Semanario
Octubre de 2013
Comunidad Juvenil
Vocación Misionera DOMUND
El Papa nos dice que la vocación es un llamado que Dios hace a los hombres para que, como miembros del Pueblo de Dios, desempeñen al mismo tiempo un servicio a los hombres y logren una vida plena y realizada. En el interior de la Iglesia hay muchas vocaciones, unos llamados al ministerio ordenado, ejercen su servicio como obispos, sacerdotes y diáconos; otros en la vida consagrada sirviendo a los demás como testimonio vivo de una radical forma de seguir a Jesús, muchos más como laicos dan testimonio del Evangelio en medio de las realidades temporales; y todos han recibido un llamado de Cristo a vivir el discipulado de una forma específica. Todos los bautizados compartimos en común la misión de la Iglesia. La vocación de cada uno surge del llamado de Jesús y de la fuerza e inspiración del Espíritu de Dios para llevarla a cabo. Es decir, nadie se puede dar a sí mismo del mandato de la misión, sino que tiene que ser enviado por Dios a hablar y actuar en virtud de la autoridad de Cristo. Es por eso que quien da certeza y garantía a las vocaciones y a los envíos misioneros es el Obispo, ya que sobre él recae directamente la responsabilidad de la Misión. Por eso, toda acción misionera, todo trabajo a favor de las misiones y toda iniciativa misionera, debe estar en comunión con el Obispo, quien actúa en persona de Cristo como cabeza del cuerpo de la Iglesia. Los Papas han sido especialmente responsables de conducir la misión de la Iglesia, ya que además del mandato misionero, tienen en san Pedro y san Pablo, los modelos de pastor enviado a las naciones a predicar y ser testigos (mártires) del Evangelio.
de la Iglesia
Loqueanimaaunmisionero es la dinámica de amor, servicio y generosidad que nos enseña Cristo en el Evangelio; está llamado a superar el egoísmo natural y vivir de una nueva manera, en la que sus palabras y acciones, pero sobre todo su vida, se conviertan en don para los demás. El misionero entra en la dinámica de imitar a Dios Padre, entregando su vida generosamente al servicio del Reino. Con la entrega generosa de su vida no sólo ayudan a los lejanos a los que lleva el Evangelio, sino también a los suyos, a su familia, en su Parroquia, en su Diócesis, se convierte en una ganancia, ya que un misionero es un fermento que seguramente llevará a muchos a “ampliar los límites de su fe”. Para este octubre misionero, en el que se celebra el Domingo Mundial de las Misiones, será muy importante tener en cuenta la misión universal de la Iglesia. Al concluir el Año de la Fe, que esta jornada DOMUND nos motive a tener una más fuerte relación con Cristo.
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