Hoja parroquial Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
Nº 17 • 4° Domingo de Pascua •25 de abril de 2010
Fundado el 4 de junio de 1930. Registro postal IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes INDA-04-2007-103013575500-106
¡Un retrato vivo de Dios, el Buen Pastor! “L
os jefes de las naciones gobiernan como señores absolutos y los grandes oprimen al pueblo con su poder”, así advirtió Jesús a sus discípulos cuando quiso “vacunarlos” contra el “gran peligro”, contra la peor enfermedad del hombre, la más arraigada y la más difícil de curar, una mezcla de la desconfianza, el miedo y el orgullo que nos llevan a dañar y a oprimir a nuestros semejantes. Por contraparte, se nos retrata en su corazón como el Buen Pastor que siempre va en busca de la oveja perdida, del que se extravía en la vida y lo hace regresar a casa. Dios a todo mundo trata bien, empezado por los pecadores, por los que se alejan, por los que no quieren nada que ver con él. Así es el Buen Pastor, que va en busca de los que andan mal, primordialmente.
Pastor para nosotros Hay en el Evangelio de este día frases que nos llenan de confianza en Dios mismo, por lo que habla de nosotros; dice de forma tajante: “Yo doy la vida eterna por mis ovejas; no perecerán jamás, nadie las arrebatará de mi mano”. Ante esta seguridad y ofrecimiento del Buen Pastor, a nosotros sólo nos corresponde una condición; que queramos pertenecer a su rebaño; por supuesto que, para ello, habrá que “escuchar su voz… seguirlo”. En las celebraciones pascuales hemos constatado que verdaderamente sigue dando su vida por nosotros para que todos seamos capaces de seguirlo de cerca.
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