Hoja parroquial Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
Nº 44 • Domingo XXXI Ordinario C • 31 de Octubre de 2010
Fundado el 4 de junio de 1930. Registro postal IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes INDA-04-2007-103013575500-106
Dios ama y corrige... el hombre cambia
Z
aqueo, el hombre mencionado en los evangelios, es una figura emblemática que representa a los muchos hombres y mujeres que intentan conocer a Dios, pero se sienten atados por compromisos, dinero, personas, posiciones políticas, fama y hasta creencias seudointelectuales; sin embargo, les falta lo que al mismo Zaqueo le hizo acercarse a Jesús: primero, buscarlo; segundo, sentirse llamado. Él escuchó de Jesús: “Baja aprisa porque tengo que hospedarme en tu casa”. Zaqueo era un defraudador, enriquecido a costa de sus mentiras y de la usura; pero sentía en la epidermis de su conciencia que algo no funcionaba bien a pesar de sus riquezas; la gente lo tenía por pecador y a decir verdad, eso no le preocupaba mucho, pero sí le inquietaba la persona de Jesús y lo que andaba predicando. Los mejores cambios vienen del corazón Zaqueo ha querido restituir lo robado y dar la mitad de lo que tiene a los pobres: ese fue el fruto inmediato de la cercanía de Dios en su vida. Un cambio dramático pero necesario para sentir paz en su corazón. El Libro de la Sabiduría nos da cuenta que hay dos cosas que nos dan muchísimo gusto que estén en el corazón de Dios. La primera es que nunca aborrece nada de lo que Él ha hecho. Aunque podamos estar llenos de vicios, de los peores existentes en la naturaleza humana, Dios siempre nos ofrece su amor. La otra es que corrige Continúa en la página 4
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