Hoja parroquial Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
Nº 22 • Santísima Trinidad • 30 de Mayo de 2010
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El misterio amoroso de Dios a fiesta de la Santísima Trinidad que hoy celebramos es la fiesta del misterio de Dios. La fiesta del Dios siempre incomprensible, del Dios uno y trino, que se ha revelado a los hombres. La Santísima Trinidad es lo que Dios es en privado. La Trinidad es la vida de Dios. Cuando vamos por las calles y miramos ventanas y puertas cerradas, pensamos en las familias que viven detrás de los cristales. Y nos preguntamos: ¿Cómo es la vida privada de esa familia? ¿Hay amor entre los esposos y los hijos? ¿Hay comunicación? ¿Hay alegría? Esa es su vida íntima a donde no me es dado entrar. Nadie sabe lo que pasa ahí adentro, a no ser que los gritos sean muy fuertes o nos permitan entrar. La vida del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo tiene sus “secretos”, su “privacidad”. Nosotros preguntamos: ¿Quién es Dios? Y decimos bien cuando lo definimos como Amor. Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es comunidad de amor y comunión de personas en su esencia. ¿Entienden? Lo que pasa de puertas hacia dentro es su vida, su misterio.
L
Nos conocemos en el trato, en la acción, en el encuentro
Los hombres nos conocemos en el trato y en el encuentro con el otro. Lo mismo pasa con Dios. A Dios lo conocemos gracias a sus manifestaciones, a sus salidas, a sus encuentros con sus hijos, los humanos. Dios Padre. Dios es Padre en su
maravillosa creación, en su divina Providencia, en el sol que brilla para buenos y malos, en su amor a todo lo creado y a todos nosotros. Dios Hijo. Jesús es Dios en la historia, en la carne, en el sufrimiento. Jesús es Dios hecho imagen visible y palpable; lloró con lágrimas como las nuestras, amó con un corazón como el nuestro, trabajó con manos como las nuestras, y sufrió con un cuerpo como el nuestro. Jesús es más que el retrato de Dios, es la presencia de Dios entre los hombres. Dios Espíritu Santo. El Espíritu Santo es Dios guiándonos a la fe, limpiándonos del pecado, dándonos plenitud y salvación, el huésped del corazón. A Dios lo conocemos por sus manifestaciones, sus salidas, sus encuentros con sus hijos, los hombres. Cuando “sale de su piso” y “baja a la calle”, allí
lo encuentro y lo veo actuar. Detrás de su ventana es el misterio, lo privado, la Trinidad.
Nuestra vida está marcada por la Trinidad
Hoy es un día para pensar, hacernos conscientes, de cómo nuestra vida cristiana está marcada -más de lo que parece- por este Dios Trino que ha actuado desde siempre para nuestra salvación: Primero, en el Bautismo fuimos signados y bautizados “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, envueltos, por tanto, ya desde el principio en su amor; segundo, en nuestra celebración Eucarística, al principio nos santiguamos en su nombre, y al final, el presidente nos bendice también con la fuerza del Dios Padre, Hijo y Espíritu; Continúa en la página 4 1