Hoja parroquial Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
Nº 11 • IV Domingo de Cuaresma • 14 de marzo de 2010
Fundado el 4 de junio de 1930. Registro postal IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes INDA-04-2007-103013575500-106
El hijo pródigo y el hijo intolerante
N
os trae a la memoria las lecturas de este domingo una parábola, de las más conocidas… El Señor que tenía dos hijos, en la narración y sus personajes, revela la misericordia de Dios y desenmascara la dureza, la intolerancia y la ambición de los fariseos que se tenían a sí mismos por justos. Hay en la historia un hijo que se porta mal y luego reconoce su falta; el otro personaje presume fidelidad, sólo para creerse mejor y así poder indignarse por el recibimiento que tuvo su padre para el hijo malvado y perverso… Podríamos decir que el protagonista de la historia es, principalmente, el amor de Dios, que no es propiedad de nadie y sólo llega a los que se reconocen necesitados de perdón y de misericordia; todos estamos necesitados de este amor, pero hace falta reconocerlo.
Cuaresma, desierto de purificación. “Hoy he quitado de encima de ustedes el oprobio”, comenzamos oyendo el libro de Josué. Se tiene en carne viva todavía la experiencia dolorosa de la partida de la esclavitud, de los días amargos del desierto; pero en este momento queda en la conciencia, para el pueblo, que todo ha valido la pena; ya celebran su Pascua de
liberación antes de entrar a la tierra prometida que ya está ahí a tiro de piedra. Debe ser una imagen viva de nuestra cuaresma, sobre todo tener la experiencia de que Dios, con su misericordia, nos da la oportunidad de la purificación.
Somos creaturas nuevas, lo viejo ha pasado. Dios ha hecho algo grande con nosotros, se ha atrevido a reconciliarnos a través de su Hijo Jesús. Nos dice san Pablo que ha renunciado a Continúa en la página 4
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