Hoja parroquial Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
Nº 35 • 22º Domingo Ordinario • 30 de agosto de 2009
Fundado el 4 de junio de 1930. Registro postal IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes INDA-04-2007-103013575500-106
Nunca dejes de lado los mandamientos de Dios
N
o es tan malo dejar de cumplir ciertas tradiciones de los mayores; tampoco es tan bueno cumplirlas todas a raja-tabla. Dios nos ha dado inteligencia, razonamiento, sabiduría para discernir, para separar lo bueno de lo malo, y todavía más… de lo bueno aprender a escoger lo mejor. La queja de los fariseos -que vaya si sabían de quejas-, era que los apóstoles no cumplían con las tradiciones de los padres y abuelos; pero nos damos cuenta que ni ellos mismos las cumplían, y el colmo de la desvergüenza es que se entrampaban ellos solos, en sus propios enredos.
Sin quitar ni poner de más Al punto de estar en las proximidades de ingresar a la Tierra Prometida, en la cercanía emocionada de las promesas esperadas por muchas generaciones, -nos narra el libro del Deuteronomio, primera lectura de hoy-, el pueblo siente la invitación de su Dios, para que las promesas lleguen a buen término, ¡habrá que hacer caso! “Escucha Israel…» -es el famoso mandamiento para atender a su Dios-, no deberán añadir nada a estos mandatos de Dios, si de verdad quieren la bendición de la tierra, la bendición de la familia con su prole, con toda su descendencia. Ésta es la prueba de la bondad de Dios, nos da mandamientos justos, podemos contar con un Dios cercano. No tenemos que inventar mucho para vivir felices, nos basta con esos preceptos que ya tenemos; así, los demás pueblos podrán
admirar la grandeza del Dios nuestro, que es sabio, que cumple sus promesas y que nos guía con sus mandatos.
Ser cumplidores, no sólo oyentes que se hacen ilusiones Santiago, en su Carta, como siempre, va al meollo del asunto, no basta endulzarnos los oídos con las promesas y los mandatos de Dios, no se vale vivir de una religiosidad de fantasía, hay que despojarse de las maldades, recibir el mensaje y cumplirlo. La religión intachable a los ojos de Dios es cuidar de los demás en sus necesidades y no dejarse contaminar por los criterios de más porcentaje en las encuestas; no siempre lo que opinan las mayorías es lo mejor. Y cuando se trata de los tratos con Dios, todo es una cosa diferente; y
habrá que atenernos a la Palabra sabia de Dios mismo. No hay religiosidades individualistas en subasta, acomodadas a un gusto personal.
¡Aguas con nuestras intenciones! El Señor Jesús redondea toda esta enseñanza diciéndonos que los malos deseos, las perversidades, robos, asesinatos, envidias, calumnias, arrogancia; y la lista sería larga según un examen de cada uno, todo eso sale de dentro de nosotros y es lo que nos contamina y lo que también infecta virulentamente a los demás. En resumen, nunca dejar de lado los mandamientos de Dios, y a cualquier tradición humana hay que ponerle una lupa adecuada para examinarla en sus pros y en sus contras; así nos quedaremos con lo bueno solamente. 1