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OMUNIÓ Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro
La Comunicación, hace la Comunión
No. 1160 Año 23 | 17 de mayo de 2020
¿Cómo regresaremos? V
emos “la luz al final del túnel” cuando se habla de posibles fechas para restablecer la “nueva normalidad”. Con ilusión, con ansia, esperamos el reencuentro, sobre todo en los templos, para celebrar la fe de forma presencial, directa, sin dispositivos electrónicos.
La pandemia ha sido una dura prueba para nuestra fe. Pienso que algunos ya no regresaremos puesto que en condiciones normales buscábamos pretextos para no cumplir con nuestros deberes religiosos, el que cerraran los templos nos ahorró las excusas. Pienso en los otros, los más, los que nos sentimos tristes como en la época cristera cuando vimos impotentes cómo iban emitiendo comunicados las autoridades religiosas, civiles y de salud donde nos pedían recibir la comunión en la mano, el saludarnos a distancia evitando el contacto físico y, en una decisión que contemplamos azorados, el que no podíamos reunirnos en el templo para la santa Misa a la que algunos asistíamos de forma diaria. Contemplé con angustia la cancelación, por parte de familias, del bautismo planeado e incluso dos bodas en las que tenían todo listo, aún el salón de fiestas que les canceló el contrato por la obligación de la sana distancia y el distanciamiento social impuesto para nuestro bien por ley. ¿Cómo regresaremos? Acabo de leer dos noticias: La primera es que los obispos de Inglaterra y Gales han expresado su decepción después de que el Gobierno señaló que las iglesias en el Reino Unido deberán permanecer cerradas hasta al menos el 4 de julio. La segunda es que los obispos suizos exigen a su gobierno que permita los servicios religiosos con público. En una carta al gobierno suizo, el presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de Basilea, Félix Gmür, exige que los servicios religiosos puedan celebrarse de nuevo a partir del día de la Ascensión o a más tardar en Pentecostés. En México, en las parroquias de nuestra diócesis queretana, mi familia y mis amigos tenemos la esperanza de encontrarnos mejores, más sólidos en la fe y en la solidaridad. Si pasamos esta prueba significa que podemos hacer cosas más grandes de las que pensábamos.
Y usted ¿cómo piensa “regresar”?
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COMUNIÓN
SUBSIDIO VI DOMINGO DE PASCUA Yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito Jn 14, 15-21
DIRECTORIO SEMANARIO COMUNIÓN Administrador Diocesano Mons. Mario de Gasperín Gasperín. Director responsable Pbro. Lic. Gabriel Álvarez Hernández. Diseño TAG Juan Pablo Castro Alfaro. Vicario de Pastoral Pbro. Lic. Rogelio Olvera Vargas. Comisión Diocesana de Pastoral de Comunicación Pbro. Lic. Gustavo Licón Suárez. Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro, fundado por el señor Obispo, Mons. Mario De Gasperín Gasperín, el 22 de febrero de 1998. Horario de oficina: De 9:00 a.m. a 2:00 p.m. de lunes a viernes. Reforma No. 48. Centro. C.P. 76000 Santiago de Querétaro, Qro.
(442) 224-04-96.
semanariocomunionqro@gmail.com
Semanario Comunión Querétaro.
sem_com_qro
“La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener nuestras vidas” San Juan Bosco
«Yo rogaré al Padre y Él les enviará otro Paráclito que esté siempre con ustedes». Esta frase del Evangelio unifica la liturgia previa a la Ascensión y a Pentecostés. La naciente Iglesia ha vivido una larga experiencia de encuentro con Jesús Resucitado y ahora anuncia su partida. Pero Jesucristo nunca dejará sola a su Iglesia. Revela el misterio Trinitario y promete la presencia de un defensor: el Espíritu Santo. Este discurso de despedida del Señor nos hace crecer en la esperanza cristiana y exclamar, junto con el salmista, que el evento de Pentecostés es una «obra admirable» y que toda la tierra ha de aclamar al Señor pues ha hecho prodigios por los hombres. «Yo enviaré otro Paráclito» El Evangelio de este Domingo contiene la primera de las cinco promesas del Espíritu Santo que hace Jesús a sus apóstoles en su discurso de despedida durante la última cena: «Yo pediré al Padre, y os dará otro Paráclito..., el Espíritu de la verdad...» (Jn 14,16.17). Lo primero que llama la atención es el nombre dado al Espíritu Santo: «Paráclito». Este término es propio de San Juan en el Nuevo Testamento. Pertenece a un contexto jurídico y designa a quien viene en ayuda de otro, sobre todo en el curso de un proceso judicial. En este conflicto ellos no tienen que temer porque el Padre les dará un Paráclito. En efecto. El primer gran defensor, el que ha estado con los discípulos y los ha asistido hasta ese momento, es Jesús mismo. Pero Jesús está anunciando su partida; cuando él haya partido, vendrá el Espíritu Santo, que es llamado «otro Paráclito», porque continuará entre los discípulos la obra realizada por Jesús. En esta misma ocasión, dirigiéndose al Padre, Jesús destaca su rol de «defensor» en relación a sus discípulos: «Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido» (Jn 17,12). Esta es la tarea que tendrá ahora el Espíritu Santo.
«No os dejaré huérfanos» Jesús anuncia su partida inminente; pero asegura que volverá pronto a los suyos: «No os dejaré huérfanos : volveré a vosotros». Este regreso no se refiere a las apariciones de Cristo Resucitado, sino a una presencia suya espiritual, interior y permanente. Entonces sólo los discípulos lo verán: «Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros sí me veréis». La capacidad de ver a Jesús vivo junto a los suyos será la obra del Espíritu Santo. Jesús dice claramente cuál es la condición para que alguien pueda verlo: «El que me ame... yo me manifestaré a él». Podemos precisar aun, más esta condición: «El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama». Por tanto, para ver a Jesús es necesario amarlo, pero en la forma concreta de observar su voluntad. Esta condición no la cumple el mundo. Por eso Jesús dice: «El mundo ya no me verá». Los discípulos, en cambio, sí la cumplen: «Vosotros sí me veréis». Jesús, entonces, no se manifestará al mundo (Jn 14,22). Y esto será porque al Paráclito, que deberá realizar su presencia espiritual entre los hombres, «el mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce». La expresión «no puede» indica una incapacidad radical. La condición para recibir el Espíritu Santo es justamente la fe en Jesucristo. El Padre quiere dar el Paráclito a petición de Jesús, pero el mundo es incapaz de recibir este don del Padre, porque no cree en Jesús. Al final de la frase Jesús indica otro motivo para esta incapacidad del mundo de recibir el Espíritu: «porque no lo ve ni lo conoce». ¿Cómo puede alguien «ver» el Espíritu? El Evangelista San Juan usa aquí el verbo «theorein». Pero este verbo no se aplica nunca a una visión puramente espiritual. Si Jesús reprocha al mundo no «ver» el Espíritu, quiere decir que no logra percibirlo a través de sus manifestaciones exteriores. Se trata aquí de las manifestaciones del Espíritu en la Persona, en el minis-
terio y en la palabra de Jesús mismo. Puesto que el mundo se ha mostrado incapaz de «ver - percibir» el Espíritu Santo actuando en la persona de Jesús, ahora no puede «reconocerlo». Por eso dice Jesús que el mundo es incapaz de recibir el Espíritu; el mundo no está en la disposición requerida para recibir este don del Padre. La situación de los discípulos es diametralmente opuesta. Es a los discípulos a quienes el Padre dará el Paráclito y, por tanto, a ellos se manifestará Jesús. Durante la vida pública de Jesús, el Espíritu estaba actuando en él. Y estando en Jesús, «mora con los discípulos», que fueron llamados para estar siempre con Jesús (ver Mc 3,14; Jn 1,39). Recordamos que la señal dada a Juan el Bautista es ésta: «Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es quien bautiza con Espíritu Santo» (Jn 1,33). Y los discípulos, a diferencia del mundo, son capaces de «ver», es decir discernir, el Espíritu en acción en la vida, obras y palabras de Jesús. En efecto, ellos ya «creían y sabían que Jesús era el Santo de Dios» (Jn 6,64). Por eso, Jesús dice en la última cena que ellos «conocen el Espíritu». Esta experiencia del Espíritu, este conocimiento aún rudimentario e implícito que ellos tienen, es una condición suficiente para que puedan recibir el don del Espíritu. Este Espíritu, el mundo no lo puede recibir, porque “el mundo” no echa de menos a Jesús. El mundo piensa que puede hacerlo todo sin Jesús. El contraste entre los discípulos y el mundo fue expresado por Jesús en esa misma ocasión cuando advirtió a sus discípulos: «Vosotros lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará». El mundo no necesita un Consolador ni un Defensor, pues se siente satisfecho y autosuficiente. Los discípulos, en cambio, recibirán el Espíritu y entonces se cumplirá lo anunciado por Jesús: «Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo» (Jn 16,20).
Amén.
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DAR RAZÓN DE NUESTRA ESPERANZA POR PADRE PRISCI
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n nuestra época, como ninguna otra, estamos informados; incluso sobreinformados a tal grado que tanta información abruma y sofoca a un nivel pavoroso de desorientación. Toneladas de información, son difíciles de digerir. Ahora más que nunca estamos urgidos de un sano discernimiento para saber distinguir lo bueno de lo malo e incluso para seleccionar temas que nos que ayuden a ser más plenariamente personas felices y responsables. El dicho de Chésterton de buscar lo esencial, se impone con especial urgencia y va de la mano con esa sana aspiración y deseo natural de buscar la verdad, practicar el bien, gustar la belleza y trabajar por la unidad; los estudiosos de la ontología los llaman trascendentales del ser; son inherentes esenciales de todo ser humano. Si se olvida uno de éstos, como lo señala von Balthasar, se causa un enorme daño a la humanidad y por supuesto a la Iglesia. Se impone hoy más que nunca saber pensar, y pensar bien; actuar con una ética que atienda al fin absolutamente último del hombre,-no meramente utilitario o hedonista, desde esa sanísima profundización que hizo Karol Wojtyla, nuestro san Juan Pablo II. Cuánto más se conozca a Dios tanto
más se podrá conocer a la persona humana; cuánto más conozcamos a la persona humana, tanto más conoceremos a Dios, porque el hombre es imagen y semejanza de Dios. La identidad humana se ilumina y encuentra su sentido desde la identidad divina. De aquí la importancia que tiene la oración de Jesús en la súplica al Padre que seamos santificados en la verdad: ”Conságralos en la verdad. El Emet personal de Dios, es su Hijo, su Fidelidad que es Cumplimiento; como lo llama San Pablo “el Amén de Dios”; a
Ética en la comunicación Por: SEG del Valle
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través de Él, con su Corazón traspasado y resucitado nos ofrece su Hesed, que podríamos identificar con el Espíritu Santo. Este planteamiento no supone menospreciar la búsqueda de la “Sabiduría”, el Logos que nos heredó Grecia; por nuestra condición de seres pensantes: tenemos que dar razón de nuestra esperanza, a lo cual nos invita san Pedro en su Primera Carta: “Veneren en sus corazones a Cristo, el Señor, dispuestos siempre a dar, al que las pidiere, las razones de la espe-
ranza de ustedes” (3, 15 ,-traducción litúrgica). Con ideas claras podemos discernir mejor todo aquello que nos afecta: la mente, el corazón, la vida. Nuestra identidad humana pasa por la divina; la búsqueda de la verdad, la práctica de la bondad y el gozo de la belleza nos deben de permitir vivir la plenitud interior y el compromiso responsable de edificar la Ciudad de Dios en la urbe humana. Lejos de la uniformidad, amantes de la unidad y de las culturas regionales.
INTERNAUTA EVANGELIZADOR
uizá hayas visto el video en el que en un programa una joven presenta una empresa en la que por medio de una plataforma los jóvenes pueden pagar para que les hagan la tarea; ella busca que inviertan y no entiende por qué a los inversionistas se les hace inmoral su proyecto. https://youtu.be/4cF3j3Exww4
O en el que un profesor mayor está intentando dar su clase por video llamada y sus estudiantes le juegan una broma diciéndole que no se escucha y que para activar su micrófono debe hacer una combinación de teclas. El profesor le cree, las hace y termina saliendo de la sesión y los alumnos se mueren de risa. https://youtu.be/8nfElRCeJks Obviamente estos videos van acompañados de una crítica a las nue-
vas generaciones que quieren ganar dinero a toda costa o que se burlan y abusan de los profesores que hacen el esfuerzo por sumarse al tren de la tecnología para continuar a pesar de la contingencia. Efectivamente hay muchos malos usos que se le puede dar a la tecnología, pero también pueden ser un gran medio para la educación, la formación y la evangelización.
Todo depende de el uso que cada uno le demos, tanto con lo que nosotros mismos generamos como lo que vemos, reaccionamos, comentamos y compartimos Por eso hoy quiero invitarte a leer el documento “Ética en las Comunicaciones Sociales” del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales.
Puedes encontrarlo en la página web del Vaticano (vatican.va) http://w w w.vatican.va/roman_ cu r ia/pont if ic a l _ c ou nci ls/pc c s/ documents/rc_pc_pccs_doc_20000530_ ethics-communications_sp.html
¡Que todo sea para la máxima gloria de Dios!
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Lineamientos generales para la reapertura al culto religioso en tiempo de pandemia. Que alegría sentí cuando me dijeron: ¡Vayamos a la Casa del Señor! (Sal. 121,1) México, a 15 de mayo del 2020.
I. Mística. A nosotros los obispos se nos ha encomendado y confiado el apacentar la Iglesia que peregrina en México por mandato de Nuestro Señor Jesucristo. Creemos que en este tiempo de pandemia necesitamos sentarnos a los pies de la Virgen de Guadalupe para alentar la esperanza de ser un solo pueblo. Ella puede ayudarnos a contemplar, creer, vivir y anunciar el misterio de la Redención realizado por Jesús (Cfr. PGP 12). Esta es nuestra responsabilidad histórica en este momento de crisis sanitaria, por la fe y la salud. En este tiempo de pandemia, con responsabilidad y celo pastoral, hemos tratado de acompañar a nuestros fieles buscando la manera de hacer presente el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Por ello, los obispos que conformamos la Conferencia del Episcopado Mexicano, preocupados por la salud espiritual y física de todos los fieles, presentamos los siguientes lineamientos generales para la reapertura gradual de los espacios físicos de la vida eclesial, sobre todo el aspecto sacramental; observando puntualmente las medidas de higiene y sanitización, solicitamos a todos los católicos nos sumemos en la caridad y solidaridad emprendiendo este nuevo camino de restablecimiento funcional de nuestras actividades.
II. Fases de reapertura Fase I: Al poder regresar gradualmente a las actividades, el obispo, tomando en cuenta las disposiciones de las autoridades sanitarias, determinará el momento en que los fieles podrán asistir a las iglesias para las celebraciones eucarísticas dominicales y feriales, en grupos pequeños y moderados de acuerdo al espacio de la iglesia, guardando debidamente el distanciamiento social; y observando todas las medidas preventivas, las diócesis y las parroquias dispondrán prudentemente según la propia situación del lugar. Fase II: Para la reactivación de las agendas de los movimientos y grupos a nivel parroquial y diocesano, se pide monitorear los semáforos que la Secretaría de Salud irá actualizando semanalmente para permitir la rea-
nudación gradual de las actividades, así como seguir observando estrictamente la sanitización de las personas, inmuebles y el distanciamiento social. Fase III: Para emprender con normalidad la vida pastoral ordinaria de nuestras diócesis y parroquias, debemos tomar muy en cuenta las disposiciones de la Secretaría de Salud en cada una de nuestras regiones.
III. Directrices para la reapertura gradual de las celebraciones en la Iglesias. I. Introducción Ofrecemos algunos elementos a considerar, para que se pueda dar una “respuesta discernida y prudente en la fase pandémica que estamos viviendo,” y se pueda retornar gradualmente a la administración sacramental. Lo aquí presentado no agota la creatividad y acción que, junto con los Vicarios Episcopales de Pastoral, los Decanos, los presbiterios y laicos agentes de pastoral puedan implementar. Estas directrices pueden ser adaptadas a las diferentes realidades de nuestro país, tanto Urbana como Rural. + Lo primero que sugerimos es la creación de un Equipo Estratégico para el prudente discernimiento pastoral. + Prorrogación, hasta alcanzar una situación más favorable, de la dispensa del precepto dominical.
+ Regreso contenido. El reinicio de las misas con la asistencia de un número reducido de fieles, con las medidas de precaución, sin síntomas, ni temperatura. + Diseñar una campaña pastoral para dar la bienvenida de regreso a los fieles a la participación Eucarística. + Ofrecer propuestas para las celebraciones de los sacramentos y flexible calendarización. + Realizar la Confesión persona – persona con sana distancia en espacios amplios o abiertos, en diferentes días, quizá por turnos, o por cita para espaciar la gente o recurrir a otros medios, con sentido común y prudencia. + Implementar un plan de reactivación económica para la diócesis y para el sustento de las parroquias con escasos recursos. Sugerencias de elaboración del Plan diocesano/parroquial, para la celebración de Misas con control de Asistentes I. Definir la capacidad de la iglesia, y el aforo adecuado por celebración. 1. Consideraciones previas para ir a la Misa a. Realizar una campaña de comunicación que informe de manera clara y concreta el regreso gradual a las celebraciones. b. Que cada fiel comprenda la importancia de cuidarse a sí mismo y al resto de los miembros de la comunidad. Se recomienda ampliamente no
asistir a Misa, si se encuentra enfermo, resfriado o tiene algunos de los síntomas del Covid-19, incluido el sacerdote. c. Recomendar ampliamente a la población en riesgo, que pueda ver y participar de las misas a través de la TV, Radio y plataforma digitales. d. Reactivación anticipada y contenida de las misas en zonas con menor contagio. e. En caso necesario, reservar si es posible un espacio u horario especial para la población en riesgo. f. Mantener las iglesias abiertas con las bancas espaciadas. Abriendo las diferentes puertas de las iglesias, con la finalidad de favorecer la ventilación de esta, así como el contacto con las puertas para entrar y salir. g. Mantener disponible gel antibacterial y artículos de higiene. 2. Definir la capacidad de cada iglesia estableciendo ciertos parámetros a. Entre los asistentes a la Misa debe existir una distancia mínima de 1.5 metros. Esta medida debe ser considerada en cualquier dirección, adentro o afuera de las iglesias. b. Revisar la separación entre las bancas (utilícese alternadamente una sí y otra no). Y hágase el ejercicio tomando en cuenta el total de las bancas. c. Si es posible, marque con etiqueta de color, el lugar donde debe sentarse cada persona, y hacer la suma del total de los lugares asignados por misa. d. Indicar a cada persona, que solo está permitido sentarse en donde se tenga la etiqueta. Con excepción de los niños, que pueden ir con su papá o mama, todo esto donde sea posible. e. Tener un equipo de laicos que ayuden a sanitizar las manos de las personas con gel antibacterial, así como el acomodo de las personas al momento de entrar a la iglesia.
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3. Equipo de protección, sanitización y limpieza a. Informar a los fieles acerca de la necesidad de traer equipo de protección (cubrebocas, guantes, caretas, etc), asegurando que se tenga disposición de estos equipos. En la medida de lo posible téngase un stock de cubrebocas en la parroquia y ofrézcase este accesorio al que no le es posible llevarlo. b. Entrenar adecuadamente al personal de limpieza y a voluntarios, para la adecuada limpieza y sanitización del lugar, antes y después de la Misa. c. Se debe sanitizar las áreas susceptibles de ser tocadas: bancas, sillas, mesas, perillas, baños, pisos, etc. d. Tener anuncios visibles en la iglesia a propósito de la utilización estricta de accesorios de protección, y prácticas de higiene, estornudo de etiqueta, etc. e. Colocar un recipiente fuera de la iglesia para desechar los cubrebocas, previniendo que la gente los tire en la calle, evitando poner en riesgo a quienes caminan o hacen labores de limpieza. 4. Número de Misas y la invitación para participar en la misma a. Revisar el número de Misas a ofrecer. Esto dependerá de la expectativa de la asistencia de los fieles; y también de los antecedentes de la asistencia. b. En base a lo anterior, definir si se mantienen el mismo número de Misas o si se tiene la posibilidad de ampliar los horarios de las mismas. c. Al estar limitado el número de asistentes a las Misas, se debe definir con creatividad algún método para invitar a los fieles a participar en las diferentes misas de entre semana.
d. Se recomienda dejar hasta un 10% de la capacidad libre, por si hay algún error o llegan laicos no enterados de esta nueva modalidad, mientras se toma experiencia. e. Revisar cada semana este procedimiento y ajustarlo conforme la situación presentada. 5. Control del acceso a. Definir un procedimiento claro de acceso a la iglesia. Buscando siempre cumplir con las disposiciones de salud, el respeto y la dignidad de los fieles. b. Se debe invitar al fiel a llegar a la Misa 15 minutos antes. Indicar que solo habrá un acceso a la iglesia (validar esta decisión). c. En las zonas urbanas recomendamos donde sea posible, medir la temperatura de las personas que están por entrar a la Misa. Si la temperatura es mayor a los 37.5ºc, por recomendación de la Secretaría de Salud, no se puede permitir el acceso a la Misa, lo mismo que todos aquellos que hayan estado en contacto con alguna persona positiva a SARS-CoV-2 en los días precedentes. d. No permitir la entrada si presenta síntomas de resfriado o COVID-19. e. Tomar en cuenta todas estas disposiciones actuando con caridad y prudencia.
II. De la Misa en general
+ La duración de la Misa sea de 60 min, como máximo. + El número de ministros presentes en el presbiterio sea reducido al mínimo, observando siempre las indicaciones de sana distancia. + Se puede contar con el servicio de organista; sin embargo, no se omita el canto a cargo de un coro, con las debi-
Página 5 das medidas. + Se desaconseja el uso de subsidios para la celebración que sean repartidos a los fieles (v. gr. hoja dominical) 1. Comunión a. En el Rito de la Comunión, se continúa omitiendo el intercambio del signo de la paz. b. Al momento de levantarse a la Comunión se pide nuevamente respetar la modalidad de la sana distancia entre las personas, organizando de manera adecuada y creativa la distribución y recepción de la Sagrada Comunión en la mano. c. Es importante lavarse las manos con “GEL” previo a recibir la Comunión en la misma. Procúrese que haya personal y dispositivos para administrar “GEL” en el momento previo de recibir la Comunión. d. El sacerdote deberá usar cubrebocas para dar la comunión. e. De preferencia dar la Comunión con guantes puestos en el momento de dar la Comunión, o en su defecto desinfectarse las manos con gel, antes de distribuirla. 2. Salida de la Misa a. Se cuide diligentemente el orden al salir, de manera que se lleve a cabo despacio y respetando la sana distancia con el resto de los asistentes. b. Terminando la Misa, en el atrio de la iglesia, respetar las indicaciones de higiene y sana distancia, y evitar conglomeraciones. 3. Comunicación y Transmisiones de las celebraciones. a. Las parroquias que ya realizaban transmisión de su Eucaristía on-line o a través de algún medio como la radio o la televisión, prevean que al menos
una de las eucaristías dominicales se continúe transmitiendo. b. Las parroquias que aún no cuenten con transmisión de la Eucaristía on-line o a través de algún medio como la radio o la televisión, prevean que puedan ofrecer la transmisión de al menos una Misa dominical. c. Buscar la profesionalización de estas transmisiones, tanto en recursos humanos, materiales o de software. Presentamos estos lineamientos generales, a manera de orientaciones, para que cada obispo en su Iglesia Particular pueda normar, concretizar y detallar técnicamente según su propia realidad. ¡Demos gracias a Dios por el retorno paulatino que viviremos! Deseamos que, el asumir interiormente esta experiencia, nos ayude a crecer y madurar en nuestra vida de fe, esperanza y caridad. Que la Virgen de Guadalupe nos cubra con su manto y nos ayude a superar esta pandemia y la gran crisis que ésta ha provocado. + Domingo Díaz Martínez Arzobispo de Tulancingo y Responsable de la Dimensión Episcopal para la Pastoral de la Salud + Rogelio Cabrera López Arzobispo de Monterrey y Presidente de la CEM +Alfonso G. Miranda Guardiola Obispo Auxiliar de Monterrey y Secretario General de la CEM
MENSAJE DE GRATITUD Y SOLIDARIDAD CON LOS MAESTROS Y MAESTRAS DE LAS ESCUELAS DE MÉXICO.
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l pasado 12 de marzo, me permití exhortar a las comunidades escolares, particularmente directivos, padres de familia y maestros, a redoblar el cuidado y los lazos de solidaridad, especialmente con los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, frente a las primeras noticias en nuestro País, sobre la Pandemia Covid-19. Ahora, quiero manifestar asombro, gratitud y cercanía, con tantos
maestros y maestras, que más allá de los límites, han puesto todo su talento y recursos para seguir atendiendo a la población estudiantil. Hemos comprobado que además de hacer un esfuerzo administrativo y pedagógico, han logrado, en muchas ocasiones, generar un puente de comunicación cercano con directivos y padres de familia. Me ha sorprendido su capacidad para acoger las necesidades más básicas de atención emocional, social y espiritual de los niños y jóvenes, quienes necesitan comprender, asimilar y disponerse a llevar esta realidad compleja con el mejor espíritu. Sin duda, este momento nos ha sacudido, y ha desvelado muchas carencias no sólo materiales, sino también espirituales. Por supuesto, también ha revelado muchas fortalezas y la connatural generosidad que hay en el corazón humano. En muchos casos, he podido constatar que ha
prevalecido la grandeza de la vocación magisterial. Hoy, estamos llamados a generar, frente al futuro próximo, esfuerzos de creatividad solidaria. Sin duda alguna, la situación nos reta a todos, a modificar muchos esquemas de relación y de administración de las instituciones educativas. Hoy, nuestra atención máxima debe ser la atención a las cuestiones profundamente humanas: el valor de la vida, de la verdad y del bien, del verdadero servicio, del manejo de los afectos, la sana convivencia, la construcción de bien común, la equidad y la experiencia de una verdadera libertad con responsabilidad. Como ha señalado el Papa Francisco, debemos aprender a vivir, comprendiéndonos, en una misma barca, nuestra casa común, e impulsando una ética del cuidado solidario. A todos los maestros, los llamo a
renovar su vocación, con sus esfuerzos particulares en el contacto con cada niño o niña, adolescente o joven. Ustedes son protagonistas insustituibles de la educación formal, en cada espacio social. Les aseguro mi oración y afecto, en comunión con todos mis hermanos obispos, presbíteros, así como valiosos consagrados y laicos dedicados a la educación. Nuestra felicitación y cercanía en Jesucristo, Señor y Maestro, en este día en que les celebramos. Irapuato, Guanajuato a 15 de mayo del 2020. + Enrique Díaz Díaz Obispo de Irapuato y Responsable de la Dimensión de Educación y Cultura de la CEM. +Pbro. M. en C. Eduardo J. Corral Merino, Secretario Ejecutivo de la Dimensión.
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CURSO DE MARIOLOGÍA A TRAVÉS DE YOUTUBE Flor y Canto. Santa María Reina de la Paz. - Parroquia Jesús de Nazaret
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n el canal Flor y Canto, en su plataforma de Youtube, nos comparten totalmente gratis el curso de Mariología, impartido por el Pbro. Gabriel Álvarez Hernández, parroco de la Parroquia Jesús de Nazaret. Para acceder a los temas, presiona el enlace para que te lleve a la plataforma y disfrutes de este maravilloso curso.
Tema 1 - Los Dogmas https://youtu.be/CPVkHfJ7R_U
Tema 2 - Meternidad Divina https://youtu.be/KVvfOBfVq_I
Tema 3 - Inmaculada Concepción https://youtu.be/bzBiVFKry3o
Tema 4 - Perpetua Virginidad https://youtu.be/kwAkFR0Cnes
Tema 5 - Asención a los Cielos https://youtu.be/DtTQLR7pR-I
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n aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en cambio, sí lo conocen, porque habita entre ustedes y estará en ustedes. No los dejaré desamparados, sino que volveré a ustedes. Dentro de poco, el mundo no me verá más, pero ustedes sí me verán, porque yo permanezco vivo y ustedes también vivirán. En aquel día entenderán que yo estoy en mi Padre, ustedes en mí y yo en ustedes. El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama. Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me manifestaré a él”. Palabra del Señor
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10 de mayo de 2020 Jn 14, 15-21
SEXTO DOMINGO DE PASCUA CICLO A Pbro. José Luis Salinas Ledesma
REPASAR EL TEXTO LEÍDO ¿Cuál
es la condición para guardar los mandamientos de Jesús? v.15 ¿Qué pedirá Jesús al Padre? v.16 ¿Por qué el mundo no puede recibir al Espíritu de la verdad? v.17a ¿Por qué los discípulos si conocen al Espíritu? v.17b ¿Por qué no quedarán huérfanos los discípulos? v.18 ¿Por qué los discípulos sí verán a Jesús y el mundo no? v.19 ¿Qué comprenderán los discípulos? v.20 ¿Qué sucederá a quien cumpla los mandamientos de Jesús? v.21
EXPLICACIÓN DEL TEXTO Este texto es parte del discurso sobre la partida y el retorno de Jesús en el Espíritu. El capítulo 14 es uno de los más profundos discursos que escribe San Juan, en él se pone de relieve la relación del precepto del amor dado por Cristo con el amor del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Señala que las condiciones de amor y de obediencia valen para la eficacia de toda oración. Jesús, despidiéndose de sus discípulos, les promete que rogará para que el Padre les envíe otro paráclito. El Espíritu es enviado por el Padre en el nombre de Cristo. La palabra paráclito, viene del griego parakalein, significaría “el que ha sido llamado para ayudar, acompañar, aconsejar”. En este sentido se ha traducido como “abogado”, pero también podría significar “intercesor”. El Espíritu es “otro” Paráclito porque el Hijo ha sido el primero. El Espíritu estará con la comunidad, por eso el tiempo de la Iglesia es la era del Espíritu, a él se atribuye la presencia divina en la santificación y el testimonio a través de la vida de la Iglesia. El Paráclito es el Espíritu de la verdad. Éste término explica parcialmente la obra del Paráclito: guiar a la Iglesia en la verdad; la verdad es característica suya como lo fue del pri-
mer Paráclito. El mundo no lo conoce ni lo acepta, tampoco pudo aceptar al Hijo, negándose a ver en él la revelación del Padre. Sólo por los ojos de la fe puede ser reconocido y aceptado el Espíritu Santo. La venida del Espíritu implicará también la venida del Hijo, en virtud de que las personas de la Trinidad comparten una misma vida. El Espíritu Santo estará en la Iglesia y en cada uno de los cristianos, mediante la visión de la fe los cristianos podrán verlo. En su condición gloriosa, la vida de Cristo es el principio gracias al cuál los cristianos viven la vida de Dios, con la inhabitación de la santísima trinidad. Jesús termina en este texto diciendo que no basta reconocer la ley, sino que hay que observarla en esta vida. La obediencia es la prueba del amor, que a su vez hace posible la comunión entre Dios y el hombre.
MEDITACIÓN DEL TEXTO (Cada uno comparte su reflexión) Los discípulos al escuchar el discurso de despedida, experimentan la orfandad; pero no están solos, Jesús enviará al Paráclito. Y aunque de momento sufran, deben aprender de
Jesús: su soledad es en la compañía de Dios. Quien ama a Jesús no está solo, no está perdido ni abandonado a su propia suerte. Aún cuando no sean visibles para sus ojos físicos, todo seguidor debe saber que Jesús y el Padre están a su lado. Por eso tomemos conciencia en todo instante e incluso a la hora de la muerte: tiempo de profunda soledad y radical separación, que Jesús y el Padre están a nuestro lado, que no nos dejan abandonados ni desprotegidos. El discipulado es un gustar cotidianamente esta amorosa compañía. Nuestra vocación como criaturas de Dios es alcanzar la comunión plena con Dios en la eternidad. Ahora Jesús hace caer en cuenta que esta comunión con Él y con el Padre no será solamente una realidad futura, cuando entremos a vivir en la morada que el Resucitado nos ha preparado en el cielo, sino que es una realidad presente, aquí y ahora, que crece todos los días hasta la visión definitiva de la gloria. Esto vale no solamente los primeros discípulos, sino para todo el que cree en Jesús: quien ama a Jesús, se dispone a la venida del Padre y del Hijo, quienes harán morada en él y permanecerán en su vida por tiempo
duradero. Jesús recuerda una vez más que vendrá el Espíritu Santo. Ya lo había dicho poco antes: “Y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis porque mora con vosotros” (14,17). Con el don del Espíritu comprendemos que no estamos solos, que contamos con una ayuda eficaz. No nos esforzamos por comprender la Palabra de Jesús solamente con nuestras fuerzas, sino que el Espíritu nos asiste, nos ayuda. El Espíritu les entrega a los discípulos la totalidad del Evangelio, la Palabra de Jesús en la cual hay una profunda unidad. Así les inculca sus enseñanzas y les revela su rostro. Estos dos elementos continuarán siendo el camino de acceso a la persona de Jesús. Su tarea es enseñarnos a “aprehender” a Cristo, es decir, a hacer el camino pedagógico de la comprensión, apropiación vital y vivencia de la Palabra de Jesús. Jesús nos deja la paz, esta paz no es solamente una palabra sino que se basa en los dos anuncios que acaba de hacer Jesús: la comunión con el Padre y con el Hijo, que nos habita, y la presencia del Espíritu Santo, quien nos guía. La paz brota en la vida de quien se sumerge en Dios y endereza su existencia por el camino del Evangelio. Esta comunión es espacio vital de seguridad y protección. Si Dios está con nosotros, ¿qué podrá constituir verdaderamente un peligro para nuestras vidas? La comunión con Dios arranca de raíz las preocupaciones, los miedos, las inseguridades, tanto cuanto sea vivida y experimentada en la fe. Cuando Dios está en la vida de uno, todo es distinto.
COMPROMISO PERSONAL Y COMUNITARIO Vivir cada día, aún en estos tiempos difíciles, con la alegría de la fe en la presencia de Jesús que habita en el corazón de cada uno. En la soledad y en el abandono de la oración sentir la presencia de la trinidad. Ser constructores de la paz comenzando por la familia. Vivir con la esperanza que el Señor Jesús está presente por medio del Espíritu Santo dándonos fortaleza en medio de nuestra familia y comunidad. Ser dóciles a la acción del Espíritu Santo que habita en nosotros y nos conduce a Jesús.
TERMINAR ORANDO EL PADRE NUESTRO
La Comunicación hace la Comunión
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COMUNIÓN
Por: Silvia del Valle
Jesús maestro El papel de Jesús es muy importante porque Él es el Maestro por excelencia y por lo mismo debe ser el ejemplo de los maestros para nuestros hijos. Y así también nuestros hijos deben respetar a los maestros porque son figuras de Cristo y porque con su testimonio les ayudan a ser mejores. En la actualidad es muy difícil mantener el respeto por las personas que tienen autoridad, en especial por los maestros, por eso aquí les dejo mis 5 Tips para lograrlo.
1
La dignidad es primero
Es importante recordar que antes que nada somos personas, hechas a imagen y semejanza de Dios, por eso merecemos ser tratadas como tales. Eduquemos a nuestros hijos para que sepan ser respetuosos y obedientes con los maestros con nuestro ejemplo. Nuestro hijos deben saber que cualquier persona debe ser tratada como hijo de Dios.
@SilviaMdelValle @smflorycanto
2
La gratitud ante todo
Es importante que también nuestros hijos sean agradecidos con los maestros ya que ellos les dedican su trabajo y su tiempo. La gratitud nos ayuda a tratar mejor a las personas ya que nos hace querer corresponderles todo lo que hacen por nosotros. Si nuestros hijos saben ser agradecidos, tratarán bien a sus maestros y harán caso de los que les piden pues comprenderán que todo lo que hacen los maestros es por su bien y para que su educación sea completa e integral. Con esto no quiero decir que no puedan estar en desacuerdo con las formas de ser de sus maestros pero sí que siempre deben ser respetuosos y que sepan hablar y expresar lo que sienten para llegar a acuerdos, de forma respetuosa y educada.
3
La autoridad viene de Dios
4
Hay que aprender a escuchar y comprender.
Si tenemos claro este punto, será más fácil respetar y obedecer a los maestros, porque podremos ver en ellos la imagen de Dios.
En muchas ocasiones los problemas o malos entendidos se dan por no saber escuchar y comprender lo que nos dicen.
Vale la pena que eduquemos a nuestros hijos así, para que puedan sacar el mayor beneficio en su educación y también puedan recibir los mayores frutos de los talentos que Dios le ha dado a cada maestro.
No niego que hay casos donde es el maestro comete errores, algunos muy graves, pero en su mayoría, todos los problemas se dan por una mala comunicación.
Si alguno de sus maestros no les transmiten a Dios, es importante que nosotros les ayudemos a encontrarlo en ellos y de no ser posible, es mejor que nosotros hablemos con los maestros para expresarles lo que sienten o perciben nuestros hijos. Siempre deben sentir que estamos ahí para ayudarles y ser mediadores.
Si enseñamos a nuestros hijos a escuchar, es más fácil que entiendan a los maestros y que tengan una buena relación con ellos.
5
Nuestro ejemplo es necesario
Como decíamos, nuestros hijos aprenden de nosotros, así que es básico no hablar mal de los maestros, y menos en presencia de nuestros hijos. En muchas ocasiones, nuestros hijos sólo repiten lo que escuchan que nosotros decimos de los maestros , así que debemos tener cuidado con esto. Los maestros pueden y deben ser nuestros mejores aliados en la educación de nuestros hijos.
Y si por alguna razón no comprenden lo que dicen, es mejor preguntar y aclarar las cosas y que puedan realizar lo que se les pide o que puedan obedecer con prontitud y diligencia.
Oremos por nuestros maestros para que sean maestros a ejemplo de Jesús.