Hoja parroquial Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
N.º 10 • IX del Tiempo Ordinario, Ciclo A • 6 de Marzo de 2011
Fundado el 4 de junio de 1930. Registro postal IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes INDA-04-2007-103013575500-106
¿Rezamos para quedar bien o para vivir bien?
C
uando elegimos algo, implica nuestra renuncia a muchas cosas; y cuando elegimos, usamos nuestra libertad, que por supuesto siempre tiene un costo; no es posible elegir sin rechazar algo. Por el simple hecho de vivir, tenemos que aprender a elegir, pero también a renunciar: ahí es donde nuestra libertad se traba o se engrandece. Ahí está la bendición o la maldición. Bendición, como nos dice el libro del Deuteronomio en la Primera Lectura, si acatamos los mandamientos de Dios. Maldición si despreciamos lo que Dios nos dice, si nos desbarrancamos por otros caminos. Una responsabilidad significativa, trascendente para nuestra felicidad. Es menester aprender a distinguir lo mejor, lo bueno, entre la basura de tantas opciones que se nos presentan. Sucede que, con frecuencia, nos vamos detrás de otros diosecillos en apariencia más atrayentes y de mayor petulancia para nuestra vida social.
elección. Por eso somos libres para decir “sí” o “no” a una propuesta del amor de Dios.
¿Fe o buenas obras? ¿Cumplir la ley o nada más rezar?
Jesús tiene autoridad para decirnos cómo vivir
Pero la vida tiene muchas cuestiones más finas y de difícil discernimiento, en las que no pocas veces, a la hora de decidir, lo hacemos mal o nos atoramos. San Pablo trata en la Segunda Lectura un asunto medular: a veces nos inclinamos por hacer una sola cosa entre la fe y el cumplimiento de la ley. Así ha sido a lo largo de los siglos pasados, en diversas culturas. En ocasiones, damos prioridad a la fe, decimos que tenemos mucha y que con eso basta. Ha habido otros modos de pensar que manifiestan esta discusión: con hacer lo que marca la ley, aunque uno no crea, ya está salvado. La Palabra del Señor nos dice que la justicia de Dios es la que nos salva, su gratuidad es la que nos va a dar, en definitiva, la salvación, y no el cumplimiento exacto de la ley. Sin embargo, nuestra fe debe de ser de tal manera que siempre nos lleve a concluir en buenas obras: solo así le pondremos el sello de nuestra
Así lo subraya el Evangelio de Mateo este día: No bastan muchas oraciones… ni decir hasta el cansancio “Señor, Señor…”. Hay que aprender a adquirir fortaleza para llevar adelante el cumplimiento de la ley de Dios. Es la primacía del hacer sobre el decir. Los mexicanos tenemos un rico refranero que condena las muchas palabras y bendice las buenas obras. Los filósofos de ciertas corrientes pudieran decir que es “la filosofía de la praxis”. Tenemos que realizar buenas obras para demostrar lo que creemos. No se trata de hacer cosas espectaculares para quedar bien ante los espectadores del mundo. “Escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica”: a eso se le llama construir en firme sobre roca. Y el Evangelio termina diciendo que cuando oyeron a Jesús hablar de esto, la gente estaba feliz, porque “les enseñaba con autoridad”. Él nos manda que así sean las cosas. 1
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 24, 16. 18
Tengo los ojos puestos en el Señor, porque Él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 30
R. Sé Tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio.
A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado. Tú que eres justo, ponme a salvo; escúchame y ven pronto a librarme. R. Sé Tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio.
Sé Tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio, la muralla que me salve. Tú, que eres mi fortaleza y mi defensa, por tu nombre, dirígeme y guíame. R. Sé Tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio.
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame, por tu misericordia. Sean fuertes y valientes de corazón, ustedes, los que en el Señor esperan. R. Sé Tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 15, 5 R. Aleluya, aleluya.
Yo soy la vid y ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante. R. Aleluya.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 16, 6
Yo te invoco, porque Tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras. 2
Lectura del libro del Deuteronomio 11, 18. 26-28. 32 En aquellos días, Moisés habló al pueblo y le dijo: “Pongan en su corazón y en sus almas estas palabras mías; átenlas a su mano como una señal, llévenlas como un signo sobre la frente. Miren: He aquí que yo pongo hoy delante de ustedes la bendición y la maldición. La bendición, si obedecen los mandamientos del Señor, su Dios, que yo les promulgo hoy; la maldición, si no obedecen los mandamientos del Señor, su Dios, y se apartan del camino que les señalo hoy, para ir en pos de otros dioses que ustedes no conocen. Así pues, esfuércense en cumplir todos los mandamientos y decretos que hoy promulgo ante ustedes”. Palabra de Dios. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos 3, 21-25. 28 Hermanos: La actividad salvadora de Dios, atestiguada por la ley y los profetas, se ha manifestado ahora independientemente de la ley. Por medio de la fe en Jesucristo, la actividad salvadora de Dios llega, sin distinción alguna, a todos los que creen en Él. En efecto, como todos pecaron, todos están privados de la presencia salvadora de Dios; pero todos son justificados gratuitamente por su gracia, en virtud de la redención llevada a cabo por medio de Cristo Jesús, al cual Dios expuso públicamente como la víctima que nos consigue el perdón por la ofrenda de su sangre, por medio de la fe. Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe y no por hacer lo que prescribe la ley de Moisés. Palabra de Dios.
EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según san Mateo 7, 21-27 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me diga ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. Aquel día muchos me dirán: ‘¡Señor, Señor!, ¿no hemos hablado y arrojado demonios en tu nombre y no hemos hecho, en tu nombre, muchos milagros?’. Entonces yo les diré en su cara: ‘Nunca los he conocido. Aléjense de mí, ustedes, los que han hecho el mal’. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”. Palabra del Señor.
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén
Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos; te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial,
A un mes del
Día del Seminario
M
ás de 1,600 seminaristas que pertenecemos a esta Arquidiócesis de Guadalajara, estaremos de fiesta, pues el próximo 3 de abril celebramos el “Día de nuestro Seminario”, el día de tu Seminario. Parte de las actividades de esta gran celebración son las visitas a los enfermos en los hospitales para pedirles su oración, para pedirles que ofrezcan sus sufrimientos como un sacrificio grato a Dios en favor de las vocaciones sacerdotales; nos encontramos también a los jóvenes y adolescentes en sus escuelas y colegios para hacer con ellos labor de promoción vocacional, es decir, motivarlos y presentarles la vida consagrada como opción en sus vidas, así como invitarlos a hacer oración por los que ya hemos decidido
Dios Padre todopoderoso. Señor Hijo único Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
seguir este camino. Por supuesto, no puede faltar la visita a todos ustedes en cada una de las parroquias, queremos que nos conozcan, queremos estar cerca de ustedes, queremos pedir personalmente su oración y entregarles de mano la estampa con la oración por las vocaciones sacerdotales, ya que su oración tiene un valor inestimable para nosotros. Nuestra fiesta tiene más un tinte espiritual que material, por lo que ustedes, estando cerca o lejos, pueden ser parte de ella. Únanse a esta campaña de oración, sean parte de nuestro camino, pues como decía San Vicente de Paúl: “No hay obra más grande que formar un sacerdote”. Seminario Diocesano de Guadalajara ¡VEN Y SÍGUEME!
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros, porque sólo Tú eres santo, sólo Tú, Señor, sólo Tú, Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén 3
Historia del Miércoles de Ceniza En los primeros años de la Iglesia, la duración de la Cuaresma variaba. En el siglo IV se fijó su duración en 40 días, y comenzaba seis semanas antes del domingo de Pascua. 11, 12 y 13 de marzo de 2011
En los siglos VI al VII, cobró importancia el ayuno como práctica cuaresmal, presentándose un inconveniente: nunca se ayunó en domingo por ser Día del Señor. ¿Cómo hacer para respetar el domingo y, a la vez, tener cuarenta días de ayuno? Para resolver este asunto, en el siglo VII, se agregaron cuatro días más a la cuaresma, antes del primer domingo, estableciendo los cuarenta días de ayuno. Así, la Iglesia empezó la costumbre de iniciar la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza, que es el primer día de la Cuaresma, cuarenta días antes de la Pascua. En este día, se inicia un tiempo para todo cristiano que quiera prepararse a vivir el Misterio Pascual. En los primeros siglos de la Iglesia, existía la práctica de que los “penitentes” (grupo de pecadores que querían recibir la reconciliación), comenzaran su penitencia pública el primer día de la Cuaresma. Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal, y se mantenían lejos hasta que se reconciliaban el Jueves Santo. Estas prácticas cayeron en desuso (del siglo VIII al X). Entonces, en el siglo XI, desaparecidos los penitentes como grupo, viendo que el símbolo de la imposición de la ceniza al iniciar la Cuaresma era bueno, se empezó a realizar para todos los cristianos. Toda la comunidad se reconocía pecadora, dispuesta a emprender el camino de la conversión. Te invita a escuchar
“MUNDO FAMILIA” Un programa conducido por Lupita Venegas y Meche Covarrubias Lunes a viernes 11:00 hrs.
1480 AM
Pedidos a domicilio al teléfono: 3613 3043
Pabellón • La Gran Plaza • Plaza Patria • Arboledas • Iteso • Galerías
18, 19 y 20 de marzo de 2011
JUBILEO CIRCULAR 7, 8 y 9: Lunes, Martes y Miércoles SAN GERARDO DE MAYELA, Polanco BELÉN DE JESÚS SAN MARTÍN DE TOURS SANTO NIÑO DE ATOCHA, Tonalá NTRA. SRA. DE LAS ROSAS, Lomas Independencia NTRA. SRA. DE GUADALUPE, Atotonilquillo SAN ANDRÉS, Mun. de Magdalena
10, 11 y 12: Jueves, Viernes y Sábado NTRA. SRA. DE BUGAMBILIAS NTRA. SRA. DE LA ESPERANZA LA CANDELARIA, SAGRADO CORAZÓN, Lomas del Verde NTRA. SRA. DEL TEPEYAC, Atemajac SAN FRANCISCO DE ASÍS, Juchipila EL ESPÍRITU SANTO, Ocotlán SAN PEDRO ITZICÁN, Ocotlán
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