Parroquial Hoja
N.º 1 • Epifanía del Señor / Ciclo C
• 6 de Enero de 2013 • Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106
Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
Los Magos de Oriente, guiados por una Estrella
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oy celebramos la Manifestación del Señor, la Epifanía, o la popularmente llamada “Fiesta de los Reyes Magos”. Cristo es la Verdad que ha venido al mundo. No se trata de aquellas verdades que el hombre puede encontrar en el mundo tras largas y complicadas investigaciones, sino de la Verdad que estaba junto al Padre y que en un momento histórico hizo su entrada en el mundo, ofreciéndose a todos los hombres. No es la lámpara que encendemos para iluminar nuestro sendero, sino la luz que ha amanecido para todos, descubriéndonos el camino e invitándonos a la marcha. Isaías, en la Primera Lectura de hoy, describe poéticamente ese amanecer del Señor sobre Jerusalén. A su luz, todos los pueblos que yacían en la oscuridad y en las sombras de la muerte, se levantan de su postración y con gozo emprenden el camino hacia Jerusalén. Precisamente este hacerse presente y manifiesta la Verdad en el mundo, hace posible que los hombres podamos caminar a su encuentro. Bellamente lo había dicho San Agustín: “Yo no te buscaría, si Tú ya no me hubieras encontrado”. Este es el acontecimiento que hoy celebramos: existe la Verdad en el mundo. El Verbo de Dios se ha hecho hombre y no sólo existe ahí, en el mundo, sino que existe para nosotros, nos sale al encuentro como luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. Por eso, a todos, sin distinción de ninguna clase, nos es dado el correr al encuentro de la Verdad, que nos invita y nos alienta. Todos
los esfuerzos de los hombres, a través de los siglos, todos nuestros propios esfuerzos por salir de las sombras de la duda, encuentran hoy su justificación y su culminación. Tenemos razón los hombres en buscar la Verdad, porque la Verdad está entre nosotros. ¿No es esto motivo de alegría? La aparición de la Verdad en el mundo despierta el interés de los hombres, porque no se trata de una verdad teórica, no es una frase verdadera, ni siquiera un simple hecho verificable. Es mucho más: es Cristo, la Verdad encarnada. Y una tal verdad, “Dios con nosotros”, compromete nuestra vida, nos saca de quicio,
nos invita a caminar tras de ella, a salir de nuestro aburguesamiento, a despojarnos de nuestra comodidad, a renunciar a “nuestras verdades”. Por eso, no todos los hombres responden de la misma manera. San Mateo nos refiere el caso de los Magos. Ellos buscan la Verdad, han visto su luz, se han dejado iluminar por ella y se ponen en camino. Atraviesan las soledades del desierto y los desiertos del politiqueo e inquietud de la ciudad. Siguen su camino, a pesar de que muchos se quedan tranquilamente en casa, incluso aquellos que teóricamente sabían del acontecimiento. Su camino les llevó hasta la Verdad y, llenos de gozo, se rindieron ante ella y la adoraron, pero Mateo refiere también la actitud de Herodes. Aquel usurpador del trono de David tiene miedo de la verdad, tiene miedo de perder su posición, su nivel de vida, su rango real. Por eso se conmueve y con él toda Jerusalén. Pero como tiene miedo de la verdad, decide aplastarla, recurriendo incluso a la injusticia del asesinato en masa de los inocentes. Herodes y los Magos tipifican dos actitudes contrarias ante la Verdad: la de aquellos que la aman y la buscan sinceramente, poniendo en juego toda la vida, y la de aquellos que la temen y recurren a todas las astucias, hasta la injusticia, para liquidar la verdad del mundo. Nosotros, los cristianos, nos ufanamos de poseer la verdad, como si fuéramos los propietarios en exclusiva de la luz, como si fuéramos ya la luz. Pero la luz, la Verdad, es Cristo. Nosotros somos sólo testigos de la luz, de la verdad.
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ORACIÓN COLECTA Señor, Dios nuestro, que por medio de una estrella diste a conocer, en este día, a todos los pueblos el nacimiento de tu Hijo, concede a los que ya te conocemos por la fe, llegar a contemplar, cara a cara, la hermosura de tu inmensa gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.
SALMO RESPONSORIAL Salmo 71, 2. 7-8. 10-11. 12-13 R. Que te adoren, Señor, todos los pueblos. Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente. R. Que te adoren, Señor, todos los pueblos. Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra. R. Que te adoren, Señor, todos los pueblos. Los reyes de occidente y de las islas le ofrecerán sus dones. Ante Él se postrarán todos los reyes y todas las naciones. R. Que te adoren, Señor, todos los pueblos. Al débil librará del poderoso y ayudará al que se encuentra sin amparo; se apiadará del desvalido y pobre, y salvará la vida al desdichado. R. Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 2, 2
R. Aleluya, aleluya. Hemos visto su estrella en el oriente y hemos venido a adorar al Señor. R. Aleluya, aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Que tu luz, Señor, nos guíe y nos acompañe siempre para que comprendamos cada día más este sacramento en el que hemos participado, y podamos recibirlo con mayor amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Lectura del libro del profeta Isaías 60, 1-6 Levántate y resplandece, Jerusalén, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor alborea sobre ti. Mira: las tinieblas cubren la tierra y espesa niebla envuelve a los pueblos; pero sobre ti resplandece el Señor y en ti se manifiesta su gloria. Caminarán los pueblos a tu luz, y los reyes al resplandor de tu aurora. Levanta los ojos y mira alrededor: todos se reúnen y vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces verás esto radiante de alegría; tu corazón se alegrará, y se ensanchará, cuando se vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos y dromedarios, procedentes de Madián y de Efá. Vendrán todos los de Sabá trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor. Palabra de Dios.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios 3, 2-3. 5-6 Hermanos: Han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios, que se me ha confiado en favor de ustedes. Por revelación se me dio a conocer este misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, pero que ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: es decir, que por el Evangelio, también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo. Palabra de Dios.
EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según san Mateo 2, 1-12
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esús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de Oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”. Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: “En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel ”. Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño, y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo”. Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. Palabra del Señor.
En este Año de la Fe, aprendamos de memoria el Credo y recitémoslo como oración todos los días
Credo
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por Quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del Cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras; y subió al Cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin.
Propósitos de Año Nuevo
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ay quienes optan por plantearse propósitos materiales: nuevo auto, el viaje jamás realizado, una casa más grande, un mayor sueldo. Esto está bien, si es que estos objetivos no se definen como una mera meta –lo cual sería simplemente materialista–, sino más bien como medios para algo más importante, como dar un mayor bienestar a la familia. Unos más, prefieren definir propósitos que les ayuden a ser mejores personas. En esta línea, compartimos una lista de 12 propósitos que pueden ayudarnos a ser, sobre todo, mejores cristianos. Se trata de hacer ciertas cosas y dejar de hacer otras. También de asumir ciertas actitudes y dejar de lado otras tantas.
1. Acercarnos más a Dios. 2. Confiar más en Él. 3. Dejar de murmurar y de ver la "paja" en ojo ajeno. 4. Ser Portadores de Ayuda y Generadores de Cambio. 5. Dejar de ofendernos por todo y de pelear contra todos. 6. Desarrollar la Pulcritud. 7. Ser más Laboriosos. 8. Ser Limpios de Corazón. 9. Dar más Tiempo a nuestra Familia. 10. Disfrutar más la Vida que Dios nos Da. 11. Equilibrar el Peso. 12. Ser Portadores de la Bendición de Dios. Fuente: www.catholic.net
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo; que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos; te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial,
Gloria
Dios Padre todopoderoso. Señor Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre. Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo Tú eres santo, sólo Tú, Señor, sólo Tú, Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén.
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El Libro del Papa Benedicto XVI:
La Infancia de Jesús
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n libro que, en este “Año de la Fe”, puede acercarnos a conocer más a Jesús, a llevarnos a un encuentro con Él y creer. Es el tercer libro del Papa Benedicto XVI, dedicado a Jesús de Nazaret; anteriormente había escrito: Jesús de Nazaret (2007), donde narra la vida de Jesús desde el Bautismo en el Jordán hasta la Transfiguración; y Jesús de Nazaret (2011), desde la entrada a Jerusalén hasta la Resurrección. Sobre el libro La Infancia de Jesús, dado a conocer el pasado 20 de noviembre de 2012, explica el Papa que “no se trata del volumen tercero”, sino de una pequeña “antesala” a los dos libros precedentes en los que abordó la vida pública de Jesús. El primer capítulo está dedicado a la genealogía del Salvador en los evangelios de Mateo y Lucas, muy diferentes uno del otro, pero ambos con el mismo significado teológico-simbólico: la colocación de Jesús en la historia y su origen verdadero como principio; un nuevo inicio en la historia del mundo. El tema del segundo capítulo es el anuncio del nacimiento de Juan Bautista y el de Jesús. El Papa, releyendo el diálogo entre María y el arcángel Gabriel según el Evangelio de Lucas, explica que, a través de una mujer, Dios busca “una nueva entrada en el mundo”. El tercer capítulo está centrado en el acontecimiento de Belén y en el contexto histórico del nacimiento de Jesús: el impero romano que –bajo Augusto– se extiende de Oriente a Occidente y, con su dimensión universal, permite la entrada en el mundo de un “portador universal de salvación”, lo cual es, efectivamente, “la plenitud de los tiempos”. A los Reyes Magos, los sabios que vieron surgir la estrella “del rey de los judíos” y fueron a adorarlo, y luego a la fuga a Egipto, está dedicado el cuarto capítulo. Por último, el epílogo, con el relato –según el Evangelio de Lucas– del último episodio de la infancia de Jesús; de la última noticia que tenemos antes del principio de su vida pública con el Bautismo en el río Jordán.
Jubileo Circular 7, 8 y 9: Lunes, Martes y Miércoles El Espíritu Santo, Hogares Nuevo México Ntra. Sra. de la Encarnación Sto. Niño de Atocha, Balcones de la Cantera San Pablo, Copalita La Divina Providencia, Lomas del Cuatro San Sebastián el Grande Santa Rosa de Lima, La Estanzuela El Carmen, Ocotlán
10, 11 y 12: Jueves, Viernes y Sábado Jesús Sacerdote San José Esposo Fiel Nueva Santa María Divino Maestro, Col. Villa Guadalupe San Juan Diego, Bosques de la Victoria San Felipe Apóstol, Cuquío Santuario de Guadalupe, Ocotlán Sagrado Corazón, Ocotlán San Juanito de Escobedo, Ahualulco San Miguel Arcángel, Tonalá Santa Cecilia, Ocotlán
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Boletín semanal de la Arquidiócesis de Guadalajara, A.R. Tiraje de 200,000 a 300,000. $40.00 ciento