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OMUNIÓ Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro
La Comunicación, hace la Comunión
Je sús de sc e ndi ó a los i nfi e rnos
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a confesión que hacemos de nuestra fe tiene dos fórmulas, la del credo Niceno constantinopolitano, este por haberse realizado en las ciudades de Nicea y Constantinopla en los años 325 y 381 respectivamente, y el Símbolo de los Apóstoles que es más antiguo y en el que encontramos la afirmación de que Jesús descendió a los infiernos. Los “infiernos”, contrario al cielo que está arriba, se encuentra en la parte “inferior” y es la región de los muertos. Ahí estaban todos los que existieron antes de Jesucristo y que, a pesar de ser justos, no habían entrado en el cielo porque todavía no había sido inaugurado. Jesús desciende al lugar de los muertos y lleva consigo al cielo a todos los justos “abriendo la gloria”.
“¿Qué es lo que hoy sucede?... (El Señor) Va a buscar a nuestro primer padre como si éste fuera la oveja perdida. Quiere visitar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte. Él, que es al mismo tiempo Dios e Hijo de Dios, va a librar de sus prisiones y de sus dolores a Adán y a Eva. El Señor, teniendo en sus manos las armas vencedoras de la cruz, se acerca a ellos. Al verlo, nuestro primer padre Adán, asombrado por tan gran acontecimiento, exclama y dice a todos: «Mi Señor esté con todos.» Y Cristo, respondiendo, dice a Adán: «Y con tu espíritu.» Y, tomándolo por la mano, lo levanta, diciéndole: «Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz. A ti te mando: Despierta, tú que duermes, pues no te creé para que permanezcas cautivo en el abismo… Levántate, salgamos de aquí, porque tú en mí, y yo en ti, formamos una sola e indivisible persona»”. Así dice una homilía antigua que se reza en la liturgia de la mañana del Sábado Santo y que nos invita a sentirnos pletóricos en nuestra esperanza porque el Señor Jesús, rompiendo las cadenas de la muerte, se levanta vencedor y nos invita a participar de su victoria para ser eternos junto a él y es que resucitando nos abre el camino para retornar a la casa del Padre Celestial, aquí se encuentra el horizonte de todas nuestras metas, el sentido de toda la existencia.
Felicidades, Cristo desciende a los infiernos, lleva al cielo a los justos y retorna de la muerte para contagiarnos de eternidad.
No. 1155 Año 23 | 12 de abril de 2020