidos a él podremos dar fruto abundante; al Señor lo encontraremos en la escucha orante de la Palabra, experimentaremos su amor a través de su perdón en el Sacramento de la Reconciliación y de la vivencia de la Eucaristía. Pbro. Jesús García Zamora
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La lectio divina, una experiencia privilegiada en la misión de la Iglesia que nace y vive de la Palabra de Dios
Nota pedagógica: Como en los días anteriores se seguirá, también, el ejercicio de la Lectio divina. Esperemos que no se pierdan entre tanta información. Es recomendable que cada expositor emplee con creatividad las ideas que proponemos a continuación y las adecue al interés y provecho de sus destinatarios.
1. DISPOSICIÓN A LA ORACIÓN Primer paso: Lectura de un texto bíblico. (Se recomienda iniciar con la siguiente lectura) Mt 28,16-20 Lectura del Santo Evangelio según san Mateo 16Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. 17 Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron. 18 Jesús se acercó a ellos y les habló diciendo: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. 19vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. Palabra del Señor. Segundo paso: invitar a todos los participantes a que se pongan de rodillas (si se hace en el templo) o se sienten y cierren sus ojos (si se hace fuera del templo). Señor Jesús, al presentarte a tus seguidores después de la resurrección les dijiste: «Vayan y hagan discípulos míos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,19s). Tú, Señor Jesús, eres la verdad. Sin ti estamos a oscuras respecto a los interrogantes esenciales de nuestra vida. Sin ti somos como ovejas sin pastor. Pero tú, al subir al cielo, no nos has dejado solos. A tus discípulos no les has dado sólo el encargo de enseñar a los hombres el buen camino. Para todos los tiempos les has prometido el Espíritu Santo, que generación tras generación, los guía a la verdad completa. Sostenida por el Espíritu Santo, la comunidad de los discípulos –la Iglesia– lleva tu palabra a través de los tiempos. En la Iglesia vive tu palabra; en ella sigue siempre presente y abre el futuro, porque la verdad es siempre joven y nunca envejece. Ayúdanos para que, mediante la Palabra que nos anuncia la Iglesia, aprendamos a cumplir todo lo que nos has mandado. Ayúdanos a tomar sobre nosotros con alegría el «yugo dulce» de la verdad que no nos oprime, sino que nos hace ser, en ti, hijos del Padre y por tanto nos hace libres. Ayúdanos a encontrarte a ti mismo en la palabra de la fe, a ir conociéndote y amándote progresivamente. Ayúdanos a hacernos amigos de la verdad, amigos tuyos, amigos de Dios. Ayuda a tu Iglesia a ejercer tu misión dócilmente y sin desanimarse, en medio de las vicisitudes del tiempo. Ayúdale a proclamar tu mensaje con valentía y sin traicionarlo. Guía a todos los miembros de tu Iglesia con tu Espíritu e introdúcelos en los amplios espacios de la verdad. Señor, haznos agradecidos por tu palabra; agradecidos por el mensaje del Catecismo, donde tu palabra nos sale al encuentro, de modo que también nosotros aprendamos a decir como el Salmista: «¡Cuánto amo tu voluntad, Señor!». Sí, Señor, «Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero» (Sal 119,105). Amén (Cf. Benedicto XVI)
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26 2. LECTIO (¿Qué dice el texto?) Primer paso: lectura y comprensión de la perícopa Esta perícopa es muy conocida, pero no hay que dar por un hecho que ya la conocemos a profundidad. Lo más recomendable es que todos los participantes tengan el texto de Mt 28,16-20, ya sea en una hoja o se les dicte (sugerimos que utilicen el texto que leímos al inicio y no otras traducciones). Si no es posible que todos tengan acceso al texto, es necesario leerlo en repetidas ocasiones hasta que todos lo comprendan y asimilen. Segundo paso: ejercicio en pequeños grupos Que respondan las siguientes preguntas: ¿Quiénes son los personajes? ¿En qué lugar se desarrollan los hechos? ¿Tiene alguna importancia el hecho de que sea en Galilea? ¿Por qué una montaña? ¿Qué actitudes tienen los personajes? ¿Cuál es el tema principal? ¿Qué hace y dice Jesús? ¿Qué hacen y dicen los discípulos? Tercer paso: puesta en común Cuarto paso: iluminar brevemente con algunas de las siguientes ideas, para preparar la “meditatio”. A) Los Once: El hecho de que los discípulos no sean Doce, sino Once, nos hace pensar en la tragedia ocurrida a Judas, uno de los Doce discípulos (Cf. Mt 26,14.47). Ya, desde en la primera mención que hace el evangelista san Mateo, se especifica el camino que seguirá Judas: la traición y el rechazo de la comunión con su Maestro, Jesús (Cf. Mt 10,4). B) Discípulos. Esta palabra se refiere a la designación de alguien que se halla en relación de discípulo con otra persona y es instruido por ella. De ahí, que una de las características fundamentales del discípulo es la comunión de vida con el Maestro. No existe discípulo sin maestro, ni maestro sin discípulo. La esencia del discípulo de Jesús, por tanto, se manifiesta en esa cercanía y relación estrecha con el Maestro que lo ha llamado a estar con Él. De esta manera, el discípulo debe ser en todo como su Señor (Cf. Mt 10,25). En el Evangelio de san Mateo, la palabra discípulo puede aplicarse a todo el que sigue a Jesús y no sólo al grupo de los Doce. C) Marcharon a Galilea. ¿A dónde se dirigen? ¿Por qué este viaje? Se dirigen a Galilea a encontrarse con Jesús, el Maestro, a quien los Doce han abandonado. Van a ese lugar porque, seguramente, recuerdan las palabras de Jesús: «Después de mi Resurrección los precederé en Galilea» (Mt 26,32). Por otra parte, las mujeres que visitaron el sepulcro, recibieron el encargo del ángel de avisar a los discípulos que Jesús, Resucitado, los esperaba en Galilea (Cf. Mt 28,10). Fue en Galilea donde Jesús predicó, realizó infinidad de milagros y llamó a sus discípulos. Ahora, Galilea, será el lugar donde los discípulos experimentarán el amor misericordioso de su Maestro, Jesús, que, a pesar de sus infidelidades, les confiará una nueva misión. D) Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron. Los discípulos sin decir una palabra a Jesús se postraron en tierra en señal de adoración. Doblan su rodilla y adoran al único que pueden adorar, a Dios. Reconocen que son poca cosa delante del Señor. ¿Cómo se puede entender el hecho de que los discípulos adoren a Jesús y al mismo tiempo manifiesten dudas? ¿Por qué el Evangelista san Mateo menciona la duda de parte de los Once discípulos? El Evangelista no explica el por qué de la duda. Ciertamente a lo largo del Evangelio, ya ha constatado que los discípulos tienen una fe no muy firme; es por eso que cuando Pedro está a punto de hundirse, en el episodio de la tempestad calmada, Jesús lo toma de la mano y le dice: “Hombre de poca fe ¿por qué dudaste? (Mt 14,31). Podemos decir que a los ojos de san Mateo, dudar es tener incerteza y ésta puede ser aplicada al discípulo, porque hay una correlación entre fe y duda. La fe del hombre no es perfecta, siempre necesita del auxilio de la gracia de Dios. El discípulo depende de Jesús, su Maestro, para aumentar su fe; es por eso que su vocación de discípulo tiene que ser realizada día a día en la escucha de su Maestro. El Evangelista san Mateo, de esta manera, presenta la fe de los discípulos como vacilante y perfectible. E) Jesús se acercó a ellos y les habló diciendo. Jesús, en todo el Evangelio, no ha hecho otra cosa que acercarse, ha intentado estar cerca. Este acercarse de Jesús manifiesta dos cosas, por un lado, ratifica la constante presencia de Jesús, el Hijo de Dios, en medio de ellos y, en segundo lugar, recuerda que Dios es fiel y no abandona nunca a su pueblo. Jesús, a pesar de todas las dificultades; incluso, de la actitud de poca fe de los discípulos que lo abandonaron, se acerca a ellos y les habla. F) Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes. Los discípulos, después de aquellos momentos de aban-
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27 dono, duda, temores e incertidumbre, por la muerte de Jesús, hoy contemplan de nuevo a Jesús Resucitado, su Maestro. Jesús, se acerca a ellos derrumbando cualquier barrera que pudiese interponerse entre Él y sus discípulos; no les echa en cara su infidelidad ni les recuerda su pecado, más bien les confía una gran misión: “vayan y hagan discípulos” (Mt 28,19). Este mandato, constituye, desde aquel momento, la misión primordial de los discípulos; misión que realizarán por medio de dos acciones: bautizar y enseñar. En primer lugar, bautizarán en el nombre o dentro del nombre; es decir, los dedicarán a Dios, los harán entrar en el ámbito de Dios; los pondrán bajo la protección de Dios; así, estarán en unión con Dios y se convertirán en propiedad de Dios. El sentido es siempre: crear una unión íntima entre el bautizado y Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. En segundo lugar, el discípulo transmitirá lo que ha aprendido de su “estar con el Maestro, Jesús”, no comunicará doctrinas propias sino lo que ha visto y oído en su estar con Jesús. G) Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días. Esta promesa de compañía divina, con todas las características que ésta conlleva de asistencia, ayuda, seguridad, confianza, esperanza y alegría; será el signo que distinguirá a los discípulos del único maestro, Jesús. La promesa va dirigida no sólo al grupo de los Once discípulos, sino a todos los pueblos, durante todos los tiempos, incluidos nosotros.
3. MEDITATIO (¿Qué nos dice hoy el texto a nosotros?) Consiste en rumiar el texto hasta descubrir el mensaje que encierra para cada uno de nosotros. En la meditación se entabla un diálogo entre lo que Dios nos dice en su Palabra y nuestra vida. Primer paso: invitar a los participantes a reflexionar en estas preguntas o algunas semejantes. ¿Cuáles son las actitudes positivas y negativas de los discípulos, presentes en este texto? ¿Cómo relacionas este texto con los cristianos de nuestra parroquia? ¿Cómo podemos ser mejores discípulos misioneros? ¿Con qué personajes me identifico? ¿Qué nos pide el Señor para transformar evangélicamente nuestra vida y nuestra historia? Segundo paso: iluminación de parte del expositor Con las aportaciones de los participantes, seguramente, se llegó a la conclusión de que no todos los bautizados somos verdaderos discípulos misioneros. Es por esto que nos preguntamos: ¿Cómo se llega a ser discípulos misioneros? En primer lugar, se debe responder a la llamada que nos hace el Señor a transformarnos en verdaderos discípulos suyos. Para realizar esto es necesario que recordemos que sólo se es discípulo si se tiene un Maestro, pues no existe discípulo sin maestro ni, tampoco, maestro sin discípulo; de ahí, que no es posible que digamos que somos discípulos de Jesús si Él no tiene nada que ver en nuestra vida. Como podemos ver este aspecto toca lo más profundo de nuestra identidad cristiana, porque ¿cómo podemos llamarnos cristianos si no conocemos quién es Cristo o si no seguimos sus enseñanzas? Nosotros, los aquí presentes ¿somos discípulos misioneros? Sabemos que por el Bautismo lo somos, pero ¿actuamos y vivimos como tales? Si hacemos un poco de memoria y nos adentramos en la historia de nuestra arquidiócesis de Guadalajara, podremos recordar que contamos con un gran número de testigos que derramaron su sangre, porque quisieron seguir a Jesús, incluso, hasta las últimas consecuencias, es decir, el ofrecimiento de su propia vida. Ellos fueron verdaderos discípulos misioneros. Nos preguntamos: ¿de dónde obtuvieron ese entusiasmo que les motivó a entregar toda su vida a favor de Dios y sus hermanos? Jesús, el Maestro que formó personalmente a sus Apóstoles y discípulos, nos muestra el camino: es necesario “estar con el Señor”, porque Él es el Camino, la Verdad y la Vida (Cf. Jn 14,6), quien escucha el llamado de Jesús para emprender el camino con Él y se dispone al seguimiento, lo hace porque se siente fascinado por el deseo de realizar sus aspiraciones más altas. Así, se transforma en un discípulo apasionado por Cristo, a quien reconoce como el Maestro que lo conduce y acompaña. No obstante, estos ejemplos maravillosos de heroísmo cristiano, en nuestra Iglesia diocesana cada vez son más los que se apartan de nuestra Iglesia engañados y alucinados por los ídolos del poder, placer y riqueza. Judas, al igual que algunos de nosotros, solemos apartarnos de Dios y poner nuestra confianza en otras cosas o
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28 personas, negando así nuestro ser de discípulos misioneros; pero no hemos de olvidar que Jesús, al igual que a los Doce discípulos, nos llama a todos a encontrarnos con Él, pero no para realizar un conocimiento intelectual superficial, sino para tener una experiencia profunda de Él. Los Once discípulos fueron, pues, llamados a encontrarse con Jesús en Galilea. Pedro y los demás discípulos, al igual que Judas, habían negado a Jesús a partir de la celebración de la última cena. La diferencia entre Judas y los demás discípulos se acentuó en el hecho, de aceptar o rechazar la misericordia de Dios; Judas se arrepintió, pero no fue capaz de entender que el amor de Jesús iba más allá de su traición y se ahorcó; los demás discípulos, a pesar de su pecado, se encaminaron para restablecer de nuevo la comunidad de vida y amor con su Maestro, Jesús. ¿No crees que podrías ser tú el discípulo que falta en nuestra Iglesia? Recordemos, en el texto que acabamos de leer, cómo Jesús confiando plenamente en sus discípulos les confió una misión: “hacer discípulos a todos los pueblos” (Mt 28,19). ¿Qué podemos hacer para que todos los bautizados nos transformemos en verdaderos discípulos misioneros? Los obispos reunidos en Aparecida, Brasil, propusieron el proceso de formación de discípulos misioneros destacando cinco aspectos fundamentales: a) El Encuentro con Jesucristo, que presupone el anuncio del Kerigma, es decir, el primer anuncio gozoso y testimonial de la Buena Nueva (Evangelio), hecho por el heraldo de Cristo, por el testigo (apóstol, misionero, evangelizador…), para convocar a los no creyentes, llamados a la conversión, a la fe y al bautismo. La proclamación del kerigma es la obra esencial de la evangelización y el contenido de la primera predicación de la fe; b) La Conversión, primer fruto del Encuentro con Jesús. Tal encuentro se hace tan profundo que impacta toda la vida, pues se acepta a Cristo en toda la existencia cristiana como Camino, Verdad y Vida (Cf. Jn 14,6); asimilando los valores evangélicos en orden a la conversión personal y pastoral. Se trata, en pocas palabras, de “recomenzar desde Cristo”. c) El Discípulado, es decir, la profundización en la persona, ejemplo y doctrina de Jesús, mediante una catequesis permanente y la vida sacramental. El discípulo está con el Maestro, realiza lo que aprende y lo comunica a sus hermanos. d) La Comunión. El discipulado y la misión siempre suponen la pertenencia a una comunidad. Dios no quiso salvarnos aisladamente, sino formando un Pueblo. Los diversos lugares de comunión para el discípulo misioneros son: la familia, las pequeñas comunidades eclesiales y la parroquia. e) La Misión. Quien ha tenido un Encuentro profundo con Jesús, se ha convertido, y vive en comunión, no puede guardar para sí este tesoro; de su interior nace un impulso incesante que le lleva a ser testigo entre sus hermanos de todo aquello que ha visto y oído.
4. ORATIO (¿Qué es lo que el texto nos hace decir a Dios?) Lo que hemos descubierto en este texto y hemos confrontado con nuestra vida lo podemos hacer oración de acción de gracias, de alabanza, de arrepentimiento, de súplica, de petición de perdón y de intercesión. Donde sea posible, se sugiere que se haga la exposición del santísimo. Primer Paso: Exposición con el santísimo o disposición a la oración (Si no se realiza en el templo, se sugiere que se ponga un motivo eucarístico) Preparación a la oración ante el santísimo (Canto). Sacerdote: Jesús, gracias porque nos has llamado a seguirte, porque nos invitas constantemente a escucharte, a permanecer a tu lado, a compartir la vida contigo. Gracias, porque nos llamas a la conversión, nos la fuerza para dejarlo todo e ir tras de Ti, porque cambias nuestra forma de pensar y de vivir, y nos concedes aceptar la cruz de cada día, que es tu misma cruz. Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre (Canto). Sacerdote: Jesús, gracias porque nos llamas a conocerte, amarte y servirte; porque nos acompañas a través de la vida sacramental fortaleciendo nuestra conversión inicial. Gracias porque nos llamas a vivir en comunidad, participando de la vida de la Iglesia, en el encuentro con los hermanos, en una vida fraterna y solidaria. Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre (Canto).
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29 Sacerdote: Jesús, gracias porque nos llamas a compartir con otros, la alegría de ser discípulos enviados, gracias porque compartiendo tu misma misión, nos haces discípulos misioneros. Segundo Paso: Invitar a los participantes a que espontáneamente hagan una oración como respuesta a la Palabra meditada.
5. CONTEMPLATIO ET ACTIO (¿Cómo Palabra leída, meditada y orada?)
vemos, saboreamos y ponemos en práctica la
Este encuentro profundo con la Palabra divina, proporciona una nueva mirada sobre Dios, sobre el hombre y sobre el mundo, y revela cuál es el designio y la voluntad de Dios. Primer paso: Que cada persona escriba uno o dos compromisos a la luz de la Palabra de Dios que se ha meditado. Segundo paso: Intercalando el silencio con algunos cantos, cada uno de los participantes deposita en una pequeña urna ante el santísimo sus compromisos. Tercer paso: Bendición con el Santísimo (si no se expuso el Santísimo, se pueden quemar los compromisos, mientras se entona el canto del Padre Nuestro). Pbro. José Sánchez
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María modelo de recepción de la palabra de Dios para el creyente
En este encuentro nos proponemos de la mano de María de Nazaret, los siguientes objetivos: • Profundizar en el conocimiento de la Virgen María, quien tiene “oídos de discípula”. • Presentar a la Virgen María como la verdadera “oyente” que supo escuchar y acoger la Palabra con sencillez y en plenitud. • Descubrir nuestra condición de oyentes privilegiados de esa Palabra aquí y ahora; y sentirnos, como María de Nazaret, llamados a hacerla nuestra (ser discípulos) y difundirla (y misioneros).
1. LECTURA (LECTIO) Antes de comenzar, buscamos Lc 1,26-38. Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre que se llamaba José, descendiente de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel, le dijo: ¡Dios te salve, llena de gracia! El Señor está contigo; bendita eres tú entre las mujeres. Pero ella se turbó mucho por estas palabras, y se preguntaba qué clase de saludo sería éste. Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Éste será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de su padre David; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que soy virgen? Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso lo santo que nacerá será llamado Hijo de Dios. Y he aquí, tu parienta Elizabet en su vejez también ha concebido un hijo; y éste es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril. Porque ninguna cosa es imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia. • Ambientación En la escena de la Anunciación se hace temporal, cercana y actual la Palabra eterna de Dios en la vida de la Virgen María. Nosotros repetimos una y otra vez en la Misa: ¡Palabra de Dios!, ¡Palabra del Señor!... sin embargo, no siempre la escuchamos con verdadero interés, ni reaccionamos ante ella con la misma obediencia activa y gozosa con la que reaccionaba la Virgen María. Verdaderamente necesitamos acercarnos a ella, y aprender en su escuela la sencilla y eterna novedad de la Palabra de vida. • Miramos nuestra vida Nuestro mundo está lleno de prisa y de ruidos. Falta capacidad de escuchar, de hacer silencio. Vivimos un tiempo de muchas palabras vacías. Pero, a pesar de todo ello, también hay búsquedas; y aunque a veces lo dudemos, siempre hay oportunidad de aprender nuevamente el valor de la escucha atenta, para ganar así espacios de admiración y fidelidad ante la Palabra iluminadora de Dios: Como dijo Pedro a Jesús: “Sólo tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6,68). Observando nuestra vida y con estas reflexiones preguntémonos: -¿Sabemos escuchar a los demás? ¿Qué actitudes hacen falta para escuchar bien? -¿Nos sentimos nosotros mismos escuchados cuando contamos a otros nuestras preocupaciones? Cuenta alguna experiencia.
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• Escuchamos la Palabra de Dios En la historia de la salvación emergen grandes figuras de oyentes y de evangelizadores de la Palabra de Dios: Abraham, Moisés, los profetas, los Santos Pedro y Pablo, los otros apóstoles, los evangelistas. Ellos escuchando fielmente la Palabra del Señor y comunicándola han hecho espacio al Reino de Dios. En esta perspectiva, un papel central asume la figura de la Virgen María, la cual ha vivido en modo incomparable el encuentro con la Palabra de Dios, que es el mismo Jesús. Por este motivo, ella es un modelo providencial de toda escucha y anuncio. Educada en la familiaridad con la Palabra de Dios en la experiencia intensa de las Escrituras del pueblo al cual ella pertenecía. En medio del pueblo de Israel ya se habían dejado oír, en épocas anteriores, esas mismas palabras que María escuchó: “Alégrate”. “el Señor está contigo”, “su Reino no tendrá fin”, “para Dios nada hay imposible”… Y, aunque oficialmente poseían la categoría de ser “Palabra de Yahvé”, no siempre habían encontrado el debido eco en el corazón de los israelitas; ellos padecían de un mal parecido al nuestro: la sordera de la rutina. Sin embargo, esas mismas palabras, al encontrar resonancias nuevas e insospechadas en la Virgen María, adquirieron en ella la fuerza necesaria como para poner en marcha una nueva creación. • Hacemos unos momentos de silencio. Con una mirada atenta, leemos Lc 1,26-38, y consultamos las notas de nuestra Biblia. • Después, permitiendo que la luz de esa Palabra nos ilumine, respondemos a las preguntas siguientes: - ¿Hay alguna frase de este relato que nos parece más importante? ¿Por qué? - ¿Cómo reacciona María ante la Palabra que le es anunciada? - ¿Qué cambios produce en María la escucha atenta y la acogida de esa Palabra?
2.- MEDITACIÓN (MEDITATIO) • Volvemos sobre nuestra vida No es sólo la Virgen María quien recibe el anuncio de un “ángel”. Ángel quiere decir “mensajero”. Y todos encontramos en el camino de la vida “ángeles” que nos ponen muy cerca la Palabra del Señor. Personas y acontecimientos, así como ciertos detalles de la vida, pueden ser en realidad “mensajeros divinos”. Aunque no sea exactamente igual que en el caso de la Virgen, también nosotros estamos recibiendo continuamente mensajes de Dios. Lo importante es saber acogerlos. -¿Hay alguna luz en este pasaje del evangelio que podamos aplicar a nuestro momento presente? -¿Descubrimos en nuestra vida “ángeles” de Dios que nos hayan transmitido su Palabra? -¿Acogemos la Palabra de Dios como dirigida verdaderamente a nosotros? ¿Qué cambios ha producido esta acogida en nuestra vida?
3. ORACIÓN (ORATIO) Teniendo muy presentes nuestras limitaciones y nuestras indiferencias respecto a la Palabra de Dios, valoremos también, con la ayuda del Espíritu, los pasos que estamos dando en la escucha y en la acogida de esa Palabra que da luz y fuerza para vivir. • Leemos de nuevo el relato o alguna frase del mismo y hacemos unos instantes de oración en silencio. • Después nos expresamos con palabras o con gestos para pedir perdón por nuestras sorderas y/o para dar gracias por nuestro despertar al influjo de la Palabra. • Se puede terminar rezado juntos el “Ángelus” o cantando “Madre de todos los hombres, enséñanos a decir Amén”.
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32 4.- CONTEMPLACIÓN (CONTEMPLATIO) Ahora contemplemos las actitudes de María ante la Palabra de Dios: -Perplejidad y asombro: en un principio, María se siente confundida ante el saludo. Son demasiadas impresiones para una joven de corazón sencillo, aunque esté sensibilizada con el proyecto salvador de Dios. Pero el ángel confirma la validez del saludo y disipa la confusión. -Libertad de espíritu y madurez humana: la figura de María aparece con unos rasgos bien definidos de libertad y de madurez excepcional. El diálogo resalta, junto a la sencillez de esta joven, su capacidad de intervención crítica y respetuosa: “¿Cómo será esto?”. -Escucha atenta y acogida de la Palabra: esto es lo más importante, lo definitivo. En María se realiza con perfección lo que el profeta Isaías había anunciado: (cf. Is 50,4). Y esa escucha se convierte en disponibilidad total: “Hágase en mí según tu Palabra” (Lc 1,38). María escuchaba y conocía las Escrituras, las meditaba en su corazón a través de un proceso interior de maduración, donde la inteligencia no está separada del corazón. Ella buscaba el sentido espiritual de la Escritura y lo encontraba relacionándolo con las palabras, con la vida de Jesús y con los acontecimientos que ella iba descubriendo en la historia personal. (IL 25).
5.- ACCIÓN (ACTIO) Ante las páginas de la Biblia, mucha gente reacciona diciendo: “no saco nada de provecho con la lectura de la Biblia, no sé cómo interpretarla, me cuesta mucho entender lo que quiere decir”. No cabe duda de que hay problema serio en esa relación entre los creyentes y la Palabra de vida. Parece como si estuviéramos avanzando por un hermoso sendero, y de repente desapareciera el camino o tropezáramos con un muro infranqueable. ¿Cómo hacer un poco de luz en el tema? La Biblia es apasionante, pero no siempre es fácil. Hay obstáculos reales que provienen de los mismos escritos bíblicos, del desconocimiento de las circunstancias de aquel tiempo y también del mismo lenguaje empleado: hay términos y giros propios de épocas muy diferentes a la nuestra. Pero, atención, ¿no puede ocurrir a veces que alguna dificultades dependan de nosotros mismos, de nuestras actitudes? A éstas especialmente queremos referirnos aquí.
Tres pasos incompletos -Cada página de la Biblia es como un conocido con quien nos tropezamos en la calle; se trata de una persona extraordinaria que podría llegar a ser amiga de verdad. Pero si le decimos “¡Hola! ¿Qué tal?” y no prestamos atención a su respuesta, si seguimos adelante sin detenernos, ¿qué amistad podrá crecer entre los dos? Ése es uno de los problemas mayores para quien se cruza con la Palabra de Dios: rozar levemente su superficie y pasar a la ligera, sin entrar en su contenido. Apenas le dedicamos un poco de tiempo, y con un mínimo de interés. No rompemos la cáscara y, por eso mismo, nos resulta imposible saborear el fruto. -Otras veces le dedicamos tiempo y esfuerzo, pero aquello que leemos lo consideramos como cosa del pasado; es decir, algo digno de ser recordado como “historia sagrada”, y que nos hace exclamar: ¡qué bonito!... Pero no lo sentimos como algo actual y personal, como algo que merezca situarse todo los días en el horizonte vital de nuestro aquí y ahora. -Por fin, damos un paso más. Nos acercamos a la Palabra sintiéndola como algo que es conveniente para nuestra experiencia de vida, y por eso mismo intentamos apropiárnoslo. Lo vemos necesario y procuramos guardarlo celosamente. Si lo hacemos así, ya hemos conseguido mucho. Pero falta un último paso que es definitivo.
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33 Los pasos necesarios para hacer nuestra la Palabra de Dios Primero: es necesario interiorizar la Palabra de Dios que llega a nosotros. Se requiere esfuerzo y perseverancia activa en la búsqueda constante: pero se hace aún más imprescindible el dejarse conducir por ella. La Palabra nos sale al encuentro; hay que gastar con ella mucho tiempo gratuito, como se hace con los amigos. Y aunque habrá cosas que no lleguemos a entender por completo, siempre podremos “guardarlas en el corazón” (Lc 2,51), como María, esperando tiempos mejores para la compresión más profunda. Segundo: no basta con interiorizarla: es necesario también hacerla presente, actualizarla. Cuando la Palabra de Dios es acogida en el corazón, más tarde o más temprano nos damos cuenta de que es actual: que lo que sucedió en el pasado también puede ocurrir en el presente. Y aunque nos preguntemos a veces, como los israelitas en el desierto. “¿Está o no está Dios entre nosotros?” (Ex 17,7), poco a poco iremos descubriendo que también nosotros podemos decir lo que Jesús en la sinagoga de Nazaret: “Hoy se cumple esta Palabra que acaban de escuchar” (Lc 4,21). María nos enseña a no permanecer como extraños espectadores ante una Palabra de vida, sino a transformarse en participantes, haciendo propio el “heme aquí” de los profetas (cf. Is 6, 8) y dejándose conducir por el Espíritu Santo que habita en nosotros. (IL 25). Tercero: el gran obstáculo con el que nos encontramos es que en nuestros días se relativiza todo; y, como consecuencia, disminuye el número de quienes son iluminados por esa Palabra que desea ser luz del mundo. Por eso, es urgente universalizarla: es decir, ofrecer a los demás “lo que nosotros hemos oído, lo que hemos visto, lo que hemos contemplado y han tocado nuestras manos acerca de la Palabra de vida” (1 Jn 1,11). Es necesario potenciar la conciencia de ser “enviados”, es decir, “misioneros”, y ponerse en camino para llevar esa Buena Noticia a los demás: necesitamos abrir las manos para poder compartir la alegría del tesoro descubierto y de la perla encontrada (cf. Mt 13,44-46). María es la gran misionera, continuadora de la misión de su Hijo y formadora de misioneros. Ella, así como dio a luz al Salvador del mundo, trajo el Evangelio a nuestra tierra. Desde Pentecostés son incontables los creyentes que han encontrado en ella la inspiración más cercana para aprender cómo ser discípulos y misioneros de Jesús. (DA 269).
Peregrinos, con María de Nazaret, al encuentro de la Palabra Para poder dar esos pasos, superando cada uno de los obstáculos, es conveniente que profundicemos siempre un poco más en el camino recorrido por María de Nazaret. “María de Nazaret, desde el evento de la Anunciación hasta la Cruz, y aún hasta Pentecostés, recibe la Palabra en la fe, la medita, la interioriza y la vive intensamente (cf. Lc 1, 38; 2, 19.51; Hch 17, 11). En virtud de su “sí”, dado inicialmente, y nunca interrumpido, a la Palabra de Dios, ella sabe observar en torno a sí y vive las urgencias del cotidiano, siendo consciente que lo que recibe como don del Hijo es don para todos: en el servicio a santa Isabel, en las bodas de Caná y junto a la cruz (cf. Lc 1, 39; Jn 2, 1-12; 19, 25-27)” (IL 25). Ella hizo realidad lo que estamos llamados a vivir hoy, sin excepción, todos los discípulos de Jesús. María es nuestro modelo tanto para acoger la fe, la Palabra, como para estudiarla. A ella no le basta recibirla, la medita atentamente. No solamente la posee, sino que al mismo tiempo la valoriza. Le da su consentimiento, pero también la pone en práctica. Así María se transforma en un símbolo para nosotros, para la fe de las personas simples y para aquella de los doctores de la Iglesia, que buscan, sopesan, definen cómo profesar el Evangelio (IL 25). Todos los miembros del pueblo fiel, reconociendo el testimonio de María y también de los santos, tratemos de imitarles cada día más. (DA 262). La Virgen María quien, por su fe (cf. Lc 1, 45) y obediencia a la voluntad de Dios (cf. Lc 1, 38), así como por su constante meditación de la Palabra y de las acciones de Jesús (cf. Lc 2, 19.51), es la discípula más perfecta del Señor. (DA 266). Esta familiaridad con el misterio de Jesús es facilitada por el rezo del Rosario, donde: El cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor. Mediante el Rosario, el creyente obtiene abundantes gracias, como recibiéndolas de las mismas manos de la madre del Redentor. (DA 271).
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34 También a nosotros Dios nos dirige su Palabra que libera y que salva. Así como para María la Palabra de Vida está al alcance de todos. No hace falta subir hasta el cielo, ni ir a buscarla más allá del mar. Porque como dice la Escritura “La Palabra está bien cerca de ti, está en tu boca y en tu corazón para que la pongas en práctica” (Dt 30,14). Por eso mismo nos dijo el Papa Benedicto XVI cuando vino a Aparecida, Brasil: “permanezcan en la escuela de María. Inspírense en sus enseñanzas. Procuren acoger y guardar dentro del corazón las luces que ella, por mandato divino, les envía desde lo alto”. (DA 270). Con los ojos puestos en sus hijos y en sus necesidades, como en Caná de Galilea, María ayuda a mantener vivas las actitudes de atención, de servicio, de entrega y de gratuidad que deben distinguir a los discípulos de su Hijo. Indica, además, cuál es la pedagogía para que los pobres, en cada comunidad cristiana, “se sientan como en su casa”. Crea comunión y educa a un estilo de vida compartido y solidario, en fraternidad, en atención y acogida del otro, especialmente si es pobre o necesitado. En nuestras comunidades, su fuerte presencia ha enriquecido y seguirá enriqueciendo la dimensión materna de la Iglesia y su actitud acogedora, que la convierte en “casa y escuela de la comunión” y en espacio espiritual que prepara para la misión. (DA 272). La escucha atenta y orante de la Palabra de Dios (lectio divina) fue una experiencia privilegiada y única en la vida de la Virgen María, aprendamos pues de ella, que es modelo de recepción de la Palabra para todo creyente e imitemos su ejemplo de escucha atenta y de recepción alegre, generosa y comprometida, Dios que suscitó a María como nuestro modelo de nuestra vida nos ayude a imitarla. P. Eduardo Michel
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