Hoja parroquial Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
N.º 49 • Domingo II Adviento, Ciclo B • 4 de Diciembre de 2011
Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106
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San Nicolás, sí; no "Santa Claus"
an Nicolás de Bari es el verdadero Santa Claus. Este santo fue tan popular en la antigüedad, se le han consagrado en el mundo más de dos mil templos. Era invocado en los peligros, en los naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil, y la gente conseguía por su intercesión favores admirables. Por haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y prácticamente con esta fecha se empezaban las festividades de diciembre. Como en alemán se llama "San Nikolaus", lo empezaron a llamar Santa Claus, y lo pintan como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños. De San Nicolás escribieron San Juan Crisóstomo y otros grandes santos. Su biografía la escribió San Metodio, Arzobispo de Constantinopla, quien describe los siguientes datos curiosos: Nació en Licia, Turquía, de padres muy ricos. Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Decía a sus padres: "sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto". Tenía un tío que era obispo y este lo consagró como sacerdote. Al morir sus padres atendiendo a los enfermos en una epidemia, él quedó heredero de una inmensa fortuna. Entonces repartió sus riquezas entre los pobres y se fue de monje a un monasterio. Después quiso
visitar la Tierra Santa donde vivió y murió Jesús, y al volver de allá llegó a la ciudad de Mira (en Turquía) donde los obispos y sacerdotes estaban en el templo discutiendo a quién deberían elegir como nuevo obispo de la ciudad, porque el anterior se había muerto. Al fin dijeron: "elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo". Y en ese momento sin saber esto, entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo. Por eso se le llama San Nicolás de Mira.
Lo pintaban con unos niños, porque los antiguos contaban que un criminal hirió a cuchillo a varios niñitos, y el santo al rezar por ellos obtuvo su curación instantánea. También pintan junto a él a una señorita, porque en su ciudad había un anciano muy pobre con tres hijas y no lograba que se casaran por ser en tan extremo pobres. Entonces el santo por tres días seguidos, cada noche le echó por la ventana una bolsa con monedas de oro, y así el anciano logró casar a sus hijas muy bien. El emperador Licino decretó una persecución contra los cristianos y Nicolás fue encarcelado y azotado, pero siguió aprovechando toda ocasión que se le presentaba, para enseñar la religión a cuantos trataban con él. Más tarde llegó el emperador Constantino y lo liberó a él junto con todos los demás prisioneros cristianos. En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde estuvo de obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí en secreto las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia. En esa ciudad se obtuvieron tan admirables milagros al rezarle a este gran santo, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía. En Roma ya en el año 550 le habían construido un templo en su honor. Dicen que el santo murió el 6 de diciembre del año 345. 1
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 30, 19. 30
Pueblo de Sión, mira que el Señor va a venir para salvar a todos los hombres y dejará oír la majestad de su voz para alegría de vuestro corazón.
SALMO RESPONSORIAL
del Salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador. Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra. R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador. La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del Cielo. R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador. Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas. R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.
ACLAMACIÓN ANTES DE EVANGELIO Cfr. Lc 3, 4. 6
R. Aleluya, aleluya. Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán al Salvador. R. Aleluya.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Bar 5, 5; 4, 36
Levántate, Jerusalén, sube a lo alto, para que contemples la alegría que te viene de Dios. 2
Lectura del libro del profeta Isaías 40, 1-5. 9-11
“Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice nuestro Dios. Hablen al corazón de Jerusalén y díganle a gritos que ya terminó el tiempo de su servidumbre y que ya ha satisfecho por sus iniquidades, porque ya ha recibido de manos del Señor castigo doble por todos sus pecados”. Una voz clama: “Preparen el camino del Señor en el desierto, construyan en el páramo una calzada para nuestro Dios. Que todo valle se eleve, que todo monte y colina se rebajen; que lo torcido se enderece y lo escabroso se allane. Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán”. Así ha hablado la boca del Señor. Sube a lo alto del monte, mensajero de buenas nuevas para Sión; alza con fuerza la voz, tú que anuncias noticias alegres a Jerusalén. Alza la voz y no temas; anuncia a los ciudadanos de Judá: “Aquí está su Dios. Aquí llega el Señor, lleno de poder, el que con su brazo lo domina todo. El premio de su victoria lo acompaña y sus trofeos lo anteceden. Como pastor apacentará su rebaño; llevará en sus brazos a los corderitos recién nacidos y atenderá solícito a sus madres”. Palabra de Dios.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 3, 8-14
Queridos hermanos: No olviden que para el Señor, un día es como mil años y mil años, como un día. No es que el Señor se tarde, como algunos suponen, en cumplir su promesa, sino que les tiene a ustedes mucha paciencia, pues no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan. El día del Señor llegará como los ladrones. Entonces los cielos desaparecerán con gran estrépito, los elementos serán destruidos por el fuego y perecerá la tierra con todo lo que hay en ella. Puesto que todo va a ser destruido, piensen con cuánta santidad y entrega deben vivir ustedes esperando y apresurando el advenimiento del día del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, apoyados en esta esperanza, pongan todo su empeño en que el Señor los halle en paz con Él, sin mancha ni reproche. Palabra de Dios.
EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 1-8 Este es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero delante de ti, a preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”. En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un bautismo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero Él los bautizará con el Espíritu Santo”. Palabra del Señor.
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén
Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos; te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial,
La Esperanza Cristiana
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uando la sociedad se detiene a mirar con cierta lucidez este mundo donde crece la inseguridad, la incertidumbre y la angustia, no puede sentirse optimista. Pareciera que los optimismos han ido desapareciendo estos últimos años. Son muchos los hombres de hoy que llegan a la conclusión de que “no hay razón para la esperanza”. La historia contemporánea aparece atrapada en una especie de “destino fatal”. Queremos cambiar muchas cosas, pero crece el sentimiento de que, en realidad, apenas puede cambiarse nada. ¿Se puede ser hombre de esperanza en un mundo donde lo más “razonable” y normal empieza a ser la desesperanza y la resignación? Antes que nada, digamos que la esperanza cristiana no es un “optimismo barato” ni la búsqueda de un consuelo ingenuo, sino todo un estilo de enfrentarse a la vida desde la confianza radical en un Dios “Padre de todos, que está sobre todos, entre todos y en todos”. No es cuestión de ser optimistas o pesimistas. La esperanza es otra cosa. El creyente experimenta la vida como algo que está en marcha hacia su plenitud. La vida está siendo trabajada por la fuerza salvadora de Dios. En el interior del hombre de esperanza crece una convicción: Dios está viniendo. Y cuando todas las esperanzas humanas parecen apagarse, el creyente sabe que Dios "sigue viniendo" en nues-
Dios Padre todopoderoso. Señor Hijo único Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tros trabajos, sufrimientos, aspiraciones y luchas. Por eso, el hombre de esperanza no se refugia cobardemente en el disfrute alocado del momento presente, ni busca consuelo en un mundo artificial y engañoso ni se hunde en un pesimismo destructor. Sencillamente, “prepara el camino al Señor”. Es decir, se niega a entrar por caminos que no conducen a ninguna parte. Y se esfuerza por liberar todas las fuerzas que bloquean el crecimiento y el progreso de una vida auténticamente humana. Cada día es una nueva ocasión y una nueva posibilidad para hacer crecer entre nosotros el reino de Dios. En cada una de nuestras actuaciones por pequeña que sea, estamos engendrando o abortando esa nueva sociedad. Cristianos, “profesionales de la esperanza” que repetimos palabras y ritos sin abrir entre nosotros nuevos caminos a un Dios Salvador, ¿por qué nos dejamos desalentar por “las malas experiencias de superficie” sin enraizar nuestra vida en un Dios que sigue vivo y activo en medio de nosotros?
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros, porque sólo Tú eres santo, sólo Tú, Señor, sólo Tú, Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén 3
Un indio santo: Juan Diego En todo México nos estaremos alegrando por la fiesta de San Juan Diego, el próximo viernes 9 de diciembre. Juan Diego nació en 1474, en Cuahutitlán, Edo. de México. Su nombre azteca original, Cuauhtlatoatzin, quiere decir "águila que habla". Contrajo matrimonio con una nativa pero no tuvo hijos. Se convirtió al cristianismo y fue bautizado junto a su esposa, María Lucía, que murió en 1529. En ese momento Juan Diego se fue a vivir con su tío Juan Bernardino en Tolpetlac. Juan Diego tenía 57 años en el momento de las apariciones. Luego del milagro de Guadalupe se fue a vivir a un pequeño cuarto pegado a la capilla que alojaba la santa imagen. Murió el 30 de mayo de 1548, a la edad de 74 años. Juan Diego fue beatificado en abril de 1990 por el Papa Juan Pablo II, y canonizado el 31 de julio de 2002 por el mismo Pontífice.
16, 17 y 18 de diciembre de 2011
Tel.: 3614 2746 y 3144 6095 con Iveth o Rafa
Te invita a escuchar
“MUNDO FAMILIA” Un programa conducido por Lupita Venegas y Meche Covarrubias Lunes a viernes 11:00 hrs.
1480 AM
Pedidos a domicilio al teléfono: 3613 3043
Pabellón • La Gran Plaza • Plaza Patria • Arboledas • Iteso • Galerías
JUBILEO CIRCULAR 5, 6 y 7: Lunes, Martes y Miércoles SANTA ISABEL, Arroyo de las Flores SANTO CURA DE ARS SAN ESTEBAN SANTA ISABEL DE HUNGRÍA NTRA. SRA. DE LA SALUD, Las Pintas de Abajo NTRA. SRA. DEL ROSARIO, Jamay JESÚS DE LA DIVINA MISERICORDIA SAN MARTÍN OBISPO, Ocotlán
8, 9 y 10: Jueves, Viernes y Sábado
9, 10 y 11 de diciembre de 2011
SAN JUAN DE DIOS Y LA SANTA CRUZ SAN ISIDRO, El Zapote NTRA. SRA. DEL FAVOR LA SANTÍSIMA TRINIDAD, La Barranca LOS TRES ARCÁNGELES SAN JOSÉ, Huajimic SEÑOR SAN JOSÉ, La Vega MARÍA MADRE NUESTRA, Zapopan
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