Hoja parroquial Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
Nº 26 • XIII Domingo Ordinario • 27 de Junio de 2010
Fundado el 4 de junio de 1930. Registro postal IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes INDA-04-2007-103013575500-106
A empezar un camino nuevo
Y
a vienen con las lluvias, el cierre de los ciclos escolares, viene un tiempo importante para muchos hombres y mujeres, adolescentes, jóvenes y también mayores; son los momentos de iniciar caminos nuevos, de escuchar la llamada de Dios para emprender nuevas respuestas de la vida, conocer a profundidad mis aspiraciones, mis capacidades; es la oportunidad para con suficiente calma y decisión medida aprender a elegir, buscando con el consejo sabio cuál es mi tarea primordial en esta vida, para qué soy bueno y lo más importante: ¿para qué me quiere Dios? Romper con el pasado Esta jornada dominical tiene una clara dimensión vocacional que nos muestra diversas vocaciones, Eliseo, un joven de familia rica, y tres en el Evangelio que quieren ser llamados, pero piden “alguna concesión”. Cuatro distintos personajes bíblicos en una sana libertad, una ansiada libertad; no sin dolor comprenden que para servir a Dios hay que romper con un pasado que los ha escla-
vizado de una manera servil. Tendrán que romper algunos esquemas cómodos para arriesgarse a servir totalmente a su Señor, quien los elige y los llama; Él se ha fijado de manera particular en ellos y podrán tener, si así lo quieren, una respuesta decidida y generosa. El Evangelio de este domingo nos cuestiona y nos deja pensativos en las condiciones que Dios pone a quienes llama. Razones para seguirlo Cuando Dios llama es porque tiene una predilección especial y quiere nuestra cercanía para seguirlo. La vocación es una invitación y un don de Dios, pero al mismo tiempo exige nuestra respuesta comprometida. Es, pues, un regalo y, al mismo tiempo, una tarea ardua. Es la propuesta de una meta diferente que debemos vivir con vigor. Nuestra única razón debe ser, sólo el amor, por, enamoramiento de la vida de Jesús; solo así podremos avanzar en el seguimiento. Ni las prescripciones legales, ni los encuadramientos psicológicos, ni las razones ascéticas pueden ocupar el papel que tiene el amor, en una vida de seguimiento,
en cualquier vocación. Una vocación con amor lo es todo; sin amor viene a ser una libertad consagrada a una esclavitud. Vocaciones difíciles en tiempos dolorosos “Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros, nidos”; el Hijo del Hombre, nada de nada. “Deja que los muertos entierren a sus muertos”. “El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no sirve”. Un lenguaje difícil, tres respuestas a tres posibles candidatos para el seguimiento, tres posibles vocaciones a las que Jesús, a primera vista, les exige demasiado. ¿No habría de ser Jesús un poco más complaciente para que las futuras vocaciones no se espanten? O valdrá mejor que sepan bien a lo que se atienen y que el Señor Jesús cuide la exigencia, dándonos por supuesto, arrestos y capacidades para resultar verdaderamente elegidos. Sólo a Eliseo le concedió Elías despedirse de sus padres y marchó después para ser un profeta de Dios. Dios seguirá invitando a hombres y mujeres y entablará un diálogo con ellos para pedirles una respuesta. Habrá que estar atentos a responder. 1