Hoja parroquial ¡Jesús es luz, si queremos ver! H Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
N.º 14 • IV domingo de Cuaresma, Ciclo A • 3 de Abril de 2011
Fundado el 4 de junio de 1930. Registro postal IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes INDA-04-2007-103013575500-106
oy todavía hay mucha gente que no quiere ver. Hay razones del alma por las que nos obcecamos, nos quedamos sin luz. Tal vez estas razones están en otra dimensión en la que no queremos entrar. Hay un instinto oculto o alguna pasión inconfesable que nos ata... Inevitablemente nos anulan los mejores ideales y, por otro lado, nos mantienen sometidos a extrañas decisiones y estilos de vida a los que ya nos hemos acostumbrado. Definitivamente, nos cuesta casi un ojo de la cara reaccionar con rectitud. Tenemos que aprender a entrar en los caminos de Dios, iluminarnos con su luz. El tiempo cuaresmal es, sin duda, la gran oportunidad de abrir bien los ojos para mirar nuestro mundo interior, ese mundo con razones nobles, con metas increíbles que hace falta organizar. Hay que dejar que emerja ese lado bueno y hermoso de nuestra propia vida.
Luz de Dios para ver la verdad El Señor es nuestro Pastor: con amor guía a su pueblo y busca, por supuesto, ayuda en esta tarea. Veamos cómo es que tiene algunas razones profundas para escoger al rey de su pueblo. Sólo Dios nos capacita para ver las razones
ayudar a ver las cosas y las personas que verdaderamente son importantes.
Dios ilumina a los hombres
del corazón. Así, el Profeta Samuel, después de mirar a todos los hijos de Jesé, pudo ver que David, el pastorcillo, era el elegido para cuidar de su pueblo. David, el más pequeño, tal vez el más frágil, pero el que agradó al corazón de Dios. La luz de Dios en nuestros corazones nos debe de llevar a mirar el interior de los acontecimientos y de las personas. Cuidado de engañarnos con las fachadas de los acontecimientos, ni con la apariencia de las personas. Cuando Dios mira, ve algo diferente, porque siempre tiene predilección por los pequeños, su luz bien nos puede
Nuestro Señor nos ayuda para ver más allá de las costumbres legalistas de los fariseos... en aquel ciego del Evangelio, están como concentrados todos los hombres que buscan a Dios. Por desgracia, hay mucha gente en el mundo que cree no necesitar la luz de Dios: se trata de otros iluminados por sí mismos o por situaciones muy personales. Nos damos cuenta que hoy son muchos los que ignoran, rechazan, o simplemente no quieren reconocer la ley natural puesta por Dios mismo en todos los corazones. Y con una visión así, desbarrancamos en nuestras definiciones de lo que defendemos o lo que atacamos. En el Evangelio de este día, parece que las tinieblas envuelven a los que se creen jefes del pueblo y, por contraparte, la luz va iluminando a la gente sencilla.
Vergüenza mencionar lo que hacen a escondidas La Carta a los Efesios nos subraya lo que los hombres somos capaces de realizar, si nos dejamos iluminar por la luz: verdad, justicia, bondad, que son sus frutos. Pero también nos advierte que podemos ser tinieblas. Ese juicio de la luz es más actual que nunca en nuestro tiempo. 1