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¿Tendrán legitimidad?

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Judiciales

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En las elecciones seccionales del 5 de febrero de 2023, los ecuatorianos eligieron por segunda vez a los integrantes del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), esta ocasión los votos nulos y blancos casi llegan al 50% del electorado. Muchos ecuatorianos prefirieron anular o dejar en blanco sus papeletas antes que apoyar a uno de los candidatos al CPCCS.

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El Consejo Nacional Electoral (CNE), dio cuenta que de los siete Consejeros más votados, Johanna Verdezoto, que representó a las minorías, es la que mayor apoyo tuvo con el 19,5% de votos válidos. Mientras, Andrés Fantoni, logra el 8,1% de los votos, es el ganador con menos votos. En promedio, el 85% de ciudadanos no entregaron su voto a estos ciudadanos y por ende no se sienten representados.

La razón fundamental para que los nuevos Consejeros no hayan recibido el apoyo adecuado, es que la ciudadanía no logra entender con exactitud el sentido de importancia y existencia de este poder del Estado, desconoce la función que cumple.

La imagen central que tienen todos, es que ahí, se cocinan acuerdos políticos poco transparentes, pero muy evidentes entre tiendas políticas que en todo lado hacen mayorías. La historia recuerda el pasado oscuro del CPCCS, con presidentes y los últimos consejeros destituidos, los primeros por corrupción y los últimos por desobedecer las leyes, todos ha hecho méritos para que el Consejo se haya desprestigiado con el paso del tiempo.

Tomando en cuenta el porcentaje de votos nulos y blancos, se podría calificar como un rechazo frontal al CPCCS. En síntesis, se puede concluir que la institución y hasta sus nuevos Consejeros, hoy en día, carecen de total legitimidad ante la ciudadanía.

Y pensar que los siete o máximo cuatro consejeros, con una endeble mayoría, serán quienes decidan los destinos de un país con 18 millones de personas, con la designación de más de 70 autoridades del país. Los de mayor importancia, el nuevo Contralor general, los integrantes del Consejo Nacional Electoral, entre otros, más apetecidos.

Si bien es cierto fueron elegidos en las urnas mediante el voto popular, pero con esa mínima votación, los consejeros deben limitarse y no sentirse triunfalistas, este resultado tan solo da muestras de que vivimos el momento de profunda e inocultable descomposición del sistema político, de la cual la ciudadanía está asqueada, por la contaminación de los políticos con la corrupción y artimañas.

Frente a este escenario, le queda una enorme tarea al Consejo Nacional Electoral, de ir preparando el proyecto de ley: Donde disponga que un candidato que no sobrepase por lo menos el 60% de votación y aceptación de la ciudadanía, no pueda posesionarse como autoridad legítima. No es posible que haya autoridades con apenas el 8.1% de aceptación popular. El Código de la Democracia debe ser reformada en su totalidad.

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