Hoja Parroquial - 16 de Junio de 2013 - Num. 24

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Parroquial Hoja

N.º 24 • DOMINGO XI TIEMPO ORDINARIO / CICLO C

• 16 de Junio de 2013 • Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106

Arquidiócesis de Guadalajara, A.R. Arquid

Puros e impuros y perdón de Dios

C

uando se trata de historias, Jesús cuenta cosas increíbles. Solamente así somos capaces de ir entendiendo un poquito a Dios, porque nuestro amor y perdón para los demás es muy cicatero, casi miserable... una mujer entra de improviso a estropear una sobremesa de gente muy importante. Con su conducta, no sólo quebranta las leyes de la buena urbanidad; sobre todo, comete una transgresión de tipo religioso: "un ser impuro no debe manchar la casa de un hombre socialmente puro". Hace lo que su profesión le dice –¡halagar y casi seducir!–, con su conducta ramplona, darse a la tarea de expresar sus sentimientos, yendo mucho más allá de toda educación. Jesús, parece que en su silencio, acepta, y su silencio causa escozor entre los comensales. El anfitrión piensa en sus adentros: "¡Si este hombre en verdad fuera profeta, sabría la

calaña de mujer que está a sus pies!". Más allá de la escena del Evangelio Nosotros podemos agregarle algunos toques dramáticos a la narración evangélica: "¡Qué mujer tan arrastrada, derrochadora, desvergonzada! De plano, ¿no hay quien la ponga en su lugar?". El anfitrión es cómplice para hacer caer en vergüenza al Maestro, es un sainete preparado para desprestigiar a Jesús. ¡Porque cuando se trata de historias, sobre todo para suponer o desprestigiar a alguien, a todos nos sobran recursos y creatividad y lengua! Dejemos las suposiciones y tomemos algunas enseñanzas de esta escena controversial. El pensamiento de Jesús Dios, antes de descalificar al impuro, al pecador, ofrece diálogo, oportunidad, para

acercarse a Él. Conoce y acepta de nuestra realidad, ofrece un amor que trasforma, un perdón que levanta del lodo más profundo; redime cualquier falta, empieza por escuchar en silencio. Permite toda disculpa y acepta cualquier ofrecimiento, y su veredicto único no cambia, siempre será el perdón que nace de su amor porque la raza humana, porque es, sobre todo, hechura de sus manos. El Mesías muestra con sus actos y palabras que el hombre ya no está condenado a la miseria o a la arrogancia de la ley que empieza por condenar. La religión no tiene por qué ser una trampa para atrapar a los incautos, la religión es la ciencia del amor verdadero, no la interpretación mezquina que aliena y destruye. El cristiano es un ser rescatado sobre la plataforma de la fe hecha amor real que predica Jesús, los Evangelios afirman una y otra vez: «Tu fe te ha salvado». El perdón sobre todo La Primera Lectura, del libro de Samuel, que relata el pecado de David, no puede ser más aleccionadora, en el mismo sentido. «¿Por qué has menospreciado a Yavéh, haciendo lo que le parece mal?». Dios le reclama en Justicia todo el daño que ha hecho. Asesinatos y arreglos para robar la mujer de otro, le descubre todo lo que ha hecho en lo oscurito. Dios le habla muy claro, «puesto que obraste mal», le advierte que tendrá que pagar. Pero luego, cuando el Rey reconoce su pecado, el Señor sólo tiene una palabra: «Yavéh ha perdonado tu pecado».

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