Hoja Parroquial - 5 de Febrero de 2012 - Num. 6

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Hoja parroquial Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.

N.º 6 • V Domingo Ordinario, Ciclo B • 5 de Febrero de 2012

Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106

¡El Señor cura los corazones destrozados!

E

n nuestros días, el “síndrome de Job” es una circunstancia que se da con demasiada frecuencia: hay muchísima gente con pocas ganas de vivir y luchar, se sienten totalmente desilusionadas, sumergidas en el dolor, la enfermedad; en todos los rincones del planeta hay demasiados hombres y mujeres –en conjunto nuestro prójimo– que enfrentan una lucha de dolor y dificultades. El libro de Job es una joya literaria, pero más que eso es una profundareflexiónsapiencialsobreunproblemadeentrada irresoluble: el problema del mal que a todos nos afecta de alguna manera en alguna época de la vida; puede ser de manera profunda o tal vez superficial. Esta manera de Dios para hablarnos, de cualquier forma nos ayuda a entrar en los territorios de la esperanza para no ahogarnos de forma irremediable. La vida del hombre es una lucha sobre la tierra; así dijeron los antiguos y así lo constatamos cada día. Por esto necesitamos una visión espiritual de nuestros sufrimientos, sean minúsculos o enormes, para darle un sentido a todas nuestras luchas.

En la lucha contra el mal

“Al atardecer, muchos vinieron a buscarlo”, y cuenta San Marcos que Jesús continuó sanando. Era común en la época de Jesús, y por muchos siglos, que los enfermos fueran tenidos por malditos o poseídos por espíritus malos, de manera que eran alejados, excluidos, y nadie se atrevía a acercarse a ellos. Jesús, al contrario, nos va a dar en el Evangelio la explicación más profunda con su persona, se entrega con amor y dedicación a su cuidado, siendo servidor de aquellos enfermos. El corazón de Jesús tiende la mano para ofrecer la curación. Él se ha comprometido en la lucha contra el mal, es decir, ésta es su tarea en la enorme liberación del ser humano... tiene un modo de ser muy sencillo y cercano

al que sufre: así es la práctica habitual de Jesús. Tan importante como hacer el bien, es evitar el mal, y luchar contra él en cualquiera de sus formas. Dar la vida en la tarea de procurar la paz, la salud, el bienestar, la felicidad... a todos aquellos que la han perdido. Ser cristiano es, entre otras muchas cosas, luchar contra el mal.

Una tarea que sigue

El anuncio del mensaje de Jesús –nos recuerda San Pablo– es una obligación ineludible, y esa tarea se le ha confiado al discípulo-misionero: luchar y consolar alternativamente, sin descanso. La afirmación de Pablo llega aextremosverdaderamenteinusitados;perononosdebe asombrar porque ese fue puntualmente el estilo de la encarnación de Jesús: “Hacerse todo en todos”, con tal de ganarlos para Dios. Y lo más asombroso es que todo debe empezar desde abajo: “Me hice débil con los débiles”. El objetivo es ganarlos a todos para Cristo. Así es comoentendemosquelatareadelcristianosiempreserá contribuir a curar los corazones destrozados; ser anunciadordebuenasnuevas.Comprometerseenlaayudade cualquier ser humano que sufra. 1


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