N.º 50 • Domingo III de Adviento. Ciclo A • 15 de Diciembre de 2013 •
¡Merece la pena esperar!
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l mundo está lleno de dificultades de todo tipo y para todas las edades; sin embargo, en cualquier tiempo es de suma importancia no perder la confianza, y con mayores razones en esta época del Adviento. Es Dios mismo al que esperamos. Su llegada está a la puerta y Él trae el desquite para todos los sinsabores. Su presencia cambiará las lágrimas en alegría, sacará desde el fondo las penas y amarguras para que nuestro rostro resplandezca de alegría. Todas las amarguras que hemos sufrido serán una historia del pasado; ahora tenemos tiempos nuevos. Corresponde hoy la tarea de nunca abandonar la esperanza. Por duros que sean los días, Dios nos trae motivos nuevos para alegrarnos. De hecho, a este domingo, en la liturgia cristiana, por la proximidad de la Navidad, se le llama “Gaudete”: es una invitación a hacer resplandecer la alegría en nuestra vida por la proximidad de la llegada de Jesús.
Dios viene en persona Las palabras de Isaías para algunos salen sobrando, porque se piensa que es muy difícil que alguien de fuera, preocupado por este mundo, le importe poco o mucho la gente. Esta visión que nos trae el Adviento es la gran oportunidad para reciclar nuestra esperanza, reordenarla y pensar con seriedad hacia dónde están orientadas nuestras expectativas al presente, porque tal vez la esperanza la reconcentramos en el mundo material en esperar cosas y
nos alejamos de verdad de lo sustancial, esperar cambios en nuestra propia persona en donde Dios tiene un papel preponderante, si lo escuchamos y creemos que Él puede reconstruir nuestro interior, toda manera de ser, incluso en aquellas cosas en las que nos sentimos desahuciados e irritados. Lo que importa es la experiencia espiritual que habita en nosotros.
"¿Eres Tú o esperamos a otro?" Juan, desde la cárcel, invita a sus discípulos a reconocer a Jesús como el que llega a salvarnos, pero lo hace de una manera didáctica: “pregúntenle”. Hay que buscarlo, pues. Aquí hay una enseñanza fundamental, que cada cual le pregunte al mismo Jesús: "¿Eres Tú o esperamos a otro?". Jesús no responde con un sermón bien hecho o propaganda, ni siquiera con explicaciones teológicas, ni citas bíblicas para defenderse; no da resúmenes de su doctrina. Solamente se refiere a los hechos que pueden ser “vistos y oídos”: «los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios... y a los pobres se les anuncia el Evangelio». Estas buenas noticias son la credencial de identidad del Mesías. Y por supuesto, esto mismo, tiene que ser la prueba de identidad de quienes sigan a Jesús. No hay otra alternativa para los creyentes de hoy.
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ORACIÓN COLECTA
Mira, Señor, a tu pueblo que espera con fe la fiesta del nacimiento de tu Hijo, y concédele celebrar el gran misterio de nuestra salvación con un corazón nuevo y una inmensa alegría. Por nuestro Señor Jesucristo.
SALMO RESPONSORIAL
del Salmo 145, 7.8-9a.9bc-10
R. Ven, Señor, a salvarnos. El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; Él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo. R. Ven, Señor, a salvarnos. Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado. R. Ven, Señor, a salvarnos. A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente. Reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos. R. Ven, Señor, a salvarnos.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Is 61, 1
R. Aleluya, aleluya. El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres. R. Aleluya, aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que esta Eucaristía nos purifique, Señor, de toda mancha y nos prepare así a celebrar dignamente la Navidad ya próxima. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Lectura del libro del profeta Isaías 35, 1-6. 10 Esto dice el Señor: "Regocíjate, yermo sediento. Que se alegre el desierto y se cubra de flores, que florezca como un campo de lirios, que se alegre y dé gritos de júbilo, porque le será dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan las manos cansadas, afiancen las rodillas vacilantes. Digan a los de corazón apocado: '¡Ánimo! No teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos'. Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos, y los oídos de los sordos se abrirán. Saltará como un ciervo el cojo, y la lengua del mudo cantará. Volverán a casa los rescatados por el Señor, vendrán a Sión con cánticos de júbilo, coronados de perpetua alegría; serán su escolta el gozo y la dicha, porque la pena y la aflicción habrán terminado". Palabra de Dios. Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 7-10 Hermanos: Sean pacientes hasta la venida del Señor. Vean cómo el labrador, con la esperanza de los frutos preciosos de la tierra, aguarda pacientemente las lluvias tempraneras y las tardías. Aguarden también ustedes con paciencia y mantengan firme el ánimo, porque la venida del Señor está cerca. No murmuren, hermanos, los unos de los otros, para que el día del juicio no sean condenados. Miren que el juez ya está a la puerta. Tomen como ejemplo de paciencia en el sufrimiento a los profetas, los cuales hablaron en nombre del Señor. Palabra de Dios.
EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 2-11
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n aquel tiempo, Juan se encontraba en la cárcel, y habiendo oído hablar de las obras de Cristo, le mandó preguntar por medio de dos discípulos: "¿Eres Tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?". Jesús les respondió: "Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso aquel que no se sienta defraudado por mí". Cuando se fueron los discípulos, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: "¿Qué fueron ustedes a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? No. Pues entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un hombre lujosamente vestido? No, ya que los que visten con lujo habitan en los palacios. ¿A qué fueron, pues? ¿A ver a un profeta? Sí, yo se lo aseguro; y a uno que es todavía más que profeta. Porque de él está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero para que vaya delante de ti y te prepare el camino. Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos, es todavía más grande que él". Palabra del Señor.
La V irgen M aría en
En este Año de la Fe, aprendamos de memoria el Credo y recitémoslo como oración todos los días
Credo
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por Quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del Cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras; y subió al Cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo; que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos; te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial,
el Adviento
D
urante el tiempo de Adviento, la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María: recuerda algunas mujeres de la Antigua Alianza, que eran figura y profecía de su misión; exalta la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvífico de Dios; subraya su presencia en los acontecimientos de gracia que precedieron el nacimiento del Salvador. También la piedad popular dedica, en el tiempo de Adviento, una atención particular a Santa María; lo atestiguan de manera inequívoca diversos ejercicios de piedad, y sobre todo las novenas de la Inmaculada y de la Navidad. De manera especial, en el Continente Americano se celebra, al acercarse la Navidad, la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe (12
Gloria
Dios Padre todopoderoso. Señor Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre. Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
de Diciembre), que acrecienta en buena medida la disposición para recibir al Salvador: María, “unida íntimamente al nacimiento de la Iglesia en América, fue la Estrella radiante que iluminó el anuncio de Cristo Salvador a los hijos de estos pueblos”. Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo Tú eres santo, sólo Tú, Señor, sólo Tú, Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén.
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Oración Familiar en torno a la Corona de Adviento TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Papá o Mamá: Vamos a encender la tercera vela de nuestra corona de Adviento. El Señor está más cerca de nosotros y nos ilumina cada vez más. Abramos nuestro corazón, que muchas veces está en tinieblas, a la luz admirable de su amor.
Jubileo Circular 16, 17 y 18: Lunes, Martes y Miércoles San Eugenio Santo Niño de Atocha, Pinar de La Calma San Elías, Atemajac Tránsito de San José Santa María Magdalena, Apozol San Antonio, Huitzila San Josemaría Escrivá
Hijos: Pidamos todos al Señor: 1. ¡Oh Pastor de la Casa de Israel!, trae a tu pueblo la ansiada salvación. Verbo Eterno de la boca del Padre, fuiste anunciado por labios de profeta. 2. El clamor de los pueblos se levanta. Hijo de David, las naciones te esperan. Queremos la llegada de tu Reino. Ven a liberar del pecado a los pueblos. 3. Emmanuel, Salvador de las naciones, eres esperanza del pueblo peregrino. Sol naciente, esplendor de la justicia, Tú nos salvarás con tu brazo poderoso.
19, 20 y 21: Jueves, Viernes y Sábado Santa María del Tepeyac, Cerro del Cuatro Ntra. Sra. de Lourdes La Guadalupana Jesús de Nazaret, Tonalá San Pedro Apóstol, La Cantera Apozolco San Juan del Monte, Juchipila San Juan Bosco
4. Esperanza de una Mujer humilde: Ella es la Virgen que pronto dará a luz. Silenciosa, espera al Salvador: llega ya la hora de la liberación.
Oración final TODOS: Brillante Luna de la Nueva Evangelización, que con tu fulgor iluminas la noche por la que tantos deambulan sin rumbo en el rumbo de la “cultura de muerte”, alumbra todo humano caminar con la luz del Señor Jesús que sin igual sabes reflejar. Que así sea. Amén.
Consulta la Hoja Parroquial: Director Responsable: Pbro. Adalberto González González www.arquidiocesisgdl.org.mx/publicaciones/hojaparroquial Redacción: Pbro. Alberto Ávila / Pbro. Juan Javier Padilla Diseño e Impresión: Centro Católico de Comunicaciones. Liceo 17, Guadalajara, Jal. Tel.: 3942-4305 Tels. 3002-6470 • 3002-6471 Administración: Pbro. Rubén Darío Rivera • Alcalde 294, Guad., Jal. Tel. 3614-2746
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