Semanario Digital
Sobre la cuestión del mal en el mundo, el Papa Francisco nos recuerda:
Satanás es un mal pagador y siempre nos estafa
¡Siempre!
La acción del diablo es constante; para muchos es una invención fantástica para asustar a las personas y obligarlas a que se porten bien, pero la influencia del maligno va más allá de eso, es una verdadera guerra contra Dios, por lo que cual debemos estar atentos.
E
Mónica Livier Alcalá Gómez
l Papa Francisco, en su corto pontificado, ha hablado del tema del mal, en específico de la acción del demonio en variadas ocasiones; todo eso refleja que él sabe y quiere recordar a todos que el demonio actúa, que está presente y no es un ente lejano como parece que muchos creen; incluso no pocos sacerdotes, parece, preferirían no tocar este tema, o minimizar la acción demoniaca en el mundo y en la Iglesia, aseguró en su momento el famoso exorcista italiano, Gabriele Amorth. Así pues, como también refiere otro reconocido ex-
orcista y quien además ha compartido sus experiencias en varios libros, el Padre José Antonio Fortea: “El buen conocimiento del Mal, lleva a Dios. Del mismo modo, un conocimiento deformado del Bien, aleja de Dios”… y es por ello que nos proponemos, en esta ocasión, hacer no un estudio desmesurado sobre el Mal y su influencia en el mundo, pero sí recordar su presencia, como dogma de fe, y como guía para estar alertas. ¿Qué es un demonio? El mismo Padre Fortea, en su “Tratado sobre Demonología” explica que el demonio es un ser “espiritual de naturaleza angélica, condenado eternamente. No tiene cuerpo, no existe en su ser ningún tipo de materia sutil, ni nada semejante a la materia”. Por tanto, los dibujos y cartografías que lo representan como una monstruosidad, no son reales, pero sí que reflejan la deformidad de su ser espiritual: “Cada uno se deformó según sus propios caminos extraviados”. Los demonios, no sienten la más mínima inclinación